Long-fic de Inuyasha - Condenados [Sessho&Kago]

Hola! Bueno andaba inspirada estos días y aquí traigo la continuación.
De verdad, mil gracias por sus comentarios. La verdad aun me falta mucho por aprender, pero poco a poco lo lograré, sé que así será c: Porfa, cualquier error haganmelo saber.
Muchas gracias por su apoyo. Aquí esta la continuación, espero que les guste :3

Condenados/ (Sesshomaru&Kagome)

CAPITULO 23.


La noche estaba fría, más de lo inusual, me era imposible conciliar el sueño, los recuerdos que en mi mente permanecían, me torturaban. Una sonrisa se formo en mis labios al recordar como Akira estaba en total negación a abandonar mi habitación y dejarme sola, pero después de tantas suplicas, accedió, aunque la noté no muy convencida, definitivamente ella era una gran amiga, más no podía pedir; pero tal sonrisa se desplomó con tan solo recordar que mi plan se había echo trizas, y yo era la única responsable. Mis ojos se cristalizaron levemente, pero no valía la pena llorar, eso no cambiaria la situación.

Una pregunta asalto mi mente, ¿qué haré ahora? Ver a Sesshomaru me llenaba de nervios, y atemorizada estaba ante la idea de perder el control y dejarme llevar por lo que siento, pero a todo esto, pensándolo mejor, quien me beso fue Sesshomaru, ese simple echo me dejo perpleja y confusa.

—El me beso… —atónita susurre, lleve mi mano derecha a mis labios, acariciándolos, recordando con exactitud lo ocurrido, no lo pude evitar, controlar mis emociones estaba fuera de mi alcance, mis mejillas se tiñeron del más intenso rojo.

Pero no, no podía permitir que aquello ocurriera otra vez. Un error, si, así le llamaba a lo que sentía por Sesshomaru, por que fue un grave error enamorarme de él, por que fue un gran error sentir algo especial por un ser tan frívolo.

Indiferencia. Esa palabra cruzó por mi mente, como queriendo ser la respuesta a la desesperante situación en la que me encontraba, y así lo asumí, ser indiferente ante el youkai era la mejor opción, aparentar como si nada hubiese pasado iba a ser un arduo trabajo, pero que mis sentimientos y emociones fueran revelados no era ni siquiera una opción. Por otro lado estaba Kaoru, su beso me dejo relativamente en shock aun ando asimilando los recuerdos, pero tal beso solo significaba que... ¿Kaoru siente algo por mí? Una mueca de tristeza se plantó en mi rostro al pensar en una posible afirmación, internamente deseaba que no fuera así, para evitar más confusión mañana mismo hablaría con el, sin importar las palabras que Sesshomaru me había dicho, de una cosa estaba clara, nunca me dejaría dominar por ese youkai.

Un dolor punzante invadió mi cabeza, eran demasiadas emociones por un día y el frío empezaba a calar mis huesos, me arrope hasta el cuello, dispuesta a dormir, además me urgía en cierto modo soñar con mi madre, ella aun necesita aclararme varias cosas, cierro mis ojos lentamente y cuando menos me lo imagino me pierdo en el mundo de los sueños.

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Miro mi mano izquierda con mucha curiosidad al sentir espeso líquido brotar de ella, logrando visualizar en la palma de la misma cuatro agujeros que rápidamente sanaban, sintiendo el aroma de mi sangre impregnado en mis garras, una mueca de disgusto se reflejo en mi rostro, realmente ridículas eran la acciones que inconscientemente hacia, la humana que, desde aquella situación seguía colada en mi mente, haciendo que los recuerdos permanecieran intactos, me maldecía internamente, aquello que había ello no tenia explicación y mucho menos justificación. Había caído muy bajo, ciertamente me sentía asqueado. Sentado en mi ventana me encuentro asimilando la estupidez que había hecho, estar cerca de aquella humana me había hecho perder el control, hasta el punto de besarla, pero no lo pude evitar, sentir el aroma de Kaoru impregnado en sus labios me molestó de gran manera, es más por la imprudencia que había cometido debí matarlo, pero las acciones de la humana me sorprendieron, estaba atacándome y todo por salvar la vida de Kaoru, sus palabras me desconcertaron y una gran rabia pude sentir en mí, rabia que era dirigida a Kaoru.

El recuerdo de mi padre llegó a mi mente, junto con las acciones que él había echo hace años, ¿acaso me estaba comportando igual que él? Ante tal pensamiento no pude hacer otra cosa que castigarme internamente, pensando una y otra vez en una negación. Aquel beso con la humana no había sido más que un estúpido error, un desliz imperdonable que había herido mi orgullo a más no poder, algo que no volvería suceder.

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El mismo escenario; el mismo jardín, las mismas flores, los mismos arboles, definitivamente este es el mismo lugar donde me encontré con mi madre, ansiosa miré a mi alrededor en busca de su presencia, logrando visualizarla bajo un árbol de cerezos viendo como su larga cabellera se movía sutilmente al compás de la brisa, misma que extrañamente yo no podía sentir, no le di importancia, y a paso lento me acerqué a Midoriko.

—Midoriko —su nombre salió de mi boca, realmente en un acto involuntario, a decir verdad mi cerebro aún no se acostumbraba a asociar su imagen con la palabra madre.

Veo como lentamente abre sus ojos, posando su profunda mirada en mí, curvando sus labios en una hermosa sonrisa.

—Kagome…

Mi nombre ha salido de sus labios en un susurro que perfectamente pude escuchar, haciendo que mi piel se erizara producto de la manera en que lo había pronunciado, lleno de ternura y suavidad.

—Kagome, temó decirte que esta será la última vez que nos veamos.

Ante tales palabras quede realmente sorprendida, no pude evitar sentir tristeza y que un gran vacío se apoderara de mí. La verdad aunque me encontraba asimilando la situación, tratando de poner las cosas en orden, anhelaba la presencia de mi madre e internamente deseaba que estuviese viva. Pero las cosas estaban claras, y por muy fuerte que sea la situación tendría que enfrentar la verdad, pero sobre todo aceptarla.

