Con una estrella

Próximo al día de las madres, había una canción que escuchaba y ocasión tras o ocasión buscaba dedicarla a mi mama, pero entonces no contaba ni con fuerza ni con el talento suficiente para hacerlo, hoy lo he logrado. Esta historia cuenta con ciertos aspectos muy personales y profundos de mi vida y de mama, ruego se tenga profundo respeto. Gracias mama.

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Presionaste los puños con cierta impotencia, un sentimiento de angustia y miedo invadió tu ser en el momento en el que se daba tal confirmación. Pensaste en lo que dirían tus padres, nadie podía fallar en una familia como tuya y menos de esa manera, menos tú, con esa aura inexplicable que te rodeaba en el cual lo que hicieras así fuera el máximo esfuerzo no significara nada, solo observaban tus errores, aprendiste a vivir por ti para demostrar que todo algún día sería distinto.

Y ahora ocurría esto, es que no había excusa ni otra explicación, tú sentiste que te amaba y al final fue un error, sentada en el parque próximo a tu hogar te forzabas a ordenar las palabras suficientes para dar aquella noticia.

Entraste y la mirada de tu padre se clavó en ti, parecía que lo presentía desde el primer momento, recordaste esos momentos de indecisión, tantas ideas banales, alimentadas por el miedo, la duda pero acalladas por el corazón.

— Estoy embarazada— dijiste en forma de murmullo.

Pensaste en bajar la mirada, pero la vergüenza no tenía lugar, lo hecho, hecho estaba y dentro de ti crecía algo que estaba segura podrías amar.

Cientos de palabras fueron dichas, muchas de ellas se clavaron en tu interior, muchas de ellas las sanaron los años, muchas otras hasta que encontraron una razón. Sermones de la vida y el lugar de las cosas en ella, de lo que diría la gente y como encubrirlo, de lo que pensaría la sociedad y tú solo pensando en el nombre y nada más.

Largas fueron las noches, entre esa guerra en tu interior, entre el dolor y la vergüenza entre el orgullo y la razón. Entre el miedo a todo lo nuevo y ese contagió de brillo que ahora destellaban tus ojos ahora, en tu mente se forjaban tantas ideas, tantos sueños que rodearían aquel ser que por poco iba sobresaliendo en tu abdomen, ¿qué haría?, ¿Qué sería?, ¿Qué es lo que un futuro pensaría?, el orgullo afloraba bellamente en tu mientras que cariño parecía transmitirse hasta tu vientre.

Alguna noche él cielo te regalo un símbolo de esperanza, algo que acalló toda duda y temor, volvías de una fiesta familiar y cientos de preguntas no se habían hecho esperar, pero el problema eran las miradas y el silencio que otros más transmitían. Tus ojos cristalizados voltearon al cielo esperando una respuesta y este, te la dio. Alguna voz tal vez de tu mente, tal vez de tu corazón, tal vez de otro tiempo de otro lugar.

Algo en ti de dicto que eso haría que todo sería distinto, algo te dicto que todo mejoraría, que habría un momento en que tendrías la fuerza para todo, que todo valdría la pena, al te hizo sonreír esa noche y abrazar con cariño tu vientre llorando y jurar que lo que yacía en tu interior sería lo más importante y lo protegerías con tu vida.

Años después

— Para el discurso de graduación de la generación 2008- 2011 de la preparatoria del instituto universitario del centro de México recibiremos al alumno Mario Armando Palma Almonací— anuncia un hombre de traje y bigote.

La multitud comienza a aplaudir eufórico y de entre la multitud surge un muchacho con rasgos muy similares a ti, un gran número de chicos y chicas le hace escándalo y le anima a que suba al estrado, no te extraña ni un poco que se encuentre rodeado de buenas y honestas amistades, siempre ha contado con carisma y fuerza, ha sido nutrido con los valores con lo que lo has forjado.

Sonríe y dando unos pasitos graciosos sube al estrado, da un respiro y se dispone a hablar.

— Ante todo, buenas noches con todos los presentes. Me siento muy agradecido y honrado, por el honor que me conceden al estar aquí al frente. Solo diré, el pensamiento que cualquiera de mis compañeros quiere expresarles a sus amigos, maestros, familiares…Esta noche en la que celebramos nuestra graduación, no bastaría para expresarles lo que siento, ya que ustedes, van más allá de los sentimientos. Señores maestros, gracias, mil gracias por ser más que nuestros segundos padres, ser nuestros consejeros y siempre estar ahí para apoyarnos y motivarnos. Compañeros, amigos más que amigos son mis hermanos, y cada uno ha sido muy importante en mi vida, tanto que por ello soy como soy ahora. Ustedes han quedado permanentemente grabados en mí ser, por tantos momentos pretoritos ocurridos y por suceder, ocupan cada uno, un lugar, hasta en lo más insignificante en mí. — hizo una pausa y te observó— Pero más que nada, ustedes como yo debemos agradecer a nuestros padres—suspiró— mamá, desde momento de darme la vida, de enseñarme cada palabra, a caminar, a entender las cosas que me rodeaban, a que has trabajado con esfuerzo para que yo salga adelante, a enseñarme cuanta entrega, fortaleza y fuerza de voluntad se requieren en la vida, porque por más difícil que has tenido la fuerza para para mantenerte en pie y a mi hacerme salir adelante— sus ojos se cristalizan y su voz se quiebra— por enseñarme el valor de una persona, de una mujer y crearme así un profundo respeto a cada una de ellas infundado en lo que eres para mí mama, por enseñarme que puedo contar contigo como sea y cualquier momento, que siempre se puede ser luz en medio de la oscuridad— hizo una pausa— por eso compañeros, amigos, familia, si ven mi algo grande, si ven en mi o en ustedes personas maravillosas, si están orgullosos, si he hecho algo, si he marcado una diferencia y si seré alguien importante, pueden estar seguros que es por mi madre…

En ese momento el discurso aún no terminaba, pero en ti surgía un sentimiento indescriptible, una alegría inmensa, cuando él dirigía tu mano a ti y te miraba con amor y orgullo, cuando cientos de personas en el publico aplaudían de pie estas palabras y soñabas y entendías que esas palabras eran para ti y en el cielo a través del concreto del salón, haya en firmamento, se dibujaba estrella.