Long-fic de Inuyasha - Condenados [Sessho&Kago]

Condenados/ (Sesshomaru&Kagome)

CAPITULO 21.



Narra Kagome:

Mi mirada se encontraba clavada en el inmenso jardín, pero mi mente estaba divagando en aquel sueño que tuve, no saber que significaba, no entender nada de lo que estaba ocurriendo, era frustrante. Suspiré derrotada, y sin previo aviso la imagen de Sesshomaru cruzo por mi mente, fruncí el ceño levemente, la verdad asociaba todo lo malo que me ha pasado con la imagen del youkai, desde que he estado con el, solo desgracias me han invadido…

—Kagome, Kaoru te esta esperando para entrenar.

Miro a Akira con algo de sorpresa, pues no me había percatado de su presencia hasta que su voz resonó en mis oídos.

—Gracias por avisarme, bajare ahora mismo.

Me dirijo al jardín, donde todas las tardes entreno, una vez llego con Kaoru le regalo una sonrisa…

Narra Kaoru:

Siento como Kagome se acerca hacia donde estoy, una vez frente a mi, sus labios se cuerva en una hermosa sonrisa, quiero responderle esa sonrisa, pero mi cara muestra una mueca de confusión al sentir una extraña energía dentro de ella.

—Kagome, ¿estas bien? —le pregunto, y en mi voz se nota la confusión que poseo.

—Si, ¿por qué?

—Siento una extraña energía dentro de ti.

—Deben ser mis poderes espirituales.

Si, eso era, la extraña energía que emanaba del cuerpo de Kagome, eran poderes espirituales propios de sacerdotisas, ante tal descubrimiento, la confusión, la sorpresa inundaron mi ser…

—¿Cómo así Kagome? Yo nunca sentí poderes dentro de ti —perplejo le pregunte, no lograba entender lo que estaba ocurriendo.

—Ayer salí a caminar por el bosque, en el camino un youkai me atacó, yo simplemente le dispare una flecha y esta rápidamente estuvo rodeada por energía morada, que pulverizo al youkai.

—Pero… sigo sin entender, ¿por qué nunca pude sentir tus poderes?

—Sesshomaru me dijo que cuando me escogió sintió los poderes dentro de mi, estos estaban sellados, pero ahora todo parece que aquel sello se ha roto.

Tu explicación no aclara mis dudas, simplemente me llenan de más.

—¿Cómo?

—No lo se Kaoru, estoy igual de confundida que tu.

Narra Kagome:

Una risita escapa de mi boca al ver tu cara de confusión, pero rápidamente desaparece al ver en la espalda de Kaoru una herida profunda, realmente muy grave.

—Kaoru, ¿qué te paso en la espalda? —te pregunto con un deje de preocupación en mi voz.

—Emm, nada importante Kagome —me dedicas una sonrisa nerviosa, significando que me estas ocultando la verdad.

—¿Nada importante? Esa herida es muy profundo, ¿qué paso?

—Simplemente salí a hacer un encargo que el amo Sesshomaru me mando, estaba distraído y un youkai me ataco, pero no te preocupes, estoy bien, sanara en unos días —me dices rápidamente, mientras me regalas una sonrisa, la verdad dudo de tus palabras siento que me ocultas la verdad, pero decido no preguntarte más.

—Bueno Kaoru, ya que tengo estos poderes quiero aprender a manejarlos, ¿me podrías enseñar?

—Eso ni se pregunta Kagome, yo con gusto te enseño —nuevamente ante tu sonrisa, me sonrojo levemente, pero me repongo rápidamente, debo estar concentrada si quiero poder manejar mis poderes.

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Narra Sesshomaru:

Maldición, he caído muy bajo por culpa de la humana, me siento patético al estar sentado en mi ventana, vigilando los movimientos de Kaoru, esto simplemente es absurdo, empuño mi mano al ver como la humana se sonroja, ¿a que se debe su sonrojo? Últimamente ella parece estar a gusto con su presencia, ¿acaso ella se siente atraída por Kaoru? Hmp, espero que no sea así, pues para desgracia de la humana, ella me pertenece, ella es mía.

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Narra Kagome:

—Bueno Kagome, dices que tu poder se manifestó cuando lazaste la flecha ¿no?

—Así es Kaoru, apenas la lance, esta fue rodeada por una energía morada.

—Bien, toma al arco y una flecha, y dispara a la marca.

Tome la posición enseñada, concentre mi mente en el objetivo y dispare con precisión, y como ocurrió en el bosque la flecha fue envuelta en una energía morada, dando en el blanco, extrañamente sonreí satisfecha, y con cara de felicidad mire a Kaoru, que también tenia sus labios curvados en una hermosa sonrisa.

—Muy bien Kagome, tus poderes se están manifestando.

—¡Así parece!

Le exclame contenta, tome otra flecha y repetí el procedimiento, obteniendo el mismo resultado y pensé que, quizás esto de tener poderes no era tan malo.

