Cometa

Tema en 'Relatos' iniciado por Glenda Garson, 16 Septiembre 2010.

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    Glenda Garson

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    Cometa

    Era tarde. Estaba acostumbrado a salir tranquilo por las mañanas, pero aquel día, los percances aparecieron por montones. Debía estar en cinco minutos más y parecía que el mundo seguiría confabulando para no dejarle llegar a tiempo. Ninguno de los tantos semáforos que había cruzado, por ejemplo, había estado en verde a su llegada y eso nunca le pasaba.

    Observó curioso ambas calzadas vacías ¿Qué le impedía cruzar? ¿La luz roja? Sonrió al ver su suerte cambiar y emprendió a pasos fugaces su periplo hacia la otra vereda. Le gustaba sentir sus pasos suaves sobre el asfalto, marcando al compás de la música. Sentía la melodía fluyendo enérgica por su sangre y, al mismo tiempo, apurando su paso. Pronto un chasquido perturbó su armonía y detuvo la canción junto a sus pasos. Sacudió sus manos en busca del reproductor que había fallado, mal momento, supuso al escuchar una voz nerviosa desde la lejanía. Volteó su rostro y vio a un hombre que, con los ojos desbordados, le apuntaba una sombra en la calzada avanzando hacia él. Una luz en su rostro y una voz gritándole que corriese. La voz le fue familiar y el recuerdo de niño, apareció fugaz ante sus ojos.

    Observó el cielo, las nubes brillaban por un costado y exponían la sombra por el otro, texturándose en la más cálida de las pinturas. El sol le daba en la cara y las aves volaban bajo, rozando los árboles y quizá, su cometa. El chico le gritaba que corriese, más fuerte, tanto como el viento. Él sólo reía y miraba hacia el cielo, estirando el cuello e intentando ver la cometa colorida con sus alitas fluyendo entre los árboles, pero cada vez que parecía poder verle, comenzaba a bajar y el chico empezaba a gritar de nuevo.

    La plaza era estrecha y pequeña, pero por más rápido que fuese, siempre tenía el cuidado de no tropezar con señoras viejitas ni con bebés pequeños. Pero admitía sí, que en ese preciso momento, lo único que le importaba era alzar lo más posible la cometa para así voltear, detenerse y observar con calma unos pocos segundos a la hermosa cometa fluir. Luego seguiría corriendo hasta el cansancio, pero por ahora, la meta era aquella.

    Sus pasos comenzaron a ser cada vez más rápidos sin perder la vista el cielo. El chico le gritó pero él le ignoró ¡Estaba corriendo, rápido, más rápido! Por lo que siguió corriendo, empecinado a alzarla lo más posible. Lo que no supo, fue que realmente le decía algo más, algo más rápido, cortado y cargado de pánico. Corría hacia la acera, los autos pasaban raudos, él no se detenía. No se detuvo, una luz inundó su rostro, creyó que era el sol, pero no lo era.

    El impacto golpeó su pequeño cuerpo, destruyéndolo completamente. El pequeño, el chico, llorando a cántaros; él le había avisado, le había gritado que se detuviese, mas sólo siguió corriendo.
    Y la cometa cayó, mas nadie la vio.

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    Para la actividad ¡Vamos a pensar!
    Palabras: 498 + Título.
     

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