Crónicas de un Amor Extraño

Tema en 'Fanfics Abandonados de Inuyasha Ranma y Rinne' iniciado por Kayazarami, 12 Abril 2008.

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    Kayazarami

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    Crónicas de un Amor Extraño

    Crónicas de Un Amor Extraño

    RESUMEN: Cumplida Su misión auto impuesta, matar a Naraku, Sesshômaru inicia su vida como Lord del Oeste, teniendo que cumplir con el primero de sus deberes: contraer matrimonio con una poderosa demonio, princesa del Norte.​


    Notas de la autora: Bueno, ya que el limite de fics largos es de 2 y que he regresado a cemzoo.... Que menos que poner mi "pequeña joya"

    En este fic, la pareja de Sesshômaru es un personaje de mi invención, pero ya habra tiempo incluso para las amantes de los SesshxKag.

    Capitulo 1. Deshonra Manchada de Sangre Pura.

    Con tranquilidad, la hermosa youkai tomo la mano de su padre, que la observaba con un dejo de tristeza en los ojos, una muda angustia que parecía estar devorando su alma ante aquello.

    -Lo siento, hija.

    -Tranquilo, padre- le sonrió quedamente- Comprendo tus motivos. No hay más remedio.

    Katsumi, Señor Taiyoukai del Norte, la miro de nuevo y ella le sonrió con calma. Aquel era el día de su boda, el momento en que sería entregada a otro demonio, abandonando su familia para pasar a pertenecer al Clan de su marido.

    Shakaya era, sin duda alguna, una de las youkais más bellas que circulaban por ese mundo. Sus ojos eran de un color azul pálido como el hielo, mientras que sus cabellos esmeraldas, que le arribaban poco más abajo de la cintura, emitían destellos que brillaban con luz propia, no era demasiado voluptuosa, su cuerpo era de proporción delegada, con caderas ligeramente anchas. Y las facciones de su rostro parecían esculpidas por un ángel, sin ninguna marca a excepción de una media luna con forma de balancín. Su sangre, en cambio, era una de las más puras entre los de su raza, perteneciente a las Tierras del Norte, Princesa Taiyoukai, pero por desgracia, segunda en nacer. Una gran guerrera, poderosa como pocas, pero con un corazón compasivo, difícil de detectar, pero ahí estaba. Siempre portaba un rostro apacible y meditativo, de una personalidad tranquila y calmada.

    La heredera directa del Señorío era sin duda su hermana Haraki, muy hermosa, pero de corazón despreciable y demasiado altiva y orgullosa como para mantener un buen reinado. No duraría mucho en el trono una vez su padre falleciera, pero este tardaría aún tal vez siglos en pasar a mejor vida, de modo que no debía preocuparse por eso en aquellos momentos.

    Por ese motivo y su posición el la línea del Trono, Shakaya había sido reclamada en matrimonio y su padre, no pudo negarse, procediendo de donde procedía la demanda.

    La pacifica youkai tomo el brazo de Katsumi, justo cuando los majestuosos portones se abrieron de par en par, aventando que era hora de pasar.

    Recogió un poco los pliegues de su kimono blanco, lanzando un suspiro al aire y apretando suavemente el brazo que se posaba sobre el de su padre, dándole unas fuerzas que sabía, necesitaba él más que ella.


    Metros por delante de ellos, un poderoso Taiyoukai esperaba junto a el Sacerdote Demoníaco que los declararía pareja ante los allí presentes.

    Portaba un yukata ceremonial que lo hacía ver esplendido, mientras sus largos cabellos plateados recogidos en una faustuosa coleta ondeaban ligeros debido al aire procedente de los portones. Sus fríos ojos dorados se posaron el la femenina figura que avanzaba con su padre a través del pasillo ornamentalmente decorado, detectando un brillo poderoso de irritación el los ojos del Señor del Norte, al cual parecía hacerle escasa gracia entregarle a su hija en matrimonio, lo miraba con odio muy mal contenido.

    Casi le vinieron ganas de declararle abiertamente y ante todos los presentes que a el le interesaba menos que a nadie obtenerla por esposa. De hecho, ni tan siquiera le agradaba la demonio y era la primera vez en su vida que la veía.

    Maldijo mentalmente a su madre otra vez por hacer aquello. Comprendía sus motivos y ya no tenía excusas para negarle lo que tanto le había pedido. La lucha contra Naraku había finalizado hacía ya varios meses y su búsqueda por un poder mayor también con ella, al obtener la Souunga, la legendaria katana de su padre, que lo aceptó como dueño apenas sus garras tocaron su mango.

    Por lo tanto, debía asumir sus responsabilidades de nacimiento y ascender al Trono del Oeste, como Taiyoukai de sangre pura que era. Pero para realizar sus metas, debía contraer matrimonio con una Taiyoukai de sangre tan limpia como la de él y noble cuna. Exactamente con una youkai como la que tenía ante él.

    Cuando Katsumi le entrego la mano de su hija, la tomo con indiferencia y la guío sin mucha emoción hasta el altar. Se fijo en ella con disimulo. Si, era hermosa, sin duda, tan bella como su madre le había mencionado. No parecía arrogante, aunque bien sabía que no había demonio que no lo fuera, aunque apenas podía verlo por el velo que ocultaba el rostro de ella, le pareció que la expresión de sus ojos y su rostro tan solo detonaba una increíble paz.

    ¿Le era incluso más diferente que a él aquel matrimonio o solo se lo parecía? Bueno, al menos le hacía las cosas más fáciles si no tenía que mediar con una demonio irascible y violenta con un ego insoportable.

    Por otro lado, Shakaya también había analizado al demonio que había frente a sus ojos. Tenían una actitud fría y a pesar de ocultarlo, bastante orgullo y un carácter exacto al hielo que asomaban sus ojos. Era muy guapo, cierto, pero si pudiese escoger, no se casaría con él. Algo le delataba que Sesshômaru no era precisamente el indicado para comprenderla, no iba a ser un buen marido.

    Se inclinaron ante el Sacerdote Demoníaco y este comenzó su largo Sutra de palabras incoherentes y sin sentido, que ambos ignoraron, todavía sumergidos en sus pensamientos. Se levantaron cuando fue oportuno y Sesshômaru se dirigió hacia ella, dejando caer el velo que cubría su rostro.

    Por un momento, un brevísimo instante que apenas duro unos segundos, sus facciones se mostraron asombradas y sus ojos se abrieron ligeramente al descubrir por completo la belleza que se presentaba en la demonio.

    Después, sin mucho animo, deslizo el kimono por su hombro derecho y acercando su rostro a la suave piel descubierta, la mordió con fuerza, marcándola como suya. Espero escuchar un grito de dolor o angustia, como había presenciado en otras uniones entre demonios, pero ni un pequeño suspiro salió de la boca de Shakaya.

    Cuando termino, espero para que ella hiciera lo propio con él y lo marcara, como podía hacer al ser una Taiyoukai, pero no parecían ser sus intenciones, ya que no hizo el más leve gesto por aproximarse o mover su yukata.

    Se quedo aun más sorprendido. ¿No iba a marcarlo? ¿Le concedía la libertad de traicionarla y estar con cualquier otra que desease? ¿Pero que le ocurría a la demonio esa? ¿Acaso no sabía que si lo marcaba y él la engañaba con otra, la señal desaparecía y era libre de volver con los suyos de nuevo?

    Algunos cuchicheos se dejaron oír por la sala al percatarse de que ella no marcaba al inminente Señor del Oeste, incrédulos y asombrados, los presentes se hacían más o menos las mismas preguntas que el “novio”.

    Sesshômaru dirigió una discreta mirada a su madre, por si ella comprendía de qué iba todo aquello y la descubrió tan intrigada y extrañada como el resto. Miro al Señor del Norte, el cual tenía las garras cerradas como puños, pero si parecía entender lo que pasaba.

    Volvió a Shakaya y la descubrió mirándolo con la misma tranquilidad que antes. Dudoso, le tendió una de sus garras, que ella tomo. Los cuchicheos aumentaron de volumen, pues aquello daba por concluida la ceremonia.

    Cogidos de la mano, la ahora pareja se dirigió hacia la Sala del Trono del Oeste, en donde Sesshômaru tomaría definitivamente sus derechos y sería proclamado Señor de esas Tierras, bajo las miradas de dos centenares de presentes, su madre, los Taiyoukais del resto de territorios y la apacible mirada de su ahora mujer.



    Un mes se sucedió desde aquellos acontecimientos y en el Castillo del Oeste la rutina diaria se había impuesto sobre todos sus moradores.

    En las habitaciones reales, Sesshômaru despertaba como cada mañana en la agradable soledad de su cama. Desde un buen principio había anunciado sus intenciones de dormir solo, y Shakaya no se había opuesto a ellas, ni tan siquiera hizo un comentario al respecto, tan solo asintió con su rostro de imperturbable calma, que lograba sacarlo de sus casillas.

    No lograba entender que iba mal con él. Nunca había deseado casarse para no tener que soportar a una estúpida y vanidosa demonio y ahora que lo había echo por necesidad, su “mujer” no le prestaba la mas mínima atención, ni a él ni a sus acciones. Y en lugar de estar contento con la situación, esta le irritaba.

    ¿Pero que podía hacer? Lo único que no lograba comprender era por que motivo ella no parecía odiarlo, después de todo lo que paso. No tenía ningún derecho a reclamarle por su actitud, a lo mucho que podía hacer era agradecer que ella no hubiera regresado al Norte después de todo.

    Justo cuando acababa de vestirse, se abrieron las pesabas puertas de su dormitorio y su madre entro en el. Empezaba a hacerse costumbre que Seisshime tomara el desayuno en compañía del Señor del Oeste, su hijo.

