Policiaca Como dos Esmeraldas

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Luix, 23 Diciembre 2019.

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    Luix

    Luix Fanático

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    Bueno bueno, quiero primero aclarar que no estaba segura de si usar directamente "policiaca" o "explícito" porque no se cuál es el término de explícito y siempre lo confundo :c

    Sin agregar que es una mezcla entre policíaca/romance/drama, tampoco estaba segura de eso (?)


    Como dos Esmeraldas


    1. Esa mujer.
    Inhaló la última bocanada de aquel cigarrillo de marca barata, llegando al filtro, soltando el humo de manera lenta, podría jurarse disfrutar ese momento pero lo cierto es que la cólera la estaba consumiendo. Tosió unas cuantas veces sobre la manga de su saco negro, mientras se veía reflejada parcialmente en una de las vidrieras. Un escalofrió sucumbir al tacto en su omóplato, a lo que respondió con un gesto amargo. Encontró aquellas pupilas de un tono miel y esas hebras rojizas que tanto la fastidiaban.

    —Hola hermosa, ¿Crees que es bueno fumar en un Museo?

    —No está en servicio ahora.

    — ¿Así es como hablas con tus superiores?

    —Un superior no estaría cortejando a cualquier mujer que cruza por el camino, ni tampoco gastaría su sueldo en fiestas los días libres... —clavó su mirada en él—, tampoco perdería el tiempo en horas de trabajo, tengo el derecho de hablarte como quiera si no te tomas la molestia de hacer algo con seriedad o ser educado—.

    —Amy O'Brien, a veces dudo que seas humana —aludió con burla, siguiéndola por las escaleras—. El guardia que la encontró estaba fuera del edificio, cuando escucho un grito proveniente de aquí, la chica yacía en el suelo. ¿Qué dices de esto?

    —Un cuerpo con heridas de navaja arrojado desde un barandal, quebrando su nariz al impactar contra el suelo—respondió palpando la palma en el hombro de su compañía—. Interesante ¿Por qué no me llamas cuando ya tengas el cuerpo en el laboratorio?

    — ¿Por qué no me acompañas a cenar esta noche?

    — ¿Por qué perdería el tiempo contigo? —indagó, causándole una carcajada— ¿Tan difícil es hacer una llamada telefónica que no sea para satisfacer tus deseos?

    — ¿Tan fácil es que me rechaces?

    —Sí —encendió otro cigarrillo, comenzando su retirada, descendiendo escalones mientras se cuestionaba lo que deseaba beber antes de volver a su hogar. Estaba divagando entre sus opciones, optando por una cerveza, quizás acompañándola con algún aperitivo pequeño.

    Al revisar su monedero notó que no había traído tanto efectivo como para ambas cosas, largó un suspiro frustrado mientras buscaba algún sitio. Topó con Post Office Vaults, sobre Pinfold St unas calles más adelante desde su punto de partida. Sus paredes rojizas con un crema resaltaban entre los edificios, una mezcla despampanante y sutil. Orientó su cuerpo hacia la entrada, dentro, un amueblado barnizado de madera de roble de tono medio rodeaba el sitio, incluso la mesa de billar; el tejado se encontraba decorado por una clase de enredadera. A su parecer, era un sitio muy elegante para ser un bar.

    Se postró en una de las sillas altas cerca de la barra, leyendo el tablón mientras un hombre la examinaba sorprendido de su llegada, generalmente nadie se quedaba en la barra. Ella viró en su dirección, lo examinó: tez albina, orbes azulinos, cabello castaño, contaba con al menos un metro setenta. Llevaba una camisa negracias doblada hasta los codos, pantalones de un verde militar. Le inclinó la cabeza, sacando un vaso largo de boca ancha.

    —What do you want to order?—.

    Sus ojos quedaron estáticos, chasqueó la lengua, cubriendo su cara. —Maldición, olvidé el tema del idioma... —

    La risa de su contrario hizo que levante la cabeza y clave su mirar. —Hacía tiempo no escuchaba español. Dime, ¿Qué deseas ordenar?

    —Así que hablas español —se expresó incómoda—, quiero una Pietra.

    —Una francesa de color ámbar, sale enseguida. —Sacó su pedido, comenzando a servir, inclinando el vaso para evitar que la espuma se propague, entregándoselo en sus manos. O'Brien sujeto velozmente, tumbando el contenido en su boca sin mostrar nada de elegancia, deteniéndose al vaciarlo. Él estaba estupefacto, dedicó un gesto cálido y dijo —: ¿Tanta sed tenías?

    —Es buena para la rabia.

    — ¿Y qué te tiene tan furiosa? —indagó mientras secaba algunas copas y llenaba el que tenía su clienta—. Si es que se puede saber...

    Ahh... trabajo, siempre el trabajo.

    — ¿Día difícil?

    —Podría decirse —. Dio un último sorbo a su vaso, pidiendo otro más, oyendo su móvil sonar. Sacó de su bolsillo el aparato, colocándoselo en su oído, tomando la libertad del mundo de escuchar las quejas y sugerencias de aquel que osaba llamarse "jefe". Le hizo entender que no haría nada, pues ya habían pasado horas y él no tenía si quiera la sala en el laboratorio preparada.

