Long-fic de Pokémon - Corazón & Alma

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Qué va J.Nathan Spears, te agradezco de corazón el tomarte el tiempo de andar leyendo y además, por comentar. Y bueno, digamos que cada uno tendrá su momento de 'brillar'. Como lo has dicho, se alargaría el fic demasiado...
Disfruté de manera similar el escribir la escenita con las fans, algo que tenía ganas de hacer desde hacía tiempo xD

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Dr Kaos gracias por pasar por aquí igualmente. Oh, pero tendremos mucho por venir todavía. Cada quién brillará a su forma, sin poner a alguien sobre otro, don't worry.
Y efectivamente... no todo es color de rosa. ;)

Capítulo seis​

Abrió la puerta bruscamente, con lo que cayó de fauces sobre la alfombra. Le tomó unos segundos ajustar su visión e identificar la silueta de Lyra, que se enderezaba con cautela.

—¿Kellyn?

Escuchar su voz le calmó un poco, pues finalmente había llegado hasta ella. Se levantó con un punzante dolor en donde se había golpeado, aunque hizo caso omiso al reclamo por parte de su cuerpo. Lyra ya estaba de pie junto a él, ayudándole a incorporarse completamente. El contacto con la muchacha era electrizante, le llenaba de vida de enormes y variadas maneras. Mirándole a los ojos, en su mente aparecían recuerdos de cómo su amistad había comenzado y de todos los conflictos que habían superado juntos; y el deseo de abrazarle volvió a hacerse presente, haciéndole imposible el reprimir su impulso por querer protegerla de todo lo que le amenazaba.

Fue entonces cuando reaccionó y recordó porqué estaba allí. Perdió el contacto visual, buscó en sus bolsillos y le tendió el pequeño rollo de pergamino que había llegado una hora atrás. La entrenadora lo tomó y se acercó a la ventana por donde se escurría un halo de luz lunar. Él cerró la puerta que daba al pasillo.

—¿Crees que logró salir de ahí?

No pudo contener mucho más su duda. Personalmente, lo veía muy poco probable, pues el muchacho hubiese venido en persona a dar el aviso.

—¿El Trío sombrío? —Lyra no contestó a su pregunta, ensimismada en sus propias conjeturas. —Creí que la policía internacional los había atrapado también.

Sabía que no debía contestarle en lo absoluto, ambos habían sospechado desde hacía meses que algo no iba bien, cuando el viejo amigo de Lyra había mandado un mensaje en holograma.

—Debemos proteger a los pokémon, Lyra. Saldré en la mañana con un equipo y…

—No viene por los pokémon, Kellyn. Necesita hacerse de algo que le dé control sobre ellos —ella contemplaba el papel, conteniendo la respiración. —Está buscando a Marina.



Un nuevo día comenzaba en ciudad Azulona, en la región Kanto. El canto de varios Pidgey era lo único que se escuchaba en medio del silencio que habitaba por toda la ciudad. Otros sonidos eran entonados a medida que la luz del sol hacía su aparición.

El reloj marcaba las seis en punto. La alarma aún no sonaba, pero el bello trino de los pokémon hizo que la joven abriera los ojos. La muchacha se levantó intentando no hacer ruido, con Axew adentrándose en su cabellera. Se dirigió a la pequeña terraza con la que sus compañeras de cuarto y ella contaban, deslizó la puerta de cristal y salió. El fresco ambiente de la mañana le dio la bienvenida al exterior. Se acercó a la barandilla y apoyó sus brazos en ella. Al oír claramente el hermoso sonido que le había hecho despertar, cerró los ojos y una sonrisa se dibujó en su rostro. Extrañaba escuchar el canto de algún pokémon volador. Le recordaba a su niñez, cuando ella y su tutor salían de día de campo desde muy temprano. Claro que, ella nunca había escuchado el canto de un Pidgey, pero sí el de un Pidove.

A Iris se le hacía difícil creer que en una ciudad tan grande como aquella pudiera existir el silencio, y aún más, poder escuchar el canturreo de algún pokémon.

Aquella melodía que los pokémon entonaban, era, precisamente eso, una melodía. Parecía que seguían partituras marcadas, resonando muy cerca de donde se encontraba. Axew trepó hasta estar sobre su cabeza, y le indicó que mirara hacia arriba.

Alzó la mirada, pero no vio otra cosa más que una terraza de otra habitación dos pisos más arriba. El pequeño pokémon dragón señaló hacia otra dirección. La entrenadora dirigió su mirada a donde le indicaban, y finalmente logró ver lo que su compañero quería mostrarle.

Varios niveles más arriba, en la barandilla de una terraza, allí estaban los emplumados cantantes. De pronto, otro sonido comenzó a escucharse. Aquel extraño, pero hermoso sonido iba al compás del canto de los pokémon. O… ¿era al revés?

Aquella melodía era realmente hermosa. Hacía que se sintiera serena y tranquila. Se preguntó cuál era el origen de aquel sonido. Sabía que provenía de algo en aquella habitación con la terraza donde se encontraban los Pidgey, pero no era producido por algún otro pokémon. Se percató de un movimiento y observó con atención. Repentinamente, el hermoso sonido se extinguió.

Se escucharon unos pasos. Lyra apareció en la terraza, apoyándose en la barandilla y acariciando la cabeza de uno de los Pidgey.

Otros pasos.

Iris no lograba ver con claridad la escena desde su posición, pero le fue visible un traje rojo que también se movió junto a Lyra.

Suponiendo que era el amigo de Ash que decía ser un ranger, reparó en que la tonada volvía a escucharse.
Oyó como otros sonidos procedentes de otros pokémon se alzaban poco a poco.

La muchacha se sobresaltó al ver de repente a su lado a Misty. La morena no se había percatado de todo lo que pasaba a su alrededor desde que había comenzado aquella bella canción.

Ambas entrenadoras dirigieron su mirada a dónde provenía el sonido. Estaban tan enfrascadas en su observación, que no se dieron cuenta de que Serena también había salido, y que en la terraza vecina estaban May, Dawn y Marina.

—Es la Oración… —murmuró Dawn después de un rato.

Poco a poco, la sinfonía fue apagándose.

Los pokémon voladores abrieron las alas y se alejaron con calma, dando así por finalizado el momento.

Después de aquello, la entrenadora dragón no pudo volver a dormir. La Oración, como le había llamado Dawn, todavía resonaba en su cabeza.

Unos minutos después de entrar a su recámara, comenzó a charlar con Misty, pues Serena le hacía sentirse algo incómoda bajo una mirada analítica.

—¿Tienen ya con quién ir hoy al baile por la noche?

La castaña se levantó bruscamente de su cama, tomó sus ropas y se escabulló fugazmente dentro del baño, azotando la puerta tras de sí, dando una respuesta brusca a la pregunta de la líder de gimnasio.



—¡Bienvenidos sean a la segunda etapa del torneo! —dijo Vivian por el micrófono unos minutos después de que habían llegado.

Había intentado evitar a Iris a toda costa, pues el solo verla le originaba lágrimas en los ojos. No había sido una tarea fácil, pues, teniéndola como compañera de habitación, no podía estar lejos de ella mucho tiempo. Una vez que salieron de las villas en dirección a la arena, procuró quedarse cerca de Clemont en todo momento.

Ver a Ash con su sonrisa en el rostro le había producido un nudo en el estómago, lo cual le había dejado sin habla, por lo que había estado silenciosa todo el trayecto. Llegando a los camerinos, apretó el paso hasta las pantallas que proyectaban la imagen de las hermanas Meridian haciendo su entrada, esforzándose por concentrarse en la transmisión y olvidar al par que le producía sentimientos encontrados.

—Recuerden que en este día veremos presentaciones dobles, esperamos que nuestros participantes nos dejen un buen sabor de boca al ver su trabajo —comentó el hombre de camisa floreada, al que todos se referían como Scott.

—Antes de comenzar, ¡démosles un fuerte aplauso a nuestro querido jurado!

El entusiasmo de una de las hermanas era latente, mientras señalaba a los mismos jueces del día anterior.

—¡Y aquí tenemos el orden de paso para cada una de las arenas! —otra de las trillizas apuntó hacia una de las enormes pantallas que estaban sobre el escenario.

