Long-fic de Inuyasha - Condenados [Sessho&Kago]

Holaa! Mil disculpa por la demora, pero realmente me estanque un poco :s No tenía inspiración para continuar esta historia. Pero aquí esta la continuación, espero que les guste. Muchas gracias por el apoyo :3

Advertencia: ¿Ooc? Creo que sí :$ Y quizás falto de emoción.



Condenados/ (Sesshomaru&Kagome)

CAPITULO 26.



Abrazo con fuerza el cuerpo sin vida de Kaoru, aun asimilando lo que había ocurrido, ¿por qué? Me preguntaba innumerables de veces, mientras las lágrimas seguían rodando por mis mejillas. ¿En qué momento todo se volvió tan trágico? Realmente todo había ocurrido muy rápido, sin darme tiempo a reaccionar, a exclamar, a reprochar, a gritar, simplemente tendría que aceptarlo, pero no, la muerte de Kaoru no será en vano, la vengaré junto con la de mis padres. Kaito ha hecho demasiado daño y deberá pagar por sus acciones. Odio, esa sola palabra describe lo que siento por él y así siempre será.

—Bueno, eh de admitir que hermosa escena, pero basta de sentimentalismos. No te salvarás de mi próximo ataque Kagome, pues ya no hay nadie que estorbe —me habla con un aire victorioso, y en sus labios se posa un sonrisa maliciosa.

Con mucho cuidado coloco el cuerpo de Kaoru en el suelo, para luego ponerme de pie y mirar a Kaito con mucha rabia, con odio y repugnancia. Recuerdo sus palabras “ya no hay nadie que estorbe” Y miro a mi alrededor un tanto preocupada, pues ¿Dónde esta Sesshomaru? No pude evitar sentir una gran opresión en mi pecho al pensar que le había ocurrido algo, ya ha pasado bastante tiempo desde que se interno en el bosque.

Noto como Kaito levanta su espada dispuesto a con un solo ataque acabar con mi vida, pero no lo daría el gusto. Rápidamente giré mi cuerpo al lugar donde el arco se encontraba, y con un ágil y rápido movimiento logró tenerlo en mi poder.

Aquella ola de energía maligna se dirige hacia mi, no hay tiempo de esquivarlo, mi única opción era enfrentarla. Tenso la cuerda del arco una vez que la flecha apunta en dirección a la energía maligna, decidida y esperanzada disparo, rápidamente esta se torna con mi energía espiritual. ¿Mi objetivo? Es que aquella ola de energía maligna se purifique una vez que mi flecha se adentre en ella.

Mis ojos se abren en sorpresa y mi mirada se torna llena de terror, ¡no funciono! Mi flecha se perdió ante tanta energía maligna, y solo una explicación había para eso, mis poderes aun no eran suficientes. Cierro mis ojos y cubro mi rostro con mis manos a la espera del ataque, que solo tardaría unos segundos en llegar.

Abro mis ojos abruptamente al sentir como alguien me toma por la cintura, apegándome con fuerza a su cuerpo, y por unos segundos mis pies se despegan del suelo, y asumo que quien me ha sujetado por la cintura ah saltado, lejos del peligro.

Poso mis manos en el pecho de quien me ha salvado y levanto mi cabeza con cierta confusión. No lo puedo evitar, mi piel se eriza y me estremezco en sus brazos al ver sus ojos.

—Sesshomaru… —susurró con cierto miedo. Sus hermosos ojos dorados se habían tornado a un rojo lleno de ira.

***

Al escuchar como susurra mi nombre, recupero mi postura y me tranquilizo, mis ojos vuelven a la normalidad, pero la rabia que siento va en aumento. Miró a Kaito con frialdad, ¿cómo pude dejar me lastimara de gran manera? Ridículo, había bajado la guardia y por ende me tomo algo de tiempo recuperarme.

A mis oídos llega el sonido de un sollozo, logrando captar mi atención. Se de donde proviene, así que lentamente bajo mi cabeza, logrando ver como la humana se aferra a mi destrozada armadura…

—¿Estas bien? —no puedo evitar preguntarle con voz preocupada al ver en su rostro rastros de sangre, agudizo mi olfato y cierta sorpresa me invade al notar que aquella sangre no es de ella.

Ante mi pregunta ella asiente pero su llanto no cesa, ¿por qué llora? ¿Tendrá miedo? No podía reprocharle o culparla, pues ella estaba al borde la muerte.

