Colectivo: Magic Wolken Palabra/Desafío: Lógica Personaje(s): Inma DunkelMiene Summary: La razón de por qué Inma ya no lee cuentos de hadas es simple: Los cuentos de hadas mienten descaradamente. Palabras: 131 La lógica era fiel compañera de Inma, y la lógica le decía que los libros siempre tenían la razón. Cuando era pequeña leyó en un cuento de hadas que solo bastaba un beso para sentir el amor del que tan poco entendía a esa edad. Como lo había leído en un libro se convenció de que era cierto, y decidió probar eso del beso para ver si entendía exactamente como era eso de “sentir amor”. Por eso besó suavemente en los labios al niño que siempre la acompañaba por alguna razón que ella desconocía en la biblioteca del colegio. Inma no obtuvo resultados satisfactorios. No escuchó pájaros cantar ni insectos revolotear en su estómago. Decidió entonces que no leería más cuentos de hadas, porque debían ser los únicos libros que mentían.
Colectivo: Serendipity Palabra/Desafío: Nombre Personaje(s): Ai Shinomori Summary: Pequeños vestigios de magia sin descubrir. Palabras: 163 Muchas veces había escuchado durante sus paseos que alguien llamaba su nombre, pero por más que buscaba con la mirada Ai nunca veía a nadie que se le acercara o que la estuviera llamando, así que le restaba importancia al asunto y se concentraba en disfrutar del paseo. Quien la llamaba era el espíritu de un niño con el que ella solía jugar cuando era pequeña, pero que había muerto debido a su pobre salud. Ai con ese potencial mágico sin desarrollar podía sentir presencias y escuchar a los espíritus, mas no podía verlos ni distinguir como tal las presencias ni auras. Las veces en que sentía que alguien más estaba con ella, aun cuando estaba sola, creía que era nada más su imaginación y no le prestaba atención a la sensación; y las veces en que escuchaba voces que venían de ningún lado pensaba que era el viento. Ai creía en la magia, pero nunca creyó que su mismo espíritu era mágico.
Colectivo: Magic Wolken Palabra/Desafío: Silencio Personaje(s): Inma DunkelMiene Summary: Inma tiene un Top 5 de las cosas favoritas de la vida. Palabras: 107 El top cinco de las cosas más importantes para Inma era encabezado por sus libros y el conocimiento en un empate, y en segundo lugar estaba el silencio. Pero cuando todos en su casa salían y ella se quedaba completamente sola con toda la quietud y silencio que podía haber en una casa donde solamente estaba ella, no podía evitar sentir una sensación desagradable en el pecho. Para ella, el tercer lugar en su top cinco se lo llevaban los peluches, pero sin saberlo su familia se había robado ese tercer puesto, y muy posiblemente, el primero y el segundo también. Sólo faltaba que ella lo descubriera.
Colectivo: Serendipity Palabra/Desafío: Desafío Personaje(s): Ai Shinomori Summary: No importaba cómo o donde, su apariencia siempre la perjudicaba. Palabras: 120 A Ai no le gustaba jugar a Verdad o Desafío por una sencilla razón. No era porque sus amigas se aprovecharan de ella y le pusieran los retos más humillantes o le preguntaran las verdades más personales y vergonzosas, era más bien todo lo contrario. Se apiadaban de su dulce fachada y con el pensamiento de no querer corromperla nunca la mandaban o a brincar en un solo pie o en preguntarle cosas bobas que ellas ya sabían (más que todos porque se habían quedado sin preguntas bobas y siempre le preguntaban lo mismo). Sin embargo, y aún con lo frustrada que sus amigas la hacían sentir, ella las adoraba. Incluso si a veces hacían su vida un poco aburrida.
Colectivo: Serendipity Palabra/Desafío: Cine Personaje(s): Ai Shinomori Summary: Ella se había resignado ya a no ir al cine hasta que creciera un poco. Palabras: 73 La colección de películas que Ai tenía en su sala era impresionante, y la razón de que tuviera tantas películas era porque no le gustaba ir al cine. Nunca la dejaban pasar a películas de clasificación B para abajo y la acusaban de tener una identificación falsa cuando sacaba su carnet estudiantil, su documento de identidad y hasta la partida de nacimiento. En pocos sitios se sentía tan discriminada como en el cine.
Colectivo: Magic Wolken Palabra/Desafío: Favor Personaje(s): Inma DunkelMiene Summary: Nadie se esperaría que la verdadera naturaleza de Inma fuera más difícil de lo que aparentaba. Palabras: 87 Inma siempre tenía el favor de los profesores gracias a su excelente rendimiento y dedicación a los estudios, pero de igual forma era usual que perdiera ese útil favoritismo cuando terminaba demostrando que sabía mucho más que ellos. A veces resultaba difícil entender cómo es que una persona tan tranquila como Inma podía ser tan difícil de manejar y de tratar. Cuando Inma pisaba un salón de clases por primera vez, nunca, jamás, algún profesor llegó a imaginar la pequeña gran batalla que les esperaba por delante.
Colectivo: Magic Wolken Palabra/Desafío: Música Personaje(s): Inma DunkelMiene Summary: Edward siempre les decía a sus hijas lo importante que era ser una persona recta y completa en todos los aspectos. Palabras: 125 Edward siempre les decía a sus hijas lo importante que era ser no sólo una persona recta, sino ser también una persona digna de admiración por más de un talento. Inma, que era siempre obediente con su padre, decidió que además aprendería algo de música, en específico, aprendería a tocar el piano, porque el sonido armonioso producido por la secuencia exacta de teclas era lo único que le había llamado verdaderamente la atención, además de los libros. Como era de esperarse, Inma aprendió rápido el oficio, y a pesar de que sus interpretaciones carecían del carisma característico de los grandes pianistas, sus tiempos y manejo sobre las teclas del piano era perfecto. Lo único que no sabía era poder poner su alma en cada nota.
Colectivo: Heaven vs Hell Palabra/Desafío: Territorio Personaje(s): Aki Shiraoka Summary: Ella también podía tener sus pensamientos sobre conquista mundial. Palabras: 75 Nunca sintió que perteneciera a ningún sitio. Entrar a su salón de clases la hacía sentir como si entrara a un territorio que no le pertenecía, y que su cabeza rodaría si se atrevía a invadir demasiado. Pero ahora que tenía poderes ¿Sería capaz de apropiarse de esos territorios y exiliar al resto de las personas? Seguiría estando sola, pero al menos pertenecería a un lugar. O más bien, un lugar le pertenecería a ella.