—¿Por qué? —le pregunté al instante que me sentaba a su lado, posando mi mirada sobre ella, teniendo mi completa atención.

—Todo tiene un límite Kagome, realmente vine simplemente a aclarar la situación pero sobre todo a advertirte de Kaito.

—¿Advertirme de él? ¿Por qué?

—Por que él ya sabe tu paradero, en unos días estará frente a ti y querrá matarte.

—¿Matarme?... —susurré atónita al escuchar sus palabras y levemente temblé.

—Si Kagome, su sed de venganza no saciará hasta que tu corazón deje de latir. No debes abandonar tus entrenamientos, debes estar preparada para cuando el llegué, debes dominar tus poderes.

Claramente me estaba ordenando, recalcando cada palabra con voz firme, sin titubear. Yo simplemente asentí a sus palabras.

—Kagome sé que esto que te voy a decir no te va gustar mucho, pero debes pedirle ayuda a Sesshomaru. La realidad es que no podrás tu sola.

Fruncí el ceño, ¿pedirle ayuda a Sesshomaru? Todo menos eso, aquello no debería ser ni siquiera una opción, además se supone que actuaria indiferente ante el youkai. Simplemente esa petición era mi perdición.

—Madre, lamento decirte que no podré cumplir eso que me pides. Sesshomaru es un youkai orgulloso y frívolo, jamás le pediría su ayuda, y a decir verdad para que el aceptara tendría que rogarle, y eso nunca pasará.

—Lo sé Kagome, pero aunque domines tus poderes no lograrás vencerlo, Kaito es un youkai muy poderoso, y créeme es más despiadado que Sesshomaru, capaz no solo de matarte a ti sino también a las personas que quieres.

Mis ojos demostraron sorpresa, y ante sus palabras el miedo no podía faltar, logrando que quedara pensativa, analizando sus palabras…

—Piénsalo Kagome.

Me habló, logrando sacarme de mis pensamientos, viendo como ella se ponía de pie, con su mirada clavada en un punto cualquiera, en la nada. Decidí imitarla, y cuando mis pies estuvieron firmes, me coloqué frente a ella.

—No lo sé, me es muy difícil aceptar esa petición, además…

—No quiero que vayas a donde yo estoy, te quiero allá en Sengoku, Kagome.

Sus palabras acompañado de tan hermosa acción, interrumpieron las mías. Me tomó unos segundos en reaccionar pero cuando ya tenía control sobre mí, correspondí su abrazo.

—No quiero que mueras, Kagome.

Un perturbador silencio invadió el lugar, divagando entre mis pensamientos me encontraba, intentando encontrar las exactas palabras que tuviesen acorde con la situación.

—No lo haré, lo prometo —mi voz sonó más decida que nunca, mis palabras eran verdaderas y en ellas no había cavidad para una falsa promesa.

—Mi tiempo se ha agotado, debo marcharme Kagome.

—Entiendo.

—No olvides que te quiero, así como tampoco olvides que estoy orgullosa de ti.

—Adiós, mamá

Los ojos de mi madre se cristalizaron, y sus labios se curvaron en la más hermosa sonrisa que poseía, me miró con ternura, y ahí fue cuando sentí miedo, miedo de perderla, miedo de no verla más.

Quise gritarle que se quedara, que la amaba, que agradecía todo lo que había echo por mí, pero ya era muy tarde, su imagen había desaparecido, dejando un gran vacío en aquel lugar...

Mis parpados se abrieron lentamente, y al recordar lo sucedido mis ojos se cristalizaron, las palabras que quise decirle se quedaron atoradas en mi garganta, sintiendo un gran nudo, realmente me arrepentía de no haberle expresado lo que realmente sentía.

Limpiando la lágrima que había escapado rodando por mi mejilla, me levante de la cama, estirando mi cuerpo, intentado incorporarme, una vez echo me dirigí al baño para asearme como todas las mañanas lo hacía y una vez culminada mi tarea, me coloqué un kimono muy sencillo color verde, una última mirada al espejo le dediqué, para luego dirigirme al comedor.

Algo nerviosa bajaba los escalones de aquella elegante escalera, por un momento quise devolverme y decir cualquier excusa para no ir a desayunar, en realidad para no ver a Sesshomaru, pero eso sería cobardía, y ciertamente no la demostraría.

Para ocupar mis pensamientos en otro ser que no sea Sesshomaru, recordé mi sueño provocando que algunas preguntas se colaran en mi mente, ¿qué haré?, ¿pedirle ayuda a Sesshomaru? Debía pensar con claridad antes de tomar una decisión, pero todas aquellas dudas las dejé a un lado cuando la última imagen de mi madre chocó en mi cabeza, verla sonriendo de tal manera causó que mis labios se curvaran en una sonrisa, su profunda y bella mirada había quedado plasmada en mi mente, Midoriko, mi madre, una hermosa persona.

Ciertamente una imagen que nunca olvidaría.

 

Holaaa! Bueno aquí la continuación, a mi parecer esta más o menos, pues estos días mi animo esta por los suelos :/ Pero intenté que quedará bien, pero la verdad no esta muy buena… Bueno espero que les guste, y perdonen que no haya quedado bien bien :c

Ya saben cualquier error, háganmelo saber :3

*** : Cambio de narrador.

Muchas gracias por el apoyo :*



Condenados/ (Sesshomaru&Kagome)

CAPITULO 24.



Con mi corazón latiendo a más no poder, y a un paso relativamente lento me dirijo al comedor. Sin desearlo mis ojos se posan sobre los de Sesshomaru, e instintivamente bajo la cara, y con la cabeza gacha me siento en mi respectivo lugar, mientras internamente me reprocho por tal acción. El comedor como todas las mañanas es invadido por los youkais que se encargan de la cocina, dejando frente a cada uno, un delicioso desayuno, que inmediatamente me puse a disfrutar, o eso intentaba.