—Temí perderte a ti también —me susurra con cierto tartamudeo.

Me quedo en silencio un momento analizando sus palabras, ¿también? ¿Qué significaba eso?

—¿También?

Mi pregunta logra captar su atención, haciendo que su mirada se pose sobre la mía por unos instantes, su sollozo aumenta, y abruptamente se separa de mí, posando una mirada llena de odio en Kaito. Jamás la había visto así.

—Kaito mato a Kaoru… ¡lo mato! —exclamó llena de ira, al instante que limpiaba sus lagrimas con cierta brusquedad.

Fruño el ceño al escuchar sus palabras, y miro a mí alrededor logrando visualizar el cuerpo de Kaoru inerte en el suelo, confirmando que las palabras de la humana son verdaderas. Miro a Kaito con frialdad mientras desenvaino a bakusaiga y posiciono a la humana detrás de mí, claro estaba que esta vez no me dejaría vencer y la protegería, pero sobre todo que acabaría con la vida de Kaito.

***

El en el aire se puede sentir la tensión del lugar, tanto que mi piel se eriza por momentos, Kaito y Sesshomaru se miran con frialdad, y ambos están en posición de ataque con espada en mano.

Mis ojos se cierran en un parpadeo, una acción rápida e inconsciente, pero impactada me encuentro ahora al ver que ambos youkais han empezado a pelear, ¿en qué momento? Me pregunto un tanto desorientada por lo que mis ojos ven. Lo que antes había sido una pelea de garras ahora se ha tornado a una pelea de espadas, igual o más pareja que la anterior. Ambos youkais blanden sus espadas con confianza, muy parejos están y algo tengo que hacer, de brazos cruzados no me puedo quedar.

Levemente me tambaleo producto de la explosión de que se ha efectuado, y he de suponer que el ataque de Sesshomaru y Kaito se han encontrado, vuelvo mis ojos a la pelea y noto como Kaito levanta su espada contra Sesshomaru, y de ella se desprende su acostumbrada aura maligna, Sesshomaru sin perder tiempo también levanta su espada, y a diferencia del aura maligna color negra de Kaito, la de Sesshomaru es color verde, explosiva y destructiva.

Ambos ataques se encuentran en un punto medio de la distancia que los separa, la explosión se hizo presente al contacto de ambas energías, y nuevamente me tambaleo, el singular, peligroso y potente ataque se repite constantemente, obteniendo el mismo resultado, ¿lo peor? Es que Kaito no sale herido, su espada lo protege.

¡Eso es! ¿Qué sería de Kaito sin su espada? La respuesta estaba clara y lo que yo tenía que hacer también.

Tomo la posición enseñada por Kaoru, mí vista esta posada en el objetivo, mi mente despejada, tenso la cuerda del arco con confianza y apunto con determinación a la espada de Kaito. A mi mente llegan recuerdos ligados a todas aquellas personas que han sido victimas de tan despreciable youkai, mis padres biológicos las personas que cuidaron de mi aun sabiendo que yo no era su verdadera hija, también llega a mi mente el rostro de Azumi, de Yuri, de Akira, de Sesshomaru y de Kaoru. Una lágrima traicionera escapa por mi mejilla, procedo a suspirar para tranquilizarme y no decaer, no era el momento, necesitaba ser fuerte por un momento para darle fin a todo esto.

Kaito levanta su espada, es mi oportunidad y no puedo fallar. Siento como la energía fluye dentro de mi, hasta concentrarse en la flecha, noto como esta empieza a brillar levemente, es mi energía espiritual que ah envuelto la flecha. Con fuerza, determinación y precisión disparo, mi flecha rápidamente se torna color morada, llena de mi energía espiritual, pero esta vez es diferente, se puede sentir, la flecha va con todo mi poder…

Un resplandor invade el jardín una vez que mi flecha ah dado con el objetivo y se puede apreciar como la espada de Kaito cambia de color, de un negro lleno de maldad, pasa a un gris opaco, sin poder alguno.

—¡Funciono! —exclamo contenta mientras en mis labios se dibuja una sonrisa victoriosa.

—¡¿Qué has hecho!? —Kaito me grita enfurecido, pero no me sorprende, sabía que reaccionaria así. —¡Acabaré contigo!