Colectivo: Magic Wolken Palabra/Desafío: Imaginación Personaje(s): Inma DunkelMiene Summary: Contrario a todo lo que pudieran decir, la imaginación de Inma era tan grande como la de su hermana. Palabras: 96 Contrario a todo lo que pudieran decir, la imaginación de Inma era tan grande como la de su hermana, sólo que de una forma distinta. Cuando leía era capaz de imaginarse todo con lujos y detalles. Cuando un paisaje era descrito, en la mente de Inma se formaba una fotografía perfecta. Cuando se describía la complejidad del universo, Inma también podía imaginar cada descripción. La imaginación de Inma era tan vívida como la de cualquier niño a la edad de 3 años, sólo que estaba tan cerca de la lógica que parecía confundir a los demás.
Colectivo: Serendipity Palabra/Desafío: Experiencia Personaje(s): Ai Shinomori Summary: Ai era un diamante en bruto, Ren Ayuzawa lo sabía. Palabras: 102 Ai tenía una voz preciosa, privilegiada, y la única experiencia que tenía era la de los karaokes. Sin haber estado nunca en clases de canto su voz ya deslumbraba a las audiencias, y gracias a eso fue invitada al coro del colegio, donde se encargaría de pulir al máximo su talento. Lo único con lo que no contaban era con que la pequeña niña con voz angelical se congelara frente a las audiencias. Ese era un error en un plan perfecto para ganar en las competencias regionales, y el director del coro suplente, Ren Ayuzawa, apostaría su reputación a que podía corregirlo.
Colectivo: Crossover entre Magic Wolken y Serendipity Palabra/Desafío: Desafío #6 Personaje(s): Inma DunkelMiene, Ai Shinomori Summary: Las expectativas de Inma sobre su viaje a Japón eran altas, le emocionaba ver que tan distinto era Japón de Europa en todos los aspectos posibles, en especial la magia. Palabras: 1.481 Era la primera vez en que Inma viajaba fuera de su país. De hecho, quizás esta fuera la primera vez que Inma viajara más lejos de su usual paseo de la casa al colegio y del colegio a la casa. A la edad de 7 años, Inma no era una niña común y corriente. Era seria, imperturbable, con una atracción excesiva a los libros. Podía quedarse todo un día ensimismada con un libro, que posiblemente era muy avanzado para su edad. Su padre les había anunciado el viaje a Japón hacia dos semanas atrás, y en esas dos semanas Inma se dedicó incansable a estudiar todo lo referente a Japón, desde el idioma y la cultura hasta temas más banales como la forma de vestir de las personas, porque su tía Roxanne le había dicho que no era nada parecido a lo que se solía vestir en Europa. Al final el viaje que en principio no le había despertado mayor interés, ahora la tenía –si se podía decir así- emocionada. Japón era un lugar muy distinto, y conocer cosas nuevas y distintas le gustaba. Lo primero que hicieron fue conocer Osaka, luego Tokio, y después de un incidente mágico en un hotel, conocieron una ciudad tranquila y pacífica, donde se quedaron un tiempo hasta que “se calmaran un poco las cosas”, o algo así su padre había dicho. Inma no sabía de las razones oscuras por las que su padre había ido a visitar Japón. Ella sólo sabía que todas las mañanas y todas las noches su padre se ausentaba acompañado de unos hombres y no volvía sino hasta muchas horas después. Y aprovechándose de eso, la peculiar niña decidió dar una vuelta por la ciudad por su cuenta. O por lo menos por el área residencial donde estaban. Desde que había llegado sentía magia en ese lugar, y tenía interés en saber si la magia de Japón era igual a la de su hogar. Caminando y perdiéndose mucho –identificar puntos mágicos jamás había sido su fuerte- logró llegar a lo que pensaba era el origen de esa débil presencia mágica. Una residencia como cualquier otra, con una niña de su edad disfrazada de vaquera corriendo en el jardín frontal. Curiosamente, de esa niña se podía percibir la magia. Los ojos azules de ella la miraron, y los ojos rojos de Inma la analizaron con escrutinio. En los ojos de la niña no pudo ver lo que veía en los ojos de todas las personas que podían usar magia. Pero en Japón era todo distinto, y para su lógica hasta eso debería ser diferente. -¿Eres una hechicera?- se aventuró directa como siempre Inma en un no muy perfecto japonés, y la niña que pareció entenderle a pesar de su inexperto uso del idioma brilló de felicidad y entró corriendo a la casa, saliendo a los pocos minutos vestida con una bata azul con estrellitas amarillas y dos sombreros picudos, uno en su cabeza y el otro en su mano. Con nada de sospecha y tratándola como si Inma fuera su amiga de toda la vida, la pequeña, que más tarde sabría que se llamaba Ai, la tomó de la mano y la arrastró hasta su cuarto. Ahí la coronó con el sombrero picudo negro que llevaba en la mano. También le proporcionó una varita que brillaba gracias a un par de baterías y un pequeño bombillo de LED. En todo el tiempo en que Inma estuvo “abducida” en el cuarto de esa niña tan rara, no logró entender que estaba pasando. La niña brincaba de lado a lado, sacando juguetes de peluche de sombreros, pañuelos multicolores de las mangas de su túnica estrellada y hablando rapidísimo en japonés. Inma no podía saber lo que estaba diciendo, pero estaba segura de que esa niña debía tener algún problema. Y como no sabía qué problema tenía se dedico a estudiarla. Sabía que había magia en ella, muy poca, pero algo había y era distinta a la suya. También sabía que la niña no sabía usar magia, pero sí que tenía tanta ropa como la que su tía Roxanne le daba. Disfraces, vestidos esponjosos que eran muy difíciles de llevar, y mucha ropa rara que no había visto en los libros de Japón que estudió. Le era difícil estudiar a Ai cuando no podía entenderle, así que necesitaría mucho más tiempo para saber qué clase de problema tenía la niña, que corría torpemente por todos lados y no paraba de hablar, porque quizás el problema que tenía le impedía usar magia. ¿Estaría poseída? ¿Su poder habría sido sellado con una maldición que la volvía loca? Quizás podría llevarle a su padre esta niña para experimentar con ella y ver si lograban desbloquear su poder mágico. Mientras Inma estaba tan concentrada analizando cada acción de Ai, esta se había aburrido de ser hechicera y ahora se cambiaba a un traje de pirata. La pequeña japonesa pensaba que su nueva amiga debía