Historia larga Crónicas de una Maho Shoujo

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por George Asai, 19 Agosto 2015.

  1.  
    Aglicht

    Aglicht Usuario común

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    Bueno por fin leí xD.
    La batalla me gustó mucho, desafortunadamente y era lógico no iba a ganarle. Pensaba que escaparían y se centraría en mejorar sus habilidades y explorar su nueva transformación, que sí es poderosa, pero si te cegas en sentimentalismos, no sirve; pero que Gilberto las secuestrara para atraer a Pablo, bueno... Como alguien dijo, no va a terminar bien, pero tampoco tan fatal xD a menos que quieras dejarnos un muerto :3 jajajaja

    Y pues a esperar el próximo episodio n.n/
     
  2.  
    George Asai

    George Asai Maestro del moe

    Aries
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    Título:
    Crónicas de una Maho Shoujo
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    51
     
    Palabras:
    6978
    Bueno, el capítulo siguiente es un poco fuerte, bueno, un poco no, sí es fuerte, recomiendo precaución al leer.

    Antes que nada, para los que no conozcan el origen de la obra, Maho Esme es un spin off de Flores Entrecruzadas, así que, verán porque el siguiente capítulo tiene las escenas fuertes y la narrativa diferente. Ya sin más demora, el capítulo.



    Historia 24: Los Casanova, el clan más poderoso del mundo


    POV: Pablo Casanova


    Lo que iba a ser un sábado grandioso terminó siendo una verdadera tragedia, el oponente que más había buscado por fin apareció, pero no de la manera que yo deseaba. Gilberto Casanova, mi tío y también el asesino de mis padres, no hacía falta mucha memoria para darse cuenta de la cruda realidad. Cuando descubrí el pergamino de mi familia tuve acceso a la investigación de papá, todo esto pasó a los ocho años de edad.


    En ese entonces, realmente pensé que era una especie de elegido, pero rápidamente me di cuenta que mi rol en el mundo no difería mucho de un civil cualquiera. Creí que leer los pergaminos y aprender las técnicas que ahí decían me convertirían en un ser poderoso, capaz de realizar milagros sorprendentes, no obstante, tras conocer a un paladín del Vaticano me di cuenta lo insignificante que era mi papel a nivel mundial.


    —¿Por qué tan apurado, sobrino?, estas chicas quisieron jugar conmigo primero.


    —En verdad eres desagradable, Gilberto Casanova, deja a mis amigas en paz de una buena vez, no lo diré de nuevo.


    —Eres todo un mandón, al igual que tu padre. Es la primera vez que nos vemos en muchos años, ¿no deberías al menos darme un abrazo de familia?, tú sabes, por los viejos tiempos. —Gilberto hablaba con un tono burlesco y sarcástico, ese bastardo en verdad me sacaba de mis casillas, con solo verlo me daban ganas de soltarle un puñetazo directo en la cara.


    —Nunca hubo viejos tiempos, solo quiero saber una cosa, ¿por qué atrapaste a mis amigas?, si tanto querías luchar conmigo pudiste haberme buscado.


    —Ese era el plan original, pero ellas saltaron hacia mí con su estúpido sermón de la justicia. No las culpo, yo también hago tonterías sin ganancia alguna, si ellas desean tener placer por ayudar a la gente, supongo que yo soy lo contrario, mi placer es destruir la mente de las personas. Al fin y al cabo, tus amigas y yo buscamos un fin donde no ganaremos nada personalmente.


    —No entendí un carajo de lo que dijiste…—susurré, el solo escuchar esa maldita voz me daba dolor de cabeza, Gilberto Casanova era una escoria total, carente de sentimientos o amabilidad. La forma en que maniató a mis queridas amigas fue solo la punta del iceberg, Gilberto tenía fama de amputar miembros de personas inocentes o torturarlas hasta la locura. En cierto modo, mi tío se limitó solo a darles un castigo físico.


    —Entonces te lo diré de una forma para que puedas entenderme, ¡por diversión!, quería ver como reaccionabas al ver a tus únicas amigas lastimadas. ¡Y valió la pena!, deberías ver tu pinche cara, sobrino de mierda, esos ojos tan hipócritas y egoístas son iguales a los de mi hermano, pero al mismo tiempo, también se parecen a los míos, ¿menuda contradicción, no?


    Sí, no había duda alguna…


    Físicamente, Gilberto y yo nos parecíamos mucho, ambos teníamos el cabello rojo y nuestro semblante era prácticamente el mismo, de no ser por su enorme musculatura y cabello ligeramente canoso, seríamos idénticos en apariencia. Sin embargo, su voz era mucho más grave que la mía y nuestra forma de vestir también variaba. Él prefería las camisetas sin mangas para presumir sus músculos, yo las chaquetas negras y los símbolos antiguos.


    —Estás enfermo…


    —Enfermo o no, hoy me divertiré contigo. —Eché un vistazo al coliseo improvisado, Gilberto no puso trampas ni nada que le diese ventaja en una barrera suya. Al parecer, mi tío estaba confiado de sus habilidades, ya que fácilmente pudo haber llenado el campo de familiares mágicos o algunos dispositivos especiales para reducir mi fuerza.


    Pero no, el escenario yacía limpio de artimañas o trucos cobardes, a pesar de su personalidad retrograda e inhumana, Gilberto seguía siendo parte de la familia Casanova y por ende, los trucos sucios no estaban en su vocabulario.


    —¡Espera!, ¡Pablo! —Esmeralda trató de arrastrarse por su celda, no obstante, se veía muy lastimada, sus hermosos ojos perdieron el brillo que los caracterizaba, además, ninguna parte de su rostro quedó intacta de golpes. Mi sangre hirvió, ver a Esmeralda en ese estado solamente incrementó más mi furia, ¡cómo pudo pegarle a mi querida amiga!, esto no iba a solucionarse con una simple disculpa.


    Además, Gilberto no tenía intenciones de disculparse tampoco.


    —Voy a salvarlas a ambas, Esmeralda, Wendy, solo esperen.


    —Basta de charla, ¡vamos a pelear de una vez! —exclamó Gilberto, de inmediato un sable de caballería mexicano apareció en su mano diestra, al parecer, él no usará su famosa gladius contra mí. ¿Acaso me subestimaba?, ¿o el poder del sable superaba por mucho al de la gladius?


    Gilberto lanzó un corte directo a mi yugular, el tipo ni siquiera tuvo la decencia de anunciar su movimiento, sin embargo, pude bloquearlo con mi katana en un santiamén. Ambos quedamos parados, con nuestras armas colisionando con un duelo de fuerza bruta, en teoría, la katana debería ser más fuerte que cualquier sable moderno, sin embargo…


    —¡Corte del tigre! —El sable de Gilberto brilló con un color violeta, al hacerlo, su fuerza se incrementó en un veinte por ciento. No podía mantener más la colisión, por ende, retrocedí dos metros y de inmediato traté de lanzar un contraataque directo a sus pies.


    —¡Eres mío! —exclamé, lamentablemente, Gilberto saltó sin mirar mi movimiento, posteriormente, lanzó una puñalada directo al corazón. Tuve que mover la katana hacia el centro de mi cuerpo, solo así pude bloquear la inminente muerte que se acercaba como una serpiente a punto de soltar su veneno.


    Los siguientes minutos estuvieron llenos de impactos y golpes mutuos, nuestras técnicas de espada diferían mucho, en primer lugar, porque Gilberto solo usaba un brazo para pelear, teniendo el otro libre para lanzarme puñetazos o hechizos. Aparte, su velocidad superaba a la mía y debía mantener el ritmo prediciendo sus movimientos con anticipación.


    Por suerte, ninguno de sus golpes logró acertarme por el momento, pero seguramente me estaba probando nada más. Aún no realizaba las técnicas mortales del clan Casanova, yo las conocía muy bien, papá las dejó anotadas en el pergamino.


    Mi katana siguió el ritmo del sable por otros veinte segundos, en ese lapso varias chispas salieron volando por todo el campo de batalla, sin embargo, mi respiración se volvió agitada, me estaba costando mantener el paso a esta velocidad, ya que no estaba acostumbrado a intercambios tan fugaces como éste.


    —¡Bajaste la guardia! —Gilberto desvió mi katana hacia la derecha, posteriormente me provocó un corte en la pantorrilla derecha.


    —¡Ugh! —Mi gemido no se hizo esperar, pude sentir como el filo del arma atravesó mi carne y robó un poco de sangre, aun así, no bajé mi guardia y volví a contraatacar con una serie de cortes elaborados hacia sus costillas, cuello y pecho.


    Pero Gilberto continuó bloqueando mis arremetidas, por más que odiase admitirlo, en un combate basado totalmente en técnicas de espada mi victoria no era más que un sueño lejano. Sus años de entrenamiento y experiencia sobrepasaban a los míos por creces.


    Entonces…


    Debía atacar de otra forma.


    Di un salto en reversa para ganar una distancia de ocho metros, Gilberto no tomó mi acción como un acto de cobardía, más bien analizó el porqué de mi salto y mantuvo su guardia en alto.


    ¿Cómo podía superar toda su experiencia y habilidades?, la respuesta era sencilla: Con poder, para ganar esta pelea necesitaba un ataque muy poderoso, capaz de sobrepasar las defensas del enemigo y así remover la diferencia de talentos que existía entre nosotros.


    —¿Qué estás planeando, sobrino? —cuestionó.


    —Ya lo verás…—Gracias a mi sangre Casanova podía ver las corrientes energéticas del medio ambiente, esto significó una ventaja tremenda, ya que no necesitaba comprender los flujos de energía, simplemente verlos y tomar los más convenientes para la ocasión. Hacer este proceso me ahorró más de 60 años de entrenamiento, ya que un hechicero profesional debía sentir la energía mágica correctamente y luego fusionarla con su propio ser.


    Pero yo era diferente, el proceso de análisis pasaba desapercibido para mí, por dicha razón no era un hechicero. Ser incapaz de comprender la hechicería me impedía por completo ganarme ese título, no obstante… ¡Comprenderla y usarla eran dos conceptos diferentes!


    Tal vez no sea capaz de comprender la hechicería ni las corrientes energéticas, pero sí podía verlas con toda perfección. Y no solo eso, gracias a mi sangre la fusión con la energía mágica se me facilitó mucho, al punto de ser un proceso más de mi cuerpo, como si estuviese sudando o tragando saliva.


    —Oh, veo que tú también comprendes porque nuestra familia es la más poderosa. —Gilberto vio rápidamente lo que estaba haciendo, así que retrocedió dos metros más —. ¡Vas a realizar una técnica fuerte!


    —¡Corte electrizante! —Combiné mi propio poder interno con la energía del medio ambiente y usé la katana como pararrayos, formando así esta poderosa técnica. De mi sable salió un rayo rojo en dirección a Gilberto Casanova, éste colocó sus manos hacia el frente y creó una barrera mágica lo bastante fuerte para retener mi movimiento.


    O al menos eso creí…


    —¡Impresionante! —Gilberto tuvo que desviar mi rayo al cielo, al hacerlo pude ver como su sable también brilló con un resplandor de distinto color (morado) —. Se parece mucho a mi técnica. ¡Sentencia del destino! —Y como si estuviese imitando mi movimiento, un rayo imponente fue disparado directo a mi pecho.


    No obstante, yo no poseía una defensa tan formidable como la de Gilberto, si ese golpe daba en el blanco la pelea podía darse por terminada. Maldición, solo contaba con media centésima de segundo para esquivar eso…


    Entonces, mi cerebro llegó a una apresurada conclusión: ¡El hechizo de refuerzo!, una técnica prohibida que ni siquiera mi padre aprobó, la cual consistía en reforzar todas las partes del cuerpo, desde los tendones hasta los músculos, cada parte de mi interior se vería reforzada hasta el punto de realizar hazañas sobrehumanas.


    Pero dicha técnica tenía un precio elevado: El dolor, el cuerpo humano no estaba diseñado para moverse a la velocidad de un automóvil o tener las reacciones de un felino con esteroides. Realizar esta técnica implicaba también un desgaste horrible que muy pocas personas podían soportar.


    ¡No había tiempo que perder!, rápidamente dejé que los flujos energéticos corriesen más rápido dentro de mí, al mismo tiempo absorbí todo el poder del ambiente que logré agarrar en menos de un parpadeo. Mi cuerpo se convirtió en el de un súper humano, vi venir el rayo asesino a una velocidad lenta y fácil de evadir, posteriormente di un increíble salto de diez metros en el aire, todo esto sin ninguna dificultad.


    —Oh, no está mal —susurró Gilberto, incluso mi sentido del oído fue potenciado por un breve periodo de tiempo.


    Por desgracia, no fui capaz de contraatacar, tras caer al suelo y deshacer la técnica pude sentir como todo mi cuerpo “gritó” literalmente, por la absurda carga de trabajo que le hice hacer. Mi cerebro comenzó a sentir dolorosas pulsaciones que me impedían ver con claridad, incluso llegué a tambalearme un par de veces.


    —Maldición, el hechizo de refuerzo es muy demandante.


    —En verdad eres un Casanova, se necesitan años de entrenamiento para realizar el hechizo de refuerzo, ¿sabes cuánta gente se ha matado por esa técnica?, por desgracia, veo que todavía no has logrado desbloquear tus verdaderas habilidades, sobrino.


    —¿Qué quieres decir?


    —Los Casanova tenemos más técnicas de las que mi hermano anotó en ese viejo baúl.


    De la nada, el cuerpo de Gilberto se llenó de una gran cantidad de energía mágica, no pude ver bien lo que pasó, simplemente aprecié como cientos de corrientes rodearon al criminal hasta el punto de liberar una ráfaga de viento que movió mi chaqueta como si fuese una bandera. El poder incrementaba con el paso de los segundos, sin embargo, decidí mantenerme en guardia, ya que no deseaba arriesgarme a ser atacado por sorpresa.


    —Eso es demasiado poder, ¿qué estás haciendo? —cuestioné algo sorprendido, cuando el viento cesó pude ver a la perfección una armadura romana en el cuerpo de Gilberto. Tenía el yelmo, peto, coderas, espinilleras de hierro y una capa roja colgando sobre su espalda.


    —Esta es la armadura de San Jorge o Saint George, nuestro antepasado, con ella puedo hacer cosas como ésta. —Gilberto desapareció de mi vista, posteriormente sentí un horrible puñetazo en mi estómago que me mandó a volar cinco metros hacia atrás. Fue un dolor agudo, escupí sangre y me reincorporé rápidamente, al elevar mi semblante vi a Gilberto con el puño levantado, ese bastardo me atacó sin que pudiese darme cuenta…


    —I-Imposible… ¿Ha sido ese el hechizo de refuerzo?


    —Sí, la armadura de San Jorge posee ventajas increíbles, en primer lugar, no sufro ningún efecto secundario por el hechizo de refuerzo y también incrementa mis habilidades naturales. Desde mi habilidad con la espada, hasta la experiencia adquirida. —Traté de correr contra Gilberto y lanzarle una estocada directo al cuello, por desgracia, mi tío volvió a desaparecer —. Muy lento. —Lo siguiente que sentí fue una patada hacia mis costillas, si él lo hubiese deseado habría cortado mi cabeza con su sable, pero no. Solo jugaba conmigo, ya ni siquiera me tomaba en serio…


    —¡Maldición!, ¿multiplicar la experiencia y habilidades naturales?, eso es jugar sucio.


    —Tonterías, invocar reliquias del pasado y usar las técnicas de nuestros ancestros es la principal habilidad de los Casanova. ¡Vamos a pelear! —Gilberto volvió a cargar con una velocidad sobrehumana, tuve que utilizar nuevamente el hechizo de refuerzo para poder bloquear su corte con mi katana.


    —¡Ah! —grité de dolor como nunca antes lo había en mi vida, al ver mis manos pude ver como ambas muñecas se rompieron y desviaron de su zona. A diferencia de él, yo sí sufría el daño secundario de esta técnica, el simple hecho de chocar espadas con él significaba romperme las muñecas y todos los dedos.


    —¡Vamos, vamos! —Gilberto continuó su asedio, tuve que fortificar mis huesos con el hechizo de refuerzo rápidamente para repeler su siguiente corte. Al momento de impactar nuestras armas mis manos se volvieron a romper, por ende, volví a usar el hechizo de refuerzo para repararlas y así continuar la pelea.


    Fue un proceso aterrador, cada golpe me provocaba un dolor indescriptible, los músculos de mis brazos acabaron por desgarrarse y mis piernas a duras penas podían mantenerme firme. Chocamos nuestras espadas en más de veinte ocasiones, los segundos se transformaron en siglos y mi cerebro dejó de procesar correctamente la información debido al dolor.


    No obstante, luego de otro minuto de martirio por fin tuve la oportunidad de repeler a Gilberto y ganar nuevamente una distancia de diez metros entre nosotros. Para este punto, mi cerebro ya ni siquiera funcionaba del todo bien, mi sentido del dolor ocupó el noventa por ciento de mis funciones cerebrales, dejando al porcentaje restante en modo automático para seguir luchando a la defensiva.


    —M-Me duele todo… —susurré, mis constantes jadeos y ganas de recuperar el aliento alegraron a Gilberto, ya que éste simplemente se cruzó de brazos e incluso bostezó con gran arrogancia.


    —No luces bien, sobrino, ¿quieres parar y dejarme jugar con tus amigas? —La mirada de ese bastardo se fijó en Esmeralda, ella abrió sus ojos en par y retomó su llanto amargo.


    —Ya basta, por favor… No nos lastimes…—Ella perdió la voluntad de luchar, esos orbes carentes de color eran la prueba de ello, su espíritu de heroína desapareció en el momento en que fue capturada por Gilberto. Pero no podía culparla, mi tío era uno de los peleadores más fuertes de este mundo, vencerlo no iba a ser tarea fácil.


    —N-No voy a rendirme… —Vomité sangre, debido a las últimas patadas que recibí mis costillas terminaron fracturadas. De no ser por el refuerzo mágico que puse en mi cuerpo la pelea ya habría terminado, desgraciadamente…


    El efecto no iba a durar mucho tiempo más, mi cuerpo corría el riesgo de romperse en cualquier instante o peor aún… Mi cerebro.


    —G-Gilberto… ¡Ya basta!, ¡lo vas a matar! —Esmeralda azotó sus cadenas contra la celda para llamar la atención, pero Gilberto simplemente tronó sus dedos desinteresadamente —. ¡Ah! —Una descarga eléctrica dejó callada a mi querida Esmeralda, sus ojos amenazaron con cerrarse, pero continuó consciente contra todo pronóstico.


    —Miserable… ¡Te voy a derrotar!


    —Tantas frases heroicas y promesas absurdas, pero apenas puedes ponerte de pie, ¿cómo esperas derrotarme, sobrino?