Aguantó la respiración mientras escrutaba los rostros que habían aparecido. En uno de los grupos, estaban Ash, Iris y Clemont. Parecía una broma de mal gusto aquello. Vio su fotografía en el grupo de un escenario secundario. May y Dawn también estaban ahí, una detrás de la otra, separadas de ella por otro participante.

—¡Nos ha tocado empezar!

Giró para ver como ambas coordinadoras chocaban las palmas en el aire con un semblante entusiasta.

—Serena, ¡tú también! —May tomó las manos de la chica y las agitó alegremente. —¡Demos un espectáculo!



Kellyn había tratado de calmar sus nervios entonando aquella canción que había escuchado por primera vez en pueblo Álamos. Aunque había tenido efecto, una vez en el estadio sus nervios se habían puesto de punta nuevamente.

No había visto a Ash y al grupo que le acompañaba, pues en lugar de ir a los camerinos, se había resguardado en la salita de café en donde los líderes de gimnasio se reunían para evitar el alboroto de fanáticos pidiendo autógrafos.

—Lyra.

Monsieur Pierre la sacó de sus pensamientos, con la pluma sobre la pequeña libreta, a la espera de más detalles por cuidar para el evento que se celebraría al anochecer. Se dio cuenta de cómo el hombre se percataba de que se encontraba preocupada, sonriéndole compasivo. Probablemente creía que era debido al baile.

>>Oh niña, aún no tienes pareja, ¿cierto?

El cuestionamiento la tomó por sorpresa, haciéndole reflexionar en que efectivamente, había dado por zanjado que Kellyn iría con ella, pero ambos no habían tenido un momento para charlar sobre algo que no era su prioridad en ese momento.

—Eh, yo… no lo sé.

—Lyra, cariño —el rubio le tomó por el mentón, buscando mirarla fijamente con sus orbes azulados, —sé que tienes otras cosas en mente en estos momentos, pero tú fuiste la organizadora de este magno evento. No sólo el baile de esta noche, sino de todo el torneo. Si queremos que todo salga a la perfección, también necesitamos perfección en tu persona.

Una sonrisa se le escapó de los labios, pues el presentador de Kalos era encantador incluso cuando estaba reprimiéndole.

>>Sé qué es lo que te anda dando vueltas en la cabeza. Si tú has de estar perfecta, necesitas a alguien que te haga compañía y sea capaz de estar a ese nivel, ¿cierto? Oh vamos, basta de preocupaciones. No tendrás que pedírmelo dos veces, iré contigo. Pasaré por ti a tu habitación al anochecer.

Y sin más, Pierre dio media vuelta y salió de ahí, dejándola con otra preocupación más en la cabeza.



—¡Hora de comenzar! ¡Que Arceus quiera que Dawn y May se luzcan! —Marina andaba de un lado para otro, atenta a las pantallas a la espera de que las hermanas Meridian dieran la señal de entrada a los primeros participantes en cada arena.

El par de coordinadoras se había marchado a toda prisa poco después de ver el orden de paso, y, aunque el turno de Serena era sólo una persona después de May, parecía que la muchacha había decidido quedarse a ver lo más posible de la participación de ambas. La amiga de Ash de Kalos le causaba curiosidad y una inspiración sobre la moda; sin embargo, no podía negarlo, como conocedor pokémon podía notar la falta de experiencia que Serena poseía comparada con las veteranas de Hoenn y Sinnoh.

—¡Comencemos con las presentaciones dobles! ¡Adelante! —gritaron al unísono las trillizas por micrófono.

—¡Piplup, Quilava! ¡Ahora, a escena!

Dawn entró con elegancia al campo de presentaciones, lanzando sus pokébolas. El sello astro –la joven se había tomado el tiempo de mostrarle cada uno de los sellos que parecían utilizar los coordinadores- se hizo notar, con estrellas esparciéndose por todos lados a la entrada de ambos pokémon.

>>¡Piplup, rayo burbuja! ¡Quilava, velocidad!

Un ciclón de burbujas se formó por toda la arena, mientras que los centellantes astros producidos por el pokémon de fuego se adentraban fugazmente en el círculo, produciendo una explosión de las esferas, con pequeñas gotas de agua esparciéndose hacia las gradas.

>>¡Rueda de fuego!

Quilava saltaba para quedarse posicionado en el centro de la arena, y Piplup corría para colocarse por debajo de su compañero.

—Piplup ya no necesita de una indicación por parte de Dawn para saber lo que ella le pedirá hacer —Cilan se dio unos golpecitos en la mejilla, analizando la situación. —¡Definitivamente hacen un equipo sensacional!

—Piplup, ¡remolino!

El pequeño pokémon pingüino hizo lo suyo, y, atrayendo las pocas gotas que aún quedaban en el ambiente, dio comienzo a la formación del torbellino de agua alrededor del flameante cuerpo de Quilava.

—¡Miren esa esfera de agua con fuego en el interior! —proclamó Vivian. La reacción entre los elementos generaba una fricción, provocando que la combinación luciera más brillante conforme los segundos pasaban. —¡Es electrizante!

—Vaya, Dawn utiliza la combinación de May a su favor.

Cilan percibió por el rabillo del ojo como Serena se removía inquieta ante el comentario de Ash, notando cómo la chica se debatía internamente.

—¿Combinación? —preguntó la muchacha finalmente.

—Algo similar a la fusión de ataques. Digamos que utilizas los movimientos y elementos de tus pokémon para formar ataques como éste —Serena miró al conocedor pokémon intrigada, mientras él señalaba la pantalla. —Fuego y agua son los más frecuentes y los que mejor ejemplifican como, si sabes equilibrarlos, pueden producir maravillas.

La chica castaña se quedó reflexionando un momento, luciendo aún contrariada. Cilan sintió un dejo de compasión, pues recordaba cómo uno de sus hermanos lucía de la misma manera cuando sus oponentes demostraban ser más fuertes de lo esperado. Apoyó su mano en el hombro de Serena, dándole un apretón amistoso.

—¡Ya viene May!

Con el anuncio de Marina, cayó en cuenta de que se había perdido el final de la presentación de Dawn. May salió al escenario. Exclamaciones se escuchaban a través de las bocinas colocadas en los camerinos. La coordinadora tomó dos pokébolas y las lanzó.

—¡Al escenario Venusaur! ¡Glaceon, tú también!

Marina seguía removiéndose inquieta alrededor de todos ellos, hasta que Jimmy la tomó por el brazo, haciéndole quedarse quieta.

>>¡Venusaur usa baile de pétalos! ¡Glaceon, viento helado!

Unos bellos pétalos de un color rosado salieron del bulbo del pokémon de tipo planta, adornando todo el escenario con su belleza y seguramente su aroma. Glaceon obedeció seguidamente, congelando los pétalos en el aire.

>>¡Venusaur, planta loca!

El cuerpo del pokémon se iluminó de verde, tomando un pesado impulso, y al aterrizar del diminuto salto, muchas raíces con pinchos afilados salieron de la tierra. Los gruesos tallos empezaron a crecer en todo el escenario, sin tocar ni un solo pétalo. Cilan sentía cómo la piel se le erizaba de emoción, viendo aquel espectáculo verdoso.

—Ya viene el final Marina, tranquilízate.

Tanto él como los demás rieron ante la escena de Jimmy sujetando a la chica que daba saltitos de nerviosismo. La mano que había posado en el hombro de Serena perdió su agarre, pues la estrella pokémon se había escurrido sigilosamente, corriendo hacia las bandas conectoras que la llevarían hasta la arena correspondiente.

—¡Buena suerte, Serena! —la aludida no hizo ademán de respuesta a los buenos deseos de Clemont. —Pero, ¿qué le pasa?

—Creo que está demasiado nerviosa —intentó nuevamente su movimiento del apretón compasivo con el muchacho, pero parecía que con ninguno de los amigos de Ash de Kalos daba resultado.

—¡Glaceon, poder secreto!

Una onda rosa se expandía por todo el cuerpo del pokémon, al mismo tiempo que escalaba por las raíces. Corriendo a gran velocidad, Glaceon embestía los fragmentos de hielo a su paso.

