Al menos podía decir que los reflejos de la chica no estaban en su mejor momento, así que podía confiar en eso. Tampoco fue que su compañero hiciera por dónde parar el tiro, así que fue a dar de lleno en el vaso así que se lo tuvo que empinar. En eso la voz de la rubia a mi lado llamó mi atención y giré el rostro para mirarla, chocando con sus ojos de cristal. No lograba leer mucho en ella, ciertamente. Solo sabía que tenía pintas de estirada, posiblemente del mismo círculo económico que Akaisa y Sonnen. ¿El nombre que quisiera? Pero bueno. —Honeyguide —No era lo que se dice un master de la pronunciación, pero por lo menos al apodo que me había dado Yako había logrado reducirle el acento japonés casi a cero—. Dame un nombre tú también. Permanecí atento a todo el asunto, los movimientos del gang boy aquí presente y las movidas de Sasha, en sí tampoco había nada que hiciera pensar que, a pesar de sus pintas, era un peligro para ella en sí. Parecía haberla calculado y haberse limitado solo hacer el imbécil, pero si ninguna intención cuestionable. Posiblemente estuviera genuinamente interesado en jugar y todo. Miré a Sasha arrugar los gestos al terminarse las cerveza y contuve una risilla, en lo que esperaba por su tiro que para mi sorpresa fue a dar de lleno en el vaso ajeno. Su alegría me alcanzó incluso antes de que me mirara y le dediqué una sonrisa amplia. —Quién lo diría, tienes puntería y todo —bromeé de inmediato y le eché el brazo sobre los hombros, zarandeándola un poquito. Cuando la dejé ir vi que la rubia lanzaba pero me fallaron los reflejos así que la pelota fue a dar directo en el vaso, de forma que lo alcancé y lo bebí sin prisa realmente. Al lanzar mi tiro también fue a dar de lleno en un vaso, así que el rubio de los tatuajes se lo bajó sin más. —Si va a ser que los pelirrojos tienen pulso —soltó el otro luego. Su tiro acertó directamente también. Contenido oculto Equipo A: Blondie gang Vaso 1 Vaso 2 Vaso 3 Vaso 4 Vaso 5 Vaso 6 Equipo B: Ginger crew Vaso 1 Vaso 2 Vaso 3 Vaso 4 Vaso 5 Vaso 6 Orden de tirada: 1. Arata 2. Sasha 3. Bleke 4. David
La verdad sea dicha, era mi primera vez jugando al beer pong y lo único que quería era que no se me notara demasiado, no cuando los muchachos aquí parecían haber nacido entre cerveza y chicas. La rubia que había decidido acompañarnos no parecía tener mucha experiencia en fiestas, al igual que yo, pero me daba la sensación de que a ella lisa y llanamente no le importaba. Suertuda, ¿eh? Maze me echó un brazo a los hombros y solté una risa suave, incluso orgullosa. ¡Ese primer tiro había estado muy bien! Busqué sus ojos al hablarme y asentí, sonriendo tan amplio que cerré los ojos. Sólo había que ver, hacía una hora por poco no me echaba a llorar del agobio que sentía y ahora genuinamente me estaba divirtiendo. Los rubios al otro lado de la mesa parecían estar hablando algo, el muchacho le soltó honeyguide a secas y arriesgué a que fuera un apodo o algo. La chica le concedió una sonrisa bastante neutral, asintiendo, y redirigió su atención a la mesa ahora que Maze estaba a punto de tirar. —Uil —respondió serena, casi monocorde, aunque hubo una chispa diferente en la forma que su sonrisa se amplió ligeramente. Además, era una palabra demasiado corta para arriesgar pero podría jurar que hubo un cambio en su voz, como si estuviera hablando en otro idioma. El lanzamiento de Maze le acertó de lleno y alcé la palma abierta para que me chocara los cinco, el rubio corrió con la misma suerte y solté el aire por la nariz, esbozando una sonrisa ligeramente altanera en lo que alzaba mi vaso de la mesa. No era natural como tal, la había adaptado bastante al teatro que quería montarme para molestarlo. —Mírate, y te hacías el modesto y todo. No habrás querido engañarnos, ¿verdad, Honeyguide? Me bebí la cerveza y dejé el vaso vacío dentro del primero. Poco me duró la gracia de todas formas, que al ser mi turno erré ambos tiros. Resoplé como un toro cabreado y crucé los brazos bajo el pecho, golpeando ligeramente el suelo con el tacón. ¿Y eso? ¡Era una vergüenza! Para colmo, la rubia sujetó la pelotita con su gracilidad de siempre y acertó de lleno. Parecía de piedra y todo, pero una chispa de orgullo se le coló en la sonrisa y buscó los ojos de su compañero. No dijo nada, sin embargo, sólo fue eso. Contenido oculto Equipo A: Blondie gang Vaso 1 Vaso 2 Vaso 3 Vaso 4 Vaso 5 Vaso 6 Equipo B: Ginger crew Vaso 1 Vaso 2 Vaso 3 Vaso 4 Vaso 5 Vaso 6 Orden de tirada: 1. Arata 2. Sasha 3. Bleke 4. David
De verdad que me ponía contento que ahora Sasha pareciera estar divirtiéndose por fin, sin necesidad de andarse forzando ni nada. Recibí su sonrisa con la naturalidad de siempre, no era que supiera hacer nada más. En medio de toda la tontería había escuchado el nombre que le había dado el otro a la chica y los cables se unieron un poco de golpe. Honeyguide. El Triángulo del Dragón. Más de una vez había escuchado conversaciones de pasada, escuchaba el nombre y la temática... Nunca era la mejor combinación, había gente vendiendo a otra por información, armas circulando y casi siempre cuchillos de por medio. Los había visto destellar bajo los postes de alumbrado público más de una vez, a veces solo en los intercambios no necesariamente en acción. Despegué la mirada de Sasha solo para mirar al rubio un momento, repasé los tatuajes que alcanzaban a verse por encima. El ave de la mano izquierda y los trazos de una serpiente en el cuello. Asumí directamente que debía llevar encima una cantidad de tinta que no era moralmente aceptada para un tipo de... ¿Dieciocho? ¿Diecinueve? En pleno Japón y posiblemente también fuese ligeramente cuestionable incluso en América. Al menos si uno se preguntaba de dónde sacaba la pasta para llenarse de tatuajes. De cualquier forma cuando mi tiro acertó y Sasha lo celebró me giré hacia ella, chocando los cinco como si no estuviera pensando un montón de mierdas al mismo tiempo. El chico siguió con su semi-conversación con su compañera, cuando le soltó la forma en que quería ser llamada y por la altanería que le cruzó a él por la cara imaginé que había un cambio, aunque fuese mínimo, en la expresión de la chica. —Uil —repitió, tratando de acostumbrarse a ello al parecer—. Bien, un placer. El hijo de la yakuza terminó por acertar otra vez y me pregunté hasta dónde habría sido pura mierda lo de la puntería que había dicho antes, porque por lo que iba hasta el momento no había fallado ni una. De cualquier manera solté una palmadita suave a Sasha en la espalda al ver que tenía que bajarse otro vaso y que encima falló sus tiros. Él recibió la mirada de compañera casi con orgullo, los cabrones parecían compartir puntería de por sí. —Si lo hubiese logrado entonces haría honor a mi nombre —dijo reflejando la sonrisa de Sasha, incluso aunque no había interceptado mi tiro y había tenido que beberse otro vaso. No me daban las neuronas para atajar las asociaciones de su apodo, pero él parecía tenerlas claras como el agua—. A lo mejor usé la partida anterior de calentamiento~ Contenido oculto Equipo A: Blondie gang Vaso 1 Vaso 2 Vaso 3 Vaso 4 Vaso 5 Vaso 6 Equipo B: Ginger crew Vaso 1 Vaso 2 Vaso 3 Vaso 4 Vaso 5 Vaso 6 Orden de tirada: 1. Arata 2. Sasha 3. Bleke 4. David Yo digo que los blondie tienen suerte de mafiosos, change my mind. Wey el post me salió rarísimo porque shutub pensó que era buena idea aventarme Crossfire en toda la cara
Era extrañamente buena en esto del beer pong, ¿verdad? No era una persona que se desarrollara en multitud de ámbitos, digamos que tenía muy buena memoria, era buena estudiante y también oradora. Me hacía a la idea de que podría desempeñarme sin problema alguno en multitud de carreras, más allá de que... aún no tuviera una elección muy definida. Y eso significaba permanecer atada al papel de los Middel. No era estúpida, el chico a mi lado gritaba problemas de pies a cabeza, pero al menos era un buen compañero de beer pong y no veía peligro real en compartir algo tan insignificante. Había aceptado el apodo que me saqué de la manga sin más y repasé sus facciones antes de asentir, correspondiendo. —Un placer, también. Atendí al intercambio entre Honeyguide y la pelirroja en silencio, no vi necesario ni interesante meterme. La chica pareció no comprender del todo lo que él dijo, se notó en su ceño fruncido aunque no perdió oportunidad de mantener la sonrisa. Se le daba bien la conversación casual, pensé. —Eh, no estoy segura de estar siguiéndote —anotó, en tono ligero—. Si quieres me lo explicas luego~ Entre tanto, aproveché el momento para observar brevemente al compañero de la chica. Mera curiosidad, lo cierto es que no me transmitió nada en particular. Parecía un... muchacho normal a secas. Me preocupaba un poco que la chica fuera ya por el tercer vaso al hilo, la puntería de Honeyguide ciertamente se veía afilada y, bueno, yo no me quedaba atrás. Hacíamos un buen equipo, ¿verdad? Qué cosas curiosas aprendía uno de una fiesta. La miré mientras arrugaba el gesto y apilaba el vaso vacío con los demás, su primer tiro erró pero el segundo acertó. Removí la pelotita entre dos dedos y comencé a beber la cerveza a mi ritmo. Nos faltaba un solo vaso, ¿verdad? Mi primer tiro erró y volví a esconder una sonrisa tras la cerveza. —Esto está acabando bastante rápido, ¿verdad? —murmuré a un volumen que realmente sólo podría oír mi compañero con claridad. Bajé el vaso y le dediqué una mirada de soslayo—. Es casi aburrido~ Pero bueno, ¿y esos humos de dónde venían? Apunté y lancé, la pelotita realmente iba por muy buen camino. Sólo me quedaba esperar que el pelirrojo no la interceptara en el aire. Contenido oculto Equipo A: Blondie gang Vaso 1 Vaso 2 Vaso 3 Vaso 4 Vaso 5 Vaso 6 Equipo B: Ginger crew Vaso 1 Vaso 2 Vaso 3 Vaso 4 Vaso 5 Vaso 6 Orden de tirada: 1. Arata 2. Sasha 3. Bleke 4. David