    Ese imbécil estaba en lo cierto… Yo…


    No podía vencerlo justo ahora, ni siquiera escapar era una opción factible en este momento. ¡Maldición!, con mis pocas fuerzas comencé a derramar unas cuantas lágrimas de impotencia, al cabo de dos segundos mi rostro entero se llenó de este lamentable líquido que nada más sirvió para limpiar la sangre de mis mejillas.


    —Pablo…—Esmeralda susurró mi nombre en medio de su dolor, también giré mi cabeza para ver a Wendy en la otra celda. Mis dos preciadas amigas estaban en peligro y yo no tenía la fuerza para salvarlas, ¡mierda!, ¡joder!, ¡maldición!, esto no podía terminar así…


    Debía haber un arma capaz de vencer a Gilberto.


    —Sobrino, ¿por qué no estás usando todo tu poder? —Aquellas palabras me cayeron como un balde de agua fría, no obstante, existía un significado mayor detrás de aquella frase arrogante.


    —No lo entiendo, estoy peleando con todo mi poder.


    —Mentiroso, aún no usas del todo el poder de la reliquia que existe dentro de ti, ¿creíste qué no me daría cuenta? —Mi tío resultó ser una persona muy observadora, efectivamente, cuando encontré el baúl de papá también me topé con un colmillo de dragón, una reliquia antigua que potenciaba mis habilidades, por desgracia, estaba incompleto y debido a ello no fui capaz de explotar su potencial. Aun así, al momento de tocarla se integró a mi alma, fusionándose conmigo indefinidamente.


    El colmillo de dragón era una fuente irregular de poder, usarla sin ningún tipo de cuidado podría colapsar mi mente entera, de haber tenido la reliquia entera quizá las cosas habrían sido diferentes.


    —No necesito esa cosa para vencerte —respondí.


    —Deja de ser tan orgulloso y pelea conmigo con todo tu poder, ¡no me decepciones! —exclamó Gilberto, el psicópata volvió a propinarle a Esmeralda otra descarga eléctrica y tal como pasó la última vez, volvió a gritar del dolor hasta retorcerse lentamente sobre la celda. Fue una vista horripilante, los orbes de mi querida amiga se pusieron blancos, su boca soltó saliva involuntaria que salió debido a su agitada respiración.


    —¡Esmeralda!, déjala en paz, esta pelea es entre tú y yo.


    —No, sobrino, ¡esta pelea es para salvar a tus amigas!


    —Me lleva la fregada, es todo o nada, ¡vamos a usar la reliquia! —exclamé, en ese momento sentí como los huesos de todo mi cuerpo se rompieron por el excesivo poder que liberé. Mi visión se tornó negra, también sufrí desgarres en los músculos, de mi nariz gotearon varios hilos de sangre, junto a mis orejas y ojos.


    La reliquia del dragón potenciaba mis habilidades físicas considerablemente, sin embargo, tenía que usar el hechizo de refuerzo para poder soportar las mejoras. El calvario anterior no se comparaba con la terrible sensación de ser aplastado desde adentro, por un instante llegué a olvidar mi propio nombre, mi infancia, recuerdos del pasado se desvanecieron por culpa de este colapso general.


    ¡Mierda!


    No podía perderme en la inmensidad del dolor, necesitaba recuperar la consciencia lo antes posible.


    No, no, no…


    Al contrario, debía perderme más en mi subconsciente para encontrar la respuesta a este predicamento. Gilberto tenía razón, no estaba usando las habilidades de los Casanova del todo, si yo, Pablo Casanova, era incapaz de vencer a Gilberto, entonces necesitaba encontrar un arma poderosa en la historia del clan que sí pudiese hacerlo.


    —¡Hechizo de refuerzo! —En vez de reforzar mis músculos y huesos decidí acumular energía mágica en un órgano vital para los humanos: El cerebro, hacer esto era una locura total, ya que podía explotar por una sobrecarga de poder, sin embargo, la reliquia logró estabilizar el refuerzo durante unos segundos, lo suficiente para navegar en las memorias de mis ancestros.


    Vi muchos escenarios del pasado, paisajes que jamás volverán a tocar la tierra, como enormes castillos medievales y ciudades romanas repletas en todo su esplendor. Mi mente viajó al futuro, la época victoriana para ser exacto, ahí vi a un antepasado mío leyendo un libro de hechizos, al igual que yo tenía el pelo rojo y los ojos verdes.


    Pero no encontré nada, aquellos hechizos que leía eran incapaces de vencer a un monstruo como Gilberto. Seguí navegando en los recuerdos del clan, cada antepasado logró grandes hazañas, ya sea como héroe o villano, por desgracia, ninguno de ellos tenía una técnica excesivamente poderosa.


    ¡Vamos!


    ¡En más de dos mil años de historia alguna fórmula secreta tenía que existir!


    Mi cerebro continuó sobrecalentándose, al punto de sufrir una pequeña descompostura durante unas milésimas de segundo. Por suerte, el hechizo de refuerzo fue lo bastante rápido para componerlo en la mitad de tiempo, permitiéndome continuar buscando en los registros de mi familia.


    *Por favor, debe haber algún arma capaz de vencerlo…*


    —Ah…—Mis recuerdos de los doce años desaparecieron, esta sobrecarga de energía afectó negativamente mi corteza cerebral, olvidé el sabor de la comida y el nombre de muchos utensilios cotidianos.


    Pero no iba a detenerme, aún si acabo como un muñeco sin alma no detendría esta carga suicida. ¡Vamos!, ¡debía existir un arma capaz de ganarle!


    —Oh, veo que has llegado hasta acá. —Frente a mi subconsciente apareció un joven de aproximadamente 25 a 30 años, portaba una armadura medieval y un yelmo que le cubría todo el rostro.


    —¿Quién eres tú? —pregunté.


    —Soy Sir Percival, caballero de la mesa redonda y un antepasado tuyo, me sorprende que hayas podido acceder a mis memorias, nadie lo ha hecho desde hace más de cien años. —El joven habló sin mucha emoción, como si estuviese leyendo un discurso gubernamental o algo semejante.


    —Ya he visto tus recuerdos, pero voy a preguntarte de todos modos, ¿tienes algún arma que sea poderosa?


    —Por desgracia, yo no tengo un arma que sea mía, durante mi vida usé distintas espadas que se rompieron por el uso, jamás tuve un arma famosa como Excalibur o Galactine. Sin embargo… Durante unos meses utilicé el arma de un compañero de armas, Arondight, la espada de Sir Lancelot, el caballero de la mesa redonda más poderoso de todos. —Mi ancestro invocó el arma que antes mencionó, era una espada negra con símbolos rojos a su alrededor, al momento de tocarla pude sentir un odio tremendo, como si estuviese gritándome que la liberase de una buena vez.


    —No sé bien los secretos de esta espada, pero estoy desesperado por obtener poder, ¡te agradezco tu ayuda, Sir Percival! —exclamé, al hacerlo salí de mi subconsciente y volví a la realidad ya con Arondight en mis manos. No habían pasado ni dos segundos desde que tuve ese pequeño viaje astral, sin embargo, Gilberto no se vio sorprendido cuando invoqué la espada.


    —Veo que lograste invocar un arma del pasado, ¡pero no te servirá de nada! —Gilberto lanzó un corte con su sable directo a mi pecho, por fortuna, mi cuerpo se movió más rápido que un relámpago, lo suficiente para bloquear su ataque y contraatacar con una puñalada a su estómago.


    ¿Quién de los dos se sorprendió más?


    A pesar del dolor y las ganas de vomitar mi cuerpo incrementó más su velocidad, Gilberto por fin se vio obligado a retroceder y replantear su estrategia. Pero no lo permití, al momento de fallar mi corte ya me encontraba cargando nuevamente con un corte directo a sus costillas.


    —¡Eh! —gimió Gilberto, el criminal fue forzado a bloquear mi ataque sin tener la oportunidad de una segunda jugada. La espada Arondight incrementó la capacidad del hechizo de refuerzo y también fortificó mis articulaciones, por desgracia, eso era todo lo que hacía el arma.


    Los Casanova teníamos la habilidad de invocar las técnicas y habilidades de nuestros antepasados para usarlos a favor nuestro. Desgraciadamente, Arondight era la espada de Sir Lancelot, no de Percival, por lo tanto, solo podía usar la energía bruta del arma sin ninguna de sus técnicas elaboradas. Gilberto se dio cuenta enseguida, ya que mi estilo de combate continuó siendo el mismo sin ningún tipo de alteración.


    —¡Toma esto! —Mis huesos gritaban que me detuviese, lo mismo hacían mis articulaciones y cerebro, cada segundo que pasaba era una agonía, ni siquiera ser aplastado por un tren se comparaba al horrible dolor que estaba sintiendo. Pero no iba a detenerme, no me importaba usar una espada incompleta o técnicas inútiles, mientras fuesen suficientes para matar a Gilberto me bastaba.


    Nuestras espadas volvieron a chocar repetidamente, fue un intercambio de advertencia, ninguno realizó una jugada imprudente, ya que deseábamos conocer la nueva fuerza del adversario.


    —Nunca había visto esa espada en los recuerdos de nuestra familia, sin embargo, puedo notar que no tienes ningún dominio sobre ella.


    —¡Entonces solo debo dominarla! —Rápidamente lancé una serie de cortes directo a sus puntos vitales, Arondight era liviana y fácil de usar, su forma me daba la ventaja de poder maniobrar sin ningún tipo de inconvenientes. No obstante, esta arma emitía un sentimiento de tristeza que no podía describir, como si hubiese sido usada para un acto deshonorable.


    —Muy lento. —Gilberto volvió a bloquear mis ataques, esto no estaba funcionando, de nada servía tener una de las espadas más poderosas del mundo si no era capaz de exprimir su máximo potencial. Sir Percival solo la usó durante unos meses y ni siquiera él fue capaz de encontrar algún modo de hacer funcionar correctamente esta cosa.


    Nuestra pelea volvió al punto inicial, Gilberto continuó atacándome sin descanso alguno, utilizaba cortes y estocadas con toda la intención de dañar mis órganos vitales. No obstante, comencé a sentirme incómodo, Arondight parecía llamarme de alguna forma extraña, no con palabras, pero sí con sensaciones. Tuve un cosquilleo en el estómago que me hizo recordar los momentos más deprimentes de mi vida, al punto de caer en la tristeza total.


    ¿Por qué demonios las memorias más trágicas aparecían en mi cabeza?


    Este no era el momento de sentirse nostálgico, ¡maldición!, esta espada me estaba conduciendo directo a la melancolía. Recuerdos trágicos, como aquella noche en el parque abandonado, donde me enteré de la muerte de Magical Victory, una heroína local que jugó conmigo pocas veces en aquel desolado lugar.


    “¿Por qué me haces recordar esto?” pensé, la espada no me respondió, simplemente siguió fluyendo tristeza directo a mi corazón. Y por supuesto, mi desempeño en la pelea fue disminuyendo, ya no bloqueaba bien sus ataques y en dos ocasiones sufrí cortes sobre mis brazos y la rodilla izquierda.


    —Vamos, ¡pelea, pelea, pelea! —Gilberto no detuvo el asedio, sus ataques se volvían cada vez más rápidos y mis bloqueos ya ni siquiera podían seguirle el ritmo. En un descuido imprudente bajé mi guardia, oportunidad que Gilberto aprovechó para darme una patada al estómago y hacerme retroceder varios metros.


    —Arondight, vamos… Necesito tu poder, por favor… Quiero salvar a mis amigas de este bastardo…


    —Es inútil, Arondight no obedecerá a un desconocido. Ya recordé algo importante, esa espada perdió sus poderes porque fue manchada en una vendetta personal, ¿acaso no sabes la leyenda de Sir Lancelot?, el caballero que se volvió loco y mató a todos sus amigos por envidia y rencor hacia el gran Rey. —Gilberto cruzó sus brazos con arrogancia, el sujeto dio unos pasos al frente mientras inclinaba su semblante hacia el mío.


    —Eso lo explica todo, Arondight… ¿Estás avergonzada? —De repente tuve pequeños recuerdos que no me pertenecían a mí, sino a la espada, en ellos pude ver a un hombre de cabello largo blandiéndola, alrededor suyo habían muchos caballeros luchando contra él. Todos murieron asesinados sin ningún tipo de piedad, no obstante, tanto la espada como el guerrero lloraban de agonía, pues traicionaron sus ideales y terminaron cediendo ante la vergüenza.


    Sí, por fin pude entender por qué esta espada no ofrecía ningún poder. Sin embargo…


    —Arondight, podemos recuperar tu honor en esta pelea, ¡si salvamos a Esmeralda y a Wendy podrás volver a ser un arma legendaria!, luchemos por la justicia una última vez. —La verdad, estaba desesperado, aquellas palabras fueron meramente promesas vacías carentes de fundamento, ya que solo deseaba vengarme de Gilberto y proteger a las personas importantes para mí.


    Conceptos como justicia, valor y honor me eran irrelevantes en este momento.


    No obstante, Arondight comenzó a brillar con un resplandor rojo, totalmente distinto al que vi cuando la invoqué. Este era el verdadero poder de la espada del lago, un arma tan poderosa que ni siquiera los dragones pudieron dominar, aquella reliquia sagrada capaz de cortar al mundo en dos y brindar esperanza a los necesitados. Mi cuerpo continuaba quebrándose lentamente, incluso el más ligero cambio de energía me provocaba un intenso dolor, al punto de llorar lágrimas de sangre. Pero no podía rendirme ahora, ¡la espada por fin me reconoció como su propietario!, por ende… ¡No me importaba perder cada recuerdo de mi alma con tal de matarlo!


    —Oh, interesante…


    —¡Vamos a pelear, Gilberto Casanova! —Recorrí la distancia que nos separaba en menos de una centésima de segundo, posteriormente lancé un corte diagonal contra las costillas de Gilberto. Éste bloqueó mi ataque con su sable, de inmediato realizó una serie de tajos que pude repeler uno a uno. Por fin nuestra velocidad estaba igual, ambos poseíamos el mismo poder bruto, aunque sea por un instante.


    Mi tenacidad volvió a incrementarse, podía lanzar hasta veinte cortes por segundo y atacar en distintas direcciones explotando el hechizo de refuerzo a todo poder. Gilberto se vio en la necesidad de defenderse, el criminal retrocedió algunos metros para tener tiempo y espacio para contraatacar de la misma forma.


    Nuestra pelea se volvió de poder a poder, ambos chocamos nuestras espadas mutuamente con toda la intención de asesinarnos. Ya no había espacio para dudas, ¡esto era un verdadero combate con la muerte!, Gilberto no retrocedía ni me cedía terreno, en vez de ello presionó más la fuerza de sus impactos y trató de intimidarme con esa asquerosa mirada de asesino.


    —¡No voy a perder! —Arondight debía tener una técnica definitiva, algo capaz de sobrepasar a mi oponente por un instante para ganar la pelea. Vamos, un arma legendaria con más de mil años de antigüedad seguramente poseía alguna carta del triunfo escondida.


    Mientras la pelea continuaba traté de volver a interactuar con Arondight dentro de mi subconsciente, ahí me sumergí en el océano de memorias que la espada guardaba consigo. La técnica de navegación mental era peligrosa también, hacerla con mi propio ADN requería mucho tiempo y esfuerzo por parte del cerebro, por ende, realizarla en un objeto ajeno a mí podía incluso ser mortal.


    Tuve que forzar mi cerebro de nuevo con el hechizo de refuerzo, al hacerlo vi los recuerdos del caballero Sir Lancelot, al menos los relacionados con el entrenamiento y las peleas marciales. No me interesaba saber su infidelidad con la esposa del Rey Arturo, tampoco las penurias que vivió por la traición de su amor, simplemente quería las técnicas que tanto tiempo le costó crear durante su vida.


    Entonces, mi cerebro explotó…


    Una parte de mi corteza cerebral dejó de funcionar, pues ya no era capaz de mover cuatro dedos de mi mano derecha. Si seguía forzando mi cuerpo de este modo acabaría por morir o peor aún, terminar como una especie de muñeco sin alma, que solo se mueve para cumplir un objetivo. De no ser por el refuerzo y la reliquia del dragón el daño habría sido mucho peor.


    Luego de un martirio brutal pude sacar la técnica que buscaba, el movimiento definitivo que le costó más de 30 años de entrenamiento al Caballero del lago y el héroe más poderoso de la mesa redonda. Abrí mis ojos y vi a mi oponente, Gilberto Casanova yacía parado con extrema confianza, su asquerosa sonrisa me provocó todavía más.


    —Veo que tienes algo en mente, ¡adelante, lo recibiré! —Gilberto alistó su defensa, su guardia no dejó ninguna abertura para un ataque frontal. Sin embargo, si algo aprendí viendo las memorias del caballero era que cualquier barrera podía romperse si se golpeaba con la fuerza ideal.


    Tomé la espada con todo mi pesar, en seguida cargué directo contra Gilberto y lancé un corte descendente sobre su hombro izquierdo. Mi tío se vio decepcionado por la táctica simple que escogí, o al menos eso quise dar a entender.


    —¡Que ingenuo! —exclamé, sabía que Gilberto iba a bloquear con su espada mi movimiento, así que pensé de antemano en lo que pasaría después. Cuando la espada fue repelida rápidamente giré sobre mi pie izquierdo y volví a lanzar un corte diagonal en contra de su brazo derecho.


    —¿El mismo ataque? —No hacía falta decir que Gilberto bloqueó mi movimiento —. ¿Es qué estás desesperado, sobrino?


    —No me subestimes… —En el momento de ser repelido di un salto sobrehumano de nuevo, en esta ocasión llegué a los diez metros del suelo, lo suficiente para lanzar un ataque de largo alcance —. ¡Corte electrizante! —Gracias al impulso aéreo fui capaz de lanzar mi técnica favorita, el rayo de energía combinada salió disparado desde Arondight con dirección al estómago de Gilberto Casanova. A pesar de la enorme velocidad que tenía el hechizo y a mi posición lejana el criminal bloqueó mi ataque con una barrera mágica, por fortuna, al momento de chocar con el corte electrizante se formó una pequeña nube de polvo que aproveché para caer del cielo y atacar con un corte descendente directo a su frente.


    —¡Te tengo!


    —¡Maldición! —De la nada, Gilberto bloqueó mi corte aéreo con un segundo sable de caballería que acabó invocando justo a tiempo, posteriormente intentó contraatacar con un doble tajo hacia mis hombros. Este hombre era un demonio, no había palabras para describir su velocidad y astucia de combate, contra cualquier otro adversario estos pasos ni siquiera debían ser mencionados.


    Mi cuerpo se estaba apagando, la fuerza de mi brazo derecho comenzó a menguar y poco a poco me estaba desmayando por culpa del dolor. Aun así, noté una pequeña abertura en la defensa de Gilberto, ya que éste utilizó su brazo defensivo para repeler mi corte aéreo y el otro lo tenía ocupado en el hechizo de barrera.