El entrenamiento con Kaoru paso como de costumbre, decidí entrenar ignorando un poco mis poderes, simplemente me concentre en mejorar la puntería, eso era lo esencial, pero no podía ignorar el echo que, cada flecha que lanzaba era rodeada por aquella energía morada, inspirándome curiosidad, deseando saber que estaba ocurriendo…

Un suspiro escapo de mi boca, realmente me encontraba más cansada de lo normal, y una extraña pesadez invadió mi cuerpo.

—Kaoru, me siento muy cansada —mi voz sonó un poco débil y mis piernas temblaron ligeramente.

—Eso es normal Kagome, prácticamente es la primera vez que utilizas tus poderes, será mejor que descanses, repongas tus energías y mañana continuamos.

—De acuerdo.

Sin más que decirle me marche a mi habitación a paso lento, la verdad es que necesitaba urgentemente un baño que pudiese relajar mi cuerpo. Una vez dentro de mi habitación me quite las prendas que en mi cuerpo se encontraban, adentrándome en el baño, sumergiéndome en el agua tibia pero a la vez refrescante…

Mientras salía del baño y secaba mi cuerpo, la mujer de mi sueño cruzo en mi mente, preguntándome si volvería a soñar con ella, deseaba que si, pues sentía que ella tenia la respuesta a las tantas preguntas que rondaban en mi cabeza. Una vez que me vestí, me recosté en mi cama, mi cuerpo pesado se estremeció levemente ante la suavidad de la cama, decidí esperar en ella el llamado de Akira para ir a cenar, pero no pude evitar que mis parpados se fuesen cerrando lentamente, entregándome a los brazos de Morfeo.

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Narra Akira:

Subo las escaleras para ir a la habitación de Kagome, pues la hora de cenar ha llegado, toco levemente la puerta esperando la indicación para que pudiese entrar, pasan unos minutos y no escucho palabra alguna, nuevamente toco, pero recibo la misma respuesta, no me queda otra opción que entrar, una vez dentro miro sorprendida al ver a Kagome recostada en su cama, dormida. Una pequeña sonrisa se forma en mi rostro, me acerco a ella, para poder arroparla, pues la noche parece que se va a tonar fría, más de lo normal…

Salgo de la habitación para ir al comedor y avisarle al amo que Kagome se ha dormido…

—Amo Sesshomaru… —le llamo una vez que hago acto de presencia en el comedor. —Kagome se ha quedado dormida, ¿quiere que la despierte? —le pregunto algo temerosa de una posible afirmación, la verdad no quería despertar a Kagome pues en su cara se notaba algo de cansancio.

—No, déjala.

Suspiro aliviada al escuchar la respuesta del amo, sin más que hacer decido retirarme.

Narra Sesshomaru:

Una extraña sensación invade el comedor, este parece estar añorando la presencia de la humana, sin prestarle atención a lo que pudiese estar sintiendo, termino mi comida para posteriormente dirigirme a mi habitación… o eso pensaba.

Como todas las noches me encuentro frente a la habitación de la humana, mi mano se encontraba posada en la manija de la puerta, mientras una lucha se desataba en mi interior, quería entrar pero mi orgullo no me lo permitía. Me maldecía internamente, nunca antes esto me había pasado, ¿qué me has hecho humana? Tenia que admitirlo, no podía mas, la humana esta haciendo estragos en mi interior.

Más pudo el deseo que mi orgullo, y es por eso que ahora me encuentro sentando en el marco de la ventana, mientras en silencio la observo, la admiro, como todas las noches lo hacia, gruño levemente, estas acciones no son propias de mi…

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Narra Kagome:

Nuevamente como en mi anterior sueño, la oscuridad me rodea, sintiendo miedo…

—Kagome…

Escucho como mi nombre es susurrado, es la misma voz de mi anterior sueño, me volteo lentamente, mientras mis ojos se abren en sorpresa al ver a la mujer, la mujer que dijo ser mi madre…

—¿Quién eres? —le pregunto, esta vez me encuentro más tranquila.

—Mi nombre es Midoriko, tu madre.

La oscuridad fue desapareciendo, ante mis ojos se estaba visualizando un inmenso jardín, repleto de hermosas flores y arboles, en el fondo se escuchaba el canto de los pájaros, mientras una suave brisa movía levemente mi cabello, acariciando mi rostro…

—¿Mi madre? —sorprendida le pregunte, aprecie mejor a la mujer que decía ser mi madre, vestía un kimono, rojo en la parte baja, y la parte de arriba era color blanco, con una armadura protegiéndola, adornado con un cinturón negro, teniendo en el centro de este una esfera color verde; su cabello negro le llegaba a la cintura, y sus ojos color negro inspiraban confianza, seguridad y cariño.

—Así es Kagome, soy tu madre, una sacerdotisa, y es por eso que tienes poderes espirituales.