    Sin decir palabra, ambos se sentaron en la gran mesa de roble que reinaba en la sala contigua y de inmediato varios siervos les trajeron el desayuno.

    -Traes mala cara.

    -…

    -¿Si?

    -Estaba pensando.

    -¿En Shakaya?

    Sesshômaru asintió en silencio.

    -Nunca vas a arreglar nada si no usas las palabras para hacerlo, Sesshômaru….

    Ignoro el comentario de su madre, mientras comía a un ritmo lento y su mente divagaba de nuevo. Tras ser proclamado Señor del Oeste y el gran banquete que se ofreció a los allí presentes, él se había retirado junto a Shakaya a sus aposentos y allí le situó los puntos sobre las íes de una forma… Poco civilizada.

    **Flash Back**

    Hizo un leve gesto con su mano y los dos guardias que había junto a su habitación se movieron, abriendo las pesadas puertas y cediéndole el paso a su ahora señor. Este se aseguro de que Shakaya estuviera dentro antes de dar la orden de cerrarlas con otro mudo movimiento de mano.

    Cuando volteo, tan solo observo como ella miraba con una leve curiosidad la habitación. Le indico que tomara asiento, ella obedeció y el quedo en pie, mirándola antes de pronunciar palabra.

    -No me has marcado.

    -Cierto.

    -¿Sabes lo que eso significa?

    -Si- Sesshômaru suspiro, ¿es que la voz de ella jamás perdía el tono pausado?- Has tomado mi libertad pero yo no te he arrebatado la tuya.

    -…

    Sin duda sabía perfectamente lo que había echo y, lejos de arrepentirse o preocuparse, más bien parecía indiferente a ese hecho. ¿Pero que clase de demonio era esa? ¿Una dispuesta a permitir que él la traicionara a sus anchas? Dudaba mucho que el motivo que evito que lo marcara fuese que confiaba plenamente en la honradez del youkai, si era la primera vez en sus vidas que se encontraban…

    Un momento. Tal vez, solo tal vez… ¿Pudiera ser que ella buscara ridiculirizarlo ante el resto de presentes? Sin duda gracias a la anormalidad de la ceremonia, iba a ser una de las más comentadas de los próximos meses. ¿Le había dejado como un insignificante idiota al que no valía la pena marcar? Aquello lo enfureció.

    -Tu…

    -¿Si?

    -Me has dejado en ridículo.

    -¿Eso creéis?

    - No hay otra explicación.

    -…

    Shakaya no le contesto y aquello lo tomo como un sí. Se enfureció aun más. ¿Pero quien se creía aquella estúpida para jugar con su orgullo y su honra? Él tan solo había escogido casarse con una poderosa Taiyoukai para limpiar el nombre que su padre había ensuciado al engendrar un hanyou con una mujer humana.

    Muy bien. Se arrepentiría de lo que había echo. Ahora era suya y si lo deseaba, la castigaría por su desfachatez. Se aproximo a ella, que tan solo lo miraba quedamente a los ojos y la abofeteo con fuerza, marcando el hermoso rostro con algunos arañazos a causa de sus garras.

    Del imprevisto golpe Shakaya quedo en el suelo, pero ni un solo grito o reclamo se escucho de sus labios, se limito a incorporarse de nuevo y quedar frente a él. En cualquier otra ocasión Sesshômaru supo que le habría respondido o habría salido huyendo del lugar, pero esa noche no podía.

    Era la noche de bodas y si ella escapada del dormitorio, podría declararla deshonrada, puesto que hoy en día ya no había demonios vírgenes, la lujuria que recorría sus cuerpos las hacia entregarse a cualquiera en pronta edad en busca de placer a pesar de que las leyes del matrimonio especificaban que ellas debían ser vírgenes, y si no lo eran, podían desecharlas y ser ejecutadas por deshonra a su propio Clan.

    Los matrimonios, pues, se efectuaban por dinero o posición, en vista de que la virtud de las demonios era algo imposible de esperar. Ni el más loco rechazaría a una Taiyoukai hija de una de los Señores tan solo por no ser pura, pero ella había herido su orgullo y si trataba de huir de su habitación haría que le cortasen la cabeza.

    -----Al Blog ¡Ya!-----
    (Cuadradito azul con una B al lado de mi avatar)
    -----------------------------
    Se separo completamente y cayo rendido al sueño, obviando la demonio que seguía temblando y llorando junto a el y que lo abandono solo en el lecho con las primeras luces del día.

    Y al despertar la realidad lo atravesó.

    Solo al amanecer comprendió que toda aquella paz, tranquilidad o calma que la demonio había dejado ver durante el día no era otra cosa sino pureza. El no marcarlo había sido un acto de confianza e inocencia, por que seguramente no había querido que él se sintiera sometido a una hembra ingenua como ella había demostrado ser.

    Por que más que herir su orgullo o ridiculizarlo, en realidad ella le había entregado una de las honras más grandes que en ese tiempo una demonio podía darle a su pareja al unirse a ella en matrimonio.

    Solo pudo entenderlo esa mañana después de casarse, al percibir un olor extraño en su cama y encontrar las sabanas ligeramente manchadas de sangre, una sangre ajena a la del mordido labio de la youkai o las heridas de sus mejillas, que olía diferente. Por que Shakaya era virgen. O al menos, lo había sido. Por que se había casado con él pura, inocente y casta, de una forma honrosa, algo que ninguna otra demonio podría haberle dado.

    Y fue entonces cuando también entendió por que el Señor del Norte lo había mirado como si no mereciera lo que iba a entregarle. Por que realmente, no había merecido recibirlo.


    CONTINUARA.....

     
  2.  
    Lady Stanley

    Lady Stanley Sweet Room

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    Re: Crónicas de un Amor Extraño

    Hola xD

    wow que cosas , son estas me encanto esta conti , o mas bien el primer capitulo , ¿que pasara despues ? me dejaste sumamente intrigada -.- ya quiero ver que pasara despues , solamente yo pienso que esa taiyoukia no debio merecer tl castigo por parte de mi Sesshomaru , pero bueno eso lo saben ellos no es asi? .
    Y cuando comenzara a haber accion entre la pareja platonica osea Sesshomaru y Kagome , por que yo creo que esa boda fue mas de unos años atras no es asi , bueno espero con ansias la conti de este capitulo genial hay me enamore por c0mpleto de el :rosa:
    cualquiero cosa o si quieres ayuda no dudes en llamarme
    Atte: zimbalist
     
  3.  
    Kayazarami

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    Re: Crónicas de un Amor Extraño

    Advertencia: Este post no demuestra en ningun sentido que te hayas leido el capitulo. Se parece mucho al que has dejado en "El Señor de los Infiernos" y ahi tampoco has puesto nada relevante. Además los has puesto muy rapido, con lo que dudo que te haya dado tiempo a leerlos. Tacháme de antipactica si quieres, pero el que vuelva a dejar un post "vacío" en esta discusión, entenderé que solo quiere subir el número de post y reportaré el problema a los lideres de foro (por si Pami lee esto, mis diculpas por darle tanto el follón ultimamente)

    No es que me quiera fastidiar a nadie, pero para los escritores de fics es un insulto eso que acabas de hacer. A mi me importa un pimiento el numero de post que haya en esta discusión, lo unico que me interesa es que la gente me de su opinión acerca del capitulo que acabo de subir.
     
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    ~Sunzure Russo~

    ~Sunzure Russo~ Fanático

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    Re: Crónicas de un Amor Extraño

    sigo pensando!!!!
    sesshito!!
    la regaste!!!!
    y bien regada!!!!
    pero que insendible!!!....fue un salvaje!!!!
    como se le ocurre!!!
    eso para una mujer, chica.......
    es horrible!!1
    que tu primera vez!!!
    sea de una forma!!.....
    tan horrible!!....
    a mi me martirizaria!!...
    quiero saber mas!!......
    espero la proxima conty!

    Adiosito...............
     
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    Kayazarami

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    Re: Crónicas de un Amor Extraño

    Capitulo 2. Beso purificador Sin odio.

    Shakaya iba pensando en sus cosas, distraídamente, como siempre, mientras cruzaba los extensos pasillos del Castillo y a su paso tan solo se escuchaba el ulular de su fino traje azul pálido, sujeto con un corsé a su pecho y vientre, que marcaba mucho mejor sus formas que un kimono y la hacia ver esplendida, del cual surgía una fina tela azul pálida también que rodeaba sus piernas, una larga falda que se arrastraba por el suelo haciendo imposible averiguar si bajo ella iba descalza o no, mientras su mente viajaba por otros mundos.

    Ni siquiera se paró a preguntarle el por que, ni ella intento rebatirle, Sesshômaru saco sus propias conclusiones y escogió lo que le pareció el mejor castigo. Tal y como pensó el día de su boda, Sesshômaru no era compañero para ella. Dudaba que el demonio fuera del tipo que necesitaran pareja, si no más bien de aquellos que les agradaba la soledad.

    No le guardaba rencor por lo ocurrido, tampoco es que le fuera indiferente, simplemente prefería no pensar en ello, por que no fue una experiencia agradable ni mucho menos. El único consuelo que tenía, era que las marcas de su cara habían desaparecido dos días después.

    Durante toda su vida, se había mantenido virgen, pero no precisamente para cuando llegara el momento de entregarse a su compañero. No es que fuera inocente o ingenua como muchos solían pensar, sino que era lo que consideraba más práctico. En el caso de haberse convertido en un saco de hormonas ambulante, como su hermana Haraki, la hubiera llevado a tener que complacer a todos los estúpidos machos creídos del palacio del Norte.