Me sorprendía la habilidad de la chiquilla, eso era innegable, no creía que una chica de apariencia de piedra como ella pudiera jugar tan bien una mierda de esas, pero allí estaba e iba a dejar al pelirrojo bien remojado en cerveza. Quizás no fuese a terminar hasta el culo, pero sí que le iba a hacer flaquear un poco la entereza que parecía haber mantenido hasta esas horas. Por lo menos la otra logró acertar otro tiro, así que tan siquiera acercaban el asunto porque habían comenzado quedarse rezagados. La bonita pelirroja borracha obviamente no iba a atajar mi comentario, pero sabía moverse con la conversación a pesar de todo y solté una risa bastante baja, que seguramente solo debí escuchar como tal la linda Uil aquí presente. Recién me ponía a pensar que no ubicaba a esta rubia de tercero, así que debía ser de segundo como Kurosawa. —Como gustes~ —respondí a lo de explicarle el asunto luego. La rubia se bajó la cerveza a su tiempo, erró el primer tiro y luego llamó mi atención con su comentario. —Pareciera que sí —secundé en un tono de voz parecido, apoyando el peso en el borde de la mesa. Bien podía parecer estoica que te cagas, pero había detrás de su hielo una cosa de lo más interesante que salía con el juego—. A este paso vamos a tener que tirarnos otra ronda, esta no duró nada. Íbamos a acabar borrachos como la mierda, eso sí. De cualquier manera cuando la pelota de Middel picó y vi al pelirrojo calculé que sí, que iba a lograr quitarnos el último tiro y para variar fue así. Atajó la pelota apenas un segundo antes de que se fuese directo en el vaso, y regresó hacia atrás como un resorte volviendo toda su atención hacia la pelirroja. —¿Viste? —preguntó como un crío emocionado. No tardó ni medio segundo en volver a tirar, pero falló y le regresé la pelota para su segundo tiro, que dio directamente en uno de nuestros vasos restantes. El idiota prácticamente dio un salto en su lugar en lo que yo me bebía la cerveza, le echó los brazos encima a la pelirroja y la abrazó con fuerza, meciéndola de aquí a allá. —Did you see that, Sash? Did you see it? El pobre diablo de la emoción no pudo ya ni contener su lengua materna, tampoco nada en su lenguaje corporal. Quizás debiera echarle la culpa de eso a la cerveza. Aproveché el intermedio para lanzar, pero fallé ambas veces como un campeón y volví a reír, hablándole a mi compañera. —He perdido mi suerte, Uil. Una lástima. Como para de verdad reventar el vaso con el cuchillo, ahora que no estaba Sonnen para detenerme. Contenido oculto Equipo A: Blondie gang Vaso 1 Vaso 2 Vaso 3 Vaso 4 Vaso 5 Vaso 6 Equipo B: Ginger crew Vaso 1 Vaso 2 Vaso 3 Vaso 4 Vaso 5 Vaso 6 Orden de tirada: 1. Arata 2. Sasha 3. Bleke 4. David
¿Era absolutamente inocente la conversación que mantenía con el tal Honeyguide? Suponía que no. Me había comportado muy similar apenas conocer a Maze, ¿verdad? Quizá hubiéramos avanzado más allá de ese terreno gris tan difuso, pero lo cierto era que tenía una facilidad estúpida para... hacer eso. Tontear, jugar juegos indeterminados, balancearme entre un límite y el otro por puro amor al arte. También lo había hecho con Daute, claro, y con los pocos chicos con los cuales había tenido algo. Kinda... bitchy, I guess? Hacía eso y al mismo tiempo, y con genuina honestidad, podía no pretender absolutamente nada y soltar lo que pensara sin tapujos. No tenía idea bajo qué parámetros me movía, ni siquiera lo reflexionaba mucho como tal. Me movía según me nacía y ya. ¿Como gustara? No respondí nada como tal, mantuve la sonrisa hasta desviar mi atención hacia la partida. ¿Me interesaba buscarlo luego? Un poco quizá, ni idea, tampoco me interesaba definirlo con el beer pong en su punto más álgido. ¡Había prioridades! Los rubios estaban hablando de algo que no llegué a escuchar, pero la sonrisa de la chica se veía diferente y no pude evitar prestarle cierta atención. Me había parecido sumamente serena y amable hasta el momento, pero en ese preciso instante que Honeyguide hablaba fue como si le permitiera asomar a una bestia que llevaba dentro. Una bestia de orgullo, digamos, lapidante y arrolladora, de la cual quizá ni siquiera fuera plenamente consciente pero estaba ahí, dormida. Nada sabía yo de que ese era precisamente el puto orgullo de los Middel. El orgullo al cual su padre le apostaba todo. —¿Otra ronda? —la escuché replicar de casualidad, su sonrisa se había ensanchado al mirar a Honeyguide—. Oye, ¿por qué no? La idea sonaba tentadora en tanto me olvidara de mi alcohol en sangre, claro. Estaba super tensa, no iba a mentir, la seriedad de la partida se me había pegado al cuerpo y cuando Maze atajó la pelotita de Bleke sentí prácticamente una explosión de alegría en el cuerpo. Se giró hacia mí de inmediato, yo ya estaba sonriendo de oreja a oreja y di unas cuantas palmaditas, sin contener la risilla emocionada. —You did it, hon! —lo felicité. Ahora le tocaba a Maze y me adelanté al borde de la mesa, para estar a su lado. Permanecí quieta y en silencio, no quería distraerlo ni mucho menos. Su primer tiro falló y sentí la tensión en el cuerpo, pero el segundo dio de lleno en uno de los vasos y la explosión de alegría se repitió. Busqué sus ojos al instante en lo que él brincaba y me echó los brazos al cuello. Envolví su espalda con fuerza y retrocedí un paso, evitando que el tonto me llevara en banda. Nos contagiamos la alegría mutuamente o algo así, estábamos festejando como si hubiéramos anotado en un mundial y no podía importarme menos. It was really, really cute, actually. —Yes, yes! I saw it, hon, you did it! Volví a soltar una risa cristalina y ya estaba en medio de la vorágine, filtrando las cosas con una ineficacia que daba lástima. Cuando me separé de Maze anclé ambas manos a los costados de su rostro y le estampé un beso en la mejilla. Me dio un poco de vergüenza al instante de hacerlo, pero ya estaba y no me quedó más que fluir. Le sonreí antes de quitarle las manos de encima y regresé la atención al partido, como si nada. Bueno, Sasha, a ver si te calmas un poco. Honeyguide le erró a ambos tiros y de repente enfocarme en él parecía una forma maravillosa de seguir disimulando, aunque seguramente no se me notara nada extraño a la vista. Imposté un mohín y deslicé las manos sobre el borde de la mesa hasta anclarlas a cada lado. —Ow, ¿apiadándote de nosotros, sweetie? —lo molesté, ladeando la cabeza con aires inocentes antes de esbozar una sonrisa divertida—. How thoughtful~ Era mi turno, busqué la pelotita y honestamente no tenía muchas expectativas de nada pero Maze se había marcado una super actuación ¡y tenía que estar a la altura! Mi primer tiro erró pero el segundo dio de lleno en el último vaso restante y me quedé un segundo inmóvil, procesando lo ocurrido. Abrí grande la boca, sonriendo poco a poco, y cuando fui plenamente consciente me giré hacia Maze con los brazos extendidos. —We won! —exclamé, emocionada—. We won, honey! Bueno, eso había estado cerca. No había esperado que el pelirrojo se iluminara de repente e interceptara mi tiro luego de no haberlo conseguido nunca, pero suponía que la vida estaba para sorprender. No pude hacer nada ante el acierto de la chica, cayó de lleno y suspiré suavemente mientras ellos festejaban. Removí la pelotita y observé la cerveza, dándole un sorbo. La verdad era que no se me apetecía mucho y tampoco me compliqué demasiado, deslicé mis ojos de hielo hacia Honeyguide y le dediqué una sonrisa que cargaba toda la intención de pedirle algo. —¿La quieres? —murmuré como si nada, en tono suave. Tampoco me molesté en esperar a ver si aceptaba, la regresé a la mesa, frente a él, y me desvié hacia la urna de castigos. Saqué un papelito y, bueno, la verdad no era nada malo. Volví junto a Honeyguide y se lo pasé para que lo leyera, recostando una cadera al borde de la mesa. —Úsalo si quieres, no los conozco y me da igual. Me quedé allí entre tanto, echándole un vistazo al juego. ¿De verdad jugaríamos otro? Una revancha... no sonaba del todo mal, ¿verdad? Podía disimular todo lo que quisiera, pero lo cierto es que un poquito me molestaba haber estado tan cerca de ganar y que nos lo arrebataran al último minuto. Contenido oculto: Castigo #18 18. La pareja ganadora puede tomar el móvil de los perdedores y enviarle un mensaje a quien ellos quieran, con el contenido que sea.
