Colores del corazón

Colores del corazón

Colores del corazón​

La luz tornasolada se filtraba insistente por aquella cortina de transparencias rosadas. Llevé mi mano sobre el rostro tratando de menguar el impacto de luz sobre mi piel, maldiciendo el momento en que me dejé convencer de colocarlas.

“Se verán lindas”

¡Ja! El que fueran un detalle 'lindo' no le quitaban lo molestas. Me incorporé tambaleante, no me gustaba tanta luz y aunque fuera cierto que colores como aquel alegraban un poco mi existencia, no acababan de agradarme por completo. Durante mi vida había podido sentir y vivir el color de distintas maneras. El cálido resplandor y las múltiples tonalidades de distintas existencias habían acariciado alguna vez mi corazón incoloro. Aunque claro, todo no quedaba más qué como un esporádico rose, algo fugaz que un instante desaparecía. Mi vida no tenía color, era algo apagado que nunca llamaba la atención de nadie y que jamás lo haría.

Me encaminé hacia mi bien conocido balcón, abrí la puerta y salí para recibir la húmeda brisa de verano, que me golpeó casi de inmediato. Verde, pensé al sentirla, algo así no podría tener otro color. Inhalé profundo tratando de llenarme un poco de ese ‘matiz de vida’, un poco solamente, para no sentirme tan abatida.

Vida…

Tragué saliva y lo decidí. Todo terminaría. Con movimientos torpes me subí al barandal del balcón y apoyándome en las partes de piedra y madera que sobresalían de las paredes de la casa logré subir al tejado. Desde arriba todo era una mescolanza de colores, rojo en los tulipanes, café en la tierra, rosa en las sonrisas de los niños y amarillo en el sol. Tiempo atrás hubiera dado todo por pertenecer a alguno de esos colores, ser alegría, pertenecer a la tierra, ser algo más que aquella existencia vacía…

Me puse de pie sobre el tejado y miré recelosa la sombra que se proyectó sobre las tejas marrones, ¿sentía envidia? Hasta mi sombra adoptaba un color ¿por qué yo no podía? No sentía la suficiente ira como para ser rojo, ni estaba tan desesperada como para ser gris, mi ser simplemente no sentía. ¡Ya era suficiente!

– ¡No! –escuché gritar a alguien. Me detuve en seco y por un momento me sentí caer pero apenas logré mantener el equilibrio sobre el tejado.

–No… –repitió ese alguien. – No lo hagas…

Busqué con la mirada a ese que me gritaba y desde arriba pude verlo, una pequeña niña que sujetaba un oso de felpa maltrecho y que lloraba.

–No lo hagas –repitió.

La miré contrariada y pude percatarme que ella… no era rosa como lo suelen ser los niños… ¿era azul? ¿Por qué?

Lágrimas… la niña lloraba… ¿estaba triste?

Tristeza… sentí mi corazón estrujarse, como si de pronto de aquel agujero sin color saliera algo que siempre estuvo oculto. Miré al cielo nublado y de nuevo a la niña, mientras mi rostro poco a poco era inundado por una extraña tibieza trasparente. Levanté una mano hacía el infinito azul y por fin me di cuenta…

Mi alma era azul… pude sentir el color.




----------------


Este es un drabble que escribí para mi clase de literatura, la maestra nos dio tres frases para hacer una historia:
-La luz tornasolada se filtraba insistente.
-La sombra se proyecto sobre el tejado y sentí qué...
-Mi alma era azul sentí el color.

Las usé y creé esto, una de las frases la deje subrayada porque no es mía xD, las otras las modifique a modo que quedaran mejor con el contexto, además corregí el drabble en sí, es parecido al que entregué pero no del todo. No me pareció tan bueno, pero no importa, si no es mucha molestia me gustaría saber su opinión :L

PD: lol, creo que se pasa por un pelín de las 500, palabras xDD