—Por Arceus, ¡ha sido genial!

Seguido de su exclamación, Marina hizo una dramática pantomima de desmayo, a la que el único que atendió con preocupación y enamoramiento fue Vincent, con un Jimmy suspirando divertido.



Se restregaba las palmas de las manos en la falda de satín, con los nervios a flor de piel. Había planificado lo que haría para las presentaciones dobles, pero su mente se hallaba bloqueada después de quedar pasmada ante las presentaciones de Dawn y May. Igualmente, tenía apariciones del rostro de Iris de vez en cuando, con el de Ash de por medio. ¿Cómo podía competir con las otras amigas de Ash? Tenían más experiencia, y el talento que poseían era indudable.

—¿Serena?

Cuando alzó la vista, vio que las compuertas ya habían abierto, y Vivian Meridian había tenido que asomarse al pasillo de espera para invitarle a salir.

Tomó carrera para salir rápidamente, pero en cuanto salió a la luz, tropezó con ella misma, cayendo de lleno en el suelo. Las pokébolas se habían zafado de sus manos enguantadas, con lo que Sylveon y Braixen aparecieron en escena justo frente a ella. Dirigió la mirada hacia arriba, sintiéndose intimidada por las gradas llenas de espectadores. Miró hacia sus pokémon. Ambos estaban a la espera de alguna indicación. Vivian se había acercado a ella intentando ayudarle a levantarse, hasta Mr. Sukizō se había levantado de su asiento. Sintió como la garganta se le cerraba, y sus ojos amenazaban con soltar lágrimas.

Su pánico se vio disipado cuando sus pokémon se pusieron en acción, sin esperar a que ella dijera algo. El lanzallamas y la velocidad que tanto Braixen y Sylveon generaron se fusionaron, creando una gigantesca estrella de fuego. La escena le recordó el Gran espectáculo de ciudad Fleurrh. Esto le dio las fuerzas suficientes para incorporarse sobre sus pies, sin embargo, fue demasiado tarde para su presentación, pues el reloj que marcaba el límite de tiempo para las presentaciones ya marcaba ceros.



Ambas habían llegado a donde los demás miraban expectantes los televisores poco antes del turno de Serena. Cuando la muchacha no salió al ser anunciada, se habían dirigido miradas de preocupación, pues el tiempo corría. Después de la caída, no sabían muy bien cómo reaccionar. Aunque Braixen y Sylveon habían salvado la presentación, Serena había huido de la arena en cuanto sonó la alarma de límite de tiempo.

—Ash, nosotras hablaremos con ella.

Sabían cómo se sentiría y probablemente necesitaría el apoyo por parte de ellas, por lo que, sin necesidad de palabras entre sí, habían acordado en buscar a Serena antes que nadie.

La encontraron sentada a la entrada del estadio, siendo ella y su par de pokémon las únicas almas en el exterior. La luz del cercano atardecer ponía inmerso el escenario en una luz ámbar, provocando en ellas un añoramiento a los momentos difíciles que ambas habían tenido que superar durante sus viajes. Se aproximaron a la castaña, y cada una tomó asiento junto a ella.

—Creo que la peor experiencia que he tenido en un concurso es cuando todo el público se burló de mí —soltó May de repente. Serena se limpió las lágrimas del rostro, mirándola insegura ante el comentario. —No fue la primera vez que perdí, oh, no. Fue en la Isla Izabe, en una batalla con un rival de ese tiempo. Me humilló frente a todos con una grabación sobre algo que pasó cuando era niña. Quería que la tierra me tragara —miró a Serena amistosamente, y acarició a Sylveon con ternura. —No hubiera podido ganar si Ash no me hubiese apoyado y mi pokémon no hubiese confiado en mí. A veces no nos damos cuenta, pero ellos siempre están ahí para nosotros, a pesar de nuestros errores.

—Sin duda alguna. Mis pokémon siempre han estado para mí siempre que los necesito —aportó Dawn. —Serena, hoy tus pokémon demostraron lo talentosos que son y lo bien que los has entrenado, siendo capaces de hacer esa increíble estrella de fuego. ¡Arriba los ánimos, que esto aún no ha terminado!

Serena se enjugó los ojos de nuevo, dejando ver una sutil sonrisa. Ambas coordinadoras se pusieron de pie, sonriéndole también, tendiéndole una mano cada una, invitándole a alzarse con ellas.

>>Demostremos que a pesar de los tropezones es posible mantenerse con la cara en alto.

—Basta de lágrimas. Si nos hundimos, que sea para volvernos a elevar.

La joven tomó la invitación sujetándose del par de manos, sintiéndose menos sola.



Continuará…

Contenido oculto: Comentarios de la autora

Dios santo, una disculpa enorme por la espera tan larga. Entre finales, proyectos, una que otra complicación de salud... perdí la noción del tiempo y aquí estoy, publicando después de más de dos meses.
En fin, aquí estoy y espero tener la continuación pronto. Debo aclarar que, si el siguiente capítulo llega rápidamente, no es porque escriba simplemente por escribir. Este capítulo era inicialmente el doble de largo, pero haciendo unas cuantas modificaciones, decidí separarlo en dos partes para que la carga de lectura no se hiciera tediosa.
¡Gracias por leer nuevamente!

Pipilup, fuera.

 

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Vaya, me alegro que mi más ferviente comentarista haya captado lo que Marina es capaz de hacer en cierta forma... (?) ya lo veremos más adelante.
Espero que el giro que se viene sea interesante. Y sí, es un desmadre con esos dos cerca x'D

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¡Alguien ha dado en el clavo! Oh, qué va. Algo más obscuro se aproxima. (?)

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No te imaginas lo mucho que me alegró un comentario tuyo de nuevo.
Me gustó lo distinto, quiero que la historia sea abierta a los shippings, aunque obviamente tengo a mi predilecto para la historia. ^^
Y qué va, a sacarle provecho a tantos personajes interesantes que se dejaron de lado. ¡Espero te guste lo que se viene!

Capítulo siete​

Ash se veía inquieto, volteando a mirar repetidas veces hacia la entrada de los camerinos. Ni siquiera ponía atención a las presentaciones de los demás competidores.

Imaginó que estaba preocupado por su amiga, pues la chica sí que la había pasado mal. Pero Dawn y May habían ido tras ella, ¿no?

—Hey Ash, mira quienes vienen.

Él giró al igual que el entrenador de Pueblo Paleta tras la señalación de Max, que se había escabullido a donde ellos estaban minutos después de la presentación de Serena. Las tres jóvenes entraron al lugar, con las dos coordinadoras sonrientes con paso firme, mientras que Serena se veía un poco abrumada ante las miradas de todos.

—¡Es casi mi turno! ¡Deséenme suerte! —Marina exclamaba a los cuatro vientos, obviando intenciones de romper la tensión en el ambiente y atraer los ojos curiosos a otro punto. Quizá era una de las cualidades de su amiga, que, aunque a veces le exasperaba, apreciaba de sobremanera el cómo intentaba ayudar o hacer sentir mejor al prójimo. —Jimmy, ¿nos estarás viendo?

Marina estaba junto a él de repente, provocándole un sonrojo.

—Eh, sí, supongo —dijo, intentando lucir lo más relajado posible.

La muchacha salió corriendo con una sonrisa hacia la arena que le correspondía.

—Oh, pero si se ha ido demasiado rápido —comentó May parándose a su lado. —¿Alguien más ha pasado ya a presentarse?

—¡Pero si miren a la hermosa Marinita!

Vincent interrumpió empujándolos a ambos para colarse justo en medio, acercándose lo más posible a las pantallas.

—Vayamos a más diversión —dijo Marian desde la arena donde calificaba Wallace—, la siguiente entrenadora, ¡Adelante!

—¡Bien Wani Wani, en acción! ¡Y Pink, tú también! —gritó Marina mientras lanzaba ambas pokébolas.

Feraligatr salió con sello floral, mientras que Jigglypuff con sello corazón. Pink quedó perfectamente parada sobre la garra de Wani Wani, luego de un giro.

>>¡Pink, desenrollar ahora!

El pokémon realizó el ataque junto con un gran salto que, al caer, el Feraligatr lo atrapó y comenzó a moverlo ágil y elegantemente por todo su cuerpo como si fuera una pelota.