Podía ser que no se dieran cuenta o lo dejaran correr, pero aunque los dos al otro lado de la mesa parecían de universos completamente diferentes caminaban sobre una cuerda floja que, a mis ojos como simple observador, parecía ser la misma o al menos correr paralelamente. Honeyguide provenía de las sombras, del mismo azufre del que habían salido varios que había conocido no precisamente en buenos términos, y la chica aunque bastante más delicada, elegante y todo, parecía capaz de producir hielo negro con lo que sea que se colaba en su sonrisa. Perfectamente se me podía estar yendo la pinza nada más, total aunque no era que estuviera jodidamente borracho sí que había empezado a sentir la ligera ola de calor que las cervezas en poco tiempo me estaban provocando. No se podía confiar demasiado en mi juicio, sobre todo cuando estaba bastante sesgado por el tatuado aquí presente y su personalidad corrosiva. Era como el herrumbre. Alcé las cejas al escuchar lo de la otra ronda, en sí no sonaba mal pero íbamos a terminar en la puta mierda. Ya con solo haber interceptado el tiro de la rubia Sasha se había emocionado, así que para cuando acerté el segundo intento obviamente se subió al tren y celebramos haber acertado en un vaso de cerveza como si fuese, no sé, un logro por el bien de la humanidad. Si no seríamos en el fondo la misma clase de idiotas, por Dios, aunque claro que no contaba con que luego me fuese a estampar ese beso en la mejilla pero tampoco me iba a quejar, así que obviamente le regresé la sonrisa antes de que regresara la atención a la partida. —¿Apiadándome? —preguntó el tatuado fingiendo demencia o algo y una chispa oscura le cruzó por los ojos—. Sí, digamos que sí. El primer tiro de Sasha erró, pero el segundo no y me quedé estático un segundo, tratando de procesar que habíamos volteado la partida de la puta nada. Cuando Sasha se giró hacia mí con los brazos extendidos me le volví a ir encima, abrazándola, y la despegué un poquito del suelo. —Buen tiro, darling —dije en medio de una risa. Se había intentado, ¿no? Al menos me había llevado la victoria con la de antes y definitivamente había valido mucho más la pena con todo el espectáculo que me había comido de gratis, así que no era que me fuese a poner demasiado quisquilloso. Además en cuanto a los castigos esos de la urna, bueno, me traían sin cuidado a decir verdad. Aunque un poco de ganas de reventar el vaso sí que me quedaban. Sentí la mirada de hielo de mi compañera encima, noté su sonrisa y cuando me dejó la cerveza en frente a pesar de que había preguntado por puro protocolo, solo la alcancé y me bajé una buena parte de un trago, en lo que ella sacaba el papel y me lo pasaba luego de haberlo leído. Solté una risa sin gracia, porque la verdad era un castigo de relleno que perdía su objetivo siendo que ese par no nos conocían de nada. Bueno, la pelirroja podía putearme con uno solo de los contactos que tenía si le daba la gana pero eso yo no lo sabía. La chica lo dejó correr, normal por otra parte, pero digamos que yo era y no era un imbécil de palabra así que saqué mi móvil y lo deslicé sobre la mesa, de forma que quedó a medio camino entre ellos y nosotros. —Me da bastante igual si uno de ustedes lo usa o no —dije sin complicación. Eché el peso sobre la mesa de nuevo y antes de que nadie pudiese decirme nada o siquiera reaccionar desfundé el cuchillo que Dunn había pretendido sacarme de encima cuando le comí la boca de gratis, era un cuchillo botero pequeño, nada del otro mundo. Apunté en cuestión de segundos y lancé, acertándole al vaso que había quedado para los pelirrojos en el centro. Esa mierda estaba tan afilada que podía cortar una hoja de papel sin tener que aplicar presión siquiera, solo por eso no se llevó el vaso en banda. Mason observó el vaso casi con decepción, como si se lo hubiese estado esperando todo el rato. Había quedado insertado de lado a lado, así que el líquido no se estaba derramando a borbotones, sino que había empezado a gotear. Su mirada me hizo tener que aguantar la risa. —¿Qué? —dije mientras me acercaba, tomaba el vaso y de un movimiento rápido retiraba el cuchillo para colar el vaso roto dentro de los vacíos que había apilado al pelirroja, evitando así más desastre de la cuenta—. Antes me mataron el impulso creativo~ tuve que guardarlo hasta ahora. Me seguí bebiendo la cerveza que me había dejado Miss Lejía mientras reorganizaba las pirámides, rellenando los vasos sin prisa alguna realmente. Aproveché para regresar el cuchillo a su lugar, como si fuese la mierda más normal del mundo. —Bueno, ¿aceptan la revancha o no? Siempre me puedo conseguir otro par si no quieren seguir jugando —comenté mientras colocaba el último vaso en su lugar. No fue que les diera mucho espacio para decidir, me limité a tomar la pelota de nuevo y lanzarla. Contenido oculto: DUELO A MUERTE CON CUCHILLOS Equipo A: Blondie gang Vaso 1 Vaso 2 Vaso 3 Vaso 4 Vaso 5 Vaso 6 Equipo B: Ginger crew Vaso 1 Vaso 2 Vaso 3 Vaso 4 Vaso 5 Vaso 6 Orden de tirada: 1. Arata 2. Sasha 3. Bleke 4. David El móvil de Shimi-kun quedó ahí en medio de la mesa JAJAHSJE
Contenido oculto cuz yes Recibí a Maze como si fuera la mierda más normal del mundo, le eché los brazos al cuello y lo apretujé mientras soltaba una risa al notar que me despegaba del suelo. Todo iba normal y de repente, vete a saber de dónde, una alarma sonó. Fue lo suficientemente potente para congelar mi alegría a mitad de camino y por el rabillo del ojo noté un chispazo plateado. Me recordó a la facilidad con la cual había advertido el reloj del príncipe francés en la escuela, la fluidez que empleaba para robarle pastelillos a Saki sin que nadie me pillara. Ojos afilados y manos ágiles. ¿Para qué? Estupideces. Al menos hasta ahora. Maze me regresó al suelo y deslicé los brazos por sus hombros, me separé de él únicamente lo suficiente para girar el torso hacia Honeyguide y comprobar el presentimiento extraño que había tenido. El cuchillo no había hecho ruido, claro, pero allí estaba, atravesando el vaso de lado a lado. No pude definir lo que sentí, la verdad, fue una mezcla de ira y desagrado, incluso una pizca de miedo, que anuló mis reacciones y me limité a fruncir el ceño en lo que el rubio se acercaba como si nada a enmendar su desastre. ¿Qué coño tenía en la cabeza, lanzándole cuchillos a la gente? Y en una fiesta pija, encima. Bueno, ¿qué peor que imbéciles borrachos? Se me escapó una risa sin gracia mientras rellenaba los vasos, crucé los brazos bajo el pecho y seguí sus movimientos en silencio. Seguía un poco bloqueada, digamos, no sólo me había pillado por sorpresa sino que no acababa de comprender lo que yo misma estaba sintiendo. Debería haberme enfadado más, o asustarme más, debería haberlo mandado a la mierda e irme, y sin embargo... nada de eso pasó. Estaba molesta, sí. Pero no podía afirmar que toda la estupidez me desagradara en un cien por ciento. ¿Qué carajo? Como fuera, igual no me hacía ninguna gracia jugar con idiotas dispuestos a arrojarme cuchillos. Luego de que lanzara y acertara, agarré la pelotita y le di un buen trago al vaso de cerveza antes de regresarlo momentáneamente. Le pasé la pelotita a la rubia, quien la recibió sin problemas, y comencé a bordear la mesa con calma. Agarré el móvil de Honeyguide a la pasada, ni siquiera me molesté en echarle un vistazo a la pantalla y mantuve mis ojos sobre los suyos hasta detenerme frente a él; con los tacones quedábamos más o menos de la misma estatura. Le eché una suavidad extraña a mi sonrisa e invadí su espacio para abrir un poco la solapa de su saco. —Te regreso esto, cariño —murmuré, dejando caer el móvil en el bolsillo interno de la prenda. Presioné la palma suavemente sobre su torso y cuando regresé los brazos a mi espacio hice una pequeña movida a la altura de su cintura sin encender sus alertas. No pude evitarlo, la diversión se me coló en la sonrisa—. A cambio de esto~ Retrocedí, mostrándole lo que llevaba en la mano. La luz ambiente le arrancó destellos tenues a la hoja, era del mismo color que mis ojos y dejé el cuchillo con movimientos delicados encima de una cómoda lateral. —Espero que ese haya sido todo tu impulso creativo, sweetie. Olvídate de replicarlo en lo que juegues conmigo. No dije más nada, le dediqué una última sonrisa y regresé junto a Maze. Observé todo con la calma que me caracterizaba, incluso si había aparecido un maldito cuchillo frente a mis ojos. No me sorprendía del todo, el rubio tenía toda la pinta, lo que sí me sacó un poco de eje fue todo el show de la pelirroja. Pero bueno, tampoco había estado mal y verla arrebatarle el arma tuvo cierto encanto, digamos. Era ágil con las manos, ¿eh? Como si tuviera un talento para eso o algo. Me tragué la sonrisa divertida dentro de lo posible y meneé la cabeza, utilizando mi tiro. —Honeyguide —lo llamé, aunque fuera más bien para establecer mi punto—. ¿De dónde sale? No era estúpida, me iba haciendo una idea de la clase de persona que era y tenía la leve sospecha de que su apodo guardaba historia. Ya fuera por generar conversación o lo que fuera, igual un poquito de curiosidad sí me daba. Contenido oculto she talked to me and i had to Equipo A: Blondie gang Vaso 1 Vaso 2 Vaso 3 Vaso 4 Vaso 5 Vaso 6 Equipo B: Ginger crew Vaso 1 Vaso 2 Vaso 3 Vaso 4 Vaso 5 Vaso 6 Orden de tirada: 1. Arata 2. Sasha 3. Bleke 4. David