—No entiendo, si tu eres mi madre, ¿por qué nunca te conocí?, ¿quién es mi padre?, ¿por qué me engañaron? —esas y muchas preguntas rondaron en mi cabeza, estaba abrumada ante tal declaración, quiera saberlo todo, sentía esa gran necesidad.

—Te explicare todo Kagome, tranquila, hace dieciocho años…

Dieciocho años atrás.​

—¡Es una niña! —exclamó contenta la anciana, mientras entregaba a mis brazos mi bebe y mis labios se tornaron en la más hermosa sonrisa, el llanto de la niña resonaba por toda la cabaña y hasta un poco más.

—Es una niña, es mi niña, nuestra niña —susurraba, mientras una lagrima de felicidad escapaba por mi mejilla, realmente la felicidad que sentía en ese momento, no era capaz de describirla con palabras.

—Mi amor, ¿qué nombre le pondremos? —mi marido, el hombre que amo y amaré por siempre, me pregunto, le mire con una sonrisa en mis labios, sorprendida mis ojos se abrieron un poco al ver sus ojo cristalizados, pero me repuse, mirando a mi marido con amor.

—Kagome… —susurre en voz baja, pero lo suficientemente alto para que Kei escuchara, él me sonrió, mientras depositaba un suave beso en la frente de Kagome, para luego posar sus labios sobre los míos…

—Le queda perfecto.

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Con mi niña de apenas dos meses de nacida, decidí pasear mientras la llevaba en brazos, recorrí el bosque enseñándole las maravillas que la naturaleza nos ofrecía; sentada bajo un árbol apreciamos la cascada que caía elegantemente ante nuestros ojos, sonreí débilmente, pues recordé que quizás esta paz, esta tranquilidad no durarían mucho, mi trabajo como sacerdotisa es muy duro, una mueca de tristeza se dibujo en mi rostro al recordar que por ser una sacerdotisa que protege las aldeas humanas, me ganaría muchos enemigos, poniendo en peligro la vida de mi niña…

—Nunca dejare que nada malo te pase, hare lo que sea por siempre protegerte —le susurre al oído, mientras mi niña cerraba poco a poco sus parpados, dando un gran bostezo antes de ir al mundo de los sueños.

Viendo que estaba por anochecer decidí regresar a la aldea, además sabia que si tardaba mucho más Kei se preocuparía, pero no puedo quejarme es un buen marido, enamorada y agradecida estaba con el, por aceptarme tal y como soy, por comprenderme, y a pesar de que él es un humano normal, la energía, fortaleza que posee, supera a cualquier otro ser...

Al llegar a la aldea, todos me miraban con ojos llenos de tristeza, muchos estaban llorando y temí lo peor, con Kagome en brazos entre a mi cabaña, y mis ojos presenciaron la peor escena, mis piernas temblaron, mis ojos se cristalizaron, y sujete con mucha fuerza a mi hija…

—No Kei, no… —susurre mientras me arrodillaba frente a mi marido.

—Midoriko —escuché como me llamaban desde la puerta, voltee lentamente, mirando a la anciana.

—Dame a la bebe —al escuchar sus palabras sujete con fuerza a Kagome, no quería entregársela…

—Tranquila Midoriko, confía en mi, solo la llevare a mi cabaña mientras tu te encargas de esto, no le hace nada bien a la bebe.

Sus palabras eran ciertas, lo sabia pero mí lado maternal me invadía, quería tenerla en mis brazos para protegerla, para decirle que todo estaría bien. Respire hondo intentado tranquilizarme, y con mucho esfuerzo le entregue mi hija a la anciana…

—Estará en mi cabaña.

Yo solo pude asentir ante sus palabras, mi mirada se dirigió al cuerpo mi marido, tirado en el frío suelo, rodeado de la más oscura sangre, su sangre, me maldije internamente mientras amargas lágrimas rodaban por mi mejilla. ¡¿Quién!?, ¡¿quién mato a mi marido?! Me repetía mentalmente, y como si mi pregunta fuese contestada, una nota se encontraba al lado de su cuerpo; la tome con manos temblorosas, mientras leía en voz alta.

—Este es el destino que tu misma cosechaste, te lo dije que aquella vez, vengare la muerte de los míos, lo jure frente a ti, ¿tu peor error? Ignorar mis palabras. Ya he puesto mi plan en marcha, la primera persona en morir ha sido tu marido, para que veas que no soy tan malo, te diré como sigue todo esto, la siguiente eres tú, y por ultimo tu preciada hija.

Nos veremos pronto Midoriko.

Atte: Kaito.

¿Kaito?, “vengare la muerte de los míos” esas palabras se me hacían tan conocida…

Un año antes.​

Como todas las tardes me encontraba exterminando los youkais que querían atacar las aldeas humanas, esta vez había sido un grupo de youkais, eran cinco en total, con algo de esfuerzo logre exterminarlos a todos, pues dominaba a la perfección mis poderes espirituales, pero esta vez, fue diferente.

Purificaba cada youkai sin saber que era observada por unos ojos rojos que me miraban con furia, con deseos de muerte.