estarse aburriendo para estar tan quieta como estaba, y quizás un juego más animado –como Guerra en Altamar- la animaría. Así el sombrero de bruja de Inma fue reemplazado por uno de pirata, y su varita mágica de princesa hada por una espada de plástico que, Inma sabía, no tenía nada que ver con los piratas. En su mente, Ai pensaba que Inma se aburría. En su mente, Inma pensaba que Ai se aburría y que si no la entretenía la echaría de su casa y nunca podría saber por qué era incapaz de usar magia cuando la poseía. Así que la siguiente hora Inma se dedicó a imitar cada acción que hacía Ai. Si ella saltaba sobre la cama, Inma también. Si ella hacía como si le fuera a hacer una estocada con la espalda, pues Inma hacía lo mismo. Sin darse cuenta Inma estaba pasando un buen rato, y estaba jugando sin saber que jugaba. Para ella todo eso era un estudio, mientras que para Ai era un juego en el que ella era una pirata que estaba peleando con su clon malvado, ya que Inma imitaba todo lo que ella hacía. El tiempo pasó y dieron las 5 de la tarde. Inma tenía que volver a su casa temporal a esa hora, pero aun no había descubierto por qué Ai no podía usar la magia que poseía. ¿Quizás con un ejemplo? Detuvo la batalla y le dijo que se acercara, todo a costa de señas porque su japonés era todo menos fluido. Ai se acercó feliz, saltando, e Inma se pregunto entonces si a esa niña nunca se le acababa la energía. -Mira esto- le dijo en el mismo japonés de principiantes que había venido usando hasta el momento. Ai hizo lo que le pidió, y miro fijamente a las manos de Inma, donde se empezaba a formar, como si brotara de una fuente, una flor de loto de cristal. Ai pegó un gritito de la impresión y de la emoción. ¡Era magia! ¡Magia de verdad!. Asombradísima le pidió a Inma que hiciera más cosas, pero Inma lo tenía prohibido por su padre. Ya creando esa pequeña figura había violado las estrictas reglas de su padre, y tuvo que negarse a la petición de la japonesa. Sin embargo la japonesa no se mostró muy decepcionada. Igual de emocionada tomó la figurita que Inma le ofreció después de crear y la colocó en el lugar privilegiado: En su mesita de noche a un lado de su cama, donde pudiera verla siempre. Inma por su parte si se decepcionó un poco. Ya era hora de irse y al final no había podido ver como era la magia de Japón, ni siquiera mostrándole un ejemplo de magia a la niña. Ai le hablaba como loca, diciéndole quien sabía qué, y tardó un poco en concentrar su volátil atención en lo que trataba de decirle su nueva amiga mágica. Pero cuando entendió que debía irse si se echó a llorar. La dejó ir, pero igual se echó a llorar. Había pasado una tarde fenomenal y le hubiese gustado que durara para siempre. Cuando Inma llegó a la casa donde se estaban quedando se llevó la sorpresa de ver a su padre ya en la casa, con las maletas en la puerta listas para irse y regañando a Emily por haber roto algo. La verdad es que Inma se esperaba un regaño por haberse ido sin avisar, pero no recibió ni el regaño ni el castigo. Más bien su padre se mostraba hasta complacido con el hecho de que Inma había salido a dar una vuelta, algo que nunca hacía. Inma partió contenta –o algo así- de Japón. Había aprendido mucho y había vivido cosas que en su casa nunca había vivido. Quizás en un futuro volvería a Japón a ver si Ai había descubierto su magia, así que sólo por si acaso, continuaría estudiando japonés.
Desafío No. 3. Título: Primavera. Colectivo: Magic Wolken/Dunkelmeer Tales. Personaje(s): Lanceloth L. Dunkelmeer, Sharlotte Dunkelmeer. Sinopsis: Lennar actuaba extraño, eso no había pasado desapercibido por sus padres, mucho menos por Sharlotte. Palabras: 1003 + Titulo. Primavera. Lennar se encontraba sentado en el patio, observando las hojas caer a causa del otoño. Nada parecía estar mal con el pequeño Lanceloth, sin embargo no dejaba de estar allí; quieto, callado, y sobre todo tranquilo. Suspirando cada minuto, meditando sin mucho ánimo, como si fuera un adulto con una montaña de problemas. Para la matriarca de la familia, ver al “travieso” de la familia en ese estado, era preocupante. Muchas veces le preguntó si se encontraba bien, si quería hablar de algo con ella; incluso lloró una vez y lo llevó a rastras hasta el hospital. Nada. Así de sencilla era la respuesta. Incluso Caín había demostrado un poco de preocupación al verlo tan “atolondrado”, y no es que el chocar con cada bote de basura o recibir de lleno los balones cuando se ponía a jugar con el resto de sus primos o vecinos significara mucho. Sharlotte era la única que sabía lo que ocurría, o se hacía una pequeña idea. El comportamiento de su hermanito cambió desde que la conoció a “ella”. Una niña bonita, dulce, demasiado brillante para su gusto. Si tan sólo Lennar no se hubiese cortado la mano cuando los cristales de una ventana estallaron “misteriosamente” nada de eso estaría ocurriendo. Y lo que más le molestaba era que la misma Dunkelmeer fue quién provoco el incidente. Al principio, Lennar la saludaba como si nada; pero Sharlotte era bastante intuitiva para con su hermano; así que el sonrojo en las mejillas del de ojos castaños no pasaba desapercibido por ella. Mucho menos lo mucho que se divertía cuando la miraba y, que incluso a veces, debía irse corriendo con una excusa tonta antes de que la urticaria lo invadiera. —No me agrada —la pequeña muñeca susurró, sus mejillas infladas y rosas por la ira, los celos de que alguien se atreviera a quitarle a su hermanito. Lennar se tiró en el cobertizo, mirando desde esa posición a la niña de grandes ojos azules. Él no entendía, ni entendería aún, la razón de las palabras de su hermana, mucho menos de quién hablaba. —“Ella” no te quiere —volvió a gruñir, Lennar se había puesto rojo. —¿C-Como lo…? Pero nunca tuvo oportunidad de decir algo más, un plató con lo que parecía haber sido un sándwich se estrelló contra el suelo. Leelu de inmediato apareció por la puerta, incandose para sostener al niño de los hombros. —¡¿Qué quiso decir Sharlotte?! ¿Te gusta alguien? ¡¿Por qué no me lo has dicho?! Ahora todo cobraba sentido, su querido hijo no estaba enfermo, sólo enamorado. Oh, linda primavera. Su madre lo zarandeaba tanto que ni siquiera podía abrir la boca, Shamuel tuvo que ir en auxilio del pequeño de cabellos lilas. El