    O al menos eso era lo que había pensado, al ver que Haraki se dejaba poseer hasta por el más insignificante demonio que la “cortejase” un poco. Por eso, asociaba la idea de que, tras su primera vez, podía pasar a ser una bestia sedienta de sexo o algo peor y la sola idea le daba asco. No iba a convertirse en algo tan despreciable así tuviese que quedarse virgen por el resto de sus días.

    Tal vez por eso no odiaba a Sesshômaru por lo que le había echo. Durante toda su vida, se concentro más en volverse poderosa, entrenarse y luchar junto a su padre en la batalla que prepararse para el matrimonio o algo parecido.

    Por ello, estaba acostumbrada al dolor. No valía la pena negar que lo que había sentido su “noche de bodas” había sido el peor tormento que jamás hubiera imaginado ir a sufrir en su vida, pero se libro de la duda de convertirse en algo parecido a Haraki y eso, en cierto modo, la aliviaba.

    Llevaba viviendo el aquel Castillo durante un mes. Apenas había cruzado dos palabras con “su señor” desde la boda y, sinceramente, no era por rencor, si no por que una de dos: o Sesshômaru no le hablaba, o todo lo que él decía le sonaba a una orden.

    Y si el muy fresco se creía que iba a tolerar que le diese ordenes o mucho mejor, que las iba a cumplir, la llevaba clara con ella.

    Salio a pasear por los extensos y hermosos jardines, como solía hacer cada mañana al despertar. Eran en su opinión, lo único bueno de aquel Castillo: los jardines. En el resto, era mucho más hermoso el Palacio del Norte, que carecía de espacios verdes por estar en las zonas heladas, pero a cambio, tenía las visiones más hermosas que la blanca nieve les pudiese dar.

    Suspiro casi imperceptiblemente, aspirando el olor a las flores de por allí, olía a rosas, magnolias y claveles, tres de sus flores favoritas y caminando guiada por el olor, llego hasta un pequeño cerco rodeado por arbustos, el cual estaba invadido de esas flores y sobre ellas, esperaban sus dos mononokes. Hacía tiempo que no los veía, pues los había mandado al Norte para entregarle una carta a su padre.

    Las grandes bestias a saludaron con su habitual “Piiiu”. Eran seres grandes, como dos perros pero con apariencia de zorro y algunos rasgos felinos, cada cual tenía siete colas y, mientras uno era totalmente negro, el otro era completamente blanco.

    Unas suaves llamas los rodearon y al minuto siguiente todo lo que quedaba de las poderosas figuras eran dos pequeños zorritos que se lanzaron sobre ella para lamerle la cara. Shakaya los recibió en sus brazos y luego se tiro al centro de los arbustos, para jugar con sus mononokes entre las flores, como hacía desde que era apenas un cachorro de inu youkai y, sin embargo, los mononokes habían siempre sido así, pequeños y transformándose en grandes.



    Sesshômaru salio algo fatigado del desayuno con su madre. Últimamente, cada vez le era menos difícil entenderse con ella, aunque nunca había tenido grandes problemas para hacerlo. Seisshime había intuido gran parte de lo que ocurrió la noche de bodas y se había enfadado más de lo que él creía que sucedería. Primero le había sorprendido el hecho de que ella fuese virgen, pero cuando le explico más o menos cuales creía que eran los motivos de la youkai para haberse mantenido casta, casi le pareció peor lo que había echo.

    Y su madre…Prácticamente había amenazado con matarlo si no le pedía disculpas ahora mismo. ¿Pero que diablos pretendía que hiciera? La culpa no era totalmente suya, por que la estúpida esa no le había siquiera intentado contar la verdad de sus acciones.

    Aunque… ¿Él se hubiera parado a escucharla? No. La habría tratado peor por intentar engañarlo y para cuándo descubriese que le había sido sincera, el mal estaría hecho, como ya había pasado. No hubiera valido la pena ni intentarlo y tal vez el “castigo” habría sido mucho peor.

    La Taiyoukai, sin duda alguna, era inteligente y por eso había callado.

    Camino con pesadez por el Castillo, sabiendo que en apenas unas horas, comenzaría su “jornada” como Señor del Oeste, teniendo que reunirse con el Consejo, luego a ocuparse de los Juicios, que tan solo se realizaban una vez al mes, para su desgracia ese día. Y ni hablar de las invitaciones de otros Taiyoukais para sus fiestas o reuniones, que rechazaba amablemente por ahora, pero a las que tarde o temprano tendría que asistir.

    Ahora comprendía por que su madre se había empeñado en que tuviese compañera, a parte de para darle respeto y credibilidad, por que necesitaba alguien en quien apoyarse, alguien que estuviese de su aparte sin reparos. Y por su culpa, el invento había salido mal y era en Seisshime en quien debía apoyarse.

    Decidió salir a los jardines a dar una vuelta en intentar despejarse. Llevaba casi un mes muy ofuscado por todo y lo peor, sus instintos se estaban descontrolando. Como, por “advertencia” de su madre, no debía traicionar a Shakaya, no podía calmar sus ansias con ninguna amante ocasional y, aunque por ahora podía contener sus impulsos, no sabia que pasaría cuando entrase en temporada de “celo”.

    Detuvo su paseo y decidió ir a tomar un baño bien frío antes de comenzar sus labores, si no, poco sería capaz de hacer… Dio media vuelta en dirección al castillo cuando una suave y ligera risa le hizo detenerse.

    Casi parecía un regalo para su desarrollada audición aquel sonido. Se encamino al lugar de procedencia, que eran… ¿unos arbustos? Volvió a escuchar alguien reírse e imagino que tras las frondosas ramas habría un claro o algo parecido. Movió un arbusto ligeramente y algo salto y se deposito sobre uno de sus hombros.

    Lo miro impasible y se encontró con un mononoke blanco en su forma simple, que lo miraba con curiosidad, olisqueando por aquí y por allá, mientras ronroneaba y le decía “Piiiiiu”.

    ¿De donde había salido un mononoke? Se suponía que su Castillo estaba lo suficientemente protegido como para que absolutamente nada pudiera entrar. Así que la única conclusión lógica era que el demonio pertenecía a alguno de loa habitantes de él. Hizo memoria… No, no sabía de nadie que tuviera uno, aunque tal vez la respuesta estaba tras los arbustos.

    Volvió a hacer a un lado el conjunto de ramas y follaje cuando otro de esos bichos salto a su hombro libre. Pero bueno, ¿es que tenía una plaga de mononokes tras aquellos arbustos y no lo sabía?

    Miro al animal demoníaco, este era de un color negro y no lo estaba observando precisamente con curiosidad, como el blanco, si no que tenía la espalda levantada y el pelo erizado, mientras le gruñía, con un “Piiiiu”, enfadado.

    Se cuestiono si debía matar solo al negro o a los dos. Alzo una de sus garras para librarse de los “insectos”, cuando una risa lo dejo parado en su sitio. Movió un arbusto y se encontró con Shakaya que lo miraba divertida, estando con un mononoke cariñoso a un lado y otro bufado al otro.

    Estos, saltaron hacia ella y la tiraron al pasto, como ofendidos por que se riera de ellos. Sesshômaru se quedo mirando la escena; Shakaya y sus mononokes estaban en un precioso claro de amapolas, magnolias y rosas silvestres.

    -Venga, tranquilos, que me reía de Sesshômaru…

    Los zorritos de siete colas dejaron de ofenderse y ahora el que se mosqueo fue el Taiyoukai allí presente. ¿Qué cuernos era eso de que se reía de el? ¿HA QUE SE GANABA UN BOLETO AL OTRO MUNDO?

    Esfumo esos pensamientos de la cabeza y trato de averiguar como decirle que lo sentía por lo ocurrido su “noche de bodas”, pero no es que fuera muy dado a las disculpas, así que no se le ocurrió nada.

    Se sentó junto a ella, que no objeto, así que supuso que no le importaba. La miro detenidamente, con aquel extraño atuendo mitad guerrero mitad vestido que llevaba. El corsé se suponía debía ir en las “armaduras” femeninas de combate, pero ella lo había combinado con una larga falda azul claro, que le quedaba muy bien. Y su cabello caía libremente por su espalda, como el día de la boda.

    Era muy hermosa. Demasiado para cualquier ser de este mundo, como para poder resistirse. Pero ella le pertenecía, por azares del destino tal vez, pero así era. Y no la había sabido valorar ni apreciar como se debía, despreciando a su propia raza, pero sobre todo a Shakaya.

    Ni siquiera la había besado. Ese pensamiento casi lo devoro por completo. Era cierto, no había probado sus labios. Y si ella era virgen, ¿Quién no le decía que jamás la habían besado?

    Casi sintió ganas de volverla contra el y enseñarle a que sabe un beso, pero se contuvo con todas sus fuerzas. No iba a volver a tocarla contra su voluntad, no volvería a agredirla. Ya le hizo suficiente daño, aquello no se repetiría.

    “Piiiiiiu” De nuevo, el mononoke blanco salto a su hombro y se pudo a fisgonearlo por completo. Le molesto bastante que el pequeño animal demoníaco se pusiera a oler sus “partes íntimas”, pero trato de retener el impulso de matarlo de un zarpazo al ver que Shakaya lo miraba por el rabillo del ojo como advirtiéndole que no le hiciera daño.

    Tras acabar la inspección por allí, el mononoke se subió a su cabeza y se recostó tranquilamente, ronroneando como un gato.

    -Creo que le caes bien.

    Se sobresalto un poco al oírla hablar, pero volteo a mirarla con cuidado de que el zorrito no cayera de su cabeza y descubrió que ella estaba exactamente igual, con el negro sobre su cabeza mirándolo con odio.

    -¿Son tuyos?- exigió saber mas que pregunto, recriminándose en su interior por ser tan brusco.

    -Si, por eso tienen tanto pelaje, para protegerse del frío del Norte.