Contenido oculto ¿Por qué lo hice? Pues porque me salió de los huevos, así de sencillo. Digamos que desde hace rato el jueguito de puntería me estaba tentando, haciendo que me picaran las yemas de los dedos por soltar un cuchillo y cruzar uno de los vasos como mantequilla. Ni siquiera era para medirme la polla con nadie, como en la calle. Era por el mero y sencillo placer de hacerlo. Podía haber causado un escándalo y bien lo sabía, pero creía haber leído lo suficiente el ambiente, incluso con todos pasados de alcohol en diferentes grados, para saber que ahí podían pasar solo dos cosas. Alguien se iba o todos seguíamos en la mierda, incluso si cualquiera se ponía muy tiquismiquis. La reina de hielo no parecía ir a decir mucho, el pelirrojo se había olido la puta peste pero prefería ignorar el conflicto y luego teníamos a su amiga, ¿qué iba a hacer la pelirroja con pintas de modelo? No tardé mucho en descubrirlo y, para la gracia, no me dejó decepcionado en lo más mínimo. Noté cada uno de sus movimientos con el rabillo del ojo, como el chico la bajaba, cuando cruzó los brazos bajo el pecho y me siguió con la vista. ¿Lo vi venir? Un poco sí, pero lo dejé correr a pesar de que su figura se superpuso con el otro manos ligeras que conocía bien, porque para variar los dos eran pelirrojos, aunque el cabello de esta chica tenía por debajo un subtono frío que le daba un aspecto como de vino tinto. Dejar esa corazonada pasar fue mi error. Luego de darle un trago al vaso y regresarle la pelota a mi compañera bordeó la mesa, esta vez fui yo el que siguió sus movimientos. Se acercó, me echó una sonrisa suave pero con un tinte extraño diferente encima y encontré la plata de sus ojos para regresarle el gesto, como si me diera exactamente lo mismo que me invadiera el espacio, me abriera la solapa del saco y toda la mierda. En realidad sí me daba igual. Los destellos que la luz le arrancó a la hoja me recordaron de inmediato al brillo de sus ojos, si acaso eran de un plateado algo más sucio, pero poco más. —Manos ligeras entonces —dije luego de echarle un vistazo a la nueva ubicación del cuchillo—. Por mí hasta te lo puedes quedar si quieres, me da igual. De haber querido hacerle daño a cualquiera el cuchillo tampoco habría fallado, sin embargo, tenía los objetivos bien definidos. No había venido a una mansión de Chiyoda a apuñalar a nadie. —Más me interesa el hecho de que me lo sacaras de encima sin que me diese cuenta. Tan borracho no estaba y sabía que tenía potencial, la jodida. ¿No quieres un maestro, linda? El talento necesita práctica. Tenemos al mejor del Triángulo con nosotros. Mason estaba observando el rollo con un revoltijo de incredulidad y quizás orgullo que hasta que daba gusto, se le notaba en la cara. Había bastado para que no pudiera colar la mano y detener el tiro de Uil, así que se tuvo que bajarse el vaso de cerveza aunque por lo menos no lo hizo a velocidad. Había escuchado la pregunta de la rubia pero la dejé para luego del tiro de Mason, que para mi sorpresa ni siquiera picó así que iba a tener que seguir bebiendo como descosido. —Es el nombre inglés del indicador. —Levanté la mano izquierda lo suficiente para que el tatuaje del ave correspondiente le quedara a la altura de los ojos, luego la bajé para tomar la pelota que el pelirrojo me alcanzó y jugueteé con ella entre los dedos unos segundos—. Ponen sus huevos en nidos de otras especies, para que otros los críen por ellos, y guían a humanos hasta los panales para que los abran y así comer la cera y las larvas. De ahí el nombre. Lancé y vi que el tiro iba a picar, así que dependía de Manos Livianas al otro lado de la mesa que cayera en el vaso o no. —Uil —atajé entonces—. Es otro idioma, no hay que ser muy listo para saberlo, ¿qué significa? Contenido oculto I'm vibing this hell Equipo A: Blondie gang Vaso 1 Vaso 2 Vaso 3 Vaso 4 Vaso 5 Vaso 6 Equipo B: Ginger crew Vaso 1 Vaso 2 Vaso 3 Vaso 4 Vaso 5 Vaso 6 Orden de tirada: 1. Arata 2. Sasha 3. Bleke 4. David
El cabrón tenía pinta de ser un infalible prototipo de esos idiotas a los cuales es imposible tocarles los cojones, aún menos si eres mujer. Poco y nada le afectaba que le echara mano encima, me iba haciendo la idea de que tampoco se despeinaría si directamente me lanzaba a comerle la boca o algo. Nada les importaba, así eran. De cualquier forma, su expresión al ver el cuchillo en mis manos valió la pena toda la movida estúpida e innecesaria. ¿Que me quedara el cuchillo? Vaya, no podía darme más igual. ¿Qué mierda iba a hacer con un cuchillo, además? —¿Qué? ¿Me enseñas a lanzárselo a los demás? —solté, sarcástica. Como mucho me serviría para hacerlo pasta, pero no tenía idea dónde vender ese tipo de mierdas y tampoco creía querer meterme en ese mundo. Había una chispa de interés en su voz, lo notaba. Le sostuve la mirada desde el otro lado de la mesa, midiendo sus reacciones, y me encogí de hombros junto a una sonrisa ligera. Ya había logrado mi objetivo de quitarle la mierda del alcance, digamos que estaba satisfecha. Al menos por ahora. —Estarás más borracho de lo que creías, cariño —anoté, restándome crédito. Podía fingir que me daba igual, pero la chispa de orgullo seguía en mi pecho, ¿verdad? Era una satisfacción extraña, ligeramente oscura, acompañada del hecho de haber llamado la atención de alguien así. Busqué la mirada de Maze luego de todo el rollo, con las cejas alzadas en un gesto ligeramente compungido. —Sorry~ —murmuré—. I kinda got carried away. Honeyguide lanzó y vete a saber qué lógica seguían mis reflejos, el caso fue que colé la mano y conseguí interceptarla antes de que acertara en un vaso. Jugueteé con la bolilla entre mis dedos, incapaz de ocultar mi satisfacción, y le lancé una sonrisa de lo más molesta al rubio. —Ups~ No me demoré en lanzar, entusiasmada por el calor del momento, pero mi pelotita también picó y esta vez fue la compañera de Honeyguide quien me interceptó. La sonrisa me bajó un poco de intensidad, parecía que la rubia me la había robado. —Ups —me imitó ligeramente irónica, y luego de lanzar le respondió algo a su compañero—. Sí, es neerlandés para lechuza. Sólo se me ocurrió, no significa mucho más que eso. ¿Y tu indicador? Tiene pinta de ser parte de algo... más grande. Contenido oculto Equipo A: Blondie gang Vaso 1 Vaso 2 Vaso 3 Vaso 4 Vaso 5 Vaso 6 Equipo B: Ginger crew Vaso 1 Vaso 2 Vaso 3 Vaso 4 Vaso 5 Vaso 6 Orden de tirada: 1. Arata 2. Sasha 3. Bleke 4. David