    Entretanto, el joven cantinero se preparaba para que su compañía nunca tope con el fondo del vaso, aguardando que aquella mueca cada vez más marcada no sea dirigida hacia quien solamente atendía. Comenzó a dudar si la pregunta que había hecho seria la mejor. Ulteriormente a sus reflexiones, el ruido del vaso lo alertó, ella lo dirigió tan rápidamente que no tuvo tiempo de reaccionar a tiempo. El mutismo inundó el sector, el sonido de la botella rozando el recipiente resultaba más potente que antes, aún con la música recorriendo el bar.

    Una, dos... cinco botellas. Carraspeó su garganta divisando a la mujer, estaba pasando su índice por el borde del cristal, su cuerpo débilmente realizaba un movimiento sensato, cada tres minutos se la oía chistar. Un hombre de tonos oscuros se aproximó, a lo que él respondió con un vaivén de cabeza, rodeando la barra para tomarle por los hombros, guiándola a la salida.

    — ¿A dónde vamos?

    —Te llevaré a un taxi e irás a casa.

    —No sabes donde vivo idiota —lanzó una risa— ¿Cómo piensas llevarme? ¡No!... ¡No pienso decirte!

    —Te gusta causar problemas a la gente, ¿Cierto?

    —Quisiera verte... verte haciendo lo que yo... ¡Soy perito!

    —Si, si... una perito muy borracha. —Ella se soltó, tambaleándose y posicionándose delante, saludó e intentó irse, siendo tomada por el brazo— ¡No te puedes ir!

    — ¿Por qué no?—.

    Suspiró, darle motivos seria un movimiento no efectivo en este momento, no lo tomaría en cuenta aunque su vida dependiera de ello. De hecho, su vida dependía de la conciencia que ahora estaba adormilada por el alcohol en cantidades no recomendables. Aunque estuviera en contra de cargar a una recién conocida, no era alguien desalmado, menos en el estado en el que se hallaba.

    Se aproximo al verla perder el equilibrio y ladear a la izquierda, cogió su cuerpo entre sus brazos, oyendo sus groserías vacilantes que no eran bien pronunciadas. Deseaba a sus adentros dejarla a su suerte, únicamente le había causado problema tras problema y, aunque se comporte educado, ella lo insultaba. Expuso una carcajada minúscula, era una situación tan extraña y él se había vendido.

    — ¿Qué es tan gracioso?— indagó hostil.

    — ¿Cómo te llamas?

    — ¿Es un chiste? ¿No sabes quien soy?

    —No me has dicho tu nombre.

    — ¿Y si no quiero decírtelo? —dijo arqueado la ceja.

    —No lo hagas.

    — ¡Aunque te creas un genio no vas a hacerme hablar! — vociferó ofendida.

    Solamente se dedicó a avizorar, prosiguiendo su camino. «Que mujer más complicada...» pensó, «y con horrible carácter...»
     
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    Me iba a pasar antes cuando tenga un rato de igual manera mejor tarde que nunca dicen las lenguas ajenas así que aquí vamos...

    Para empezar la verdad me ENCANTA (Literalmente daría exclamación y mayúsculas más grandes (?)...) el como te expresas con gesticulaciones y acciones involuntarias de cada uno de los personajes. Creo que es el Punto más fuerte y que más explotas a día de hoy de tus relatos y la verdad es algo que me fascina y es muy propio tuyo.

    La verdad es una pérdida de potencial que deberías aprovechar a tu favor, el hecho de hacer lo mismo con la ambientación, se que si puedes con personajes que es mucho más complejo puedes con ambientes, lugares y entornos así que no desanimes con eso que realmente me gusta!

    Otra cosa más aclarar que al parecer va hacer episódico, muy fuerte y con personajes muy centrados para una iniciación de piloto, aún así me habría gustado indagar un poco más sobre sus personalidades, pero eso creo que se detalladas más a continuación así que es más que un capricho mío que otra cosa.

    A la hora de utilizar personajes y nombres con una tonalidad ambientada a lo que es USA prefiero que sea el escrito en inglés más que en español (debido más que otra a localización...) Por eso me ha encantado que se haya empleado el idioma en cuestión en una sección del escrito (Que por cierto gran detalle pero no abuses del traductor para futuros escritos.)

    Y por último la trama: bastante interesante a mí parecer debido que soy muy ¿Fanático? Del género en cuestión pero aún así no puedo dar mí veredicto debido a que no hubo mucho y estuvo muy escaso del mismo, aunque se hayan incluido los cargos de los mismos no hay énfasis de un crimen o una investigación abierta (Aunque hayas aclarado al inicio.)

    Y además los personajes; bien planteados e introducidos y espero un desarrollo (Mucho más de la aparente protagonistas) para futuras entregas así que no pondré las manos en el fuego de ellos pero me dejaron ese chispazo de sensación de: quiero más de ello. Pero no me va satisfaciendo o no me termina de cerrar.

    Luego de ello no hay nada más que acotar, espero que no tengas un hiatus demasiado extenso y estaré encantado de seguirla.