Cegado por la ira suelta su espada abruptamente, mientras intenta dirigirse hacia mi con sus garras lista para desgarrar mi cuerpo, pero solo un paso pudo dar antes de ser destrozado por el poder de la espada de Sesshomaru, quien no desaprovecho la oportunidad para acabar con el, un grito desgarrador fue lo último que a mis oídos llegó por parte de él antes de que su cuerpo se consumiera por el poder de Sesshomaru.

—Al fin… —susurro débilmente al instante que me tambaleo, producto de un mareo que ha invadido.

Mi vista se nubla, empiezo a ver borroso y por un momento todo se vuele negro, el mareo insiste y mis piernas ceden ante el, pero no llego a tocar el suelo gracias a unos brazos que me han tomado por la cintura y por instinto me aferro a ellos.

—Gracias… —susurro con apenas un hilo de voz, empiezo a debilitarme.

—Usaste todo tu poder —me dices mientras me cargas de manera delicada, y ciertamente no puedo evitar sorprenderme.

Ante tus palabras no me queda más que darte la razón, moviendo la cabeza en señal de afirmación, ciertamente use todo lo que poseía, algo peligroso ya que aun no acostumbro a usar una gran cantidad de energía. Mientras Sesshomaru camina conmigo en brazos, mis parpados no tienen la intención de abrirse, y la razón empieza a abandonarme, no podré evitarlo perderé la conciencia y…

***

A paso lento me dirijo a su habitación, claramente la humana necesita descansar. Su respiración lenta y los latidos de su corazón de manera pausada me confirman que ha desmayado, era de suponerse.

Una vez dentro de su habitación la recuesto en su cama, una extraña sensación me invade al verla así, tan frágil y delicada como siempre lo ah sido. Negar lo que había sentido cuando la vi expuesta al ataque de Kaito, era casi imposible, dentro de mis pensamientos tenía que admitirlo, por primera vez tuve miedo.

Si, miedo de perderla, ¿Por qué? No lo sé, ciertamente algo tan absurdo, tan impropio de mí, pero negar la realidad sería de cobardes.

Me siento al borde de su cama, y con mis ojos posados en su frágil figura la detallo como siempre lo he hecho pero, ahora la miro con posesividad y deseo, deseo de no perderla, deseo de protegerla, deseo de tenerla a mi lado por siempre.

Porque es mi humana, mi mujer, mi Kagome.

 

Hola! Les cuento que ya estoy mejor, mi inspiración y ánimo han vuelto \o/ Muchas gracias por su comentarios, se los agradezco de corazón. Oh si, tienen razón, la pelea con Kaito no fue tan larga y eso, pero realmente no quise extenderme, ademas que no se me da muy bien eso de escribir peleas :s
Aquí esta la continuación, espero que les guste *-* Muchas gracias.

Cualquier error, diganmelo para editarlo y estar más pendiente :3

Advertencia: Es mi deber advertir de posible Ooc.



Condenados/ (Sesshomaru&Kagome)

CAPITULO 27.

Sentía el fuerte sol que el medio día otorgaba sobre mis parpados, que a pesar de estar cerrados, no protegían del todo mis ojos marrones, ya sin poder soportarlo más, los abro lentamente con cierta molestia, mientras por inercia me levanto de mi cama en un intento de alejarme de aquella molesta luz. Miro a mí alrededor intentando acostumbrar mi vista al panorama, que después de estar tanto tiempo en esta habitación, que la denominaba como mía, solo unos segundos me tomaba reponerme.

Un suspiro de mis labios escapó al instante que peinaba con mis manos, mi cabellera azabache, después de la pelea con Kaito había quedado con un aspecto terrible, y no era para menos, un baño es lo que necesitaba urgentemente, y así me dispuse a tomarlo. Mi aseo personal no tomaba más de una hora, siempre me colocaba un kimono sencillo de cualquier color, los kimonos de Akira eran tan bellos y me era difícil escoger, es por eso que, siempre me ponía el primero que mis manos tocaran.

Los recuerdos golpean mi cabeza, y una mueca de tristeza se refleja en mi rostro, lo ocurrido unas horas antes fue muy trágico y difícil de olvidar, la sorpresa también me invade al recordar como Sesshomaru me cargaba de manera delicada, algo no característico de él, difícil de creer, pero la realidad al fin, mis mejillas se tiñen de un rojo suave, lo que siento por Sesshomaru va en aumento, imposible de controlar, pero ¿Sesshomaru sentirá algo por mi? Una pregunta que tenía como respuesta la palabra “imposible”, de eso segura estaba.

