Creatividad exprés [actividad]

Sobrevivir a base de sueños, ese fue mi error. Alimentarme con la esperanza de que existía un futuro gris para el negro presente que me ofrecías y beberme mis propias lágrimas para saciar la sed.

Bajo la abrasadora pasión, tratar de seguir caminando entre las dunas de tu corazón y refugiarme del frío cada noche en invisibles castillos de aire, que la realidad de una nueva mañana y una cama vacía se encargaban de derrumbar.

Y al final del camino, cuando después de tanto errar pensé alcanzar ese oasis soñado, sólo encontré un pozo seco y una promesa de amor en el horizonte. Lo malo es que ya no me quedaban fuerzas para perseguir aquel espejismo.

 

Espejismo que envidia a tal belleza, que osa a odiarla, olvidando que está en la oscuridad, que sus sentimientos jamás palparán esa luz fantasiosa, que juega alegre por lo campos de colores, feliz sin preocupaciones, sin el discernimiento de que algo la observa, de que alguien atenta contra su descomunal hermosura.

 

Hermosura al pasar el pincel por todo el contorno de la hoja, delicadeza al representar con líneas y coloreados a la persona frente a mí. Difuminados y garabateados para rellenar lo que de blanco quedaba; idiotamente y con jadeos saliendo de mi labios sabía que estaba intentando robarte la vida en una pintura...
Tu piel tan exquisita como blanquecina me incitaba a cometer cualquier pecado. La sonrisa que me hacía entender que aunque no te cambiaría por nada del mundo tampoco dudaría en cambiar el mundo por ti.
Dejé las pinturas gastadas en aquella mesa, el pincel que parecía una escobetilla se resbaló de mis manos y tú sonreíste: ¡Por dios, cómo amaba a esa mujer!

 

Mujer fui, soy y seré. Tal vez no me comporte como una, tal vez no soy lo que esperabas. Peleo y lucho por lo que creo injusto y defiendo a mis iguales. Soy lo que soy: una mujer fuerte. Nunca jamás volveré ser pisoteada y denigrada por los hombres. Gritaré a toda voz por mis hermanas, reclamando nuestros derechos.

 

Derechos tienes tú como nosotros: A divertirte, a ser feliz cómo tú quieras que sea; solamente te pido, si es necesario de rodillas, que jamás en la vida me quites el derecho de amarte, de pasar todos los días contigo. De que cuando salga la luz del sol tú seas lo primero que yo vea, que toque y acaricie.
No me quites el derecho de ser feliz junto a ti. Entonces, oyendo todo esto, ¿tienes aún la intención de compartir tu vida conmigo, de que nos unamos? Dime con el corazón: ¿Quieres ser tú mi esposa?

 

Esposa mía, ¿acaso quieres torturarme abrazándome y amándome? Te he visto con él, te he visto besándolo y enredándolo en tu delicioso perfume; no soy idiota. Así que, a pesar de todo, no me atrevo a mencionartelo, ni siquiera a darte una indirecta más que directa. ¿Por qué? Tengo miedo de perderte.

 

"¿Perderte? No, jamás. Te lo prometo..."
Y aquí me encuentro, aferrada a esa promesa que me diste cuando un "Te amo" me dijiste. Mirando fijamente al horizonte, esperando tu regreso...que sé que nunca más llegará y bajo éste manto lunar yo me he de quedar sufriendo.

 

Sufriendo, ¿porqué siempre eh de estar sufriendo?, acaso no hay descanso para que sea feliz un poco, para sonreír una vez más, no es que siempre estaré sufriendo, esperando para que alguien me ofrezca su mano y tomarla, espero y maldigo ese día, pues no quiero arrastrarla esta vid insufrible, sólo quiero regalarle sonrisas...

 

Sonrisas falsas y sonrisas verdaderas, jamás en mi vida pude diferenciar las tuyas. ¿Cómo te lo explico si las palabras nunca me salen? Hablo tanto de otras cosas pero nunca de lo nuestro, sé que probablemente nunca te di el lugar que deseabas, que logré lastimarte más de lo que tú ya estabas. ¿Pero cómo te lo explico? Sí sé que sólo más daño causaré.
Para no perderte dame una lección, enséñame a entenderte. A sonreirte con el alma, con el corazón. Enséñame a amarte, a despertar el poeta en mí, a borrar de tu rostro aquella sonrisa artificial que nació cuando la mano ante ti levanté.

