Y después de marcharse con rosas en la mano, había quemado sus recuerdos para no recordar su horrible pasado.
Fue mío alguna vez el néctar de tu boca, fue mío alguna vez el brillo de tus ojos, pero lo que siempre será mío será el recuerdo de nosotros.
Nosotros somos dos idiotas queriendo ser grandes; ¿habías pensado, Juan, lo mucho que se asemeja la vida con cada vicio?
Caí en el vicio de tu labios, embriagadores, qué iluso fui al pensar que algún día me podrían pertenecer.
... Pertenecer a este mundo, Roberto, siempre abarcará cada vicio. Pero nosotros los humanos somos cigarrillos, habanos ¡y pipas¡