Long-fic Crímenes Perfectos [Pokémon Rol Championship]

Tema en 'Mesa de Fanfics' iniciado por Nami Roronoa, 11 Octubre 2016.

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    Bruno TDF

    Bruno TDF Usuario VIP

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    ¡Lamento la demora! Aunque no me gusta excusarme, debo decir que las últimas semanas quedé atrapado en un pequeño limbo donde se juntaban la pereza, el olvido y varias cosas por hacer; pero sobre todo la pereza, mi peor enemigo. Por eso fue que no pasé a dejar un comentario al capítulo 7, después de haberlo leído y porque, ¡madre mía!, debo decir que es mi favorito hasta el momento, me gustó mucho. Pero ya estoy acá, por fin, habiendo escapado una vez más de esa situación.

    La razón por la que me gustó mucho el capítulo 7 fue, principalmente, por la manera magistral en que Hubert logró zafar de la complicada situación en la que Effy lo había dejado, con su acusación tan contundente. Aunque yo tenía la certeza de que iba a salir bien de eso (creo que lo dije en mi último comentario), no lograba imaginar cómo lo haría, por mucho que me comí la cabeza tratando de buscar huecos en la acusación de la fiscal; por eso elegí Letras y no Derecho (¿?). Fue genial cuando logró establecer una conexión entre los apagones y la muerte de Destiny; salvó a Mimi por los pelos.

    Ahora, lo que me está cosquilleando más que nunca es la sensación de que mucho de los personajes que rodean a Hubert mienten, empezando por la propia Honda. Le he tomado un poco de bronca por no haber dicho la verdad en más de una ocasión, sus sentimientos por Alpha ya empiezan a tornarse un poco peligrosos ¡Pero… Pero…! ¡Sus verdades no hacen más que sembrar preguntas, junto con las que ya hay! Alpha, los cuchillos, la reunión… Todo esto es demasiado raro… ¿Para qué iban a reunirse en el lugar del asesinato, en primer lugar? ¿Y qué demonios sabe Alpha sobre “L.G”? ¿Qué es lo que tiene Liza para decir? ¿Elisa logrará echar un poco de luz sobre algunos de estos misterios? ¡AAGH!

    Y bueno, parece que Chad ya está cumpliendo un pequeño rol dentro de esta historia como recolector de información… La verdad, no creo que alguien como Hubert lo mantenga junto a él, en el ambiente de su oficina, porque sí xd

    ¡Salud!
     
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    Nami Roronoa

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    Título:
    Crímenes Perfectos [Pokémon Rol Championship]
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    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Misterio/Suspenso
    Total de capítulos:
    10
     
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    Argh, ¡pensé que no terminaría más! ¡La escena del final me tomó siglos de escribir!

    @Bruno EVF @Noir @EliLover ¡muchísimas gracias por sus comentarios! Lo repetiré hasta el hartazgo, sus palabras me hacen muy feliz de escribir esta historia <3 Disculpas a todos por la demora, y espero esta continuación sea de su agrado :3



    Capitulo 9: Cartas

    [10 de Diciembre. 10:55. Residencia Daroch: Sala de Estar]


    La sala de estar a donde los hicieron pasar era una recámara circular inmensa, con un techo alto del cual pendía un candelabro que, en lugar de luces eléctricas, contaba con velas para iluminar el lugar, aunque actualmente se encontraban todas apagadas.

    La iluminación de la sala provenía, en aquel momento, de los rayos de sol que se filtraban por el gran ventanal al final del lugar. El ventanal de vidrio daba directamente al extenso jardín de la residencia Daroch, y junto al mismo hallaba una mesa de mármol con una única silla ocupada.

    En la mesa junto al ventanal se hallaba una joven sentada pacíficamente, bebiendo una taza de té mientras admiraba el paisaje detrás del ventanal. Era una muchacha delgada, con cabello color café opaco, largo y con pequeños rulos al final. Su guardarropa recordaba al de una niña; traía puesto un vestido rosa y blanco que la hacía parecer una muñeca, con un sombrerito rosa con moño en su cabeza para complementar.

    Sus ojos color aguamarina no se desviaban del ventanal, ni siquiera notando a los recién llegados. La mujer de lentes cuadrados tosió con fuerza para llamar su atención, y entonces la jovencita se volteó a verlos.

    —Joven Elisa, sus visitas —informó la mujer antes de marcharse.

    —Oh, Mimiko —dijo ella con suavidad, bajando su taza de té. Le sonrió a la rubia—. Es bueno ver que sigues en libertad, me alegra mucho. Siéntate, siéntense…

    Hubert no pudo evitar notar como la llamaba por su primer nombre completo en lugar del usual “Mimi”, y la rubia hizo una mueca que daba a entender que no era algo que le era del todo agradable, pero no hizo queja alguna. Se sentó como le era indicado, en la silla frente a la joven Daroch, y Hubert siguió su ejemplo.

    —Es realmente agradable aquí, ¿no? —comentó Elisa con suavidad—. ¿Quieren una taza de té?

    Hubert declinó la oferta con amabilidad, pero Mimi aceptó la taza que se le ofrecía y se sirvió de la tetera que se encontraba en el centro de la mesa. Una humeante taza de té se encontraba ahora en las manos de la Honda.

    —Oh, disculpa, debí presentarlos —dijo Mimi repentinamente, bajando su taza—. Él es…

    —Hubert Mattsson —completó Elisa, adelantándose a la presentación—. Lo se.

    —¿Acaso nos hemos visto antes? —preguntó el abogado, confuso.

    —No… bueno, probablemente no, creo… —replicó la rubia, mirando de soslayo a la otra joven—. Verás, Elisa… ella es una médium.

    —Aprendiz de médium —corrigió la aludida, dándole un sorbo a su té—. Mi madre es la médium de la familia, yo aún me encuentro en entrenamiento para poder llegar a su nivel.

    Una médium…” repitió Hubert para sus adentros. ¿Acaso… acaso Mimi realmente podía ser tan ingenua? ¿Éste era su plan, su forma de conseguir respuestas a sus interrogantes? ¿Intentar la vía sobrenatural? No sabía si preocuparse por su nivel de desesperación, o felicitarla por haber pensado en la idea más ridícula que se le podía haber ocurrido.