    Ya estaba. Aquel tono tan tranquilo y pausado que detonaba paz y serenidad. Cuando estaba cerca de ella, se percato, su mente estaba más relajada e incluso se podía calmar, era como un potente remedio a su agobiante deber como Señor del Oeste. ¿No era eso lo que su madre le había dicho? Que debía casarse para tener a alguien que lo apoyara, pero se había equivocado con ella y le hizo una de las cosas más horribles de su vida, así que lo primero era pedir perdón.

    Anulo todo su carácter y templo sus ánimos, tratando de disculparse con alguien por primera vez en su vida. La miro y se percato de que estaba frente a el, sentada, pero mirándolo cara a cara.

    -Lo si…

    Fue interrumpido pos dos grandes “Piiiiu”, mientras que los mononokes, que al parecer se habían vuelto locos, intercambiaban posiciones de una cabeza a otra, de manera que al coger impulso, el negro lanzo a Shakaya al suelo y el blanco a Sesshômaru contra ella.

    Quedaron Sesshômaru sobre Shakaya, ella estirada en el suelo, mientras que el apoyaba su brazo derecho en la fresca hierba cubierta de flores. Estaba demasiado cerca y los labios de ella se veían demasiado tentadores como para poder resistirse. Se aproximo despacio, sintiendo el ligero temblor que sacudía el cuerpo de la demonio y un palpitante miedo destruía la calma de sus ojos azules.

    Quiso calmarla, no quería hacerle daño, ¿pero como hacérselo saber? ¡Maldita sea! Daría su alma al mismísimo diablo a cambio de que dejase de temblar, no iba a dañarla, nunca más… ¿Pero como…?

    “Nunca vas a arreglar nada si no usas las palabras para hacerlo, Sesshômaru…”

    -Shakaya... No voy a hacerte daño…

    Su expresión no cambio, pero sintió como el cuerpo bajo el se relajaba un tanto. Se aproximo a su rostro con cuidado, tratando de no ser la bestia que en realidad era. No quería asustarla más de lo que ya estaba.

    -Dijiste que no…

    -¿Alguna vez has besado a alguien?

    Ella negó con la cabeza lentamente, entendiendo lo que quería, pero al parecer el miedo de sus ojos se empeñaba en no salir de ellos. ¿Como borrarlo? Aquello no iba a ser fácil, pero como que el había puesto ese terror ciego en sus bellos ojos que lo sacaría, aunque tuviese que tener la paciencia de un ángel.

    -¿Puedo?

    Shakaya lo miro profundamente, como tratando de analizar los motivos por los cuales le pedía permiso para hacer algo que no tenía la mínima comparación con lo que anteriormente le hizo. ÉL rogó por que el resultado del análisis fuera un aprobado.

    Aunque en realidad no esperaba una respuesta afirmativa, pero de esa forma, al menos ella sabría que no iba a hacerle nada sin su permiso nunca más. O eso, o lo tomaba por hipócrita. Así que la contestación de ella lo tomo por sorpresa.

    -Si…

    La miro, incrédulo. Ella aun le temía, pero su cuerpo ya no temblaba. Acabo muy despacio con toda la distancia que quedaba entre ellos y unió sus labios en una suave caricia, rozándolos ligeramente, probando su sabor. Esos labios que ahora eran suyos sabían a especias y agua.

    Era un sabor totalmente nuevo, jamás un beso le supo así, a pesar de no serlo siquiera, aquello tan solo era un roce de labios. Shakaya cerro los ojos y el la tomo entre sus brazos, apretando más sus labios contra los de ella, mientras su lengua los acariciaba.

    Cuando necesito aire, se separó un poco y antes de volver a la carga tan solo le susurro “Abre la boca”. Ella obedeció al cabo de unos momentos y cuando al fin pudo acceder a ella, sintió que lo anterior apenas había sido un entrante.

    Algo en su interior le decía que así debía haber sido desde el principio, que si se hubiera parado a ser un poco atento, habría obtenido más de lo que imaginaba, tal como en ese instante estaba ocurriendo.

    Estrecho más sus brazos alrededor de la cintura de la Taiyoukai, tumbándola en el suelo, con él encima, y siguió atacando aquella cavidad que lo volvía loco. Lamía su boca, apresaba su lengua y acariciaba cada rincón, deseoso de explorar hasta el último milímetro de aquel lugar al que nunca antes nadie había tenido acceso.

    De pronto, sus instintos casi toman el control al sentir como, tímida e inexperta, Shakaya respondía a su beso. Los frenó en seco, prohibiéndose ir más allá y guió la lengua de ella, enseñándole, instruyéndola en el antiguo y sensual arte de besar. Los brazos de ella se agarraron con fuerza a su haori y volvió más apasionado el beso, mucho, demasiado, su cuerpo se estaba descontrolando de deseo por ella, necesitaba poseerla, hacerla suya, le urgía tomar su cuerpo puro y asfixiarlo de placer.

    Rompió el beso con cuidado y se alejo un poco, tratando inútilmente de calmar su cuerpo, mientras la youkai intentada acompasar su respiración. Cuando recupero su autocontrol, volteo y la vio ahí, tan hermosa, en medio de aquel claro encantado, que supo que necesitaba una baño frío YA.

    Shakaya en cambio, lo miraba con unos ojos que habían perdido su miedo por completo, pero también con una pizca de… ¿Comprensión? Ella sonrió. ¡Un momento! ¡Alto ahí!, pensó Sesshômaru, ¡Ella sabía que estaba excitado y se estaba riendo por que notaba sus sobre esfuerzos por aplacar los deseos de su carne!

    Se le acerco con lentitud…. Aquello no se lo esperaba, ¿acaso…? Se aproximo más y con premeditada sensualidad acerco sus labios a los de él y los rozo ligeramente, susurrándole “Gracias” antes de que sus mononokes saltaran a sus hombros, el negro le soltara el peor bufido que le había dado en toda la mañana y, apartando un arbusto, se perdiera en sus jardines.

    Sesshômaru, por su parte, se quedo estático. ¡Lo había torturado! ¡Eso había sido clara venganza! Suspiro, si pensaba cobrarse todo el dolor que le había causado, la parecía justo, si… ¡pero no iba a poder aguantar demasiado!

    Aquel ultimo gesto de ella había sido malvado, al final resultaba que si que era una demonio con todas las de la ley y un carácter algo retorcido, pero a pesar de eso, también parecía tan dulce que no… que no podía tragarse las ganas de estar con ella.

    Hacía un mes la había violado sin pararse a mirarla ni un segundo. Y ahora no podía dejar de mirarla y en cambio no le tocaba un solo pelo. Con todo lo que le había echo, y no lo odiaba.

    Suspiro de nuevo y echo a correr hacía el río antes de que alguien lo encontrara, ya hacía rato que debería estar cumpliendo sus obligaciones y si entraba en el Castillo a darse un baño, no iba a poder hacerlo.
     
  6.  
    ladymary

    ladymary Entusiasta

    Leo
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    Re: Crónicas de un Amor Extraño

    me encanta este fics y la personalidad de Shakaya lo hace genial, no creí nunca que dijera esto, pero no me gustaría que lo separas de Shakaya aunque sea por Kagome, pero ya veremos que pasará después, tal vez Shakaya no sea tan "buena" como parece, jejeje, estaré esperando la continuación. Saludos.
     
  7.  
    merlina

    merlina Guest

    Re: Crónicas de un Amor Extraño

    Hola
    Me gustaron bastante los capitulos, en si me agrada tu forma de escribir como ya lo he mensionado en "El Señor de los Infiernos".
    Creo que voy a adorar a Sesshoumaru de éste fic, aunque siempre lo hago xD aunque sea medio bestia aveces, sólo en algunas ocasiones :P.
    En fin espero que te valla bien y que puedas subir otro capitulo pronto :).
    Cuídate.
    bye.
     
  8.  
    Kayazarami

    Kayazarami Usuario común

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    Re: Crónicas de un Amor Extraño

    Capitulo 3. Alerta de Alta Traición.

    El Lord Sesshômaru, amo y Señor de las Tierras del Oeste, se encontraba ante el Consejo, un órgano que se encargaba de reunir información a través de las corrientes de espías y los rumores que se extendían en las Tierras de los Taiyoukai con el fin de mantener informado a su Señor y prevenir futuros ataques, guerras o traiciones.

    No es que fuera su actividad favorita el sentarse en su trono, que pasaran los ancianos y se pusieran a dar parte de todo lo que ocurría a lo ancho y amplío del mundo, pero lo mantenían bien informado de todos los movimientos importantes que ocurrían y bien sabía lo muy necesario que era poseer información en los tiempos que corrían.

    -Mi Lord Sesshômaru- hablo el principal consejero, del cual ni conocía, ni deseaba saber el nombre- Circulan extraños rumores por las Tierras del Norte que nos han preocupado seriamente.-No sabía por que, pero todos los Consejeros tenían la manía de hablar en plural-Al parecer, Haraki, princesa heredera al Señorío, no tiene intenciones de esperar al fallecimiento de su majestuoso padre y esta organizando revueltas por sus territorios, encubriéndolas con astucia, de forma que no parece ser obra suya.

    -¿Qué tipo de revueltas?-se intereso ligeramente Sesshômaru.

    -Oh, en un comienzo fueron apenas levantamientos de campesinos bajo el “yugo” del Taiyoukai Katsumi-informo Jaken, su fiel sirviente, al cual había elevado en honores y nombrado miembro del Consejo, resultando ser increíblemente inteligente a la hora de reunir datos- Pero se han agravado considerablemente en la ultima semana, pasando a ser pequeñas contiendas en las ciudades regidas, entre habitantes y soldados fieles al Señor. Creemos que los campesinos humanos son influenciados por cargas de energía negativa de algunos youkai, ya que el “régimen” impuesto en la zona no es en absoluto de los más severos y, de hecho, les permite vivir con comodidad.