Cada cierto rato sentía la fría mirada de Sesshomaru sobre mí, erizando en más de una ocasión mi piel, pero decidí ignorar todo aquello, recordando que debía ser indiferente ante todo esto.

Un perturbador silencio se planta en el comedor, pero el sonido de mi acelerado corazón retumba en mis oídos, los últimos bocados de tan deliciosa comida pasaron rápidamente por mi garganta, sin más que hacer me levante y sin mirar atrás, me dirigí al jardín.

***

En más de una ocasión mi mirada se posa sobre la humana, una acción inconsciente, maldiciéndome internamente, noté como comió con cierta rapidez y efectivamente así fue, pues fue la primera en terminar, abandonando el comedor. Y sin desearlo mi mirada se clava en ella, viendo como su cabello se movía de manera elegante, al compás de sus pasos, pero mis ojos dejaron de captar su presencia al ver como atravesaba la puerta que daba al jardín.

—Amo Sesshomaru, ¿qué tanto mira a la humana?

La pregunta de Jaken perturbo mi semblante sereno, y mi mirada se torno hacia él, molesta y fría pero sobre todo amenazadora.

—Perdone mi pregunta atrevida amo Sesshomaru, no volverá a suceder.

Jaken, con lagrimas en los ojos hacia de manera atorada innumerables reverencias, un bufido en señal de fastidio salió de mi boca, e ignorando los susurros que decía, me marché a mi habitación.

Sentado como de costumbre en el marco de mi ventana, la pregunta de Jaken chocó en mi cabeza, “Amo Sesshomaru, ¿qué tanto mira a la humana?”, y ciertamente era un pregunta con razón, ¿desde cuando miraba tanto a la humana? Mis acciones impulsabas se han vuelto una rutina, ¿desde cuando perdía el control así? Nunca, mi comportamiento es inaceptable, mi youkai interior me esta jugando la peor de las bromas o quizás…. Nunca he perdido el control.

Ante tal pensamiento fruncí el ceño, ahora no solo había perdido el control de mis acciones, sino también de mis pensamientos, realmente absurdo. Intentando despejar mi mente, en la que últimamente la humana no ha dejado de ocuparla, desvié mi mirada al jardín y la verdad no fue la mejor alternativa.

La humana se dirigía a Kaoru, quien la miraba de manera alegre, y mi mano se tornó en forma de puño, aquella humana había echo caso omiso a mis palabras de alejarse de Kaoru. ¿Acaso la humana pretendía burlarse de mi? Pagará por su osadía.

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—Hola Kaoru —de manera alegre lo saludé.

—Hola Kagome, ¿cómo estas?

—Bien… Kaoru tenemos que hablar —mi semblante se torno serio, y mi voz sonó firme.

—Lo sé, Kagome.

—Kaoru ayer, todo lo que paso, tú… me besaste —aquellas últimas palabras salieron de mi boca en un susurro, y en mis mejillas se poso un suave color rojo.

—Yo… Kagome, la verdad es que yo siento algo especial por ti.

Sus palabras firmes, decididas, y sin titubear salieron de su boca, pero le miré con cierta tristeza, ciertamente me temía esa respuesta, Kaoru es un youkai muy apuesto, con una personalidad muy agradable, es un caballero, amable y cariñoso, cualidades que toda mujer querría en un hombre, pero no, yo no estaba enamorada de Kaoru, lastimosamente.

—Kaoru yo no siento lo mismo por ti, o sea te quiero pero solo como un gran amigo —mi voz sonó con un deje de tristeza, decirle aquellas palabras a Kaoru me dolieron en el corazón, realmente no quería lastimarlo.

—Me lo temía Kagome, tú eres la mujer del amo, pero no pude evitarlo.

—Siento mucho no corresponderte.

—El que debería estar pidiendo disculpa soy yo, de seguro por todo lo que paso ayer te causé un gran problema con el amo.

Ante esas palabras no pude evitar recordar, mis mejillas se tornaron rojizas, y mis labios se quebraron en una sonrisa, no tenía control sobre mis emociones.

—No te preocupes por eso, él no me hizo nada malo —mis palabras fueron pronunciadas con inseguridad, hasta con cierto tartamudeo, oh Dios, Sesshomaru esta haciendo estragos en mi interior, quizás ya sea hora de que empiece a aceptarlo.

—Kagome, ¿seguirás entrenando conmigo?

—Claro, eso ni lo dudes —olvidando el tema de Sesshomaru por momento, le contesté con una sonrisa en mis labios, sintiendo como el leve rubor desaparecía de mis mejillas.

—Eso me alegra, no quiero perder tu amistad.

—Nunca la perderás —en total afirmación y decisión, le contesté. —Pero me urge entrenar, y tiene que ser un fuerte entrenamiento, debo dominar mis poderes cuanto antes.

—¿A qué se debe esa urgencia?

—Hace tiempo, mis padres murieron manos de un youkai, llamado Kaito y ese youkai viene hacia mí.

—¿Cómo lo sabes? —me preguntó sorprendido ante mis palabras, decidí no hablarle mucho acerca del tema y resumí todo lo que había ocurrido en una sola palabra.

—Venganza.

—¿Estas diciendo que un youkai, llamado Kaito viene por ti, en busca de venganza? ¡Hay que hacer algo!

Kaoru, algo exaltado y preocupado me habló, realmente se podía notar su preocupación, esta estaba plasmada en un rostro.

—Sí, por eso me urge entrenar, ¿podemos empezar?

—Claro, buscaré tus cosas.

Kaoru buscó mi arco y flechas, que extrañamente ya les empezaba a tener aprecio, si, algo raro. Bueno una vez que los tenía en mi poder, tomé la posición y más decidida que nunca entrené, la confianza me inundaba, y la suerte parecía estar de mi lado.