Quizás lo único que compartía con David Mason era que nada parecía capaz de tocarnos lo cojones los suficiente para reaccionar, a él porque no parecía gustarle el conflicto y a mí porque disfrutaba tanto creándolo que solo me sentaba a esperar reacciones, como quien pone una película y se sienta con un paquete de palomitas. Era un don y una maldición, por supuesto. Ninguno de los dos éramos de piedra pero que externalizáramos cualquiera de las mierdas que podían llegar a molestarnos en menor y mayor medida era otra cosa, todo eso lo había sacado solo con ese juego de beer pong. Podíamos decir que a los dos nos movía una suerte de hedonismo con polos diferenciados, al menos a ojos de todo el mundo. La cuota de ligera tensión en el pelirrojo había ido aumentando de forma gradual desde que habíamos empezado a jugar, ahora no era extremadamente notoria pero sí parecía todavía más alerta a su espacio que al principio. Parecía un zorro que salía a un claro de bosque, sin saber realmente qué mierdas puede encontrar allí, y no era por la chica... Era yo, un poco también Uil. La hueles, ¿no es cierto? La peste. El azufre. ¿Qué pasa, ya los has tenido encima? A los lobos. A pesar del sarcasmo en la pregunta de la pelirroja la verdad es que me lo pensé, ¿qué tanta puntería tendría con un cuchillo si era tan ligera de manos por naturaleza? Incluso yo tenía todavía algo de ese talento, esa capacidad de cazar cosas al vuelo, después de todo había robado durante varios años antes de encontrar a Yako y los chacales. Pero le iba muchísimo mejor a chicas bonitas como ella o los cara de bebé, porque las personas bajaban las defensas a su alrededor sin siquiera darse cuenta. Con personas como ella podían montarse estrategias magistrales cuyos frutos había visto más de una vez. Las billeteras cargadas, los relojes finos y las joyas aparecían y se vendían por cantidades de pasta increíbles. Se hacía el dinero de una semana en un día, el de un mes al final de la semana. Era un putísimo superpoder que era admirado en el mundo de sombras, lo apreciábamos incluso más que la venta de sustancias y eso que todos éramos unos adictos de mierda. Me encogí de hombros ante su comentario de que quizás estaba más borracho de lo que creía y la vi buscar la mirada del otro, que la recibió con una sonrisa obligándose a borrar cualquier traza diminuta de tensión que hubiera en su cuerpo. Se le acercó, echándole el brazo sobre los hombros. —Solo no me robes la billetera, te prometo que no tengo un duro —bromeó para después dejarla ir. La vio interceptar mi tiro y parpadeó varias veces, intercambiando la mirada entre la pelota y la chica—. That was fast, darling. No disimuló la satisfacción que le cayó encima y me sonrió, la reflejé porque sí. Porque me estaba divirtiendo como un puto cabrón verla de esa manera, pero incluso más me divirtió que cuando lanzó la pelota, la chica lejía la interceptó y la imitó. La observé lanzar y acertó de lleno de nuevo, así que Mason levantó el vaso y se lo bebió despacio, dándome algo de tiempo de poner atención a la respuesta de lo de Uil. Lechuza. Parecía ir con su personalidad si me lo preguntaba y algo de gracia me hacía que los dos estuviéramos allí con nombres de aves encima, pero en sí también me pareció curioso lo bien que parecía encajar la lechuza con ella. Con su apariencia estoica y el hielo negro que parecía capaz de producir. —A ti también te voy a tener que enseñar a lanzar cuchillos, ¿o no? No tienes mala puntería —dije junto a una risa floja y ladeé apenas la cabeza al ver que el chico fallaba los dos tiros—. El apodo me lo dio un amigo cuando tenía catorce, digamos que lo encajó con mi personalidad y lo que soy capaz de hacer, a veces es más importante que mi propio nombre. Claro que lo era, todos los apodos de Yako nos habían dado un lugar en la cadena, una función y los que los teníamos nos aferrábamos a ellos con garras y dientes, como si fuesen importantes de los nombres que habíamos recibido al nacer. Todos los apodos eran así en la calle, por eso teníamos al Krait en Shinjuku también. Tomé la pelota cuando el chico me la regresó, le dediqué una mirada de refilón a Uil y lancé, acertando de lleno justamente en el vaso que estaba ocupando la posición del que había atravesado con el cuchillo. A ver si el par de cabezas de vino aquí presentes no volvían a remontar de la putísima nada. Contenido oculto Equipo A: Blondie gang Vaso 1 Vaso 2 Vaso 3 Vaso 4 Vaso 5 Vaso 6 Equipo B: Ginger crew Vaso 1 Vaso 2 Vaso 3 Vaso 4 Vaso 5 Vaso 6 Orden de tirada: 1. Arata 2. Sasha 3. Bleke 4. David No me di cuenta de lo mucho que Shimizu triggerea a Maze hasta que los hice verse la cara para jugar, pobre diablo, siente que se lo va a comer a hostias en cualquier segundo (?)
Las cosas se habían puesto ciertamente interesantes, incluso para mí, que en líneas generales nada conseguía cautivarme lo suficiente para encender un chispazo de curiosidad en mi interior. No había esperado que Honeyguide desenfundara un cuchillo así nada más pues seguía con los esquemas de una fiesta adolescente, pero una vez lo hizo tampoco me sorprendió en demasía. Como si una parte de mí hubiera enlazado esa posibilidad a él desde un comienzo, tras observar sus maneras, sus tatuajes, tras oír su apodo. ¿Estaba haciendo equipo con un tío que le lanzó un cuchillo a un vaso y me quedé así nada más? Peores cosas no me habían hecho reaccionar. No había movido un dedo por ayudar a Ophelia. Jamás intenté buscar a mamá. Nunca le dije la verdad a Jenkin. Tendrás que seguir intentándolo, Honeyguide. No olía la peste a azufre como tal, al menos no la definía así. Llevaba la vida entera hundida en un océano congelado, frío y oscuro, donde decenas de pares de ojos me observaban incansablemente. Medían mis movimientos, mis pensamientos, intentando definir si era o no una amenaza. Ophelia lo era, Jenkin ni siquiera calificaba como tal, ¿y yo? Vamos, lo sabía. Era la Middel perfecta. El rubio parecía haberse interesado en la movida de la pelirroja y me resultaba bastante predecible, no debía ser moneda corriente que le arrebaten los cuchillos así como así. La chica, sin embargo, seguía sin despedir vibras de... bueno, alguien capaz de arrebatar cuchillos. ¿Un potencial en bruto? Era muy probable. ¿Le interesaría, de todas formas, explotarlo? ¿La peste la seduciría lo suficiente? ¿O seguiría siendo una buena chica? De momento no parecía harto interesada. Los observé en lo que su compañero le echaba el brazo sobre los hombros y ella reía con la frescura usual, incluso había alcanzado la mano del muchacho para sujetarla sin fuerza durante los segundos que duró el acercamiento. —Eh~ Lo voy a intentar —bromeó, en respuesta a lo de no robarle la billetera—. ¡Pero no te prometo nada! No puedes pedirle tanto a un ladrón de categoría como yo, please~ Cuando la dejó ir los seguía observando, si total le tocaba lanzar a ella, y así como ella no había notado su tensión, él tampoco pareció advertir el vistazo que le arrojó la pelirroja a su silueta tras alejarse. Podía ser pasajero, podía incluso estar relacionado a que le atrajera, pero sobre la mesa había otras cartas y lo primero que pensé fue que lo había medido. Acababa de medirlo. Les estaba prestando tanta maldita atención que no me costó nada interceptar el tiro. Reflejé la burla de la chica sin motivo subyacente, sólo me apeteció hacerlo, y mientras el pelirrojo bebía mi acierto redirigí mis sentidos a Honeyguide. Su broma me arrancó una sonrisa suave. No consideré necesario responder nada, era más que evidente que jamás me interesaría aprender a hacer eso. De cumplir un rol en la pirámide, sería parte de los que envían a pobres diablos como Honeyguide a lanzar los cuchillos mientras se relajan en sus casas con un vaso de whisky. De los que no se ensucian las manos. —Lo que eres capaz de hacer —reflexioné, luego de que el pelirrojo errara sus tiros y el rubio se preparara para lanzar—. Vaya, me muero de curiosidad. No realmente, pero bueno. Para hacer conversación, digamos. Recibí la mirada fugaz de Honeyguide y reflejé una minúscula parte de su diversión en lo que lanzaba y acertaba de lleno. El vaso se tambaleó suavemente y la pelirroja chasqueó la lengua antes de comenzar a beberlo. Había una satisfacción estúpida en ganar ese juego, una que no precisamente necesitaba refregar en la cara de los demás. Podía mantenerme allí de pie, en silencio y con el mentón en alto, la pequeña sonrisa de suficiencia plantada en el rostro y ya. —Bien hecho —murmuré, viendo a mi compañero de soslayo. Cuando la pelirroja lanzó no hubo margen de error, acertó de lleno y me pregunté cómo rayos funcionaban los reflejos de esta gente, que mientras más alcoholizados parecían más despiertos. Solté un suspiro imperceptible y bebí la cerveza con toda la calma del mundo, girando la pelotita entre mis dedos. Alterné mi mirada entre los tres. —¿Y si subimos la apuesta? La pelirroja arrugó el ceño pero no se mostró del todo reacia. —¿Subirla cómo? Sonreí, dejando el vaso vacío a un costado de la mesa, y le eché un vistazo al cuchillo sobre la cómoda antes de encogerme de hombros, deslizando el hielo negro hacia Honeyguide. —No lo sé, ¿alguna idea? Luego lancé, aunque la pelotita picó y, otra vez, dependía de los reflejos del pelirrojo. Contenido oculto Equipo A: Blondie gang Vaso 1 Vaso 2 Vaso 3 Vaso 4 Vaso 5 Vaso 6 Equipo B: Ginger crew Vaso 1 Vaso 2 Vaso 3 Vaso 4 Vaso 5 Vaso 6 Orden de tirada: 1. Arata 2. Sasha 3. Bleke 4. David
