::: Cruce de caminos ::: (plagio)

Re: ::: Cruce de caminos :::

Grax...blackfire, zaeta y mily_chan!!
por apoyarme siempre!! de verdad!
y pues la conti no se para cuando
este, pero yo les aviso o las sorprendo
con la conti!!! grax de nuevo!

Xao :D

 

Re: ::: Cruce de caminos :::

Capitulo 7





Tal como kagome había dicho, la recepción de bienvenida era informal, con bufé y barra libre. Kagome conocía a muchas personas que se acercaron a ella para desearle suerte en la ceremonia de entrega de premios.





Más tarde, presentó a Inuyasha a su agente y a su editora. Ayumi Kano era una mujer alta , con una melena castaña hasta los hombros, ojos marrones claros y un cutis impecable. Llevaba un vestido azul reluciente y zapatos de tacón alto. Inuyasha pensó que más que editora parecí modelo pero, ¿qué sabía el sobre editores?





-Ayumi, este es Inuyasha Taisho- dijo Kagome –No sé si te acuerdas que te hablé de él por teléfono-





Ayumi le sonrió con la calidez al tiempo que extendía la mano.





-Sí, me acuerdo. Encantada de conocerte-





-Inuyasha, esta es mi editora. Ayumi Kano-





Inuyasha asintió mientras le estrechaba la mano. Ella parecía especialmente contenta de conocerlo, aunque inuyasha no sabía por que. Se preguntó que le habría contado Kagome sobre él. Ayumi lo miró de la cabeza a los pies.





-Creo que tienes razón, Kagome. Hablaremos más tarde- dijo antes de marcharse.





Tras la cena, una banda empezó a tocar música. Inuyasha no era muy bien bailarín, pero tuvo una buena excusa para estrechar a Kagome entre sus brazos. Y ella se sintió también allí. Llevaba un vestido verde oscuro son mangas y unos zapatos de tacón muy alto a juego con el vestido. Inuyasha no se explicaba como podía andar con esas malditas cosas, por no hablar de bailar.





Kagome intentó seguir el ritmo de inuyasha, pero no fue fácil. Era demasiado consciente de la mano grande y áspera en la suya, de su cuerpo contra el suyo, del brazo alrededor de su cintura. Su cercanía hacía estragos en sus sentidos junto con el aroma de madera de la loción del afeitado y la dureza de los músculos en la espalda bajo la palma de su mano. El aliento de inuyasha rozaba su rostro. Y sus ojos... eran tan hermosos, cálidos e íntimos, como una caricia cuando la miraba.





La mano de inuyasha se movía de arriba abajo por su espalda. Ella se estremeció de placer y él la ciño aún más contra su cuerpo. Sintió que el corazón se le escapaba del pecho cuando sus miradas se encontraron. Era una escena que había descrito incontables veces. La heroína bailando con su héroe alto, moreno, y apuesto. Si hubiese sido una escena de sus libros, en ese instante él tendría que haberla besado. Pero ese instante formaba parte de la realidad y ...





Inuyasha inclinó la cabeza y la besó.





Y la realidad fue mucho mejor que la ficción.





Cuando sintió sus labios sobre los suyos , todo lo demás desapareció. La música, la gente, todo, excepto el hombre que la abrazaba.





Su aroma era perturbador, los brazos alrededor de su cintura eran seguros y fuertes. Los labios de inuyasha eran firmes y cálidos, así que cuando la punta de su lengua se deslizó sobre el labio inferior de Kagome, ella lo sintió como lo más normal del mundo y separó los labios. Su lengua se unió a la de inuyasha con absoluto placer.





Kagome sintió que le ardían las mejillas cuando los aplausos llegaron a sus oídos. Al instante se apartó de él, y comprobó con embarazo que la música había terminado, que eran la única pareja en la pista de baile y el aplauso era para ellos dos.





Mortificada, abandonó la pista. Sus amigas la rodearon rápidamente.





-Bueno, eso sí que fue espectacular- exclamó Lin.





Kagome la fulminó con la mirada.





-¿Te quieres callar por favor?-





-Bueno, querida. Si no lo quieres, yo me encargo de hacer el resto- sugirió Miki, batiendo las pestañas.





-La verdad es que hasta ahora nos habías convencido de que nada te interesaba más que escribir. ¡Oh, dios! Cómo han cambiado los tiempos- comentó Ayame, con ojos chispeantes.





-Basta de bromas- dijo Sango –De veras que me tenías engañada-





-Pero la verdad salió a la luz, ¿no es así?- dijo Lin





-Buenas noches, señoras- saludó inuyasha. La conversación cesó bruscamente

-Kagome, pensé que te apetecería tomar algo- dijo al tiempo que le tendía un vaso.





-Gracias- contestó antes de beber un buen trago. Entonces se atragantó y al instante sintió en su interior tanto calor como en sus mejillas -¿Qué es esto?- preguntó a la vez que se abanicaba con la mano.





Inuyasha se encogió de hombros.





-Una bebida que se llama Brisa Marina. Contiene un poco de vodka, zumo de piña y arándano-





Sango sonrió a Inuyasha.





-Lo más fuerte que bebe kagome es cerveza sin alcohol-





-¿De veras? No lo sabía- dijo inuyasha al tiempo que se volvía a kagome y le daba unos golpecitos en la espalda.