mayor de los pequeños del Alto Dunkelmeer salió corriendo a su habitación, tropezándose con más de una cosa y recibiendo un regaño por parte de su abuela. —¡Leluu! ¡Déjalo por favor! —¡P-Pero…! —ella lloró, intentando escapar de los brazos de su esposo para ir tras Lanceloth — ¡no confía en mí! —Es un chico, claro que no confiara en ti para esas cosas —pensó Shammy, ahora debería cerrar la tienda para intentar convencer a su pareja sobre ello. A Sharlotte no le gustaba la actitud de su hermano, simplemente ignoró a sus padres y se fue a su propia habitación. Con eso, ambos “adultos” se calmaron. Todo se le estaba saliendo de las manos. Justo cuando estaba pensando en tomar el valor necesario. Nuevamente los nervios y la tentación lo invadieron, su rostro se encontraba encendido, por lo que no dudó en buscar una manta para cubrirse hasta que se le pasara. Como le fue posible, al día siguiente, él y Sharlotte salieron temprano de la casa para ir a la escuela; dejando una nota para no preocupar a su madre. Algo en la mirada de Lanceloth no le gustaba a la infante bruja. Y cuando la cito a “ella” detrás del edificio de intendencia, supo enseguida lo que su hermano se proponía. —Y-Yo… ve…ras… tú… me… ¡me gustas mucho! —soltó de golpe, sonrojándose vistosamente, estaba nervioso, sus manos se habían vuelto frías y húmedas. No faltaba mucho para que la molesta urticaria empezara a mostrarse. Esa niña era bonita, dulce y gentil. Pero Sharlotte sabía que era inesperadamente cruel, consciente o inconscientemente; y lo reafirmó mientras espiaba detrás de un árbol. —Oh… —¿por qué tan vana sorpresa? ¿Es qué ya lo sabía?— lamento eso, eres agradable y lindo pero… la verdad no me gustas. Bien, Lennar probablemente podría soportar eso, pero no entendía aquel “lamento eso”. —No era mi intención hacerte creer eso, pero… es que ya tengo novio y quería darle un poco de celos—ella empezaba a ponerse nerviosa, no sabía que decir para no sonar tan mal, pero lo mejor era decir la verdad— últimamente no me hace mucho caso. —Y-Ya veo… —En verdad lo siento. —N-No te preocupes, el equivocado fui yo. Lennar sonrió, la chica pensó que no se lo había tomado tan mal. Pero ese niño era un buen actor, Sharlotte lo sabía bien. Por eso cuando “ella” se marchó, ella decidió aventurarse hasta donde estaba su hermano. Estaba sentado en el suelo, cubriendo su rostro entre sus manos y rodillas. La niña no era la mejor persona para consolar, así que no sabía que hacer además de darle palmaditas en la cabeza. —Lennar… —Sharlotte..—él la miro, los pequeños puntos rojos sobresalían en parte de su cuello, pero lo más importante, y que ella no perdonaría jámas de esa chica, fueron las pequeñas gotas de agua que escurrían de las mejillas del chico— creó que es hora de cambiar de escuela —él sonrió, ella le limpió las lagrimas antes de asentir. Pero no era lo único que la pequeña haría, no, dejaría atrás una ligera maldición para esa niña que se había atrevido a jugar con su hermano. Aunque no fuera fuerte y mucho menos duradera, si serviría como una pequeña venganza. Y cuidado si en un futuro llegaba a verla de nuevo.
Desafío No. 1 Título: Sólo una Promesa. Colectivo: Winderstand der Nox. Personaje(s): Kale Zackhael. Sinopsis: Era un simple regalo, con la promesa de que quizá algún día volvería. Palabras: 500 + Titulo. Nota: De niño, antes de su mudanza a Italia. Sólo una promesa. El sol entraba por la ventana de su cuarto, pero él ya no se encontraba allí. Su madre simplemente suspiró al ver la habitación vacía, su pequeño hijo había vuelto a escabullirse para jugar. Más allá de la muralla de la ciudad, las doradas arenas formaban hermosas ondas. Levantando los granos con cada susurro del aire. Dentro, el bullicio de las personas aumentaba con cada minuto; la calle principal estaba llena de comerciantes y clientes de todo tipo. Un par de calles más allá los niños jugaban pelota, cuerdas, escondidillas e incluso a las espadas. Para ellos el calor no importaba, estaban acostumbrados a las altas temperaturas. —¡Vamos Kale! ¡Eres lento! —tres niños gritaban, pasando entre la multitud con agilidad, escapando de la persona que no paraba de intentar atraparlos. El pequeño rubio chocó con una persona, disculpándose de inmediato. Para los habitantes de ese pueblo el niño ya no les causaba gran impresión como cuando nació, con el tiempo se acostumbraron, aunque los forasteros no paraban de mirarlo y preguntar por él. —Es el hijo de una joven pareja —reían antes de añadir: — su padre es extranjero. Pronto las personas fueron haciéndose menos entre cada casa y calle, Kale era el más pequeño del grupo por lo que aún era torpe y lento comparándolo con el resto de sus amigos. Los niños se perdieron en una esquina, así que apuró el paso, cuando estaba por girar uno de ellos se le abalanzó encima, aplicándole alguna extraña llave como castigo por su retraso. —¡Suéltame! —Kale pidió, ya cuando sentía que su brazo adquiría una pose extraña. —Oh, vamos, has resistido mejores. —Salvajes… —en ese instante un par de niñas se les acercó— él es mucho más pequeño que ustedes, no lo olviden. —Son sólo un par de años —el rubio reprochó, no le gustaba sentirse menor que el resto. Todos rieron, avanzando nuevamente, esta vez caminando con tranquilidad. Subían y subían escaleras, su meta era ir a la parte más alta de la ciudad para contemplar el paisaje del desierto. Era hermoso, una tela interminable, un gran mar en el que su ciudad parecía navegar. Fuera un par de oasis adornaban la vista, mucho más lejos llegaba a apreciarse una tormenta de arena. Él amaba ese lugar, claro, era lo que conocía de toda la vida. Por eso cuando sus padres decidieron tener una “platica” con él durante la cena no pudo evitar molestarse, a tal punto que casi lloró. Se mudarían a Italia, donde no había dunas ni el sol fundiéndose con la arena al atardecer… ni estarían sus amigos. El día llegó, “ellos” lo miraban tristes. —Kale —uno de sus amigos sonrió— esto es para ti —de entre sus manos un collar con una estrella de David sobresalía— es de parte nuestra. —Prométenos que volveremos a encontrarnos —lloró una niña. —Sí, lo prometo —estrujó con fuerza el obsequió— lo cuidare mucho. Todos ya sabían que esa promesa no podría cumplirse, pero tener un poco de esperanza era suficiente.