Otro suspiro escapa de mi boca, la enorme tristeza que estaba experimentando no tenía intención de desaparecer. A paso lento me dirijo al marco de mi ventana, intentando despejar mi mente por unos minutos, quizás ahora todo este en calma, quizás…

Me siento en ella con cierta incomodidad pues el sol da contra mi cuerpo, y poso mis ojos en el hermoso jardín, aunque ahora esta algo deteriorado no perdía su encanto, además logro ver como ciertos youkais intentan arreglar el jardín, con la intención de dejarlo igual o más hermoso que antes. También logro visualizar como dos youkais sujetan el cuerpo inerte de Kaoru, mis ojos se abren en sorpresa y el miedo se apodera de mí ser ¡¿A dónde lo llevan?! Me pregunto de manera desesperada y con cierta molestia.

Sin más tiempo que perder salgo de mi habitación encaminando al jardín con mucha rapidez, en el camino me encuentro a Akira, quien me mira con tristeza pero a la vez confusa por mi acción.

—Kagome…

Me intenta hablar, y lo entiendo, pues sé que tenemos mucho que conversar, pero ciertamente ahorita no era el momento.

—Akira, después hablamos.

No me detuve a escuchar su posible respuesta, el tiempo en este momento parecía ser valioso. Una vez que hice acto de presencia en el jardín, pude divisar a los dos youkais que cargaban el cuerpo de Kaoru, a paso apresurado me acerque a ellos, para pedir una explicación.

—¿A dónde llevan a Kaoru? —pregunto molesta mientras les dirijo una mirada retadora.

—Señora, son órdenes del amo Sesshomaru, debemos limpiar el cuerpo de Kaoru para después enterrarlo —me responde un youkai de cabellera morada, quien me miraba con cierta tristeza.

Una opresión se posesiona de mi pecho, y mis ojos se cristalizan, entendía las palabras del youkai, las órdenes de Sesshomaru eran acertadas y ciertamente es lo que se procedería a hacer en estos casos, pero no, la muerte de Kaoru no era algo yo había logrado poder asimilar, superar y aceptar.

—Pero... —susurré intentando encontrar las palabras adecuadas para detener sus acciones.

No podía aceptar que enterraran a Kaoru.

—Humana, deja que mis youkais se encargan de Kaoru —una voz fría y serena se escucha a mi espalda.

—Sesshomaru… —susurro al instante que giro mi cuerpo para quedar frente a él, y extrañamente pude sentir en la mirada de Sesshomaru cierta calidez, cierta comprensión.

—Tienes que aceptarlo —con voz suave, pausada y firme me habló.

—¡No! —exclamo dolida, mientras las lágrimas escapan por mis ojos, rodando por mis mejillas. —No…— susurro mientras le doy la espalda a Sesshomaru para posar mis ojos en cuerpo de Kaoru, aun cubierto de sangre y en un intento desesperado me abalanzo sobre el, provocando que ambos youkais soltaran al instante su cuerpo.

Arrodillada en el césped lloraba, abrazando con fuerza a Kaoru, no queriendo dejarlo ir, no queriendo aceptar la realidad. Mi respiración agitada, mis mejillas enrojecidas, mis ojos cristalizados y mi corazón latiendo desesperante, revelaban la situación en la que me encontraba.

—Humana, suelta a Kaoru —Sesshomaru que se poso frente a mí, me ordenó con voz clara.

Levante mi cabeza para mirarlo de manera decidida y retadora, ¿soltar a Kaoru? No, eso nunca, no me atrevía a creer que estaba muerto, y que nada se pudiese hacer. Lo miro detalladamente mientras divago en mi mente intentado encontrar una posible solución, pero la verdad, todo parecía indicar que una solución para este caso, no lo habría.

Bajo mi mirada lentamente por su cuerpo, y extrañamente detengo mi mirada en el obi de Sesshomaru, donde descansan dos espadas, una la reconocía, es la que había usado Sesshomaru para acabar con Kaito y la otra nunca la había visto, curiosamente nunca había visto a Sesshomaru desenvainándola. Hice memoria, y vagamente a mi mente llegaban recuerdos de la conversación que tuve con Akira hace tiempo, donde ella me contaba sobre la espada de Sesshomaru.

“El amo heredó a una espada capaz de revivir cien muertos de un golpe”.