    -¿De modo que la tal Haraki pretende que maten a su padre los habitantes?- Apenas le ponía interés a la información, aquellas cosas eran habituales- No es un buen plan, tiene que haber algo más.

    -Si, mi amo- exclamo el anciano youkai que había hablado al comienzo- A deducido bien, puesto que según varias fuentes, es la propia princesa quien pretende acabar con la vida de su padre, bajo al excusa de que el Reino no se mantiene en el debido orden y es incapaz de gobernar en su “ancianidad”, de forma que tiene descontento al pueblo, que para ese momento, calcula ya clame por su “libertad”. El plan es astuto y sin duda muy limpió, pronto tendremos que vérnoslas con una nueva Señora de las Tierras del Norte.

    -¿Y cual es el objeto de vuestra preocupación? ¿Teméis que no seamos capaces de negociar con ella?- interrumpió otro anciano, llamado Kômo, al primero- Los Territorios se han mantenido desde tiempos inmemoriales, cada Señor Gobierna el suyo y las guerras por ampliar los dominios terminaron hace eones. Con total sinceridad, señor, no veo el interés en este asunto, hace largos años que este tipo de formas de “heredar” el trono se llevan a cabo.

    -Kômo, obviaré que te has referido a ello como algo “honorable” para no tener que matarte, pero no vuelvas a mencionarlo de tal forma. De todas maneras, coincido contigo. ¿Cuál es la meta de este asunto a tratar?

    -Verá, amo Sesshômaru- explico Jaken algo inquieto- Discutimos si valía la pena o no informaros, ya que como vos habéis dicho, no hay interés en el asunto hasta que se produce la revuelta y el Señor actual cae, que es cuando hemos de negociar la forma en la que trataran los dos Señoríos, pero creímos que teniendo un detalle tan importante a tener en cuenta como es el hecho de que vuestra esposa es la segunda princesa del Norte, podría involucrarse de alguna forma en ello.

    -¿Qué quieres decir?- Ahora si que tenían toda su atención, si los Consejeros hablaban de ella, es que ya estaba metida hasta la medula en el asunto- ¿Shakaya esta participando en alguna de las dos partes implicadas?

    -Así es, Señor, está a favor de su padre y frena casi todos los avances de Haraki, que comienza a estar irritada por ello- Esta vez, el turno de palabra lo tomo Shiro, uno de los youkais más ancianos del Oeste- Nos pareció casi imposible al principio, pero incluso desde el Castillo del Oeste, lady Shakaya controla a la mitad de los terratenientes del Norte y debe tener una intuición increíble o más oídos puestos que nosotros, por que siempre avisa con toda exactitud a los dirigentes de la zona del Norte que se va a producir la revuelta, minando la mayor parte de los intentos de revolución. Si me lo permite, en una palabra, mi amo, su esposa es INCREIBLE.

    No supo si alegrarse o preocuparse por la sinceridad con la que el Consejero pronuncio aquellas palabras. Más bien opto por sorprenderse por el hecho de que Shakaya estaba solventando una revolución en una tierra que estaba a miles de Kilómetros de la suya y ni siquiera se había enterado.

    Desde luego, su madre había sabido escogerle a la esposa más fuerte, hermosa y fiel que jamás habría pensado que existía. De nuevo lo asalto el pensamiento de que había sido un estúpido por echarlo todo a perder. Mejor se lo auto recriminaba más tarde y ahora se enteraba de en que andaba metida su mujer.

    -¿Piensan que Haraki podría hacer algo contra ella?

    -Bueno, Señor, lo primero por lo que nos preocupamos, si nos permite la osadía, es el la posible mala negociación entre nuestros territorios que se produciría en caso de que al final Haraki se hiciese con el Poder en el Norte- de nuevo el Consejero principal tomaba la palabra, estremeciéndose ligeramente cuando la helada mirada de Sesshômaru lo atravesó- y por la participación de Shakaya a favor a su padre se pensase que el Oeste fraguaba en su contra. Pero ahora, pasamos a comunicárselo directamente a usted por que realmente Haraki a tomado medidas contra su hermana. Tenemos entendido que ha mandado varios asesinos por ella, aunque no sabemos con total exactitud cuando o como la atacaran, ya podrían incluso estar infiltrados en el Castillo.

    La mirada de Sesshômaru se volvió indescifrable para los consejeros, que callaron al notar como el Taiyoukai se concentraba en sus pensamientos, dándole tiempo para sacar sus conclusiones sin precipitarse, como todos ellos hacían.

    A Sesshômaru, por su parte, se le pasaron mil ideas por la cabeza, alguna de ellas que tal vez Shakaya se merecía el castigo que en su momento le dio y otras que seguro y esa era su venganza por el dichoso castigo. Había comprendido el mensaje indirecto que le mandaban los Consejeros: Haga algo con su mujer, pero ojo con lo que hace por que es bien capaz de organizar quien sabe que.

    Suspiro y disolvió el Consejo sin dar explicaciones y dejándolos con las mismas dudas que antes.

    Se retiro del trono sin mediar palabra con nadie y tomo rumbo a la habitación de Shakaya, prácticamente en la otra punta del Castillo y que ya había visitado varias veces, para su desgracia.




    Se miro al espejo casi sin comprender por que lo hacía. Estaba bien, no es que fuera vanidosa, así que no comprendía por que esa mañana se le había antojado probarse casi todo el armario hasta ponerse justo aquel vestido. Y que vestido. Se lo había regalado su madre hacía largos años y nunca se lo puso por quien sabe que razones, como que parecía más una llamada al pecado que algo para evitarlo. Era de color esmeralda, como sus cabellos. Le hacía un bonito escote y marcaba completamente su figura y sus curvas, detallándola con sus finas sedas.

    Su mononoke blanco, llamado Kirare, se la quedo mirando con mal contenida curiosidad. Definitivamente aquel era el animal demoníaco más curioso y fisgón que se había encontrado en su vida, pero estaba acostumbrada a ello, pues lo tenía consigo desde que nació, al igual que a Kiroko, el mononoke negro, que solía tener mal carácter.

    Sonrió un poco al recordar con quien estaban practicando últimamente sus cualidades los mononokes, que parecían querer asegurarse de que Sesshômaru la viera tanto si quería como si no.

    La primera vez en el claro, hacia ya dos semanas, los empujaron el uno contra el otro, provocando que se besaran. Si, aquella había sido su acción más osada hasta el momento, pero desde luego quien se iba a imaginar que no quedarían contentos únicamente con eso.

    La segunda vez que actuaron fue dos días después de ese “incidente”, cuando parecieron entender que por si mismos ni Sesshômaru ni Shakaya estaban muy dispuestos a verse, hablar o hacer algo más. Así que, tomando medidas drásticas, al parecer decidieron que lo que mejor le vendría al carácter de Sesshômaru sería organizar una fiesta de pijamas. Que mala suerte la suya cuando, al llegar a la habitación, el Taiyoukai aun no se encontrase en ella y tuvieron que empezar sin él. No sabía exactamente que había ocurrido después, solo sabía que Sesshômaru había aparecido frente a su puerta, con un mononoke en cada hombro y lleno de plumas de almohada.

    Empezó a reírse sin poder parar, de lo divertida que era la escena con la cara de fastidio que ponía él. Sesshômaru al parecer no le encontró la gracia y se retiro a bastante molesto, pero lleno de plumas, así que no pudo volver a evitar reírse y sin saber como, acabo rodando por su habitación de la risa, con sus mononokes mirándola con cara de “si ya sabia yo esto”.

    La tercera ocasión en la cual Kirare y Kiroko desaparecieron de su vista, volvieron de nuevo horas más tarde, pero esta vez sin un emplumado Sesshômaru. Le resulto raro que no hubieran echo de las suyas, pero concluyo que habrían ido a dar una vuelta y no pensó más. Gran error. Aquella misma mañana alguien había tocado a su puerta con demasiado fuerza como para ser un sirviente y cuando abrió dispuesta a gritarle cuatro cosas al desgraciado que la había despertado, volvió a caer rodando por al suelo de la risa. Frente a ella había encontrado un “enflorado” Sesshômaru, cubierto de rosas, amapolas y magnolias, con cara verdaderamente de muy mala leche, que había avanzado mientras ella se reía, hacía la cesta donde dormían los mononokes, estos despertaron y lo miraron con carita angelical, pero sin engañarlo.

    Eso ya no fue tan divertido, al comprobar que, cansado de los bichos, alzo sus garras y los tomo a cada uno por el cuello, dispuesto a quedarse así hasta que se asfixiaran. Recordaba con claridad haber corrido hacía él.

    “¡Por favor, déjalos, te prometo que no volverán a incomodarte!”

    “Demasiado tarde”- pareció sentenciar con su fría voz- “¿Ya no te ríes de la situación?”

    “¡Déjalos!”

    Los pobres mononokes estaban ya medio azulados, lanzando gemidos lastimeros de “Piiiu”, que no lograban obtener compasión de Sesshômaru, pero si la desesperación de Shakaya.

    “¡¡¡DÉJALOS!!!”- le había gritado con todas sus fuerzas y lagrimas en los ojos.-“¡¡¡¡ ¿Qué no ves que ellos solo intentan que te lleves bien conmigo, estúpido?!!!!”

    Ante esas palabras, el Taiyoukai al fin los había liberado de su agarre y los pequeños zorritos habían corrido a recuperar su respiración a los brazos de Shakaya, que lo miraba con odio. Ella pensó que en ese instante, el demonio se dio cuenta de que si bien no lo odiaba por lo que le había echo, si podía hacerlo por tocar a sus “mascotas”.