Era un sueño de opio, por supuesto, que cualquiera de las dos fuese a aceptar alguna oferta de mi parte siendo que provenían, bueno, directamente de las sombras incluso cuando peores cosas había hecho ya que ofrecerle a una chica aprender a tirar cuchillos y a otra prácticamente ponerla bajo la tutela de un puto maestro del robo no violento. De hecho eso casi pecaba de inocente comparándolo con otras mierdas, con la cantidad de gente que había vendido por información, la cantidad de sangre que había llegado a derramar sobre el suelo de los callejones y lo poco que me interesaba. Ya no tenía a los chacales, no como grupo, todos estaban dispersos y así un montón de mierdas dejaban de importar. Como si no sabía de ellos en meses o me hacían competencia en el negocio, nada importaba demasiado en sí, quizás por eso había podido ignorar que habíamos perdido a Kohaku en algún punto. Incluso cuando Yako lo había puesto bajo mi cuidado. No había caso en sentarse a observar las cosas que salían mal, solo quedaba seguir y seguir y seguir para evitar que las mierdas se siguieran yendo al traste. ¿Pero qué hubiese hecho si los lobos se hubieran cargado al niño? ¿Qué coño hubiese hecho de solo haber sabido que uno de ellos estaba en esa fiesta, tan pancho en nuestro maldito territorio? Mantuve la vista puesta en los otros dos un rato aún así, tratando de medir si había una remota posibilidad de que las sombras las sedujeran, la llamaran como nos habían llamado a mucho de nosotros, pero no lograba vislumbrar demasiado. Mason soltó la risa ante la respuesta de su amiga y en gran parte entendía por qué parecían capaces de llevarse tan bien, a pesar de las costumbres que sabía tenía él. Su personalidad era liviana, era capaz de proyectarla a los demás y dado que él nada parecía importarle demasiado, al final la gente a su alrededor dejaba de darle tantas vueltas a todo también. Era una personalidad peligrosa, aunque él ni siquiera considerara la posibilidad, a su manera podía dársele la misma función que Dunn y Kohaku al mantenerlos cerca del rey. Podía también servir de pilar, sostener las piezas importantes y darle soporte a las líneas delanteras. Allí donde estaban las personalidades como las mías, que parecían ponerlo de los nervios. El soporte era vital, nada era capaz de lograrse sin buenos cimientos. Yo no podía verlos, los hilos del mundo, la telaraña; pero de haberlo logrado un montón de fibras hubiesen surgido de ese par, también de la rubia a mi lado, ya no en representación de sus conexiones actuales sino de todas las que serían capaces de establecer en cualquier momento de sus vidas. —¡Al menos enséñame cómo lo hiciste! —Pidió el pelirrojo luego de que la chica lanzara, apoyando las manos en el borde de la mesa. Se me escapó una risa nasal cuando Uil habló de nuevo, luego de que el idiota errara sus tiros. —Te importa una mierda —resolví como si nada, porque la verdad a mí me daba igual también que no le interesara. Total, ¿por qué le iba a interesar en realidad? Recibí su siguiente comentario con una sonrisa de suficiencia en la cara, porque con todo a cualquier estúpido le gustaba que reforzaran su trabajo bien hecho. Por otra parte, un poco sí me sorprendía que siendo que los otros parecían frutas de pastel de Navidad remojadas en alcohol estuvieran mejorando sus reflejos, pero en fin. Reí al escuchar a la rubia decir lo de subir la apuesta y la vi alternar la mirada del cuchillo a mí. —No me mires, la señorita me tiene castigado y me quitó mi juguete —respondí con cierto tono de reclamo bastante fingido a decir verdad—. En la de antes apostamos hierba y dinero, acepto mejores sugerencias. Quería ver qué se le ocurría. Mason no interceptó el tiro aunque le anduvo cerca, así que tuvo que bajarse el vaso de cerveza. Al tirar erró ambos intentos y yo no tardé fallar también. Contenido oculto Equipo A: Blondie gang Vaso 1 Vaso 2 Vaso 3 Vaso 4 Vaso 5 Vaso 6 Equipo B: Ginger crew Vaso 1 Vaso 2 Vaso 3 Vaso 4 Vaso 5 Vaso 6 Orden de tirada: 1. Arata 2. Sasha 3. Bleke 4. David
Podía fingir todo lo que quisiera, pero la estupidez me había quedado dando vueltas en la cabeza. Que era manos ligeras lo sabía, si Saki siempre amenazaba con lanzarme el palo de amasar cuando se daba cuenta que le faltaban mochis. Incluso solíamos jugar con Sengoku a ver quién le arrebataba al otro la libreta del delantal y la verdad no sé por qué insistía, si siempre le ganaba. Sanji fue el primero en bastante tiempo en ganarme dentro del juego, y digamos que fue porque no me lo estaba esperando. Funcionaba bien cuando me disponía a ello pero no vivía estúpidamente pendiente de mi entorno. Me había quedado dando vueltas en la cabeza y cuando Maze mencionó lo de su billetera, pese a haberlo desacreditado de inmediato, sentí el impulso de echarle un vistazo para intentar localizarla. No fue difícil, la verdad, y me pregunté si podría quitársela sin que lo notara. Era una estupidez, no planeaba robarle ni mucho menos, sólo era imposible negar la cuota de satisfacción que me caía encima al ganar. El rubio estúpido de aquí me había motivado. Y seguía siendo una idiota competitiva. La actitud de Maze se me seguía antojando algo infantil y una cuota de ternura se coló en la diversión de mi risa. Parecía bastante encaprichado con el asunto y decidí intentarlo, aunque no tuviera ninguna respuesta genial para darle. —¿Qué ocurre, cielo? ¿Quieres que te enseñe a echarle mano encima a las señoritas? —lo molesté, picándole el hombro, y luego me encogí de hombros. Me acerqué un poco para hablar a un volumen relativamente bajo—. Igual no sé bien cómo lo hago, tengo algunos básicos para distraer al objetivo y tal pero en líneas generales me sale... ¿solo? Observar el panorama es importante, también. Así me robo siempre los mochis. Aquello último lo solté con una cuota de orgullo hasta estúpida, y al darme cuenta volví a reír. —Pero bueno. —Solté el aire y suspendí una breve pausa antes de regresar los ojos a Maze, con una sonrisa revoloteando en mis labios; al colar la mano entre nosotros le mostré su billetera—. Igual te recomiendo llevarla en los bolsillos del saco, cariño, ahí está muy expuesta. Lo que me estaba divirtiendo toda la tontería no era ni medio normal, que encima con el alcohol encima ya sentía la cabeza más liviana y nada importaba demasiado. Enganché las manos en cada solapa de su saco, lo jalé un poco y, como le había regresado el móvil a Honeyguide, dejé caer la billetera en el bolsillo interno del mismo. A ver si le iba quitando las manos de encima. La risa que soltó el rubio al otro lado de la mesa no captó mi atención como tal, pero sí la oí y de todas formas regresé mi atención al juego. Vi a la chica encogerse de hombros y alzar las manos un breve instante. —Duro, pero cierto —le respondió, vete a saber a qué. La verdad era que parecían estar llevándose relativamente bien, cosa que jamás habría anticipado si me limitaba a verles las pintas. Parecían el cliché de la princesita y el gamberro, aunque la rubia siquiera se había inmutado cuando el cuchillo apareció en escena y bueno, bastante alejado del estereotipo, diría. Luego surgió la mierda de la apuesta y me mantuve al margen, ya que la rubia había tenido la idea y Honeyguide, de todas formas, mantuvo su atención en ella. A mí tampoco se me ocurría gran cosa, siendo honestos, y Maze tampoco abrió la boca. En lo que ella pensaba, los muchachos erraron sus tiros y solté una risa nasal breve. Eh, ya estábamos cayendo en la decadencia. —Atenta, cariño —le avisé, bastante porque sí. La chica conectó miradas conmigo e intentó interceptar mi tiro, pero falló. Comenzó a beber la cerveza y erró ambos intentos, aunque no parecía realmente haberle importado. Seguía bastante enfrascada en el asunto de la apuesta, me dio la sensación. —Hierba y dinero, qué saludable —anotó ligeramente irónica, mientras seguía tomando de su vaso—. ¿Y si agregamos un castigo de libre elección, además del que salga en la urna? No tiene sentido apostar hierba, a menos que los pelirrojos de aquí estén abastecidos. Miré a Maze de soslayo, fue involuntario y la jodida me cazó al vuelo. Su voz volvió a llamar mi atención. —Bueno, si no estaré rodeada de vicios. —Regresó sus ojos azules a Honeyguide—. ¿Qué dices? Contenido oculto Equipo A: Blondie gang Vaso 1 Vaso 2 Vaso 3 Vaso 4 Vaso 5 Vaso 6 Equipo B: Ginger crew Vaso 1 Vaso 2 Vaso 3 Vaso 4 Vaso 5 Vaso 6 Orden de tirada: 1. Arata 2. Sasha 3. Bleke 4. David