>>¡Muy bien Wani Wani, aqua cola! ¡Ahora Pink, fuerza psíquica!

Colocándose en la cola del pokémon de agua, la Jigglypuff fue lanzada por los aires rodeada de un espiral líquido, el cual, fue expandido por su ataque psíquico.

—¡Mi Marinita, tan talentosa!

Vincent daba saltitos alrededor, empujando a cualquiera que se atreviera a obstruirle la vista. Vaya que se conseguía amigos excéntricos.

Levantó la mirada, curioso por saber cuántas personas faltaban para su turno. Entonces se dio cuenta de que en una de las arenas había un contador a punto de finalizar, esperando a que el participante se apareciera. Vio la fotografía del muchacho, lo que le hizo soltar una exclamación apurada.

—¡Vincent, era tu turno!

El aludido se quedó helado frente a él, saliendo a la carrera pocos segundos después hacia donde lo esperaban. En la pantalla, Vivian levantaba una bandera roja, señalando que se había acabado el tiempo de espera para su amigo. Comenzó a sudar frío. En un dos por tres, Vincent había sido descalificado del torneo.



Restregó las palmas de sus manos en sus pantaloncillos, estando atenta a la aparición de su amigo en la arena. Se sentía tranquila después de su presentación con Gible y Emolga, pues, a juzgar por la reacción del jurado y el público, les había dejado satisfechos. Ash había ido antes que ella, junto con su Bayleef y Swellow, pokémon que en su vida había visto y que, después de su actuación, había adorado.

El chico rubio que también era amigo del entrenador acababa de regresar de la arena principal hasta las gradas en donde se hallaban, sonriendo nervioso. Seguramente era porque él había estado consolando a Serena todo el rato desde que ella había vuelto, y parecía que le era difícil seguir motivándola cuando a él le había dado resultado su combinación de ataques eléctricos y hierba.

El último de su grupo de ahora amigos y nuevos conocidos era Cilan. Desde los asientos que habían encontrado, podían divisar la compuerta de entrada.

Cuando una de las hermanas Meridian lo anunció, apareció la figura con cresta verde en la cabeza. El muchacho entró con solemnidad, tomándose con calma el momento.

—¡Qué va Cilan! ¡No tenemos todo el día! —se había levantado y agitaba los puños en el aire desesperada. Parecía como si el chico quisiera sacarla de sus casillas a propósito.

Cilan soltó una risa audible hasta sus oídos, girando elegantemente sobre las puntas de los pies, lanzando sus pokébolas.

—¡Lilligant, Pansage, háganme el honor!

Ambos pokémon tipo hierba aparecieron, con la primera desprendiendo un aroma dulce y embriagador. Le llamó la atención aquel pokémon que, por lo que supuso, era una nueva adición al equipo del muchacho.

>>Drenadoras y bala semillas.

El primer ataque fue dirigido hacia Pansage, el cuál contraatacó con sus balas semillas, destruyendo la semilla mayor antes de que lograra plantarse, creando una explosión verdosa que expulsó fragmentos en espiral en todo el terreno.

—Creo que Cilan está en medio de una explicación sobre sus movimientos.

Misty observaba curiosa al líder de gimnasio, que, en efecto, daba una plática a la parte del público que tenía más próxima.

—¿Qué no puede concentrarse en la presentación y ya? —se lamentó. Ash se rio por lo bajo junto a ella, disipando un poco su frustración.

—Pansage, ¡excavar!

Su compañero desapareció bajo tierra, saliendo una y otra vez de la arena, generando hoyos intercalados entre el rastro de semillas que habían formado anteriormente.

>>¡Terminemos con bola de energía!

Lilligant formó la esfera verdosa y la arrojó hacia el agujero principal del que había salido Pansage, destruyéndose al momento del impacto bajo tierra.

Fue entonces cuando la luz de expandió, y tanto desde las formaciones creadas por la excavada como por las semillas, salieron halos de brillo, provocando una fosforescencia que inundó los alrededores, combinando con los colores de ambos pokémon.

—Por Arceus, ¡qué preciosidad!

Dawn y May se tomaban de las manos emocionadas, incluso Serena había perdido su semblante afligido, adquiriendo brillo en sus ojos.

Se preguntaba cómo era posible que Cilan lograra crear algo tan bello que capturaba el corazón de las coordinadoras, cuando ella, siendo una chica, no lograba aprovechar otra cosa más que la fuerza para hacer lucir a sus pokémon.

Quizá aquella inquietud era lo que le desquiciaba y, a la vez, provocaba un sentimiento de admiración hacia su amigo.



Tomó los barrotes con la escasa fuerza que le quedaba, intentando hacerlos ceder en vano. No había sufrido hambre, pues, aunque su padre era duro, sabía que su vida le era importante. Al menos, para sus fines.

Apretó la frente contra el frío metal, ligeramente oxidado por la humedad de ahí abajo. Nunca hubiera creído que aquel nuevo castillo contaba con tales instalaciones, preparadas para encarcelar a quienes se interponían en los propósitos de su progenitor.

¿Lyra sabía ya lo que se avecinaba? ¿Sabía a quiénes debía proteger?

Visualizó a la castaña, sonriente y con aquellas expresiones que hacían sentir incómodo a cualquiera. Recordó también el ceño fruncido y su mirada contrariada. Aquellos dos rasgos sólo los había observado en dos ocasiones, cuando las circunstancias habían sido poco favorables para sus labores. Rood le había dicho que ella era una pieza importante en el tablero, a pesar de que no era la principal.

Una imagen de ciudad Iris iluminó sus recuerdos, con él demostrando su habilidad de entendimiento pokémon en la Torre de Latón, con una Lyra mucho más joven y sin preocupaciones, interesada en su don.

Había sido en aquellos días cuando finalmente encontró a alguien que le comprendía en cierta forma, otra persona que era diferente al resto, ambos entrenados desde pequeños para proteger de una forma u otra a personas y pokémon. A pesar de que él se había desviado un poco en su travesía, sus caminos se habían cruzado más adelante, poco después de conocer a aquel chico que en particular le interesaba.

El rostro del muchacho también apareció en su mente, con un pinchazo de reconocimiento. Se separó abruptamente de la puerta que le retenía, cayendo en cuenta de que había pasado de largo un descubrimiento por mucho tiempo. Golpeó el suelo, levantando volutas de polvo. Ahora sabía algo importante, y no podía informárselo a Lyra.



—Parece que la mayoría de sus amigos pasaron a la siguiente ronda.

Kellyn se asomaba sobre su hombro, dejando por un momento de lado el mapa digital que había pasado horas analizando, para echar un vistazo a la lista de participantes que hasta el momento habían tenido éxito en sus presentaciones dobles.

Incluso con sus pensamientos en otro lado, la cercanía física que tenía el ranger con ella con una acción tan inocente, le ponía los nervios de punta, sintiendo chispazos de frenesí en su interior.

—Sí, la mayoría.

Sin querer que aquel momento terminara, pasó a la lista de concursantes eliminados, provocando que Kellyn se aproximara mucho más para lograr ver los rostros en la pantalla táctil. Ambos reconocieron a Vincent y Serena, dos bajas que seguramente desanimarían a su amigo entrenador.

—Madeimoselle, en lugar de curiosear, deberías estar arreglándote. Todos sabemos bien que tu presentación te colocó a la cabeza para la siguiente ronda.

La voz de Pierre le causó más nervios de lo que esperaba, alejándose de Kellyn apresuradamente, girando para estar cara a cara con el hombre.

—Pierre, ¿no deberías estar verificando que todo esté listo en el salón?

No estaba segura si la tensión que percibía era una fricción entre ambos o si era el nudo que le presionaba el estómago.

—Tú, ranger, preocupado en tus asuntos, y yo en los míos.

—Tranquilos, tranquilos —intentó disminuir la presión alejándose del par, encaminándose a la puerta de la salita. —Creo que todos deberíamos ir a prepararnos, ¿no les parece? —antes de que cualquiera de los dos pudiese replicar, y que Kellyn se enterara de aquello que prefería ocultar por un par de horas más, llamó a su pokémon que reposaba bajo la mesita del panel táctil. —¡Vamos, Jolteon!

