Long-fic Compromiso:: (InuKag) Inuyasha

Tema en 'Fanfics Abandonados de Inuyasha Ranma y Rinne' iniciado por linaeinu, 7 Marzo 2010.

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    linaeinu

    linaeinu Entusiasta

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    Compromiso:: (InuKag) Inuyasha

    Hola chicas!! aqui les dejo uno de mis fics jeje

    Espero que les guste.

    para futuras aclaraciones...

    Esta es la version editada y mejorada de un fic que ya habia subido aqui, se llama : NUESTRO AMOR NO ESTA ARREGLADO, le cambie el nombre tambien.

    Espero que no haya ninun problema. y si es asi me disculpo xD

    Y pues....

    DISFRUTEN!!!



    ///




    INTRODUCCION​



    Era de día cuando los rayos del sol entraron por la ventana de una hermosa mansión.
    Llenando una de luz una habitación en particular. Ya que dentro de esta dormía plácidamente una pequeña niña de cabellos negros.
    Abrió los ojos emocionada, ese día era su cumpleaños, ya tenía diez años de vida. Estaba muy contenta. Se levanto de un salto de la cama y salió de su cuarto corriendo a despertar a sus padres.
    El nombre de la chica era Kagome Higurashi. Era una niña preciosa. A pesar de la corta edad que tenía su cabello era tan largo que le llegaba casi a las rodillas, sus ojos eran de un chocolate intenso. Una completa dulzura.
    Pero sobre todo. Era muy tierna. Amable y considerada. Prometía ser de grande toda una mujer hermosa y caritativa. Con una personalidad y alegría que contagiaba conforme pasaba.​

    Cuando llego a la habitación de sus padres ellos ya no estaban ahí. Se dio cuenta de que ya estaban organizando todo para la gran fiesta. Lo mejor de todo, como le habían dicho ellos. Era que ese día conocería al chico con el que la habían comprometido.
    El hijo menor de la familia Taisho. El cual era una de las personas más ricas del país, además de socio de su padre, también era un amigo muy querido de su familia. Así pues, cuando ella nació y el hijo del señor Taisho también, decidió que deberían casarse para que sus familias se unieran y formaran una sola.
    El señor Ino Taisho tenía dos hijos: el mayor era Sesshoumaru de 15 años y el menor era Inuyasha de 10 años. El prometido de la chica.​

    Era la hora de la fiesta. Los invitados se abrieron paso en el gran salón a medida que llegaban. Y después de unos minutos hicieron su parición el señor Taisho y sus dos hijos.​

    Kagome se veía hermosa, llevaba un sencillo vestido color rosa, la hacía ver como una pequeña princesa. Y en sus cabellos un listón del mismo color.
    Inuyasha, por su parte, iba de traje negro y corbata, muy elegante, su cabello plateado le llegaba por debajo de los hombros.
    Al verse por primera vez, bueno. No podían apartar la mirada el uno del otro. Tenían curiosidad, sus padres les habían dicho que ese día se conocerían. Aun estando informados de la situación no dejaban de ser solo unos niños.
    Ella tenía tiempo queriendo conocerlo. Se sentía emocionada, nerviosa. Y con un poco de duda. Pues no podía sacar de su cabeza unas palabras que le habían dicho sus compañeras de la escuela. Ellas decían que Inuyasha era un arrogante y presumido heredero que solo pensaba en el dinero. Y que si la habían comprometido con ella era claro, por la fortuna de su familia. Desecho la idea. Ese chico tan apuesto no podía ser así.
    -Sé que él no es así…-Se dijo ella sonriendo.​

    Inuyasha no podía dejar de verla. ¿Era ella quien sería su esposa en un futuro cercano? ¿Esa niña tan hermosa? ¡Y pensar que yo me opuse a eso! – Se dijo el hanyou sonriéndole también.​

    -Inuyasha hijo.- le dijo su padre.- ¿Por qué no llevas a Kagome al balcón?- les sonrió complacido. Sabía que era lo mejor para ambos, al igual que los padres de Kagome. Los dejaron solos para que se conocieran y regresaron con los demás invitados.​

    El pequeño asintió y se acerco a ella lentamente aun con su sonrisa. Vio como ella se sonrojo por un segundo, no supo porque eso le dio tanta dicha. Tomo la mano de Kagome. Su sonrojo se hizo más notorio pero sonrió y lo acompaño afuera.
    Entendía lo que era tener un prometido. Su madre le había dicho que se casaría con alguien cuando fuera adulta. No le molestaba. A demás, Inuyasha le caía muy bien.​


    Al estar afuera la chica sonrió.
    -Así que tú eres Kagome…- escucho la chica que él decía. La miraba de una forma que ella no logro descifrar. Asintió sintiéndose apenada.
    -¿Eres Inuyasha Taisho verdad?- pregunto ella viéndolo a los ojos.
    -Si…- respondió el.- Yo soy tu prometido.- aseguro sonriéndole.
    -¿Te casaras conmigo cuando seamos grandes?- dijo ella sonriendo mas.
    -Eso fue lo que mis papas me dijeron Kagome…- el chico miro hacia abajo.- ¿Te molesta que tome tu mano?
    -No…- dijo ella mientras caminaba. Fueron a una banca y se sentaron.​

    Kagome estaba contenta. Sabía que algún día se casaría con él. Ya hasta sentía que lo quería. Era un niño muy lindo y le gustaba.​

    -Kagome…- la llamo él. -Mi papa me dijo que tenía que hacer esto bien. Como todo un caballero. Y eso soy.- dijo poniéndose de pie pero sin soltar la mano de la chica.​

    Ella lo miro extrañada, no le había entendido muy bien. Asintió y lo miro esperando.​

    -Kagome Higurashi…-comenzó a decir el. Trataba de recordar la forma adecuada de pedir su mano. Su padre le había dicho como. Se había arrodillado y sostenía la mano de la chica con fuerza.- ¿Te casas conmigo?- preguntó sintiendo vergüenza. Sus mejillas de pusieron rojas pero no dejo de mirarla.​

    La niña lo miro sonriendo. Su madre le había dicho que así pasaría todo. También le dijo lo que tenía que contestar. Pero aunque no le hubiera dicho nada ella aceptaría con gusto. Ese chico le gustaba más a cada minuto que pasaba.​

    Lo miro aun sonriendo y con su mano libre tomo la de él que aun sostenía su otra mano.
    -Si…- le dijo viéndolo a los ojos. Sintió mucha vergüenza al igual que el.
    Inuyasha le sonrió y se levanto. Volvió a sentarse junto a ella. Con sus manos entrelazadas.​



    ///​


    Después de ese día. Inuyasha y Kagome se habían vuelto inseparables. El chico iba todos los días a casa de ella. Ya que iban a escuelas diferentes. Inuyasha comenzó a sentir que tenía que verla todos los días si no se sentía mal. Cuando no estaba con ella la extrañaba, además, lo ponía de mal humor.

    Cuando cumplió los 14 años. Le dio su primer ataque de celos al ver como otro niño le hablaba a Kagome.
    Así que fue hacia ellos, tomo a Aome de la mano, miro al chico que estaba ahí y con una voz autoritaria le dijo:
    -Kagome es mi prometida!

    Tanto el chico como ella lo miraron atónitos. Kagome se sintió alagada. Los cuatro años que habían transcurrido desde que se anuncio su compromiso no se había separado de Inuyasha. Pero esa era la primera vez que lo veía celoso. Ahora sabía lo que esa palabra significaba. También lo que el sentimiento demostraba. A demás sabía que Inuyasha la quería.
    Pero aun así... ¿Inuyasha la quería tanto?

    Lo siguió a donde él iba, tenía que, el chico no soltaba su mano. Llegaron a una banca, se encontraban en el parque. Inuyasha la miro con una cara que no le había visto poner nunca. Estaba enojado.
    -¿Inuyasha que tienes?- pregunto ella viéndolo preocupada.
    -Tú eres mi prometida Kagome…- dijo él. No como frase. Lo estaba dejando claro.
    -Si, eso ya lo sé.- respondió ella como si fuera la pregunta más obvia del mundo.
    -Entonces prométeme algo…-comenzó el.- Promete que nunca te vas a casar con nadie que no sea yo.