    Un salu3 y cuídate uwu
    ~
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  3. Threadmarks: 2. Falsa alarma
     
    Luix

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    Me alegra que la sigas TurtleFace , y gracias por las recomendaciones, las tendré en cuenta. Esta clase de historias se llevan mi musa jajja espero poder cumplir las expectativas~
    Lo cierto es que vacilo mucho a veces cada vez que escribo, así que un ánimo no viene mal para evitar el hiatus xD

    2. Falsa alarma

    Restregó su párpado aún somnolienta, las paredes de su cuarto habían cambiado, incluso la ventana era completamente diferente, velozmente se arrimó a avizorar por ella, lo que la rodeaba... ni siquiera era similar a lo que recordaba, y estaba más alto que un segundo piso en este lugar. Inhaló, captando la esencia de un café, café recién servido. Se encaminó directo al aroma, pasando mansamente la mano para abrir la puerta, encontrándose con un sujeto conversando por teléfono.

    Yes... other day I see you. —escuchó detrás de la puerta entreabierta— I'm sorry, I working right now, after will go calling you to talk about this—.

    Estaba abrumada, su cabeza solamente atendía a la resaca que ella misma se había provocado, intentó recordar qué hizo hasta ese momento. Sin embargo, nada de lo que su difuminada memoria le enseñaba daba éxito, eso la estaba frustrando. Peor que encontrar un cuerpo en un Museo, maldecía a su "jefe" a sus adentros por haberla hecho venir hasta aquí.

    Of course I going! —expuso él— Only I have to finalize my work and I am going confirm of your invitation—.

    Asomó su cuerpo en ambición de ver sus movimientos, estaba sirviendo café en un pocillo pigmentado en un azul apagado, de espaldas a la puerta, pasando la mano sobre la mesada. Vestía una remera de manga corta beige, un jean azul...

    No. Debía concentrarse. Atendió a sus palabras, no estaba hablando español, aún no entendía nada, y seguramente podría estar en un gran aprieto. Sin embargo, examinar su ropa no le ofreció alguna clase de pista, sabía que el sujeto era de esta ciudad, o podría no serlo. Era bastante estúpido pensarlo, millones de personas sabían inglés.

    She's been sleeping all time since arriving at the apartment.

    Un sudor frío corrió por todo su sistema, sí, estaba hablando de ella, pero, ¿Con quién? ¿Para qué? ¿Quién era el y por qué la tenía en ese lugar que no podía reconocer? ¿Quizás esto era por aquella mujer que habían encontrado muerta? Si esto era así… ¡Debía salir de ahí inmediatamente!

    Tocó su cadera en la parte derecha, comiéndose con la vista, no tenía su saco, tampoco la misma ropa que en sus memorias lograba retener. Chilló a sus adentros, ni siquiera podría marcar a su grandísimo maleducado e indecente superior, el teléfono de esa casa se encontraba en la cocina seguramente, pero no tenía una posibilidad de ganar una lucha si ya había sido “secuestrada”.

    By the way, excuse me for the inconveniences caused. I will try of bought a gift for you... ha ha... —masculló, sorbiendo el café—See ya.

    Cortó la llamada, girando hacia atrás, la mujer que tantos problemas le traía se encontraba parada en la puerta, petrificada. Solamente observó sus pasos confundido, pensando que quizás aquella no lo reconocía, algo que le forjó una mueca ante su gracia. Con manos inquietas y pasos acompasados, O’Brien se adosó a la mesada vislumbrando todo el cuarto. Percibió únicamente al florero en su centro, de vidrio con unas margaritas, mientras que por los muebles tenía una cafetera; todo limpio y ordenado. Sin darse cuenta, chistó la lengua, aquel anónimo se rió, rotándose a dispersar la infusión en un recipiente.

    Estiró vivaz su brazo en la mesada, cogiendo el jarrón y destrozándolo contra el mueble, la sorpresa engendrada y aquel objeto ahora afilado estimuló el pavor, puso las manos en frente para insinuarle que no haría nada, mientras tanto ella no era persuadida por sus acciones. Cada paso que daba, apuntaba con el filo, mirándole desafiante.

    Who are you?!

    Se impactó, ayer no había hablado más que en español.

    What’s happen in this place?! Where I’m?!

    Lanzó una risa, él sí que podía encolerizarla.

    What's so funny? It’s not a joke! I'm can cut the head idiot!

    You're very fun. I didn't know you speak English.

    What did you said?!

    — ¿No recuerdas nada? ¿O me estás queriendo tomar el pelo?

    Quedo inmóvil, cuestionándose si lo conocía o si solamente estaba intentando convencerla de que así era. Y por otra parte, ese tipo hablaba español, una encrucijada en su cabeza la hizo suspirar, clavó sus ojos amarronados e intento gesticular sus palabras, quedando en silencio. Palmo sus extremidades detrás de su cabeza, para luego sacudir su cabello mientras bufaba.

    —Me acosté contigo, ¿Cierto? —murmuró, pero nuevamente se rió — ¿Qué no sabes hacer otra cosa que reírte?

    —Discúlpame. Ayer tú sentabas burlas hacia mí con banalidades, ni siquiera quisiste decirme tu nombre.

    —Dios… —tiró su cuerpo en la silla detrás de ella— Entonces, ¿Qué hice y dónde está mi ropa?

    —Tuve que tomarla prestada y lavarla, la ensuciaste cuando te ofrecí un té

    —Entonces si tuve relaciones contigo…

    — ¡No! ¿Por qué insistes con eso?