    —¡Muere! —Por fin pude hacerle daño, Arondight logró rozar parte de sus costillas, ya que Casanova Gilberto dio un salto en reversa para salvarse de mi ejecución. ¡Maldición!, ¿acaso ese bastardo era inmortal?, ni siquiera el combo definitivo de Arondight fue capaz de matarlo.


    —Muy bien, sobrino, creo que ya estuvo bueno. —Gilberto liberó una cantidad absurda de energía, los sables que sostenía desaparecieron para darle lugar a una espada mucho más llamativa. Poseía una longitud parecida a la de Arondight, su filo era negro y mango también, solamente el escudo de la familia Casanova (un dragón cortado por dos espadas) resaltaba en aquella reliquia misteriosa —. Voy a vencerte de un solo golpe.


    —¡Hablas demasiado!, ¡Espada del lago nocturno, Arondight! —grité, al hacerlo preparé toda la energía mágica disponible en mi arma y sin más demora cargué directo contra Gilberto.


    —¡Espada legendaria del clan Casanova!, ¡Ascalon! —Gilberto utilizó el arma sagrada de mi antepasado, San Jorge, aquella que usó para matar a un dragón en un combate mano a mano.


    Años de sufrimiento, torturas e inseguridades por fin terminarán hoy, ¡ya me cansé de vivir a su sombra!


    Y entonces… Pasó…


    Al momento de chocar nuestras espadas pude sentir como el filo de Ascalon atravesó mi carne, Arondight pasó rozando el cabello de mi tío pero no le hizo mayor daño, al inclinar un poco mi semblante vi un montón de sangre salir directo desde mi pecho.


    —¡No! —Esmeralda gritó fuerte, al punto de quedarse ronca de tanto llorar y rogar por perdón. Mi sentido del oído se debilito y por lo tanto, fui incapaz de escuchar bien sus llantos…


    —I-Imposible…—Caí de rodillas mientras veía a Gilberto sonreír triunfante, Arondight desapareció y con ella también lo hizo el hechizo de refuerzo —. ¡Ah! —Lo que pasó después fue aterrador, sentí como todos los huesos de mi cuerpo gritaron de dolor, no hubo otra forma para expresar este horrible castigo que ni siquiera el infierno podía ofrecer. Cada músculo, hueso, articulación y artería quedó totalmente inservible, al punto de sentir cierto placer por el desangrado, ya que lentamente iba perdiendo la consciencia y con ello, el dolor se iba desvaneciendo.


    O al menos eso creí…


    —¿Creíste qué te iba a dejar ir pronto? —Mi tío me tomó del cuello, posteriormente comenzó a darme puñetazos en las heridas abiertas, provocando así un desangrado mucho mayor —. No voy a dejar que te desmayes, imbécil, el castigo solamente ha empezado. —Las manos de mi agresor brillaron con un resplandor azul, de inmediato, las heridas más graves fueron sanándose lentamente.


    —¿Eh? —No pude preguntar ni decir nada, mis cuerdas vocales ya no estaban funcionando adecuadamente.


    —No te sanaré todo, nada más evitaré que mueras. —Gilberto detuvo la curación del sangrado, sin embargo, dejó mis huesos rotos y músculos desgarrados totalmente intactos. Ya ni siquiera podía gritar o quejarme, no pude hacer nada cuando ese bastardo empezó a patearme las costillas, el rostro y también mis piernas.


    Al igual que Esmeralda sufrí una fractura en la nariz y mis mejillas se inflamaron al punto de quedar totalmente irreconocible.


    —Uh…—gemí con frustración, Gilberto Casanova no detuvo el castigo ahí, aquel bastardo me levantó de nuevo con una mano y usando la otra me asestó varios puñetazos en la cara, luego bajó al estómago. De tantos puñetazos que me dio terminé por vomitar el desayuno de hoy, acompañado de mucha sangre por supuesto.


    —¿Qué pasa, sobrino?, ¿no ibas a vencerme y salvar a tus amigas? —Gilberto comenzó a carcajearse descaradamente, su estúpida voz hizo eco en mi consciencia, al punto de sentirme totalmente inútil. Él tenía razón, todas mis promesas fueron testamentos vacíos, carentes de fundamento y realidad, aquellas palabras terminaron sobrando en el juego de la realidad. Y yo, Pablo Casanova, era el justo perdedor.


    —Uh… —Volví a gemir una frase irreconocible, con mis pocas energías solté pequeñas lágrimas que resumieron mi situación actual. Jamás he sido capaz de solucionar mis propios problemas, desde que era niño traté y traté de convertirme en alguien capaz de salir adelante por su cuenta.


    Pero no lo conseguí, siempre fallaba y terminaba tirado a mitad del camino, menuda vida más estúpida me tocó vivir. Débil, solitario y amargado, esas tres palabras bastaban para describirme bien sin necesidad de caer en los insultos.


    —Vamos, sobrino, ¡grita más!, ¡llora más!, eres en verdad patético, al igual que tu padre te dejaste llevar por tus estúpidos sentimientos. En una pelea no hay lugar para la ira ni los ideales como el honor o la justicia, simplemente existen las técnicas y el poder. Mantén tu mente centrada y la vista en calma, solo así lograrás la victoria. —Gilberto me dio un discurso relativamente coherente, no obstante, su credibilidad desapareció cuando me golpeó con el mango de su espada en mis antebrazos rotos —. Hahahahahahahaha, vamos, vamos, ¡sufre más!, quiero verte llorar, tu desgracia es mi placer, esto es tan excitante que jamás lo olvidaré. —Mi tío continuo dándome una paliza brutal, ya ni siquiera estaba consciente de cómo me pegaba, solo sentía más dolor destruyendo mis articulaciones y sentido del tacto.


    —¡Ya basta, por favor, no lo lastimes más! —Esmeralda trató de abogar por mí a base de gritos y llantos, pero no hubo resultado. A Gilberto solamente le dio más placer escuchar sus inútiles ruegos —. ¡Gilberto, para ya! —Esmeralda golpeó su celda con las cadenas que la aprisionaban, ella sabía que no iba a funcionar, pero seguramente sintió la necesidad de intentarlo.


    —D-D-Detente…—susurré, incluso yo me vi en la necesidad de pedir piedad, estaba desesperado, quería morir de una vez y no sentir más dolor. Mi umbral seguramente llegó a su límite, no, de hecho ya ni siquiera existía un límite dentro de mi cerebro. Éste ya no me respondía del todo, mis dedos del brazo derecho quedaron inservibles, posiblemente nunca más los pueda volver a usar por lo triturados que estaban.


    —No tengo ganas, es más… —Ascalon desapareció y en su lugar volvió el viejo sable de caballería —. ¡Te torturaré peor! —Gilberto me volvió a tomar del cuello y aplicando una fuerza relativamente sobrehumana me levantó del suelo, de inmediato lanzó un corte descendente directo hacia mi brazo derecho. Lo que pasó después jamás lo olvidaré, mi extremidad entera fue cortada desde principios del hombro, soltando así una cantidad exagerada de sangre que nubló por completo mi visión.


    —¡Ah! —Saqué fuerzas de la nada para soltar ese grito desgarrador, mi garganta oficialmente se apagó y lo mismo pasó con mis sentidos. Antes de perder la consciencia pude ver como mi extremidad cayó al suelo, mientras las venas, sangre y pedazos de huesos salían disparados por todas las direcciones posibles. Pero lo más perturbador fue ver la sonrisa macabra de Gilberto, esos orbes carentes de humanidad terminaron por destrozar lo que sobró de mi moral.


    Fin de la historia 24

    ¿Qué les pareció el capítulo?
    ¿Qué escena les gustó más? :33
    Un poco fuerte, pero las peleas deben ser así, realistas, poner el dolor, sufrimiento y heridas reales de una pelea sobrenatural.
     
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  3.  
    J.Nathan Spears

    J.Nathan Spears Adicto Comentarista Top

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    WTF?!?!? ¿Un poco fuerte, dices? ¡Esto fue realmente sádico!

    Reitero, el problema con las peleas de Gilberto, para mí, no es el problema del gore y del millar de cosas que puedo imaginar pasando. El problema es que Gilberto gana TODAS las malditas peleas. Tanto tiempo al filo de la navaja le ha hecho ser prácticamente un Saitama, pero con pelo y una actitud demencial. ¿Es que nadie le va a ganar nunca? D<

    En fin, quizás lo estoy viendo desde el ángulo equivocado... aunque yo pensé que el otro escenario posible sería de una interferencia externa, y hasta el final nunca sucedió. Ahora Pablito fue torturado de manera increíble... quién sabe si se recupere pronto.

    Uff... se supone que este fanfic tendría cosas alegres y moes... y me encuentro con esto. Lo narras tan bien que... no sé, deberías competir por un Nóbel o algo parecido. Maldito Gilberto... debería haber una verdadera forma de ganarle...

    Bueno, nos veremos en el siguiente episodio... ¡Y quiero leer más de Rosita! D:
     
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  4.  
    Aglicht

    Aglicht Usuario común

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    Mmm muy buena, pero muy trágico, con tanta descripción sangrienta casi lo comparo a lo mínimo que vi de Gantz (porque no pude conseguir la serie completa T.T)
    ¿Qué me pareció? Que eres cruel con tus personajes xD... Pero todavía falta historia y supongo se pondrá mejor, si el final termina feliz para el villano, si que me vas a impactar... pero bueno...

    Me gustó la parte en que logra encontrar a Arondight, aunque esperaba una legendaria actuación con la espada, como dejar al villano medio muerto por golpe de suerte y tener otro combate después, el definitivo, ya sabes uno acostumbrado a finales felices jajaja, pero estuvo muy bien. Ahora a esperar el siguiente.
     
  5.  
    Marie Alborán

    Marie Alborán Luna del Desierto

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    Oh my god!!! Oh my god!!! No sé como reaccionar después de haber leído esto... No sé si decir, "Pobre Pablete" o "¡Maldito Gilberto HDP!"
    Al menos de leer algo brutal (ni tanto, sólo está escrito, me lo repetí a mi misma como 30 veces!! jajaja), las secuencias de acción como siempre impecables, sinceramente me esperaba un poco de apoyo con algún ancestro o algo que quisieras agregar (Pablete no se puede moriiiiiir!!!)
    No sé cuando será el día en que un middle boss o un final boss tenga un punto débil caray jajaja, de momento esta será mi opinión ya que sinceramente me dejas picada como siempre senpai, mi comentario será pequeño porque es como una continuación de lo que nos espera!!

    Saludos senpai <3
     
  6.  
    George Asai

    George Asai Maestro del moe

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    Crónicas de una Maho Shoujo
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    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    51
     
    Palabras:
    2985
    Siguiente capítulo y el final del arco argumental, espero les guste.



    Historia 25: Innecesaria


    *POV Pablo fuera*


    Esmeralda no dio crédito a lo que vio, sus orbes incoloros ya ni siquiera se sorprendieron ante esa demostración de violencia. Pablo Casanova se estaba desangrando, de seguir así moriría por la pérdida de sangre, no obstante, Gilberto se agachó y comenzó a recitar palabas en latín que nuestra protagonista no pudo entender. Al hacerlo, el sangrado del joven paró y su agresor sonrió con malicia, de inmediato continuó pateándolo en el piso, ya ni siquiera estaba consciente y de todos modos él siguió con su asalto brutal.


    —¡Por favor!, ¡para!, ¡te lo ruego! —¿A dónde se fue el valor heroico de Esmeralda?, la chica estaba implorando piedad, ya ni siquiera le importaba el dolor que sentía por las electrocuciones pasadas o los constantes moretones que ensuciaban su hermoso cuerpo.


    —Vamos, se supone que eres una Chica Mágica, ¿no deberías de recitar un encantamiento especial?, en estas historias siempre una magia desconocida salva a la protagonista y sus amigos. Oh, espera… ¡Esto es la puta vida real!, entiéndelo de una vez, pequeña mocosa, ya me cansé de tus llantos y lloriqueos, si quieres que deje a este imbécil ven tú misma a salvarlo. —Gilberto perdió la paciencia, el maniaco rompió la jaula y las cadenas que aprisionaban a Esmeralda, al hacerlo dio unos cuantos pasos en dirección a la jovencita.


    —E-Eh… ¡No!, espera…—Nuestra asustada heroína no pudo hacer nada, trató de moverse pero las piernas le temblaron más del miedo que del dolor, en ese momento creyó que algún poder nuevo saldría de la nada como en las viejas novelas, alguna habilidad secreta que heredó de su madre para salvarla en momentos como éste.


    Por desgracia, justo como dijo Gilberto… Esto era la vida real, no salió ninguna habilidad escondida o un milagro divino que la salvara solo por ser una chica buena, en vez de ello recibió un fuerte puñetazo en la cara que la mandó a volar dos metros hacia atrás. Ni siquiera metió las manos para caer bien, Esmeralda estaba congelada del pánico, su mente no era capaz de conjurar hechizos ni transformarse a voluntad.


    —¿No querías salvar a mi sobrino? —El Casanova mayor colocó la planta de su zapato en el rostro de la chica, para este mundo simplemente la estaba humillando psicológicamente, ya no físicamente —. Tu madre habría hecho un mejor trabajo, ella debe estar muy decepcionada de ti, ¡mírate bien!, toda sucia y asustada, como un conejo a punto de ser devorado.


    —Uh…Déjame en paz… —Ya no había fuerza en su voz, tampoco la voluntad de pelear, simplemente era una chica asustada que no deseaba ser golpeada ni ver sufrir a los demás.


    —¿Qué te deje en paz?, ¿no eras una Chica Mágica? —Gilberto se carcajeó descaradamente, luego caminó hacia donde yacía recostado Pablo —. Mira, un inocente está siendo atacado. —El hombre retomó la paliza en contra de su sobrino, sus patadas brutales se concentraron en el muñón que Pablo formó por la amputación de su brazo. Era una tortura sin igual, Esmeralda sintió nauseas, sus orbes amenazaron con volver a cerrarse para no tener que ver este castigo nunca más.


    —¡Lo siento!, ¡lo siento!, ¡lo siento!, ¡lo siento!, ¡lo siento!…—Esmeralda no pudo más, con sus pocas energías retomó el llanto mirando a sus dos amigos vencidos, nuestra protagonista maldijo el momento en que decidió heredar la voluntad de su madre y luchar por los demás. De haber sido una vigilante normal esta desgracia jamás hubiese ocurrido…


    Con ese pensamiento en mente, Esmeralda de la Luz se fue desmoronando desde adentro, detalle que Gilberto logró apreciar sin necesidad de buscarle tres pies al gato. Pero él no estaba satisfecho, ¿cómo podía estarlo?, teniendo a una víctima tan vulnerable resultaba imposible no continuar con esta barbarie, pero ya no física, después de todo, ella se resignó por completo al dolor. De nada serviría pegarle o triturar sus huesos, nuestra pobre heroína ya ni siquiera podía procesar el dolor correctamente.


    Sin embargo, su mente aún funcionaba, en su pequeño corazón todavía existía la fugaz esperanza de justificar toda la situación.


    Soy una Maho Shoujo, ayudo a la gente, brindo sonrisas, doy esperanza, sí, esta situación no es culpa mía. Yo solo hago mi deber, esto pasó porque es parte de mi trabajo, si, definitivamente eso es…


    Esmeralda ya no soportaba más dicha culpa, su mente empezó a crear excusas baratas para no afrontar la realidad. Quería desviar la mirada de la montaña, aún si eso significaba tirar a la basura todo el progreso que logró a lo largo de varios años.


    —Maho Shoujo, la primera vez que escuché ese término fue con tu madre, Victoria, creí que era una idiota por disfrazarse de esa manera. Luego comprendí el porqué de sus actos, en realidad, esa fachada imbécil de ser generosa y buena solo era para su propia satisfacción. Tú sabes, ella nunca se declaró a sí misma una heroína de la justicia, solo alguien que fingía hacer justicia en este mundo, regalando sonrisitas y demás basura hipócrita. No obstante… —Gilberto se acercó a Esmeralda y luego tomó a la chica del pelo, en seguida le obligó a verlo directamente a los ojos —. Ella estaba consciente, desde un inicio sabía que no tenía autoridad sobre nadie más, a diferencia de ti, Victoria merecía un gramo de respeto por fingir sin ocultar su verdadera cara.


    Las palabras de Gilberto destruyeron la imagen perfecta que Esmeralda tenía de su progenitora, en sus memorias siempre aparecía Victoria con una radiante sonrisa, aquel recuerdo hermoso poco a poco se fue quemando hasta quedar con una sensación de duda y peligro...


    —Imposible, mamá era una buena persona, ¡estoy segura que sí ayudo a la gente!, s-si los hago felices… —Esmeralda recobró la fuerza para contraatacar, por desgracia, tales muestras de resistencia solamente aumentaron más el deseo de Gilberto por romperle la mente.


    —Déjame preguntarte algo, ¿a quién has hecho feliz?, ¿hay alguien aquí qué esté mejor por tu presencia? —Gilberto lanzó una pregunta con un significado mucho más profundo, Esmeralda rápidamente pensó en su padre, Pablo, Wendy…


    Pero al analizarlo de cerca entendió un hecho brutal… Nadie estaba mejor con su presencia, su padre ni siquiera la notaba desde que Victoria falleció, Pablo yacía todo herido y confundido por intentar rescatarla de un problema que pudo haberse evitado, Wendy también estaba herida y sus demás compañeros le eran totalmente indiferentes. Sí, definitivamente no existía error alguno…


    Nadie estaba mejor con ella alrededor.


    —L-La gente —respondió casi por compromiso, Gilberto soltó una carcajada burlona que logró escucharse alrededor del recinto.


    —¿La gente?, por dios… ¡Que risa! —Las carcajadas solo fueron en aumento, un segundo más tarde, Gilberto soltó a Esmeralda y luego sacó su teléfono celular, era un modelo moderno, capaz de reproducir imágenes de alta calidad y recibir mensajes con poca señal —. Dices que dar esperanza y ayudar son cosas buenas, pero simplemente estás opacando la realidad que existe sobre ti, ¿vas a darles esperanza a ellos? —El maniaco le mostró una fotografía perturbadora, en ella se veía a un niño cargando un rifle de asalto, a lado de él yacían los cadáveres de varias personas, incluyendo mujeres y niños. La mirada del infante no contenía ni el más mínimo resentimiento, su piel morena manchada en lodo y las ropas destruidas que portaba solamente agregaron más impacto a la imagen.


    Esmeralda sintió como su corazón se apretó de la tristeza, aquel infante cometió varios asesinatos solo para seguir viviendo, ¿qué esperanza podía tener él?, ¿cómo podía una maldita sonrisa devolverle su inocencia?