El tiempo paso relativamente rápido, había dominado mis poderes con el arco, y mi puntería era muy buena, Kaoru me decía que era excepcional, pero él siempre exagera. Ah decir verdad algo incomoda me sentí al tenerlo tan cerca de mí, pero las cosas estaban claras. Mis reflejos, eran buenos, pero solo eso, me faltaba mejorar, y aun no lograba emanar poder con mis manos, este solo se hacia presente a través de las flechas e internamente me sentía frustrada, pero Kaoru me decía que no me apresurara, que poco a poco lo lograría, el problema era que yo no sé cuanto tiempo tengo.

—Kagome, a descansar, es suficiente por hoy.

—¡No! Debo fortalecerme Kaoru —le dije sin aliento, para posteriormente suspirar intentando recuperarme, el cansancio era notable.

—Vete Kagome, estas muy cansada, he dicho, por hoy es suficiente —de manera decidida y con determinación en su voz, me habló.

Solté un bufido de molestia ante esas palabras, pero él tenía razón, apenas podía respirar de manera normal. Resignada di media vuelta y me encamine a mi habitación, necesitaba un baño relajante. Pero no, la suerte no estaba de mi lado como anteriormente pensé, mi mala suerte poseía hermosos ojos dorados. Intenté rodear a Sesshomaru, pasarle por un lado y sin cruzar palabra meterme a mi habitación, pero no, la mala suerte me había invadido.

Cuando intente rodearlo, sentí como su mano se apoderó de mi brazo, y mi corazón dio un vuelco, levemente temblé, pero solo me tomó una fracción de segundo reponerme.

—Vamos a mi habitación, tenemos que hablar.

Mis ojos se abrieron a más no poder, volví a temblar, y mis piernas flaquearon. ¿Acaso quería hablar sobre el beso? Mis mejillas se coloraron e instintivamente baje la cabeza por un momento, no quería que me viera así.

—¿Pará qué? —intenté de gran manera que mi voz sonará firme pero sobre todo sin interés.

En respuesta, Sesshomaru jaló de mi brazo llevando a su habitación, ¿qué le pasa? Prácticamente me estaba llevando a la fuerza.

—¡Espera! ¿Qué te pasa? —todo aquel nerviosismo desaparición ante su acción, y en mi voz sonó la molestia que ahora poseía.

Y para que mi rabia creciera, Sesshomaru no respondió. Intenté a más no poder zafarme de su agarre, pero eran esfuerzos en vano, me maldecía internamente al no poseer una fuerza igual o mayor a la de un youkai.

—¡Sesshomaru, suéltame! —a gritos le exclamé, pero él ignoraba mis palabras, y en un jalón quedé dentro de su habitación, soltando mi brazo de manera brusca, cerrando la puerta de un golpe.

—Bien, se puede saber ¡¿qué te pasa?! —ya con la paciencia agotada le pregunté.

—¡Te dije que no te quería cerca de Kaoru!

Me exalté levemente, pocas eran las veces que Sesshomaru gritaba, pero cuando eso pasaba es que el youkai estaba realmente molestó, pero no me iba a dejar intimidar.

—¡Te dije que no soy objeto Sesshomaru, haré lo que quiera!

—Lo mataré.

No, ciertamente no sonó como amenaza, su voz sonó decidida, era una decisión que había tomado y no lo iba a permitir.

—Ni se te ocurra, el solo me ayuda a entrenar, ¿cuál es tu problema?

En silencio quedó la habitación cuando pronuncié aquella pregunta, y le miré con mucha curiosidad al no tener respuesta de él, y bien, ahora que lo pensaba, las acciones de Sesshomaru son por… ¿celos?

—¿Estas celoso? —una sonrisa burlona se formó en mi rostro, y esta se agrando al ver la mirada que Sesshomaru me dirigió.

—Estupideces, simplemente no lo quiere cerca de ti.

Me contestó, para posteriormente colocarse frente a mí, quedando a unos escasos centímetros de mi rostro. Mi corazón empezó a latir desenfrenadamente, y mis mejillas levemente se tiñeron de rojo, el enojo que hace segundos poseía se esfumó, tenía que admitirlo, ante esos ojos dorados perdía la noción de tiempo y el control de mi ser.

—¿Por qué? —susurré, mientras veía como su rostro se acercaba a mi, y realmente yo no quería retroceder.

—Eres mía —me respondió, y en mis mejillas ahora había un rojo intenso, y ya a escasos centímetros de posar sus labios sobre los míos, se detuvo, separándose de mí de manera abrupta.

Su mirada se clavó en la ventana, o mejor dicho en el bosque que desde su ventana se veía.

—¿Qué ocurre? —le pregunté una vez que me repuse por lo anterior, mi corazón estaba volviendo a un ritmo normal.

—Un youkai ha pisado mi territorio, lo ha invadido.

Le miré un tanto sorprendida, viendo como a paso lento se colocó en su ventana, viendo el bosque con frialdad y hasta cierto enojo. Analicé sus palabras, ¿un youkai?, ¿quién en sus cinco sentidos intentaría invadir el territorio de Sesshomaru?, solo me tomó unos segundos en recordar y saber quien podía ser.

—Kaito…—susurré.

 

Hola! He vuelto con la continuación, ya me encuentro muy bien de animo y mi inspiración ha vuelto \o/ Espero que les guste. Muchas gracias por su apoyo, mil gracias de verdad *-*
Ya saben cualquier error, diganmelo :3



Condenados/ (Sesshomaru&Kagome)

CAPITULO 25.


La habitación quedó sumida en silencio, pero no, no era un silencio placentero, todo lo contrario era un silencio que hacía estremecer a cualquiera, pero ciertamente lo que realmente podía llegar a estremecer era la fría mirada de Sesshomaru sobre mí. Su mirada interrogante y en cierto modo acusadora no parecía querer despegarse de mis ojos, le miré con determinación, intentando no perderme en esos hermosos dorados que me cautivaron, y concentrándome pude darme cuenta de que Sesshomaru estaba molesto.

—¿Hmp?