    “Esta bien”- había exclamado- “Que no se vuelva a repetir”

    Y se dirigió a la puerta dispuesto a irse, pero Shakaya, asombrada por sus disculpas, se le acerco por detrás y le agarro una de las mangas de kimono, haciéndolo voltear hacía ella, que se acerco a su pecho y se recostó, abrazándose a él con cuidado, mientras que sus mononokes gritaron “¡¡¡Piiiiiuuu!!!” y saltaron al hombro de Sesshômaru evitando ser aplastado al mismo tiempo que el Taiyoukai correspondía el abrazo y miro con fastidio a los zorritos sobre sus hombros, que lo miraban con suficiencia y le canturrearon el concierto del “Piiiu piiiuuu”.

    Tras eso, tomo el mentón de la youkai e intento besarla, pero Shakaya sonrió y lo lanzo suavemente hacía atrás, para ser ella quien lo besara a él. Le correspondió bastante asombrado, a su parecer y se fundieron en un beso delicioso, lento y suave que si bien a él pareció dejarlo con ganas de más, a Shakaya la adormeció bastante y, Kiroko, comprendiendo a su ama, saco casi a rastras a Sesshômaru de la habitación.

    Y después de aquello, una cuarta, quinta y sexta ocasión llegaron a producirse, como si los mononokes se hubieran propuesto averiguar hasta donde llegaba la paciencia de Sesshômaru, que a veces aparecía empapado, con las ropas echas jirones, cubierto de Tierra y siempre con sus dos zorritos sobre los hombros, que saltaban hacía ella como si en realidad ellos hubieran sido los sometidos a una tortura por parte del Taiyoukai, que o llegaba enfadado o llegaba y la miraba de una forma intensa, casi debatiéndose entre si hacer algo o no hacerlo, para después marcharse sin apenas haber cruzado dos palabras con ella.

    Al menos se veían, pensaba Shakaya, por que de otro modo dudaba mucho que Sesshômaru fuera a hacerle una visita a su habitación.

    Como predestinado, unos golpes secos que reconocía muy bien golpearon su puerta, dejándola con la boca abierta. Miro hacia abajo, en donde Kirare se entretenía mirándose al espejo, y al echar un vistazo al cesto, vio a Kiroko durmiendo placidamente. No habían salido de su habitación en todo el día y además, normalmente actuaban a altas hora de la mañana, para asegurarse que Sesshômaru no dejaba de venir a “devolverlos” solo por que no quería que lo viera algún habitante del Castillo.

    Se dispuso a abrir la puerta, olvidando el provocativo vestido que portaba y preguntándose que le pasaría a Sesshômaru.




    Cuando ella abrió entro, sin pararse a mirarla ni saludar, las contemplaciones eran innecesarias, tenia que aclarar varias cosas con ella y ya. Se aproximo a uno de los ventanales de la habitación y comenzó lo que creía sería una larga y difícil charla. Se propuso ser paciente y tranquilo.

    -¡¿Se puede saber por que no me has dicho nada?!

    Al diablo con la paciencia y la tranquilidad se podía ir a él ya sabía donde. ¡Estaba armándole la de Dios y ni siquiera lo sabía hasta hacía unos momentos! ¡¿Pero como podía ser posible que alguien que jamás en la vida había besado fuera capaz de desarrollar una estrategia de contraposición militar a una situación que se encontraba a cientos de millas?!

    -¿De que?-pregunto en un tono falsamente inocente, que daba por sentado que más o menos intuía de qué iba aquello.- Estas alterado.

    -¡No me digas! ¡No todos los días uno se entera de que su mujer esta metida en una guerra por el trono del Norte!

    -Pero yo no estoy metida en eso, el trono es de mi padre, yo solo… le ayudo a conservarlo.

    -¡Tu ya no tienes por que inmiscuirte en los asuntos del Norte!

    -Ya claro, olvidas que es mi familia, Sesshômaru. Además no puedes hacer nada por evitarlo, esto son mis asuntos.

    -¡Tus asuntos son ahora los que yo te diga, así que te prohíbo que continúes con esa guerra! Si sigues metida en eso, una vez Haraki se haga con el poder podría haber complicaciones entre el Norte y el Oeste.

    -¿Y que? No permitiré que Haraki mate a mi padre, así que no habrá ningún tipo de problema.

    -No te atrevas a desafiarme, Shakaya, obedece.

    -¿O que, Sesshômaru? ¿Qué vas a hacerme? No creo que tengas nada peor de lo que ya me HICISTE una vez.

    -¿Eso crees?- el tono con el que pronuncio aquellas palabras la estremeció por completó- Te garantizo que puede ser peor.

    -¿De verdad que piensas que la única manera de doblegarme a tu voluntad es violándome? ¿Esa va a ser tu amenaza particular conmigo? ¿Crees que por más que me hagas eso te obedeceré? No me conoces.

    -Ni tú a mí. No tientes tu buena fortuna o la mejor de las soluciones será enviar tu cabeza al Norte una vez Haraki asuma el poder. Ahora eres mía y haré contigo lo que se me plazca.

    -Eres despreciable. Pero no voy a obedecer. Me vuelvo con los míos.

    Sintió como los pasos de ella se dirigían a la puerta y sus mononokes la seguían, realmente se iba. Maldijo por lo bajo, giro a gran velocidad y de dos golpes certeros dejo inconscientes a los animales diabólicos, para después depositarlos en su cesta y voltear para encarar a Shakaya.

    No iba a permitir que la Taiyoukai se marchara de allí por que así se le antojara y después de crisparle los nervios. Definitivamente, merecía un castigo y esta vez el motivo, lo mirase por donde lo mirase, era razonable.

    Se aproximo despacio a ella, que retrocedía también con lentitud, sabiendo que no escaparía, no abandonando sus mononokes a una suerte que en sus manos, sería la muerte. Se percato solo entonces del tipo de vestido que llevaba, que la hacía ver hermosa, mucho más de lo que ya le parecía habitualmente y a la vez provocativa, a pesar de no ser algo que dejase ver claramente su cuerpo, si detallaba su forma.

    Pronto, la espalda de la demonio choco contra la pared y él la arrincono con su cuerpo, prometiéndose que esta vez satisfacer toda su curiosidad por el cuerpo de la demonio, mientras esta sufría. La miro a los ojos, el reflejo de su alma y los encontró desbordados de pánico, mucho más allá del miedo que había visto en el claro de sus jardines.

    -¿Sabes? Llevas un traje adecuado para la ocasión. Casi podría decir…- pego sus cuerpos completamente, sintiendo como los temblores de ella iban en aumentó y el pánico se convertía en terror en sus ojos azulados-… que tu misma has provocado esto.

    Señores y Señoras,
    Este capítulo termina en mi Blog.
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  9.  
    merlina

    merlina Guest

    Re: Crónicas de un Amor Extraño

    Hola
    ¡Niña no entiendo como tanta crueldad!, haces que deteste a Sesshoumaru... eres buena xD. No entiendo como va esto aún, no sé que plan maquiabelico tienes en mente u_u.
    Ya sin delirios insisto que no te apresures tanto al escribir, ya que hay errores que me dejan ¡plop!.
    Debo ir acostarme...cuídate, trata de seguir pronto.
    bye.
     
  10.  
    Bella-chan

    Bella-chan Fanático

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    Re: Crónicas de un Amor Extraño

    Hola!!!

    Amiga que bien te ha quedado este fic, cabe decir que no soporto a las chicas como Haraki, esas tías me ponen muy mala...

    Pero pobre de Shakaya, debe ser muy duro todo lo que esta pasando, y el no deberia de ser tan rudo, pero en fin, cada uno tiene sus propios motivos para hacer eso.

    Ojala que se arreglen pronto, mira que hacen una pareja muy bonita!!! por cierto no tendrás ninguna imagen de Shakaya... o una que se le parezca, jeje

    Bueno en mi regreso a cz me tendrás de lectora en tus fics, como siempre jejej!!!

    Síguelo pronto!!! besos bye ^^

    pd: ¿En donde entra Kagome?
     
  11.  
    Giovanna

    Giovanna Guest

    Re: Crónicas de un Amor Extraño

    Hola!
    Me ha encantado este fic! eso de una nueva pareja para Sesshoumaru.
    Oye, segun lo que he podido deducir por q el lemon no esta completo es q el no la viola, cierto?
    bueno, no se, estare esperando el otro cap!
    Cabe decir que he leido todos absolutamente todos tus fics (Obviamente los publicados xD) aqui y en fanfiction, y espero que continues este pronto y el de "el señor de los infiernos".
    besos bye!
     
  12.  
    Kayazarami

    Kayazarami Usuario común

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    Re: Crónicas de un Amor Extraño

    Capitulo 4. La Suplica Desde el Fondo del Alma.

    Se estaba volviendo loco y ya no sabía a cual de sus dos deseos obedecer. El primero le exigía a gritos que tomase el cuerpo frente e él y calmase sus ansias, que la hiciese pagar pos su osadía y la convirtiese en una demonio sumisa a su voluntad, pero el segundo, el segundo le decía que había algo más, que tenía que haber algún motivo para que ella le hubiese permitido besarla, que no lo odiase. ¡Que se detuviese!

    Trato de poner en claro sus pensamientos y, de pronto, una imagen se sobrepuso a la de ella. La imagen de su madre hacía largos años, con el rostro contraído por el dolor y la rabia. Al principio de todo, tiempo antes de que Inutaisho la traicionase y engendrara un semi demonio con esa humana. El tiempo en el que no sabía amar.