Una sonrisa esperanzada se cuela en mi rostro, ¿cómo no acordarme de esa conversación? Aquellas palabras que a mi mente llegaron, hicieron que la opresión en mi pecho desapareciera, y una viva llama de esperanza creciera en mi interior.

—Sesshomaru, sé que tienes una espada capaz de revivir a aquellas personas que han muerto.

***

Un gruñido escapa de mis labios al escuchar sus palabras, ni siquiera ella tenía que preguntármelo, su petición era clara, pero ¿le cumpliría su deseo? Sus ojos están posados sobre los míos, en su mirada se puede apreciar fácilmente el miedo que posee, pero también la determinación que la caracteriza.

Negarme era lo más obvio que haría en esta situación, pero hacerlo implicaba tener que soportar sus tediosas palabras, pues bien sabía que ella no se rendiría hasta que yo acceda.

¡Maldición! Estoy siendo dominado por una humana, que estupidez. Esto no tenía justificación, es más, ¿cómo era posible? Simplemente ridículo. Tragándome mi orgullo desenvaino a Tenseiga, noto como su mirada en cierto modo brilla, recobrando su color ante mi acción.

—Apártate —le ordeno.

Ella sin reclamar acata mi orden, quedando a unos centímetros del cuerpo de Kaoru. Agudizo mis ojos una vez que mi espada esta fuera de su funda y concentro mi atención en el cuerpo de Kaoru, pasa unos minutos y fruño el ceño, normalmente debería ver a los mensajeros del otro mundo intentando llevarse su alma, pero aquella escena no se reflejaba ante mis ojos, realmente no veía nada fuera de lo que otras personas pudiesen ver.

Medito unos segundos intentando buscar una explicación, pero solo una fracción de segundo me toma entender la situación. Un suspiro disimulado escapa de mis labios mientras procedo a guardar mi espada en su funda, pero noto como la humana me mira atónita ante mi acción.

—Es muy tarde, los mensajeros del otro mundo ya se han llevado su alma —le explico con voz tranquila.

Mi mirada se posa en ella, esperando su reacción algo histérica ante mis palabras, pero al parecer aun no logra asimilar lo ocurrido, pues permanece arrodilla en el césped con su mirada gacha, estática.

Un olor salino penetra mis fosas nasales, mientras ella lentamente levanta su mirada, quedando clavada en el cuerpo de inerte de Kaoru, en su mirada se puede apreciar la tristeza y melancolía que en este momento ella esta experimentando. Sin saber el porqué, no me gustaba verla así, siempre su imagen en mi mente se hallaba, pero cargada de una viva energía y fortaleza, una personalidad alegre y fastidiosa, la cual siempre me hastiaba y pocas veces me aturdía, pero aquella viva imagen ha sido sustituida por una humana cargada de tristeza y nada más.

—Llévense el cuerpo de Kaoru —ordeno a los youkais que permanecen de pie frente al cuerpo del youkai.

—¡No!

La humana reacciona ante mis palabras, abalanzándose nuevamente sobre Kaoru, realmente ya fastidiado me encontraba, ¿acaso no lo dejaría ir? Absurdo.

—Tienes que dejarlo ir. No se puede hacer nada más.

—No quiero, me duele dejar a Kaoru, el dio su vida por mi.

Más lágrimas brotan de sus ojos, mientras se aferra con fuerza al cuerpo del youkai. Que ella pudiese soltarlo no iba a ser tan sencillo. Intento tranquilizarme para buscar una posible solución, ser duro, frío y violento no parecía ser la mejor opción.

Maldiciéndome internamente por la posible solución que mí mente ha maquinado, me agacho frente a ella, mirándola con suavidad y tranquilidad, intentando transmitir con mi mirada cierta confianza.

—Lo sé… —le susurro serenamente. —Pero tienes que aceptarlo, Kagome —y en un intento por hacer que recapacite pronuncio su nombre, acompañado por una acción desconcertante, no propia de mi.

Mi mano acaricia suavemente su mejilla, limpiando sus lágrimas.

***

Ante su suave tacto contra mi mejilla enrojecida, me paralizo, mirándolo con sorpresa, y la sorpresa crece cuando lo escucho llamarme por mi nombre, realmente era la primera vez que Sesshomaru me llamaba por mi nombre, pues tanto tiempo en el castillo y solo la palabra humana utilizaba para dirigirse a mí.

Suspiro de manera intencional con mi vista clavada en sus orbes dorados, ciertamente preciosos, pero rápidamente la aparto pues temo perderme en ellos, su suave caricia se detiene cuando poso mis ojos en Kaoru, y logro ver como sus garras se alejan lentamente de mi rostro.