El famoso Honeyguide aquí presente era el tipo de chico que evitaba a toda costa al menos hasta que era demasiado tarde, más o menos lo que había pasado con el asunto del beer pong. Cuando aceptó jugar con nosotros no me había quedado más que continuar fluyendo, pero lo cierto era que las cosas habían comenzado a apilarse. Y sentía que el otro me iba a caer encima en cualquier momento. Quizás por eso mismo cuando el cuchillo cortó el aire en un silencio mortal no me sorprendió realmente, siendo que la tensión la tenía desde el principio, y solo supe intercambiar la vista entre el objeto y su dueño como si me lo hubiese esperado todo el rato. De cualquier manera la presencia de Sasha me ayudaba a olvidar el asunto de tanto en tanto, incluso cuando el otro había quedado tan enfrascado como yo con el asunto de que le había quitado el cuchillo de encima sin que se diese cuenta. Solté una risa cuando ella dijo lo de echarle mano a las señoritas y cuando me dijo lo demás en voz baja le presté la atención estúpida de siempre. Digamos que el error estuvo allí, porque cuando quise darme cuenta estaba sosteniendo mi billetera en el espacio entre nosotros y fruncí apenas el ceño. ¿Pero cómo mierdas lo hacía? Me coloqué una sonrisa suave en el rostro cuando tomó las solapas del saco y básicamente repitió lo que había hecho con el rubio, dejando caer la billetera en el bolsillo interno del saco. —Disculpara usted a este pobre idiota, señorita —dije con fingido arrepentimiento. Por demás parecía que los reflejos afilados no nos habían durado demasiado, en lo que los otros seguían con lo de la apuesta y tal erramos los tiros, Sasha nos salvó el culo eso sí. —Bien hecho, sweetheart —dije de inmediato al ver la pelota caer en el vaso. Honeyguide seguía en su puta salsa, evidentemente, parecía estar sopesando las opciones de la rubia y cuando vio la mirada que me echó Sasha sonrió ampliamente, como un genuino lobo descubriendo los dientes. —¿Quién te abastece, chico? —Shinjuku. —Se quedó esperando una respuesta más amplia—. Swallowtail. Soltó una risa que amenazó con convertirse en una carcajada. —Bien, lo que cargas encima en hierba y... El segundo castigo a libre elección —concluyó antes de que el juego continuara. Lancé acertando de lleno en uno de los dos vasos restantes, de modo que el rubio siguió bebiendo y cuando terminó erró su primer tiro, pero el segundo cayó en el vaso sin siquiera picar en la mesa. —Y esta vez sin el cuchillo~ —Volvió su atención a su compañera, sonriéndole con genuino orgullo—. Bien, Uil, nos llevamos la revancha. Suspiré con algo de pesadez y busqué la mirada de Sasha para dedicarle una sonrisa antes de acercarme a la urna, para meter la mano y sacar el famoso castigo. Lo leí, alzando ligeramente las cejas, y luego se lo pasé a Sasha mientras me sacaba del bolsillo la hierba que me quedaba y la dejaba sobre la mesa. Contenido oculto Equipo A: Blondie gang Vaso 1 Vaso 2 Vaso 3 Vaso 4 Vaso 5 Vaso 6 Equipo B: Ginger crew Vaso 1 Vaso 2 Vaso 3 Vaso 4 Vaso 5 Vaso 6 Orden de tirada: 1. Arata 2. Sasha 3. Bleke 4. David Contenido oculto: Castigo #15 15. Los miembros de la pareja perdedora deben elegir a alguien que no conozcan de la fiesta y pedirles un beso.
La reacción de Maze a mi movida no tuvo nada de particular, pero igual reflejé su sonrisa y le piqué apenas la nariz al recibir sus palabras. —Perdonado —fue todo lo que dije. Luego de acertar mi tiro el chico me felicitó y busqué sus ojos para sonreírle. Habíamos calmado el culo y ya no nos emocionábamos como unos críos, ya fuera porque el alcohol había comenzado a pesar o porque teníamos otras cosas haciéndonos ruido en la cabeza. Quizás ambas. Me sentí algo culpable cuando los rubios cazaron mi mirada al vuelo, había expuesto a Maze sin darme cuenta y arrugué el ceño, preocupada, cuando tuvo que decir quién lo abastecía. Verlo acertar me lanzó una cuota de esperanza encima y junté las palmas contra una de mis mejillas, expectante. Poco me duró la alegría, sin embargo, Honeyguide acabó de derribar nuestra pirámide y solté un suspiro liviano, volviendo a fruncir el ceño. Busqué la silueta de Maze un poco a tientas, cuando recibí su sonrisa sólo me sentí todavía más culpable y recogí el vaso que debía beber, siguiendo sus movimientos hasta la urna. —Sorry, hon —murmuré cuando se acercó para alcanzarme el papelito. Mierda, de verdad lo sentía. La rubia seguía tan serena como siempre, parecía que no le había afectado en lo más mínimo toda la cerveza que llevaba tomando. Le dedicó una sonrisa cargada de orgullo a su compañero apenas recibir sus ojos y asintió. —Oye, bien hecho —fue su felicitación. En lo que seguía bebiendo mi cerveza, bajé la mirada para leer nuestro castigo y arrugué el ceño. Bueno, eso me daba bastante pereza, la verdad. ¿Buscar a alguien que no conociera y pedirle un beso? Iban a sacarme a patadas, venga. Suspiré, arrugando la hoja entre mis dedos, y recordé que encima de todo íbamos a recibir un castigo extra. Alcé la vista hacia nuestros contrincantes y me di cuenta de algo que probablemente me salvara un poco el culo de tremendo papelón. —Bueno, técnicamente no nos conocemos, ¿verdad? —Dejé el vaso vacío en la pila, bordeé la mesa para alcanzar a los rubios y le extendí el papelito a Honeyguide, mirando a la chica mientras él leía—. Quiero decir, ni siquiera sé sus nombres~ Bueno, Maze podía proceder como le apeteciera pero al menos a mí no me parecía tan mala idea. —Y con respecto al segundo castigo... —Crucé los brazos bajo el pecho y recosté la cadera al borde de la mesa, esperando por los ojos del rubio; me hacía a la idea de que él estaba más interesado en esa mierda que la princesa de hielo aquí presente—. Soy toda oídos~
En sí no me molestaba, como no me molestaban tantas otras cosas, si había apostado la hierba y perdía pues era mi rollo y nada que hacerle. Sasha por otro lado parecía contrariada porque después de todo fue su mirada lo que me delató con el otro par, pero sinceramente no era nada del otro mundo. —Babe —dije y busqué su mirada, sonriéndole de nuevas cuentas—, it's okay, really. Me sorprendía lo entera que parecía la rubia, de verdad, con la cantidad que había terminado bebiendo y toda la tontería uno esperaría verla más afectada, pero allí estaba como si nada. Entre eso y sus vibras al calor de la partida, bueno, me seguía dando algo de mal rollo pero no iba a decirlo. Estaba tratando de hacerle mente a la gente que no conocía para cumplir con el castigo cuando vi a Sasha superarme en capacidad cerebral, obviamente. Se acercó al par, siendo que realmente no los conocía, y le extendió el papelito al rubio. Mira eso tenía que ser una jugada de IQ elevado o algo, porque a mi nunca me hubiese dado la cabeza. Solté una risa floja para mí mismo y esperé, viendo a ver qué ocurría con la situación. Honestamente esperaba fallar como los grandes, estaba preparado hasta para que los pelirrojos remontaran de la nada, pero al final los reflejos me regresaron a última hora y la pelota fue a dar al último vaso de la pirámide ajena. Que la rubia me sonriera de esa manera solo le añadió algo más de satisfacción a la victoria, porque