Como todo empieza todo termina, descubre lo que sigue.

Buenos días/tardes/noches.

Este pequeño One-shot está narrado en segunda persona ligado con primera creo, no estoy segura, me voy más por segunda; ya me dirán qué creen. Pues la verdad no escribo mucho, trato de mejorar eso y sobre todo la narración. Así que sugerencias, críticas, una patada, no mentira todo es bien recibido; me gustaría saber qué piensan de esto.
Pues encontrarán dos oraciones en cursiva será como la moraleja o no como lo quieran tomar ni yo sé, dichos de por ahí que aciertan.

Creo que es todo xd espero les guste.

Géneros: tragedia, amistad, drama. Quizá un poco de romance/amor.
Palabras: 1100.

Como todo empieza todo termina, descubre lo que sigue.
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Quizá no sea el momento apropiado para que le digas, pero ya no puedes más con la inquietud, te está matando poco a poco, cosa que ya no soportas… de todas formas no tienes qué perder, ya nada puede ser como antes.

Él en aquel momento te dijo: “Nada cambiará, todo seguirá igual.” Cuando tú diferiste. Trataste de creerle, aunque en ti habitaban los nervios y en el fondo sabías que no sería lo mismo. Y así fue.

Nunca llegaron a ser ‘algo más’, sólo hubo insinuaciones e intentos que no resultaron bien, ¿por qué? Por no tener paciencia… por no saber esperar, prácticamente orgullo; y viéndolo desde mi punto de vista… ambos tienen la culpa, pero siento más por parte de él.

Sonríes al recordar; sientes nostalgia en tu interior pero a la vez estás feliz porque sabes que fue lo mejor, ya que te evitó sufrir menos de lo que previniste. Porque aunque fue uno de los momentos más felices de tu vida, resultó ser que no terminaría con un final feliz… te diste cuenta que había cosas que no conocías de él, desacuerdos más que todo, por ello no duraría mucho y esa hermosa amistad se iría toda a la basura, no hubiera habido salvación alguna.

Pero qué más da, si después de aquello su amistad –y lo que implicaba en la misma– fue marchando establemente con el tiempo, mejoraba y desmejoraba; los desacuerdos se hacían más notables entre tú y él, ya no se entendían el uno a otro, discutían por cosas sin importancia… todo se disipaba.

»Estás aferrado a su amor, si es que es eso y no una obsesión« Le dijiste cuando notaste más abrupto su cambio, cuando le sacaste en cara que estaba más al pendiente de aquella chica que lo de su alrededor.

Era ridículo, tú con la compresión trataste de salvar la amistad cuando ésta se caía a pedazos, y él al tratar de salvarla empeoraba la situación.

Nunca se disculpó por todo lo que hizo, a pesar de que tú sí; quizá con sus simples “te quiero” pensaba que sí, cuán errado estaba…

Pero hoy estás allí, sentada en esta mesa del cafetín esperando a que él llegue. Y sabes que estás feliz, porque así como él encontró pareja después tú también lo hiciste, y ese chico nunca te podrá dañar como él, ya no más.

Y yo como tu mejor amiga, la que te consoló todas esas noches fatídicas cuando él se perdió en el camino enamorándose de otra, estoy aquí para apoyarte si te llegas a quedar sin habla.

Pero así como tú, también le agradezco. ¿Sabes por qué? Por no haberte elegido, porque al fin y al cabo no iba a funcionar, y el dolor iba a ser peor. Por haberte apoyado en momentos difíciles así como tú a él, porque a pesar de todo es una buena persona, y como tú también lo eres has aprendido a perdonarlo para poder seguir.

Oh, ahí viene… se acerca a ti cuando logra encontrarte con sus ojos, aquellos orbes azules que te embelesaban; un bello recuerdo que quedará en el pasado. Se sienta frente a ti y te saluda, con su mirada confusa te pregunta por qué lo citaste aquí.

Le explicas poco a poco con calma, quieras salir ya de todo esto. Él trata de intervenir, pero yo no se lo permito, le digo que primero termine de escuchar todo lo que tienes que decir. Su ceño se tuerce, mostrando molestia. No le agrada nada de lo que dices, como si estuvieses mintiendo pero sabe que es verdad. Por último le agradeces por todo lo que han pasado juntos, todos aquellos momentos de apoyo en el que se entendían y acordaban cosas. Al terminar, se te forma un nudo en la garganta y una lágrima amenaza salir de tus orbes verdes…

Él atónito calla por un minuto. No es que no se lo esperase de ti, sino que también le duele. Empieza con disculparse por todo lo que ha pasado, y también agradece tu gran amistad. Admite en parte que se ha vuelto distante, y que concuerda que ya nada es como antes.

En ese instante me pregunto cómo es que ambos en algún tiempo tuvieron una conexión tan fuerte, que casi fueron pareja. No tienen mucho en común, pero vaya que se llevaban bien. Cuando ambos se apoyaban al estar mal o les rompían el corazón, ahí estaban siempre. Todo pasó de un momento a otro por sus mentes, aquellos recuerdos.

Él se levantó y tú proseguiste la misma la acción. Se acercó a ti y te dio una gran y último abrazo. No aguantaste el estrujado que te dio el corazón y un par de lágrimas salieron de tus orbes las cuales reflejaban la tristeza que sentías. Él también lloró un poco, pero no lo hizo notar delante de ti. Te susurró un adiós al oído, te soltó del agarre, te miró de frente y por último te dedicó una sonrisa…y salió del cafetín, sin decir más, tratando de no voltear atrás.

El tiempo no nos permite olvidar pero sí soltar y seguir. Déjalo ir.
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«Acabó todo» Susurraste al verlo salir por la puerta. Te vi y te abracé, no soportaba verte así, correspondiste después de unos segundos.

Salimos del establecimiento y fuimos al estacionamiento donde estaba tu auto. Entramos y empecé a conducir, no quería incomodarte más dejándote conducir.

Sé bien que no es fácil terminar una amistad, pero creo que tu caso fue “especial” y sé que ambos lo guardarán como un hermoso recuerdo en sus mentes.

—Fuiste fuerte e hiciste lo correcto, lo sabes—dije queriéndote consolar. Tú limpiaste tu rostro con un pañuelo y te fuiste arreglando el maquillaje.

—Lo sé, y ya estoy mejor, tranquila. No quería seguir haciéndome daño hablando con alguien que no pasaba del mismo tema común y no teniendo confianza. Es lo mejor. Además… él ya es feliz con ella, lo sé. Por eso me alegro —esto último lo susurraste con una sonrisa. Parpadeaste un par de veces y reafirmaste con una peculiar sonrisa— Vamos, me están esperando.

—Cierto, falta poco para llegar —te sonreí.Terminaste de arreglarte y me preguntaste si te veías bien, asentí.

Esa es la Paola conozco, siempre sonriente y firme a pesar de todo. Y cómo no, si pronto verás aquel que te curó y mostró que entre más rápido perdonas a esa persona podrás seguir adelante, el chico que ahora te hace feliz y, quizá, lo será siempre.

Cuando alguien se va, es porque
alguien está a punto de llegar.
Paulo Coelho. ​