    — ¿Por qué más llevarías a una alcohólica a tu departamento de soltero? Por favor, no nací el siglo pasado.

    —Anoche fuiste a un bar donde estoy trabajando, te quedaste por horas, mi jefe estaba por echarme si no te sacaba de ahí. No tenía la intención de dejar a una chica sola y ebria por su cuenta en ese estado —explicó, dándole una taza de café—. Que por cierto, me estuvo insultando hasta que llegué al edificio. Luego solamente te dije que te fueras a dormir, y como si fuera poco, cuando te ofrecí el té para disminuir la resaca, lo tiraste diciendo ‘soy mayor de edad, el alcohol no me dará resaca’. Entonces, te llevé a la ducha para poder prestarte ropa, y tuve que cerrar la ventana con seguro y la puerta del cuarto debido a que querías… bueno, me entiendes ¿no?

    —Maldición… —sostuvo su frente con el índice y el pulgar de su mano derecha, postrando su codo y sin soltar el pocillo en su otra mano. Amy estaba segura de que jamás querría volver a emborracharse, no si eso la haría filtrarse estos apocamientos indelebles de su psiquis.

    Un sonido reconocido la salvo de querer tirarse por la ventana, aquel joven trajo del cuarto el aparato móvil, entregándoselo.

    —No ha dejado de sonar de esta mañana— añadió en el transcurso.

    O’Brien no lo pensó dos veces y sin mirar atendió. —Hola…

    —Al fin contestas uvazhayemyy golovastik[1] —aquella voz dejó resentido su tímpano, seguramente en algún momento había puesto alta voz, y no era algo que recordase.

    —Te he dicho que no me hables así. ¿Qué es lo que quieres?

    Pogovorim o rabote[2]

    —Estoy ocupada ahora.

    —Entonces iré a verte, no creo que estar encerrada en tu departamento de hotel sea algo importante.

    —No vas a encontrarme en casa, dame una hora e iré al laboratorio yo misma

    —No vas a engañarme krasivyy[3], estoy buscándote ahora mismo por el computador —anunció en tono victorioso, tecleando—. Ah. Quien diría que no estás en casa, bueno, de todas formas iré a tu ubicación ¡Y quiero un delicioso café!

    — ¡Lev! —gritó sin triunfo. Entretanto, el joven espectador estaba perdido, no sabía qué había dicho aquel hombre, ni cómo supo su dirección, solo sabía que esa mujer tenía algo que ver en esto. Tragó pesado, captándola—. No te preocupes, es un compañero de trabajo, no es que vayamos a matarte o algo así.

    —¿De verdad eras perito?

    —¿Lo sabías?

    —Fue lo único que me dijiste.

    —Claro… — se enmudeció por unos segundos—. Y, ¿Cómo es que te llamas?

    — ¿No es tarde para preguntar? —Despidió una carcajada—, me llamo Ethan, Ethan Beckham.

    —Quizás —respondió poniéndose de pie para indagar sobre la sala—. Oye Ethan, ¿No tienes cigarrillos por aquí?

    —Ni siquiera sé tu nombre, ¿Quién dijo que podrías hurgar por mi apartamento? —cuestionó, buscando en un cajón la etiqueta de cigarros que halló en el saco de ella para ofrecerle—Ten.

    —Gracias —indicó encendiendo uno para prontamente decir—: Amy.

    — ¿Qué? —expuso incrédulo.

    —Mi nombre es ese, Amy. Amy O’Brien.


    [1]"Querido renacuajo"
    [2]Hablar sobre el trabajo
    [3]Hermosa/preciosa
    Todas están escritas en romaji del ruso.
     
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    Hola buenas! Daré mí comentario de la segunda parte uwu

    La verdad hay cosas que deberías revisar mucho más seguido con el inglés uwu. Esta bueno que lo emplees porque me encanta lo bilingüe en los escritos pero date un tiempo más para ello y no traducciones tan literales, pero aún así me encantó la incorporación de un inglés mucho más "suelto" y no tan ortodoxo aplicado.

    Al igual que los diálogos fueron fundamentales en esta parte debido a que se compuso mucho más así que me gustó ese rollo de diálogos y está bien desarrollado y me gusta mucho más que lo de la vez pasada, así que soy mis manos en el fuego que se va a desarrollar mucho más la relación.

    Por último nada más que decir SI NO QUE HAYA AMADO QUE HAYAS UTILIZADO EL RUSO. Idioma preferido por sobre mucho y que hayas puesto la referencia , me ahorraste el trabajo también de traducirlo así que muchas muchas gracias jajaja.

    Me gusta como se ve la historia y me da mucha intriga de como se va a desenvolver este nuevo personaje que entro aquí y que relación tiene con nuestra prota.

    Un salu3
     
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    Luix

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    3. Sentimientos.

    Ingresó por Summer Ln con su auto platinado, girando por Clive Passage, estacionado al topar la curvatura. Descendió del mismo, divagando entre sus hipótesis de porqué aquella pasante en su unidad se encontraba ahí, era la más terca e hiriente persona cuando ella quería, no era de vacilar, sabía cuándo debía ser cuidadosa con sus pasos y rechazaría a cualquiera a su vista. Ahora que se hallaba frente al edificio portando un archivo, mirando hacia arriba, adivinando en cuál apartamento debía la puerta tocar, lo único que cruzaba su lóbulo racional era algo que prefería negarse a sí mismo.