Camino a la aldea en donde vivía, un youkai me intercepto, su piel blanca pálida, sus ojos rojos, su cabello azul oscuro que le llegaba mas abajo de la cintura, con dos franjas color azul oscuro en cada mejilla, eran los rasgos que a simple vista podía apreciar del youkai, me miraba con odio.

—¿Quién eres?

—Así que tú eres Midoriko, la sacerdotisa que se encarga de proteger a las aldeas humanas.

—¿Qué quieres?

De manera fría, cortante le pregunte, ignorando su anterior comentario.

—Mi nombre es Kaito, líder del grupo de youkais que acabas de matar.

En su voz se notaba el desprecio, el odio hacia mi persona.

—Ellos se lo buscaron.

—Solo una cosa de diré, vengare la muerte de los míos, ¡lo juro!

Fruncí el ceño ante sus palabras, palabras que en más de una ocasión, había escuchado en boca de otros youkais, pero nunca cumplían lo que decía, así que como a muchos, decidí ignorar sus palabras, realmente no las creía importante, además Kei seguro estaría preocupado por mi…

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Mis ojos demostraron sorpresa, ahora lo recordaba con claridad, sus palabras nunca fueron en vano, ¡me confié! Y por culpa de esa confianza, ahora Kei esta… muerto.

El dolor invadió mi ser, todo había sido mi culpa, él me había amenazado, y yo ignore sus palabras…

—Kei… mi amor, perdóname —una lagrima cayo en su rostro lleno de sangre, no deseaba verlo así… Con ayuda de los aldeanos, enterré su cuerpo, mientras me decía internamente: Kaito pagaras por la muerte de mi marido…

Pero la imagen de mi pequeña llego a mi mente, ¿qué iba hacer de la vida de mi pequeña si yo llegase a perder contra ese youkai? No, no podía perder, no era una opción, pero ¿y si eso pasaba? El maldito youkai dijo que la mataría, y ¡no! Eso nunca lo permitiría, protegería a Kagome pase lo que pase.

Tome una decisión, sabia que era lo mejor, aunque me doliera en el alma. Fui a la cabaña de la anciana, para buscar a mi niña, una vez la tuve entre mis brazos, dude en la decisión que había tomado, pero al verla, sabiendo lo frágil que era, sabia que esta decisión no tenia marcha atrás.

Haciendo uso de mis poderes espirituales, selle sus poderes, sello que con solo la muerte podría romperse, además sabía que los poderes que Kagome poseía no tardarían en manifestarse, pues con apenas dos meses de nacida se podían sentir levemente, con lágrimas en los ojos sintiendo como mi corazón se partía en miles de pedazos me dirigí a una aldea humana, muy lejos de la aldea en donde yo vivía, pero… ¿a quien se la entregaría? No podía ser a cualquiera, tenían que ser personas buenas, puras de corazón, que supieran dar y expresar amor…

Una vez en la entrada de la aldea, muchas personas me miraban confusas, ha de ser porque mi ropa se encontraba llena de sangre, mi rostro marcado por las lágrimas, abrazando con fuerza la bebe que descansaba en mis brazos, estuve parada un par de minutos pero nadie se atrevía a acercarse, hasta que…

—Señora, ¿se encuentra bien?, ¿necesita ayuda?

Mire sorprendida a las únicas personas que acercaron a mí, con ojos de preocupación, una mujer de aproximadamente unos veintiséis años, y un hombre de unos treinta años…

—¿Ustedes están casados? —les pregunte, necesitaba saberlo.

—Amm, si ¿Por qué? —llena de confusión me respondió la mujer, sin escuchar más, sin pensarlo les entregue a Kagome, tenia que hacerlo ahora, pues sabia que si tenia más tiempo a mi niña junto a mi, no la dejaría ir…

—Su nombre es Kagome, cuídenla por favor —la mujer confundí ante mis palabras, sostuvo a mi niña en brazos y sin darles tiempo a hablar, me marche de ese lugar.

Con mucha dificulta llegue a la aldea en donde vivía, quería volver, lo anhelaba, lo deseaba, pero no podía, si quería que mi niña siempre estuviese a salvo, tenia que dejar las cosas como estaban…

No logre dormir en toda la noche, me era imposible, mi niña y mi marido ocupaban mis pensamientos, sintiéndome culpable, pero no tenia opciones, Kagome, mi bebe, estarás bien…

A pocos kilómetros de mi, lograba sentir la presencia de aquel youkai, tome mi espada, dispuesta a enfrentarlo, por mi bebe y mi marido lucharía hasta la muerte. La puerta de la cabaña se abrió de par en par, dejando ver a ese youkai de ojos rojos…

—Kaito… —con odio susurre su nombre, y con espada en mano me abalance sobre el, dispuesto a matarlo, segada por el dolor y el odio, di un paso en falso, movimiento que no paso desapercibido por el youkai, pues sin previo aviso clavo sus garras en mi estomago…

—¿Dónde esta tu hija?