    Aunque pensándolo bien… si era tan ridículo, ¿cómo había sabido ella su nombre? Se podría haber enterado de alguna forma, claro, después de todo él estaba defendiendo a su amiga Mimi, así que podría haberlo averiguado antes de que fueran a visitarla… aunque ella no sabía que irían a visitarla…

    —Si están aquí para que contacte el espíritu de Destiny, advierto que mi respuesta es no —soltó ella súbitamente—. Yo no hago sesiones de espiritualismo. Mi madre hace a veces, pero el precio que cobra por ello es muy elevado.

    —No es eso lo que hemos venido a buscar —la atajó Mimi—. Estoy aquí porque tengo una pregunta para ti, Elisa, y necesito saber la respuesta.

    >> ¿Dónde te encontrabas cuando ocurrió el asesinato?


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    [10 de Diciembre. 11:00. Hogar de Steve Stone]


    Emily miró impaciente el reloj de pared que se encontraba contra una pared de la sala. Ya eran las once en punto… ¿dónde se había metido esta mujer?

    —De seguro que Liza ya está por llegar —aseguró Steve, aunque se lo notaba visiblemente nervioso—. Seguro… seguro es sólo el tráfico…

    —O tal vez no lo logró —opinó Emily, frunciendo el ceño—. Tal vez la descubrió aquella malvada fiscal y ahora la tiene encerrada o algo.

    —Tranquila, Emily —la calmó Dante, pacífico como siempre—. Estas cosas suelen suceder, a veces la gente se atrasa… Liza seleccionó el lugar y la hora, y confío plenamente en ella. Sé que vendrá.

    Emily infló los mofletes como si aún fuera una niña pequeña y miró en otra dirección, apenada ante la seguridad de las palabras de Dante.

    Su novio y Liza se conocían hace incluso más tiempo que ellos dos… no era que estuviera celosa, para nada, pero estaba al tanto de que ellos dos tenían una afinidad notoria, y que eran grandes amigos. Ella pensaba que era similar a como confiaba implícitamente en Mimi… así que si Dante decía que Liza vendría, era porque Liza definitivamente vendría.

    Steve, por su parte, ahora parecía dudar un poco más que Dante. Se lo veía un poco más nervioso con cada minuto que pasaba… pero más que nada parecía ser por su genuina preocupación por el bienestar de Liza. Y aunque sabía que debía permanecer allí, esperándola, que Liza tendría que burlar a sus custodios por su cuenta… era increíblemente frustrante tener que esperar sentado allí, sin poder hacer nada.

    —Ey, ey, ¡que tenso está el ambiente! —intervino una alegre voz femenina—. ¿Qué les parecen unas galletas para animar sus espíritus?

    Stephanie Stone, la madre de Steve, ingresó a la sala de estar. En sus manos llevaba una canasta rellena de galletas caseras, las cuales depositó en el centro de la mesa alrededor de la cual se encontraban sentados.

    La madre de Steve era una mujer de mediana edad, pero los años le habían sido benévolos, pues seguía siendo toda una belleza. Llevaba su cabellera castaña atada en una coleta alta, y sobre su vestimenta (un top amarillo y unos jeans negros) tenía puesto un delantal blanco. Stephanie insistió en que comieran una, y nadie se atrevió a negarse.

    —Oh, ¡están muy buenas, señora Stone! —exclamó Emily con emoción, rápidamente pasando a agarrar una segunda galleta.

    —Me alegro que sean de su agrado —sonrió Stephanie, contenta del buen recibimiento que tuvieron sus galletas—. Traeré algo para que tomen mientras esperan… Diente, ¿por qué no me das una mano en la cocina?

    Steve le lanzó al muchacho una mirada que parecía decir disculpas porque, nuevamente, su madre pronunciara mal su nombre. Dante le devolvió una sonrisa como para indicar que no era molestia alguna, y respondió positivamente al pedido de Stephanie.

    —Ah, eres muy amable, querido —lo elogió Stephanie en cuanto los dos llegaron a la cocina—. Tu novia también, es una jovencita muy amable. ¿Sabes? Cuando me la presentaste no podía creerlo, siempre creí que tú y ese otro chico estaban en algo… ¿cómo se llamaba? ¿Tequila?

    —Ukita —corrigió Dante gentilmente, poniendo a calentar el agua en la tetera sobre una hornalla—. Y no, nunca fuimos más que amigos.

    —Bueno, uno nunca sabe, a lo mejor en un futuro… —dijo la mujer, guiñándole un ojo—. Recuerdo que una vez tuve que representar a un hombre que admitió que siempre le gustó su mejor amigo, pero nunca se animó a decírselo y…

    —¿Representó? —repitió el joven, confundido, pasando por alto todo lo demás de lo que ella decía—. ¿Quiere decir que usted es abogada?

    —En efecto. Dra. Stephanie Skylake, a vuestro servicio —reveló la madre de Steve con una amplia mueca de orgullo—. ¿Qué Stevito nunca lo mencionó? Si fui la primera de mi clase en la universidad, incluso fui a hacer mi doctorado en leyes al exterior, que fue donde conocí a Steven…

    >> Aunque bueno, supuse que lo sabrías de todos modos. ¿No están investigando el caso de Destiny ustedes?

    La confusión de Dante fue aún mayor ante aquella última interrogante. Sí, era cierto que Steve nunca había mencionado la profesión de su madre desde que lo conocía, pero… ¿a qué se debía aquello último que había dicho?

    —Sí, lo estamos investigando, para defender a Mimi… —respondió Dante, dubitativo de a qué iba aquello—. Pero, ¿por qué dice que entonces deberíamos saberlo?

    —Ah, pensé que habrían investigado más acerca de la familia Inashu entonces —replicó Stephanie con calma—. Ya que yo soy la abogada de Toku Inashu, y bueno, de toda su familia… ah, Diente, querido, el agua está hirviendo, déjame recoger unas tazas.

    Era cierto. La pava silbaba con fuerza, indicando que el agua ya estaba lo suficientemente caliente. Sin embargo, Dante apenas si le prestaba atención… Stephanie Stone era la abogada de la familia Inashu… no podía evitar preguntarse… ¿qué secretos confiaba aquella peculiar familia a su abogada de confianza?

    Stephanie se agachó y sacó tres tazas del estante donde guardaban las tazas. Tras colocar un saquito de té en cada una, le indicó a Dante que apagara la hornalla y procediera a vertir el agua caliente en cada taza, mientras ella buscaba el azúcar que no recordaba donde la había guardado.