    Ella lo miro impresionada. ¿Un simple ataque de celos podía provocar todo esto? Sonrió a su hanyou y asintió.
    -Te lo prometo.- aseguró.
    Inuyasha la miro contento. Tenía tiempo queriendo hacer algo, solo que no sabía bien cómo. A demás le daba vergüenza.
    Se acerco a ella y tomo su rostro con ambas manos.
    -¿Me quieres… verdad Kagome?-pregunto el mirándola fijamente.
    -Si, te quiero mucho.- respondió la chica sonriéndole. La mirada que tenia Inuyasha era muy tierna. Una sensación extraña pero agradable se apodero de su estomago. A demás, se sentía un poco nerviosa.
    -Y yo te quiero mucho también.- le afirmo el.- Por eso…- susurró el chico. Se acerco al rostro de Kagome. Vio sus ojos que estaban abiertos por la impresión. Como sus mejillas se tornaban de un rosado intenso. Y cuando ella cerró los ojos. El la besó.

    Fue en ese momento en que Inuyasha se dio cuenta que estaba enamorado de su futura esposa.
    Por eso. En el día del cumpleaños 15 de su prometida le diría que la amaba. También, aunque sabía que no lo eran oficialmente, le pediría que fuera su novia, con todas las reglas. No podía esperar a que ese día llegara.

    La Miko estaba…
    ¿Cómo podía decirlo? ¡Estupendamente! No podía creer aun que Inuyasha la besara. Su corazón latía como loco solo al recordarlo.
    ¿Eso era lo que se sentía cuando amabas a alguien?- se preguntaba. A lo que había leído y lo que había escuchado así era. ¿Pero Inuyasha la amaría también?
    Se pregunto eso por toda la semana, a tres días de su cumpleaños número 15 después de que el Hanyou regreso de su viaje con su padre le había dicho que quería decirle algo importante. Eso solo aumento su curiosidad.

    El esperado día llegó.

    La fiesta estaba por comenzar. Kagome había tardado mucho en arreglarse pero no le importaba, quería estar muy bonita para su prometido. Había tenido una charla con su madre. Y le había confesado que se había enamorado del hanyou. Su madre la abrazo contenta. Temía que su hija quedara atada a un matrimonio sin amor. Deseaba que contara con la suerte que tuvo cuando conoció a su marido. Su matrimonio también había sido arreglado pero ellos se enamoraron al instante.

    Ella quedo pensativa. No creyó que algo así le hubiera pasado a sus padres. Pero estaba feliz. Aparte de que ya tenía quince años, tenía un regalo para Inuyasha, su cumpleaños había sido dos semanas atrás, pero como se había ido de viaje con su papa no pudo dárselo. Y con todo lo de los celos, su declaración y el beso…
    Lo olvido por completo. Pero ese día no.
    Le confesaría su amor y le entregaría su regalo. Esperaba que le gustara, no lo había hecho ella misma, pero la intención contaba. Era un juego de anillos. Bueno, era un anillo y un collar para él. El anillo era sencillo. Pero el collar no. Tenía una estrella con un pequeño cerrojo en el centro que solo se abría con la llave que estaba en el collar que ella traía puesto. Eran hermosos. De plata pura.

    Dieron las ocho de la noche y su casa ya se encontraba llena de personas. No conocía a la mayoría pero no le importaba. Ella solo quería que llegara su Hanyou.

    Muchos de los socios de su padre la felicitaban y le decían lo hermosa que se veía. Y no era para menos. El vestido blanco que traía era precioso, parecía una novia. Irónico pero así era. Iba como la etiqueta le decía. Con guantes largos, zapatillas de tacón alto y el cabello recogido con unos rizos sueltos que le enmarcaban su rostro. El único accesorio que llevaba era como había dicho. Su collar. Traía el regalo de Inuyasha en una pequeña cajita que guardaba en una bolsa oculta del vestido. Estaba impaciente por ver la cara que pondría por su regalo.

    Se encontraba saludando a unos familiares que no veía desde hace tiempo cuando vio al señor Ino Taisho entrar al salón. Sonrió como una boba esperando que detrás de él viniera su hanyou. Pero no lo vio.
    Frunció el ceño angustiada, ¿vendría después? Sabía lo importante que era ese día para ella. No podía haberse olvidado. El sabía que ese día era su cumpleaños.
    A demás, ¿para qué le dijo que quería decirle algo muy importante si no venia?- se pregunto ya un poco irritada.
    -Feliz cumpleaños…- escucho que alguien le susurraba al oído. Casi salta del susto. Conocía esa voz a la perfección. El chico la tomo de la cintura, se encontraba detrás de ella.
    Kagome sonrió. Típico de él. Le encantaba asustarla. Y sobre todo, llegar como lo había hecho en ese momento. Se volteo y lo miro sonriendo. El la abrazo con fuerza, estaba tan contento que creía que no era real. La chica lo abrazo también. Suspiro aliviada, lo bueno era que ella estaba con él.
    -¿Por qué te gusta asustarme Inuyasha?- pregunto ella mirándolo molesta. Hizo un puchero y no dejo de mirarlo.
    El hanyou sonrió aun más. Le encantaba cuando ponía esa carita de disgusto. Esa era la razón por la que la asustaba.
    -Me gusta tu cara de disgusto…- confesó el acariciando su mejilla.

    La chica lo miro avergonzada pero le sonrió también.
    -Tonto…- dijo jalándole un mechón de su cabello.- Pensé que no ibas a venir…

    El abrió los ojos impresionado. Si creyó por un momento que él no vendría… ¿Que acaso no lo conocía bien?
    -No seas tontita…- comenzó a decirle.- Me siento ofendido. ¿Cómo puedes creer que no vendría en el día más importante para ti?- la abrazo de nuevo acercándola a él.- ¿Ya te dije lo hermosa que luces esta noche…?- le susurro lentamente.
    -No, estaba a punto de regañarte…- bromeo ella pegando su frente con la del Hanyou.
    -Entonces permíteme repetirlo…- siguió el.- Estas tan hermosa con ese vestido que pareces toda una novia. Lo hiciste para que no quisiera esperar a que cumplieras los 20?- Dijo él mientras rosaban sus narices.
    -No creí en esa posibilidad…- respondió la chica sintiéndose mareada. Se sentía tan cómoda con él.
    -Mentirosa…- dijo el tomando su rostro con una mano.- Yo creo que lo hiciste a propósito…- la miro a los ojos.- Confieso que tu plan funciono. Eres tan hermosa que no quiero esperar tanto. Quiero casarme contigo en este momento…- termino el besando sus labios.
    Kagome no pudo decir nada. Estaba shockeada, ¿cómo podía ser la vida tan bella?- se preguntaba cuando Inuyasha la beso.
    Extrañaba esa sensación de calidez. Le correspondió el beso tímidamente y le acaricio el cabello con sus manos.
    Inuyasha casi gritaba. Era la segunda vez que la besaba y no podía describir cuanto había extrañado esos labios dulces. No quería dejarla. Quería que ese beso durara toda la vida.
    -Ejem…- Escucho el Hanyou a lo lejos.-Ejem…- volvieron a escuchar. Pero no se detuvieron.- No me obliguen a echarles agua…- Escucharon ambos, se separaron para ver quién era el que los interrumpía.
    - Lo siento señor Taisho…- se disculpo Kagome apenada. Su futuro suegro los veía con una sonrisa picara y se notaba que quería reírse.
    -No te preocupes pequeña…- comenzó a decir el señor.- Solo vine a asegurarme que mi hijo te dejara respirar…- bromeo el guiñándole el ojo.
    -Padre…- gruño el hanyou.- ¿No deberías estar con los señores Higurashi?
    -De allá vengo hijo, solo que quieren hablar contigo.-lo miro aun con su sonrisa pícara.- Así que si nos disculpas querida…- dijo el tomando a Inuyasha de los hombros.- En un momento te lo devuelvo.
    -Claro…- Sonrió ella apenada.- Solo no tardes.- miro a Inuyasha y sonrió.- Te esperare.

    El hanyou le sonrió como un tonto. Estaba loco por esa chica. Aunque estaba furioso con su entrometido padre por esa interrupción.
    Aunque… ¿De qué querrían hablar con él los papás de Kagome?