-Creo que me voy a mi habitación. Buenas noches a todas- se despidió mientras ponía la copa en la mano de Inuyasha.





Con la cabeza alta y las mejillas todavía ardiendo, kagome abandonó la escena rumbo a la paz e intimidad de su habitación.





Solo que no hubo intimidad por que minutos más tarde inuyasha apareció por allí.





-¿Por qué no me dijiste que no bebías?-





-Por que no se presentó la oportunidad-





-Lo siento. ¿Hay algo más que debo saber de ti?- preguntó en tono ligero y divertido, pero sus ojos se oscurecieron cuando su mirada se posó sobre ella. Kagome se sintió como una liebre paralizada ante la luz de un coche y negó con la cabeza –Vamos, debes tener otros secretos ocultos. Se que te gustan los caramelos, el chocolate y que te besen- añadió mientras se acercaba a ella.





Kagome se mojó los labios, repentinamente resecos.





-Inuyasha...-





-Háblame, Kagome. Háblame de ti. Quiero saberlo todo- murmuró rozando con sus labios los de kagome –Lo que te gusta- dijo antes de besarle la punta de la nariz –Lo que te disgusta- añadió mientras sus manos la tomaban por los hombros y la atraía hacia su cuerpo.





-Yo...- kagome tragó saliva, incapaz de hablar y de pensar cuando él la abrazó estrechamente, cuando la miró de esa manera, los ojos llenos de fuego y de deseo.





-¿Te gusta eso?- preguntó al tiempo que inclinaba la cabeza y la besaba.





Ella se apoyó contra él, incapaz de resistirse. ¿Le gustaba? ¿Es que había algo en inuyasha que no le gustara? Los senos le hormigueaban al sentirlos contra el duro torso mientras el corazón saltaba en su pecho. Cuando sintió la lengua de inuyasha en su boca, las piernas le flanquearon y supo que podría desvanecerse a sus pies si él no la mantuviera sujeta por los hombros.





El se echó hacia atrás mientras sus ojos buscaban los de ella.





-Maldición, Kagome- murmuró.





Volvió a besarla breve e intensamente y salió de la habitación con paso airado.





Atónita, kagome lo vio alejarse. Por una parte se sintió desilusionada y por otra parte, aliviada de que se hubiera marchado por que temía lo que podría haber sucedido entre ambos en la intimidad de la habitación.











Inuyasha salió del hotel y fue a buscar su camión. Luego condujo hasta el pueblo y se detuvo en el primer bar que encontró. Una vez dentro, casi pidió un whisky, pero luego lo cambió por un zumo de naranja. Si había algo que necesitaba en ese momento era mantener la cabeza despejada. No sabía lo que había sucedido en la habitación de kagome: pero sea lo que fuere, lo había sacudido obligándole a pensar en cosas que no deseaba hasta antes de conocerla. Cosas como casarse y asentarse definitivamente. Sí, sus padres parecían felices, pero eran de otra generación. En la actualidad estaba de moda cambiar de cónyuge tan a menudo como se cambiaba de coche. Varios de los tipos que conocía estaban casados, pero ninguno parecía especialmente contento.





Con el ceño fruncido, bebió un sorbo de zumo. Tal vez se había marchado demasiado pronto de la habitación. Tal vez ella no habría dicho que no y no le habría dado una bofetada si él hubiese sugerido pasar un rato entre las sábanas a fin de conocerse mejor. Pero en su fuero interno sabía que kagome no era esa clase de mujer.





Incluso en tiempos de tanta ligereza, no se sorprendería se descubriera que ella todavía era virgen, aunque no besara como tal.





¡Maldición!





Entre todas las mujeres del mundo, ¿por qué tenía que haber puesto los ojos en ella? El hotel estaba lleno de mujeres y estaba seguro de que muchas de ellas se sentirían encantadas de pasar unas horas con él sin esperar nada a cambio.





Pero Kagome no era una de ellas.





Cuando terminó la bebida, salió del bar y fue a dar un vuelta por el pueblo, decidido a darle tiempo para que se metiera en la cama y se durmiera.





Más tarde, ya en el camión, no sabía si agradecer a abuelo por haberlo enviado con ella, o no volver a hablarle en su vida.





Kagome se dio una ducha rápida, se puso el camisón y se metió a la cama. Pero todo el tiempo estuvo pendiente de la llegada de inuyasha. ¿Por qué se había marchado tan bruscamente? ¿había hecho algo equivocado? Kagome rechazó ese pensamiento por que estaba segura de que el había disfrutado ese beso tanto como ella. Así que ¿por qué se había marchado?





Cerró los ojos intentando dormir, pero no fue posible. No podía desalojarlo de la mente ni dejar de pensar que se había sentido tan bien en sus brazos, ni en la magia de su beso.





Era medianoche cuando inuyasha entró en la habitación.





En la oscuridad, y con los ojos cerrados, Kagome oyó que se desvestía.





¿Cómo serían sus calzoncillos?





Era una pregunta que, aunque tonta, la mantuvo despierta mucho después de que él se hubiera acostado.







Espero que les haya gustado...

nos vemos luego..

xao :rosa:

 

Re: ::: Cruce de caminos :::

Hola...!!
me alegra mucho que les haya gustado
la conti!!, y pues espero que me tengan
un poco de paciencia, con la conti, por que
tener tres fics no es facil, y bueno, grax por
todos sus posts!!

Xao :rosa: