Consumiendo al mundo.

Tema en 'Relatos' iniciado por Cygnus, 8 Enero 2013.

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    Cygnus

    Cygnus Maestre Usuario VIP Comentarista destacado

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    Escritor
    Título:
    Consumiendo al mundo.
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    2750
    Songfic dedicado a la actividad "Acordes del fin del mundo" http://fanficslandia.com/index.php?threads/actividad-acordes-del-fin-del-mundo.31906/
    Canción: "Swallow the World" (Sylosis), Melodic Death Metal.
    El video, la canción y su letra aquí presente le corresponde enteramente a Sylosis, y se ha utilizado únicamente como medio de ambientación sin ningún fin atributivo. Todos los derechos reservados a Sylosis. Sólo es creación mía el songfic.




    “...Repetimos, no habrá tal catástrofe. Han sido sólo mitos divulgados abiertamente entre la sociedad. Está claro que no esperamos ninguna clase de apocalipsis ni nada por el estilo. Técnicamente es imposible que exista una repentina lluvia de asteroides gigantescos que caigan de la nada en nuestra ciudad. La NASA lo ha desmentido una incontable cantidad de veces, así que por favor mantengan la calma. Duerma tranquilo esta noche y el día de mañana comprobará que las famosas profecías mayas sólo fueron otro error de cálculo...”

    Tomaba otra lata de cerveza del mesón que se hallaba instalado al fondo del patio.
    —Déjanos algo, por favor la voz de Jaziel, demasiado aguardientosa, llamó mi atención desde el otro extremo.
    Volteé un poco aturdido ya por el alcohol. Los muchachos se hallaban alegres sentados alrededor de la fogata que habían encendido a mitad de la cochera de la casa de Humberto. Típico fin de semana largo en épocas navideñas: la reunión con los amigos, música pesada, corrientes de aire heladas mitigadas por el calor del fuego, cervezas y botanas desperdigadas por toda la mesa, y risas por doquier. Sonreí. Sí, claro que les iba a dejar el resto de las cervezas. Yo no era muy dado a la bebida, y tan sólo tomaba unas cuantas para apenas entrar en calor en las noches gélidas. No hubiera podido soportar la temperatura ambiental sin esos tragos que definitivamente me revitalizaron.

    Volví a donde estaban reunidos mis amigos, caminando despacio y entre risas. Di una sonora palmada en la espalda a Iván, que se hallaba adormilado en su silla, y me senté con el resto que aún disfrutaba la velada alrededor de la fogata. Me había colocado junto a Esther, una de las muchachas, que extendía sus manos blancas ante el fuego, e imité su acción. Humberto escuchaba atentamente la radio, que él mismo había encendido y en aquellos momentos nos informaba sobre la gran mentira que se cernía sobre todo el mundo: que el fin de la humanidad comenzaría precisamente aquella noche.

    —Que ya se calle y pase música opinó Jaziel, burlón. Era el gran escéptico.
    Las profecías podrían no estar tan equivocadas como piensas —respondió Humberto, siempre atento a lo que decía el locutor de la radio.
    —Bromeas, ¿verdad? ¿Estás en verdad asustado porque hoy se acabe el mundo?
    —No asustado, sólo interesado contestó.
    —Es lo mismo. Te espanta que hoy se extinga la humanidad. Es estúpido. Siendo francos, nunca creí esa tremenda mentira. En realidad, en estos momentos según los cálculos empezaría el diluvio de asteroides que acabarían con nosotros.
    —Yo no veo nada respondí, siguiendo su juego de escepticismo.

    Di un breve trago a mi bebida, luego perdí mi vista entre las lenguas de fuego. Definitivamente, ésta sería una noche larga, para disfrutarla hasta el amanecer. No había más planes, se trataba de gozar de la reunión hasta que el cuerpo aguantara. Iván había comenzado a roncar despacio: el alcohol le había caído demasiado pesado muy pronto. No tardamos en reírnos.

    “Por lo pronto, pasemos con más temas musicales. No olviden, queridos radioescuchas, que estamos en fin de semana de Metal pesado. Esperemos que estén disfrutando de la velada con el poder musical de nuestra programación. Estamos atendiendo los pedidos, así que después de haber complacido a uno de nuestros seguidores con esta gran canción de Kalmah, continuamos con otro tremendo tema melódico. Esto es sólo para que comiencen a ponerse a tono esta noche. Reiteramos una última vez más, no pierda la compostura y disfrute de su noche apocalíptica con “Metallum 95.5 FM.”



    ...

    Silencio total. De pronto, sólo las brasas que ardían emanaban el único sonido proveniente de cualquier lugar. La estación de radio había quedado muda. ¿Qué sucedía?

    Fallas. ¡Maldición! —exclamé—. Tenía que pasar justo en el fin de semana de Metal pesado.
    —Hey, calma. Ya volverá la señal. Y si no, igual aquí tengo unas buenas canciones de Hardcore Punk que pudiera poner en caso de que la estúpida estación siga así.
    —Bah.

    Disgustado, volteé hacia otro lado. Por encima de la barda que delimitaba el patio de Humberto, se veía la punta de un monte lejano, en donde estaba instalada precisamente la gran antena de nuestra estación de radio favorita. La maldije en silencio, porque realmente estaba disfrutando de la programación. El ambiente se notaba ahora más gélido de lo normal, algo raro, como si de pronto drásticamente hubiera bajado la temperatura. No fui el único que lo sintió, lo noté porque Esther se arrebujó aún más en su abrigo gris y se acercó aún más al fuego, cerrando los ojos.
    De pronto, algo captó mi atención en el cielo. No sabía si eran visiones, pero sin explicación aparente, había aparecido una gran línea roja en el horizonte, por detrás de la antena que yo observaba, pero bastante más lejos. Era un descomunal trazo carmesí que bajaba con una velocidad vertiginosa por el cielo nocturno, hasta perderse por detrás de los montes.



    (momento de dar play al video)

    Abrí los labios, sin saber qué pronunciar, y mientras señalaba torpemente a la lejanía, la señal del radio volvió repentinamente, haciendo sonar los finos acordes de una canción que reconocí rápidamente por pertenecer a una de mis bandas favoritas de Death melódico, aunque eso lo capté con el subconsciente.
    —Oigan todos, ¿qué es eso?
    —¿Qué cosa? —preguntó Jaziel desganado.
    La raya aquella, no sé qué sea, pero eso. ¿Lo ven? ¿Lo ven? ¿O son mis visiones?
    Y con desesperación señalaba a lo lejos lo que yo había distinguido.
    Humberto se acercó y abrió la boca en toda su capacidad.
    —Es... es... titubeó—, ¡es una estela de fuego!
    —¿Una qué?
    —¡Una estela de fuego! ¡Muchachos, un asteroide que va cayendo! ¡No tardará en impactar...!

    Y no le dio demasiado tiempo de decirlo, sino que fue interrumpido por una gran explosión a la lejanía, un retumbar increíble, intenso. Fue como si de pronto unas bocinas inmensas hicieran eco de un poderoso bajo.

    —¡¿Qué demonios fue eso!? exclamó Marleen, la otra chica que nos acompañaba y que en esos momentos se levantaba cual resorte de su silla para echarse a correr sin dirección aparente.
    Todos estábamos espantados, aquello no había sido normal. Humberto se subía a su silla y yo lo imitaba para poder ver mejor sobre la barda, y notar lo que acontecía tras el monte. Como lo esperábamos, súbitamente el cielo se iluminó de un tremendo color ígneo. Estábamos boquiabiertos, y el grito poderoso de Sylosis proveniente de la radio nos hizo estremecer.

    —¡Ha caído! ¡Un gran asteroide ha caído! exclamó Humberto.
    Las profecías eran reales... —murmuré, tan bajo que creo que sólo yo me escuché.

    Jaziel había salido corriendo del patio para pararse a mitad de la calle. Varios de los vecinos se asomaban por la ventana y algunos salían de sus casas también, pensando quizá que alguna explosión cercana pudiera resultar riesgosa para nosotros, pero sin saber que la explosión había ocurrido a varios kilómetros a la distancia.
    Precedí aquel ejemplo también corriendo hacia la mitad de la calle. Me siguió Humberto y Esther. Marleen se había quedado paralizada del terror e Iván se encontraba demasiado embrutecido por la cantidad de alcohol que había ingerido.

    —Un asteroide... vi que los labios de Jaziel, partidos por el frío, articulaban.
    —Así es...
    —La profecía... volvió a susurrar.
    —La profecía... repetí, en el mismo tono, como para confirmarle, aunque sin salir de mi asombro.
    El fuego se elevó por los aires tras los montes lejanos como una exhalación, casi como un demonio que organizaba su horrible festín, como las lenguas de fuego de un dragón, algo invisible que carcomía la tierra.
    Una onda expansiva se hizo presente y nubló de polvo los montes, venía hacia nosotros a una velocidad trepidante, era imposible detenerla.

