Fuiste todo para mí, pero porque quisiste serlo. Ahora no me culpes solo a mí de que lo hayamos asesinado.
Asesinado de una manera tan cruel que todavía te da pavor y por las noches vuelves a rememorar la pesadilla real que viviste, sin poder olvidar cómo le quitaron la vida ante tus ojos sin que pudieras hacer nada por evitarlo y sabes que esa terrible experiencia te acompañará por el resto de tu vida.
Mísera como aquella persona que es parca con lo que tiene, no dispuesta a compartir nada de sí, acumulando todo sólo para ella misma, como si fuera posible llevarse todo cuando perezca, mas no sabe para quién ha trabajado tanto porque aquellos cercanos que le sobrevivan, compartirán su despojo.
Esperanza que brilla como una lámpara que se alza para alumbrar más allá de lo que puede verse, dando una visión diferente, más clara, más optimista, más confiable y ésta guiará los pasos hacia adelante sin importar qué obstáculos se le presenten porque con seguridad los podrá pasar.
Pasar sobre ellos ya que es la realidad. Aquella que destaza los intentos de redención y muele el cariño tardío.
Tardío fue aquél amor que ella decía profesar ahora por mí cuando, tiempo atrás, fui yo quién lo sintió primero, pero... No le creí.
Creí que sería como antes de que te fueras, pero no es así. Tu ausencia puso de manifiesto que lo que pensábamos era amor; no lo es y hoy nos damos cuenta que era solamente la costumbre, así que lo siento, pero no es posible una segunda oportunidad.
Lejos de lograr llamar tu atención, porque una sola de tus miradas sería para mí el aliciente que necesito para que no muera la efímera ilusión que tengo de un día tu corazón conquistar.
Conquistar cual un pirata tras un tesoro o un cazador tras una presa. Pero me doy cuenta que bajo el patrocinio de Cupido sobre este mórbido juego, yo no soy sino la presa.
Presa quedó de sus falsos encantos, descubriendo demasiado tarde que la apariencia no era lo importante, sino la persona interna y ahora le será muy difícil conseguir su libertad.
Libertad que le fue arrancada por mirar su dulzura íntima. Y ella, a cambio, tan solo corrompió su alma.
Alma en cadenas, unas invisibles, pero al fin cadenas en las que los eslabones están tan fuertemente soldados que es difícil abrirlos, pero lo hará, los abrirá aunque eso le lleve la vida entera, porque más vale intentarlo que no hacer nada.
Entendía como cada segundo transcurría lentamente, con la inseguridad y el desconcierto de lo que depara el mañana.
Mañana será el gran día, entonces no habrá nada que puedas hacer para detenerla ni aunque lo intentes todo. ¿Y por qué será así? Porque fuiste demasiado desinteresado e ignoraste todas las señales que ella te dio.
Apreciarla como la más fina y costosa joya. Amarla y cuidarla, protegerla de cualquiera que se atreva a robar su corazón, porque ese sólo a él debe pertenecer.