Fue lo que salió sus labios, y realmente quedé confundida ante ese monosílabo, si así podría decírsele. Pero la verdad yo sabía que significaba aquello, para mi desgracia Sesshomaru había captado mi susurro.

—¿Qué? —le pregunté, intentando hacerme la desentendida.

—¿Quién es Kaito? —una pregunta acusadora salió de su boca, cargada con un tono acusador y frío.

Me quedé muda, realmente no sabía que contestarle, a decir verdad no estaba en mi planes decirle la verdad, y me reproché por haber susurrado el nombre de Kaito. ¿Ahora que le iba a decir a Sesshomaru? Mentirle era casi imposible, pues Sesshomaru no es un youkai nada fácil de engañar, hasta creo que es imposible…

—Responde…—me habló de manera serena, mientras agudizaba sus ojos intentado encontrar en los míos, la respuesta a su interrogante.

—Yo… ¡No lo sé! —una barata mentira hizo eco en la habitación, realmente le grité intentado sonar segura, pero no tuvo resultado, mi voz sonó desesperante.

—Estas mintiendo —la serenidad y tranquilidad con la que hablaba me exasperaba, pues con esa actitud todo parecía indicar que Sesshomaru tenía el control de la situación.

Realmente quise correr para así abandonar la habitación, pero sería una acción cobarde de parte mía, y ciertamente la cobardía no era algo que le iba a demostrar a Sesshomaru. Pero me sentía entre la espada y la pared, ¿qué hago? Pensé un tanto desesperada, un suspiró de fastidio salió de mi boca, y simplemente caí derrotada ante sus palabras, no tenia otra opción que decirle la verdad.

—Así como hace días me lo habías dicho, quienes yo pensaba que eran mis padres no lo eran, mis padres biológicos murieron a manos de un youkai hace años, ese youkai se llama Kaito, y viene por mí en busca de venganza… Quiere matarme.

Solo fueron unos segundos en los que pude captar sorpresa en los ojos de Sesshomaru, pero su semblante volvió ser frío, como de costumbre. Le miré un tanto ansiosa esperando una respuesta a lo que le había confesado, pero él se mantuvo callado y hasta en cierto modo parecía perdido en sus pensamientos, pues su mirada estaba clavada en un punto incierto de la habitación.

—¿No dirás nada? —al pronunciar esa pregunta su mirada se posa sobre la mía, dándome cuenta de que había captado su atención.

—No tengo nada que decir.

Sentí la sangre bullir dentro de mi de manera descontrolada ante la respuesta de Sesshomaru; seca, fría e indiferente ante mi pregunta. Pero recordé con exactitud como es la personalidad de Sesshomaru, no debería sorprenderme o tan siquiera molestarme ante las respuestas que el daba, pues raro era si de su boca salían otras palabras.

—Bien, entonces me marcharé a mi habitación, quiero descansar —le hablé con tranquilidad, recobrando mi postura, y al no recibir respuesta por parte de él, me marché de su habitación, dejando a mi paso el sonido de suspiro lleno de fastidio que de mi boca salió.

Al tiempo en que caminaba por el pasillo, visualicé la figura de Akira en el umbral de mi puerta, parecía estar esperándome y en efecto así era.

—Akira, pensé que ya estarías durmiendo —le dije mientras entraba a mi habitación, seguida por ella, cerrando la puerta una vez que estuvo adentro.

—Ah si, ya me iba a dormir, pero hace varios días que no me dices nada.

—¿De qué hablas?

—¿Qué ha pasado con lo de tus padres? ¿El amo tenía razón?

—Si Akira, Sesshomaru esta en lo cierto, el no mató a mis verdaderos padres, a mis padres los mató un youkai, hace muchos años, llamado Kaito —le informé, y mis palabras salieron con un deje de tristeza, y no pude evitar recordar las palabras de mi madre, su historia…

—Vaya, ¿Cómo supiste todo eso? —me preguntó Akira, un tanto sorprendida por lo que le había dicho.

—Soñé con mi verdadera madre, y ella me explicó todo, su nombre es Midoriko —una sonrisa se formó en mis labios al pronunciar su nombre, ciertamente la extrañaba.

—Vaya… Algo sorprendente, lo bueno es que sabes lo que ocurrió, sabes la verdad.

—Si… —le susurré, para luego adentrarme en mis pensamientos al recordar lo ocurrido en la habitación de Sesshomaru, ¿acaso será Kaito el youkai que invadió las tierras de Sesshomaru? Si, ¿quién más seria? Además todo concordaba con lo que mi madre me había dicho, Kaito ha llegado.

—Akira, ¿tu puedes sentir la presencia de algún youkai en las tierras de Sesshomaru? —le pregunté, intentando confirmar lo que mi mente había deducido.

—Mm, en este momento no, quizás si me concentro podría sentirlo.

—¿Podrías concentrarte y decirme si sientes alguna presencia? —pronuncié mi petición, y ella movió la cabeza en afirmación. Se poso en mi ventana, y miró el bosque con determinación, concentrada…

—Si Kagome, hay una youkai en el territorio del amo, pero esta algo lejos, podrá llegar al amanecer al castillo.

Me estremecí un poco al escuchar sus palabras, ciertamente ese youkai tendría que ser Kaito…

—Vaya, tiene un gran poder, pero ¿cómo sabes que había un youkai aquí?

—Yo estaba en la habitación de Sesshomaru —al decir esas palabras Akira me miró con una sonrisa algo traviesa y picará. —Hablando —le aclaré, para que no pensará lo que no era. —Y dijo de repente que había sentido la presencia de un youkai en sus tierras.

—¿Y tu sabes quien es ese youkai? —me preguntó algo confundida por mi actitud y mis palabras.

—Estoy segura de que es Kaito, Akira el viene por mi en busca de venganza, me quiere matar.

—¡¿Venganza de que?! —me preguntó algo altera por lo que le había dicho.

—Mi madre mató a los youkais que conformaban su grupo, Kaito era el líder, y al saber que mi madre los mató, el cobró venganza, pero mi madre solo estaba cumpliendo con su deber de sacerdotisa, que es proteger a las aldeas.