 

Levanté mi rostro hacia ti y te vi de pie, tranquilo como siempre. Tu voz pasiva y serena cargada de desprecio y crueldad hacia mi me hizo darme cuenta de que siempre sería una de tus marionetas. Un ser que solamente usarás cuando sea necesario y luego desecharás. Mi vida la llenaste de miseria y lo peor de todo es que yo lo acepto así.

 

"Así es como todo comenzó, lentamente" Susurré. La briza tan refrescante de éste campo me lo hace recordar, ¿por qué? Ni yo mismo lo sabía pero prefería no investigarlo o perdería mi gran panorama.
Tomé mi libreta y un lapicero, garabateé y en bocetos creé la obra más hermosa; tan delicadamente delineada que podría jugar que tenía vida, una doncella con balances esplendidos de negrura y blancura que me provocaron una hermosa sensación, así lentamente seguí coloreando hasta que terminarlo, estaba satisfecho. ¿Acaso esto podría llamarse arte?

 

Arte es la más hermosa expresión del pensamiento, tantas son sus formas: pintura, escultura, escritura y tantas otras más. Todos adoran el arte, es la forma universal y atemporal de expresar sus ideas, forma de ser y visión del mundo. Es una de las pocas cosas que siempre perduran, sin duda la más bella.

 

Bella era su sonrisa como un amanecer, su caminar elegante le hacia suspirar, y al tomar su mano sonrojada no podía evitar estar. Si el estaba triste ella lloraba, si el estaba contento ella sonreía, todas sus emociones eran presas de los sentimientos de su amor, por que sin poder evitarlo, se había encarcelado, encarcelada en su amor.

 

Amor nadie le daba, así que decidió empezar a escribir para evadirse de su situación. No algo profundo, porque su incapacidad de sentir lo hacía imposible.
Y es que no podía sentir nada cuando ya su mente se había habituado a percibir sólo la viscosidad de las vísceras de sus víctimas. Ansiaba conseguir así que lentamente las voces se fuesen calmando. Pues no se le ocurrió otra forma de conseguirlo que no fuese haciendo caso a las intempestivas peticiones de su mente.
No obstante, una respiración vibrante seguía llenando el ambiente, y su tortura prevalecía. Era ella la culpable, enferma y desquiciada, que quería rogar por algo más. Pero nadie la iba a escuchar.
Su vida pasaba lenta, desesperantemente lenta. A ratos comenzaba a agonizar... Mas nunca perecía.
Cuando ni la muerte quiere acogerla en su seno... ¿Qué lugar le queda? ¿Dónde puedes refugiarte, ¡oh, alma etérea!, si no en la maldad y la sangre?

 

Sangre y más sangre es lo que pisaba, aquella habitación se había teñido de un tétrico color rojo escarlata. Miró mis manos y trató de limpiarlas a como diera lugar, se sentía asqueroso estar manchada de ése líquido, especialmente si era de él; un maldito mentiroso que ya había tenido su merecido minutos atrás.
Cínicamente la silueta rió por lo bajo y observó el cuerpo inerte ante sus pies, sí. Jamás en su vidad volvería a lastimar a nadie; por fin, después de muchos años, ésa asquerosidad de hombre había tenido su merecido, y ella el dulce sabor de la venganza...

 

Venganza era lo que poseían en sus corazones, el rencor y la avaricia, la vanidad y el orgullo; todo esto componía a un ser humano, como si se tratara de brazos y piernas, existían con ellos, todos constituían parte de uno, formaban parte de aquella viciada alma humana.

 

¿Humana? Ella no era humana, porque así lo decidió. Quiso ser un cyborg, para poder alimentarse de deliciosos electrolitos, y pasarse largas horas frente a su amado ordenador, uniéndose en una sincronía infinita.

 

Infinita era su locura y su tristeza, había perdido la cabeza. Toda su vida siempre fue una pesadilla, pero su culpa era mas que nada de ella, por tener tanta fe en los cuentos de hadas, queriendo que su vida fuera igual, al punto de volverse egolatra. Su locura con el paso de los años aumento, y el rompimiento de su novio fue la ultima gota que derramo el vaso, un cuchillo eligió y sus cartas escogió, la decisión ya no tenia retorno al clavar su cuchillo en el corazón, mientras caminaba por la casa, con lagrimas derramadas, ¿donde estaba su final feliz?

 

Feliz es tan solo el principio. La realidad es que ella no era feliz, sino felizmente idiota.

 

Idiota era cómo me sentía en aquel momento, sin saber que hacer, con la mente en blanco, el frío de la habitación se hacía notar, nada más en esas tristes cuatro paredes estaba yo, sola, como siempre lo he estado, cómo siempre estaré..