    La chica sonrió. Ya sabía para que lo llamaran. Su padre había hablado con su madre y cuando le explicaron que su hija estaba enamorada de su prometido, su padre se sintió dichoso. Así que decidieron darle sus mejores deseos. A demás de su completa y total aprobación respecto a casarse con su hija.
    Sabía que tardarían un poco. Así que continúo saludando a todos sonriendo y esperando a que se lo devolvieran completo…


    Tenía rato que Inuyasha se había ido y ya se estaba impacientando. Fue a la cocina a tomar un poco de agua y de esa forma tranquilizarse. Se sentó en la mesa y contemplo el vaso de agua.
    Saco de su bolsa la pequeña cajita. La puso sobre la mesa y suspiró.
    -¿Kagome…?- escucho que una voz la llamaba. Sabía que era Inuyasha.
    -Aquí estoy…- susurro a su Hanyou. Mas no lo miro, sus ojos se posaron en la cajita.
    -¿Estás bien?- pregunto él. La chica se veía triste. ¿Preocupada tal vez?
    -Si…- sonrió ella.- Solo estoy algo cansada, ha sido una noche larga…

    El Hanyou se acerco a la mesa. Se paro al lado de ella y tomo su mano.
    -Si…- dijo el.- Han pasado muchas cosas…- sonrió más tranquilo, apretó su agarre pero vio la caja que su chica contemplaba.- ¿Qué es eso?- pregunto viéndola.
    Kagome lo miro sonriendo.
    -Ah, eso…- comenzó ella. Se levanto de la silla y tomo la caja.- Esto es algo que había querido darte desde hace tiempo…

    Inuyasha la miro extrañado.
    -¿Debo asustarme…?- bromeo él.
    -No, tonto…- rió ella. Le dio la cajita y sonrió.- Feliz cumpleaños…

    El Hanyou parpadeó.
    -Em… corrígeme si me equivoco. ¿Qué no la del cumpleaños eras tú?- volvió a bromear el confundido.
    -Lo sé…- respondió ella.- Es solo que no tuve oportunidad de dártelo el día de tu cumple. Saliste con tu padre, ¿recuerdas?
    -Claro que lo recuerdo, yo quería estar contigo pero mi padre no me dejo. Dijo que ese viaje me serviría para “forjar mi carácter”.- la miro.- No tenias que darme nada kagome. Solo con que estés conmigo es suficiente.
    -Lo sé… es solo que quería darte esto.- le dijo.- Ábrelo.
    Inuyasha la miró, no sabía que había hecho para merecer a tan hermosa chica. Se sentía un poco mal ya que el regalo que él quería darle no era tan maravilloso como el que le daba ella, aunque no lo veía todavía podía estar seguro.
    Tomo la caja y la abrió. Un anillo plateado se dejo ver primero. Lo saco y lo observó.
    -¿Me estás dando un anillo Kagome…?- le dijo sonriendo. Vio que no venia solo eso en la caja siguió buscando y encontró un collar con un dije de estrella. Lo miro asombrado. Era muy bello, vio que tenía una pequeña cerradura.
    Kagome se lo quito.- Yo tengo un anillo como el tuyo.- comenzó a decir ella.- También un collar, solo que ese no es el mismo…- le dijo, se quito su collar y se lo mostro.- La llave del mío abre tu dije.- le mostro como. Solo que no se abría. Al contrario. Inuyasha escucho una melodía salir de su collar.
    -Esta canción me gusta mucho…- dijo ella sonriendo mientras la música sonaba. Espero que te guste.- lo miro.- Además… -continuo hablando.- Mira.- Alzo su mano y señalo el anillo plateado. Lo traía en su mano izquierda.

    Inuyasha se puso el suyo casi hipnotizado. No podía creer lo que Kagome acababa de darle. Estaba fascinado.
    -Gracias…- susurro el tomando su rostro.- Es el mejor regalo que he recibido en mi vida…- termino él. La beso despacio pero profundo. Ella le correspondió y lo abrazo por la cintura.
    -Dime algo…- dijo el al separarse.- ¿Traes el anillo en ese dedo por que si, o para irte acostumbrando?- soltó sonriendo.
    -Digamos que un poco de las dos…- confeso ella.
    -Entonces…- decía él mientras de su bolsillo sacaba un anillo.- Yo no lo traigo en una caja pero…- siguió el.- Quería dártelo hace un momento pero tú te adelantaste…- se disculpo sonriendo.- Aun así quiero que lo aceptes. Quiero que seas mi novia como debe ser. Sé que nuestros padre arreglaron el compromiso pero yo en verdad te quiero Kagome…- le confesó.- quiero que seamos novios y que como dije al cumplir los 20, poder casarnos…

    Ella lo miro sorprendida. No esperaba que le dijera eso. No esperaba que le diera también un anillo. Y mucho menos esperaba que le confesara todo eso. Sonrió casi a punto de llorar.
    -Lo acepto…- respondió ella.- Y sabes que yo también te quiero. Aunque…- susurro bajo al recordar lo que quería decirle.- Hay algo que quiero decirte Inuyasha…- dijo ella viéndolo fijamente.
    -Esta vez no dejare que te adelantes…- la interrumpió el Hanyou. Se arrodillo y la miro a los ojos. Tomo el anillo que traía y se lo puso en el segundo dedo de la mano izquierda. Arriba del que ya llevaba ella.-Kagome Higurashi…- volvió a decirle. Parecía que trataba de revivir la escena de hace años.- Desde el momento que te conocí cambio por completo mi forma de ver al matrimonio. Al principio pensaba que solo tenía que obedecer a mis padres. Que no me quedaba otra que casarme con quien ellos me dijeran por el bien de mi familia. Que estaría destinado a un matrimonio sin amor. Pero ahora me di cuenta de que yo no voy a tener eso si me caso contigo.- la miro sonriendo.- Kagome… lo que quiero decir es que…- sonrió.-…me enamore de ti.

    Ella soltó una exclamación.
    -Déjame terminar.- la interrumpió.- Quiero que seas mi novia.- siguió diciendo.- Como debe ser. Olvida lo que nuestros padres nos han dicho. Será como si este arreglo no existiera, quiero que tengamos un noviazgo normal sin arreglos.
    -Inuyasha…- susurro ella. Quería llorar. ¿Inuyasha la amaba?
    -Solo tienes que decir que si…- le dijo el sonriendo.
    -Si… - respondió ella levantándolo ya que el chico aun seguía arrodillado. Lo tomo del rostro y lo beso.
    Inuyasha suspiro complacido. Sabía que aun quedaban palabras por decir, por parte de ella claro. La beso contento.
    -Yo…- comenzó a decir la chica.- También quiero un noviazgo normal contigo Inuyasha…- confesó.- Y también…- lo miro con una sonrisa.- Yo también te amo.

    El la miro sonriendo y volvió a besarla.
    -Te amo…- susurro el Hanyou besándola de nuevo. La abrazo y permanecieron así por un momento.- ¿Quieres regresar ya?- pregunto acariciando su rostro.
    -Si…- dijo ella besándolo de nuevo.
    Inuyasha tomo su mano y salieron juntos al salón.

    Parecía que nadie se había dado cuenta de su pequeña desaparición. Sonrió a las personas que los saludaban, todos en esa habitación sabían del compromiso. Era normal que los vieran juntos.
    Kagome vio a sus padres a lo lejos. Les sonrió y se acercaron a donde estaban ellos.
    -¿Y bien…?- pregunto Ino Taisho viéndolos curioso.- ¿No tienen algo que decirnos?

    Todos los miraron. Kagome se sonrojo. Pero Inuyasha fue quien hablo primero.
    -Pues, solo podemos decirles que a pesar de lo que el “acuerdo” dice…-comenzó a decir el mirando a su prometida.-Yo amo a su hija y será un honor casarme con ella.

    Los padres lo miraron sorprendidos. No por no saberlo. Por la declaración que hacia el chico. Solo tenía 15 años de edad pero podía verse la pasión y orgullo con lo que decía lo que sentía.
    -¿Y tu pequeña?- pregunto el señor Higurashi.- ¿Estás de acuerdo con eso?
    -Si.- respondió ella sonriendo.- Inuyasha y yo nos amamos y esperaremos a que seamos adultos para casarnos. Aunque ustedes piensen que solo es por el bien de las familias…

    Los tres padres la miraron sorprendidos. Estaban felices por sus hijos. Parecía que todo estaba arreglado. Solo quedaba esperar a que ese día llegara.


    -¿Taisho eres tu…?- escucharon que alguien decía. El chico se acerco a ellos y los saludo.- ¿Amigo como estas? Hace mucho que no te veía…
    - Em, hola Onigumo…- Saludo de mala gana el. No eran amigos, no le caía bien, el chico era muy altanero e irrespetuoso. Lo conocía por que su padre era socio del suyo.- Cierto, tiempo sin vernos, ¿cómo has estado?
    -Bien, bien…- decía el viendo a Kagome.- Oye, unos amigos me preguntan por ti, ¿te importaría venir a saludarlos?- pregunto el chico sonriendo.

    Inuyasha asintió y miro a Kagome.
    -Ahora vuelvo…- dijo besando su mejilla. Acompaño al chico mientras él le platicaba lo que había estado haciendo.