Sonreí de manera burlona ante su pregunta, mientras haciendo uso mis poderes espirituales le di un fuerte golpe en su brazo izquierdo, dejando una profunda herida.

—Nunca la encontraras.

—¡Maldita! —fue la última palabra que logre escuchar antes de sentir un punzante dolor en mi pecho, no lo había conseguido, no lo había matado, perdónenme, fueron mis últimos pensamientos antes de que el youkai desgarrara con sus filosas garras mi corazón.

Narra Kagome:

Impactada me encontraba, realmente era demasiada información en un solo sueño, mis ojos que desde el primer momento que Midoriko empezó a relatar lo ocurrido, no dejaban de derramar lagrimas, una tras otra, sin intención de querer cesar, mi respiración estaba algo agitada y mi corazón latía de manera muy rápida, todo era muy difícil de asimilar…

—Me abandonaste… —susurre con algo de molestia.

—Lo hice por tu protección Kagome, no quería que Kaito te hiciera daño, siempre te quise Kagome, al igual que tu padre.

Era demasiada información, sentía que no lo podrá soportar y que en cualquier momento despertaría, Kaito… en tan solo pensar su nombre el dolor y la rabia crecía en mi, después de todo parece que si hay alguien peor que Sesshomaru…

Nuevas lágrimas escaparon rodando por mi mejilla, al recordar como mi madre, si ya tenía que admitirlo, relataba la muerte de mi verdadero padre, sentí que desfallecería en mi propio sueño, pero mis pensamientos se vieron abruptamente interrumpidos al sentir como los brazos de Midoriko, mi madre, rodeaban mi cuerpo, sintiendo protección, apoyo, confianza, amor…

Le correspondí el abrazo mientras ocultaba en mi rostro en su cuello…

—Te quiero Kagome —me susurró al oído, haciendo que me estremeciera levemente, mis labios se curvaron en una sonrisa, y por primera vez sentí la calidez de una madre, mi verdadera madre.

—Kagome, esta amaneciendo, debo marcharme —me dijo mientras nos separábamos, la mire con algo de desesperación y miedo, pero ella me tranquilizo con sus palabras.

—Estaré aquí en tu próximo sueño, aun tenemos mucho de que hablar.

Me dijo dedicándome una sonrisa, yo simplemente le sonreí en señal de afirmación, mientras veía como su presencia iba desapareciendo, junto con el jardín producto de una fuerte luz que inundaba el lugar, luz que conocía a la perfección, la luz del sol.



Hola! Bueno espero que les haya gustado el capitulo, ah una pregunta, ¿quedo bien? Es que no se, siento que quedo… raro (?) Bueno igual espero que les haya gustado jeje
En el próximo capitulo habrá mucha más interacción entre Kagome y Sesshomaru *-*
Recuerden no hacer spam :c
Gracias a todos :3

 

Hola a todos(as) Espero que estén bien, muchas gracias por sus comentarios y “me gusta”, me motivan mucho *--* Gracias.

Advertencia: Ok, creo que le aplique Ooc a Sesshomaru :$ Intente que no fuese asi pero bueno ya ustedes me dirán.

Sin mas que decirles, aquí esta la continuación:


Condenados/ (Sesshomaru&Kagome)

CAPITULO 22.



Narra Kagome:

—¡Niña! Aún no has probado tu comida, ¿qué ocurre contigo?

—Es que no tengo mucha hambre.

—Igual debes desayunar, así que empieza a comer.

Suspiré fastidiada mientras agarraba los cubiertos y me disponía a desayunar, prefería comer sin hambre que escuchar los gritos de Jaken. Sentía algo de entusiasmo, quería que la hora de entrenar llegará, dominar mis poderes al máximo era una de mis metas.

Todavía me encontraba asimilando la información que Midoriko, mi madre, me había revelado, no podía negar el hecho de que me sentía algo aliviada al saber la verdad, pero una opresión sentí en mi pecho al saber que Kaito era el verdadero responsable de este gran odio y dolor que mi corazón experimenta, pero tampoco Sesshomaru se salvaba, el echo de que mato a mis padres, aunque sé que no eran los verdaderos, no lo olvidaba, esas personas me cuidaron de mi, como si fuese su verdadera hija, pues así yo lo sentí.

Una vez terminada mi comida, levante mi cabeza y fue un error, pues mis ojos se encontraron con aquellos ojos dorados, fríos pero eh de admitir que muy hermosos, perdí la noción del tiempo y una palabra traicionera salió de mi boca…

—Hermosos… —pronuncié en un susurro débil, pero sabia que este podía ser captado perfectamente por los finos oídos del youkai. Mis ojos se abrieron en sorpresa, el me miro con confusión, y temí que mi plan se desplomara, temí que mi ser me traicionara.

—Con permiso —hable rápidamente, y sin mirar atrás corrí a mi habitación, con la mano en el pecho intentando tranquilizar a mi corazón que latía desenfrenadamente.