    Nada lo haría, ni siquiera los esfuerzos de toda su vida serían capaces de brindarle felicidad a ese infante. Y no solo él estaba de esa forma, niños en África morían de hambre o en guerras estúpidas, costumbres milenarias que terminaban masacrando a varios inocentes por el simple hecho de mantener la identidad de un pueblo.


    —Yo, yo…—Nuestra dulce heroína poco a poco fue ahogando su voz en lágrimas de frustración, ya no le quedaban argumentos para seguir discutiendo. Por más que le doliese admitirlo perdió incluso en el debate ideológico.


    —Si eres una Maho Shoujo, ¿puedes darle esperanzas a todos?, ¿brindar alegría?, ¡claro que no!, el mundo no es un puto manga, ¡esta es la vida real! —Y sin mayor discusión el hombre pateó a Esmeralda en la cara sin ningún tipo de remordimiento, la jovencita fue cerrando sus ojos mientras un montón de imágenes negativas pasaban por su mente.


    Gilberto Casanova dio un último vistazo a sus adversarios, el hombre ni siquiera se veía cansado por haber luchado tanto en los últimos dos días. Su experiencia en batalla se remontaba a intensas cacerías que duraban meses, también se vio involucrado en guerras sobrenaturales en el pasado y naturalmente, tener que luchar contra jóvenes carentes de experiencia no fue la gran cosa para su gran repertorio de habilidades.


    —Creo que me pasé un poco, en fin, nos volveremos a ver en un tiempo. —El maniaco caminó a la salida de su calabozo, tras dar unos pasos pudo notar a una figura familiar, alguien que luchó mano a mano con él hace varios años, era Víctor, el padre de Esmeralda —. Oh, pero si es el maestro karateca, ¿a qué debo tu intromisión?


    —Tú sabes a lo que he venido.


    —Si buscas a tu hija está dentro del calabozo, le he dado una lección para que no se ande con tonterías. —Cuando Víctor escuchó eso frunció el ceño y apretó ambos puños, no obstante, Gilberto solo sonrió como si estuviese saludando a un viejo amigo —. No quiero pelear contigo hoy, ya tuve suficiente con esos novatos. —Casanova Gilberto soltó un bostezo que reflejaba aburrimiento y flojera, el hechicero podía luchar contra Víctor e incluso ganarle, sin embargo, ya estaba harto de pelear tan seguido.


    —No voy a dejarte escapar, pagarás por lo que hiciste. —A pesar de amenazarlo y prepararse para pelear, Víctor no tenía muchas ganas de hacerlo tampoco, ni siquiera la furia del momento pudo superar la mentalidad nihilista que él obtuvo desde la muerte de Victoria.


    —Le he cortado el brazo a mi sobrino, si no quieres que se muera deberías atenderlo rápido. —Y con esa frase Gilberto emprendió su marcha hacia un destino desconocido, dejando a Víctor con una sensación de nostalgia en su corazón.


    Horas más tarde…


    Nuestra protagonista sintió como cada parte de su cuerpo le ardía, fue tanta la molestia que no pudo evitar despertarse en medio de un gemido ahogado. Esmeralda giró su cabeza suavemente para revisar sus alrededores, las paredes familiares y la suavidad de su cama le hizo entender que volvió a casa. La jovencita trató de levantarse, sin embargo, el dolor le impidió realizar más movimientos.


    —¿Qué ha pasado? —preguntó aturdida, no obstante, nadie respondió aquella cuestión.


    Al cabo de unos minutos, Esmeralda fue capaz de sentarse en la cama y mirar al espejo que yacía frente a ella, ahí pudo ver su rostro vendado y también los enormes cuidados médicos que tuvo por la batalla pasada. Todavía sentía la cabeza pesada y la respiración dolorosa, debido a las descargas eléctricas que sufrió dentro de aquella celda.


    —Veo que despertaste, ¿cómo te sientes, hija? —Víctor entró al cuarto con su semblante de siempre, hubo una parte en el corazón de Esmeralda que se sintió triste por la frialdad de su padre. Cuando era niña y ella se lastimaba jugando, Víctor siempre corría preocupado y le preguntaba miles de veces como se sentía, luego le regalaba dulces o comidas chatarra para hacerla sonreír. Sí, tenían una relación muy hermosa que ya no existía nunca más, aquellas memorias felices se empolvaron en la cruda realidad que los rodeaba.


    —Mal, papá… —Justo cuando Esmeralda le iba a pedir que se fuera, un pensamiento repentino entró a su mente —. ¿Qué pasó con Pablo y Wendy?, ¿están bien?


    —Wendy logró curarse a tiempo y está bien, pero dijo que deseaba descansar en casa. Pablo Casanova sufrió muchas heridas y ahora lo están atendiendo conocidos míos, ellos son expertos en lo sobrenatural, así que van a tratar de hacer lo posible para ayudarlo. —Víctor contactó a hechiceros especiales, maestros en el arte de la curación y los sistemas de energía. Un hospital normal sería incapaz de corregir los huesos destrozados de Pablo, acomodar sus articulaciones y reestablecer parte de su cerebro.


    —No puede ser… Pablo está herido por mi culpa… —A pesar del dolor que le provocaba llorar, Esmeralda derramó pocas lágrimas de tristeza y agonía —. Gilberto tenía razón, yo, yo…


    —Las palabras de ese hombre no tienen valor alguno. —Víctor interrumpió a su hija con un semblante indiferente, posteriormente soltó un suspiro de resignación ante la tristeza de su adorable hija —. Consolarte ahora y actuar como el padre amoroso que fui antes no sería más que un insulto para ti, así que seré franco, no podías ganar desde un principio. Aun así, no hiciste algo malo, Pablo Casanova fue a salvarte porque le importas mucho, el haber quedado así fue decisión de él, no tuya.


    —Gracias, papá…


    —No me agradezcas, no he hecho nada para merecer tu perdón. Deberías descansar y guardar tus fuerzas. —Víctor se dio la vuelta y abandonó el cuarto, dejando a Esmeralda con lágrimas por todas sus mejillas.


    La chica se recostó de lado y comenzó a imaginar el calvario que seguramente sentía Pablo Casanova, incluso una amateur en el área de restauración espiritual podía suponer la cantidad de sufrimiento que estaba pasando. Lo peor de todo era el brazo amputado, el dolor fantasma seguramente estaba volviendo loco al pobre pelirrojo. Una sensación invisible que sin embargo, seguía con él.


    —Lo siento mucho, Pablo… —Esmeralda abrazó una almohada y se mantuvo sollozando en silencio, al mismo tiempo su cuerpo temblaba de vez en cuando por los recuerdos del encuentro anterior. Gilberto Casanova arrasó con ella sin mayores problemas, no hubo poder especial o algún milagro como siempre pasaba en las historias Maho Shoujo. En vez de ello, sintió una terrible probada de la cruda realidad: Al final, solamente los más fuertes tenían la razón.


    Mientras tanto, a las afueras de la ciudad tres personas encapuchadas examinaban a Pablo Casanova, eran dos hombres y una mujer con distintos símbolos arcanos en sus ropas. El joven pelirrojo estaba acostado sobre una cama de hospital con varias ataduras por todo el cuerpo, el sudor recorría cada parte de su ser, de hecho, los tres hechiceros podían escuchar la respiración agitada del muchacho.


    —Hemos terminado de restaurar tu cerebro, ¿cómo te sientes? —preguntó la mujer.


    —No puedo pensar, apenas los escucho… M-Me duele…—susurró.


    —Excelente, sentir dolor es algo bueno porque tu cerebro está funcionando adecuadamente. Ahora, con respecto al brazo mutilado… Creo que podemos ponerte una prótesis mágica, se verá como tu miembro real, pero la única sensación que podrás sentir será… El dolor, mover los dedos te dolerá, agarrar objetos mucho peor, ni se diga golpear a alguien, como hechicero y doctor te recomiendo vivir así, te será una agonía mucho menor.


    —N-No, yo quiero otro brazo…—volvió a susurrar.


    —¿Estás seguro?, una vez que te pongamos la prótesis ya no habrá marcha atrás.


    —S-Sí. —Pablo Casanova volvió a responder en medio de gemidos, no le importaba tener que vivir en pena el resto de su vida o sufrir para las cosas cotidianas. En cierto modo, Gilberto dejó una marca imborrable dentro de él, de ahí en adelante la vida del joven se convertiría en un suplicio infernal, una pesadilla tenebrosa que nadie en su sano juicio podría soportar.


    —Muy bien, pero te arrepentirás de esto.


    Por otro lado, Wendy recalcó su derrota a manos de Gilberto Casanova, la chica reaccionó diferente a su mejor amiga. En vez de sentirse deprimida rápidamente volvió a entrenar, golpeó al aire con patadas y puñetazos certeros sin detenerse.


    —¡Maldición!, yo perdí… —Wendy continuó descargando su furia sobre un saco de boxeo, patadas, golpes, codazos, rodillazos y demás… Nada pudo detener la frustración acumulada por no haber sido capaz de ayudar a sus amigos en una terrible situación, se sintió inútil y débil, como un objeto incapaz de lograr su cometido.


    Eres desechable”, de la nada, Wendy comenzó a recordar memorias dolorosas, la voz de su antiguo maestro volvió a tomar fuerza dentro de ella.


    —¡No!, ¡yo soy útil!, ¡soy una guerrera poderosa! —Wendy le dio un puñetazo ardiente al saco, quemándolo instantáneamente y provocando un mini incendio frente a ella.


    ¿Y por qué fuiste una inútil en la pelea pasada?, marioneta desechable. —La voz de su interior se burló de ella como si fuese una niña que acababa de tirar un helado, de inmediato, Wendy se arrodilló en el suelo y comenzó a golpear el mismo sin importar las crecientes llamas que poco a poco tomaban fuerza.


    —¡Cállate!, tú ya no significas nada para mí, yo soy Magical Fénix, una Maho Shoujo y sobretodo… ¡Una peleadora! —exclamó, Wendy apagó las llamas al tronar sus dedos y luego continuó ejercitándose casi de manera sobrehumana, de hecho, el dolor que sentía en su brazo al forzarlo con las flexiones era una forma de autocastigarse por no haber ayudado más a Esmeralda en la pelea pasada. Además, ella se enteró de la tortura que le dieron a Pablo Casanova y el hecho de no ser capaz de apoyar moralmente a su amigo la dejó más molesta todavía.


    Finalmente, a mitad de la noche, un triste pensamiento surcó la mente de Esmeralda, una idea que hasta hace poco ni siquiera se le había ocurrido.


    Voy a dejarlo todo, ya no quiero sentirme así…


    —Dejaré de ser una Maho Shoujo…—susurró en medio de sus cobijas.


    Fin de la historia 25

    Y ese fue el arco de Gilberto Casanova, ¿qué opinan del arco argumental?
    ¿Cuál escena de todo el arco fue su favorita?
     
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  7.  
    J.Nathan Spears

    J.Nathan Spears Adicto Comentarista Top

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    No tengo mucho qué decir, una vez más n__nU. Todos sufrieron casi por igual, la verdad.

    Wendy es atormentada por el espíritu de su viejo maestro...
    Pablito tendrá una Prótesis Mágica de ahora en adelante... WTF!? ¿Por qué rayos las prótesis mágicas tienen que ser tan dolorosas? ¿Qué onda las leyes de la "medicina" ahí? Una prótesis moderna de los EE.UU. es mejor idea e_é... ah, bueno... puro Nitpicking de mi parte -w-U
    Y Esme... pobrecita, planea abandonar su labor. Está deshecha más mental que físicamente...

    Puto Gilberto... solo viene y se va regando dolor e incertidumbre.

    ¿Escena favorita? Será cuando se muera el HDP e_é
     
  8.  
    Aglicht

    Aglicht Usuario común

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    Lo único que lamento es el brazo amputado de Pablo xD
    De lo demás... Gilberto está loco, pero tiene una razón tremenda desde el punto negativo.
    Wendy reaccionó muy bien, y dudo que deje que Esmeralda se vaya. ¿Escena favorita? Demasiado drama, hace sentir más pena por los personajes como para considerar algo favorito. ¿Víctor un día dejará de ser nihilista? xD nos vemos en el siguiente.
     
  9.  
    Andrea T

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    Como cuando finalemente comentas :XD:
    Jaja, pues que te digo, ambos capítulos estan genial. Aunque te pasaste demasiado, enserio :XD:
    Se nota que amas tortutar a tus personajes, pero bueno.
    Pablito >n< pobre de el, no quiero que sufra, ya ha pasado por mucho, aunque suena extraño que una protesis magica le duela, practicamente solo la tendria por que si? Para que los demas lo vean normal? Bueno, el decidio :XD:
    Esme está derrotada, esta pasandola mal :c pablo, ve con ella :XD: ya dejalos descansar >:0
    Y wendy, está muy atormentada, pobre niña, los tres están mal, algo deben hacer, y ya, o todo será peor.
    Creo que nunca terminaré de expresar el odio hacia gilberto,esto es crueldad puraaa!!, no te sientes mal al torturar tanto a tus personajes??
    Se nota el drama y la tensión, sabes que yo no dramatizo :XD: leer historias así, hacen que sienta todo de peor forma :XD: pero bueno.
    Con esto acaba la aparición de gilberto, por ahora..
    Bueno, sabes que me encanta tu trabajo, sigue asi, aunque tarde en comentar jaja, nos vemos, saludos :3
     
    Última edición: 16 Junio 2016
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  10.  
    George Asai

    George Asai Maestro del moe

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    Crónicas de una Maho Shoujo
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    51
     
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    3842
    Hola c: por fin tengo capítulo nuevo, disfruten este arco argumental que será distinto al anterior :333



    Historia 26: Depresión y traumas


    Los días transcurrieron dolorosamente, Esmeralda regresó a la escuela tras una semana y media de recuperación. Las heridas continuaban mostrándose por todo su rostro, el cual yacía parchado de curitas y demás utensilios para mantener ocultas las cicatrices brutales que le dejó la pelea con Casanova Gilberto. Logró recomponerse la nariz mediante un hechizo de curación y la sangre perdida poco a poco se restableció, aun así, la jovencita estaba muy lejos de una recuperación completa.


    Wendy volvió el mismo día que ella, su reunión no fue muy llamativa, simplemente se preguntaron cómo estaban y si todavía sentían dolor. No obstante, en medio de aquella plática tan deprimente nuestra heroína por fin dijo su sentir.


    —Ya no quiero ser una Maho Shoujo. —Esmeralda fue clara y precisa, no se anduvo con dudas ni rodeos, la decisión que tomó acurrucada en su cama ya fue realizada. Wendy pensó por un momento las palabras de su amiga, de haber sido otra situación le habría gritado y convencido de que era un error, incluso ella misma se imaginó diciendo algo como: “¡La Esmeralda que conozco jamás se rendiría!”, ya saben, frases heroicas bañadas en hipocresía para hacerla sentir mejor.


    No obstante…


    ¿Qué sabía Wendy del trauma?, ella estuvo inconsciente casi todo el día y no vio las horribles torturas físicas ni psicológicas que Gilberto les metió, incluso su valor cedió ante la pavorosa imagen mental que se formó sobre su cabeza.


    Esmeralda de la Luz amaba ser una Maho Shoujo, ella realizaba cada misión apasionadamente y siempre buscó ayudar a las personas con todo su corazón. El querer abandonar todo no fue una decisión tomada a la ligera, ¿cómo podría tirar por la borda años de trabajo?, entrenamiento mágico sin cesar e incontables aventuras por toda la ciudad.


    —Está bien. —Fue lo único que Wendy pudo articular, Esmeralda le mostró una triste sonrisa mientras dirigía sus pasos al salón de clases —. Pero... ¿Seguimos siendo amigas, verdad?


    —Claro que sí, tú eres una amiga irremplazable para mí. —Nuestra protagonista por fin había logrado un vínculo importante con otra persona fuera de su familia, no iba a romperlo tampoco —. Aunque ya no vayamos a combatir al mal juntas, aún podemos ir al cine, hacer la tarea y hablar de cosas normales.


    —Vale, ¡toca esforzarse! —La joven rubia corrió al salón de clases con un falso entusiasmo, su compañera simplemente soltó un suspiro de alivio, por un momento pensó que iba a chutarse un discurso entero acerca de la voluntad y la fortaleza. Pero no, Wendy entendió bien el porqué de su elección, de hecho, le estaba muy agradecida por no preguntar más de la cuenta.


    Incluso alguien torpe como Wendy podía leer el corazón de la gente.


    *Ya no más peleas*


    Pensó Esmeralda, la chica entró al aula principal y se acomodó en su sitio, sin embargo, las preguntas curiosas de sus compañeros la molestaron ligeramente. Ella no solía ser grosera ni tampoco alguien cortante, pero la ocasión terminó superándola.


    —No quiero hablar de mis heridas. —Fue todo lo que dijo al resto de la clase y gracias a su bonito timbre de voz no pusieron mayores peros.


    Esmeralda giró su rostro hacia el asiento vacío de Pablo Casanova, el solo verlo le provocaba un nudo en su garganta, la tortura que su tío le puso días atrás aún seguía resonando en sus recuerdos. Nuestra heroína sabía perfectamente que aquellas memorias no iban a desaparecer ni con terapia, cada noche recordaba los gritos de angustia que Pablo Casanova realizaba, lo veía a él retorciéndose en el piso, mientras Gilberto reía con sus miembros amputados.


    —Pablo, espero que estés bien —susurró, tras sumirse en sus pensamientos llegó el docente y la primera clase inició.


    El tema era cotidiano, números matemáticos aparecieron en la pizarra y Esmeralda los comprendió sin mayor esfuerzo. Por un momento dejó que los dígitos bailaran dentro de su mente y se formasen en diferentes lugares para resolver las ecuaciones que se le presentaban. Esmeralda siempre fue buena en las clases prácticas, aún sin haber estudiado mucho su talento natural para la escuela salió a relucir.


    Sus compañeros la veían admirados, ya que ni siquiera se lo pensó dos veces para entregar sus ejercicios.


    —¡Impresionante!, lograste todos los aciertos al primer intento. —Wendy rápidamente se acercó para halagarla, pero Esmeralda ya sabía lo que deseaba su tramposa y adorable amiga rubia.


    —No voy a pasarte las respuestas, trata de pensar por ti misma —respondió Esmeralda con una sonrisita pícara —. Si continuas dependiendo de mí vas a terminar como un títere sin hilos al momento de presentar un examen de admisión.


    —El examen no es hoy, ¡así que ya me las arreglaré!, ¡anda, pásame la copia! —rogó Wendy con ojitos de cachorrito, pero Esmeralda no cedió.


    —Lo siento, Wendy, pero es por tu propio bien. Ya hubieras avanzado varios ejercicios en vez de andar rogando. —A Esmeralda le divertía ver a Wendy batallando con matemáticas, de vez en cuando hacía muecas graciosas o soltaba malas palabras para desquitar su frustración.