    “Maldición” se dijo a si mismo “El motivo por el que odio a ese hanyou”

    Cuando su madre y su padre contrajeron matrimonio, de la forma youkai, nada fue para Seisshime como había esperado ni mucho menos. Inutashio fue un marido inflexible y severo, tal y como él estaba siendo con Shakaya. Lo había visto cuando era pequeño, durante sus largas noches de insomnio a los cinco años, cuando iba a buscar a su madre y se la encontraba en sus habitaciones recibiendo el justo castigo a sus actos por parte de Inutaisho, aunque estos tan solo fueran colocar un jarrón de flores en una mala posición.

    Castigos que cuando era aun un niño inocente, juro no repetir nunca. Violaciones… Daños físicos…Maltratos… Esa era la particular forma de los demonios de resolver todo cuanto ocurriese en su vida de pareja. Por que la hembra debía respetar al macho en todos sus deseos y ajustarse a su forma de ser.

    Cerró los ojos con fuerza unos segundos, dispuesto a tomar una determinación. Y escogió. Se separo pesadamente del cuerpo bajo el y la desato casi sin mirarla, notando como Shakaya trataba de tranquilizarse. Cuando libero sus muñecas, se sentó en un lado de la cama, hundiendo su rostro entre las garras, tratando de olvidar el dolor que le producía su encendido cuerpo.

    Ella volteo todo su cuerpo, quedando a espaldas el uno del otro, solo que Sesshômaru estaba sentado en la cama, con los pies en el suelo y ella tumbada acurrucada sobre si misma.

    -Haraki ha mandado asesinos por ti- habló, sin saber por que, con su respiración rápida y su cuerpo tenso, tarando tal vez de mitigar su deseo con palabras- Tienes que dejar esa contienda o morirás.

    -No puedo hacer eso- la dulce voz se escuchaba temblorosa y llena de terror, pero no precisamente por la conversación- No puedo.

    -Shakaya, ¿Qué tengo que hacer para que te entregues a mi por voluntad propia?- pregunto exasperado, ya hasta el limite de su capacidad- Por que ya no soporto esta sensación y tarde o temprano concluiré lo que acabo de detener.

    -¿Por qué tiene que ser así? Tú podrías tener a cuanta youkai desees, no te he marcado.

    Ante esas palabras Sesshômaru callo, pues ni el mismo comprendía el por que de sus acciones para con ella, sabiendo que aquello era verdaderamente cierto. ¿Por qué ella? ¿Por qué pudiendo tener a cualquier otra su mente solo divagaba y sus instintos tomaban el control cuando Shakaya andaba cerca?

    ¿Por qué desear con tal desespero a alguien que a pesar de estar a su lado caminaba a miles de pasos lejanos a él? Allí, en aquella cama, tan cerca que podían escuchar la agitada respiración de ambos y, a la vez, tan lejos que ni siquiera podían tocar la piel del otro sin cubrirla de heridas profundas con su propio cuerpo, haciéndola temerle y sufrir.

    -No me obligues a obedecerte en todo lo que digas, yo deseo conservar mi libertad. Siempre me estas exigiendo, pero en realidad, aquello que yo sienta te es indiferente.

    Su furia volvió a hacerse presente ante sus palabras, trato inútilmente de calmarse, a sabiendas de que cuando perdía el control no hacía sino herirla, pero le fue imposible y la tomo del brazo, aproximándola a su cuerpo, quedando cara a cara con ella y viendo como el miedo regresaba a el mar azul que eran sus ojos.

    -¿De veras crees que me hubiera detenido si no me importase lo que tu sientas? Tú y tu maldito cuerpo puro me estáis volviendo loco de deseo y aun y así he parado. ¿Sabes lo que me ha costado? ¿Quieres comprobar lo que te hubiera echo en caso de continuar? Esta vez no hubiera tenido compasión hasta quedar satisfecho de ti. ¡¡¿Qué es lo que quieres, Shakaya?!!

    Ella lo miró y sus ojos chispearon con un brillo peligroso, mientras algunas lágrimas pugnaban por salir de sus ojos, sin llegar a conseguirlo. Al parecer, una barrera en su interior acababa de caer ante las palabras de Sesshômaru y las palabras que se había guardado salieron por fin de sus labios.

    -¡¡Quiero que me ames!! ¡¿Es acaso tan difícil de entender?! ¡No estoy diciendo que me entregues tu corazón o jures amor eterno!! ¡¡Tampoco hablo de fidelidad o deseo!! ¡¡Quiero que me preguntes las cosas antes de creerte con el derecho a hacerlas, que no me exijas que te entregue nada, sino que me preguntes si estoy dispuesta a hacerlo y respetes mi respuesta!! ¡No quiero que violes mi cuerpo, me enseñes lo que es el placer o el dolor, tan solo quiero que lo ames! ¡¿Tan difícil es de entender?! Tú nunca preguntas.

    -…

    Se acerco a ella lentamente, peligrosamente, para rodear su cintura con los brazos y pegar su pecho a su espalda, tumbándose tras ella. Sintió como el corazón de Shakaya se disparaba, quizás de miedo o terror al creer que sus palabras lo habían enfadado y deseaba tomar venganza.

    -Shakaya…- susurro con sensualidad al oído de la youkai, sintiendo como esta se estremecía- Déjame poseerte. Entrégate a mí - la sintió jadear ante su voz masculina y provocativa, mientras sus labios se apretaban- Cédeme al control de tu cuerpo y no te arrepentirás. No te haré daño, te lo juro. Te enseñare el placer con tu maravilloso cuerpo puro.

    -Mi cuerpo…- jadeo ella- no es puro. Esta manchado con sangre. No me hagas mas daño, no…

    Se sorprendió cuando las finas garras de ella se posaron sobre las suyas, que rodeaban su cintura y acariciaban la piel de aquella zona, como dando su consentimiento. Su cuerpo entero tembló al saber que se entregaría a él de modo propio y podría escucharla gritar su nombre de placer, pero aplaco todos sus instintos, sabiendo que un solo error lo echaría todo a perder, con el conocimiento de que esa era su única oportunidad para arreglar todo el daño que le había echo.

    Con cuidado, para no atemorizarla tras todo lo que había echo, la hizo voltear hasta quedar pegada a él por delante, sintiendo como sus pechos y su cuerpo desnudo se pegaban a su piel caliente y Shakaya suspiraba.

    Haciendo gala de una lentitud pasmosa, aproximo sus labios, asegurándose de mirarla a los ojos, en donde la duda se dejaba ver a simple vista. Cuando las dos suaves superficies chocaron, ambos cerraron los ojos inconscientemente, saboreando el momento, sin saber aun, que tal vez por ello, todo cambiaría. Se dejaron envolver por la dulzura del roce y ella tomo los cabellos de plata, mientras Sesshômaru profundizaba en su boca, llenándolos de sensaciones agradables que encendieron sus cuerpos como si de fuego se tratase.

    -Que fácil habría sido todo- dijo mirándolo acusadoramente, cuando se separaron a tomar aire- Si me hubieras besado así la primera noche.

    -Si tú me hubieras marcado- espeto con su frialdad permanente entremezclada con deseo-Nada de eso habría ocurrido.

    Los ojos de ambos se retaron, y el demonio decidió adelantarse y realizar el primer movimiento, como si de una batalla se tratase. Deslizo sus manos cuidadosamente por cu cuerpo, acariciándolo sin llegar más allá. La escucho jadear cuando delineo sus pezones con las yemas de sus dedos y gemir al depositar un beso en su intimidad.

    -Tienes razón- susurro regresando a sus pechos y lamiéndolos memorizando a la perfección su textura y sabor- Tu cuerpo no es puro. Para mí, es la cuna de la tentación.

    Siguió explorando todo su ser, tocando, acariciando, llegando un poco más lejos cada vez. No debía asustarla, no quería hacerlo. No iba a repetir los mismos errores que generación tras generación devastaban y corrompían la sangre pura que corría por sus venas, él solucionaría y eliminaría el mal estigma que marcaba a los suyos, aunque para ello debiera aplacar todos sus instintos y su propia naturaleza (muy de Sesshômaru anteponer sus objetivos a todo lo demás).



    Sonrió ligeramente al verla tan despeinada y cansada, tratando de recuperar la respiración y la recostó contra su pecho, como para asegurarse de que no huiría de su lado en un descuido. Shakaya se dejo abrazar mansamente, cosa poco habitual y cuando al fin se recompuso por completo, se lo quedo mirando con un brillo extraño en los ojos.

    -¿Ha cambiado algo?- pregunto casi con ingenuidad, no demasiado segura de si aquello significaba algo para Sesshômaru o solo era un simple revolcón.

    -¿Algo?- respondió con esa fría voz de nuevo, haciéndola perder las inútiles esperanzas que albergaba- Yo diría que todo.

    CONTINUARÁ...
     
  13.  
    maiki

    maiki Entusiasta

    Sagitario
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    Re: Crónicas de un Amor Extraño

    O.O Sin palabras....
    Va algunas aún kedan...>.<
    Así se ace sesshomaru superando sus instintos y dejando paso a los sentimientos...
    A cambiado todo O.O...
    K todo¿?
    Estoy deseando leer la conti!!!
     
  14.  
    sirenita

    sirenita Usuario popular

    Capricornio
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    Re: Crónicas de un Amor Extraño

    hola kayazarami
    como sabes soy nueva en tu ff
    pero ya hace dos semanas que no pones conti
    por dios apiadate de nosotras tus lectoras
    la continuacion quedo lindisima y el lemon tambien
    sesshi se porto tan cariñoso y sobreprotector cuidando de no lastimarle
    que emocion, yo quiero uno asi
    chao
     
  15.  
    JennySessho

    JennySessho Iniciado

    Leo
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    Re: Crónicas de un Amor Extraño

    hola!!!!!! me encanta tu fic!!!!!!!!
    kiero conti!!!! T_T
    Espero k sesshy le sea fiel a Shakaya 0.0
    Bueno espero k puedas continuar pronto ^^ (yo se k no se puede escribir cada dia ^^ asi k te entiendo)

    Besitos y abrazos!!!!
     