    Al otro lado del salón estaban los dos tipos que siempre estaban con Onigumo. Ninguno de ellos le caía bien. Eran solo los seguidores del primero. Unos payasos que no tomaban las cosas en serio.
    -Inuyasha.- saludo uno de ellos.- Tanto tiempo.
    -Si…- dijo el dándole la mano.- Ha pasado tiempo ya.
    -Veo que el matrimonio te tiene muy ocupado…- dijo el otro sonriéndole.
    -Solo un poco…- confeso el por cortesía.- Me dio gusto saludarlos chicos, pero tengo que regresar.- termino el dándose vuelta.
    -Espera.- lo detuvo el primero.-Queremos hablar contigo de algo…- sonrió.- ¿Nos acompañas afuera?
    -Solo por unos minutos…- dijo el de forma educada. Los siguió preguntándose qué era lo que querían decirle esa panda de cretinos.


    Kagome suspiró.
    Una larga hora había pasado desde que Inuyasha se fue con su amigo. Lo más seguro era que tenían mucho que contarles. Aunque se le hizo extraño, el nunca le había hablado de Onigumo.
    Salió al balcón a tomar un poco de aire. Como su Hanyou no llegaba decidió seguir saludando a los invitados.
    Tenía horas diciendo hola, le dolía la mandíbula de tanto sonreír. Aunque había tenido muchas razones para hacerlo en ese día…
    Tomo asiento en una de las bancas del balcón. Recordaba como en ese mismo lugar había hablado por primera vez con Inuyasha. Como siendo tan pequeño le había asegurado que se casaría con ella.
    Soltó una risita.

    Levanto su mano izquierda y contemplo los anillos que llevaba puestos.
    No podía creer que todo eso pasara tan de prisa. Como era que… en tan poco tiempo ellos se hayan enamorado. Parecía casi irreal.
    Pero ella si lo amaba, lo sentía. A demás, la forma en que Inuyasha la miraba… tenias que ser ciego para no notarlo.
    Suspiro contenta al llegar a esa conclusión. Parecía que tenía que esperan un poco mas... no veía a Inuyasha por el salón. A demás les había dicho a sus padres que le dijeran que ella estaba en el balcón.

    Miro hacia los jardines al escuchar un ruido. No creyó que alguno de los invitados estuviera dando un paseo afuera. Escucho otro, esta vez más fuerte. Se levanto y decidió ir a ver quién era el responsable de esos extraños sonidos.

    La Miko siguió caminado por el corredor de rosales que daban paso a los jardines de su casa. Al acercarse más se dio cuenta de que los ruidos eran susurros. Más bien palabras. Alguien había salido a dar un paseo.
    Pudo haber regresado. Pudo simplemente ignorar quienes eran esas personas que estaban más adelante. Pero su curiosidad era grande.
    Siguió caminando decidida a decirles que lo mejor era estar dentro del salón. Ya que en breve se cortaría el pastel y se haría el Vals. Sonrió un poco al recordar eso. Bailaría con Inuyasha. Con su padre también pero… Inuyasha era más importante para ella en esos momentos, nunca había bailado con él.
    Escucho risas. Esas voces eran de chicos. Se dio cuenta de que estaban pasando la fuente y el pasillo de cerezos. Camino lentamente pero ansiosa. Sentía mucha curiosidad, creyó por un momento que su Hanyou estaría ahí.

    Pasó la fuente y los pudo ver a lo lejos.
    Al primero que distinguió fue al chico que había venido a buscar a Inuyasha. Sonrió al ver a Hanyou con él.
    Iba acercándose más. Vio que estaban otros dos más con ellos. Decidió ir allá y saludarlos. Además quería su baile con Inuyasha.

    Estaba a punto de llegar cuando su pie se atoro en una raíz. Se detuvo detrás del árbol para sacar su zapatilla. Fue ahí cuando escucho lo que ellos decían.


    -Felicidades Taisho…- decía uno de los chicos.- Veo que tú fuiste el afortunado que va a casarse con Kagome…
    Ella sonrió al escucharlo. Era normal que su amigo lo felicitara, aunque noto cierto toque de desdén en sus palabras.

    -Cierto…- decía el otro.- Aunque si fuera tu me sentiría desafortunado. Ni siquiera son novios y ya te trae cambiado…
    -¿De qué hablan?- preguntaba un Inuyasha de 15 años.- Yo no he cambiado nada. Sigo siendo el mismo. A demás… eso no les incumbe.- respondió el mirándolos irritado.
    Kagome también. No era de su incumbencia. Libero su pie de la raíz y dio unos pasos.
    -Si claro, lo que digas…- dijo el primero de los chicos viéndolo sin creer nada de lo que decía. Fue cuando vio que Kagome estaba tras de un árbol.-Aunque esto tiene algo interesante…- siguió hablando el chico.- Por lo que veo. Vas a ser muy rico si te casas con ella. Tu fortuna será enorme Taisho.- le sonrió.- A demás… según tengo entendido. Como prometido que eres, tienes ciertos derechos con ella…
    -¿A qué te refieres?- pregunto el Hanyou por segunda vez. No le gustaba nada el rumbo al que iba la conversación.
    -No te hagas el tonto. …-siguió diciendo Onigumo. Miro a la Miko de reojo y sonrió complacido.- Tú mismo lo dijiste. Que podías hacer lo que quisieras con ella. Que Kagome no significaba nada para ti… Que solo te interesaba su dinero…

    Kagome no podía creer lo que escuchaba. ¿Inuyasha les había dicho todo eso? ¿Solo le interesaba el dinero de su familia? ¿Ella no significaba nada para el…? Unas lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas. No podía ser verdad. Inuyasha la amaba. El se lo había dicho.
    Retrocedió aterrorizada por esas crueles palabras.
    Los chicos escucharon un ruido y voltearon a verla. Inuyasha la miro atónito. ¿Qué hacia ella ahí? ¿Habrá escuchado todo lo que esos idiotas dijeron?
    Los miro con desprecio.
    -Nada de lo que dicen es verdad…- comenzó el aguantando las ganas que tenia de golpearlos. Lo había dicho en un tono bajo, su voz no salía. Estaba tan furioso…- Ahora veo para que me citaron aquí. Si lo que querían era que Kagome creyera sus palabras…- quiso seguir diciendo el volteando a donde estaba su prometida, pero ella ya no se encontraba allí.
    Maldijo por lo bajo al no darse cuenta. Los fulmino con la mirada y salió en busca de su prometida.

    Ella no pudo creerles…- susurraba el chico mientras corría por el corredor de rosas. Tenía que creerle a él. No a esos idiotas. El no mentía. La amaba. El dinero no le importaba.
    Llego al balcón y descanso un poco para agarrar aire. Había corrido demasiado rápido. Pero no la vio ahí. Entro al salón desesperado. Tenía que encontrarla lo antes posible y explicarle que nada de lo que escucho era cierto.
    Kagome lo entendería. Ella le creería a él y no a los cretinos que solo habían venido a la fiesta a arruinarles el momento.

    La miro cuando entraba corriendo a la cocina. La siguió aliviado de saber donde estaba. Pero al entrar ahí no la encontró.
    Volteo a todas partes pero no la miraba. No sabía qué hacer. Podría llamarla, pero las demás personas podían oírlo, y no quería que se enteraran de eso.
    Avanzo unos pasos más adentro cuando escucho que una voz lo llamaba.
    -El baile…- susurró el Hanyou. Se le había olvidado por completo. Decidió salir al salón. Kagome tendría que ir también. Se suponía que el baile era para ella. Se acerco a su padre que lo miraba sonriendo. Al igual que sus futuros suegros. Los miro fijamente esperanzado. El señor Higurashi sostenía un micrófono y no paraba de llamar a su hija.
    Todos estaban esperándola. La chica no aparecía por ningún lado.
    -Tiene que venir…- se repetía el hanyou desesperado.- Ella confía en mi…-susurro mirando para todas partes.

    Los papas de Kagome lo miraron preocupados. El baile era muy importante para su hija. Algo malo tuvo que haberle pasado para que no apareciera.
    -Va a venir…- volvió a decirse Inuyasha.- Tiene que venir...-siguió diciendo el ahora en voz alta.
    Los murmullos no dejaban de escucharse, las personas lo veían extrañados. Su padre y suegros lo miraron preocupados y el no dejaba de repetir esas palabras. Creía firmemente que Kagome cruzaría esa puerta en cualquier momento.

    Pero ella nunca apareció.
     