Una vez dentro de la misma, me senté en mi ventana, me reprochaba internamente por el simple echo de saber lo efectos que la mirada de Sesshomaru causaba en mi.

Narra Sesshomaru:

Mis ojos demostraron cierta sorpresa al escuchar el susurro que la humana pronunció, ¿hermosos?, ¿qué significaba esa palabra? Sentí la necesidad de saberlo. Una vez frente a su puerta, entre sin tocar, no creía que fuera necesario.

Me miro con sorpresa, pero rápidamente su mirada se torno con cierta molestia…

—¿Qué haces aquí?, ¿y por qué no tocas antes de entrar?

Ignore por completo sus preguntas, no tenía por qué contestarlas.

—Hmp, ¿qué significa aquella palabra que pronunciaste en el comedor?

Narra Kagome:

Mis ojos se abrieron en señal de sorpresa, y los nervios se apoderaron de mí.

—Amm, nada en especial, algo sin sentido.

Me miro fijamente, parecía estar examinándome con la mirada, ciertamente ante su mirada fría y penetrante, me sentía intimidada. Pasaron unos minutos en silencio, empezaba a desesperarme…

—No te creo —hasta que finalmente habló. Rodé mis ojos ante sus palabras y un suspiro salió de mi boca.

—Ese no es mi problema —le hable de manera retadora, mientras caminaba en dirección hacia la puerta.

—¿A dónde vas?

Su pregunta resonó en mis oídos, haciendo que levemente temblará.

—Voy a entrenar —fue lo primero que paso por mi mente, mientras abandonaba mi habitación, ahora Sesshomaru ocupaba mis pensamientos, preguntándome el ¿Por qué? De su actitud, decidí no darle importancia y me encamine al jardín dispuesta a hacer lo que le había dicho a Sesshomaru.

—¡Hola Kaoru! —le exclame contenta mientras le dedicaba una sonrisa, la verdad estaba muy agradecida con el, lo consideraba un gran amigo.

Narra Kaoru:

—Hola Kagome, que sorpresa, no esperaba verte sino hasta la hora de entrenar.

—Si, lo se, pero me preguntaba ¿si podíamos empezar a entrenar ahorita?

Me extrañe un poco por su petición, pero la verdad no había razón para que yo le dijera que no.

—Amm, claro.

Le dije mientras me disponía a buscar el arco con el que Kagome entrenaba cada día. Una vez que lo tuve en mi poder se lo entregue a Kagome, y hay es cuando me di cuenta de lo bella que hoy se encontraba, su cabella amarrado en una coleta y en su rostro la más hermosa sonrisa, por un momento perdí la noción del tiempo.

—¿Kaoru?

Su llamado hizo volviera a la realidad y apenado le respondí.

—Lo siento Kagome, estaba distraído. Bueno como siempre, toma la posición que te enseñe y dispara varias veces, si logras dar siempre en el objetivo, practicaremos a una distancia mayor, ¿de acuerdo?

—Esta bien.

Veo como acatas mis órdenes, y me quedo sorprendido al ver la cantidad de energía que te rodea, simplemente sorprenderte, aun no logro entender como tanta cantidad de poder estuvo oculta en ti.

Las horas pasan relativamente rápidas, y sorprendido estoy pues tu puntería es excepcional, atreviéndome a pensar que no necesitas más entrenamientos, si no un enfrentamiento para poner a prueba tus habilidades, pero la simple idea de que pudiese salir herida, me aterraba.

Un suspiro lleno de cansancio por parte de ella, llamo mi atención, entendiendo que Kagome necesitaba un descanso.

—Kagome, descansa un poco.

—Mm, de acuerdo, pero solo será un rato —dijo mientras sus labios se curvaban en la más hermosa sonrisa, tan propia de ella, esa sonrisa que me enamoro.

No pude más, reprimir este deseo era ya, casi imposible, a paso lento me acerque a ella, no teniendo control sobre mi, ante una mujer como Kagome, tener el control era algo imposible de eso estaba seguro.

—Kaoru, ¿qué ocurre?

Escuche su pregunta al instante que daba un paso hacia atrás, intentando alejarse de mi, ¿acaso me tenia miedo? No, eso no era…

—Kagome yo… —susurre contra sus labios y sin darle tiempo a que ella hablara, pose mis labios sobre los suyos, ya no había marcha atrás.

Narra Kagome:

Mis ojos se encuentran abiertos a más no poder, ¡Kaoru me esta besando! Se repetía constantemente en mi cabeza sin poder creerlo. ¿Qué hago? Producto de la sorpresa era incapaz de rechazarlo o de tan siquiera responderle.

La acción tomo unos segundos solamente, puesto que Kaoru se separo de mí de manera abrupta, y lo entendí al ver pasar frente a mis ojos un látigo color verde que se estrellaba de manera violenta en el suelo…

Con cierta sorpresa mire al portador de aquel látigo, y ligeramente temblé al ver su mirada, más fría de lo normal, más enfurecido que nunca, temí por la vida de Kaoru.