    —Señora Stone —comenzó Dante mientras servía la primer taza de té, inseguro de como sonsacarle algo de información que pudiera servirles—. No sabía que era su abogada… ¿para qué-

    —Ay querido, ¿es que acaso no estás siguiendo el juicio o qué? —suspiró la señora Stone, revisando cajón tras cajón en busca del azúcar—. Si hasta vino a preguntármelo la fiscal esa… Emmy Awards o como sea que se llame…

    —¿Effy Joy? —sugirió el fotógrafo, sorprendido—. ¿De qué le quería hablar la fiscal del caso? Eso es lo que no comprendo…

    —No, estoy casi segura de que se llamaba Emmy —negó ella, luego chasqueó los dedos—. ¡Ajá! Ya comprendo lo que pasó… ¡esa fiscal no compartió la información que le di con la corte! ¡Típico! Los fiscales siempre hacen eso, y se creen los muy muy, haciéndose lo que hacen justicia… un montón de hipócritas los de la Fiscalía, eso es seguro.

    >> Es una injusticia y no lo soportaré, así que te lo diré lo que le conté a ella. Le dije que en mi última sesión con Toku, él me pidió que hiciera un par de cambios en su testamento.

    —¿Su testamento? —repitió el muchacho, sorprendido.

    —Así es. Al parecer, no estaba contento con el testamento actual, y me citó para hacer unos cambios. Naturalmente, sus hijos iban a heredar mitad y mitad de sus bienes cuando él partiera hacia el otro mundo, pero su hijo Axe iba a ser quien heredase el control total de Kalos S.A. y… ¡querido, cuidado, que se derrama el té!

    —¡Ah! Lo siento —se disculpó él inmediatamente. Se había metido tanto en lo que ella contaba que estuvo a punto de rebalsar la taza en la que servía el agua—. Entonces, ¿el Sr. Inashu no quería que Axe heredara su empresa?

    —No, claro que no… él confiaba mucho más en Destiny para que cuidara de la empresa familiar, por supuesto, y no era de extrañar. Ella era su mano derecha, conocía la compañía de cabo a rabo, incluso trabajaba allí… no era una sorpresa para mi que la viera a ella mucho mejor preparada que a él para controlar una corporación como Kalos.

    Dante terminó de llenar la última taza de té, esta vez sin la amenaza de derramarlo todo, y se quedó pensando en lo que ella dijo. Toku Inashu cambió su testamento, Axe Inashu no poseería más el control de Kalos S.A.; aún si tuviese otros bienes heredados, la empresa era una mina de oro, y pasaría a pertenecer exclusivamente a su hermana…

    El timbre de la casa lo sacó de su ensimismo. Debía ser… sí, había llevado la hora. Aún si la señora Stone no había encontrado el azúcar, Dante se apuró a llevar todas las tazas de té hacia la sala de estar… era hora de saber qué sabía exactamente Liza White.


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    [10 de Diciembre. 10:56. Residencia Daroch: Sala de Estar]


    La pregunta de Mimi tomó completamente por sorpresa a Hubert. ¿Acaso ella pensaba que Elisa era una potencial sospechosa? ¡Eso no era algo que jamás había compartido con él! Si esta era otra de sus mentiras, juraba que dejaría su caso de una vez por todas, y que la Honda se las arreglara por su cuenta.

    Sin embargo, Elisa no parecía en lo más mínimo alterada por el interrogante presentado por la rubia. Es más, estaba… sonriendo. Como si hubiese estado esperando que se lo preguntara desde que había comenzado aquella conversación.

    En completo silencio, Elisa dio el último sorbo a su té y dejó su taza a un lado. Giró sobre su asiento y sacó del bolsito rosa que se encontraba junto a su silla (el cual no había notado hasta ahora) lo que parecía ser un mazo de cartas. Y, tras mezclarlas un poco, desplegó la baraja entera frente a sus visitas.

    —Elige una carta, Mimiko —solicitó Elisa con amabilidad—. Y te daré la respuesta a tu pregunta.

    Mimi y Hubert intercambiaron una mirada de escepticismo. Ninguno de los dos creía que dar vuelta una carta iba a darle una coartada valedera a Elisa… y sin embargo, en contra de su propio buen juicio, Mimi hizo lo que se le indicaba. Señaló la carta escogida, y Elisa la dio vuelta con sus delicada mano blanca.

    —El Ermitaño —sonrió la aprendiz de médium con alegría—. ¿Vieron eso? ¡Las cartas nunca mienten! Realmente estoy empezando a tomarle la mano a esto, ¿no, Mimiko?

    >> En fin, para contestar a tu pregunta; al momento del asesinato estaba en el salón principal, hablando con Ian, y seguía hablando con él cuando escuchamos el grito de Liza White… él, así como varias otras personas, pueden dar fe de ello.

    El Ermitaño…” musitó Hubert para sus adentros, admirando los detalles de la única carta dada vuelta. Si debía interpretarse que Ian era el ermitaño, entonces no era broma que Elisa sabía de esto… y aunque luego comprobaría su coartada por las dudas, algo le decía que tanto Ian como aquellas otras personas confirmarían lo que ella decía.

    —Sabes el por qué de mi pregunta —insistió Mimi, cruzándose de brazos—. Estoy siendo investigada por el asesinato… aunque yo no tuve nada que ver. Pero tú… tú sabes algo más, estoy segura.

    >> ¿De qué hablabas con Ian? Dudo haberlos visto intercambiar una palabra desde que los conozco… ¿y por qué te acordabas tanto de que me viste con Emily en el baño? ¿Por qué le dijiste eso al fiscal? ¡Responde, Elisa!

    El silencio volvió a asumir control de la sala. Elisa volvió a dirigir su mirada hacia el ventanal… para luego abruptamente proceder a recoger todas las cartas, y comenzar a mezclarlas nuevamente. Volvió a desplegarlas sobre la mesa, pero esta vez fue al abogado a quien le habló.

    —Hubert, por favor, escoge cuatro cartas —le pidió la muchacha—. Estas cuatro cartas les darán todas las respuestas que necesitan… y serán todo lo que les diré.

    Mimi le lanzó a Hubert una mirada de circunstancias, mientras el joven Mattsson se mostraba un poco dudoso acerca de lo que sucedía a su alrededor. ¿No podía ella contestar la maldita pregunta y ya? ¿Por qué hacerlo tan complicado?

    Aunque no podía negarlo, para enfrentar a la Honda así… esa Elisa tenía agallas, había que reconocerlo.

    —Esas cuatro son las que escogeré —finalizó Hubert tras señalar la última, rezando porque su elección fuese la correcta.