Akira quedó perpleja al escuchar mis palabras, mirándome con preocupación, pero no me decía nada, y asumí que esta divagando en su mente.

—¿El amo Sesshomaru sabe?

—Sí, pero no me dijo nada —con cierta molestia le contesté su pregunta, recordando la actitud de Sesshomaru, tan indiferente, pero ciertamente no era algo para sorprenderme, típico de Sesshomaru.

—El hará algo, no dejará que nada malo te pase.

Rodé los ojos y suspiré fastidiada, ah decir verdad no creo que necesite la ayuda de Sesshomaru.

—Akira, voy a dormir, siento que mañana va a hacer un día largo y duro.

—Si, así parece. Buenas noches Kagome.

Me despedí de ella para posteriormente recostarme en mi cama. Ciertamente estaba algo asustada, y nerviosa, ¿qué pasará? ¿Será Kaito? Si era él, lo enfrentaría, no dejaré que me haga daño, se lo prometí a mi madre. Mis parpados lentamente se cerraron, y perdiendo la noción del tiempo, caí en el mundo de los sueños.

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“Ese youkai se llama Kaito, y viene por mí en busca de venganza… Quiere matarme”, recordaba una y otra vez las palabras de la humana, sintiendo molestia en mi interior pues realmente yo no sabía nada de lo que esta ocurriendo. Al sentir su presencia en lo profundo del bosque, tenté con ir a buscarlo y acabar con el por la osadía de invadir mi territorio, pero podía percibir un gran poder proveniente de el youkai, hace años que no me enfrento con una oponente digno de mi fuerza, quizás este tal Kaito sea lo que he estado esperando, esperaré a que llegue, al paso en que viene llegará al amanecer, más tarde al medio día. Y realmente veré si es el youkai que la humana dice.

Pero de algo estaba seguro, Kagome no saldrá herida, lo mataré.

Un gruñido se desprendió de mis labios al darme cuenta de que había pronunciado en mi mente el nombre de la humana, realmente indignante, nuevamente su nombre se coló en mi mente en una acción impropia de mi. Pero la verdad es que sentí ¿Satisfacción? ¿Alegría? ¿Celos? Al pensar en su nombre.

—Estupideces —susurré con el ceño fruncido, mis pensamientos no estaban acorde conmigo y la razón.

“Quizás todo sea por orgullo…” Un nuevo pensamiento invadió mi cabeza, y no sabía si era igual o peor al anterior, realmente ridículo. Me dispuse a descansar, era lo mejor, quizás era lo que necesitaba para que la humana desaparezca de mi mente…

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​

Un suspiro lleno de fastidio escapa de mis labios, mientras le hecho un vistazo al cielo estrellado. Realmente estaba hastiado de tanto caminar y todo por encontrar a la hija de Midoriko. Pero mi espera había acabado, estaba a unas horas del castillo donde ella residía. Debo admitir que me sorprendió de gran manera al ubicar su paradero en ese lugar, sabía que el youkai dueño de estas tierras, llevaba por nombre Sesshomaru, un daiyoukai realmente fuerte, frío y cruel, indiferente ante el mundo, pero estas palabras no eran objeto para que yo me pudiese intimidar ante él. Si la hija de Midoriko resultaba ser su mujer, significa que tengo que enfrentarlo, y así lo haría.

Realmente estaba ansioso por llegar al dichoso castillo, hace años que no me enfrentaba en una pelea digna, y quizás ese tal Sesshomaru sea el oponente que buscaba, me puede servir como un entrenamiento o calentamiento antes de acabar con la hija de Midoriko, ¿cómo es que era su nombre?

—Kag… —no recordaba con exactitud su nombre, hace años que deje de pensarlo y empecé a recordarla como la hija de Midoriko. Murmuré un par de veces ciertas incoherencias, hasta que por fin, su nombre salió de mis labios. —Kagome —pronuncié seguro, con una sonrisa en mis labios.

Mientras caminaba directo al castillo, en mis pensamiento me encontraba, ya llevaba varios horas caminando, el amanecer no tardaría, solo era cuestión de minutos. A mi mente llegó la pregunta de ¿Cómo seria mi enfrentamiento con Sesshomaru o Kagome? Quizás sea interesante. Pero no perdería mucho tiempo, a la primera oportunidad que tenga mataré a la hija de Midoriko, no me importa si no veo al dueño de estas tierras.

El sol empezaba a alumbrar el bosque y gracias a este pude visualizar un castillo a lo lejos, ciertamente era elegante, con una sonrisa victoriosa en mis labios apresuré mi paso hacia él, a mi velocidad de youkai me tomaría dos horas en llegar, o menos.

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Bajo la sombra de un árbol me encontraba, viendo el hermoso amanecer, había madrugado como pocas veces lo hacía, quizás por que la presencia de ese youkai en las tierras de Sesshomaru me tiene algo inquieta. No había nadie en el jardín, ni siquiera Kaoru, ciertamente era muy temprano aun.

La imagen de Sesshomaru llegó a mi mente, sintiendo muchas emociones que solo él provocaba, pero ¿Qué haré?, ¿qué haré con este amor?, ¿expresarlo?, ¿confesarlo? No, eso no era posible, Sesshomaru jamás admitirá que siente algo por mí también, por que así es, ayer intentó besarme nuevamente y yo como tonta me iba a dejar, pero no puedo negarme ante lo que siento, me he enamorado de él…

Al ver el sol posado en lo más alto del cielo, la idea de practicar con el arco cruza por mi cabeza, y así lo decido. Me levanto para ir a buscar mi arco con sus respectivas flechas pero una voz a mi espalda detiene mi paso…

—¿Vas a huir de mi, Kagome? —fría, serena y amenazadora son las descripciones que a mi mente llegó al escuchar tan irreconocible voz.

