Drabble de Pokémon - [Concurso MF] Y Miss Fey corrió, corrió y corrió

[Concurso MF] Y Miss Fey corrió, corrió y corrió

Woo~ por fin x).
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Y Miss Fey corrió, corrió y corrió​

Ceño fruncido, boca torcida, ojos de fiera y mejillas ardientes. Así es cómo el dulce rostro de Miss Fey lucía. Estaba sentada a lo indio, mirando a un indescriptible punto fijo, como si quisiera quemar algo con su mirada.

—¡Me va a dar una maldita insolación! —gritó exasperada, estirando su boca en un puchero, haciendo que pareciera más a un patito amargado que a una chica o, mejor dicho, señorita.

De pronto de su boca comenzaron a salir incontables improperios dirigidos al sol, que osaba calentarle la cabeza y quemarle la piel con todo morboso descaro, según nuestra señorita.

Al rato, Plusle y Minun llegaron con un par de hojas de unas plantas algo grandes.

—¡Oh, gracias! —exclamó viendo que las hojas podían cubrir su hermoso y achicharrado rostro.

Siguió mirando al frente entornando los ojos, concentrándose en ver algo que no estaba. Espero, espero y espero, y su cuerpo quemó. La piel comenzó a arderle y su molestia aumentó, logrando que la frustración llenase el pobre cuerpo de la joven.

—¡Argh! —estalló tirándose en la hierva, dando vueltas en ella con dolor y furia semi-contenida. Plusle y Minun se miraron, ya quisiera Fey saber qué piensan ese par del terror. Luego, de la nada, comenzaron a chillar y se escondieron debajo de los brazos de la señorita, quien confundida atinó a quedarse tendida en el suelo boca abajo. Un extraño escalofrío le recorrió la espina, erizándole la piel.

Sintió que algo saltaba por encima suyo, proporcionándole unos satisfactorios segundos de frescura que dieron paso a un calor infernal al verse rodeada por unas pequeñas llamas a su alrededor. Se incorporó de un salto, escapándose un chillido de su garganta hasta que vio a... ¡Entei! Tan hermoso, tan elegante, tan... tan... ¡brillante!

Volvió a chillar y corrió detrás del pokémon que, al ver tal reacción, escapó dando largas zancadas. Miss Fey siguió, siguió y siguió corriendo detrás de él, pensando quién sabe qué cosa.

Oh, nuestra señorita tiene unos ataques bipolares increíbles, ¿no?