Narra Sesshomaru:

Mis garras se tiñeron de mi veneno, nuevamente, dispuesto a que con un solo movimiento de mi látigo, acabar con la vida de Kaoru.

—Te lo advertí Kaoru —le hable de manera fría, con la intención de que esas sean las últimas palabras que Kaoru escucharía.

—Amo Sesshomaru, sé que es su mujer, sé que esta prohibida, pero no pude evitar el echo de…

Haciendo uso de mi látigo, corte sus palabras de manera abrupta, gruñí por lo bajo al ver como el esquivaba mi ataque. Lo mataría de eso estaba seguro.

Narra Kaoru:

Me costaba mucho trabajo esquivar los certeros ataques que el amo me propinaba. Agradecía que mis sentidos estuvieran perfectamente desarrollados, de lo contrario ya estaría muerto.

Me maldecía internamente por la situación en la que me encontraba, tan vulnerable, deseando portar un arma para así poder defenderme…

—¡Ah! —un grito desgarrador salió de mi boca, al sentir como el látigo daba contra mi pecho, dejándome inmóvil en el suelo, producto del dolor.

Narra Kagome:

En schok me encontraba, incapaz de volver a la realidad, pero fui traída a ella al escuchar el grito de Kaoru, mire horrorizada la escena, y mi temor creció al ver como Sesshomaru estaba cerca de Kaoru, dispuesto a darle el ataque final que acabaría con su vida.

Decidida agarre mi arco, y rápidamente le apunte con una flecha, mis manos temblaban, mi respiración era agitada, viendo como Sesshomaru levantaba su mano con la intención que clavar sus finas garras en el corazón de Kaoru, le disparé.

La flecha rodeada por mi energía morada, rosó la mejilla de Sesshomaru, dejándole un leve rasguño, lentamente su mirada se poso en mi, viéndome con mucha frialdad.

—¡No le harás daño a Kaoru! —le grité, mientras con otra flecha le apuntaba, no sabia con exactitud en que lugar, pero el corazón no lo era.

Dispare con precisión, viendo como la flecha se dirigía a su hombro derecho, pero una gran frustración sentí al ver como Sesshomaru esquivaba fácilmente mi ataque. Baje mi mirada en busca de otra flecha, una vez encontrada me dispuse a posicionarla en mi arco, pero el miedo me invadió al ver la impotente figura de Sesshomaru frente a mi.

—¿Por qué lo defiendes?

Tarde unos segundo en reaccionar, pero me repuse hablándole de manera retadora.

—No puedo permitir que le hagas daño.

—¿Acaso él es muy importante? —su fría voz resonó en mi cabeza, su intensa mirada me dejo inmóvil.

—La verdad si.

No me dijo más, no ataco más a Kaoru, simplemente se marchó. Decidí ignorar, por los momentos las palabras que había cruzado con el youkai, y muy preocupada corrí a ayudar a Kaoru.

—Kaoru, ¿estas bien? —me arrodille frente a él, la profunda herida que se encontraba en su pecho, dificultaba su respiración.

—Estoy bien —murmuro, su voz sonaba débil, definitivamente no estaba bien. Mi preocupación se hizo mayor al ver como Kaoru con mucho esfuerzo intentaba ponerse de pie.

—No espera Kaoru, no te esfuerces además…

—¡Estoy bien Kagome!

Me gritó, cortando mis palabras, dejándome muy sorprendida, pues estas acciones no eran propias de Kaoru, pero note en su mirada cierta tristeza y molestia.

—Kagome lo siento mucho, no era mi intención gritarte, pero quiero estar solo.

—Pero Kaoru… —le susurre, pero detuve mis palabras al ver el rostro de Kaoru, así que decidí hacer caso a sus palabras y me marché a mi habitación.

Camino a mi habitación intente encontrarle una explicación a todo lo ocurrido, pero la verdad no la conseguía, todo era muy confuso, el beso de Kaoru, los ataques de Sesshomaru, sus preguntas y su repentina retirada, nada tenia sentido…

Gire la manija de mi puerta, pensando que lo primero que haría seria darme un refrescante baño, para luego tomar un descanso.

Una vez dentro quede sorprendida, mis ojos lo demostraron, era evidente, pero me repuse.

—¿Qué haces aquí? —le pregunte aparentando indiferencia.

El silencio se apoderó de la habitación, Sesshomaru tenía su mirada en la ventana, ignorando mi presencia, abrí mi boca dispuesta a reclamarle, pero su voz, o mejor dicho sus palabras, me dejaron perpleja.

—No entrenaras más con Kaoru.

Tarde unos segundo en asimilar sus palabras y dándome cuenta de lo que decía, muy molesta le hable.

—Eso no es algo que tu debas decidir.