    Miró su teléfono, ahí tenía el número que ella le había mandado para evitar que eufórico vaya de puerta en puerta causando molestias. Pasivo corrió la puerta principal de cristal lo suficiente como para caber en ella. Saludó al guardia de seguridad dirigiéndose al ascensor, presionó los botones e inmediatamente se acomodó. Al abrirse la puerta, caminó por el pasillo hasta dar con el apartamento correcto, fue entonces cuando tocó.

    Aquel golpe fue suficiente para que ella se levante de su silla, deje el café, corte la charla y despliegue la puerta con su atípico rostro disgustado.

    Fue cuando la vio. Poseía unas prendas masculinas en su delgado cuerpo, una camisa de un celeste pastel que cubría parte de sus muslos, mientras que por debajo llevaba unos pantalones sueltos de gimnasia de un tono grisáceo. Sus cabellos azabaches caían delante de sus hombros, y esos ojos cafés... relucientes pese a su gesto frío. Algo se revolvía en su estómago, empeorando al ver a un sujeto aparecer segundos después.

    No podía creerlo.

    — ¿Vas a pasar o te quedas fuera? —dijo arqueado la ceja, usando un tono que a cualquiera lograría fastidiar. Y sin embargo, lo había renovado del repentino transe.

    Dio pasos en mutismo, esbozando una sonrisa de fanfarrón, cambiándola al centrar su vista en ese hombre.

    —O'Brien divirtiéndose, quién lo diría.

    —Viniste por el trabajo ¿No?

    —Ahh... malen'kaya printsessa[1]

    —Se un poco más serio —interrumpió—, y deja eso de los apodos absurdos que no tengo tiempo para eso.

    —Vaya, vaya, qué tenemos aquí. Una estudiante revolucionaria y tan aburrida —le tiró el archivo por la mesa—. Ese es el caso del Museo, tengo entendido que esa mujer era una 'acompañante'

    — ¿Sabes algo más?

    —No saben dónde vivía, al parecer no tenía algún impuesto a su nombre, era conocida como Marlene —se incorporó—, tengo entendido que ha salido con varios famosos ricos del país, pero nada es seguro con esos tipos. Tenía la hipótesis de que podría tratarse de alguno que ella hubiera rechazado, pero por lo que pude averiguar en pocas horas, es que nunca rechazaba una invitación.

    —Estás equivocado —se incrustó en la conversación, tomando aquel archivo.

    — ¿Y tú qué sabes niño bonito? —replicó, quitándoselo.

    —La conocía...—.

    Absortos no quitaban el rabillo del ojo puesto en él, el gran jefe expulsó un gran suspiro por entre sus labios, inclinando su cabeza, preguntándole corporalmente sobre el asunto. Ethan entrelazó sus manos nerviosas, soltándolas al tratar de comunicarse correctamente con esos dos sujetos.

    —Nos hicimos amigos hace poco, ella frecuentaba mi trabajo con sus clientes, haciéndolos consumir hasta que ninguno pudiera realmente pensar en cuanto dinero estaban derrochando —insinuó, sentándose lateralmente a O’Brien—. Era una mujer hermosa, rubia, su piel de tono medio y sus vestidos eran siempre relucientes. La última vez que la vi, fue unas horas antes de conocerte Amy… tenía una ‘cita’ con el propietario de un conjunto de casas cerca del Parque Senneleys—.

    Puso su mano sobre su ropa, O’Brien lo había atrapado nervioso, con su hablar tan veloz cualquiera diría que estaba a punto de romper en llanto.

    —Eso es todo. Entonces iremos a investigar mañana, de momento me dirás todo lo que sabes Ethan.

    — ¿Mas tarde? ¡Tú, kuznechik![2]

    —Lev. Dije que era suficiente

    —Bien. Como digas —miró a Ethan fijamente antes de poner su mano sobre la perilla y girarla—. Tendrás el doble de trabajo O’Brien.

    —Como digas —repuso, cerrando bruscamente la puerta de un solo golpe.

    Ethan no pudo digerir la información con celeridad, por lo que llegaba a entender, esto era más complicado de lo que podría llegar a imaginarse, ni aunque quisiera hacer su mayor esfuerzo conseguiría ser lo suficientemente eficaz para esta clase de trabajos. Ella sabia que era lo que sentía, o más bien podía deducir cual era su ánimo gracias a todas esas veces que le había tocado estar presente en un reconocimiento habitual al encontrar un cuerpo, desesperación, miedo, angustia, culpa calando cada hueso.

    Se encaminó a la nevera, sacando una botella con agua, notó su movimiento pero aún no reaccionaba, era más que claro para Amy. Luego de verter en un vaso y dejalo medio lleno, volvió al electrodoméstico e introdujo su extremidad para mezclar todo el contenido mientras buscaba.

    —Oye ¿Tienes por ahí algunos huevos? —se expresó para que preste atención— ¿O alguna otra porquería para comer?

    —Hahaha ¿Porquería? —contesto entre risas, olvidándose de la presión sobre sus hombros— Desgraciadamente no tengo, pero podemos ir a comer si gustas.