El pokémon salió disparado con ella fuera de ahí, empujando tanto a Monsieur Pierre como al castaño evidentemente a propósito.



—Y esto, nos lleva al final de la ronda dos. Lo siguiente es saber quién pasa a la ronda tres, ¡sean pacientes mientras se publican los resultados! —pidió Lilian después de que el último participante hiciera su actuación.

Habían recogido todas sus pertenencias en los camerinos una vez que Cilan había finalizado, y se habían dirigido al recibidor de la entrada principal del edificio por petición de Max y Bonnie, ya que ninguno de los dos había logrado colarse nuevamente al área destinada para los participantes.

—¡Vaya que esta ronda estuvo interesante! Pero ya quiero ver los combates, ¡seguramente serán mucho mejores!

El hermano de May mostraba al grupo una grabación de las presentaciones que más le habían gustado: una fusión de ataques por parte de una Milotic y una Gardevoir.

>>El coordinador es fenomenal, me pregunto si será igual de bueno en una batalla.

—¿Sabes quién es, Max?

Todos dieron un saltito con la aparición repentina de Lyra entre ellos, que se veía intrigada viendo el video en la pantalla del PokéNav.

—¡Lyra!

Marina se arrojó sobre su pariente, sofocándola con un abrazo.

—Marina, si aprietas más fuerte, te quedarás sin prima —May reía por lo bajo, ayudando a Lyra a quitarse de encima a Marina.

Ash se aproximó a la entrenadora de Johto, interrumpiendo la charla que comenzaban a entablar el resto de las chicas del grupo.

—No te vimos en todo el día más que cuando fue tu turno, Lyra. ¿Dónde te metiste?

Misty descartó la pregunta con un ademán de mano, restándole importancia.

—Ash, no puedes andar preguntándole a todo el mundo qué es lo que hacen y porqué. Lyra es una persona ocupada.

Max se colocó junto a la castaña, mostrándole información que, a simple vista, se notaba que le interesaba. La chica murmuró el nombre del coordinador, mostrando una curiosidad bastante tangible.

—Vaya, por fin los encuentro.

Chansey caminaba hacia ellos alegremente, con un sonriente Brock detrás.

—¡Brock!

El semblante de Ash se iluminó al encontrarse con su viejo amigo. Jimmy y Cilan notaron aquella peculiaridad en aquel día, ya que ambos eran quiénes más habían notado las expresiones consternadas del muchacho después de los infortunios con Serena y Vincent.

—Ash, Bayleef y Swellow estuvieron sensacionales —el moreno levantó la mirada, sonriente aún. —Me alegra que no haya tenido que atender por alguna lesión a sus pokémon…

Con un movimiento, Ash sintió como lo empujaban a un lado y Clemont alcanzaba a sostenerlo antes de caer.

>>Me llamo Brock, y mi ilusión además de verme en tus ojotes es convertirme en el mejor doctor pokémon de todo el mundo —y ahí estaba su amigo, tomando de las manos a una participante que salía por uno de los pasillos que venían de los camerinos. —Por favor, dime que aceptarías tomar mi mano…

Misty y Max ya hacían finta de jalarle la oreja, cuando su amigo de pronto ya yacía tirado en el suelo después de que Croagunk apareciera repentinamente y lo noqueara con un golpe venenoso.

—Algunas cosas nunca cambian —comentó Dawn, para después soltar una risita.

—¡Finalmente, la espera ha terminado! ¡Es hora de saber quién pasa a la tercera ronda! —la voz de Vivian Meridian atrajo la atención de todos, generando un silencio a su alrededor.

—¡Los jueces han decidido, que los sesentaicuatro talentosos entrenadores que competirán en la tercera ronda serán…! —Marian señaló sobre ella en otra arena, y la transmisión enfocó las pantallas que mostraban a los seleccionados.

Aunque se había reducido considerablemente la cantidad de concursantes, el número que quedaba era aún grande, por lo que escanear todos los rostros les demoró unos cuantos minutos. Iris y Cilan se avistaron mutuamente, y sonrieron para el otro al segundo. Jimmy buscó a Marina antes que a él mismo, sonrojándose una vez cayó en cuenta de ello. Marina procuró a Lyra una vez confirmó su éxito junto al de Jimmy y el de May. Bonnie le dio un apretón de mano a su hermano como felicitación. Lyra se percató de su segundo puesto, nuevamente detrás de aquel muchacho que le intrigaba de sobremanera. Y Ash, una vez festejando internamente su pase a las batallas, admiró a sus amigos que también lo habían conseguido. Pero todos se alegraron sin externarlo, pues tanto Vincent como Serena lucían destrozados.

Marina y Bonnie fueron las que los consolaron silenciosamente, sin encontrar una manera de reconfortarlos.

—Qué va, no estén tristes.

Varios pares de ojos, incluso de participantes externos al grupo, miraron nerviosos a Lyra ante su comentario en voz alta. La entrenadora se acercó a ambos y los sacudió por los hombros.

>>Que esto sirva para que aprendan a salir a tiempo y confiar un poco más en ustedes. Una caída no determina que tan buenos son, sino el que sepan sobrellevar un mal momento y disfrutar lo que se viene —señaló al resto de sus amigos, sonriendo confiadamente. —¡Necesitaremos de sus porras y buenas vibras para seguir adelante! —entonces se agachó un poco, susurrando algo sólo audible para ellos—: Además no querrán lucir cabizbajos en el baile, ¿o sí?

May sonrió para sí. Esa era la Lyra que había conocido en Johto, sin tacto y rodeos, quitándole importancia a los sentimientos negativos.

—Ahora, ¡adelante! A ponerse sus mejores galas, ¡que la noche del baile ha llegado!

Las trillizas animaron a retirarse del complejo, sonriendo a través de las pantallas.



Llevaban ya más de una hora arreglándose, yendo y viniendo de su habitación a la de las otras chicas. Dawn y Serena ayudaban a Iris a peinar su cabello, aunque la muchacha de Kalos aún se veía renuente a estar cerca de la morena. Sin embargo, con las expresiones de Marina y la constante insistencia de May en traer bocadillos el ambiente estaba relajado. Misty, práctica como siempre, estaba lista desde hacía media hora.

Con la puerta abierta de par en par, podía ver como otros participantes también iban y venían, unos contrariados, otros entusiasmados.

Había polvo de maquillaje sobre las mesitas de noche, todas las lámparas estaban encendidas en su máxima capacidad, reflejándose en las lentejuelas que sus vestidos soltaban. Olía a spray de cabello y perfume, con un matiz dulce de las crepas que May había traído. Recordó a sus hermanas y su hogar, y el cómo siempre se había visto rodeada de todo ello y cómo lo había aborrecido durante años. Era irónico que en esos instantes se sintiera tan cómoda viendo a las demás alistándose, ofreciéndose a ayudar en alguna tarea sencilla de vez en cuando.

Alguien se aclaró la garganta desde la entrada del cuarto, pero ella fue la única que escuchó. El muchacho recibió la atención del resto cuando se adentró sin pedir permiso, admirando los looks de todas. Su esmoquin negro era de una tela brillosa, lo que le hacía lucir aún más impecable que de costumbre.

—Pero si ustedes parecen estrellas de televisión. ¡Qué exquisitos vestidos traen puestos!

Risitas y agradecimientos surgieron después de aquel piropo. Cilan sonrió complacido, para después rascarse la frente un poco inquieto.

>>Me gustaría decir que los muchachos lucen como ustedes —Misty pudo reconocer la sintonización que el conocedor pokémon y las coordinadoras tuvieron en aquel instante. —He hecho todo lo que estuvo en mis manos, aunque no ha sido suficiente.

No mencionó ni una palabra más. Dawn, Serena, Marina y May tomaron secadoras de pelo, fijador, cepillos y otras cosas que hasta ella misma se preguntó cómo serían de utilidad para los chicos.

—Déjanos la labor a nosotras, Cilan. ¡Haremos que sean los más guapos de la fiesta!

Y dicho esto, la de cabellos celestes salió disparada hacia el elevador. Iris y ella se miraron entre sí y soltaron una risotada. Ambas seguramente habían pensado en la misma persona.