    Elisa lentamente separó las cuatro cartas seleccionadas, apartándolas de todas las demás. Colocó cada carta en el centro de la mesa, separadas, dibujando un círculo con las cuatro cartas… y dio vuelta la de arriba.

    —La Sacerdotisa… o “miko” en japonés —dijo con suavidad Elisa—. Sí, las cartas aciertan otra vez… sabes de qué hablábamos ahora, ¿no, Mimiko?

    —¿De mí? —preguntó la Honda, alzando una ceja.

    —Correcto —asintió ella—. Ian no paraba de preguntar dónde te habías metido, porque no encontraba a Alpha… y yo le dije amablemente que te habías retirado al baño de la planta superior. Esa fue la razón por la que empezamos a hablar… aunque luego hablamos de otras cosas, claro, él no paraba de hablar de un GameBoy que había perdido…

    —Espera un segundo —interrumpió el abogado de cabellos oscuros—. ¿Baño de la planta superior? ¿Hay otro baño en el primer piso?

    —Así es. Lo se porque, cuando le dije a Ian que habías ido al baño, él preguntó si al de la planta baja o al del primer piso —reveló la médium con una pequeña sonrisa—. Bueno… ¡sigamos!

    Honestamente, Elisa parecía ser una persona demasiado alegre y vivaz como para tratarse de una mujer que potencialmente podía poseer poderes sobrenaturales. Hubert no pudo evitar preguntarse si había hecho esto antes… pero sin atreverse a hacerlo en voz alta, miró a ver qué carta salía a continuación.

    —La Justicia… nuevamente correcto. Esto responde a tu otra interrogante, ¿verdad? ¿Sabes por qué respondí a las preguntas de la fiscal?

    Mimi se mordió el labio. Ahora que lo pensaba nuevamente… era algo tonto haberle preguntado eso. Hubiese sido como enojarse con Emily por haber dicho lo que Effy la había obligado a decir durante la primera sesión… lo cual habría sido bastante estúpido, puesto que no era su culpa.

    —Ya se que estas obligada por ley a decir la verdad a la fiscalía, pero…

    —Tienes la razón en eso, Elisa —la frenó Hubert—. Pido disculpas en nombre de mi clienta.

    Elisa negó con la cabeza, diciendo que no había nada por lo que disculparse. Pero ahora procedió a dar vuelta una tercera carta… la cuestión ahora era, ¿qué pregunta pretendía ella responder con aquella carta?

    —“¿Quién mató a Destiny Inashu?” —murmuró Elisa—. No mientan, todos nos lo preguntamos, ¿no? Y la carta para responder eso… El Loco… quien la haya asesinado debe poseer un espíritu muy retorcido, que no siente culpa por sus acciones… y ese alguien no es la sacerdotisa, es alguien mucho más cruel y vil…

    La rubia tragó saliva ante aquello, un poco asustada. Definitivamente esta era, hasta ahora, la forma más extraña en que alguien le había dicho que creía en su inocencia.

    —Y ahora, la pregunta final… —continuó la joven aprendiz de médium—. Lamento decepcionarte, Mimiko, pero yo no puedo darte las respuestas que tanto buscas… pero estoy segura de que hay alguien que sí puede hacerlo. Por favor, cartas… muéstrennos quién es ese alguien.

    Elisa dio vuelta la última carta. Los Amantes, ése era el nombre de la carta. El rostro de Mimi palideció.




    Continuará…
     
    Última edición: 15 Noviembre 2016
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    Yugen

    Yugen D e p r e s s e d | m e s s

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    Lo he dicho y lo repetiré hasta la muerte, amo como escribes, Nami. Tu creatividad e inventiva son increíbles, vaya que sí <3

    Dicho esto, paso a comentar otro genial capítulo de este fic <33

    Wow. Elisa de médium no podía faltar, fue maravilloso como respondió las preguntas de Hubert y Mimi a través de las cartas, pero sin dejar de ser fiel al personaje. Debo decir que me gusta mucho que Elisa sea médium, tanto acá como en el rol— aún si en este último aún no descubre sus poderes xD—, todo este aire místico y sobrenatural le dan un aire muy original y creativo al personaje. Admito que realmente creí, al principio, que contactarían a Destiny a través de sus poderes, pero las cartas fueron una sorpresa mucho más agradable xD

    Empezando por aquí, fantásticos los referentes de cada uno: Ian; El Ermitaño, Mimi; La Sacerdotisa— vaya que amé este xD—, Effy; La Justicia, el Loco... Que puede ser cualquiera en realidad, y Los Amantes, que algo me dice tienen que ver con Alpha (?

    ¡Y aparecieron Steve y Mamá Estephanie! Admito que amo mucho el personaje de Estephanie, es un recurso cómico muy bueno y siempre resulta gratificante leerla. Mi reacción aquí fue la misma que al leer sus post en el rol, Nami. Gran manejo del personaje como siempre. Con esa soltura, gracia y facilidad con las palabras que la caracteriza. Me sorprendió saber que es la abogada de Toku Inashu, menudo plot twist xD

    Toda la escena de la tetera, la revelación de su profesión y su papel en la historia estuvo maravillosamente llevada. Muy buen trabajo. Dame tu don para no hacer OoC, plz ;-; x'D

    Me tiene pensando que tendrá Liza para contarles, ahora que seguro, seguro, aparezca en el próximo capítulo. Y por supuesto, la carta de "El Loco". No dejo de buscar un personaje lo suficientemente desquiciado para cometer asesinato, dado que sé lo que sé ahora. Solo se me ocurren Iota y algunos otros del equipo Gamma xD

    En fin, hasta aquí mi comentario. Me maravilla como estás llevando esta historia, de verdad que la intriga hace que te muerdas las uñas y la emoción te deja anclado a la silla cada capítulo. Suerte con el diez, Nam, que los capítulos diez están malditos D: (?

    Ja ne<3
     
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    Factummale

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    Al fin Elisa ve la luz (?)

    Un capítulo maravilloso, en algunos momentos no he dejado de reír, pero en otros las teorías iban en aumento.

    Creo que amo a la madre de Steve, es simplemente genial y se que Diente piensa igual xD y con la información que soltó, Alpha esta perdiendo puntos en sospechocidad y estos están siendo transferidos a otra persona. Y sumando lo que puse en mi otro comentario, se sabe prácticamente quien es el culpable, a no ser... Bueno, sólo queda esperar Liza nos de información realmente útil.