Rápidamente volteo mi cuerpo, y mis ojos demuestran sorpresa al ver frente a mí a un youkai de alta estatura, piel blanca pálida, ojos rojos, cabello azul oscuro que le llegaba más abajo de la cintura, y dos franjas color azul oscuro en cada mejilla. Realmente sus ojos parecían un mar de sangre, llenos de maldad y hasta odio, se podía sentir un aura maligna alrededor de él, acaso…

—¿Quién eres? —le pregunté mirándolo con desconfianza, pero obvio estaba que no me iba dejar intimidar.

—Mmm, bueno que sepas mi nombre no afectará en nada, así que te lo diré. Mi nombre es Kaito.

Mis ojos demostraron sorpresa, pero rápidamente mi semblante cambio poniéndome a la defensiva, le miré molesta, con frialdad y pude sentir en mi interior cierto odio hacia su persona.

—Así que tu eres Kaito, se todo sobre ti y también se porque estas aquí.

—Oh, eso me facilita las cosas, no tendré que dar explicación. ¿Sabes? Cuando venia camino para acá, quise tener un buen enfrentamiento contigo o con Sesshomaru, dueño de estas tierras, pero un fuerte dolor de cabeza me ha invadido, así que terminaré esto rápido.

—¿Y piensas que será así de fácil? No me dejaré —con mi voz retadora solté esas palabras, pero necesitaba urgentemente mi arco y flechas. Rápidamente me voltee y miré la habitación en donde estaban las armas. No debía perder más tiempo, corrí hacia ella, con la esperanza de llegar. Pero mi camino fue abruptamente detenido por Kaito, que se posó frente a mí con el ceño fruncido.

—No pensé que fueras cobarde, por mi mente cruzó el pensamiento de que habías poseído la valentía de tu madre, aunque no le sirvió de nada.

Una fugaz mirada llena de odio le dirigí a Kaito, pero tenía que pensar en algo, ¡¿qué hago?! Nadie estaba en el jardín, la habitación donde las armas residían estaba muy lejos y el youkai no me dejará ir hacia allá. La mala suerte había hecho acto de presencia.

—Mm, me parece raro que nadie este por aquí pero mejor para mí, terminaré esto rápido.

Retrocedí ante su mirada amenazadora, ¿realmente estaba derrotada? No, eso no era posible. Algo tengo que hacer, no podía morir se lo había prometido a mi madre y también tendría que hacerlo por mi y…

—Lastima que una belleza como tu, deba morir. La culpa es de tu madre.

Mis pensamientos fueron interrumpidos por sus palabras, haciendo que me molestará más, ¿Cómo se atrevía a decir que la culpa era mi madre? ¡Maldito youkai!

—¿La culpa es de mi madre? Tus youkais estaban destruyendo una aldea humana, mi madre solo estaba protegiendo a los suyos.

—No me interesa, ¡vengaré la muerte de los míos! —exclamó molesto mientras sujetó mi cuello con fuerza, sus finas garras rosaban mi piel amenazando con atravesar mi cuello, en un intento de separarme de él, posé mis manos en su brazo y forcejee pero eran esfuerzos en vano ¿De verdad moriría así? Si tan solo supiera dominar mi poder espiritual.

—Últimas palabras, Kagome —me dijo fríamente, y vi como se formó una sonrisa maliciosa en su rostro. ¿Así acabaría todo? ¿El ganaría? ¡No eso no era posible! Dejé mi orgullo aun lado, y desee que Sesshomaru estuviese aquí, ¡¿Dónde estaba?! ¡¿Acaso no ha sentido la presencia de Kaito?!

—Sesshomaru —susurré.

—Mm, curioso.

Vi en sus ojos la determinación de desgarrar mi cuello con sus afiladas garras, cerré los ojos en espera del dolor, en espera de lo que seria mi muerte. Madre, te fallé, lo siento pero el youkai es astuto y no poseo ni mi arco ni mis flechas. Sabia que el llegaría fue un gran error no poseer mi arma y…

Detuve mis pensamientos, habían pasado unos segundos y aun no sentía dolor, pero lo raro es que Kaito seguía sujetando mi cuello, aunque su agarre empezaba a debilitarse. Abrí rápidamente mis ojos logrando ver el rostro de Kaito contraído, con una mueca de dolor, ¿qué había pasado? Me soltó abruptamente al instante que un gruñido salía de su boca.

—¿Qué? —murmuré mientras sobaba mi cuello, para luego ponerme de pie. Y ahí fue cuando caí en lo que había ocurrido.

Miré algo sorprendida y molesta al portador de aquel látigo que había dado contra la espalda de Kaito, muy molesta pasé por el lado de Kaito posándome al frente del youkai, mirando con molestia su presencia.

—¡¿Se puede saber donde estabas?! —grité, sintiendo la necesidad de golpearlo y abrazarlo a la vez.

—Hmp, quédate atrás —ignorando mi pregunta me ordenó, y le miré más molesta que nunca. ¿Quién se creía?

—Así que tú eres el gran youkai lord de estas tierras, realmente esperaba tu presencia, pero mi problema es con ella no contigo.

Sesshomaru no le dijo nada, y nuevamente sacó su látigo dispuesto a atacar a Kaito, que esta vez fácilmente lo esquivó. El por su parte se abalanzó sobre Sesshomaru con sus garras en alto, ataque que Sesshomaru esquivó con facilidad también.

Atónita veía la pelea que entre ambos youkais se desataba, realmente era una pelea de garras, muy pareja a mi parecer, ninguno de los dos youkais estaba herido y ambos esquivaban los ataques contrarios con mucha facilidad. Pero yo no podía quedarme de brazos cruzados, aproveché esta oportunidad para buscar mi arco; corriendo me dirigía a la habitación pero en el camino me crucé con Kaoru.

—Oh Kagome he sentido la presencia de una youkai, ¿estas bien? —me dijo muy preocupado mientras me examinaba con la mirada.

—Si estoy bien. Ese youkai es Kaito y esta luchando con Sesshomaru, Kaoru acompáñame a buscar mi arco y flechas.