    Las siguientes clases fueron igual de fáciles, los temas venían y se iban sin dar mayor reto, al cabo de varias horas las clases terminaron y ambas chicas por fin se retiraron del salón. A la joven rubia le dolía la cabeza de tantos datos en la lectura de historia, después de todo, a ella poco o nada le interesaba la intervención francesa en México.


    —¡Sobreviví! —exclamó Wendy.


    —Felicidades, ¡eres toda una superviviente! —Ambas chicas bromearon por un rato, Esmeralda sentía que su vida regresaba a la normalidad a pesar del dolor y la tristeza que todavía seguía en su corazón. Todo iba de maravilla, hasta que…


    —Disculpa, Esmeralda, una señal de emergencia apareció y debo ir. —Wendy revisó su celular y efectivamente, había un mensaje que decía: Vigilante, debajo del letrero encontró una dirección fácil de hallar y de inmediato la joven rubia salió corriendo de la escuela. Esmeralda se quedó callada mientras su amiga corría en dirección al portón principal.


    —Te veo luego. —Fue todo lo que alcanzó a murmurar, con ese último hecho su estado de ánimo volvió a caer. ¿Era arrepentimiento lo que sentía?, ¿o simplemente un mero anhelo de querer volver atrás?, antes de arruinar su vida completamente en aquella batalla sin sentido —. Supongo que daré una vuelta por el campus, total, no tengo nada que hacer. —Esmeralda caminó por los pasillos escolares vacíos y sin ruidos, para las cuatro y media de la tarde el lugar parecía un pueblo fantasma. La chica se asomó por la ventana del edificio y ahí vio las canchas deportivas repletas de alumnos, todos ellos entrenaban duro para las competencias estatales que se llevarían a cabo dentro de poco.


    Por un momento Esmeralda se imaginó a sí misma corriendo y triunfando en algún deporte, claro, aquella no fue más que una triste visión de un hecho que jamás ocurrirá. Los deportes nunca fueron lo suyo y tampoco le interesaba empezar a hacerlo, tampoco poseía el don para cantar o bailar. De hecho, sus talentos lejos de cocinar y jugar videojuegos eran muy pocos.


    —Si hubiese algún club de videojuegos sería feliz —susurró para sí misma, luego de dar unas cuantas vueltas más se dispuso a bajar por las escaleras con tal de abandonar la escuela. No obstante, un pequeño grito ayudo llamó su atención, Esmeralda caminó casi inconscientemente hacia un pasillo alejado, cerca de un almacén de computo en el tercer piso.


    —¿Nos hiciste el favor? —Nuestra protagonista vio a una chica alta, con cabello trenzado color negro y piel morena, sus orbes cafés yacían respingados por el fastidio del momento. La joven intimidaba a una chica mucho más bajita que ella, ésta tenía el cabello rizado y la piel moreno-clara, usaba lentes y en verdad se veía asustada —. Espero que sí, no me gustaría darte un recordatorio de lo que te pasará.


    —E-Eh, no sé de qué me hablas. —La pequeña trató de escabullirse ágilmente, pero su opresora la jaló el hombro derecho y la azotó duramente contra la pared —. ¡Ay! —exclamó del susto.


    Esmeralda vio la escena desde lejos, aquel era un caso típico de bullying como en cualquier escuela. La escena era fácil de interpretar, una mujer alta, de cuerpo fornido y con prendas extras al uniforme escolar (aretes, tatuajes escondidos y demás) se aprovechaba de una pequeña jovencita, su aspecto frágil e intelectual la hacían un blanco fácil para cualquier abusiva que quisiera pasarse de lanza.


    “¿Qué debo hacer?” pensó Esmeralda, ya no tenía la obligación de ayudarla, podía simplemente darse la vuelta y continuar con sus pensamientos deprimentes. De todos modos, no consideró correcto ignorar el caso, aún si dejó de ser una Maho Shoujo todavía continuaba siendo una estudiante y por ende, el dejar pasar este tipo de abuso no era algo éticamente correcto.


    —O-Oigan, no deben pelear en los pasillos. —Esmeralda trató de no entrar de modo tan llamativo, sin embargo, su intromisión solamente enojó más a la chica morena, cuyo rostro se frunció con recelo y de inmediato soltó unas cuantas majaderías.


    —¿Y a ti qué te importa, pendeja?, no eres ni un pinche policía para decirme qué hacer. ¿O vas a defender a esta inepta?


    —P-Por favor, no recurramos a la violencia, estamos en una escuela y no se debe pelear aquí. No quiero problemas. —Esmeralda estaba asustada, ella no era buena para pelear cuerpo a cuerpo y sin sus poderes era solamente una colegiala más del montón.


    —Eres una miedosa tú también, no sé porque mierda te metiste donde no te llaman. ¡Ya me las arreglaré contigo más tarde, estúpida! —Al ver que su intimidación no resultó de inmediato, la chica bullying decidió retirarse por el momento, dejando a las dos jovencitas con el corazón en la mano. Esmeralda soltó un suspiro de alivio, en verdad no deseaba meterse en peleas absurdas.


    —Muchas gracias por haberme salvado, ¿cómo te llamas? —La víctima del abuso habló con un tono bajito y sincero, aparentemente las dos no eran muy diferentes en cuanto a personalidad se refería.


    —Eh, yo me llamo Esmeralda, es un gusto.


    —¡Yo soy Gracia!, ¡fuiste muy valiente por venir a salvarme!, no sabes cuánto te lo agradezco, esa chica lleva todo el semestre molestándome y ahora me quiere hacer daño. —A juzgar por su apariencia y forma discreta de vestir Gracia era un blanco fácil para el acoso escolar, su diminuta estatura de 1.52, enorme cabellera, lentes grandes y cuerpo bastante modesto realmente sobresalían de mala manera en medio de la multitud.


    —Deberías ir con un profesor o hablar con tus padres —recomendó Esmeralda.


    —Ya lo he hecho, pero siempre me ignoran. —Gracia bajó un poquito su mirada mientras se acomodaba el cabello con un pequeño peine —. En fin, ¡luciste como toda una heroína!


    Mala elección de palabras, cuando Esmeralda escuchó la palabra “heroína” su mundo interior dio vueltas…


    ¿Por qué decidió entrometerse entre Gracia y su acosadora?, bien pudo haber llamado a un intendente o un maestro y así denunciar el caso ante las autoridades correspondientes. No había necesidad de meterse, entonces… ¿Por qué decidió hacerlo?, Esmeralda llevó su mano diestra al rostro, luego una pequeña voz en su cabeza comenzó a susurrarle cosas.


    Solamente llenas tu ego, eres una hipócrita que no cumplió su rol. No había necesidad de meterse”


    Las imágenes de los días anteriores golpearon sus recuerdos, en ellas se veía a sí misma encadenada y siendo torturada por Gilberto Casanova. Su rostro empalideció con tales memorias, al punto de darse la vuelta y correr en dirección al baño.


    —¡Un gusto! —gritó Esmeralda desesperada, Gracia no supo que hacer, simplemente se quedó parada repleta en confusión por el brusco cambio de comportamiento que su salvadora tuvo.


    Cuando la chica llegó al sanitario se vio a sí misma en el espejo, lucía horrible, sus orbes volvieron a perder el color esmeralda que tanta belleza le daba, en su lugar solo había un verde oscuro que no se comparaba en nada con su color natural. Su piel blanca casi se tornaba amarilla por la palidez y también sintió un pequeño tic inconsciente en el labio superior izquierdo.


    —N-No puede ser… Me siento mal.


    Ambas piernas temblaron también, estos eran los síntomas de un ataque de pánico, Esmeralda los había estado sintiendo en los últimos días. A veces recordaba escenas del pasado, en otras ocasiones le pasaba mientras dormía o en el peor de los casos, náuseas prolongadas.


    Por desgracia, lo que pasó después fue un golpe directo a la salud mental de Esmeralda.


    —Hey…—El rostro de Gilberto Casanova apareció a lado de su propio reflejo, Esmeralda volteó a sus dos costados desesperadamente, pero no había nadie ahí —. ¿A quién buscas?, yo estoy aquí, contigo. —La voz del maniaco sonaba tan real que Esmeralda no pudo evitar congelarse del miedo, sus piernas no dejaron de temblar y poco a poco fue perdiendo el equilibrio. Las náuseas también hicieron acto de presencia, mientras una ligera molestia en su esófago se hacía cada vez más peligrosa.


    —¿Q-Q-Q-Q-Q-Qué quieres de mí?


    —¿No eres tú la qué me busca?, has estado soñando conmigo todas las noches. —Gilberto se carcajeó asquerosamente, Esmeralda sintió como su estómago se revolvía al mismo tiempo que su piel se llenó de sudor —. Eres innecesaria, volviste a cometer un acto de hipocresía, pequeña. ¿Qué se siente ser una basura?, ¿quieres un recordatorio?


    —¡No!, espera, ¡ya no te metas en mi cabeza!, no quiero volver a verte, por favor, solo vete. —Esmeralda se veía tan patética en aquel instante, cualquiera que la viese de lejos podría fácilmente tacharla de loca sin ninguna duda.


    El rostro de Gilberto desapareció del espejo, pero las imágenes mentales que Esmeralda tuvo incrementaron. Volvió a recordar la paliza inhumana que le dieron a Pablo Casanova, la caída de Magical Darkness, los azotes que recibió mientras dormía y lo peor, la tortura psicológica donde sus ideales heroicos fueron brutalmente asesinados por una triste realidad.


    Finalmente, Esmeralda no pudo más, la pobre jovencita vomitó el contenido de su estómago de un solo golpe, los alimentos digeridos salieron disparados junto a grandes cantidades de jugos gástricos, provocándole un intenso dolor de garganta y estómago al mismo tiempo. Fue horrible, el vómito también salió de su nariz y se prolongó por cincuenta segundos e incluso más.


    Cuando la expulsión de alimentos terminó Esmeralda se sintió débil, el mundo le daba vueltas y sin oponer resistencia cayó desmayada en el piso del baño, ni siquiera tuvo las fuerzas para meter las manos o hacer menos dolorosa su caída al suelo. Quizá lo único positivo del incidente fue que no golpeó su cabeza con algún obstáculo duro.


    —¡Esmeralda!, ¡qué te pasó! —Gracia llegó al baño justo a tiempo, la chica vio a su reciente salvadora tirada en el piso y con manchas de vómito por todo su uniforme —. ¡Profesores, hay una alumna inconsciente en el baño!


    Lo último que nuestra heroína escuchó fueron los gritos prudentes de Gracia, a continuación la oscuridad total se apoderó de su consciencia. Al parecer, el simple hecho de ayudar a otros activó en su cerebro un interruptor psicológico que almacenaba los recuerdos de la pelea contra Gilberto Casanova. Con ese problema su carrera como Maho Shoujo estaba totalmente acabada, ya que esos padecimientos mentales difícilmente se eliminaban del todo, aún con terapias o medicamentos.


    —Parece que te sobreestimé, hija mía. —La visión de su propia madre apareció en lo más profundo de su mente, se veía triste y con lágrimas cayendo sobre sus mejillas. Esmeralda quería gritar y pedir perdón, arrodillarse como una esclava frente a su dueño, pero no pudo hacerlo. Simplemente la observó estupefacta y con una mueca de idiota.


    —Lo siento, mamá, pusiste tus esperanzas en mí sin ninguna recompensa. Pero esto es demasiado para mí, yo no soy tú, espero que puedas perdonarme donde quiera que estés, no soy tan fuerte para continuar después de esto. Es inteligente saber cuándo rendirse, no es malo huir si se trata de conservar la vida intacta. —Esmeralda dio un pequeño discurso a la imagen mental, posteriormente la oscuridad regresó y continuó vagando sobre el océano de memorias que se activaron en reemplazo de sus sueños normales.


    En ellas vio las peleas que tuvo a lo largo de los años, algunos enemigos eran cómicos, otros peligrosos y la cúspide llegó cuando el tío de Pablo hizo aparición. Ya había hecho suficiente, Esmeralda sintió que no había nada más que dar después de la brutal paliza que recibió, una parte de ella no deseaba rendirse, pero su sentido común le indicó todo lo contrario.


    —¿Tan débil es tu convicción? —La voz de Gilberto Casanova volvió a molestarla, no obstante, en esta ocasión Esmeralda comprendió que no se trataba del Gilberto real, sino una alucinación creada por sus propios temores.


    —Ya déjame en paz, ¿no has tenido suficiente arruinando mi vida? —Esmeralda se estaba volviendo loca, la chica estuvo a punto de gritarse a sí misma de no ser por la voz de alguien externo a sus pensamientos. Era Gracia, la chica que llamó a los profesores cuando se desplomó en el baño.


    —Oye, ¿cómo te sientes? —Esmeralda abrió los ojos luego de un rato, el techo a su alrededor era curiosamente familiar, ya que antes había estado ahí.


    —Un poco mejor, gracias. —Esmeralda alcanzó a sentarse sobre la cama de la enfermería, de inmediato notó que vestía una camiseta blanca y un pantalón deportivo rojo —. Oh, ¿dónde está mi ropa? —cuestionó la chica sin preocuparse mucho, en otras circunstancias se habría sonrojado mucho al saber que la cambiaron de ropa. Pero, justo ahora no estaba de ánimos para cosas moe.


    —La he dejado en una bolsa plástica, está debajo de la cama. —Gracia sonrió dulcemente, Esmeralda trató de devolverle la sonrisa, pero sus labios no se movieron, simplemente asintió con suavidad y luego se levantó de la cama —. Oye, no deberías levantarte todavía.


    —Estoy bien, necesito irme a casa, pero te agradezco tu preocupación, Gracia, ya devolveré la ropa a la escuela mañana.


    —¡Ok!, pero realmente es admirable, aun estando enferma tuviste el valor de apoyarme cuando necesitaba ayuda. Ojala hubieran más personas como tú. —Ese último comentario realmente hirió a Esmeralda, ella no se veía como una heroína nunca más, el simple hecho de ser reconocida luego de renunciar fue doloroso, la chica por primera vez en mucho tiempo deseó gritar la palabra: *Cállate*, pero no podía hacerlo, ¿qué culpa tenía la inocente Gracia de sus pesares?, ella era una persona dulce y gentil, decirle un comentario tan hiriente podría cambiar su forma de ser o simplemente provocarle una tristeza innecesaria.


    Con todas las fuerzas restantes que le quedaban Esmeralda trató de sonreír.


    —Eres muy agradable, cuídate. —Y con esa dulce despedida nuestra heroína caminó a paso lento directo a su casa, en el camino pudo apreciar la falta de automovilistas circulando por las avenidas, quizá porque cerca de la intersección que yacía a pocos metros de su casa se encontraba un templo abandonado sin más carreteras o calles aledañas. Además, la construcción de un segundo libramiento del otro lado de la ciudad hizo que fuese innecesario viajar por ahí, a menos que fuesen a una casa de las colonias cercanas.


    Pero había algo más en aquellas calles silenciosas que meras remodelaciones abandonadas o negocios cerrados por las bajas ventas, desde que Esmeralda tenía memoria los alrededores nunca fueron concurridos, siempre se respiraba un aire nostálgico y en cierto modo, repelente. La gente común evitaba pasar por ahí, no por miedo a la delincuencia o el estado de las calles, más bien era un instinto natural que los seres humanos tenían.


    —Apenas me doy cuenta de lo deprimente que es la calle donde vivo. —Sin automóviles, peatones o ruidos, solamente la brisa de la tarde sonorizaba las tristes calles cercanas a la intersección. Tras respirar suavemente unas pocas veces, nuestra protagonista entró a su casa, ahí había una nota en la mesa del comedor que decía lo siguiente: Surgieron cosas en la federación, me voy al norte unos días, ya sabes el número de cuenta por si necesitas algo.


    Víctor se fue de viaje otra vez, a Esmeralda no le importó mucho ese detalle, después de todo, siempre viajaba lejos para no tener que lidiar con los recuerdos de Victoria. La jovencita dejó la ropa manchada en la lavadora, luego se recostó sobre su sofá y empezó a ver lo que fuese en la televisión, desde documentales de historia hasta resúmenes deportivos, a ella realmente no le interesaba mucho esto último, pero no estaba de humor para seguir viendo historia.


    La tarde pasó en medio del ocio, cuando el reloj marcó las ocho de la noche por fin decidió levantarse y preparar algo de cenar. Debido a los últimos vómitos no tenía mucho apetito, por lo tanto, bastó con algo de cereal para rellenar su estómago y no sufrir futuras enfermedades por falta de nutrición. De haber estado bien habría pedido una pizza o incluso invitado a Wendy para tener una noche de chicas.


    Pero no…


    Ella realmente no quería ver a nadie, ni siquiera a Pablo Casanova, de hecho a él no deseaba verlo por un tiempo. Luego de lo que ocurrió se sintió culpable, temía que Pablo estuviese enojado con ella, porque tenía motivos muy firmes para estarlo.


    Mientras Esmeralda cenaba una incomodidad nació desde lo más profundo de su corazón, ésta se vio reflejada con un nudo en su garganta y poco a poco fue cediendo ante dicho sentimiento. Lágrimas amargas comenzaron a resbalarse desde sus mejillas y para colmo, terminaron cayendo sobre su cereal, la chica trató de contenerse, respiró profundamente mientras encerraba poco a poco el mar de emociones que amenazaba con desbordarse.


    Por desgracia, no pudo.


    —¡¿Por qué me pasa esto?! —Esmeralda rompió en llanto por milésima ocasión, de inmediato abandonó la comida que estaba ingiriendo y salió corriendo en dirección a su cuarto —. No quiero sentirme más de esta forma, no quiero nada más, ¡ya no aguanto!, odio esto, en verdad lo odio… ¡Alguien qué me salve!, por favor, me siento tan triste que ya no deseo seguir recordando. Les fallé a todos, a mamá, a Wendy, a Pablo, a papá… ¡Incluso a mí misma!, ¿por qué las cosas sucedieron de esta forma?, ¡no lo entiendo!, ¡sencillamente no lo entiendo! —Esmeralda continuó llorando y gritando durante tres horas seguidas, la chica maldijo su suerte y también el destino que la llevó a esa desgracia.


    Finalmente tocó fondo, la jovencita ya no tenía confianza ni autoestima, todas las hermosas virtudes que conformaban su persona desaparecieron y en su lugar solo quedaron dos cosas: Una terrible depresión y un trauma incurable.


    Desgraciadamente, Esmeralda ya no era ni la sombra de su antiguo ser.


    Fin de la historia 26

    Es todo por el momento, ¿qué les pareció el capítulo?
    ¿Cuál fue su escena favorita?, y más importante, ¿qué piensan del problema de Esmeralda?