    Ahora con la aparición de Eli, ¿cómo se atreve Hubert a dudar de ella?, si pudiese le daría un buen golpe e.e como siempre mi niña tan alegre y esponjosa, simplemente me encanta (?)

    Y eso de que leyera las cartas, ¿sabías que yo solía leer el Tarot?, ha estado bien, sólo quiero decirte que en las cartas afecta mucho si está aparece invertida o derecha, pero bueno, no creo que eso sea muy relevante, de todos modos me ha gustado eso, así que te llevas mi aplauso de todas formas :)

    Ahora, ese final que nos has dado, se nota muy claro que se habla de Alpha... A menos que tomes en cuenta algo importante, una de las claves de esa carta es, textualmente, "mismas metas", ¿será que se habla de otra persona?, ¿podría tratarse de Effy?, esto suena descabellado, lo sé, pero es lo que dice la carta, ahora solo nos queda ver como decides tomarla :D

    Bueno, como siempre deciete que deseo publiques pronto, cosa que se pasara, y que mis teorias no terminen en la basura.

    Elías.
    P.D: El comentario era mejor, pero se me ha borrado de forma mágica, lo lamento mucho Q.Q

    Eli.
     
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    Nami Roronoa

    Nami Roronoa The Gif Queen Game Master

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    Asdfghhkh, ¡aquí está la continuación!

    OMFG, siglos sin actualizar esto… realmente, tengo el fanfic todo planeado, pero este capitulo fue todo un dolor de escribir; la primera parte, la de Liza, la debo haber escrito, borrado y vuelto a escribir unas veinte veces al menos. Pero al fin, creo que quedó bien… ¡espero les guste!

    Como siempre, agradecimientos a mis bellas Noir y EliLover que siempre comentan esta historia, y no saben cuanto significa eso para mi, ¡las adoro! <33 También etiqueto a Bruno EVF para que sepa de esta continuación, y a Graecus y Mizuki Obsidian cuyos personajes debutan hoy en este fic :D ¡Ojalá esta continuación sea de su agrado!



    Capitulo 10: Interludio

    [10 de Diciembre. 11:20. Hogar de Steve Stone]


    Liza White se quitó los zapatos, la gorra, y se adentró al interior de la residencia de Steve. Se ubicó en una silla en la sala de estar, al lado de Steve y directamente frente a Emily, y lanzó un suspiro; parecía estar agotada.

    —Que alegría, creí que nunca llegaría… —musitó Liza con voz cansada—. La seguridad que me puso esa fiscal sí que es insistente, pero creo que logré evadirlos por completo… ¿hm?

    Liza dejó de hablar al notar un súbito movimiento frente a ella. La joven Hodges se había puesto de pie de un salto, y ahora hacía una pequeña reverencia ante la recién llegada, como si se estuviese disculpando.

    —¡Lo siento mucho, Liza! —soltó Emily de golpe—. Yo he… he dudado de ti cuando tardabas en llegar y… y eso está mal, así que… ¡perdón!

    Y, con las mejillas sonrojadas, la chica volvió a tomar asiento. Dante no pudo reprimir una pequeña sonrisa, observando a la chica con mucha ternura; comprendía como se sentía. Emily era una mujer que adoraba a sus amigos y atesoraba a sus amistades más que a nada en el mundo, pero estos últimos días la habían hecho pasar por situaciones horribles que había dudado hasta de sus seres más cercanos… era normal que sintiera que debía disculparse con Liza por haber dudado de ella, incluso si probablemente a la chica no le había molestado en lo absoluto.

    —Que va, no tienes necesidad de disculparte, Emi —le aseguró Liza, sonriente—. Si alguien debe pedir perdón acá soy yo… perdón por haber tardado tanto en poder encontrarme con ustedes.

    —Eso no es tu culpa —intervino Steve de repente—. ¡Es esa fiscal! ¡No te ha dejado ni un minuto sin custodios!

    —Sí, pero pensándolo bien, es su trabajo, Steve… si yo soy una testigo importante y Mimi realmente fuese una asesina sin escrúpulos, no sería raro pensar que podría matarme para salirse con la suya… aunque claro, también estaba el hecho de que así la defensa no se enteraría de lo que sé, dándole la ventaja a la Fiscalía…

    Hubo un silencio durante el cual todos debatieron, internamente, si Effy había hecho bien en proteger a Liza con aquellos custodios, o si todo simplemente había sido una estrategia para evitar que Hubert y sus allegados pudiesen hablar con ella. Sinceramente, ninguno logró llegar a una respuesta clara… pero entonces, Dante reparó en algo.

    —¿“Si realmente fuese una asesina”? —dijo el joven fotógrafo, haciendo eco a las palabras de la muchacha—. Entonces… ¿crees en la inocencia de Mimi?

    Todos los ojos de la sala se posaron sobre Liza White. Los de Dante, curiosos, intrigados por la respuesta que fuese a dar la chica. Los de Emily, esperanzados, suplicando que la respuesta fuese positiva y que se hubiesen ganado una aliada más en esta batalla legal. Y los de Steve, dubitativos, debatiéndose entre si intervenir o dejar que la chica fuese la única que hablara. Pero los ojos de Liza… su mirada mostraba una firme resolución, y sin dejar lugar a dudas contestó con sinceridad.

    —Sí —afirmó la joven White—. Yo creo que Mimi Honda es inocente.

    >> El culpable… yo creo que el asesino es Axe Inashu.

    El silencio volvió a tomar el control de aquella sala, y por unos minutos lo único que se oyó fue el sonido de las agujas del reloj de pared que se hallaba en una esquina de la sala de estar. Emily parecía entre atemorizada y confundida, mientras que Steve lucía frustrado, como si algo no terminara de encajar en su cabeza. Pero Dante… él mentiría si decía que no se lo esperaba.

    —¿Por qué crees que Axe asesinó a Destiny? —preguntó Dante, esperando que finalmente esta pregunta destapara todo lo que sabía la chica.

    —Yo… yo realmente no sé mucho del asesinato —confesó Liza—. Me han llamado la “testigo estrella de la Fiscalía”, pero es una farsa… lo único que hice fue encontrar a Mimi en la escena del crimen. Cuando les dije lo que yo sabía y lo que yo pensaba… enseguida la fiscal Joy se dio cuenta de que dañaría su caso más de lo que la ayudaría.