Pobre Ash. No sabía lo que se venía sobre él.



Continuará…

Contenido oculto: "Comentarios de la autora"

Sólo tengo que decir que ofrezco una disculpa enorme por la tardanza. No tengo excusas o argumentos para justificar los tres meses de demora.
Pero bueno, aquí está lo prometido.
Debo decir que, lo interesante de la historia aún no ha llegado.
Gracias a los lectores por darse el tiempo de echarle un ojo a este relato tan loco y al cual le tengo tanto cariño.

Pipilup, fuera.

 

Contenido oculto

Oh, this is coming...

Contenido oculto

Definitivamente, Vincent es todo un caso x'D
Y bueno, la trama irá contestando dudas, aunque cabe aclarar que Pierre no siente por Lyra más que pura... ¿admiración? y compañerismo. Digamos que él es muy afrancesado y por eso a veces sus reacciones pueden llegar a ser un poquitín más... melosas.

Contenido oculto: "Comentarios de la autora"

Qué va, aquí se viene otro capítulo. Hay un mínimo detalle que quiero resaltar.
En una parte de la narración encontrarán esto:
cambio drástico en la música*

Cuando lo vean, les recomiendo escuchar esta melodía, ya que fue en la que me inspiré para la escena.


Sin más por el momento, ¡espero disfruten!

​

Capítulo ocho​

Sobre la mesa tenía papeles, mapas y las últimas cartas que habían llegado horas antes. Su computadora también estaba encendida, mostrando en la pantalla los mensajes que había estado esperando. Era curioso ver el cómo compartía responsabilidades con personas de procedencias tan diferentes a la de ella, pues leyendo los textos era como si estuviese hablando en persona con todos ellos, recordando sus acentos y ademanes, sus costumbres y personalidades.

Entre la marea de palabras que releía una y otra vez, buscaba algún indicio que mostrara que su corazonada era errónea, pero a pesar de que las cartas y mensajes venían en clave, toda interpretación posible apuntaba a que estaba en lo correcto.

<<Los tres son capaces de conectarse con los corazones de los pokémon, uno de ellos incluso con el de Él>>.

El pergamino enviado por Sheena era el que más le había impresionado, a pesar de que no era tan específico como el telegrama de Jack Walker:

<<No es parte de la gente del mar como ella, pero ambos crearon un lazo con el Príncipe>>.

No mencionaban nombres, al igual que la Reina Rin, Kimia, Baraz y Gladion, aunque sus palabras eran mucho más claras que las de Tristana.

Sin contar a la última, todos apuntaban a quien creía era la misma persona, el mismo muchacho. Levantó las manos para acomodarse el gorro por mero instinto, pero sus manos toparon con su cabellera descubierta.

Un golpe sordo en la puerta la sacó de su ensimismamiento, apagando el computador rápidamente y guardando todo el papeleo con prisa. Se alisó la falda del vestido púrpura que llevaba puesto antes de abrirle la puerta a Pierre. El hombre iba tan pulcro como siempre, sonriendo afablemente mientras le tendía un solitario tulipán rosado.

—Para celebrar este único y especial evento, madeimoselle.

Le sonrió sinceramente a su pareja de baile, pues le había ayudado sin saberlo a distraerse un poco del meollo que llevaba días formándose en su cabeza.



Trepó por un árbol, como había aprendido en Almia tiempo atrás. Podía presentir que algo estaba por ocurrir, no sólo porque lo sabía por sus charlas con Lyra, sino que lo podía observar, lo sentía. El ambiente que prevalecía en ciudad Azulona era de fiesta y competitividad, pero más allá de esas emociones entre humanos y pokémon, era notoria una tensión natural. No debido al torneo, sino por las preocupaciones que le rondaban en la cabeza y el cómo incluso las auras estaban cambiando a su alrededor.

Unos entrenadores pasaron corriendo cerca, exclamando frustrados mientras se acomodaban unos trajes que lucían bastante incómodos. Dirigió su mirada hacia las habitaciones de pisos arriba, donde seguramente todos los participantes se preparaban para el baile de esa noche.

Al principio se había entusiasmado por el hecho de realizar un evento como ese. Era un toque típico de Lyra, agregar diversión a cualquier cosa que estuviese en sus manos. La organización había estado bajo la dirección de Pierre, quien en cuanto se había enterado de aquella adición al torneo, se había puesto en contacto con su amiga para ofrecerse como encargado de esa tarea. Todo se había vuelto demasiado pomposo para su gusto, mucho más formal de lo que se había imaginado. A pesar de las diferencias tan notorias entre ellos, habían puesto todo su esfuerzo en igual medida en sus tareas respectivas, y Lyra se veía satisfecha por ello.

Vislumbró unos trajes rojos haciendo sus rondines como de costumbre alrededor de las villas, distinguiendo a Solana y Lunick en particular, a quienes había pedido el favor de trasladarse hasta allí tan pronto había determinado que necesitaría ayuda de rangers expertos con las circunstancias que se cernían sobre Lyra.

Unas ramas se removieron en el follaje junto a él, de donde apareció un par de orejas azules. Una chispa eléctrica saltó inocentemente, y el Pachirisu que se escondía ahí saltó sobre su hombro. Acarició la cabeza del pokémon con gusto. Era cierto que cuando había hecho la llamada a sus compañeros, también había pedido el favor de que le trajeran a su acompañante de aventuras, al que había extrañado en aquellos últimos días en los que a diario veía entrenadores con sus pokémon. Estaba ansioso de mostrárselo a Lyra, ya que probablemente Jolteon se alegraría mucho al reencontrarse con un viejo amigo.

Pensó en la muchacha, alzando la vista hacia el cielo que comenzaba a tornarse oscuro y llenarse de estrellas. ¿Estaría ya en camino al salón? Seguramente, pues había visto a Pierre llegar al edificio en donde ella se alojaba, entendiendo que irían juntos. Lunick siempre le había dicho que era muy lento para el amor. Probablemente era cierto, pero las cosas podían cambiar, ¿no?

—Vamos amigo, no deberíamos llegar tarde.



—Ash, ¡quédate quieto!

El grito de Marina hizo que los demás también se congelaran, aunque May soltó una risita cuando se relajó un poco.

Las chicas admiraban su trabajo, con Iris y Misty aprobándolo después de casi llorar de risa cuando vieron a Ash huyendo despavoridamente de las pistolas y spray de cabello. Cilan revisaba últimos detalles, aplicando loción a cada uno de los varones cuando pasaba frente a ellos.

Vincent, Clemont, Jimmy y Ash lucían trajes de etiqueta, el primero marrón, el segundo uno azulado y los dos últimos negros tradicionales, despojados de sus gorras.

—Esto no es muy cómodo que digamos.

Clemont se intentó acomodar un poco el cuello de su camisa, junto a Jimmy que se aflojaba la corbata. Marina analizó el cambio en su amigo, que aprobó sonrojándose un poco. Otros participantes recorrían los pasillos fuera de la habitación de Cilan y Clemont, donde todos se habían reunido una vez que Falkner se había retirado.

Un pitido proveniente de las pokédex de cada uno se hizo audible al mismo tiempo, avisándoles que ya era hora de dirigirse hacia donde sería el baile. En las pantallas apareció la imagen de un mapa de la ciudad, mostrándoles la ubicación de las villas, centros comerciales, el Centro Pokémon y la arena del Torneo, con un diminuto punto titilante rojo, indicando donde ellos se encontraban. La voz de Rotom insistía en que se apuraran, pues varios entrenadores ya iban en camino.

Salieron en grupo del edificio, acompañados por sus pokémon que habían mostrado interés en el evento. Los senderos que guiaban hacia donde sería el baile estaban iluminados por partículas brillantes que tanto Illumise como Volbeat desprendían al llevar a cabo danzas entre ellos sobre la multitud. Traspasaron el centro de la ciudad, que mágicamente había sido decorado en cuestión de horas, luciendo guirnaldas repletas de rosas, banderines de múltiples colores, antorchas y lámparas flotantes. Resonaban los suspiros y exclamaciones de sorpresa, con una melodía de fondo, emitida por violines que parecía moverse conforme avanzaban.