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    linaeinu

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    Compromiso:: (InuKag) Inuyasha
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    Re: Compromiso:: (InuKag) Inuyasha

    Capitulo 1​


    Si, ella no había regresado. Todos en el lugar se preguntaban qué había pasado. Inuyasha no podía creerlo. Los papas de Kagome lo miraron enojados, preguntándole que era lo que él le había hecho a su hija. Pero él no quería responder nada. Quería hablar con Kagome. Que le dijera que creía en él y no a los idiotas esos. Pero nada de eso ocurrió.

    Pasaron 5 años. Cinco años en los que Inuyasha había luchado por hablar con ella. Pero Kagome no quería. Hablo con el padre de Inuyasha y le pidió de la forma más atenta que su hijo la dejara en paz. Hasta que después de año y medio de insistencia, Kagome cancelo el compromiso.
    Sus padres se opusieron rotundamente. Pero a ella ya no le importaba, sentía su corazón roto y no quería seguir sufriendo.
    Inuyasha por su parte, entro en una fase de negación. A pesar de que la chica había cancelado su compromiso a él no le importaba. Sabía que Kagome lo amaba. Aunque una cosa si lo desesperaba…
    ¡Ni siquiera le había dejado hablar con ella! No podía cancelar todo sin siquiera permitirle explicarle las cosas con calma. ¡No podía tampoco ir a su casa!
    Cada vez que llegaba los guardaespaldas de su padre le decían que no podía entrar. Que la señorita Higurashi no quería verlo.
    Y era verdad, la Miko pasaba todos los días encerrada en su cuarto. Decidió que lo mejor era no volver a tener contacto con ese imbécil. Lo odiaba. Y se encargo de que nunca supiera cómo encontrarla.
    A pesar de eso, ella se había convertido en toda una mujer, muy hermosa y aun más linda que de niña. A demás seguía con su encantadora personalidad.
    Era muy conocida en la escuela. Todos ahí la querían mucho. Traía a los chicos de la escuela de un ala por ella. Pero la chica tenía el corazón destrozado.

    Inuyasha por otro lado. El tiempo que había pasado tratando de hablar con Kagome le enseñaron muchas cosas. Sabía que yendo a su casa no conseguiría nada. Sus cartas le eran devueltas sin abrir. Hasta las flores que mandaba terminaban en la basura. Tenía que haber otra forma. La iba a encontrar, lo sabía, solo era cuestión de tiempo.
    Su carácter había cambiado. Ahora era todo un hombre, muy apuesto, pero sobre todo. Ahora era más atrevido, muy coqueto y arrogante. Pero su corazón seguía latiendo esperanzado.

    Al cumplir los 20 y entrar a la universidad. Inuyasha había dado con ella. Contaba con la ayuda de una persona muy importante. Le había dicho que a escuela asistía ella y ese mismo día llegaría ahí.

    La chica dudaba que ese día pasara algo que ni por un momento le llego a la cabeza. Inuyasha había descubierto algo y había decidido que entraría con ella a clases.

    En la mañana empezaron las clases, los alumnos estaban en el salón haciendo escándalo cuando entro el profesor…
    -Alumnos, silencio. Tomen asiento para presentarle a un nuevo estudiante…
    -Un nuevo estudiante… ¿quién será?-se pregunto Kagome mientras miraba por la ventana de manera distraída.
    -Pasa por favor… - decía el profe.- Muy bien chicos, denle la bienvenida a su nuevo compañero…-Termino de decir el. Todos veían atentos a la persona que se aproximaba.
    - ¡Buenos días a todos!- Dijo él chico al entrar. -Mi nombre es Inuyasha…
    -¿Qué…?- soltó Kagome para sí misma. -Inu…–susurro en voz baja.-…Inuyasha? – se pregunto. Eso no podía ser posible. Tenía años de no verle. Debía haber una equivocación, se dijo a sí misma. Pero cuando levanto la vista y lo vio ahí parado, con su porte de arrogancia. Creyó que el mundo se derrumbaba

    El hanyou miraba a sus compañeros. Sabía que era el aula correcta. Solo era cuestión de buscarla entre todos.
    - Vaya…-Se dijo él cuando su mirada encontró la de ella. - Por fin te encontré...
    - Muy bien Inuyasha, siéntate…-Comenzó a decir el profesor.
    - Por favor, conmigo no…-se decía Kagome viendo como el asiento contiguo al suyo estaba vacío.
    - Oh...Si al lado de Higurashi…
    - ¡Rayos! –se dijo mirando como el Hanyou sonreía complacido. Avanzaba hacia ella y no dejaba de mirarla a los ojos.
    -Perfecto…- Susurro él.
    -Esa misma mirada dios mío. -pensó ella. ¿Por qué demonios insistes en verme Inuyasha? ¿Porque ahora que por fin estaba empezando a olvidarte?

    Él le regalo un pequeña sonrisa, pues era más que claro que la chica estaba atónita por verlo ahí, y eso lo alegraba, pues eso había querido hacer el, llegar en el momento menos esperado...

    -Muy bien, escuchen todos. Hoy es el último día de clases. Debo decir que se me hizo muy extraño que la escuela admitiera a un alumno en estas fechas, pero… - Dijo el profesor un tanto confundido.- Olvídenlo.- vio su reloj.- Es hora del descanso…

    Inuyasha sonrió. Sabía que su “inesperada llegada” confundiría a muchos ahí. Pero no le importaba.
    Lo bueno era que tenía dos semanas libres que podía pasar al lado de ella. Eso lo hizo sonreír más.
    Tenía que hacer todo lo posible porque Kagome conociera la verdad. Lo iba a lograr. Tenía muchas cosas planeadas. Además, una de las razones por las que se había puesto en acción era que había escuchado de un fuente muy valiosa que cierto idiota andaba queriendo algo con su chica. Eso lo hizo entrar en razón, no quería perder ni un momento más.

    Kagome no quería verlo. ¿Cómo fue que paso eso? ¿En qué momento fue que entro a su escuela? ¿Qué acaso no le había quedado claro que no quería verlo nunca en la vida? Lo miró de reojo, no dejaba de sonreírle burlonamente. Se dio cuenta de que su única salida sería salir corriendo de ahí. No paso un segundo desde que el timbre sonó cuando la chica aprovechando que Inuyasha tomaba su mochila salió tan deprisa que el hanyou soltó una carcajada.

    - ¿Hay dios que voy a hacer...?-se preguntaba sentándose en una de las mesas de la cafetería, tomó su cabeza con sus manos, y suspiro resignada.
    - Hola linda ¿qué haces?- Escucho que alguien le decía. Casi salta del susto. Por un momento creyó que el dueño de esa voz era Inuyasha.
    - Eh… hola Kouga…
    - ¿Qué te pasa Kagome?- pregunto el lobo preocupado.- Te veo triste.
    - No es nada- Dijo ella sonriendo un poco.

    Kouga la miro. Se había dado cuenta de la forma en que el chico nuevo la veía. ¿Será el mismo Inuyasha con el que estaba comprometida? Esperaba que no.
    -Está bien Kagome.- le sonrió.- ¿Qué te parece si nos vamos a caminar?
    -Claro...- responde ella. Tenía que despejar su mente aunque sea por unos minutos.
    Caminaron juntos rumbo a los árboles. Pero no se había dado cuenta que cierto chico de cabellos plateados los estaba siguiendo.
    -Espera Kouga me quiero sentar…
    -Claro Kagome lo que tú quieras.- Dijo el muy caballerosamente. -Casi se me olvida… -la miro aun sonriendo.- Hoy es tu cumpleaños ¿verdad Kagome?


    Ella le sonrió, ese día era su cumpleaños número veinte. Se sentía feliz pero al recordar lo de su compromiso palideció un poco.
    Eso no se le escapo a Kouga. Sabía que el acuerdo al que su familia la metió era que al cumplir os veinte se casaría con ese mal nacido de Taisho.
    -Estas un año más vieja…- susurro el sonriéndole. Quería que esa atmosfera de tensión se disipara.
    Kagome rió. Kouga siempre la hacía reír.
    -Gracias Kouga…- lo miró.- la verdad no recordaba que hoy era mi cumpleaños. Sonrió contenta con su amigo. Siempre podía contar con él.
    -A si me gusta verte, sonriendo y feliz…- dijo el lobo acercándose peligrosamente a ella.- Porque, te ves tan hermosa riendo…

    Ese momento, como antes paso muy rápido. Kouga estaba tan cerca de ella, que no podía hacer nada, si no esperar lo inevitable, ella no quería, pues él era su amigo, es cuando sintió que la tomó de los hombros...
    - Es el fin.- pensó ella cerrando los ojos.
    -¡Oye tu…suéltala! –escucho que alguien gritaba. Esa voz… no podía ser el.
    -¿Quien eres tú? – pregunto el chico viendo con furia a la persona que los había interrumpido. El chico nuevo no podía ser el mismo que estaba prometido a su Kagome.
    - Inuyasha… - dijo la chica sorprendida. ¿Qué hacia el ahí?
    - ¿Kagome, conoces a este tipo?- pregunto el esperando así que lo sacara de su duda. Pero ella no fue quien le respondió.
    -¡Claro que me conoce idiota! ¡Yo soy su prometido!-le aseguro Inuyasha. Estaba enojado, aunque lo disimulaba muy bien. Tenía un caminar muy tranquilo. Pero Kagome sabía que tenía todas las ganas de pelearse con kouga, solo su quijada tensa traicionaba su postura.