Narra Sesshomaru:

Era suficiente, mi paciencia ha sido agotada, indignado conmigo mismo me encontraba al estar en esa situación…

—Es una orden —pretendiendo que esas sean mis últimas palabras, la mire de reojo y sin más que hacer me dispuse a abandonar la habitación.

—¿Por qué no quieres que entrene con Kaoru?

Su pregunta me detuvo al pie de la puerta, impidiendo que la abandonara, ¿qué me había echo esta humana? Voltee mi cuerpo, hasta quedar frente a ella, y haciendo uso de mi mano izquierda cerré la puerta.

—Por que si lo veo cerca de ti, lo mataré —de manera fría, más de lo inusual, le advertí.

—¿Por qué?

—Me perteneces, humana —fueron las palabras que salieron de mi boca, con un deje de posesividad. Ella me miro molesta, en sus ojos se podía notar el enfado que mis palabras le causaron.

Narra Kagome:

—¡No soy un objeto Sesshomaru! Llevaré tu marca, pero eso no significa soy de tu propiedad —molesta le hablé y mi enfado se hizo mayor al ver una sonrisa en los labios de Sesshomaru, una sonrisa burlona que seguramente eran por mis palabras.

No me pude contener, una burla por parte de él no la iba a permitir. Decidida y muy enojada, me acerque a él, dispuesta a dejar en su rostro la marca de mi mano.

A escasos centímetros de que mi mano se estrellara en su mejilla el la detuvo, posando su mano en mi muñeca derecha, sujetándola con fuerza. Forcejee para que Sesshomaru me soltara, pero eran esfuerzos en vano, suspire derrotada pero el enojo no desaparecía, y sin ningún aviso mis ojos marrones se clavaron en los dorados del youkai.

Narra Sesshomaru:

Me maldecía internamente por la situación en la que me encontraba, pero no pude evitar perderme en aquellos ojos marrones, al ver que mis garras estaban por enterrarse en la muñeca de la humana, la solté, ella bajo su mano y con cierta sorpresa la mire, al ver como permanecía de pie, frente a mí, sin dar ningún paso atrás.

Mi mirada se poso en su rostro, y como muchas noche lo hacia, la detalle, sus mejillas levemente sonrojadas y sus labios carnosos, el deseo me invadió.

Pose mi mano en su mejilla y en un acto de posesividad mis labios se posaron en los suyos, borrando cualquier rastro del aroma de Kaoru, sentía como sus labios correspondían a la suave caricia que le estaba propinando, y hay fue cuando perdí el control. Mi mano se situó en su cintura apegándola a mi cuerpo, intentando intensificar aquel beso y así fue al sentir los brazos de la humana rodear mi cuello.

—Eres mía Kagome, me perteneces —gruñí por lo bajo, apoderándome nuevamente de sus labios.

Narra Kagome:

Bruscamente me separe de Sesshomaru al escuchar como la puerta era tocada levemente y antes de que yo pudiese reaccionar, Sesshomaru ya había abierto la puerta abandonando la habitación. Por la misma entro Akira, viéndome con cierta sorpresa, y al recordar lo sucedido no pude evitar que mis ojos se cristalizaran.

—Kagome, ¿estas bien?, ¿el amo te hizo daño?

Escuchaba sus preguntas pero incapaz de responderlas, volví a la realidad dándome cuenta de que había fracasado.

—Le correspondí... —un susurro salió de mi boca, y mis ojos ya se encontraban derramando lágrimas, una tras otra.

—¿De que hablas Kagome? No entiendo nada.

—Le correspondí Akira, Sesshomaru me beso y yo le correspondí —le dije mientras la abrazaba, y lo único que se escuchaba en la habitación eran los sollozos que de mi boca salían.

—¿El amo Sesshomaru te beso? Algo tan difícil de creer, pero Kagome no entiendo ¿porque lloras?

—Fracase Akira, mi plan se vino abajo, no pude creer mi propia mentira —murmuré mientras intentaba tranquilizarme.

—Explícate Kagome, ¿de que hablas?

—Akira, todo fue engaño de mi parte, disfracé mis pensamientos, mis palabras siempre fueron falsas, simplemente eran acciones sin sentido, tenia la esperanza de que algún día todo fuera verdadero, ese era mi plan, pero fracasé Akira, la venganza fue un engaño, el odio un sentimiento que poseo pero que no es dirigido a Sesshomaru.

—¿Qué sientes por Sesshomaru?

Esa sola pregunta hizo que mi llanto se hiciera más fuerte, provocando que amargas lagrimas rodaran por mi mejilla.

—No le puedo odiar, lo intente pero me fue imposible, la verdad es que me enamoré de él, me enamoré de Sesshomaru... —en un susurro le confesé. ¿Seguir mintiendo?, ¿para que? Mi plan se había derrumbando, y yo era la única culpable.



Hay *-* Espero que les haya gustado, pero pregunto ¿qué les pareció? La verdad es que en este capitulo, su opinión para mi es muy importante. Muchas gracias por su apoyo :3
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