—Si claro.

Una vez dentro de la habitación, sin perder tiempo agarre mi arco, mientras Kaoru me entregaba las flechas, al instante que abandonaba dicha habitación para dirigirme al lugar de la batalla. Una vez que hago acto de presencia, mis ojos captan como Kaito es lanzado con mucha fuerza al piso, gracias a un puñetazo que Sesshomaru le brindó. Lo después ocurrido paso muy rápido, apenas pude captarlo con mis ojos, Kaito con suma molestia desenvainó la espada que en su obi descansaba, mostrando que alrededor de la misma una aura color negra la rodeaba, llena de maldad, ah decir verdad. Con un ágil y rápido movimiento lanzó un ataque a Sesshomaru, quien sorprendentemente no pudo esquivarlo, y por la fuerza del mismo, en el bosque se adentró.

—¡Sesshomaru! —grité horrorizada.

Ese youkai le había propinado un buen golpe a Sesshomaru, y temí que estuviese gravemente herido, aquella espada realmente se veía poderosa. Posé mi mirada en Kaito quien miraba el bosque con una mirada victoriosa en sus labios. Mi preocupación creció al ver que Sesshomaru no llegaba, ¿acaso Kaito lo había vencido? Imposible. Sesshomaru no puede estar derrotado, eso nunca.

—Mmm, pensé que era un oponente mucho más fuerte, veo que me he equivocado. Lástima.

Llena de molestia tomé la posición para dispararle una de mis flechas, una vez que tenía el objetivo en la mira, le disparé con precisión, pero Kaito la esquivo con cierta facilidad, sin hacerle ningún daño, pero no me podía dar por vencida, con otra flecha le apunté, flecha que nuevamente esquivo fácilmente.

—Kagome, lanzarle flechas de ese modo no ayudará en nada —me habló Kaoru, deteniendo la flecha que nuevamente estaba por dispararle.

—Pero, ¿qué hago? —desesperante sonó mi voz, aturdida estaba ante la situación.

—¡Estúpida! Una simple miko no podrá vencerme —las palabras de Kaito hicieron que captaron mi atención y temblé. Llena de horror me encontraba al ver como una ola de energía demoniaca que de su espada se había desprendido se dirigía hacia mí, me era posible esquivarlo, mi rapidez que como una humana poseía, no era suficiente.

Por impulso cerré los ojos, preparándome para lo que sería un potente ataque, quizás lo último que pueda percibir antes de partir al más allá, porque claro estaba que no podría sobrevivir a la magnitud del ataque. Pasaron unos segundos y nada se escuchaba, se podía sentir un perturbador silencio en el lugar, ¿acaso había muerto? Pero no había sentido dolor.

Abrí los ojos abruptamente mirando a mi alrededor algo desorientada, encontrándome con la mirada de Kaito quien se veía algo sorprendido y desconcertado, seguí su mirada y mi respiración volvió agitada al visualizar frente a mi un cuerpo tendido en el duro piso, y mi corazón latió desenfrenadamente al ver mucha sangre alrededor.

Atónita ante lo que mis ojos veían solté el arco, y a paso lento me acerque al cuerpo que a unos cuantos pasos de mi se encontraba, me arrodille y mis ojos se cristalizaron, temí lo peor.

—Kaoru… —susurré una vez que puse su cabeza en mis piernas, el nombrado abrió lentamente los ojos, y a través de estos pude percibir lo débil que estaba.

—Kagome... —me nombró en un susurro débil, apenas pude escucharlo.

—No hables Kaoru, te pondrás bien, te curaré —le dije mientras varias lagrimas rodaban por mi mejilla, cayendo lentamente sobre el rostro de Kaoru. Me maldije internamente al no saber utilizar mis poderes espirituales para curarlo.

—No Kagome, a pesar de que soy un youkai, no resistiré, fue un golpe mortal —me hablaba en susurros y su voz cada vez se hacía más débil, yo estaba desesperada por sus palabras, ¿qué podría hacer?

—No hables más Kaoru, no gastes energía. Buscaré la manera de curarte, nunca debiste interponerte entre el ataque y yo —culpable me sentía, mientras intentaba desesperadamente quitar la sangre de su rostro.

—¿Y permitir que mueras? Eso nunca, jamás me perdonaría si algo malo te ocurriera… Kagome, sé que sientes algo especial por Sesshomaru, te has enamorado de él, eso pude notarlo, como también pude darme cuenta de que el amo siente algo especial por ti —se detuvo para agarrar aire y recobrar la poca fuerza que le quedaba, estuve a punto de decirle que se detuviera que no hablara más pero su voz me detuvo —Me iré tranquilo porque sé que el amo te protegerá. Kagome nunca olvides que te amo.

Mi llanto se hizo más fuerte al escuchar sus palabras, eran muchas emociones, primera vez que me decían “te amo” y me sentí muy mal al no corresponder su amor, por un impulso pose mis labios sobre los suyos, formando un suave beso que Kaoru débilmente correspondió... Me separé de él con lagrimas en los ojos y mi desesperación se volvió mayor al ver como Kaoru cerraba sus ojos lentamente con una sonrisa en sus labios.

—¡No, Kaoru, no! ¡Abre los ojos por favor! —desesperada le gritaba, mientas abrazaba su cuerpo que empezaba a tornarse frío. —¡No te mueras Kaoru! —Posé mi cabeza en su pecho con la esperanza de escuchar su corazón latir, con sentir su leve respiración, pero no, la verdad era otra. Su cuerpo frío, su nula respiración y su detenido corazón, confirmaron mi mayor temor.

Kaito había matado a Kaoru.

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No me regañen por lo ocurrido :'( Pero ya tenía toda la historia en mente :$ Lamento mucho si la continuación esta falta de emoción pero la verdad no soy buena escribiendo peleas y eso, mil disculpas. Igual espero que les haya gustado.

¿Saben? La historia esta en sus capítulos finales, ups :$

Gracias a todos :3