Título: El trabajo. Colectivo: Ciencia Traviesa Palabra: Mensaje Summary: Emily recibiría un mensaje por parte de Antonella para que le temiese a la joven. Personaje(s): Antonella Smith y Emily Robinson Palabras: 475 El profesor pasó por todo el salón entregando los trabajos; cuando, de pronto, al llegar al asiento de Antonella, la felicitó por el buen informe. La joven sonrió viendo una enorme A plasmada en la portada del trabajo. —El alumno que haya sacado la mayor nota, presentará oralmente su trabajo mañana —habló después de haberlos entregados todos; algunos alumnos vieron su nota con felicidad, otros simplemente se lamentaban por no haber estudiado más. La sonrisa de Antonella era tan estúpidamente nerd. —Yo con gusto presentaré mi trabajo, míster Danger —pronunció con aire de superioridad. La clase murmuró. —Lo siento señorita Smith, pero la mayor nota fue de Emily Robinson —dijo, indicando a la recién nombrada, que se sorprendió al saber que le había ganado a la peli purpura. —¡Yo saqué un A! —gritó mientras se levantaba y golpeaba con sus manos la mesa. —Ella un A más, así que ella será la que presentará mañana. Tome asiento Smith. Antonella sudó frío, volvió a tomar asiento y volteó a ver a Emily, quien era felicitada por Ésteban; esto hizo desatar los celos de la mujer perversa que, rápidamente, se le ocurrió un perfecto experimento para fastidiar a la Robinson, que le serviría con un mensaje. El día de la presentación llegó. Antonella había pasado toda la noche en su laboratorio y Emily estudiaba en casa. Los chicos entraron y tomaron sus respectivos asientos. El profesor mandó a pasar a Emily al frente, para que presentase su trabajo; la joven se levantó muy sonriente, dejando ver sus hermosos dientes blancos que brillaban por la luz del salón. —Gracias por ayudarme anoche —le dijo Antonella a Niki en un susurro, siendo sarcástica—. Mira con atención —y una sonrisa se dibujó en sus labios; sonrisa que conocía claramente la rubia. ¿Qué hizo esta vez? Fue lo que se preguntó mentalmente. Emily había empezado su charla; explicaba por pasos su trabajo, pero de pronto sintió que un diente se le caería si seguía hablando y así sucedió. Uno de sus dientes cayó al suelo; la joven se cubrió la boca con la mano y miró al profesor. —¿Puedo ir al baño? —preguntó. El hombre, al ver el diente que le había caído al suelo, le dio permiso. Emily se agachó, cogió el diente y salió rápidamente al baño de damas. Allí se miró en el espejo y sonrió; al hacerlo, sus dientes blancos comenzaron a caer uno a uno. Antonella sonreía victoriosa en su asiento al ver que la joven no llegaba del baño. —Míster Danger, si gusta yo puedo presentar mi trabajo. —Está bien. Pasa. Se levantó y miró toda la clase, especialmente a Ésteban, que la fulminaba con la mirada; sabía que lo que había ocurrido no era casualidad, sino un mensaje de parte de la Smith para Emily, indicándole que nadie, pero absolutamente nadie, le gana.
Título: Sailor Brid. Colectivo: Digimon Evolution Palabra: Imaginación Summary: Era una heroína, que luchaba por el bien sobre el mal; aunque claro, todo en su imaginación. Personaje(s): Bridget Lorenzetti y Ayumi Haruno Palabras: 245 Bridget llevaba botas largas hasta las rodillas, rojas; falda corta, purpura; camisa blanca y cubría sus ojos con un antifaz. El cabello lo llevaba suelto. Había llegado desde los aires con un salto mortal, que impresionó a la ladrona de bancos, la muy reconocida Ayumi Haruno, alias Yumineitor. Ambas chicas se miraron por un largo rato, hasta que, de pronto, Ayumi se dio a la fuga corriendo por la calle, empujando a cuidado que se le atravesase. La gente gritó cuando vio que la de cabellos rosas sacó un arma de fuego y, mientras corría, volteaba para dispararle a la persona que la perseguía. Bridget se cubría con sus manos, mientras mandaba a volar las balas. Ayumi tropezó, rodó por el suelo y se pegó contra una pared, quedando inmóvil por unos instantes, segundos que aprovechó la heroína para acabarla. —Soy una Sailor Scout que lucha por el amor y la justicia; soy Sailor Brid y te castigaré en el nombre de la luna —su pose fue heroica, divina, increíble, estupenda, maravillosa. —¿A qué juegas? —preguntó Ayumi al ver la posición en la que se encontraba la joven Lorenzetti. Bridget sintió que una gota bajó por su cabeza y, sus mejillas, se coloraron al saber que Allen la estaba mirando, junto con los demás niños elegidos; a veces, tener esa gran imaginación le hacia pasar vergüenza, pero ella era una heroína que luchaba por el bien sobre el mal; aunque claro, todo en su imaginación.
Título: Modelo Colectivo: Ciencia Traviesa Palabra: Silencio Summary: Él era tan obediente que decía sí a todo, sin saber realmente en qué se metía. Personaje(s): Antonella Smith y Ésteban Bellamy Palabras: 101 Sonreía feliz, emocionada, excitada, sonrojada, mientras veía fijamente aquél cuerpo tan bien dotado. El silencio reinaba en el salón de arte, a pesar de los diez alumnos que estaban dentro, más el modelo que era el centro de atención. Se trataba de Ésteban, quien estando quieto y desnudo de medio lado sobre un sofá, se dejaba dibujar por los chicos de la clase de arte; lo que no sabía era que debía modelar desnudo cuando firmó el papel y mucho menos que Antonella cursaba ésa clase. Fue a decir algo, pero Smith le recomendó silencio poniéndose el índice sobre los labios.
