Microrrelato Concierto

Subes al escenario y miras la sala llena de gente, ni un lugar vacío. Todos tus conocidos y gente que te ayudó a cumplir tu sueño, incluso tus padres que han tenido que viajar cientos de kilómetros para asistir, te miran orgullosos y expectantes, a ti, al nuevo talento de la música clásica. Sientes una gran emoción pero a la vez un gran nerviosismo, es la primera vez que tocas para un público tan grande, sin embargo no te intimidas, estás dispuesto a mostrar el fruto de todo tu esfuerzo, cinco años de estudios y ensayos consiguieron que fueras el primer violín en la orquesta.

Te acomodas en el lugar que te corresponde y esperas la indicación del director para comenzar, tocarás una de tus obras favoritas: “Las Cuatro Estaciones” de Antonio Vivaldi, piezas únicas que provocan sensaciones maravillosas en tu ser.

El director pide atención a todos en la orquesta antes de contar un compás y dar inicio a tan hermoso concierto. Comienzas a tocar “La Primavera” como te han enseñado, con movimientos enérgicos y seguros, sin cometer ni un error a pesar de no tener la partitura frente a ti. Sonríes ligeramente antes de cerrar los ojos mientras te dejas llevar por la música, sintiendo una gran satisfacción para contigo mismo… hasta que te das cuenta de que algo está mal, has tocado los mismos compases del inicio por lo menos tres o cuatro veces, abres los ojos y miras a todos los presentes que te miran con sorpresa y murmuran cosas acerca de ti. El pánico te embarga, no sabes qué hacer y tampoco puedes dejar de tocar esas mismas notas, ya imaginas las críticas que te harán en los periódicos y la gran decepción que se han llevado tus padres y amigos, es demasiado para ti, simplemente quieres desaparecer en ese momento…

Despiertas sobresaltado y sudando, aliviado de salir de esa pesadilla. Escuchas sonar el teléfono en la planta baja, ahora entiendes a qué se debió tu sueño, el timbre del aparato no es ni más ni menos que “La Primavera” en una versión menos armónica y hermosa, gruñes al darte cuenta que nadie contesta y bajas molesto de la cama para ir a contestar, agradecido de que tu fracaso en aquel concierto, sólo fuera un sueño.