    Kouga lo miro impresionado. No podía ser… ¿Qué demonios hacia él en la misma escuela? ¿Porque había venido después de tanto tiempo? ¿Creía que podría venir como si nada y reclamar a Kagome? Gruño por lo bajo.
    -¿Así que tu eres el prometido?- le pregunto kouga viéndolo con repulsión. Había temido eso desde el momento en que Kagome le había dicho que estaba comprometida. -¿Inuyasha Taisho no?
    -Claro que si, ella es mí prometida.- dijo el hanyou ignorando su última pregunta.- ¡Así que aléjate de ella!
    - ¿Y apoco crees que la dejare?- lo miro sonriendo con ironía.- Por lo que se… ¿A ti no te importa lo que pase con ella verdad? Llevas 5 años sin llamarla o verla. ¿Me equivoco?

    Inuyasha lo miro atónito. ¿Cómo era que ese chico sabía tantas cosas? Pero recordó; “Kouga es el mejor amigo de Kagome…”- Fue lo que su hermana le había dicho. “Es normal que Kagome quisiera desahogarse después de lo que escucho hermanito…” –Eso también le había dicho.
    No le importaba eso. Lo que realmente le partió el corazón fue ver el rostro de Kagome. Estaba tiesa, su mirada fija en el. Como si en cualquier momento fuera a caerse. Y todo por el boca floja ese de Kouga. Le había arruinado su oportunidad de disculparse.

    -Ya veo… -siguió hablando el lobo.- ¿Ni siquiera puedes negarlo verdad? No tienes ningún derecho de venir a reclamarla.-miro a la chica.- ¿Kagome nos vamos?

    Inuyasha lo miro sorprendido. ¿Cómo se atrevía ese chico a hablar por ella? Aunque estaba seguro que Kagome pensaba eso quería escucharlo de sus labios. Si se iba… no sabría qué hacer.
    - No…- Hablo ella. Kouga la había agarrado del brazo para que lo acompañara, se zafó de su agarre y lo miro a los ojos.- Tengo que hablar con el…- Susurro ella muy bajo. Aun así el Hanyou la escucho. Tenía que ponerle fin a esa situación ella misma. No tenía otra opción.
    -Pero Kagome… -respondió el lobo viéndola impresionado.- ¿Qué cosas tienes que decirle a ese tipo?
    - Kouga por favor, solo vete.- término ella de hablarle. Se alejo del chico y camino hacia Inuyasha.
    - Esta bien...- dijo kouga no muy convencido, ya que esa situación no le agradaba en nada.-Solo porque tú me lo pides…- termino el diciéndole a la chica. La miro por última vez y se fue de ahí.

    Kagome esperó a que se hubiera alejado lo suficiente para voltearse a ver al hanyou.

    - Y bien…- comenzó el.- No estás feliz de ver a tu prometido… ¿O es acaso que ya te olvidaste de mi?-le pregunto Inuyasha un poco calmado
    -¿Qué es lo que estás haciendo aquí Inuyasha?- preguntó ella molesta.
    - Vine a buscarte… ¿Acaso no puedo estar con mi prometida?
    - ¿Que dices?-dijo ella enojada y sorprendida. Tenía que estar bromeando el no la quería, lo había dejado muy claro. Cierto… recordó ella. -Un momento.-lo miro a los ojos.- El compromiso esta cancelado, ¿recuerdas?
    -Si eso es cierto. Eso fue lo que Tú decidiste- comenzó el.- Pero yo no estoy de acuerdo...- Dijo acercándose un poco.- Dime Kagome. ¿Todavía sigues negándote a ser mi esposa?

    Ella lo vio atónita. ¿Quién era ese chico y que había hecho con el verdadero Inuyasha? No lo entendía. Hablaba con tanta seguridad, aunque pudo notar un toque de nerviosismo y… ¿Desesperación?
    - Además, yo se que tú sientes algo por mi…-dijo Inuyasha muy confiado.
    - No sé de qué estás hablando. –decía ella manteniendo su voz fría.
    - Claro que lo sabes…- No dejaba de hablarle.- Y yo siento algo por ti… lo sabes Kagome- Le decía acercándose a ella. Noto como retrocedía. A pesar de la actitud de frialdad Inuyasha podía ver como su labio inferior temblaba un poco. Dio unos cuantos pasos y el camino se le acabo. La chica choco con un árbol del cual Inuyasha no la dejó escapar. La aprisiono poniendo sus brazos alrededor del árbol dejando a Kagome sin ninguna salida…
    -¿Qué pasa?- pregunto el.- ¿Acaso tienes miedo de mi?- dijo Inuyasha acariciando el rostro de Kagome.
    - Ah… - susurro.-Inuyasha… Yo…- trataba de decir. ¿Había dicho que sentía algo por ella? ¿Escucho bien eso?
    - No digas nada...- Dijo el tan bajo que apenas y pudo escucharlo, se acerco mas.- No sabes cuánto tiempo he esperado para verte…
    - Inuyasha… -Susurró ella entrecerrando sus ojos. No podía mantenerse firme, tenia años queriendo escuchar esas palabras de su boca. Soñando incluso con eso. Era patético lo sabia pero ella aun lo amaba. No podía negar lo que sentía por él. Su corazón destrozado comenzó a latir apresurado de nuevo, las sensaciones que creyó no volver a sentir nunca se apoderaron de su cuerpo. Quería que la besara de nuevo. Pero no sabía qué hacer. El la había lastimado mucho, podría irse, si podía irse. ¿Pero de verdad quería eso?
    -Kagome... –susurro él. Tomo el rostro de la chica, estaban a escasos centímetros, hasta parecía que ya se estaban besando. Inuyasha podía saborear los labios de la Miko. Pero un ruido chirriante lo hizo detenerse. Era la alarma de la escuela.

    Kagome parpadeó. Solo le costó medio segundo darse cuenta de lo que estuvo a punto de pasarle… ¡Iba a dejar que Inuyasha la besara de nuevo!
    ¿Cómo fue que dejo que eso pasara otra vez? Gimió del coraje que sintió consigo misma. Se soltó de los brazos de Inuyasha y salió huyendo de ese lugar.
    Corrió lo más que sus piernas le permitieron. Estuvo punto de caer de nuevo en ese laberinto de emociones.
    -Eres débil…- Se dijo sintiéndose humillada. ¡Si tan solo la mirada de ese chico no la hiciera perder la razón!


    Inuyasha la vio alejarse. Estaba furiosa lo sabía, pero también había visto sus ojos. No podía engañarlo. Ella también lo quería. Pero vio también como se reflejaba el dolor en ellos. Aun así… creyó ver algo. Una cosa que no pensó que ella tuviera todavía, se había quedado con una enorme duda. Pero no dejaría que esa oportunidad se le fuera de las manos.

    Regreso al aula. Vio que su chica aun no entraba, eso le preocupo. El profesor aun no llegaba pero lo haría en cualquier momento. Tenía que hacer algo para recuperar esa oportunidad que el idiota del pulgoso le arrebato.
    Sonrió al recordar su idea. Tomo su celular y marco. Se dio cuenta de que su hermana tampoco estaba ahí.
    -¿Si…?- Se escuchó al otro lado del teléfono.
    -Hola hermanita…- susurro el sonriendo.- ¿Estas con ella verdad?

    Sango suspiro. Efectivamente estaba con Kagome. Habían ido a la biblioteca a recoger unos libros que el profesor les había pedido. Se alejo un poco de ella para que no escuchara. Kagome no tenía idea de que Inuyasha y ella eran hermanos. Algo que ella quería decirle desde el principio pero que su idiota hermano no le permitió.
    -Si, está conmigo…- respondió molesta.- ¿Qué fue lo que le hiciste Inuyasha?-pregunto ella.
    -No digas mi nombre… recuerda que ella no debe saber que somos hermanos. Aun no. Te hablaba para pedirte un favor… -hizo una pausa.- Solo escucha.- dijo el Hanyou.