Título: Tú Colectivo: Digimon Evolution Palabra: Experiencia Summary: Y es que ella soñó e imaginó a la vez que su corazón latiría por su ser. Personaje(s): Bridget Lorenzetti y Allen Fellon Palabras: 283 Notas: Dedicado a Anneliese (¿?) Me base, un poco, en la canción TU, Floricienta. Y es que ella soñó e imaginó a la vez que su corazón latiría por su ser. —Anhelo amarte en contra del tiempo —susurró el chico al oído de Bridget. La joven sintió un escalofrío cálido por su espina dorsal. —Mi corazón sigue latiendo aquí, dentro de mí, por ti —le dijo ella con su dulce voz. Siguieron bailando un vals en aquél cuarto solitario. Ella llevaba puesto un hermoso vestido largo y él iba de traje. —Tú, la princesa, la más hermosa —su voz era tan condenadamente sexy que la hacía suspirar. —Tú, caballero, de mis deseos. —Juntaron sus frentes mientras danzaban al ritmo de la melodía. El vestido flotaba por los aires en cada movimiento. —Quiero besarte; no perdamos más tiempo —dijo él. —Quiero hacerlo junto a ti —contestó ella. Se besaron lentamente; él sintió el gusto de su boca y ella el toque de su lengua. Sus manos traviesa le fueron quitando el vestido hasta caer al suelo; al verla así, se quitó él mismo el saco que llevaba encima, junto con la corbata y la camisa, dejando ver su escultural cuerpo. La sangre corría a tal velocidad que terminaron desnudos en un abrir y cerrar de ojos. Toda la ropa se encontraba en el suelo, debajo de ellos. Él, encima de Bridget, le miraba con ternura. Era tan delicada. Sólo entonces dejó que surgiera todo su amor, cerrando los ojos, que estaban abiertos y brillantes; sintiendo en todas partes amor por él. Y ya lo demás no era acto para menores de edad. Bridget se removió en su cama, sudando. Por primera vez había tenido la experiencia de tener un sueño húmedo y había sido con él: Allen Fellon.
Nombre: -- Categoria: Desafio [Nº 6] Colectivo: Heaven Vs Hell&Winderstand der Nox. Sumarry: --- Palabras: 1.646 --- Por primera vez en esos meses, los jóvenes de Winderstand habían conseguido tener un día libre. Sin sombras, sin misiones, sin problemas. Al fin. Se pusieron de acuerdo en ir a un café conocido en Inglaterra. Sí, quizás un poco lejos. Pero la verdad, es que lo valía. Buena atención, buena comida, buen lugar. Tomaron asiento en una de las mesas cercanas a la ventana. Estaban casi todos, los hermanos Scarlett, Lisbeth, el nipón peculiar e Ivette. Los demás dijeron que iban a buscar algunas cosas, o algo así. La verdad casi nadie les prestó atención. Detrás de esa mesa, había otra en la cual se encontraban siete chicas jóvenes, unas adolescentes. Una de ellas tenía a su lado una gran pila de platos, notablemente estuvo comiendo bastante. —Aflójale a la comida, Belcebú —se quejó una de ellas, la de cabello castaño—El dinero no cae del cielo. —No seas tan tacaña, Mammon —burló una de ojos verdes—Cualquier cosa, no es nada que Lucifer no pueda arreglar jugando con la mente del mesero. —O nada que Asmo no pueda arreglar con su cuerpo —canturreó Belcebú, sonriéndole divertida a una chica rubia. La cual por su sonrisa, se podía deducir que era la recién nombrada. —Todavía no me acostumbro a que nos llamen por nuestros nombres de estacas —musitó una chica que por sus rasgos, se podía decir que era asiática. —Y a nosotras nos cuesta llamarlas por sus nombres —bufó Belcebú, sus ojos rosados miraron detenidamente a cuatro de las jóvenes y comenzó a señalarlas a la vez que nombraba—Alois, Candie, Aki y…y… —Anguelick —pronunció una joven de cabello castaño oscuro y ojos de igual color. Por su contextura pequeña, cualquiera diría que era la menor de todas. —¡Tuviste que tener un nombre tan complicado! —lloriqueo la pequeña glotona. —Que alguien le ponga un pedazo de pan en la boca —reclamó Alois apoyando su rostro en la palma de su mano. —Levi quiere divertirse —dijo sonriendo con malicia la de cabellos negros y ojos verdes—¿Qué dicen, hermanas? —¿Qué tienes en mente, Leviathan? —inquirió la rubia de ojos violáceos. —Algo muy divertido, Asmodeus —se quitó el guante que cubría una de sus manos—Satán, prestame un poquitito de tu poder —y dicho acarició la mejilla de la pelinegra. La cual sintió algo semejante a un electroshock, quedando debilitada. A los pocos segundos, inconciente. —Menos mal que era un “poquitito” —dijo Mammon acomodando a su hermana de forma que estuviese cómoda. Candie hizo una mueca, estaba segura de que de eso nada saldrían bien. —¡A jugar con las luces! —exclamó la estaca de la Envidia, Leviathan. De pronto y disimuladamente, lanzó un pequeño rayo que fue a parar en la luz principal. Eso era el comienzo, sonrió y notó como todos los aparatos eléctricos se volvían locos. Mientras tanto, en la mesa de los chicos de Winderstand todos miraron a Lisbeth como si ella fuese la que ocasionaba tal desastre. —A mi no me miren, esta vez no e sido yo —se defendió, frunciendo el entrecejo de que todos le hayan culpado. —¿Entonces quién…? —murmuró Lara, todos se miraron mutuamente. Nadie comprendía qué pasaba. —Ahí está nuestra respuesta —habló Ivette, señalando a la mesa que estaba detrás de ellos. Donde se podía ver a Leviathan lanzando unos rayos a algunas mesas, volteándolas. En pocos segundos, algunos clientes salieron despavoridos del local. Otros, que no corrieron la misma suerte, se vieron obligados a esconderse tras mesas, muebles y cosas que tuviesen a la mano. Juntó sus manos, a punto de generar un rayo muchísimo más fuerte. Cuando de pronto, sintió cómo una fuerza extraña la empujaba contra el suelo. Quedando así, sin posibilidades de levantarse. —¿Pero qué…? —alcanzó a murmurar, buscando con sus ojos al causante de esto. Fue cuando se encontró con