    —Entonces, esos custodios…

    —Sí, ella me mantuvo custodiada, aunque no pensaba nunca hacerme declarar en el juicio, para que la otra parte pensara que lo que yo dijera podía enterrar a Mimi…

    —A esa fiscal no se le escapa una, ¿eh? —comentó Emily con un dejo de admiración—. De verdad es inteligente…

    —Demasiado inteligente —objetó Dante, cruzándose de brazos. Estas estrategias de Effy no harían más que complicarles la vida, de eso seguro—. Dejando eso de lado, Liza… necesitamos que nos cuentes todo, por favor. Háblanos acerca de Axe.

    —Axe Inashu… él siempre fue un chico problemático —comenzó Liza—. De pequeño causaba problemas, pero un día… un día cambió radicalmente, de un momento para otro. Al principio parecía una de esas facetas por las que pasan los chicos cuando llegan a la adolescencia, uniéndose a la tendencia “emo”… pero este no fue el caso de Axe.

    >> Se volvió más oscuro y solitario, más extraño. Había veces que pasaba días encerrado en su cuarto, y a veces salía con sus nuevos amigos y desaparecía por una semana. Se tiñó su cabello rubio de negro, y se volvió… bueno, no se si llamarlo violento pero…

    —¿Violento? —se alarmó Emily—. ¿Cómo que violento? ¿A qué te refieres con eso?

    —Bueno, Axe… creo que era su forma de lidiar con su depresión —explicó Liza—. Destiny lidiaba con ello enfocándose en el trabajo en Kalos, apegándose a su padre, mientras que Axe… bueno, él nunca fue tan cercano con el Sr. Inashu, de modo que intentó sobrellevarlo como pudo… aunque ello dejó como consecuencia este daño emocional que lo volvió más… inestable, por llamarlo de alguna forma.

    —Pero lo que no entiendo es… ¿a qué se debía esa depresión? —interrogó Dante, cruzado de brazos.

    —A su madre, por supuesto —respondió la joven White—. La muerte de la Sra. Inashu fue un golpe fuerte para sus hijos, aún si hay muchos que no saben sobre ello.

    >> Una enfermedad extraña se apoderó de su cuerpo cuando los Inashu estaban de vacaciones en el exterior. Y así, de un día para el otro, los dos hermanos perdieron a su madre… fue un gran golpe emocional para dos jóvenes, e intentaron superarlo como pudieron.

    —Entonces, supongamos que Axe es un emo que por momentos se pone un poco violento —dijo Dante, sin comprender—. ¿Cómo nos lleva eso a pensar que es el asesino?

    —Su… supongo que debo explicar esto mejor, ¿verdad? —musitó Liza, bajando la vista y jugando con sus pulgares—. Verán, Axe se encontraba en la fiesta, por supuesto, pero el Sr. Inashu no quería que se descontrolara o que la gente se enterara de que su hijo era un poco… bueno, ya saben. Raro. Lo mantuvo en su habitación, y él, a quien no le gustaban mucho las fiestas, se quedaba ahí sin quejarse… hasta que se cansó de eso.

    —¿Se cansó de eso?

    —Claro, llegó un punto en que… en que Axe quería salir y ver a Destiny. Decía que necesitaba hablarle, que era importante, demasiado importante pero… pero el mayordomo de los Inashu estaba clavado ahí, sirviendo como guardián. De alguna forma, Axe logró escapársele, creo que fue durante el apagón; aprovechó la confusión que causó la falta de luz y se escapó de la habitación.

    >> Yo… yo en verdad estaba ayudando al mayordomo a encontrar a Axe en ese momento. Cuando encontré a Mimi en la escena… no me encontraba buscando a Destiny, sino a Axe, cuyo paradero era desconocido. Y tras ver la escena y gritar del horror y todo lo que sucedió después….

    —Entonces… ¿dónde se encontraba Axe en el momento del crimen? —no pudo evitar preguntar Dante.

    —Lo encontré recién luego de todo lo ocurrido, cuando la policía se estaba llevando a Mimi —rememoró Liza—. Él… él estaba ahí parado, tan calmado, tan tranquilo… y cuando se volteó a verme, sólo dijo una cosa…

    >> Me dijo… “no creía que ella podía sangrar tanto”…

    Un silencio sepulcral se apoderó de la habitación en cuanto Liza terminó de hablar. El ambiente estaba tenso como nunca, y Emily sentía que se le dificultaba respirar bajo el peso de todo lo que Liza acababa de revelar.

    Steve estaba tan sorprendido como ellos; al parecer, la chica jamás le había contado tanto a él. Liza apartó la mirada, como si le avergonzara todo lo que acababa de decir en voz alta. O, mejor dicho, lo que aquellas palabras implicaban; no era muy difícil ver la lógica conclusión de todo lo que acababa de decir.

    —Esto… eso no significa que él sea el asesino —intervino Dante súbitamente—. Porque… si es un emo y a ellos les fascina la sangre y esas cosas… puede ser simple fascinación… no significa que haya… que haya asesinado a su propia hermana…

    —Dante, ¿te estás escuchando a ti mismo? —lo atajó Steve—. ¡Está claro que este tipo está mal de la cabeza! Ahora comprendo todo, por qué tenían tanta vigilancia en Liza… ¡no querían usarla para hundir a Mimi, sino para que no estropeara su caso! ¡Axe es un asesino mucho más probable que Mimi, pero sin la declaración de Liza era imposible que Hubert lo supiera!

    —Pe… pero, aún nos falta algo, ¿verdad? —musitó Emily, y todas las miradas se volvieron inmediatamente hacia ella—. El motivo. No creo… no creo que Axe la haya asesinado sin motivo alguno… por más violento que fuese…

    —Puede haber sido un accidente, ¿verdad? —sugirió la otra chica—. Quizás… quizás se volvió violento y, antes de darse cuenta…

    —¿Le clavó tres puñaladas? —la interrumpió Steve—. No, está claro que fue premeditado… ¿tú que piensas, Dante?

    El muchacho se mantuvo en silencio por un instante. Se encontraba meditando acerca de las palabras que Stephanie Stone había pronunciado en la cocina. Lo que ella había revelado en ese entonces… sí, ciertamente, existía un motivo por el cual él podría haber causado un hecho tan atroz.

    —Yo pienso… que es momento de que llamemos a Hubert —decidió Dante, sacando su teléfono celular.