La vista del domo de cristal en la cima del edificio aperlado deslumbró a sus invitados, obviando que la construcción era tan nueva como el Coliseo de batallas.

Cuando entraron, un olor cítrico los envolvió, al igual que la luz ámbar que daba al lugar un toque cálido. Un par de meseros se aproximaron a las puertas, ofreciendo a cada uno una copa de las bandejas que llevaban. Dentro, había fuentes de comida a lo largo de dos paredes, siendo ya concurridas por numerosos entrenadores. La gente que ya estaba dentro, al igual que los que llegaban junto a ellos, llevaban consigo a algunos pokémon, en su mayoría encajando perfectamente con la elegancia de sus ropas y la delicadeza del salón.

—¡Pero que hermoso es todo esto!

Marina salió disparada hacia un punto en donde se podía admirar la decoración, llevándose a May consigo. Vincent salió a toda carrera tras ellas, con un Jimmy refunfuñando detrás, ambos intentando no perder a sus parejas de baile de vista.

—Jamás se me hubiera ocurrido organizar un baile tan elegante para un torneo —comentó Iris, admirando tanto como los demás el recinto.

—Qué va, es toda una monada esa Lyra —señaló Cilan, estudiando con enamoramiento cada detalle. —Exquisito. Todo está exquisito. Espero que ella luzca igual de bien.

Dawn y Ash se miraron un momento, riendo para sí.

—No esperes mucho, Cilan —la coordinadora se encogió de hombros, acomodándose un mechón azul tras la oreja—, quizá Lyra no nos mostró su personalidad completamente cuando la conocimos en Sinnoh, pero estoy segura de que, si fuese una amante de la moda, no hubiera podido ocultarlo del todo.

A Misty le carcomió la curiosidad, pues ella, como otros líderes de gimnasio, sólo reconocían a la entrenadora por sus batallas, no tanto como una amiga. Vislumbró unas siluetas familiares, y a pesar de traer tacones, trotó con gracia hacia Tracey, abrazándole con alegría después de no verle por casi un día entero. Su pareja para aquella noche se sonrojó con demasía, saludando nerviosamente a Ash y al resto del grupo.

La pelirroja tomó de la mano al dibujante y se lo llevó hacia una fuente de comida. Ash los observó alejarse completamente confundido. Esas reacciones por parte de su amiga eran bastante similares a las del profesor Kukui y la profesora Burnet, justo antes de casarse en Alola.

Pikachu bajó de su hombro, corriendo hacia un viejo amigo que se aproximaba. Brock recibió al pokémon amarillo entre sus brazos, y su acompañante le acarició con dulzura las orejas. Cuando Ash reconoció a la mujer, no pudo evitar el soltar una exclamación de sorpresa, a la vez que sonreía al ver a su amigo tan contento.

—¡Lucy, cuánto tiempo!



Los músicos próximos a la pista de baile tocaban tranquilamente, el barullo de charlas se alzaba conforme los participantes iban llegando, y el personal iba de acá para allá con bandejas de comida para cubrir los huecos que había en las mesas una vez los bocadillos eran tomados. La pista comenzaba a estar concurrida, parejas de entrenadores bailaban al compás de las melodías. Sintió un golpecito en el dorso de la mano, y sonrió al ver a Jolteon junto a ella como de costumbre. Dirigió la vista hacia el candelabro de cristal que colgaba justo del centro del domo sobre sus cabezas, el cual comenzaba a cambiar ligeramente de tono gracias al brillo mágico de Sylveon. Había sido idea de Pierre aquel truco, así como casi todo lo que les rodeaba.

—Ma chérie, debo ir a atender unos detalles en la recepción, pues la prensa está deseando entrar sin contar con la vestimenta requerida. Solucionaré el asunto y volveré tan pronto como pueda —la tomó por los hombros con delicadeza, sonriéndole. —¿Por qué no bailas un poco? Ayudará a que disfrutes todo esto.

El rubio dio un beso fugaz en su mano, y se marchó hacia las puertas de la entrada. Siguió el traje azul con la mirada, hasta que se topó con un sonriente Lunick que le saludaba desde un extremo de la habitación. El muchacho le señaló voltear hacia otro punto, en donde estaba Kellyn, acomodándose las mangas de un esmoquin. Se veía muy diferente con aquel atuendo, y una sonrisa apareció en sus labios cuando se dio cuenta de que Pachirisu le acompañaba ahora.

—Oh niña, esa mirada que tienes solía tenerla a tu edad.

Dio un respingo cuando escuchó la voz de Fantina tan próxima, encontrándose a la imponente mujer junto a ella. La líder de gimnasio observó con detenimiento a su amigo ranger, asintiendo para sí misma, como si confirmara lo que había dicho segundos antes.

>>¿Qué estás esperando? Ve y baila con él.

Lyra dio un respingo, intentando disminuir el sonrojo que sentía en todo el rostro.

—Es sólo un amigo —se mordió el labio, nerviosa, tentada con la idea, pero temiendo que Pierre regresara y hubiera un malentendido. —Además, mi pareja es alguien más.

Fantina soltó una risa sarcástica, guiñándole un ojo.

—Hay canciones en las que se cambian parejas, ¿sabías? —Sus ojos violetas analizaron el vaivén de pasos de vals que eran realizados en aquellos momentos, volviendo a asentir con suficiencia. —Creo que es momento de cambiar de ritmo —la mujer, con un ademán de la mano, dio instrucciones al maestro de ceremonias, el cuál acató la orden de inmediato, cambiando la tonada en un dos por tres—, hazte un favor, y alégrate un poco con ese joven. ¡Ah! Y no estaría mal que en el proceso ayudarás a tu prima. Tengo un cariño especial por Marina, y verla con un muchacho que no le genera un brillo en sus ojos me trae contrariada.

Y dicho aquello, dio un empujón, incitándola a actuar. Lyra hizo contacto visual con Kellyn, y las mariposas en el estómago regresaron.

El castaño señaló con un movimiento de cabeza a Marina, que bailaba en brazos de Vincent, pero buscando a alguien más. Sus nervios se tranquilizaron, pensando en un plan para su prima, recibiendo una seña cómplice por parte del ranger.



Hubo un cambio drástico en la música*. Por unos momentos, todo el mundo se detuvo, comenzando a reconocer la melodía. May recordó haberla escuchado junto a su madre, cuando ella le había explicado que era una de las composiciones en las que por costumbre se iba bailando por turnos con diferentes personas, no importando género, edad o, en épocas anteriores, estatus social. Sus pies se detuvieron poco a poco, notando que Jimmy no comprendía el porqué hacía eso.

El entrenador había reído un poco desde que ella le había insistido en bailar, desapareciendo de sus gestos su ánimo melancólico, olvidando en cierta forma a su amiga que bailaba con alguien más. Parecía que había estado enfocándose en el baile para no pisarla por accidente, y de repente le había interrumpido su concentración. Kellyn pasó junto a ellos con paso firme, guiñándoles un ojo.

—Mira.

La coordinadora instó a Jimmy a girarse hacia donde se hacía un hueco entre la multitud, dándole paso a Lyra. Toda persona en la pista de baile formó un círculo, dejando únicamente a la muchacha caminando hacia el centro, con el castaño de ojos verdes yendo en su dirección. Con un vistazo fugaz, detectó a Marina y Vincent del otro lado del círculo, Misty, Tracey, Brock y para su sorpresa, Lucy, del Frente de Batalla, no muy lejos de aquel par. Ash y su amiga de Unova estaban integrándose a la dinámica, ambos sacudiéndose las manos y con bocas llenas.

Lyra y Kellyn daban vueltas como los Illumise y Volbeat que habían visto de camino, sonriendo radiantes y sin tocarse a pesar de su aproximación. Entonces en un giro, ambos se integraron en lados opuestos de la formación y tomaron con ambas manos a quienes estaban a su lado. Coincidencia o no, Lyra había quedado en medio de May y Jimmy, y con una mirada traviesa, les dejó ver que quería que tomaran a las siguientes personas como ella.