los ojos de Ivette, quién haciendo uso de sus poderes la retuvo contra el suelo. —¡Leviathan! —exclamó Belcebú extendiendo su brazo de forma inhumana con intenciones de jalar el tobillo de Blanc. A unos centímetros de llegar a su objetivo, un cuchillo se clavó en el suelo, interrumpiendo su camino. —¿Son como nosotros? —preguntó Lara tras haber lanzado el cuchillo fabricado con su propia sangre. —No lo creo —contestó Lisbeth, y señaló a Alois que ya estaba de pie—Tienen sombra… —¿Se puede saber quienes son ustedes? —preguntó Alois Chevalier cruzándose de brazos. A su izquierda estaba Candie y junto a esta, Anguelick. —Eso tendríamos que preguntar nosotros —contestó Alexander. —¿Por qué no en vez de hablar, me sueltan? —preguntó bastante molesta la Envidia. —¿Para que sigas destrozando? Ni muerta —bufó Ivette. Sin embargo, sintió un intruso en su mente. Alguien que estaba cambiando sus ideas, revolviendo sus pensamientos. Ya no escuchaba los suyos propios, sólo una voz que la obligaba a soltar a la de ojos verdes. Antes de que se diera cuenta, su cuerpo había dejado de obedecerle. —Mi nuevo peón —dijo sonriente la estaca de la Soberbia, acariciando la cabeza de Blanc. Ahora su mente, su cuerpo e incluyendo su poder le pertenecía. —Gracias, Lucifer —murmuró entre dientes la pelinegra. —Mi ama…—murmuró Ivette bajo los poderes de Alois. —¡Leviathan! —reclamó Asmodeus—Sólo ibas a jugar con las luces. Se supone que nadie saldría herido. —Asmo, Asmo —susurró la Envidia, acercándose a ella—Eres la Lujuria, pero aún así tan inocente…—sonrió y en un descuido de la rubia, acarició su mejilla con la punta de su dedo desnudo. Sin embargo, no alcanzó a absorber por completo su poder gracias a la intervención de Belphegor, la estaca de la pereza. —¡Ivette! —llamó Alexander, hizo un ademan de querer ir hacia donde la joven se encontraba. Pero Lisbeth se lo impidió. —No te escucha, está bajo los poderes de esa chica —justificó cuando el inglés le miró interrogante. —Parece que nunca se cansan de armar problemas…—susurró una voz. De la nada, el cuerpo de un joven comenzó a materializarse en medio del café. Un chico de cabellera alborotada y ropas oscuras. —Otra vez el ángel —dijo Alois torciendo el gesto. —¿En qué pensabas? —regañó Mammon a su hermana mayor. Leviathan sólo sonrió con malicia y haciendo uso de la piroquinesis, procedió a lanzar bolas de fuego en el lugar. En un intento, hizo por tocar a Lucifer con la intención de arrebatar sus poderes. Pero el hecho de que la misma haya perdido la concentración y soltado a Ivette del trance, provocó un fallo en sus planes. Debido a que la joven de Winderstan empujó a la estaca de la soberbia cuando vio que estaban muy cerca. La de ojos verdes torció el gesto y se dio a la fuga. Había fallado. Leviathan estaba cansada de siempre escuchar las ordenes de Lucifer, estaba cansada de siempre ser la segunda. Y peor aún, envidiaba el poder que la Soberbia tenía. Con el, la Envidia podría retomar el mando, y ser la líder de las siete estacas del purgatorio. Pero no, la aparición de los jóvenes desconocidos había arruinado sus planes. —Hay que sacar a las personas —habló Nonomura. Puesto que las llamas rápidamente habían comenzando a consumir todo el lugar, que para empeorar, estaba hecho de madera. Candie hizo lo posible por contener las llamas, sin embargo eran demasiadas. Y ella aún no había aprendido a sacarle el máximo a sus poderes. La Pereza hizo lo mismo, apagando el fuego o congelando las llamas. Pero no podía hacer mucho. —Ustedes Siete sólo causan problemas —dijo Morfeo. —Sí, sí —Alois le restó importancia y tomó en brazos a Satán. Mientras tanto Belcebú alargaba sus brazos y enrollaba a las personas para luego arrastrarlas hacia afuera. El resto de los jóvenes hicieron lo mismo, sacando a tantas personas como podían. Aunque cabe resaltar, que Lara no pudo ayudar a nadie. Puesto que su hermano la cargó para sacarla primero, como siempre la prioridad siempre era el bienestar de su hermana. Una vez que todos estuviesen afuera, notaron cómo las cámaras les rodeaban. El cómo la gente comenzaba a mirarles asombrados por sus extraños poderes. La sociedad temía, de eso no había duda. Morfeo suspiró y se giró para quedar frente al edificio. Haría lo que sólo un ángel podría hacer, haría un milagro. Las llamas se contuvieron en el café, sin pasar hacia los edificios cercanos. El fuego poco a poco comenzó a apagarse solo, como si fuese un acto de magia. Aki recuperó la conciencia, y observó a su alrededor sin comprender nada de lo que sucedía. —¿Qué pasó, Mammon? —preguntó. —Leviathan, eso pasó —contestó la castaña cruzada de brazos, estaba molesta con su hermana. —Vámonos —ordenó la Soberbia. Pero cuando estuvo a punto de dar un paso, el ángel la detuvo. Se miraron por un rato, Alois sabía lo que el pretendía que ella hiciera. —¡Pero son muchas mentes! —reclamó, sin embargo al sentir todas las miradas sobre ella acabó cediendo. La castaña cerró los ojos y se concentró. El proceso le tomó varios minutos, puesto que borrar los recuerdos de las personas y cambiarlos por otros no era tan fácil. Candie la sostuvo por los hombros, segura de que su hermana iba a acabar exhausta. Y así fue. —Te olvidaste de nosotros —habló Tsu. —Ustedes también tienen poderes —dijo la española de Anguelick—No dirán nada de esto. —Eso tiene sentido —musitó Lara. —Menos mal que este era nuestro día libre —murmuró Ivette. —Hermanas, ahora sí. Vámonos —ordenó Chevalier. Las demás obedecieron y comenzaron a caminar—Adiós, mi peón —se despidió de Ivette, sonriendo divertida. —Con su poder yo podría…—Alexander cayó, y sonrió sensualmente. Cosa que no pasó desapercibido por Blanc. Seguramente en algo pervertido estaba pensando. Morfeo dio por terminado su trabajo y comenzó a desaparecer. Tenía mejores cosas que hacer. Leviathan observaba todo desde un callejón. Esta vez todo le había salido mal, pero la próxima vez no sería así. Muy pronto…Muy pronto tu reinado acabará, Lucifer. --- La idea era MUCHO más larga. Pero tuve que acortar, mis dedos quedarian entumecidos -w-