    Sango gruñó escuchando el brillante plan que le contaba. Sin duda su hermano era un romántico de primera.
    -Eres un idiota, ¿sabías eso?- dijo ella enojada. -Está muy alterada, ¿y ahora tú quieres hacer eso? - respondió ella.- Te juro que si la veo llorar de nuevo por tu culpa, te matare…- lo amenazó.
    -Lo sé…- susurro el Hanyou sintiéndose culpable.- Te prometo que eso ya no pasara.
    -Más te vale…- término ella.
    -¿Sango…? –escucho que Kagome la llamaba. No hizo falta que le dijera a su hermano. El ya había colgado.
    -Acá estoy amiga… - le sonrió. Recogió los libros y regresaron al salón.

    Inuyasha colgó sonriendo. Ahora solo quedaba esperar a que las clases terminaran

    Las vio entrar con unos libros. Sango lo miro asintiendo pero Kagome no. Aunque pudo ver una mirada que no le gusto en nada. Ese lobo asqueroso lo miraba con odio. No le dio importancia, después de todo, Kagome era suya.
    -Escuchen todos…- comenzó el profesor.- Como ya les había dicho, hoy es su ultimo día de clases. Que tengan muy buenas vacaciones, hagan sus tareas y…- les sonrió a todos.- Disfruten sus días libres, y nos vemos en dos semanas. En cuanto a usted señor Taisho. Ya nos pondremos al corriente cuando regresemos.

    Inuyasha sonrió viendo a Sango. Ella le saco la lengua pero asintió.
    Sango se acerco al profesor y le pidió que lo acompañara a la salida. Cuando se salió regreso a hablar con Kagome.
    -¿Amiga me puedes hacer un favor?- le pidió ella.- ¿podrías guardar mis cosas en mi mochila? Tengo que ayudar al profesor a llevar los libros a la biblioteca.
    -Claro Sango no hay problema.- dijo ella sonriendo. Quería terminar rápido e irse a su casa.

    Ella le sonrió y salió de ahí asegurándose de que no hubiera nadie presente. Fue cuando vio a Kouga en la entrada.
    -Oh, kouga…- sonrió al chico.- El profe me pidió que me ayudaras a llevar los libros.
    Kouga la escucho. Pero no quería ir. No quería que ese perro se acercara a Kagome otra vez. Miro a la Taijiya y le sonrió.
    -Si claro…- Recogió los libros y la siguió.

    Kagome había terminado de guardar las cosas de Sango en su mochila. Su amiga era muy desordenada, tenía todo esparcido en la mesa. Hasta unas cosas se habían caído al piso. Suspiro y puso la mochila en su lugar. Tomo la suya y guardo sus cosas. Quería hacer lo mismo que en el descanso. Salir corriendo sin ver hacia atrás, es cuando escucho que alguien cerraba la puerta.


    Inuyasha había sido más listo que ella, al ver que Sango se llevaba al último estorbo –Kouga- se acerco a la puerta y cerro con llave...

    -Que es lo que estás haciendo?-pregunto ella al ver que cerraba la puerta.- Inuyasha responde…- pidió ella al borde de un colapso nervioso
    - Esta vez no voy a dejar que salgas corriendo....- decía mirándola con una sonrisa.
    Ella lo miro sorprendida.
    -Si no abres esa puerta ahora mismo, ¡voy a gritar!- le aseguro manteniéndose firme.
    -Anda, hazlo.- le dijo el aun sonriendo.- Seguro querrás que toda la escuela se entere de que dos estudiantes se encerraron en un aula solo para "conversar".
    -¡Eres un idiota! -gimió ella.- Déjame salir de aquí!- le grito perdiendo la paciencia. Estaba asustada.
    -¿Por qué huyes, mi Kagome?-dijo mientras se acercaba a ella.- ¿Acaso le tienes miedo a tu futuro esposo?
    -¿Crees que te tengo miedo? – pregunto ella viéndolo desafiante.- Por favor, ¿qué me puedes hacer tu?-le contesto mientras reía con un aire de superioridad.- A demás. ¿Por qué dijiste que no estabas de acuerdo?
    -Oh... ya veo...-dijo el evitando su última pregunta.- Entonces, ¿yo no puedo hacerte nada verdad?-decía mientras la veía de manera depravada.

    -No me refería a eso…- comenzó a decir la chica. Quería saber de verdad si lo que decía acerca de casarse era en serio. Pero al ver la sonrisa tan… Sedienta, se asusto.- ¡Que ni se te ocurra Inuyasha!-le grito apuntándole con su mano.

    Pero el fue más rápido, se acerco de prisa, pues sabía que contaba con pocos minutos para que su “tiempo a solas” se terminara, la tomo en sus brazos, y sujeto su mano, siempre le había gustado hacer eso, la tenía tan cerca, que estaba luchando por no caer en la tentación y besar esos carnosos labios que extrañaba tanto.

    Fue ahí cuando lo vio…

    Un par de anillos se dejaron ver en la mano que sostenía el hanyou. El anillo que él le había dado. Y el que hacia juego con el que aun traía él. Sorprendido por eso, dio una mirada a su cuello. Ahí se dejo ver el dije en forma de llave que ella le había mostrado hace 5 años. Sonrió con deleite al darse cuenta de que toda esa mascara de frialdad era pura apariencia. El también llevaba su collar. Jamás la había olvidado. –Al igual que tu…-se dijo el sintiéndose emocionado.

    Kagome se quedo estática, se había acercado tan rápido que no lo vio venir. La tenia abrazada y su mano sujetando la suya. Vio como el observaba su mano y como después abría los ojos impresionado. Ella entendió.
    ¡Había visto que aun llevaba los anillos!

    Se sintió patética. Bajo su mirada y recordó que también llevaba su collar. No sabía si se sentía tan mal por llevarlos después de tanto tiempo o porque estaba segura que él no los traía.
    Lo miro sonreír, esa sonrisa llena de ternura, era la misma que había puesto cuando ella le dio su regalo. Miro de forma rápida la mano de Inuyasha que aun sostenía la de ella y ahí vio un pequeño destello.
    Abrió los ojos tanto que creyó que no aguantaría las ganas de llorar. Ahí estaba el anillo que ella le había dado. ¿Cómo era posible eso?-se pregunto ella cada vez mas confundida. Había escucho esas palabras… ella sabía que él no la quería. Que no significaba nada para él. Y si era verdad entonces… ¿Por qué Inuyasha aun traía puestos los regalos que ella le había dado?

    Quería llorar.
    Lo vio a los ojos y en ellos observo un destello que la asustó.
    Tragó con fuerza al recordar lo que hace un momento había dicho.
    ¿En verdad él se atrevería a hacerle daño? Y por otra parte. ¿De verdad quería casarse con ella? ¿Sentía algo por ella además del simple hecho de seguir las órdenes de sus padres? ¿Significaban algo el anillo y el collar que ella le había dado?

    Inuyasha la acerco mas, vio como su mirada se poso en sus manos.
    -“Así es Kagome…- pensó el.- Yo no te he olvidado. Y la prueba cariño, es este anillo que no ha abandonado mi mano desde el día en que me lo diste…”.
    Quería besarla. Lo deseaba más que a su vida. Pero fue cuando noto como ella entristecía. Como sus ojos luchaban por no estallar en lágrimas. Eso le dolió. No se había dado cuenta del enorme dolor que le causaba cada vez que la tenía cerca. Podía ver que Kagome sufría por dentro. Lo amaba, ella lo amaba estaba seguro. De no ser así ella no estaría tan mal solo con abrazarla. Suspiro para sus adentros. Tenía que ir despacio. Quedaba mucho tiempo para recuperar.
    Dejo de abrazarla pero no soltó su mano.
    -Solo quiero despedirme de ti Kagome…- susurró el acercándola de nuevo a su rostro.
    -¿Qué?-fue lo que pudo decir. Esa frase tan normal hizo que desaparecieran las que hace unos segundos la atormentaban. Lo miró.- Yo…- dijo ella. Quería preguntarle por que aun llevaba el anillo puesto. El no la quería. ¿Por qué demonios traía el anillo puesto?

    El no la dejo terminar. Tomo su rostro y besó su mejilla. Muy cerca de los labios.
    Una voz en su interior gruño como león al sentir esa suave piel bajo sus labios. Quería mas… pero no podía. Al menos no por ahora. Tenía que ir con calma. Ahora que se había dado cuenta de que ella un lo amaba… no podía correr ningún riesgo de perderla.
    -Feliz cumpleaños…-susurro el chico sonriéndole. La vio poner esa cara de estupefacción que le encantaba. Miro de nuevo esos ojos marrón que lo veían con una mezcla rara de miedo y esperanza. Le sonrió con ternura y se fue.