    ¡Cuidado, muchachos! ¡Resguárdense, cúbranse! ¡Lluvia de piedras! escuché que gritaba Humberto.

    La calle quedó desierta de personas en pocos segundos, todos corrieron a resguardarse en sus respectivas casas con toda prisa; la nube de humo se extendía y amenazaba con llegar hasta nosotros. No me quedé a ver cómo se desmoronaban poco a poco los montes y la onda de polvo, tierra y piedras llegaba hasta nosotros. Seguí a Humberto y a Esther hasta el fondo del patio nuevamente, dejando la fogata y la radio prendida, entonando nuestra fatídica canción final.

    ¡Jaziel! —gritó Esther enseguida, pero no podía escucharlo. El ambiente era atronador, se escuchaban las reminiscencias de la explosión, un sonido que atronaba junto con la melodía ensordecedora que nos llenaba de un miedo sin igual. Jaziel no se movía, se había quedado estático a mitad de la calle viendo cómo la nube de polvo y rocas lamía los suelos acercándose más y más a él, con una velocidad incalculable. Era cuestión de segundos para recibir el impacto de la onda expansiva.

    —¡Quítate de ahí, animal! gritó Humberto, pero Jaziel no lo escuchaba.
    Nos colocamos los tres debajo de la mesa en la que habíamos colocado las botanas y las cervezas, la cual estaba pegada a un muro próximo, y nos juntamos lo suficiente como para sentirnos resguardados. Escuchábamos, junto con la música que a todos se nos había olvidado callar, los lamentos extraordinarios de Marleen, que chillaba como loca del otro lado del patio y se había quedado perpleja y con las manos en el rostro mirando el inevitable desenlace de todo.

    —¡Sujétense, sujétense! dije a mis dos amigos, al tiempo que sentimos una presión inmensa del ambiente y pudimos notar cómo todo a nuestro alrededor se cubría automáticamente de un gris espeso: una nube de polvo y tierra nos envolvió y golpeó cual ráfaga furiosa. Las piedras volaron por los suelos arrasando todo a su paso, y tuvimos la desgracia de ver cómo Jaziel era lapidado por la misma fuerza del viento. Se elevaron las sillas, y la fogata quedó hecha cenizas en un santiamén
    —¡Maldición! gritó Humberto entre dientes, mientras se aferraba a todos los salientes que encontraba y apretaba los ojos para evitar la tolvanera.

    A nuestro alrededor todo era gris, pero poco a poco se fue colorando a rojo, se sentía una intensidad como nunca antes había experimentado. Por primera vez desde que tengo memoria, temí por mi vida.

    —¡Tenemos que buscar un lugar más seguro! ¡Corramos! dijo Esther con gritos ahogados.
    —No, no, calma. Ahora vendrá una lluvia de rocas, seguramente... —respondió Humberto, intentando mantener la calma, aunque con los ojos desorbitados.

    Yo respiraba entrecortadamente, tragando todo el polvo que la explosión había levantado y que la onda expansiva nos había traído. De haber caído más cerca o con mayor profundidad, nos hubiera mandado volando o peor aún, nos hubiera desintegrado.

    Callen esa música, por favor... —murmuré.

    De pronto, de la nada comenzaron a caer pedazos de rocas del cielo. No era algo natural, no más meteoritos. Eran los restos del asteroide que había impactado a lo lejos y que ahora saltaban por los aires hasta nosotros.
    Mis ojos comenzaron a ver borroso. Creo que nos estábamos quedando sin respiración. Esther tosía sin cesar y yo me mareaba. Todo a mi alrededor se llenaba de fuego, nada tenía sentido. Las rocas caían del cielo, era una lluvia inmensa, una fuente inacabable de la que brotaban piedras en llamas al pormayor y nos bombardeaban desde la lejanía. El patio se convirtió en una zona de guerra, destrozando el suelo, encendiendo en llamas el pequeño jardín que tenía del otro extremo de la puerta... Y todo lo envolvía el rojo intenso de la muerte, ese fuego que corría por todos lados, alcanzaba la puerta de la casa, quebraba todo a su paso...
    Iván había sido apedreado y aplastado por la multitud de restos que había escupido la tierra luego del formidable impacto. La muerte se aproximaba.

