Contraataque La naturaleza siempre se mantuvo quieta y silenciosa, mientras las personas la destrozábamos para obtener sus recursos naturales y beneficiarnos de su gentileza. Pero ahora despertó, enfurecida, sedienta de sangre y venganza contra los humanos. Un hombre agonizante intenta procesar toda aquella información mientras su familia yace muerta a su alrededor, en el interior de una cueva obscura. Hasta ese día los árboles, el césped, las plantas, todo lo llamado naturaleza fue considerado como objetos inanimados y estorbosos, que no dejan otra cosa que hojas y ramas inútiles a su alrededor, o simplemente vistas como baños públicos para mascotas. Pero ahora la naturaleza cobraba vida y se transformaba en monstruos que atacaban sin piedad a las personas designadas como peligrosas a su alrededor. Aquel hombre jamás imagino que la profesión con la que lograba abrirse camino en la vida le causaría tal desgracia. Un humilde mecánico que arreglaba un pequeño porcentaje de los millones de autos que existen en el mundo. Su existencia fue considerada una ofensa por la naturaleza emergente, debido a que reparaba los monstruos por los que sangraban la tierra en busca de petróleo. Y los gritos de dolor de aquellos responsables resonaban en la lejanía de la caverna mientas recibían el mismo castigo que él. Sin embargo, a pesar de su furia la voz de la gobernante de todas las plantas sonaba feliz, debido a la extinción de los magos, hadas, dragones, y un sin número de criaturas míticas, quienes al parecer fueron sus enemigos mortales y desaparecieron gracias a los humanos. Escuchar las palabras de victoria de la naturaleza fue lo último que aquel mecánico hizo. La entidad conocida como naturaleza retomaba el control de la tierra que por derecho le pertenecía, y sin ningún enemigo natural para detenerla, esta vez dominaría la tierra por completo.