Y fue cuando la entrenadora se abalanzó hacia delante, arrastrando una doble cadena humana tras de sí. Otra vez las notas se hicieron más alegres, mientras que Lyra dirigía ambas filas con entusiasmo, soltándolos de repente para sujetar a algunos otros que habían quedado sosegados, sumergiéndolos al desastre de colores y risas que crecía cada segundo. May se encontró bailando con el muchacho que había quedado en los primeros lugares en las rondas que se habían llevado a cabo hasta ese día, dándose cuenta de que él sabía verdaderamente cómo bailar. Quienes se quedaban sin pareja comenzaron a aplaudir, llevando el ritmo de los instrumentos musicales con las palmas.

Pasó de mano en mano, dando vueltas sola en algunas ocasiones, riendo y disfrutando del intercambio de parejas tan diverso. Vio a Lyra haciendo lo mismo, aunque ella dirigía en parte todo aquel movimiento, y notó que su amiga destinaba los pares con intención. Cuando hizo contacto visual con la castaña, se dirigieron la una a la otra, tomándose del antebrazo y buscando juntas al motivo de todo aquel alboroto. Encontraron a Kellyn trayendo ya consigo a Marina, la chica riendo con ganas.

—¡Vamos!

Lyra sujetó ambas manos de May, dando vueltas jalándola a la par, soltando carcajadas.

La soltó y le guiñó un ojo como había hecho Kellyn antes, atrayendo hacia la coordinadora un aturdido Jimmy que había sido arrebatado de su anterior acompañante. Lyra siguió dando vueltas sobre su eje, desapareciendo entre la multitud. No había dado más que unos cuantos pasos con su amigo, cuando una mano rompió el agarre entre ambos, haciendo que Jimmy tomara a Marina. Kellyn se llevó a May súbitamente, bailando con maestría, quitándole el aliento y demostrando con sus ojos que su plan aún no había finalizado.

El ranger encajó su codo con el de ella, rotando sobre sus talones con mayor velocidad a cada segundo. De pronto May era la única que giraba, sintió un empujón y perdió el equilibrio, yéndose de lleno contra un muchacho que también había sido lanzado hacia ella.

Alzando la vista, distinguió el par de ojos que le saludaban, y le devolvió la sonrisa a Ash.



Fue divertido ver que no había sido el único con dos pies izquierdos, tanto movimiento entre entrenadores e incluso pokémon había entorpecido la marcha en la pista de baile, y había sido un alivio que nadie reparara mucho en sus habilidades dancísticas.

Lyra había venido pronto hacia ellos, llevándose a Iris y trayendo a Dawn a cambio. Su amiga de Unova se veía singularmente feliz cuando pasó nuevamente cerca de ellos, sujetada por un agraciado Cilan. Estar con Dawn había sido un golpe de suerte, pues la coordinadora no se había desesperado cuando le había intentado enseñar pasos de baile en tan sólo unos segundos. Después vinieron puros rostros desconocidos. Serena había estado a nada de ser su pareja, cuando Lyra se había aparecido y lo tomó sin previo aviso.

A diferencia de Dawn, la entrenadora de Johto le había regañado por falta de coordinación, para después reírse junto con él al decidirse por simplemente dar vueltas en lugar de intentar algo más complicado. Al final, lo había emparejado con May.

Su amiga bailó una pieza completa con él, siendo menos paciente que Dawn, pero mucho más que Lyra. Sus pokémon corrían cerca de ellos, Pikachu jugando con especial alegría con Beautifly. Terminando la breve, pero entretenida lección de baile por parte de May, se fueron hambrientos hasta una de las fuentes de comida.

—Vaya, ¡pero que hambre!

—Definitivamente sigues siendo el mismo de siempre, Ash —la de ojos azules rio suavemente, mientras se engullía de un bocado un pastelillo.

—Igual que tú, May —el azabache se comió de igual manera una brocheta de bayas, buscando enseguida lo siguiente por comer.

Miraron a quienes seguían danzando: Monsieur Pierre invitaba a Serena una pieza, Lyra y Kellyn bailaban justo en el centro de la pista, y para su sorpresa, Iris continuaba, y estando aún con Cilan. Distinguió la cabellera pelirroja de Misty, su amiga teniendo en brazos a su Azurill, con Tracey y Marill cerca de ambos, mirándolos de una manera bastante peculiar. Brock y Lucy habían desaparecido de su vista, aunque había encontrado a Max, Bonnie, Dawn y Clemont cerca de un rincón del lugar, con el último mostrándole a sus acompañantes de Hoenn y Sinnoh alguno de sus inventos, con la mayoría de los pokémon de todos sus amigos rodeándoles. No había visto a Vincent en un buen rato.

—¡May!

Marina caminaba hacia ellos, tomada de la mano de Jimmy. Su nuevo amigo se veía ruborizado, como si le incomodara que los observaran. Tanto May como él levantaron los brazos, indicando que los habían visto. Entonces la alegría del rostro de la ídolo pokémon desapareció, con sus ojos nublándose y soltando a Jimmy.

—¿Marina? —May se lanzó hacia su amiga, sujetándola por los hombros con preocupación. Misdreavus pasó a toda velocidad cerca de Ash, percibiendo que algo le sucedía a su entrenadora.

Cuando Ash se acercó, hizo contacto con los ojos turquesas de la joven. Un escalofrío le recorrió el cuerpo entero, y el sonido de un batir de alas le retumbó en los oídos. Miró a su alrededor, pero parecía que nadie más lo había escuchado. May seguía aferrada de Marina, pero enseguida tomó de la muñeca al azabache con un ceño denotando confusión. Agarrada de ambos, la coordinadora abrió sus ojos como si hubiese visto un fantasma, Jimmy adquiriendo la misma expresión en cuanto sacudió al trío preocupado.

Ash volvió a escuchar el cómo un ave remontaba vuelo, seguido de un chapoteo y un trueno a lo lejos.

—¿Manaphy?

May volteaba de un lado a otro conmocionada, ajena tanto a él como a los demás. La castaña se alejó de ellos, como si estuviese buscando algo que sólo ella veía u oía. Marina recuperó la compostura, pero la perdió nuevamente en cuanto Jimmy mencionó el nombre de otro pokémon, con la misma urgencia que May.

Marina buscó a Ash pidiéndole ayuda con la mirada, y otro escalofrío pasó por su espalda. Sintió como Pikachu había saltado a su hombro, empujándole la mejilla con el morro esperando una reacción. Unos gritos resonaron en su cabeza, unos graznidos familiares, que al mismo tiempo provenían de la misma dirección a donde se dirigían May y Jimmy corriendo. Marina y él fueron tras ellos, él, preguntándose si verdaderamente el pokémon que había escuchado estaría detrás de la puerta que May ya estaba abriendo.

—¿Lugia? —no preguntó a Marina qué sucedía, pues parecía que ella había escuchado a la legendaria contraparte del que retumbaba en su cabeza: Ho-Oh.



Respiraba entrecortadamente, no sólo por estar exaltado por tanto vaivén, hablar y reír, sino también porque tenía a Lyra muy cerca, y sentía varias miradas sobre ellos. Podía ayudarle a entrenar, podía estar a solas con ella en una habitación oscura, pero el estar en aquella situación le ponía los nervios de punta.

Lunick le guiñaba un ojo desde lejos, Solana incluso hacía lo mismo de vez en cuando. Pachirisu corría por ahí detrás de Jolteon y otros pokémon de Lyra, y ella tenía en aquellos momentos sólo ojos para él.

Pierre había desaparecido, y nadie más les había interrumpido el estar juntos.

Una sensación de felicidad infinita gorgoreó en su pecho, tranquilo por finalmente tener la certeza de que las cosas estaban bien, de que Lyra estaba bien.

Entonces una mueca apareció en las facciones de Lyra, el brillo de sus orbes cafés desapareció, y su cabeza se sacudió frenéticamente mientras buscaba a su alrededor a su prima. Intentó soltarse del agarre de Kellyn, pero sus miembros parecieron no reaccionar, y estuvo a punto de caer si el ranger no la hubiese atrapado ágilmente.

Se miraron fijamente unos instantes, y su felicidad efímera se desvaneció. Un miedo devastador emanaba de Lyra, contagiándole.

Ya estaba aquí.



Continuará…