vamos, me seguía haciendo gracia ver esos matices en ella y al final realmente me había divertido haciendo equipo con la famosa lechuza aquí presente. Escuché por encima el intercambio de los otros dos en lo que estiraba la mano para hacerme con la hierba del pelirrojo y guardarla en el bolsillo como si nada, junto al resto, y me aguanté la risa al ver que había terminado con más hierba encima luego de que Sonnen hubiese pretendido quedársela. Eso sin siquiera contar la pasta que le había sacado de encima. Noté a la chica acercarse entonces, la escuché y leí el papel del castigo que me extendía, ya haciéndome una idea de por donde iban los tiros. Bueno, el papel en sí no era muy específico, ¿cierto? Me encogí de hombros, porque su puta madre se iba a negar pero tampoco quería que, no sé, me cortara lo huevos con el cuchillo que tenía por ahí cerca. La vi recostar la cadera en el borde de la mesa y me incliné apenas para dejarle un beso en la mejilla, un beso de niños pues. El pelirrojo se acercó a Uil entonces, con la eterna sonrisa pegada al rostro, y aprovechó que su amiga le iluminó la neurona. —¿Me harías el honor de ser la desconocida que me ayude a cumplir con el castigo? —preguntó, echándole una mirada de soslayo a su amiga. Se me ocurrió algo entonces y miré a la pelirroja con la sonrisa divertida de siempre en la cara. —Tienes lo que queda de la noche para robar algo más, lo que sea y a quién quieras, mientras no sea alguno de nosotros cuatro —comencé mientras caminaba para recuperar el cuchillo de dónde ella lo había dejado—. Te lo puedes quedar o regresarlo, ya eso es cosa de tu moral. Confiaré en tu palabra si me dices que lo hiciste, en tanto me cuentes los detalles ya sea más tarde o en la escuela otro día. Contenido oculto Yo: venga quiero dejar todo lo posible respondido pa mañaba Mi migraña: u sure bitch
Sabía que Maze iba a minimizar el asunto, la verdad, si al fin y al cabo era prácticamente su modus operandi. De hecho, incluso si algo llegaba a molestarle tenía la sensación de que no abriría la boca ni lo externalizaría. Me quedaba, entonces, disculparme y ya. El resto no significaba demasiado. De cualquier forma, que me sonriera y eso supongo que ayudaba un poquito. En lo que cerrábamos ese tema, la rubia observó cómo Honeyguide se guardaba la hierba y esbozó una sonrisa sobria. —Creo que ganamos ambos, ¿verdad? —destacó. ¿Para qué quería hierba la princesa? Eso era algo que no me molestaría en preguntar, siendo que de plano no me interesaba. Aguardé en silencio a que Honeyguide leyera el papelito y cuando recibí el beso en la mejilla solté una risa nasal, encogiéndome de hombros. Pero bueno, qué puta decepción. —Pensé que ya habíamos salido todos de preescolar —comenté al aire, despegando la cadera de la mesa para moverme. Antes de avanzar me incliné hacia el chico y le sonreí prácticamente encima de los labios, aunque sin tocarlo—. Boooring~ Maze, entre tanto, se acercó a la rubia para cumplir su castigo. Topé con su mirada un instante, mientras caminaba sin realmente un rumbo fijo. Al final me recosté contra la cómoda donde descansaba el cuchillo y me crucé de brazos, sin nada mejor que hacer más que observar el espectáculo. La rubia se encogió de hombros ante el pedido de Mason y asintió, con la sonrisa suave de siempre. No parecía tener intenciones de mover un dedo, suponía que Maze debería encargarse. Igual al final Honeyguide me distrajo, regresé la mirada a él y oí su castigo con atención. La sonrisa divertida regresó a mis labios, chispeó con una ligerísima cuota de oscuridad y asentí sedosa, siguiendo sus movimientos en silencio en lo que se acercaba para recuperar su cuchillo. Aproveché la cercanía para echarle un mejor vistazo de arriba abajo y finalmente me enfoqué en sus ojos. —Sure, baby. Luego tendrás noticia de mí, entonces. Venga, si la mierda no me emocionaría mucho más de lo que debía. ¿Podía echarle la culpa al alcohol? Maybe, al menos en parte. Robar algo, ¿huh? Bueno, mejor comenzaba a andar con el ojo afilado para no decepcionar al señor de los cuchillos locos de aquí.
La condenada reina de hielo aquí presente seguía sorprendiéndome a decir verdad, había tenido los santos ovarios de aclarar que los dos habíamos ganado y tuve que agarrarme los huevos para no descojonarme en su cara, aunque imaginaba que tampoco le habría sacado mayor reacción. ¿Me estaba dejando llevar por su apariencia? Pues sí, ni modo, no me interesaba negarme una cosa de esas a mí mismo. Igual no era mi asunto si la señorita se metía sus buenas pitadas, así que solo saqué la hierba de nuevo y dado que realmente no era tanta, me dispuse a armar un porro directamente y dárselo. —Ahí tienes, lechuza —dije regresándome la restante al bolsillo. Me hizo gracia la respuesta de la pelirroja al beso también, para variar. La había leído mal al parecer aunque debía hacerme una idea de ello con haberla visto sacarme el cuchillo como si nada, de todas formas no quería tomar el riesgo como tal. Mira que ganas de que se arrepintiera a medio camino de que la besara como Dios manda no tenía, apreciaba mis cojones, y sabía que no podía confiar en la gente ebria. —Me voy a montar aquí un salón dos punto cero, puros besos de preescolar, porque la mentalidad de la gente pasada de tragos no es algo en lo que confíe —reflejé su sonrisa sin moverme un ápice. Luego fue a apoyar el peso en la cómoda donde estaba el cuchillo y pareció más que entretenida con mi segundo castigo, quizás más de lo que esperaba, y ensanché la sonrisa al verla aceptar luego de haberme echado un vistazo que venía sobrando un poco pero del que no me quejaría. —Perfecto. Mientras tanto el pelirrojo obviamente iba a tener que hacer toda la movida, la rubia no tenía intenciones de hacer nada obviamente. No era que al otro idiota le interesara demasiado de por sí, al menos no tenía pinta, se limitó a mantener la sonrisa, estiró la mano para hacerse con el mentón de la chica y le dejó un beso bastante ligero sobre los labios. Le regresó su espacio como si nada y luego asomó la cabeza por la puerta que daba a la cocina, antes de salir un momento y regresar con un vaso de agua. Al menos tenía algo de neuronas, como para no seguir bebiendo. —Voy a empezar a documentar los robos que ocurran —soltó sin más, siendo que había escuchado lo del otro castigo.
Me encogí de hombros luego de oír sus excusas, desviando la mirada momentáneamente. Me valía bastante mierda lo que dijera, en especial allí y con las pintas de puto desastre que se cargaba. —It's okay, baby. Allá tú desperdiciando oportunidades como idiota. Su puta madre se le iba a insinuar dos veces a alguien. No estaba acostumbrada al rechazo, la verdad sea dicha, especialmente viniendo de hombres. Me había habituado a recibir lo que me apeteciera, la mayoría de las veces sin mover un dedo, incluso. Luego aparecían imbéciles como Maze y el Honeyguide aquí presente que si les ponías un maniquí enfrente probablemente se lo comieran pero vaya, no. Esta no. Well, fuck them. Luego de cerrar el trato por el segundo castigo despegué la espalda de la cómoda y comencé a caminar en dirección a la cocina, sin mirar a nadie en particular. ¿Estaba molesta y era por un puto capricho? Sí. Que me preguntaran si me importaba. —No need —le respondí a Maze al pasar junto a él, sin detenerme ni nada; mis tacones resonaban con una cuota de fuerza agregada y venga, me daba igual—. Me encargo yo de documentarlos. Le eché un último vistazo a la princesa de hielo y me retiré sin más. Había dudado ligeramente si, no sé, dejarla sola con lo que podían ser dos putos buitres. Al menos en potencia, claro, aunque luego de haber visto en primera fila a Maze liarse con al menos tres chicas me hacía una idea bastante clara del rollo. Como fuera, al final no encontré nada en su expresión y me marché. Bleke había estado observando todo y unos pocos segundos después de que me fuera le concedió una sonrisa cordial a ambos chicos, incluso inclinando la cabeza. Tal parecía ser que ya había regresado a su forma de ser habitual. —Fue divertido, nos vemos —fue todo lo que dijo antes de marcharse también. Contenido oculto su three pride JAJAJA en la puta mierda