    Espero les haya gustado :333
     
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  11.  
    J.Nathan Spears

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    WTF, dude?! (Esa reacción que tuviste cuando escribí un final GeekChicShipping a cierto episodio de reto mensual la estoy teniendo justo ahora al leer este episodio, apenas 7 horas despues que lo publicaste... ¡¡Y todavía no hay conti para Rosita!! (Sí. Así soy yo si me preguntas... voy a seguir molestando como pulga en oreja de perro hasta obtener respuesta. Ejem... volviendo al tema...)

    En lo técnico no tengo NADA qué reprochar. Tu técnica está bien pulida y todo eso...

    Pero igual no me gustan mucho los episodios tristes. Vaya tormento por el que pasa nuestra moe protagonista... ¿Qué sigue? ¿Que la ataque un violador? e-é. Okey, borra eso... seguramente a vos no te da por meter ESAS cochinadas que a mí sí. Pero el punto es que todo mundo sufre, y en especial la memoria de Victoria... pobre mujer. No podrá descansar en paz hasta que, como mínimo, Esme vuelva a ser al menos dos terceras partes de lo que solía ser. Uh, si vos hubieras estado a cargo de Sailor Moon (ya sea la original o el Remake) seguro hubieras jodido a Sailor Moon (o Jupiter) con un montón de Angst como este

    Ah, bueno... vamos a ver cómo evoluciona esto. Toma tu tiempo, man...

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  12.  
    Andrea T

    Andrea T Iniciado

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    Ya leí para que ya no estes llorando, ya cálmate xD
    Jaja ok ya, pues aunque en el cap no hubo nada de combate, se diente muji la tragedia y el trauma, y supongo que por lo menos durante tres o cuatro capitulos mas se va a seguir sintiendo esa sensación en los capítulos.
    Sin duda esme esta mal >n< pobrecita, es que viej alguien diría que no se va a rendir aun si es Gilberto, yo podria decirlo, pero la verdad es que no, y al igual que esme estarianos mal.
    Quiero saber de Pablo, dime que pasooo! No puede mover su mano! Noo :'c dime! Wendy igual se ve mal, pero no llegó al mismo punto que esme xD
    Si quieres de una vez ya mejor matalos no? No me imagino si fuera una actuación xD
    A veces me pregunto sobre Victoria xD en primera su esposo esta todo deprimido y casi ni ve a esme xD y luego esta ya deja de ser maho shoujo xD pobre de Victoria xD
    Jaja bueno, se siente feo imaginar a esme asi, no seas tan malo con ella xD
    Sale, ya te leo despues, y quiero saber que paso con Rosita >n< no la olvido para que sepas xD jaja ok pues, a ver como sigue esto c:
     
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  13.  
    Aglicht

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    Por fin he leído. Un capítulo bastante triste, Y Esmeralda volviendo a meterse en problemas xD.
    Y pues ¿qué pienso sobre el problema de Esmeralda? Normal su reacción después de semejante trauma, poco le faltó para querer irse a vivir a las montañas xD. Y pues ya no tengo idea de ¿qué harás? Había pensado que sería un fanfic cómico, aunque me recuerdo que apenas estoy leyendo trabajos tuyos. Y ahora me da la sensación que es muy angst y que puede pasar a trágico? o.O Ya sé que no me lo dirás ja, ja, ja. Pero ha sido un cambio repentino :p
    Aún así me sigue gustando y pues... a ver cómo supera el trauma, porque si no lo hace, sólo queda esperar el final de Esmeralda que no será feliz a menos que le borres la memoria o.O
    En fin, gracias :)
     
  14.  
    George Asai

    George Asai Maestro del moe

    Aries
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    Crónicas de una Maho Shoujo
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    Muy bien, les traigo nuevo capitulo :3 y nuevo arco argumental también c:



    Historia 27: Vida escolar


    Nada dura para siempre, la eternidad siempre fue un tema que ilusionó al ser humano durante muchos años, pues ni siquiera los impresionantes avances tecnológicos eran capaces de parar el flujo del tiempo. Por ende, resultaba imposible que las cosas se mantuviesen de la misma forma, eventualmente todo cambia, desde las personas hasta las ciudades, un concepto tan ambiguo como la eternidad realmente se quedaba como una mera fantasía utópica, imposible de alcanzar.


    Esmeralda continuó con días tristes y aburridos, la rutina se hizo monótona, despertarse, ir a la escuela, mantener conversaciones cómicas con sus amigos y finalmente volver a casa. ¿No era esa la vida qué tanto deseaba?, sin peleas sobrenaturales o la presión de cuidar a las personas de la ciudad, claro, de haberse retirado con gloria en las manos ni siquiera tendría que estar pensando en eso.


    Pero ella no se retiró, escapó…


    “No puedo seguir viviendo así” pensó Esmeralda, ya no deseaba seguir sintiéndose triste o arrepentida por su decisión. Había abandonado el mundo de lo sobrenatural por voluntad propia, fuesen honorables o no sus razones ya no importaba, pues la elección fue tomada con firmeza.


    Tras dos semanas llenas de pensamientos y depresiones, hubo un evento que cambió la rutina de nuestra protagonista, la silla vacía que siempre acompañaba la ventana ya no se encontraba sola. Pablo Casanova volvió a clases, el muchacho estaba aparentemente ileso, no quedaban rastros de los cortes y sangrado que recibió en la pelea contra Gilberto Casanova.


    Esmeralda quería correr hacia él y saludarlo, como lo hacían antes del fatal incidente, pero cuando lo vio no supo que decir, simplemente se quedó parada como una estatua bonita en medio de un museo. Casanova volteó su mirada e hizo contacto visual con la jovencita, no obstante regresó su atención a la pizarra y no dijo nada más. Los dos estaban incómodos por la situación, Esmeralda temía que el muchacho la culpara por lo sucedido y de igual forma, Pablo se sentía triste por no ser capaz de protegerla cuando más lo necesitaba.


    Wendy entró al salón poco después, la chica rápidamente notó el ambiente lleno de tensión y decidió quedarse callada, no era momento para bromas estúpidas o chistes baratos. Las clases comenzaron sin mayores ganas, se dieron lecturas y actividades aburridas acerca de geografía y biología, materias que le daban igual a nuestra heroína.


    La hora del descanso llegó y Pablo Casanova abandonó el salón con la mirada baja, ningún compañero le preguntó porque había faltado tanto y tampoco se vieron muy felices cuando volvió. Pero al pelirrojo poco o nada le importó este detalle, sin embargo, en su corazón existía un deseo naciente de hablar con Esmeralda y aclarar las cosas.


    —Deberías hablar con él, Esmeralda, no puedes dejar este asunto sin terminar.


    —Ya lo sé, pero me da miedo hablar después de lo que pasó, ¿y si me odia?, ¿y si nunca más volvemos a ser como antes?


    —Pero ya no se hablan, ¡ve de una vez!, no puedes dejar que el tiempo solucione tus problemas.


    —Wendy…


    —No dejes que el tiempo se interponga en tu camino. —La chica tomó las manos de Esmeralda y luego sonrió con dulzura —. Ve.


    La ex Maho Shoujo salió corriendo del salón y buscó a su amigo por los pasillos escolares, por desgracia no fue capaz de encontrarlo. ¿Hacia dónde fue?, pensó la chica, luego de dar unas cuantas vueltas por el patio finalmente lo halló, el pelirrojo yacía recostado debajo de un enorme árbol que cuidaba las murallas del campus, no había nadie alrededor suyo, ni siquiera pájaros u otros animales.


    Esmeralda avanzó unos cuantos pasos hacia el árbol, en su mente se acumularon miles de pensamientos, algunos positivos, otros negativos, tantos posibles escenarios para una simple plática que en otros tiempos habría sido de lo más normal.


    —Hola, Pablo —saludó la chica.


    —Hey, ¿cómo has estado? —Pablo respondió sin mirarle a los ojos, el muchacho seguía acostado, por lo tanto, Esmeralda se sentó a su lado sin mirarlo todavía.


    —No muy bien, pero seguro tú estás peor.


    —Supongo que han pasado muchas cosas desde la última vez que hablamos, Esmeralda. La verdad me sorprendí cuando supe que tú eras Magical Luz, ahora veo porque se parecían tanto. —El comentario de Pablo fue casual y sin resentimientos, la jovencita soltó un suspiro de alivio cuando escuchó la voz del muchacho y de inmediato sintió como un pequeño nudo en la garganta amenazaba con alterar el tono de su voz.


    —Ya no soy una chica mágica, Pablo, no podía soportarlo, esa pelea me dejó tan marcada que me es imposible regresar. —Esmeralda tomó una pequeña pausa, en seguida, su acompañante se reincorporó para mirar a su querida amiga e interés romántico directo a los ojos —. N-No me veas así, estoy segura que estás enojado conmigo por todo lo que pasó.


    —¿Yo, enojado? —preguntó Pablo.


    —Todo esto pasó por mi culpa, si no hubiésemos atacado a Gilberto él no te habría encontrado. Pero sentí que no podía dejarlo ir, era mi deber como chica mágica detener al mal.


    —De todas formas él me habría encontrado, ya estaba consciente de la presencia de Gilberto en la ciudad e iba emboscarlo de todos modos. La golpiza que me llevé era inevitable, no tienes por qué preocuparte.


    —Te equivocas, llegaste a su territorio y tenías en mente nuestra seguridad antes que vencerlo. Nunca hice nada bien, cuando Gilberto Casanova me dijo si realmente ayudaba o hacía feliz a alguien no sabía que responderle, tú saliste herido, Wendy también, mi padre no soporta ver mi rostro porque le recuerda a mamá, no tengo más amigos en la escuela y por un momento me sentí desolada. ¿Cómo podía llamarme a mí misma una Chica Mágica?, ponía mis sentimientos personales en lugar del deber, deseaba correr y salvarte más que vencer al enemigo. Creo que esto de ayudar a la gente no es lo mío, Pablo. —Esmeralda estaba a punto de llorar, su voz se iba quebrando cada vez que continuaba su discurso, sin embargo, el pelirrojo solamente asintió con una sonrisa, entonces le dio pequeñas caricias en la cabeza.


    —Tú eres quien se equivoca, tu amistad me hace feliz, Esmeralda, no sabes cuánto me ayudaste el día en que sonreíste aquella tarde del campeonato. Hasta ese día creí que mi destino era ahogarme en mis ancestros, pero tú me extendiste la mano, por eso estaba tan decidido en pelear contra Gilberto, así que puedo decir abiertamente que ese bastardo no tenía razón en algo. Para mí, eres una amiga irremplazable, alguien que jamás podré volver a encontrar, por eso no digas esas cosas de ti, está bien si ya no quieres ser una Maho Shoujo, no me importa si abandonas tu camino de vida, pues ha sido una elección tuya y de nadie más. No obstante, Esmeralda de la Luz, tú eres una existencia irremplazable, así que no digas que eres inútil o inservible. —Pablo Casanova expresó sus verdaderos sentimientos, pensó por un momento en declarar su amor, pero sabía que no era el momento indicado para eso.


    Al escucharlo, Esmeralda por fin encontró una excusa para ya no sentirse miserable, podría sonar cruel y desconsiderado, pero la jovencita se aferró a esas palabras para desviar la triste verdad que Gilberto Casanova le reveló. Ya no importaba si usaba a Pablo como un colchón de problemas o un chivo expiatorio para su inutilidad real, la chica decidió tragarse el discurso del pelirrojo y por fin pudo sonreír desde el fondo de su corazón.


    Fue la primera sonrisa verdadera que sus labios mostraron desde el incidente…


    —Gracias por decirme esto, en verdad tenía miedo de perder tu amistad, ya he perdido muchas cosas: Mi seguridad, mis sueños, mi historia, de haberte perdido a ti no sabría qué hacer.


    —Pero no lo hiciste, así que deja de pensar en ello y regresemos al salón, las clases comenzarán pronto. —Fue así como los dos jóvenes recuperaron su amistad y el tiempo perdido, Esmeralda no quiso comentar nada del brazo cortado y la prótesis mágica, ya habría tiempo para ello después. Cuando los dos entraron juntos al aula Wendy los recibió con una bonita expresión.


    —Me alegra que por fin se hayan reconciliado, pero no sé si estuvieron realmente peleados.


    —Ya no importa, el chiste es que todo está bien —asintió Pablo, en seguida los estudiantes volvieron a sus lugares y la clase retomó su rumbo. No obstante, aquella disculpa/reconciliación solo arregló un poco el problema, Esmeralda continuaba decaída y todavía no encontraba una respuesta ideal que fuese capaz de darle un nuevo significado a su vida.


    Las clases terminaron al cabo de las dos y media de la tarde, tras unas cuantas palabras finales del docente los alumnos se retiraron a sus respectivas actividades o directo a casa. Esmeralda no tenía nada bueno que hacer, así que salió primero acompañada de Pablo y Wendy, los tres avanzaron por los concurridos pasillos escolares y se mezclaron entre la multitud, a primera vista nadie les prestaba importancia, pero luego una voz conocida los llamó desde el final del pasillo.


    —Chicos, ¡oigan! —Ryo Yamamoto los llamó desde lejos, al verlo Pablo rápidamente fue a saludarlo, algo raro ya que él no solía hablar con nadie aparte de Esmeralda y Wendy.


    —¿Qué sucede, Ryo? —cuestionó Pablo Casanova.


    —Los estaba buscando, tengo algo importante que preguntarles, ¿ya se unieron a un club? —cuestionó el joven japonés, los tres negaron al mismo tiempo, pues no tenían nada que hacer durante las tardes —. Entonces, ¡vengan conmigo!


    —¿Por qué presiento algo raro? —susurró Pablo a Esmeralda.


    —Ya me imagino —contestó nuestra heroína, el chico los condujo hasta un almacén bien acondicionado, el piso estaba repleto de un plástico especial usado en los gimnasios y había un enorme espejo empotrado en la pared. Alrededor pudieron encontrar varias colchonetas y equipo de mantenimiento, Pablo rápidamente reconoció el lugar como un dojo de artes marciales japonesas.


    —Les presento a mi nuevo club, ¡el club de karate!, lo que pasa es que llegué muy tarde al semestre y ya no pude unirme a ninguno por cuestión de reglamento, además, solía entrenar en casa pero resulta que no hay gimnasios por donde vivo, así que pensé… ¿Por qué no hacer un club?, solo necesito cinco miembros y por un permiso especial me permitirán tenerlo, vamos, ¡háganle ese favor a su buen amigo! —exclamó Ryo con una sonrisa un tanto exagerada, Esmeralda examinó el lugar con detenimiento y ahí vio a dos personas sentadas sobre unas colchonetas, eran Rance y Gracia, la chica que ella ayudó hace unos días.


    —En realidad, Ryo es un tacaño que no quiere pagar la colegiatura de un gimnasio local, por eso hizo este club tan molesto y yo me uní porque tenía una deuda pendiente con él. —La voz del amargado presidente no se veía muy feliz, aun así el muchacho le dio unas palmadas en la espalda, como si estuviese restándole importancia a su mal genio.


    —¡No digas eso, Rance!, te uniste porque somos los mejores amigos, y sí, ¿para qué pagar cuándo puedo hacer esto gratis? —El punto de Ryo era totalmente valido, muchos gimnasios cobraban mucho dinero para pocas horas de entrenamiento, en cambio, hacerlo en la escuela le permitía ahorrarse un buen billete y le brindaba mayor seguridad, porque seguían dentro del campus.


    —¡Suena interesante!, soy una experta de hecho. —Wendy alzó la mano muy animada, entonces corrió hacia la hoja de registro y colocó sus datos, Esmeralda vio a Gracia y se acercó a ella tímidamente, la jovencita de baja estatura tampoco sabía cómo reaccionar ante su salvadora.


    —Hola, ¿por qué decidiste unirte? —preguntó Esmeralda, Gracia se acomodó sus cabellos y sonrió dulcemente.


    —Ya me cansé de que siempre se aprovechen de mí, quiero demostrar que puedo hacer valer mi opinión. No tengo interés en ser una peleadora y eso, pero necesito tener más confianza en mí misma, aunque siendo sincera no soy nada atlética. —Gracia hizo una mueca graciosa mientras explicaba sus razones, la jovencita se sintió aliviada de estar en un lugar donde sentirse segura, ya que anteriormente al vagar sola por el campus era atacada por constantes abusonas.


    —Comprendo, eres muy valiente, Gracia, no cualquiera trata de afrontar sus problemas de frente. —Esmeralda hacía totalmente lo contrario, le dio la espalda a las dificultades y optó por el camino fácil, sin embargo, nadie podía culparla de ello, juzgar sus acciones sin conocer el trasfondo era un error común para cualquier desconocido.


    —¿Y te unirás?


    —No lo sé —respondió Esmeralda —. No soy buena en los deportes ni en las actividades físicas. —La chica recordó a su padre, Víctor, él era todo un maestro de artes marciales y también un guerrero capaz de enfrentar a enemigos poderosos. ¿Quién diría qué el karate volvería a ser parte de su vida?, ella fue a muchos torneos de su padre cuando era más joven, el ambiente de una pelea no le resultaba desconocido, sin embargo, existía un aire nostálgico en el dojo. Las sonrisas de su madre mientras le daba los abrazos de la victoria a su padre volvieron a su mente.


    Eran tiempos diferentes, su familia era unida, siempre iban con banderitas para apoyarlo y cantaban canciones bastante adorables. A Victoria no le importaba abrazar a su marido todo sudado y cansado por los combates, ella disfrutaba mucho siendo su soporte moral e incluso vestía a Esmeralda de mini porrista.


    Memorias divertidas que nunca más volverán…


    —¿Esmeralda?, ¿estás bien? —preguntó Gracia.


    —Ah, sí, sí, no te preocupes.


    —Es que te quedaste medio ida por un momento, entonces, ¿te unirás a nosotros? —volvió a preguntar.


    Por un momento Esmeralda pensó en decir que no, ya tenía suficientes problemas como para andar jugando dentro de un club, a pesar de ello, la chica lo pensó dos veces y concluyó lo siguiente: Ya no puedo seguir huyendo, Esmeralda eventualmente debía hacer las paces con el karate primero, antes de poder hacerlas con su propio padre.


    —Claro, me anotaré.


    Mientras tanto, Pablo Casanova trataba de pensar una manera discreta de rechazar la invitación, ya que todavía sentía un dolor horrible en el brazo falso, sus conexiones nerviosas no se acostumbraban del todo al reemplazo e incluso ahora continuaba sintiendo una sensación punzante muy dolorosa. El chico disimulaba muy bien su martirio, nada más Esmeralda podía reconocerlo pero por su salud mental decidió no hacerle mención del incidente.


    De haber estado completamente sano Pablo habría aceptado sin rechistar, siempre quiso aprender karate y aquella era la oportunidad perfecta para ello. Por desgracia, Gilberto Casanova también le arrebató eso, fue lamentable, trágico y deprimente, el muchacho estuvo a punto de sollozar por la impotencia de no poder realizar actividades de contacto. Incluso teclear o jugar videojuegos le provocaba un dolor equivalente a ser mordido por un perro grande.