    —Y, ¿Tú pagas? ¿O qué?

    —No me digas que después de todo el alcohol que tomaste vas a hacerte la difícil para pagar tu comida.

    —Si me estás diciendo tacaña creo que te equivocas de persona —insistió de brazos cruzados—, no tengo dinero y tampoco me has devuelto mis pertenencias ¿Piensas robarle a una perito que recién conoces? Eso no habla bien de ti Ethan—

    No pudo evitar una escandalosa risa limitada, Beckham comprendía que quizás no todo era tan horripilante como su conciencia le estaba remarcando, había una mujer extraña en su casa intentando levantar su ánimo. Por un momento llego a verla como una chica bastante pueril, sabía en el fondo que su personalidad variante era otro inconveniente con cual lidiar, pero admirarla en ese plan de 'ánimo grandísimo imbécil'... lo contemplaría todo el tiempo.

    —Venga, entonces te invito a cenar. Pero no pienso pagar más de un vaso de alcohol.

    — ¡¿Qué?! —refutó azotando la mesa— ¿Por qué no? ¡Eres muy aburrido para ser mesero!

    —Soy bartender, no mesero —dijo yéndose en busca de las prendas, lanzando las mismas en su rostro con gracia—. Y tu ingieres demasiado alcohol, me dejarás en bancarrota.

    —Me estás insultando ¿Sabes? Pero te lo dejaré pasar esta vez.

    —No tienes opción —añadió dando un giro, dándose cuenta de que Amy O'Brien se estaba por quitar los pantalones— ¡¿Pero qué estás haciendo?!

    — ¿No es obvio? Quiero ponerme mi ropa.

    — ¡Pero estás en la cocina! ¡Al menos ve al baño! —gruñó plasmando la mira en la pared detrás de él.

    —Eres demasiado quejumbroso.

    —Tú eres demasiado descarada —comentó entre risas.


    [1]Pequeña princesa/Princesita.
    [2]Saltamontes
     
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  6. Threadmarks: 4. El lugar de Paul
     
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    4. El lugar de Paul.

    Apagó las luces de la cocina antes de salir, cerrando la puerta y colocándole el seguro. Miró de reojo a la mujer que le hacía compañía, encaminada hacia el elevador, que cada tanto giraba hacia él enfurecida por su tardanza. Algo que solamente le causas el triple... no, quíntuple de gracia. Mientras pensaba, O'Brien se empeñó a empujarlo fuera; el oficial en la puerta los miró, Beckham saludó con un movimiento leve. Al pasar por la puerta, ambos se dieron un vistazo rápido, ladeando al entrar en contacto visual.

    —Y bien señor 'yo invito', ¿A dónde vamos? —lanzó

    —No lo sé, no me he propuesto algún sitio en particular —contestó dando pasos largos, apurando aún más a Amy—. Los más cercanos a estas calles son puros bares donde no hay platillos, y tú has dicho que mueres de hambre así que iremos en busca de un restaurante.

    —Eres bastante aburrido, ¿Cuánto tienes? ¿40? ¿Te conservas al no beber y disfrutar? ¿O es que una mujer te ha pillado y te has perdido? —insinuó dándole con el codo un par de veces por las costillas.

    —Tengo 25, y para tu información no es que no beba, simplemente no me gusta llegar a perder la conciencia como algunos —hincó diente en su última palabra, consiguiendo de ella un ruedo de ojos— e intentar matar a quien me salva de las desoladas y tristes calles ¿Sabes?

    —Pudiste dejarme tirada en la calle, me sé cuidar a mí misma.

    —No te podría haber mandado en taxi ni aunque quisiera, no decías ni tu nombre para empezar, mucho menos te abandonaría en la calle así como así.

    —Anda ya, eres demasiado bueno e inocente, de seguro nunca has tenido novia —se burló—. A que todas las chicas tuyas en ese apartamento seguro han sido de...

    —Te estás pasando de lanza, ahora no voy a invitarte alcohol —intervino antes de escuchar algo asqueroso salir de ella.

    — ¡Eres un falso! ¡Ni tienes para aguantarte una broma!

    — ¡Ibas a decir algo asqueroso! ¡Que no haya tenido una novia no significa que perdería lo que queda de mi dignidad comprando!...

    — ¡Tenía razón! —Insistió entre risas— ¡Te hierve la sangre porque no has tenido novia! —.

    Ethan frunció el entrecejo, decidido a refutar, dando un chasquido a su lengua entre los dientes y avanzando un poco más hacia delante, sabía que aquella le había respondido porque él le provocó. Y sin embargo, no podía negar que era cierto lo de no tener novia pero no caería en más insinuaciones de la misma manera que antes. Estaba dispuesto a darle una cucharada de su propia medicina, solo debía encontrar la manera. Pese a esto, entendió que solo actuaba como un niñato mayor ofendido por algo tan trivial. A sus adentros podía reírse, una extraordinaria mujer desconocida estaba fastidiando su paz, «Madre santa que bajo he caído...» pensó con gracia.

    — ¡Eh! ¡No me digas que vas en serio Ethan! ¡Solo ha sido una broma!