    Kagome se quedo inmóvil.
    Tuvo que recordarse que tenía que respirar. Ese acto la había dejado sin aliento. ¿Por qué Inuyasha le había hecho eso? ¿Por qué llevaba puesto los regalos que ella le había dado si no significaba nada para él? ¿Si no la quería? ¿Por qué le sonreía con tanta ternura? ¿Hablaba en serio cuando decía que no estaba de acuerdo con la cancelación de compromiso? ¿Pensaba aparecerse cada cumpleaños o qué?

    Se sentía derrumbada. Rendida. No quería escuchar más preguntas. Quería respuestas. Quería saber porque era que el regresó. ¿Por qué si ella había dejado claro que nunca en la vida se casaría con él venía a su vida de nuevo?
    Sollozó sintiéndose mareada. Un martilleo insoportable se apodero de su cabeza. Las lágrimas que estaban luchando por reprimir salieron si tregua.
    Cayó de rodillas al suelo y comenzó a llorar. Quería odiarlo. Quería poder verlo y no sentir nada… quería no sufrir más por él. Quería…

    - ¿Kagome…?- escucho la chica que una voz le decía. Una voz preocupada. No respondió. Sabía que su voz no saldría a como se encontraba.
    -Kagome… - susurro la voz, una calidez que ella conocía escucho saliendo de esa voz. Era su amiga.
    Sango se acerco.
    - ¿Kagome, que te paso?- pregunto ella viéndola aguantando las ganas de golpear al idiota de Inuyasha. Su hermano sin duda era el culpable.

    -Lo… lo siento Sango…- susurro la Miko con voz ronca. Intento levantarse pero sus piernas no respondían. Sango se agacho y la ayudo a ponerse de pie. Ella la miro agradecida. Aun quería seguir llorando.- Gracias, estoy bien…- la miro tratando de sonreír.- Aquí está tu mochila.- le decía ella con la vista abajo.
    -Gracias amiga…- dijo ella tomando su bolso.- ¿Que fue lo que paso? –Pregunto como si no supiera.- ¿Por qué estabas llorando?
    -No es nada… -intento decir ella.
    -Claro que si es algo.- la miro triste por su falta de confianza.- Vi que el chico nuevo salió del aula. ¿El te hizo algo?- pregunto molesta. Ya se las vería con Inuyasha al llegar a casa.
    -Si…- susurro ella mirándola.- Bueno, no. El no hizo nada. “por supuesto que no había hecho nada…”- Se dijo ella molesta.
    - ¿Ya lo conocías? –Pregunto a la chica.
    - Mmm… si.-dijo ella viéndola a los ojos.- Es que el…-comenzó a decir dudando de contarle a Sango sobre su compromiso.-…es mi prometido.
    - ¿Tu prometido? –Pregunto ella pareciendo sorprendida. Tenía que seguir mintiéndole hasta que Inuyasha le dijera.- ¿Cómo fue que paso eso amiga?
    - Esta bien te voy a decir…- suspiro viéndola un poco más calmada.- Cuando cumplí 10 años lo conocí, mis padres me lo presentaron y me dijeron que estaba comprometida con él. Yo no le vi ningún problema, sabía bien lo que eso significaba. Prácticamente lo conocía, se volvió mi amigo y estábamos felices por casarnos cuando cumpliéramos la edad necesaria.-hizo una pausa y suspiro.- Después… al cumplir los 15, estábamos en mi casa. Mis papas me hicieron una fiesta. Yo estaba muy contenta. Inuyasha me había dicho que vendría y que quería decirme algo importante. Salí un momento al balcón a tomar aire. Llevaba toda la tarde saludando a todos y diciendo gracias… me sentía cansada. Esperaba a que Inuyasha regresara de saludar a unos amigos. Fue cuando escuche que alguien decía mi nombre…-Kagome cerró los ojos por un momento. Había contado esa historia solo una vez. Y le costaba no sentirse mal. Vio que Sango la miraba con un dolor tan comprensivo, como si ya supiera lo que estaba a punto de decirle. Ignoro eso, a demás a ella la conoció al año siguiente. Miro hacia la ventana del aula y siguió contándole.- Me acerque a donde había oído las voces. Las personas estaban bajo el balcón, donde están los jardines de mi casa.- dijo la chica viendo a Sango.- Mire a Inuyasha, estaba con unos chicos. Eran los hijos de uno de los socios de mi padre. Iba a acercarme a ellos y saludar a Inuyasha pero…
    -Kagome…- susurro la chica acercándose a ella.
    -Aun recuerdo la escena.- susurro aguantando de nuevo las lágrimas.
    Y no era para menos. Eso que sus oídos escucharon…


    “-Felicidades Taisho…- decía uno de los chicos.- Veo que tú fuiste el afortunado que va a casarse con Kagome.
    -Cierto…- decía el otro.- Aunque si fuera tu me sentiría desafortunado. Ni siquiera son novios y ya te trae cambiado…
    “-¿De qué hablan?- preguntaba un Inuyasha de 15 años.- Yo no he cambiado nada. Sigo siendo el mismo. A demás… eso no les incumbe”.- respondió el mirándolos irritado.
    “-Si claro, lo que digas…- dijo el primero viéndolo sin creer nada de lo que decía.-Aunque esto tiene algo interesante…- siguió hablando el chico.- Por lo que veo. Vas a ser muy rico si te casas con ella. Tu fortuna será enorme Taisho.- le sonrió.- A demás… según tengo entendido. Como prometido que eres, tienes ciertos derechos con ella…”
    “-¿A qué te refieres?- pregunto el Hanyou por segunda vez.”
    “-No te hagas el tonto. …-siguió diciendo Onigumo. Miro a la Miko de reojo y sonrió complacido.- Tú mismo lo dijiste. Que podías hacer lo que quisieras con ella. Que Kagome no significaba nada para ti… Que solo te interesaba su dinero…”



    -Trato de no pensar en ese día…-confeso Kagome mirando a Sango.- Pero no creo que pueda Ahora que el está en mi clase…
    Amiga…- dijo ella abrazándola. Esa no era la historia completa pero la comprendía. Lo que faltaba era lo más importante. Solo que ella aun no lo sabía. Aunque era normal que no quisiera recordarlo. La miro.- ¿Quieres irte?
    -Si… gracias.- le sonrió. Tomo sus cosas y salieron del aula.

    En el camino venia inmersa en sus recuerdos. Más bien en lo que pasó en la mañana.
    ¿Cómo fue que Inuyasha entro a su escuela? Lo único bueno era que tenía vacaciones. Eso fue muy extraño… ¿Por que entraría un alumno a una escuela en el último día de clases?
    ¿Por qué rayos llevas el anillo Inuyasha…?- seguía preguntándose. Aunque recordó que ella aun traía el que él le dio. Los dos para ser exacto. Pero era diferente, a demás… Noto que Inuyasha los miro. ¿Por qué no dijo nada?
    Suspiró.
    “Eso fue lo que decidiste Tú. Pero yo no estoy de acuerdo…”- recordó que el hanyou le había dicho.
    -¿Lo habrá dicho en serio…?.- se pregunto ella en un susurro viendo por la ventana del coche.

    Llego a su casa, se alegro de que no estuvieran a la vista sus papas, lo más seguro era que le preguntarían por Inuyasha. No quería hablar de él. No quería sentir de nuevo eso por él, y sobre todo no quería volver a creer en él.
    -Señorita…- escucho que el ama de llaves le decía.- llego algo para usted. Me tome la libertad de ponerlo en su habitación.- le sonrió.
    -Gracias Kaede…- dijo ella desanimada.
    Entro a su habitación y dejo su bolso en el escritorio. Le llego un olor a rosas… no recordaba haber puesto flores en su cuarto. A demás su perfume no olía así. Miro toda la habitación y pudo ver cómo tanto su cama como el piso alrededor estaba tapizado con ramos de rosas… rosas blancas. Y rojas, noto ella.
    Sus favoritas. Abrió la boca para decir algo.
    - ¿Qué es esto?



    ///


    Hola chica gracias por tu mensaje aqui d}dejo la conti espero que te guste *w*

    DISFRUTA!!!
     
  3.  
    blackrose18

    blackrose18 Usuario VIP Comentarista Top

    Piscis
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    Re: Compromiso:: (InuKag) Inuyasha

    Em sí... lee las reglas, no puedes postear en colores.
     
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