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    [10 de Diciembre. 11:55. Palacio de Justicia: Oficinas de la Fiscalía]


    Hubert ingresó nuevamente a la oficina en la cual Mimi se encontraba sentada, aguardando a que el fiscal que venían a ver los atendiera. Se guardó su teléfono celular en el bolsillo del pantalón y tomó asiento en la silla vacía junto a la Honda; al parecer, tenían que seguir esperando.

    —¿Quién era? —preguntó ella.

    —Dante… al parecer, han hecho unos avances interesantes con Liza —replicó Hubert, tomando un sorbo del café que se encontraba ante él—. Ella cree en tu inocencia, y… bueno, ha señalado un nuevo sospechoso.

    Mimi abrió los ojos grandes como platos, sorprendida. Aunque él fue incapaz de determinar si la sorpresa fue debido a que otra persona más creía en su inocencia, o porque había un nuevo sospechoso en el caso.

    —Bueno, supongo que deberíamos esperar a salir de este lugar antes de hablar más sobre eso, ¿verdad? —sugirió la rubia—. Después de todo, estamos en territorio enemigo aquí… aunque esa tal Mitsuki parecía ser buena. Muy atenta, preguntándote si querías un café, pero a mi ni me ofreció nada… ¿acaso tienes una historia con ella de la que no estoy enterada?

    El tono de voz de Mimi dejó en claro que preguntaba acerca de una historia romántica, y Hubert no pudo reprimir una pequeña risa ante ello. Debió esperarlo de ella. Pero aún así, no tenía caso mentirle, ¿verdad? Aunque la historia no fuese lo que ella esperaba…

    —Hay una historia, pero no del tipo que estás pensando —replicó el abogado—. Mitsuki fue mi primer clienta. La defendí en un caso de violencia doméstica. Su novio era abusivo; la golpeaba, maltrataba, y abusaba psicológicamente también. Hasta que ella logró armarse de valor y denunciarlo.

    >> Llegó a mi a través de un conocido de mi padre. Ella confió en mi, y la defendí en juicio; por fortuna, logramos enviar a ese hombre a la cárcel, perpetuamente.

    Mimi se cruzó de brazos. De verdad que no se esperaba aquella historia, había soltado aquel comentario como una pequeña broma hacia Hubert… pero por alguna razón, internamente se sentía algo contenta de que ese tipo no anduviera suelto por las calles y que Hubert lo hubiese mandado a la cárcel, donde pertenece. Le hizo sentir un poco más confiada en que, quizás, lograrían salir victoriosos de esta situación.

    En ese momento, la puerta de aquella oficina se abrió y los dos hicieron silencio; podían seguir la conversación en otro momento. Por ella ingresó al lugar un hombre vestido de traje, de cabello largo color azabache. Tenía una mirada algo distraída, y parecía haber crecido un par de centímetros desde la última vez que lo había visto, pero Mimi no tuvo duda alguna; se trataba en efecto del hombre que había venido a ver.

    —¡Mimi Honda! —exclamó el recién llegado—. Así que realmente eras tú… y veo que hasta vienes con tu abogado y todo. No me vas a denunciar ni nada por el estilo, ¿verdad?

    —No. Créeme, después de esto, espero nunca más verme envuelta en temas judiciales —suspiró la Honda—. Hubert, déjame presentarte a Drake Orestes, abogado fiscal y… mi ex-novio.

    —Un gusto —dijo Hubert, estrechando su mano—. Ahora que ya está aquí, ¿me vas a decir el por qué de esta reunión?

    —Sé tan poco al respecto de eso como tú, Hubert —admitió Drake—. Pero tengo unos minutos hasta que me pasen a buscar para ir a almorzar, así que no tengo problema en recibirlos, pero… ¿puedo saber a qué viene tan súbita visita, Mimi?

    —Es debido a… bueno, yo… es acerca de algo que dijo Elisa —admitió Mimi. Al notar la cara de desconcierto de su abogado defensor, la chica chasqueó la lengua—. Ya sabes, la carta que mostró a lo último… los amantes…

    —¿Así que por eso estamos visitando a tu ex-novio? —preguntó Hubert, atónito; honestamente, debería dejar de seguir a la chica de un lugar a otro sin cuestionarla, comenzaba a parecer una pérdida de tiempo, aún si era muy difícil llevarle la contra al cliente, y más aún cuando ese cliente era alguien como Mimi Honda—. ¿Por una carta de tarot?

    —No estoy entendiendo nada —intervino Drake, cruzándose de brazos—. ¿Carta de tarot? ¿De qué hablas, Mimi?

    —No te hagas el que no lo sabes… las cartas de Elisa nunca mienten —replicó la rubia—. ¿Dónde estabas al momento del asesinato de Destiny? Sabes muy bien que me están acusando de su muerte y… tú estabas en la fiesta, ¿verdad?

    La cara de Drake se transformó en un parpadeo. Ante las palabras de Mimi, su expresión jovial y amigable se tornó sombría y taciturna; no pareció agradarle nada lo que la muchacha implicaba con su tono de voz acusador. Cuando respondió, su voz sonaba un poco más pausada y seria que el tono amistoso que había empleado hasta entonces.

    —¿Acaso me estás acusando de algo, Mimi? —preguntó Drake—. Porque creí que habíamos terminado bien… de hecho, fuiste tú quien terminó conmigo, ¿y debo recordarte por qué?

    —Eso… ¡eso no tiene nada que ver con esto!

    —¡Evidentemente sí, porque vienes y me acusas de asesinato porque te lo dijo una carta! ¡Lo próximo que me vas a reclamar es que te entregue a Meloetta!

    —¡Ese pájaro era mío y lo sabes! Tú me lo regalaste, pero como quieras. Pero ya te lo dije; mientras ella siga cantando, tan hermosamente como siempre, y tú la cuides bien, entonces no tengo problema con que tú tengas a Meloetta…

    —Tú terminaste conmigo porque estabas enamorada de otro… ¡y yo lo acepté sin mas! ¡¿Y ahora vienes a acusarme de cosas así?! Eso es bajo, Mimi, incluso para ti.

    —¡Te digo que eso no tiene nada que ver! ¡Sólo contesta la maldita pregunta!

    Hubert deseó en aquel momento que la tierra se abriera a la mitad y lo tragara. Realmente, no había situación más incómoda para él que aquella, sentado allí viendo aquella discusión entre la Honda y su ex-novio, ambos ignorando su presencia, como si fuese parte del decorado. Bueno, al menos el café que Mitsuki le había traído era bueno, así que no todo había sido una pérdida de tiempo.