    —Una de mal gusto —respondió fingiendo cólera—... Pero para que entiendas que soy hombre y no me contradigo, iremos a uno sobre Bennetts Hill, lo he visto pero nunca he ido.

    — ¿Por qué no tienes novia?

    —Sigue con eso y solo vas a dejar en claro que eres tú quién no ha tenido un ligue.

    — ¿Así le hablas a la clientela? Yo ya te hubiera lanzado mi copa vacía... —exclamó siendo observada por Ethan— ¡¿Qué?! ¡No derramaría una gota de alcohol!

    No pudo controlar una carcajada, expulsándola exageradamente, sosteniendo su estómago mientras doblaba sus rodillas y parte de su torso. Consecutivamente cambio su ceño, repentinamente decayó, pensando en esa mujer. Sacudió la cabeza tiempo después, caminando junto a O’Brien hasta el lugar que él mismo escogió para cenar. El reloj ya marcaba las diez de la noche y el lugar aún se encontraba habitado, sus muebles algunos de madera, y en una parte del local había algunas mesas con sillones en lugar de sillas, fue ahí donde O'Brien tomó la delantera e inocentemente a disimulados saltos y pasos alargados se aproximó a ellos. Una vez sentada, hizo ademán con las manos y palmeó el asiento para llamare.


    Con un gesto cálido, sentía que sus preocupaciones se desvanecían con cada uno de los pasos que daba. Al rozar el sillón, Amy le indico lo que degustaría al mismo tiempo que el mesero se acercó al dúo preguntando lo que iban a ingerir, a lo que Beckham velozmente se hizo cargo.

    Ah, one Buttermilk Chicken, one Spiced Grilled Halloumi Skewer and two Budvar, please...

    At this moment I bring it, Mister

    Thanks— finalizó, mirándola cruzar los brazos.

    — ¿No dijiste que no pagarías nada de alcohol?

    —Pero te lo he prometido, una cerveza no vendría mal.

    —Supongo —contestó algo sorprendida.

    El silencio recayó en los hombros del par, dirigiéndose solo las miradas cuando el contrario no lo hacía, estando al menos un minuto en ese juego. Ambos dispusieron hablar en el instante que el móvil de O'Brien sonó. En un intento de ver discreta de quién se trataba, hizo un mohín, devolviendo el celular al bolsillo.

    —Lo siento —habló.

    — ¿Ocurre algo?

    —No, nada importante —susurró colocando en sus pómulos las palmas de sus manos, apoyando los codos en la mesa al mismo tiempo que esbozada una risa—. Pero estabas por hablar ¿Cierto?

    — ¿Era tu jefe?

    — ¿Eso ibas a decirme? —largó una risa— Sí, era ese pesado de mi jefe, ¿Por qué la pregunta?

    —Cuando fuiste al bar hiciste el mismo gesto supongo, o similar, cuando llamó... luego te volviste la demonio amante del alcohol —le indicó, divirtiéndose al ver sus expresiones—. ¿Tan mala es su relación? ¿Algo pasó?

    —Lev Kozlov... —enunció desganada—Ha sido mi compañero desde que ingresé el año anterior al grupo de investigación, pero muchas veces lo he cruzado en mi anterior trabajo, siempre ha sido un tipo descarado, que liga a quien cruce por la calle, sale con gente de puestos importantes y es uno de los motivos por los cuales no ha tenido problema en el trabajo, básicamente es otro acomodado en la vida que disfruta de cero responsabilidades por más que las tenga.

    —Suena a alguien poderoso, ¿Pero por qué cambiaste de empleo? —hizo una pausa—. Y el seguramente me odia, ¿No es así?

    — ¿De esto va el juego? ¿Preguntarle todo a la perito? —masculló, riéndose al verle su rostro —. Primero que nada, él no te odia, suelo hacer mi trabajo sin ayuda de nadie y sin distracciones, cuando has querido decir algo que realmente servía, Lev solo se fiaba en que eres alguien externo y no tendrías porqué saber.

    —Entonces, ¿No debería involucrarme?

    —No deberías, pero tienes información que me sirve. Serás un ‘testigo’ para mí —indicó—. Además, Lev no tiene derecho a decirme nada, el no debió venir aun cuando le dije que iría al laboratorio, ese idiota tiene la culpa.

    — ¿Estás segura que no será un problema?

    —Por supuesto, me debe esta, deberá buscar a alguna de sus ‘amigas’ para que no lo destroce a puñetazos si algo te pasa—.

    Ethan rió. —Vale, pero no me has contestado la otra pregunta.

    —Ah, eso. Me echaron de mi antiguo empleo cuando me negué a una orden absurda.

    — ¿Y el motivo fue?... —

    Antes de que formule la palabra, el mozo se encaminó con las órdenes listas, Beckham le indicó de quien era que cosa e inmediatamente los dejó se propusieron consumirlo. Amy aprovechó para cambiar la dirección de la conversación de manera repentina.

    —Sabes, eres más joven que Lev… pero más viejo que… yo —consiguió pronunciar correctamente.

    —Es de mala educación hablar con comida en la boca —refutó mirándole, entretanto que le sacaba la lengua con trozos de su alimento aún en ella— ¡Por dios no seas así! ¡Se nota que aún tienes 15 años!