  16.  
    merlina

    merlina Guest

    Re: Crónicas de un Amor Extraño

    Hola
    Siento no haberme pasado antes pero es que he estado muy ocupada con los asuntos de mi liceo.
    Bueno el capitulo lo lei como hace medio mes asi que no recuerdo mucho pero si recuerdo que me gusto, en especial el final xD y en la parte en que Shakaya le decia a Sesshoumaru que ella solo queria que él la amara.
    En fin espero que actualices pronto, cuídate.
    bye.
     
  17.  
    BelAhome

    BelAhome Usuario común

    Aries
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    Re: Crónicas de un Amor Extraño

    Hola!
    Soy nueva en tu fic y acabo de leer los capítulos.
    Confieso que Sesshoumaru no es mi personaje preferido y los fics donde él es protagonista no son mis predilectos pero en cuanto leí las primeras líneas de tu fic no pudo detenerme.
    Quiero felicitarte por tu modo de escribir y la gran creatividad que tienes, la trama de la historia me parece muy interesante y la protagonista femenina la considero excelente y más por el hecho de que es de tu invención.
    Me he quedado impactada por tu modo de describir las situaciones, sentimientos y personalidades, claro que en este último punto la de Sesshoumaru me pareció muy fiel a la que realmente tiene y eso es muy dificil de lograr.
    Una vez más todos mis elogios.
    Espero con muchas ansias el siguiente capítulo.

    *Los mononokes Kirare y Kiroko me encantaron, son muy graciosos.*
     
  18.  
    sirenita

    sirenita Usuario popular

    Capricornio
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    Re: Crónicas de un Amor Extraño

    vaya este ff me gusta mucho
    parece que todos los cap tienen lemons
    eso lo hace mas interezante jeje
     
  19.  
    Kayazarami

    Kayazarami Usuario común

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    Crónicas de un Amor Extraño
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    Re: Crónicas de un Amor Extraño

    Capitulo 5. Nueva Vida, Amanecer.

    Prácticamente todos en el Castillo lo había notado, tardaron un poco, pero apenas dos meses más tarde de la “boda” entre los Taiyoukais, su “relación” había cambiado completamente. La primera en percatarse del drástico cambio entre los “esposos” fue Seisshime, que sonrió discretamente la mañana que Sesshômaru y Shakaya entraron por la puerta de las habitaciones reales a tomar el desayuno con ella. Apenas se hablaron entre ellos, pero el ambiente era tan tranquilo y relajado que se deducía habían arreglado todos sus problemas.

    Sesshômaru tenía una expresión calmada y Shakaya su habitual rostro de serenidad, que se enrojecía ligeramente cuando sentía los penetrantes ojos dorados de el sobre ella. Y, a juzgar por el tipo de mirada que le lanzaba, si Seisshime no hubiera estado presente, hubiera acabado de nuevo entre las sabanas de seda, hasta que Sesshômaru hubiera aplacado un poco la profunda ansia por poseer y dominar su cuerpo que habitaba en el fondo e su alma.

    Luego resulto que Shakaya no pensaba abandonar su lucha contra Haraki por lejos que estuviera y el Señor del Oeste no lo impido, sino que, además, con precaución comenzó a sepultar el mismo los movimientos de la Heredera del Norte, a fin de que su mujer no quedara tan expuesta.

    A cambio de ello, la Taiyoukai coopero en los Consejos y los Juicios, mitigando el cansancio de Sesshômaru, quien descubrió que si bien para algunas cosas era lo más inocente del mundo, para los asuntos que conllevaba un Señorío, las estrategias militares y la lucha tenia total capacidad de apoyo.

    Cada mañana, al despertar encontrándola dormida junto a él, abrazada su pecho o desparramada por al cama, tras haberla echo delirar de placer durante la noche compensando su dolor, se sentía completo, que ya nada le faltaba y al fin había hallado la paz que su alma buscaba durante siglos. Aunque en ocasiones le resultase un tanto incomodo compartir su vida con Shakaya, por “Piiiuantes” motivos, que gracias al Cielo, ella había consentido en que durmieran en otra habitación.

    Aquel día amaneció con leves señales de tormenta, grandes nubes que se arremolinaban entre si en un espacio grisáceo y oscuro que indicaba la cercanía de una potencial lluvia cuajada de relámpagos y destellos.

    Al abrir los ojos, se encontró para su desgracia a Shakaya pegada a él, con sus brazos alrededor del cuello, su cabeza placida sobre su pecho y su cuerpo, apenas cubierto por un fino camisón, sobre él. Respiraba pausadamente, denotando que se encontraba dormida.

    De inmediato sintió su propio cuerpo reaccionar y su hombría erguirse con fuerza, maldiciendo en silencio el ya tan común descontrol que sufría ante ella. Se pregunto por millonésima vez por que diablos a pesar de pasar noches enteras poseyendo, dominando y haciendo suyo el cuerpo calido y terriblemente hermoso de Shakaya aun no lograba deshacerse del ansia por volver a estar unidos, casi pareciera que solo de verla, la lujuria cegaba sus instintos, volviéndose un animal en celo que no soportaba pasar un segundo sin hacerla delirar con sus caricias y hundirse en su piel.

    La princesa había resultado toda una maravilla en la cama, para su sorpresa, a penas descubrió sus puntos sensibles y tomo confianza, era capaz de hacerlo rogar por más, como él sabia que también podía hacer con ella, escuchar sus suplicas desesperadas en el momento justo y el ultimo susurro de su nombre con el orgasmo recién cumplido.

    -Ummm…

    Los brazos de ella se apartaron de su cuello y su cuerpo también, dejando un vació que tan solo podía llenar su piel. Se medio incorporo, quedando sentada en una curiosa posición, con una pierna a cada lado del masculino cuerpo, a la altura de su torso, encendiendo más los ánimos del Taiyoukai de forma involuntaria, que la miraba fijamente.

    La youkai se restregó los ojos con ambas manos, de forma casi infantil, dando una imagen tierna que se grabo en la retina del demonio, para luego dejarse caer pesadamente a un lado de la cama, pero con las piernas todavía sobre Sesshômaru.

    Shakaya abrió sus hermosos ojos azules y miro con culpabilidad al demonio, bostezando son sueño.

    - Cruel- este solo la observo en silencio, moviendo su cuerpo para quedar tumbado de lado, como ella- Anoche tampoco me dejaste dormir.

    Sesshômaru sonrió y, rodeándola con sus brazos, la pego a su cuerpo, sabiendo la reacción que le seguiría.

    -¡Ah!- abrió los ojos en toda su capacidad al notar la erección- ¡No puede ser! ¡Otra vez!- le recrimino con cierto tono de incredulidad en la voz-¡¿Pero que clase de demonio se despierta así por las mañanas?! ¡Pareces un perro en celo!


    Al Blog "Espiral de Luna" : Lemons de Crónicas de un Amor Extraño.



    Sesshômaru se dejo caer sobre ella, que solo atinó a rodearle con sus brazos, recuperando poco a poco la respiración, mientras escuchaban los desmesurados latidos de sus corazones.

    Al recuperar su estado habitual, se incorporo y tomo entre sus brazos a Shakaya, que sabía muy bien a donde la llevaba. Paso a una de las habitaciones contiguas, la sala de baño, en la cual parecía haber un pequeño estanque, solo que rodeado por vapores aromáticos y brillantes burbujas que ascendían del agua.

    Se introdujo en el agua con ella y al poco sintió como se pegaba a su pecho y cerraba los ojos unos momentos, tal vez disfrutando del calor de su cuerpo o simplemente reposando su cansancio.

    Nunca le había dicho siquiera una vez lo mucho que el valoraba esos instantes, cuanto apreciaba su compañía o le agradaba su presencia. Nada durante un mes, el tiempo que llevaban de aquella tormenta de pasiones incapaces de contener. Y no creía que fuera a decírselo jamás, no iba con su forma de ser. Pero deseaba proteger a la demonio que se apegaba a él, deseaba tenerla siempre a su lado y tomarla una tras otra, cada noche, hasta el fin de los tiempos.

    La rodeo con sus fuertes brazos y la pego contra sí con más fuerza, escuchando como ella susurraba su nombre con tranquilidad.

    Se separaron, al cabo de un rato que a él le apreció demasiado corto. Shakaya se alejo nadando al otro lado del “estanque” y, tomando varios frascos de cristal, vertió su contenido sobre su cabello, para luego mezclarlo con sus manos y formar una montaña de espuma coronándola.

    Por primera vez, Sesshômaru pensó en como se sentiría si el ser que estaba justo frente a él muriera o fuera atacado. Y la respuesta no le gusto nada.

    CONTINUARA.....

    De parte de Makar, les anuncio que la susodicha loca y otras dos más han creado un club de Fans en donde publico algunas historias inéditas (vease el One-Shot nuevo de Silencio). Dejo un enlace para las interesadas: Kayazarami Fans.
     
  20.  
    BelAhome

    BelAhome Usuario común

    Aries
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    Pluma de
    Escritor
    Re: Crónicas de un Amor Extraño

    Gracias por avisarme de la continuación.
    Un capítulo sencillamente espléndido, admiro tu manera de escribir.
    Me alegro de que al fin Sesshoumaru y Shakaya se lleven bien, el comienzo fue dificil pero eso ya quedó en el pasado.
    Ya quiero ver que sucederá en su lucha por proteger a su padre y evitar los planes de su hermana Haraki.

    Espero pronto el siguiente capítulo.
     

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