    Finalmente, Drake se cansó de la discusión. Hubert lo compadeció; discutir con Mimi podía ser muy agotador, así que no era de extrañar que él se hubiese rendido antes. Apoyando una mano sobre su frente, el fiscal finalmente habló.

    —De acuerdo, si tanto quieres saberlo, te lo diré —resolvió Drake con voz cansina—. Sí, asistí a la fiesta en la mansión Inashu. Sin embargo, fue por un corto tiempo; a eso de las 21:30 recibí una llamada y me retiré del lugar.

    —¿Una llamada? ¿De quién?

    —Mía —respondió una voz desconocida desde la puerta.

    Al voltearse, Hubert y Mimi descubrieron que la dueña de aquella voz era una muchacha alta que acababa de entrar a la oficina sin que se percataran. Tenía cabello castaño que le llegaba hasta la cintura, ojos verdes y piel blanca pero algo tostada, como si hubiese estado tomando sol hace algunos días. Llevaba puesto un vestidito negro sencillo pero bonito, y sobre su cabeza reposaba un gorrito blanco.

    —Ah, Mizz, ya llegaste —dijo el fiscal, poniéndose de pie de su silla—. Mimi, Hubert, les presento a mi novia, Mizuki Izumi.

    —¿No… novia? Ah… ehm… un gusto… supongo… —balbuceó Mimi; al parecer, la aparición de la chica la había dejado sin palabras.

    —¿Estabas siendo acusado, Drake? —preguntó Mizuki con tono bromista, pasando de largo del tartamudeo de Mimi; se sentó sobre el escritorio de Drake, mirando a los otros dos presentes—. Escuché algo de lo que dijeron… y si necesitáis saberlo, Drake dejó la fiesta porque yo lo llamé.

    —¿Por qué motivo tuvo que irse, si puede saberse? —preguntó Hubert, y Mimi sintió una oleada de gratitud hacia él, puesto que aún no se reponía y seguía incapaz de formular palabras.

    —Lo llamé porque… bueno, estaba aburrida —dijo ella, riendo levemente—. No iba a salir, no tenía nada mejor que hacer, y le dije si no prefería venirse a casa a ver alguna película o algo…

    —Y como me estaba aburriendo en la fiesta, me marché a la hora que dije —completó Drake—. Tengo testigos que me vieron partir, el boleto del bus que tomé para llegar a la casa de Mizz, y claro la coartada de ella… ¿alguna pregunta más, o damos fin a este ridículo interrogatorio?

    —Sólo… sólo quería preguntar… —musitó Mimi—. ¿Hace cuánto están saliendo?

    —Hace… ehm, soy malo con las fechas, pero… ¿un poco más de un año? —contestó Drake, mirando a la chica.

    —Sí, un año más o menos —asintió Mizuki—. Nos conocimos en este mismo edificio, en el Palacio de Justicia, ¿recuerdas?

    —Caso 31022, jamás podré olvidarlo —dijo él, sonriente—. Ella era mi testigo estrella en ese caso, y conseguimos una condena en primera instancia… ¡que alegría que no le dejé ese caso a otro fiscal y lo tomé yo! Sino quizás jamás te habría conocido…

    —Bueno, será mejor que nos vayamos entonces —interrumpió Hubert, dejando su taza de café vacía sobre la mesa—. Les hemos robado demasiado de su tiempo, y nosotros también tenemos cosas que hacer, así que…

    Drake asintió, y ambos hombres se pusieron de pie. Se estrecharon las manos y tanto Hubert como Mimi se dirigieron hacia la puerta tras despedirse… pero antes de marcharse, Mimi se volvió hacia él por última vez.

    —De verdad me alegro por ti… por ustedes —dijo la Honda—. Espero que seas feliz, Drake…

    —Y espero tú también llegues a conocer a alguien y ser feliz, Mimi. Te lo mereces —le respondió Drake; Mizuki sonrió, como intentando mostrar que estaba de acuerdo con sus palabras—. Ah, ¡y que no te condenen de asesinato! Espero que sepas que no creo que seas culpable, por supuesto…

    La muchacha de cabellos rubios asintió y, tras una última mirada hacia atrás, abandonó aquel lugar detrás de Hubert.

    El abogado y su clienta avanzaron a través de las oficinas en dirección a la salida. Inicialmente Hubert pensó que aquella visita habría sido una pérdida de tiempo, un capricho de Mimi que en nada ayudaría a su caso, pero… ahora, viéndola salir con aquel aire un poco más calmo y maduro, le hacía pensar diferente. Era como si haber visto a Drake por última vez la hubiese ayudado a cerrar aquel capítulo en su vida… y Hubert empezaba a pensar que eso era exactamente lo que la chica necesitaba.

    —Vaya, vaya… ¿Hubert Mattsson y Mimi Honda por aquí? No estarán aquí para entregar una declaración de culpable, ¿verdad?

    Aquella voz risueña, burlona y desafiante sólo podía pertenecer a una persona. El dúo dio media vuelta para ver a nada más ni nada menos que Effy Joy cruzada de brazos y apoyada de espalda contra una pared cercana. Su expresión triunfante daba la sensación de que se habían metido directamente en la boca del lobo.

    —En tus sueños —soltó Mimi, apretando los dientes; toda paz interna que ella había conseguido parecía haberse esfumado ya.

    —Menos mal, eso sería terriblemente aburrido —contestó Effy—. Aún faltan algunos días para que nos crucemos en la corte, pero… espero que te prepares para entonces. No te dejaré zafarte de esta tan fácil, ¿sabes? Esta vez voy a ir con todo, hasta que la declaren culpable.

    —Me preocuparía si no fuese así —admitió Hubert—. Después de todo, este es tu campo de batalla, ¿no es así?

    —Me conoces tan bien, Hubert —replicó ella con una pequeña risa—. Así es, la corte es un campo de batalla, y yo estoy armada hasta los dientes… así que espero que cargues tus armas y prepares tus municiones, porque vamos a ir a la guerra. Y yo nunca pierdo una guerra.

    Y con esas palabras, la fiscal de rubia cabellera se retiró, dejando atrás a una rabiosa Mimi que quería gritarle de todo pero milagrosamente se contuvo, y a un Hubert que estaba debatiéndose entre la admiración por tan poderosa oponente, y la preocupación por lo que dicho oponente podía tener escondido en su arsenal.


    Continuará…
     
    Última edición: 5 Julio 2017
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