    —Tengo 23 para tu información —dijo ya con la boca vacía— No soy una niña pequeña

    —Pero te comportas como una ¿Qué acaso no aprendiste a madurar? —

    Le avizoró por milésimas, chasqueando la lengua y prosiguiendo con la comida y la bebida, él la imitó embrollado a su reacción, posiblemente se había ido por las ramas con preguntas como esas, o tal vez ella le estaba jugando una broma, pero no lo parecía. Una pequeña sonrisa en sus labios le indicó que realmente no era él, solo lo molestaba como siempre lo hizo. Rodó los ojos, terminando su último bocado y centrándose en ella.

    —Eres mala, peor que un demonio.

    —Soy el mismísimo diablo —susurró a su oído, moviéndose para colocar sus dedos índices levantados por encima de sus orejas, en señal de que eran sus cuernos. Se dirigieron hacia la caja para pagar lo ingerido, cuando la cara de Ethan se desfiguró, Amy lo notó, como si hubiere visto a un fantasma.

    Giró la cabeza e intentó entender qué sucedía, delante el sujeto vestía una camisa azul con líneas finas en blanco y unos pantalones negros a juego con unos zapatos de charol relucientes. Su piel era de un tono marrón, y su cabello oscuro al igual que sus pupilas.

    Here is Paul's palace?

    Yes, sir. —respondió seriamente ese extraño.

    Please, go and say his friend is here.

    Why? Just because you said it? Or what?

    B...

    Ethan! it's been ages since I last saw you! —aludió estrechando la mano un hombre de tez más oscurecida, con una sonrisa albina enseñando sus dientes perfectamente blancos. Sus cejas perfiladas resaltaban sus ojos achinados, mientras que su piel limpia de bello, relucía incluso su calvicie. Llevaba puestos unos pantalones de un tono grisáceo, zapatos marrones, camisa de un matiz borra vino, desprendido de algunos botones debido a su barriga.

    I say the same... —respondió, recibiendo el apretón y un beso en cada uno de sus pómulos. Ese desconocido divisó fulminante a la persona que estaba en la caja, arrastrando a Ethan y Amy a la segunda planta.

    Conducidos, llegaron hacia una habitación apartada, detrás de una puerta donde el personal autorizado podía pisar, la puerta era de dos hojas, y al abrirla ambos apreciaron unos sillones forrados en un cuero negro, con cuerpo de madera pintada en dorado. En el instante que el hombre se sentó, Amy pudo aflojar sus hombros tensos.

    — ¿Qué haces aquí? Te pillé cuando entraste por las cámaras —volteó hacia ella—… y veo que bien acompañado.

    —Ni pienses en eso. No vine a eso, tampoco sabía que estabas aquí ahora.

    —Que mal —lanzó, encendiendo un cigarrillo—. Entonces, vernos ha sido casualidad, ¿Cierto?

    —Así es. Lamento si he causado problemas —se incorporó, intentando sacar a O’Brien con prisa.

    —Espera —intervino— ¿No quieres saber de Marlene?

    — ¿Qué es lo que sabes de ella? —lanzó Amy, sin vacilar.

    —No quiero juegos Paul. Si vas a mentir… solo déjanos ir —insistió él de ojos azulinos.

    —Eran las únicas personas que quería… Marlene y tú.

    —¿Qué podemos hacer nosotros? —insistió la joven.

    —¡Oye! ¡No es algo que tú!...

    —Sólo déjame hacerlo Ethan, ¿O es que temes a que te pille tu novia? —expresó con gracia mientras lo interrumpía. —Si él sabe algo… ¿Por qué no?

    —Que agradable mujer —masculló entre carcajadas, calmándose para observar detenidamente al muchacho con un gesto muerto—. Sabes que no les mentiría a ustedes dos, ella era no solo mi compañera, también mi mejor empleada… su muerte no es algo que haya aceptado, sé quién pudo estar detrás de esto, pero para estar seguros… necesito infiltrarme en aquel espacio donde ella estuvo viva por última vez.

    —Y si eres tan bueno, ¿Por qué no has mandado a tu gente?

    —Eres muy observadora O’Brien—.

    Un escalofrío recorrió su espalda. — ¿Cómo lo supo?

    —Llevo años en esto, alguien de otra parte del mundo no vendrá a poner las manos en mi territorio tan fácilmente. Pero no creas que soy la amenaza, mi trabajo no es algo limpio. Sin embargo… tampoco busco perder mis empleados.

    —Si sabe de mí, sabrá cómo me gusta trabajar —escupió, sentándose—. Lo justo es que mientras los deje en paz, la información sea para mi favor también. Es lo único que me importa.

    —Tu misma lo estás diciendo —confesó, tirando la colilla de su cigarro—. Es un trato O’Brien. Necesito que vayan allá, os daré lo necesario para que crean que van de mi parte, no mandaría a estas sabandijas traicioneras… pero armaré un grupo con mis empleados de mayor integridad y confianza por si necesitan salir del sitio a prisa.

    — ¿Y cuál es nuestro papel?

    — ¡Amy, por favor! —logró pronunciar Ethan después de depositar tanta mudez— ¿Qué estás haciendo? ¡Solo te metes en un lío!

    —No. —Susurró Paul, esbozando una gran sonrisa— No me dejaré engañar dos veces por esos imbéciles.
     
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