    “Ese bastardo” pensó, en su imaginación vio el rostro de su tío riéndose a carcajadas por haber arruinado la vida escolar que tanto soñó.


    No voy a darle ese maldito placer


    Pablo tuvo un pensamiento estúpido, el chico decidió desafiar su suerte y al destino que Gilberto Casanova le forzó desde el día en que le cortó el brazo derecho. Definitivamente no iba a dejar que su tío manipulase las cosas que él podía o no podía hacer, aún si acabase con las terminaciones nerviosas hechas una mierda o muriendo de dolor por los movimientos fuertes.


    Pablo no quería solo sobrevivir, no, eso era para los animales.


    El pelirrojo buscaba vivir, gozar y sonreír, como todos los demás, ni siquiera el dolor sepulcral de su brazo le impediría eso.


    —Me voy a unir. —Al escuchar la decisión, Esmeralda y Wendy abrieron sus ojos en par, ellas sabían bien el terrible calvario que estaba sufriendo Pablo Casanova, hacer una actividad física tan exigente como el karate solo incrementaría mucho más su agonía diaria. Pero ya no era una novedad, Pablo continuó entrenando sus habilidades con la katana y hechicería poco después de la cirugía, al principio fue horrible, el muchacho se desmayó incontables veces por el dolor.


    Las memorias del sufrimiento continuaban frescas, inicialmente ni siquiera podía sostener la katana, el mero hecho de manipular sus dedos artificiales le provocó una estampida de dolor tan grande que lo dejó mermado por horas.


    Luego al mover el arma en distintas direcciones su hombro se calentaba y terminaba por sangrar debido a la fuerza ejercida, Pablo continuó desafiando a sus terminaciones nerviosas y a veces pasaba noches en vela gritando y maldiciendo por el dolor de su brazo falso. Lo peor, es que no importaba si recibía masajes comunes o tratamientos mágicos, el dolor jamás desaparecerá del todo.


    ¿Pero qué podían decirle?, él nunca juzgó a Esmeralda por haber renunciado a su deber, así que ella tampoco lo regañó ni mencionó el porqué de su elección.


    —¡Excelente!, con esto declaro el club de karate finalmente inaugurado, ¡los felicito!, mañana mismo empezaremos las actividades, nada más voy a entregar las solicitudes al director de deportes y con esto podremos operar de forma oficial. —Ryo recogió los papeles firmados y mostró una sonrisa abierta a todos sus nuevos compañeros de club, sin embargo, Pablo detuvo a su amigo antes de que pudiese salir a hacer el papeleo.


    —Oye, ¿quién dará las clases?, ¿van a contratar a un maestro? —preguntó, su cuestionamiento hizo que todos voltearan a ver a Ryo.


    —¿No lo estás viendo ya?, ¡yo las daré!, tengo los papeles para dar clases legales de karate y así nos ahorramos el dinero en traer a alguien más, ¿no suena genial? —Nuevamente la tacañería, pero efectividad del muchacho salió a flote, Pablo llevó su mano zurda al rostro y soltó un suspiro lleno de resignación. Parte de él sabía que Ryo iba a salir con una respuesta curiosa como esa.


    —Codo —susurró Rance.


    —¡No es ser codo!, además, cuantos jóvenes karatecas no ansían ser entrenados por alguien educado en la cuna del karate. —Con esa escusa en mente, Ryo Yamamoto abandonó el dojo y se dirigió a las oficinas del campus, dejando a su nueva tripulación libre por el resto de la tarde. Y así, nuestros protagonistas regresaron a casa…


    Pablo Casanova y Esmeralda se despidieron en la intersección habitual y Wendy se retiró a su departamento, nuestra protagonista se acomodó en el sofá mientras fijaba su semblante en el techo. Pasaron tantas cosas en poco tiempo y los cambios parecían no tener fin, sin embargo, ¿no era esto lo qué deseaba?, por fin tenía una vida normal, estaba en un club escolar como casi todos los alumnos y aparte ganó amigos en una escuela donde nunca sobresalió más allá de lo académico.


    —Es así como debo vivir, ser una Maho Shoujo nunca fue para mí, tal vez solo quería imitar a mamá, buscaba que su muerte tuviese un significado y no pensar que su fallecimiento fue en vano. Pero ya no puedo seguir engañándome, debo vivir mi propia vida y no estar a la sombra de mi fallecida madre, aunque los ideales de Magical Victory eran justos, hermosos y apreciables yo no tenía la fuerza ni la convicción para hacerlos valer en la vida real. Nunca quise admitirlo hasta hoy, pero los ideales de mamá no eran cien por ciento realistas. —Esmeralda habló consigo misma en medio del sofá, como si estuviese teniendo una conversación con Victoria, aquella mujer era hermosa y radiante, seguramente habría comprendido la elección de su adorable hija.


    Lo que dijo Casanova Gilberto era la realidad en estado puro, sus acciones como Maho Shoujo no eran diferentes a la hipocresía forzada, en realidad, no ayudaba a nadie, solo a sí misma. Esmeralda por fin admitió que toda su carrera como Maho Shoujo fue para su propia satisfacción, ella pensaba que su difunta madre estaba orgullosa de ella desde el cielo y por dicha razón se esforzó sin realmente pensar lo que hacía.


    Esmeralda no ayudó a nadie más que a Pablo y peor aún, lo hizo sin querer, las palabras que le confesó en la tarde fueron la excusa perfecta para seguir creyendo en los ideales nobles de Victoria. Pero ya no más, Esmeralda debía madurar y ganar una mentalidad nueva, fruto de sus propias experiencias y no de lamentaciones del pasado.


    —Es hora de volver a empezar...


    Fin de la historia 27


    Es todo por el momento, ¿qué les pareció el capítulo?
    Y también, ¿consideran correcta la elección de Esmeralda?

    Por cierto, acá les dejo un Fan Art del arco argumental pasado de Miim-chan, una artista joven que ha hecho algunas ilustraciones de la historia.

    [​IMG]
    Si quieren ver más de su arte, les dejo su fan page en Facebook
    https://www.facebook.com/Miim-3-1028771123850496/?fref=ts

    Nos vemos en el siguiente cap <33 y ahora si, es todo :XD:
     
    Última edición: 23 Julio 2016
  15.  
    J.Nathan Spears

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    Hmmmm... un episodio bastante corto. Un sólido y pequeño puente para lo que se viene.

    No tengo mucho qué decir, salvo que Rance es un antipático. Ah, bueno... me imaginaba una respuesta así de su parte, después de todo.

    Me pregunto también si Pablito logrará acostumbrarse del todo a su prótesis mágica. Realmente suena doloroso el practicar con la katana desde cero... o bien debería decir desde el 100 negativo o_O. Wow... debo admirar esa determinación.

    En fin, a ver qué más sucede por acá xD. Espero próximos episodios...
     
  16.  
    Aglicht

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    Lo prometido es deuda. Sigo sintiendo pena por los chicos, especialmente por Pablo, eso del brazo no me gusta pero bueno xD supongo que se hará fuerte y ojalá porque sería el colmo perder de nuevo.
    La decisión de Esmeralda, es un comienzo luego del shock, así que está bien, y con Karate. Creo que por fin podré ver a Víctor enfrentando su realidad :3
    Y Ryo me ha encantado, puso algo de alegría a los personajes con su nueva idea. No lo recordaba codo, pero me gusta.
     
  17.  
    Andrea T

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    Ese Ryo es todo un loquillo y rance, todo amargado jajaja ay, por eso lo queremos xD , yo siento que por lo menos wendy ya se esta recuperando, y pues pablo no dice nada, que dolor >n< Pobrecito, pero que genial, aun asi se apuntó xD le va a costar un buen jaja pobrecito, ya no lo tortures :c el es tan buena persona, que culpa tiene.
    La elección de esme, no se, no creo que se quede asi xD o se queda asi pero se recupera, o vuelve a ser maho shoujo pero mas capaz, hábil, inteligente y realista. Estoy en eso, ya tu sabes bien que harás.
    El dibujo xD apenas me doy cuenta de lo extraño que esta, que horror xD
    Bueno pues, ya me quedan menos cosas por hacer jaja, a ver que sucede luego c:
     
  18.  
    George Asai

    George Asai Maestro del moe

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    Ok, les tengo capítulo nuevo, espero les guste :33



    Historia 28: Respuesta falsa


    Los entrenamientos en el club de Karate resultaron ser más divertidos que exigentes, llegaban después de clase y se quedaban una hora y media, desde los calentamientos hasta la hora de cerrar el dojo improvisado. Ryo era un buen profesor, siempre dando instrucciones claras y ningún tipo de duda en su voz, rápidamente se veía que fue educado por un buen maestro de artes marciales, ya que sabía los nombres de las técnicas, posturas de katas y demás movimientos clásicos del estilo Shotokan.


    Esmeralda y Gracia tuvieron muchos problemas para memorizar las defensas básicas, ya que requerían una preparación previa antes de su ejecución e igualmente debían coordinarse junto a sus piernas, porque cada postura tenía una razón de ser. Ryo le explicaba con cuidado a cada una personalmente, la ventaja de ser pocos miembros era que la atención del profesor podía distribuirse a partes iguales.


    Además, Rance también era cinta negra en karate, pero su rango era en otro camino marcial, el Kyokushin, aun así no tuvo problemas en adaptarse a los cambios menores que Ryo le indicaba de vez en cuando.


    —A ver, vamos a dar unas vueltas por el dojo para calentar las piernas. —Ryo comenzó a correr alrededor del lugar, sus alumnos hicieron lo mismo a un ritmo lento, ya que no deseaban cansarse antes de tiempo. Esmeralda sufría mucho para seguirles el paso, lo mismo con Gracia, ya que ambas nunca habían hecho deportes antes, Wendy por otro lado parecía pez en el agua, se movía súper sonriente y parecía no tener límites, pues corría, brincaba, pateaba y demás sin cansancio alguno.


    —¡Vamos a correr más! —exclamó la rubia, Esmeralda y Gracia miraron a su amiga con una gotita detrás de sus cabezas, como todo buen anime.


    —Suficiente calentamiento, vamos a pasar a las cosas técnicas, a ver, los pondré por parejas. Gracia, tú como eres nueva trabajarás conmigo, Wendy, tienes demasiado entusiasmo, pero tu arte original es el Kung Fu, así que te pondré con Rance para que ambos repasen las técnicas que les enseñé la clase pasada. —Ryo fue juntando a las parejas alrededor del tatami improvisado, entonces se acercó a Pablo y le susurró a la oreja —. Me debes una. —Tras decir eso el muchacho sonrió y señaló a Esmeralda —. Pablo también tenía conocimientos muy formales de artes marciales, así que él puede ayudarte a entender lo básico, ya que la mayoría de los estilos usan una base parecida.


    —¿Eh?, b-bueno —susurró Pablo un tanto avergonzado por tener que estar tan cerca de Esmeralda.


    —De acuerdo —respondió Esmeralda un tanto menos nerviosa.


    Y así, la clase dio comienzo.


    —Mira, tienes que doblar tus rodillas cuando vayas a tirar un golpe. —Ryo flexionó ambas rodillas y en seguida empezó a lanzar golpes al aire, Gracia lo vio con detenimiento para memorizar la secuencia.


    —Vamos a ver… —Gracia intentó flexionar ambas piernas, pero el peso le terminó ganando y por ende no fue capaz de realizar la postura adecuadamente, no obstante, ella lo siguió intentando por varios minutos, hasta que fue capaz de colocar la espalda recta. Posteriormente, la chica dio unos cuantos golpes leves al aire.


    —Nada mal, trata de no encorvar ni hacer la cabeza hacia adelante cuando tires los golpes, mantente recta y no dejes que tus rodillas se vayan para abajo. —Ryo felicitó el esfuerzo de su alumna, ya que para cualquier novato en las artes marciales el mantenerse en una sola posición podía resultar un tanto incómodo por la fuerza ejercida en las piernas.


    Por otro lado, Esmeralda estaba rojísima ya que estaba practicando defensas altas y bajas con Casanova, el muchacho a veces tenía que tomarle las muñecas para colocarlas en el lugar idea, gesto que avergonzó muchísimo a la chica y al muchacho también.


    —¿T-Tienes alguna duda? —cuestionó Pablo.


    —No, por el momento, muchas gracias.


    Ryo se sintió como en casa, su karategi, una clase animada y amigos sinceros, era todo lo que necesitaba para poder sonreír, aún si se encontraba del otro lado del mundo. El muchacho apreció a Pablo Casanova coquetear indirectamente con Esmeralda, a decir verdad, él era la única persona, además de Wendy, que sabía de los sentimientos del pelirrojo hacia la jovencita. No obstante, cualquiera con un juicio de valor promedio podría deducir sin ningún problema que Casanova estaba muy enamorado de su querida amiga.


    En fin, al cabo de una hora y cacho la clase terminó y los miembros del club fueron abandonando el dojo uno a uno. Las tres chicas caminaron juntas por el pasillo escolar, ya que habían quedado en acompañar a Gracia al centro comercial, pues ella necesitaba hacer unos pagos por ahí.


    —Ya tiene que no voy a la plaza. —Esmeralda suspiró con nostalgia, debido a sus deberes como chica mágica nunca tuvo tiempo ni ganas de salir a vagar con amigas.


    —Deberías de salir más, ¡hay muchas cosas divertidas qué hacer! —Gracia se veía muy feliz, a diferencia de nuestra heroína, ella sí gozaba de los paseos, de hecho, uno de sus pasatiempos favoritos era caminar por las calles durante las tardes y así inspirarse para dibujar paisajes o algún retrato de X persona que conocía por ahí.


    —Pero Esmeralda es de esas chicas que se la pasan encerradas en casa, tú sabes, una niña bien. —Wendy le dio palmaditas en la espalda a su amiga, dicho gesto provocó unas cuantas risitas en las preparatorianas. No obstante, cuando las chicas ya se encontraban a pocos metros de la entrada Esmeralda sintió un ligero mareo que no pasó desapercibido por Wendy, segundos más tarde su celular sonó con un tono que Esmeralda conocía bien.


    —¿Qué pasa? —preguntó Gracia.


    —Discúlpenme, pero me acaba de surgir un compromiso, prometo ir con ustedes la próxima vez. —Wendy le guiñó el ojo a Esmeralda, posteriormente salió corriendo, ya que una amenaza sobrenatural atacó la ciudad, otra vez.


    —De acuerdo, ¡nos vemos mañana! —exclamó Gracia un tanto decepcionada, pero sin perder la sonrisa —. Solo quedamos tú y yo, ¡vamos a la plaza!


    —¡A la orden!


    Las dos chicas caminaron hasta el centro comercial hablando de muchos temas, el más sonado fue la famosa película de los simios radioactivos, una de las historias favoritas de Esmeralda desde su tierna infancia, eran bastante monos y poderosos, razón por la cual coleccionó figuritas de edición limitada.


    ¿Cuándo fue la última vez qué paseó inocentemente?, nuestra heroína reflexionó un poco el paseo que estaba teniendo hasta el momento, sin ningún monstruo ni psicópata queriéndola asesinar. Solo ella y su amiga, pasando el rato sin mirar atrás.


    El dúo adorable entró a una tienda de ropa, típico de las chicas como Gracia, la jovencita le echó el ojo a varios pantalones de mezclilla, chamarras e incluso vestidos. Ella amaba la moda y tener siempre ropa bien arreglada, a diferencia de Esmeralda que no prestaba mucha importancia a su vestimenta.


    —¡Vamos a probarnos vestidos! —Gracia tomó a Esmeralda del brazo y la jaló directo a los probadores, no tenían pensado comprar nada, pero como buenas plebeyas tenían que tomarse fotos con ropa prestada, ¡era toda una tradición!, o al menos eso le explicó la joven chaparrita a Esmeralda.


    —Pero si no nos vamos a llevar nada, ¿para qué ponernos eso? —cuestionó un tanto nerviosa, Esmeralda no era muy fanática de los probadores de ropa y ese tipo de cosas.


    —Obvio, ¡para tomarnos fotos!, subirlas a las redes sociales y hacerle creer al mundo que somos de la alta sociedad, aunque no tengamos ni para un triste perro caliente. —Gracia sacó la lengua un tanto avergonzada por sus razones, en seguida eligió un par de pantalones y voló hacia el probador, Esmeralda hizo lo mismo tímidamente con unas blusas moradas bastante modestas, que no resaltaban para nada ninguno de sus atributos femeninos. De hecho, hasta parecían esconderlos más.


    —Creo que esto me queda bien. —Esmeralda sacó su teléfono y se tomó una fotografía frente al espejo, al hacerlo se sonrojó un poco ya que no le gustaba mucho ser fotografiada. Gracia por otro lado se probó bastantes prendas, las combinó y luego las regresó, obviamente, luego de haberse tomado varias fotos. Ella era algo tímida también, pero como estaba en confianza con su amiga pudo sacar algunos rasgos de su verdadera personalidad alegre y llena de vida.


    Al final, Gracia se tomó más de 3 docenas de fotos y Esmeralda apenas dos.


    Tras la cesión de modelaje desigual, las dos chicas se dirigieron a una pequeña cafetería, ubicada en el área de alimentos. Como ya había pasado la hora de comer nuestras protagonistas no tuvieron inconvenientes en encontrar lugar y pedir sin mayores distracciones.


    —¿Qué vas a comer? —Gracia le echó el ojo a una comida ligera, ensalada de pollo con verduras, un alimento balanceado para mantener su línea estable.


    —Esto. —Pero Esmeralda señaló una hamburguesa absurdamente grande, repleta de carne, tocino, grasa y más grasa, la jovencita de inmediato llamó al mesero para ordenar y eso sí, con un tarro de refresco que nada le envidiaba a los cerveceros. Gracia en cambio solo pidió un poco de agua.


    —¿En verdad te comerás eso? —preguntó la chica.


    —Claro que sí, de lo contrario no lo habría pedido. ¿Acaso está mal? —Los ojitos de Esmeralda se llenaron con lágrimas falsas, de inmediato Gracia negó con la cabeza repetidas veces.


    —No, no me refiero a eso… En fin, cada vez te voy conociendo mejor, Esmeralda. —Ciertamente Gracia no esperó que su nueva amiga fuese una comedora compulsiva, ni siquiera Rance podía igualarla a la hora de comer, más si se trataba de comida chatarra o demás basura para nada saludable.


    —¡Amo las hamburguesas!, a decir verdad las sé hacer muy bien, un día de estos tienes que probar las mías.


    —Lo tendré en cuenta.


    Minutos más tarde las dos órdenes llegaron simultáneamente, al hacerlo, Esmeralda rápidamente tomó su platillo y de un bocado grandote comenzó a comer. Gracia solo miró incómodamente a la chica, ya que jamás imaginó que una boca muy delicada como la de Esmeralda pudiese tragar peor que un muchacho de su edad.