    The end of time, there's no tomorrow
    So easy to ignore 'til the final hour...

    Escuchamos que el muro se fisuraba, se despedazaba por partes. Las explosiones iban en aumento, esta vez con un notorio oscilar en el suelo. Había gritos por todas partes, había fuego, había polvo, había sangre. Sentí cómo el muro se desplomaba a mis espaldas y quedábamos sin resguardo, pues la mesa se había desplomado con el temblor. A merced de las rocas, pude alzar mis ojos al cielo y ver una lluvia inmensa de fuego que azotaba todo. Más y más asteroides magníficos caían desde la estratósfera hasta golpear el suelo y estallar.
    Before I face the hour, the sun will set
    Cold whispers in my ear 'This is not the end'
    End of all that I know...eternal silence
    All I have in this life will perish in flames

    Esther yacía en el suelo con los brazos abiertos, como formando una gran cruz, mientras me miraba sin decir una palabra; de su frente manaba sangre y de pronto comprendí que el muro se había derrumbado sobre ella, ya que sus piernas destrozadas se hallaban atrapadas bajo los escombros y seguramente nunca saldrían de ahí. Humberto chillaba también llevándose las manos a la cabeza intentando contener diversas hemorragias, y enseguida entendí que la suerte corría a mi favor, pues había salido ileso del derrumbe, tenía que correr, tenía que huir. Todo se agitaba a mi alrededor, todo perdía el sentido, y yo me mareaba profundamente. Sentí unas náuseas horribles, pero mi estómago lo sentía completamente vacío a pesar del alcohol, y mi corazón exaltadísimo. Quise dar una mano a mi amigo, pero éste se desplomó semi inconsciente, y cuando lo quise reanimar, una explosión cercana me expulsó hacia atrás y caí aturdido. No dudé en levantarme como pude, a pesar de mi mente nublada, y supe que debía correr, correr, correr.
    El drama inmenso de ver a mis amigos muriendo apenas comenzaba... no tardaría en darme cuenta que, en realidad, en todo el mundo llovían los asteroides y aplastaban ciudades enteras.

    La canción no se detuvo hasta que salí corriendo presuroso del lugar, dejando atrás los cuerpos moribundos y posteriormente yertos de mis amigos, para salvarme yo como el único probable sobreviviente del atroz fenómeno, y aunque no volví a saber sobre Marleen, supuse que tampoco habría salido con suerte de las llamas o de la increíble lluvia de rocas. Sólo recuerdo que corrí, corrí muy lejos, salí de mi zona, mientras disminuía el horrible apocalipsis.
    End of all that I know...eternal silence
    All I have in this life will perish in flames......

    También recuerdo haberme refugiado en un túnel, por donde corría un canal de aguas negras. Desde ahí me dediqué a rememorar las situaciones del apocalipsis. Sobre todo, sé que aún no ha terminado. Desde entonces he vagado errante por la ciudad destruida, enterándome por muchos otros medios de los desastres que habían acontecido en diversas partes del mundo. Gracias a los químicos y sustancias nocivas provenientes de estos cuerpos intergalácticos, pronto la raza humana quedará completamente extinguida quizá para siempre, y sé que en medio de este embrollo mi muerte será una más entre el juicio final que se nos avecina a todos. No nos queda mucho tiempo, hemos de perecer en este mundo que se ha convertido en el infierno.
     
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    Fénix Kazeblade

    Fénix Kazeblade Creador de mundos Comentarista destacado

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    Señor Cygnus, primer fic que leo de ti pero después de haberlo hecho no será el ultimo, he destacar la minuciosidad con la que cuentas para la descripción
    de hasta el mas mínimo detalle que involucra o envuelve a la situación a uno de los personajes y la atmósfera del texto misma, para infortunio de los que lo leemos
    -puesto que es el fin de los tiempos- nos permite abrazar y palpar cada sensación. Siendo un songfic se debe tomar en cuenta que la narración se encuentra por completo ligada la canción que has escogido, hablo de que verso a verso esta plasmada y metamorfoseada en una oración de la historia. En cuanto a la historia esta es muy buena, el narrar el principio del fin hasta que todo queda en nada, la sensación de un hombre al ver que todo lo que involucraba su vida jamas volverá todo sea ido, la depresión, melancolía y fatalismo de éste, ante su inminente fin. Por ahora solo me resta decir, gracias por formar parte de mi actividad, espero para ti haya sido una buena experiencia.
     
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