Desafío No. 5 Canción: 0:00 a.m. Intérprete: ACID. Nota: Letra en español junto con la canción, aquí [Advertencia: El video puede contener ligero gore y terror]. Título: Esperanza. Colectivo: Anyelus. Personaje(s): Kite, Emilie. Sinopsis: Ella era una niña en ese entonces, una persona débil que se transformó por él. Palabras: 588 + Titulo. Esperanza. Sobre la luz de la luna…Te encuentras temblando.Tu rostro lleno de cicatrices del dolor,En medio del silencio y el bullicio La oscura noche dejaba brillar más a las estrellas, en particular la bella luna. Cada luna llena un pequeño festival se llevaba a cabo, en la plaza alrededor del árbol, los ángeles se reunieron para celebrar, cantando y bailando con una alegre música. Pero nadie la notaba a ella, caminando con pequeñas lagrimas en los ojos, abriéndose paso hasta llegar a la puerta de su hogar. Como loco estar, o ¿tal vez roto? Así que obviamenteEso es lo que eres ahora tú. Fue entonces que se sentó allí, ocultando su rostro entre sus rodillas. Estaba devastada, cuando escuchó la noticia se hizo la fuerte, pero la sonrisa se desvaneció conforme llegaba a casa. Estás muy asustadoGritando en susurros a media nocheAhora, en la peor condición. Apretaba con fuerza los dientes, no quería que nadie la escuchara llorar, ni sus pequeños gemidos, ni siquiera que notaran su rostro rojo por las lágrimas. El grupo en el que su padre se encontraba había sido atacado por ángeles blancos, algunos habían muerto, para fortuna o desgracia, el cuerpo de su padre no había sido encontrado. ¿Por qué sólo él? En la ventana de cristal aparece la estrella fugaz,Al cerrar tus ojos, el cielo sigue cayendo. Las luces del cielo habían comenzado a caer, pero ella no las disfrutaba, sólo pensaba en su padre. Cerrando los ojos para no observar tan bello momento. —¡Mira, mira! ¡Papá! Todos puedenConfundirte y problemas tenerY luego seguir adelanteIncluso tú,No debes abatirte. Un niño de cabellos rojizos señalaba el cielo estrellado, donde las estrellas fugaces se dejaban mostrar. Lindas, brillantes e imparables. A su lado, el padre del pequeño se había agachado, apuntando a las luces en el cielo. La pequeña rubia cerró los ojos y cubrió sus oídos, no quería verlos ni oírlos. Parecían muy felices. Felicidad que seguro ella no volvería a tener. No era tan fuerte. Antes de empezarNo debes desanimarte —¿Por qué lloras? Emilie limpió sus lágrimas, ese niño de ojos esmeraldas la veía preocupado desde el tejado. El padre de él los observaba, sonriente, al igual que Kite al momento de tomarla de la mano. (Si el padre está sonriente, no creo que se tenga que cortar la oración con un punto porque está dentro de la misma idea?) —Todo está bien —le susurró, desplegando sus alas cenizas, elevándose alegre. No seas como un camaleón,Desde el fondo hay que cambiar. —¿Vienes? —él rió, la niña rubia ya estaba a unos centímetros del suelo, observándolo sin comprender. No supo qué, pero algo se removió en su interior. Sonriendo tímidamente, mostrando sus alas grises. Para que tú puedas ya brillar,Gritemos, para queLa noche se vuelva luz. La noche pasó sin que ninguno de los tres se percatara, entre risas y gritos por parte de ambos niños; que terminaron compitiendo por ver quién podía asustar a más ángeles que pasaban por allí. Por lo que el padre de Kite se vio obligado a pedir disculpas por ambos infantes. Mientras el sol salía, Emilie sonrió cálidamente al pequeño pelirrojo. Hasta convertirnos en un vientoSin fin, cruzandoEl cielo entero. Si Kite no la hubiera invitado esa noche, no se imaginaba lo que le pudo haber pasado. Por eso deseaba volverse fuerte, lo suficiente para poder estar al lado del segundo príncipe de Angelus, y, además, llevarlo hasta el trono.
Nombre: Tiempo Pasado Categoria: Palabra [Pasado] Colectivo: Winderstand der Nox. Sumarry: El futuro entre Alex y una chica era inexistente si esta no sabía cuidar de su hermana. Palabras: 235 Nota: Para Alice Rose~ [No olvidé el A&A, luego lo escribiré] —Mi hermano estaba conmigo —le reclamó a una joven castaña. En ese momento, el objeto de atención de su hermano. El cual estaba comprando unas bebidas. —“Estaba”, tiempo pasado —le contestó la otra—Y pasado es una acción ya realizada y finalizada, por si no te lo enseñaron en la escuela —sonrió con arrogancia y se volteó para mirar al rubio desde donde estaba. Lara odiaba cuando le decían eso. Sin embargo, más odiaba tener que darles la razón. Bajó la mirada algo entristecida. Desató el lazo rosa que llevaba en el cabello y lo dejó en la banca, al lado de la joven. Se puso de pie y se alejó de ahí. El mayor de los Scarlet volvió con las bebidas. Y al instante notó la ausencia de su hermana menor, sin embargo la castaña parecía no haberse percatado. —¿Qué ocurre? —¿Dónde está mi hermana? —preguntó el rubio mirando a los lados, buscando a su hermano. ¡Le podría haber pasado algo malo. —N-no sé…—contestó ella. —Pero si estuviste a su lado —murmuró él tomando el lazo rosa. Miró a los lados nuevamente y fue en búsqueda de su hermana. Lara observaba todo escondida detrás de unos árboles. Sonrió levemente. Él estaba conmigo, sí, tiempo pasado. Él estaba contigo, también tiempo pasado. Él no estará más contigo, un futuro. Porque Alexander no saldría dos veces con una chica que había descuidado a su hermana.