    —Uh, n-no me mires así mientras como, me da vergüenza —susurró.


    —¡Ah, lo siento!, es que me parece gracioso que una chica tan refinada como tú tenga esa forma peculiar de comer. —Gracia mostraba muy buenos modales y una educación digna de etiqueta, a diferencia de la informalidad que Esmeralda denotaba por estar con una amiga.


    —Auch, no tenías que ser tan directa. —A pesar del comentario Esmeralda continuó devorando la hamburguesa como si no hubiese un mañana, incluso los otros comensales y clientes de la tienda se sorprendieron por verla comer de ese modo. ¡Parecía toda una máquina!


    En fin, Esmeralda terminó sus alimentos y se dispuso a beber el refresco, Gracia en cambio se tomó su tiempo para deleitarse con la comida, de hecho, Esmeralda creyó que su compañera de entrenamiento era alguna dama de la alta sociedad, pues incluso ella conocía aquellas reglas de etiqueta que seguramente vio en alguna película europea.


    —Oye, Esmeralda, ¿te gusta Pablo? —De la nada, Gracia soltó una pregunta que no deseaba escuchar, sin embargo no se mostró nerviosa ni sonrojada como lo hubiese hecho en el pasado, simplemente lanzó un suspiro repleto de nostalgia y algo de tristeza.


    —No sé si me gusta, antes creía que sí, creí comprenderlo y poder ayudarlo con sus problemas, pero ahora no sé qué hacer. ¿Realmente conozco a Pablo?, ¿cómo me puede gustar alguien qué no comprendo del todo?, pasaron muchas cosas entre nosotros y ya no sé qué hacer. Por ahora solo quiero ser su amiga. —Esmeralda continuaba muy dolida por la pelea contra Gilberto, de haber sabido que su amigo tenía un trasfondo sobrenatural muy pesado podría haber encontrado una solución diferente, el resultado de aquella batalla quizá habría sido distinto.


    ¿Qué tantas cosas sabía de Pablo Casanova?


    ¿Quién era él realmente?


    Tantas preguntas quedaron sin respuestas y ella no se sentía en posición de preguntarle nada, aquellos sentimientos tan puros e inocentes que nacieron en los últimos meses acabaron por hundirse.


    —¿Acaso pasó algo?, ¿discutieron?


    —Es complicado de explicar, no quiero ser grosera, ¿pero podemos hablar de otra cosa? —Esmeralda volvió a evadir el tema, en verdad se sentía incómoda hablando del pelirrojo luego del incidente, a pesar de sonrojarse y sentirse feliz a lado de él había algo en su interior que no le permitía disfrutar al máximo la compañía de Casanova.


    —Entiendo, ¡ah, mira lo que tengo que mostrarte! —Gracia rápidamente sacó su celular y le mostró una fotografía de Magical Luz haciendo su pose de victoria, Esmeralda no recordó cuando hizo eso, ya que siempre solía realizar aquella postura extraña cada vez que vencía a un monstruo —. Fui capaz de tomarle esta foto a Magical Luz hace unos meses, ¿no es genial? —Los ojitos de Gracia se iluminaron con gran ilusión, como si estuviese viendo a una estrella de rock o algo así.


    —Oh… —Esmeralda se sintió mal, verse a sí misma como Maho Shoujo solamente le traía recuerdos horribles, la escena de Gilberto Casanova destrozando a su mejor amigo todavía seguía dándole pesadillas abominables, sus manos temblaron lentamente, como si un viejo interruptor estuviese a punto de estallar —. E-Es una buena fotografía —comentó.


    —¡Sí!, la tomé luego de que venciera a unos locos con explosivos, ¡admiro mucho a Magical Luz y a Magical Fénix!


    —¿Las admiras por qué son fuertes? —Esmeralda quiso seguir la plática por mera educación, ya le había cortado una conversación antes y de volverlo a hacer, podría herir los sentimientos de Gracia.


    —Sí, pero no solo eso, mira bien la fotografía…—Gracia enfocó los ojos de Magical Luz, hasta el punto de verlos a máximo detalle en la pantalla de su celular —. Ella tiene miedo, puedo reconocerlo porque es la misma mirada que yo tenía cuando las chicas malas abusaban de mí. Aquel semblante es muy conocido, porque son mis ojos los que veo ahí, en verdad no sé explicarlo, pero al ver a Magical Luz es como si estuviese viéndome frente a un espejo. Aun así, ella pelea contra los monstruos y malvados que amenazan la ciudad, a pesar del miedo que siente su corazón sigue adelante y jamás se rinde, por eso quiero ser como ella, deseo poder caminar hacia el mañana aún con mis temores. Sé que no puedo quitármelos de la noche a la mañana, pero no quiero seguir congelada para siempre. —Gracia habló desde el fondo de su corazón, aquellas palabras tan hermosas realmente motivaron el alma destrozada de Esmeralda, sus orbes estuvieron a punto de llenarse de lágrimas, por fortuna fue capaz de controlarse justo a tiempo y así evitó hacer otra escena frente a su nueva amiga.


    —¿En verdad piensas eso? —preguntó Esmeralda.


    —Sí, ¡de hecho me recuerdas mucho a Magical Luz!, cuando te enfrentaste a las abusonas en el pasillo pude ver que también estabas asustada, pero eso no fue impedimento para que hablaras y las corrieras de ahí. —Nuevamente la frase de Gracia contrastó con las verdaderas intenciones que tuvo en ese momento.


    Lo correcto habría sido llamar a los profesores y no intervenir directamente en el problema, pero Esmeralda decidió actuar y tratar de resolver el asunto ella misma, una postura valiente pero poco eficaz para darle fin al bullying. Sin embargo, nuestra heroína usó esa buena acción como una excusa para seguir creyendo en los ideales de Victoria…


    O al menos eso deseaba creer.


    ¿En verdad ayudó a Gracia por una razón hipócrita?


    ¿O el querer salvarla de esas abusonas realmente nació desde el fondo de su corazón?


    —Ya veo, en verdad me alegro de que tengas una mentalidad tan positiva, yo también quiero creer eso, pero no lo sé, hay algo que aún no comprendo del todo. —Esmeralda comenzó a divagar en voz alta, ella en realidad no parecía estar hablando con Gracia, sino consigo misma.


    —¿Qué es?, si puedo saber, claro.


    —Gracia, ¿cómo te sentirías si tu forma de vida fuese una farsa?, si todo lo que has creído, amado y protegido durante los últimos años no fuese más que una mentira de auto convencimiento. —La voz de Esmeralda poco a poco se fue quebrando, Gracia notó rápidamente que aquella pregunta no era ninguna broma ni tampoco una retórica. Por ende, la jovencita sonrió dulcemente y preparó una respuesta honesta.


    —¿Y qué tiene de malo?, los humanos tenemos vidas cortas, Esmeralda, venimos a este mundo para ser felices. No todo tiene que ser real o falso, con que puedas sonreír todos los días debería ser suficiente. Si mi forma de vida resultara ser una farsa entonces seguiría con esa bella mentira hasta el final de mis días, podrá ser hipócrita, desleal y en cierto punto, asquerosa, pero al fin y al cabo esa mentira me hace feliz. No tenemos porqué centrarnos en la realidad o la verdad de este mundo tan vasto, después de todo, tenemos diferentes puntos de vista y el querer centrarlo todo en uno solo resulta imposible. —Gracia volvió a dar una explicación muy coherente, sin embargo, Esmeralda seguía sin convencerse, su mente todavía estaba afectada por las verdades que Gilberto le dijo a puños.


    —Pero… ¿Qué harías si esa farsa afecta a las personas qué quieres?, ¿cómo podrías vivir sabiendo que nadie te necesita por cómo piensas o lo qué haces?


    Sí, definitivamente ese era el problema principal de Esmeralda como Maho Shoujo, vivir con la falsa idea de que podía salvar a los demás le resultó muy caro la última vez. Su padre volvió a la depresión, Pablo perdió un brazo y Wendy sufrió heridas severas también, esto ya no era un juego o un simple problema de ideales, sino algo más profundo.


    Gracia por un momento se quedó callada, ella no encontró un argumento inicial para contrarrestar la afirmación de Esmeralda, sencillamente llevó su mano al mentón y luego soltó un suspiro. Estuvo a punto de darle la razón a la ex heroína, pero un fugaz pensamiento pasó por su mente, como si hubiese sido arrastrado por una deidad.


    —¿Y por qué no adaptas tu pensamiento?, ya sabes, modificar algunas cosas que no estén bien para que no afecten a las personas que quieres. Es como la ley, el tiempo pasa y las necesidades de las personas cambian, ya no necesitamos tantas penas por robar caballos, pero sí para los autos. Si en verdad esa mentalidad tuya le hace daño a la gente que amas, solo tienes que modificarla un poquito.


    —¿Pero eso no sería hipocresía? —volvió a preguntar.


    —Sí, ¡pero a quién le importa!, hipócrita o no, si eso te hace feliz a ti y a los demás no veo ningún problema.


    Esmeralda se quedó callada por un momento, el hecho de poder parchear los ideales de su madre se le hizo un tanto irrespetuoso y en cierto modo, ofensivo, pero no iba a decirle eso a Gracia en voz alta. No, ella no tenía por qué hacerlo, ya que su amiga tenía razón, a veces el cambiar una ideología podía resultar hipócrita e incluso de mal gusto, pero ni siquiera las ideas estaban exentas al cambio.


    ¿Podía realmente tomar una decisión tan importante con una base tan falsa?


    —En verdad eres una persona amable, Gracia. —Nuestra heroína por fin sonrió, gesto que la chica bajita apreció con gran entusiasmo.


    —Tú también lo eres, no te preocupes por los demás y trata de vivir en paz contigo misma.


    Las dos jovencitas se despidieron cuando abandonaron el centro comercial, ya que sus casas quedaban en direcciones contrarias. Gracia tomó el autobús en la salida del centro comercial y Esmeralda caminó lentamente por las abarrotadas calles de la ciudad.


    El panorama fue cambiando mientras sus pasos avanzaban, al inicio vio muchos automóviles y peatones moverse por los alrededores de las plazas, notó a estudiantes de su misma escuela paseando y haciendo compras sencillas, como arreglos de fantasía o comida rápida. Sin embargo, también vio a familias paseando con hermosas expresiones en sus rostros, un escenario que a ella realmente le gustaba.


    Me convertí en vigilante para honrar a mi madre, no para proteger a esas sonrisas


    —¿Por qué motivo luchaba?, ya no lo puedo recordar. —Esmeralda habló consigo misma cuando sintió que nadie la veía, al levantar su semblante pudo ver que había abandonado el distrito comercial y ahora caminaba sola por las abandonadas calles que conducían a la intersección. De nuevo, viejos lugares como el parque abandonado y las arboledas incompletas entraron en su línea de visión, ahí tuvo muchos encuentros sobrenaturales con distintos oponentes y también peleas dignas de mención.


    Sin embargo, para alguien desacostumbrado a lo sobrenatural, aquel escenario no era muy distinto a un lugar desolado, carente de vida y energía. Las calles lucían descuidadas, pero no acabadas, los árboles no albergaban insectos o pájaros como todos los demás. Ahí reinaba el silencio absoluto, una calma tan peligrosa que incluso los bebés podían sentir que algo no iba bien.


    Mientras nuestra protagonista reflexionaba acerca de su vida, Gracia encontró algo muy interesante en la puerta de su casa, para ser precisos, un espejo de mano. La jovencita miró hacia ambos lados para buscar al dueño de ese objeto, pero no había nadie, los vecinos tenían la puerta cerrada y no parecía ser de algún peatón tampoco.


    El espejo en sí era de mango rojo y circunferencia mediana, como los que usaban en barberías y estéticas del siglo pasado. Gracia se sintió extrañamente atraída hacia él, la chica tomó el espejo con su mano diestra y lo levantó del suelo, al hacerlo, pudo escuchar un murmullo casi inexistente, pero muy real.


    —Tienes el potencial para hacer cosas grandes, Gracia. —La voz aparentaba ser de una mujer mayor, pues tenía ese tonito tan característico de las abuelitas, no obstante, Gracia decidió ser cauta y no le respondió al ente que le hablaba directo del espejo —. Solo tienes que desearlo, has sido elegida por las hadas del norte para ser su representante.


    La chica se quedó congelada, pero no del pánico, sino más bien de la sorpresa, ella jamás esperó que un objeto mágico estuviese tirado en la puerta de su casa.


    —¿Hadas del norte? —cuestionó Gracia, un tanto incrédula por la aparición del ente.


    —Vaya, creí que ibas a tirar el espejo y correr, no creí que tuvieses el valor para hablarme. Entra a la casa, antes de que alguien piense que estás loca.


    —Para ser un espejo tienes una boca muy moderna, vamos a ver pues…


    Gracia entró a su hogar con el espejo en mano, los siguientes hechos estaban a punto de transformar su vida para siempre. Pero… Todavía no era momento de ver la conversación.


    La ciudad de Juan Álvarez poseía una extensa área boscosa, rodeada de árboles, peñascos, piedras y demás terreno irregular, al igual que las áreas aledañas a la intersección ahí no había nadie. Aparentemente, las constructoras estaban advertidas de lo peligroso que era el terreno en ese lugar, como en el pasado fue una zona pantanosa repleta de humedad y otros cambios climáticos el asentamiento de cualquier edificio podría sufrir inundaciones o caerse por la actividad sísmica que ahí se presentaba con frecuencia.


    En pocas palabras, era naturaleza muerta.


    A mitad del bosque yacían dos hombres que se conocían muy bien: Pablo Casanova y Rance, ambos eran miembros del club de karate y no se llevaban mal en lo absoluto. Sin embargo, ambos portaban prendas muy distintas a sus uniformes escolares, Rance traía consigo una gabardina negra, pantalones oscuros, un sombrero del mismo color y botines café.


    Pablo en cambio usaba la chaqueta de cuero negra con la insignia de la familia Casanova grabada en la espada, camiseta blanca, pantalón azul y tenis rojos.


    —Parece que por fin te revelas a ti mismo, Rance, el poderoso. —Pablo Casanova no habló con la amabilidad y cortesía que solía emplear con sus amigos del club, pero tampoco parecía la voz que utilizó en su pelea contra Gilberto.


    —Yo te digo lo mismo, Pablo Casanova, el que me hayas desafiado a un combate es algo extraño. ¿No estabas agonizando por tu brazo de repuesto? —Ese último comentario lo dijo en un tono muy despectivo, Rance fuera de la escuela era un conocido hechicero, famoso por tratar con personas poderes especiales.


    —Por eso mismo deseo enfrentarme a ti, necesito aprender a lidiar con este dolor en una pelea real.


    —¿Estás seguro de esto?, bien pudiste pedirle ayuda a Magical Fénix o Magical Luz, las dos son conocidas tuyas. —Rance no era ningún idiota, estaba consciente de las verdaderas identidades de las Maho Shoujo desde un inicio, pero no les decía nada por falta de interés.


    —Te equivocas, ellas no son mis conocidas, son amigas mías que me aprecian mucho y por eso no les puedo pedir esto. Si peleo contra alguna de las dos van a tener compasión conmigo, lo sé porque son muy gentiles. —Pablo sonrió mientras visualizaba a Esmeralda y Wendy, Rance notó ese gesto y solamente se cruzó de brazos con arrogancia —. Ellas evitarán atacar a mi brazo o no usarán todo su poder.


    —En eso tienes razón, no aprenderás nada si peleas contra un oponente que se está conteniendo.


    —Por eso he venido a desafiarte a ti, eres un hechicero fuerte y también alguien que no dudará en hacerme daño real. ¡Esta pelea es lo que necesito para adaptarme a este brazo!, de nada servirán tantas semanas de entrenamiento en solitario si no puedo hacer funcionar esta prótesis de mierda.


    —Entiendo, a decir verdad yo también quiero pelear contigo, pero solamente porque eres mi compañero del club te lo volveré a preguntar, ¿en verdad deseas luchar contra mí? —volvió a cuestionar.


    —¡Por supuesto!, basta de charlas, es hora de que demuestres porque te llaman el poderoso. —Pablo Casanova no perdió más el tiempo, de inmediato su confiable katana de filo rojo y mango negro apareció en menos de un parpadeo. Al hacerlo, Rance dio un salto sobrehumano de dos metros en el aire y ganó una distancia de cinco metros frente al muchacho.


    —Que así sea, ¡Pablo Casanova! —El cuerpo de Rance empezó a emitir pequeñas corrientes de viento helado, posteriormente el muchacho elevó ambas manos y centró toda la energía del medio ambiente dentro de sus dedos. Casanova mantuvo su katana pegada al cuerpo, una buena elección, pues de las extremidades del muchacho salieron diez cuchillos congelados en dirección a sus puntos vitales.


    —¡Muy lento! —Pablo desvió todos los proyectiles con un solo movimiento de su espada, segundos después cargó de lleno contra Rance —. ¡Ah!


    En fin…


    La elección final de Esmeralda, el encuentro de Gracia, la destreza de Pablo y los problemas silenciosos de Wendy…


    Las ruedas del destino estaban empezando a moverse, ¿hacia dónde los llevará este viaje sin retorno?


    Fin de la historia 28

    Es todo por el momento, ¿cuál fue su escena favorita? c:
    ¿Qué parte desean conocer más?, el descubrimiento de Gracia o la pelea de Pablo vs Rance.
     
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  19.  
    J.Nathan Spears

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    Okey... primero que nada, al menos Esme se nota más repuesta luego de todo esto. ¡Al fin un capítulo no centrado en Angst! ¡Por fin, maldita sea!

    Wendy, pues seguramente debe estar pateando culos xD

    Gracia obtendrá nuevos poderes. Estoy seguro de esto...

    ¿Rance es un hechicero de alto nivel? O_o. Vale, ya estoy semi-acostumbrado a tus Plot-twists, pero sigue siendo algo sorprendente. Qué bueno... y algo me dice que la pelea será muy pero muy bien narrada.

    En líneas generales, un lindo capítulo de "puente". No es relleno pero sí que se sintió más ligero.

    Ahora se me antojaron unas hamburguesas de las que pide Esme-chan xD. Awww... tan Moe...
     
  20.  
    Aglicht

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    Me gustó el capítulo en general, no esperaba lo de Graciela ni lo de Rance, pero contigo ya no se sabe así que no esperaré nada ja, ja, ja.
    Y me alegra ver que hay una pequeña posibilidad de que Esmeralda se recupere, porque evidentemente no podré saber de Wendy como heroína sin Magical Luz, me pregunto si tiene villanos sencillos o la cosa se puso peor ahora con lo de Gilberto y un sinfín de ideas que no vas a decirme, lo sé ¬w¬
    Aún así, me gusta. Nos leemos en el siguiente.
     

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