—Kagome… —me intenta hablar, pero sus palabras se cortan al ver como yo asiento con mi cabeza, interrumpiéndolo y dándole a entender que aceptaba sus palabras.

Con mucho esfuerzo me separo del cuerpo de Kaoru, para posteriormente ponerme de pie, una lágrima resbala por mi mejilla y una última mirada le dirijo a Kaoru para luego poner mis piernas en movimiento, abandonando el jardín sin mirar atrás.

“Kaoru, gracias por todo” Mentalmente le agradezco mientras a paso apresurado me dirijo a mi habitación, sé que donde quiera que el este, escuchará mis palabras de agradecimiento y el sabrá el inmenso amor que le tuve.

Porque un amigo como él, jamás podré encontrar.

—¡Kagome!

Detengo mis pasos al escuchar como mi nombre es gritado con un cierto deje de preocupación. Suspiro profundamente en un intento de calmarme, y con ayuda de mi mano derecha limpio las lágrimas que en mi rostro se encuentran.

—Akira… —le susurro mientras giro mi cuerpo para mirarla de reojo.

—Oh Kagome, me alegra mucho estés bien —me dice para posteriormente rodearme con sus brazos, y a mis oídos llega un leve sollozo que ella misma produce.

—Akira no llores, estoy bien, tranquila —acaricio su larga cabellera azulada, intentando tranquilizarla y hacerle entender que mis palabras era verdaderas.

—Vi toda la pelea Kagome, el amo Sesshomaru nos prohibió salir, pero lo vi todo.

—Ya veo, entonces ya sabrás que… —corto mis palabras al instante que mis labios, están por pronunciar lo que mi corazón aun no logra aceptar.

—Si Kagome, mis ojos presenciaron la muerte de Kaoru —me susurra con tristeza.

Yo al escuchar sus palabras, me aferro más a ella, abrazándola con fuerza, y sin poder evitarlo nuevas lágrimas ruedan por mis mejillas, a mi mente llegaron todos los momentos vividos con Kaoru, como si de una película se tratara.

—Hey, tranquila. Yo entiendo todo lo ocurrido, la perdida de Kaoru me duele mucho, pero donde quiera que el este, seguro muy feliz se ah de encontrar, estoy segura de eso.

—¿Cómo estas tan segura?

—Porque tu estas bien Kagome, estas viva, y en eso se basaba su felicidad, en que tu siempre estuvieses bien. Pero para que él se sienta en paz, tu ya no debes estar triste, Kagome —me habla al oído de manera serena, tranquila pero segura de sus palabras.

Suspiro mientras me separo lentamente de su cuerpo, rompiendo su cálido abrazo, ciertamente sus palabras me reconfortan, sintiendo como una tenue energía me invade. Una leve sonrisa se forma en mi rostro, aunque es algo débil, es sincera.

—¿Estas bien? —me pregunta luego de unos minutos de silencio, en su mirada se puede notar su calidez y la confianza que ella siempre, a pesar de todo, transmite.

—Si Akira, estoy bien —hablo con seguridad y firmeza, mis palabras son verdaderas. —¿Y tú? —le pregunto con cierta preocupación.

—Estoy bien, Kagome —me responde segura de si misma. Sus palabras son verdaderas.

Ambas sonreímos con confianza, y luego de un breve silencio, caminos a mi habitación. Realmente me encuentro mucho mejor, mi energía y fuerza ha vuelto, y la viva personalidad que me caracteriza, no me abandona. Al estar frente a mi puerta, procedo a abrirla, para quizás, recostarme un rato y conversar con Akira.

Paralizada en el umbral de mi habitación me quedo, mi respiración se agita por momentos y mi corazón da un vuelco gigante, intento controlar mis emociones para que mis mejillas no se tiñan de rojo y me delaten.

—¿Qué haces aquí? —le pregunto con cierto nerviosismo.

Sesshomaru ha entrado a mi habitación, y se ha sentado en el marco de mi ventana, su mirada esta posada en mí, haciendo que me intimidara producto de la intensidad de la misma, pero logro tranquilizarme y no rendirme ante mis emociones y sentimientos.

—Con permiso —es la voz de Akira que se escucha junto a mí, logro ver como hace una pequeña reverencia para posteriormente retirarse de la habitación, dejándome sola con Sesshomaru.