Palpable y no intangible como el Amor, la felicidad y la compañía de aquella persona que no esperamos.
Esperamos y nada pasa. La vida sigue, el sol sale cada mañana, el tiempo marcha inmutable y tú, a pesar de tus promesas, te pudres bajo tierra.
Tierra foránea, recorrida como un sueño. En la cual uno vive nuevamente y lo matan los errores del pasado.
Pasado que no quiere dejar ir, aferrándose a éste como si no hubiera un presente para mejorar y de ese modo recibir el futuro de la mejor manera.
Manera cruel de abandonarme la tuya: despojarme de mi corazón y tirarlo como si fuera basura. Dejas un cuerpo, un cascarón vacío que ya no podrá llenarse.
Llenarse el odre con las lágrimas que derrama, porque es imposible para ella dejar de llorar y no sabe si algún día la sequedad a sus orbes volverá.
Volverá a esos tiempos, en los que se creía feliz, hasta que sus ojos se abrieron y la ilusión llegó a su fin.
Fin de la película y no pudo dejar de lanzar un hondo suspiro, porque la cinta le había llegado por completo al corazón.
Amor que le suplicó en tiempo pasado, pero ya no lo necesitaba más porque en su ausencia, ella se había fortalecido como no creyó posible y ahora que había regresado, sólo quería que la dejara en paz.
Él, que no puso todo su empeño para evitar que sucediera, así que la consecuencia para los dos es la completa soledad.
Soledad... ¿Eres amante o villana? ¿Exaltas el amor con la lejanía y procuras mantener idealizado el recuerdo o cruelmente torturas al pobre enamorado al recalcar lo lejos que se halla del objeto deseado..? Soledad... Se amiga y cómplice, no fría juez...
Juez, así fuiste tú para con ella, porque no tocaste tu corazón para dictarle la sentencia terrible de vivir el resto de sus días sin ti, privándole de tu amor encerrándola detrás de los barrotes del abandono.
Me sorprende bastante que pese a cómo la abandonaste siga tras de ti. ¿Dónde quedó ese orgullo que solía tener?
Alcanzarlo es tu único deseo, así que harás todo cuanto puedas para lograrlo, porque sabes que de ello depende tu felicidad.
Sentía que ya no podía soportarlo más, pero también sabía que no podía vivir sin él, así que haciendo su disgusto a un lado, lo miró y le dedicó la mejor de sus sonrisas.
Sonrisas tan falsas como su vida, esa vida que había construido poco a poco, que poco a poco le había quitado la felicidad, causando que sus sonrisas le mintieran a los demás, que todos pensarán ella estaba bien, cuando claramente no era así.