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Tema en 'Novelas Terminadas' iniciado por Borealis Spiral, 20 Enero 2019.

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  1. Threadmarks: L de Lealtad
     
    Borealis Spiral

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    El relato más largo hasta ahora, n.n'

    L de Lealtad

    Para Rubén, la lealtad era sumamente importante en la amistad.

    Ser alguien leal para los amigos era algo que aseguraba la relación con ellos y desde que había conseguido amigos que lo quisieran con sinceridad, se había prometido que él sería fiel a ellos pasara lo que pasara. Demostraría lo mucho que valoraba de su compañía apoyándolos siempre, no traicionaría la confidencialidad que le habían entregado y no les daría la espalda cuando más lo necesitaran. Fue su juramento interno.

    Pero…

    ¿Qué pasaba cuando la lealtad a los amigos se interponía con la lealtad a los valores o principios personales? ¿Cuando ambos ideales chocaban? En ese caso, ¿cuál de los dos compromisos debía acatar y cuál abandonar? ¿Cuál iba a dejarlo con un menor sentimiento de culpabilidad o incompetencia?

    No lo sabía. Y aun pese a no conocer la respuesta a ninguna de esas preguntas que conquistaron su mente, sus piernas ya lo habían llevado a la central de camiones en cuanto le llegó el mensaje de Beky. Como esperó, allí estaba ella, en la sala de espera.

    —Rubén, viniste.

    Ella se levantó al verlo, acercándose a él y entre la angustia, decepción y dolor que reflejaba su rostro, un brote de alegría se pudo vislumbrar. Estaba feliz de verlo; Beky realmente estaba feliz de verlo. Y a pesar de eso, su estómago se revolvió y un amargo sabor de boca llenó su paladar por lo que estaba a punto de hacer.

    —Beky. —Pausó un momento, tragándose el nudo en la garganta para estabilizar su voz—. Beky, no creo que huir sea la solución.

    El efecto de sus palabras fue instantáneo. El destello en los ojos de la chica volvió a nublarse, dejando en su lugar las tinieblas del desengaño y la contrariedad.

    —¿Qué? —cuestionó ella, con voz ahogada por la incredulidad.

    —Qui-quiero decir… —Volvió a aclararse la garganta—. ¿A dónde piensas ir?

    —Ya te lo dije. A la capital con Ernesto —respondió muy seria.

    —¿Crees que tu hermano esté de acuerdo con tu decisión?

    —Claro que sí. Siempre me ha apoyado con las cosas de papá. —Lo miró con recelo.

    —Bu-bueno, es sólo que… No sé… —Desvió la mirada, nervioso—. En verdad no creo que huir sea la solución. Quiero decir, deberías intentar…

    —¡Eso es lo que he estado haciendo todo este tiempo! —Ella alzó la voz, desesperada, perturbando la paz y atrayendo la atención hacia ellos—. ¡Lo intento y lo intento! ¡Lo intento todo pero nada funciona! ¿No lo entiendes? He hecho todo para que mi padre esté contento conmigo y me dé mi libertad, pero no sirve. Día con día tengo que lidiar con alguien que quiere manejar mi vida a su antojo y que nunca se conforma con lo que hago por mucho que me esfuerce. Le doy mi cien por ciento y me pide el ciento cincuenta, le doy lo excelente y me pide perfección. ¡Ya estoy harta, estoy cansada! Ya no lo soporto. ¿No lo entiendes?

    Rubén guardó silencio porque la verdad era que no, no lo entendía. En su familia no había ese tipo de problemas y sus padres no eran inconformistas como el de Beky, por lo que realmente no podía opinar al respecto. Al verlo, Beky chasqueó la lengua, irritada.

    —Por supuesto que no entiendes —dijo, resentida—. Debí habérselo dicho a César. Él habría estado de acuerdo en que me fuera.

    Y sus palabras lo hirieron como si un puñal despiadado atravesara su corazón, porque era cierto. César no sólo la habría animado a irse, sino que se habría apuntado a acompañarla en su aventura sin dudarlo; habría sido leal a ella y a sus ideas.

    Vio que Beky se acercaba a la taquilla con la intención de comprar su boleto y el pánico se anidó en su interior.

    —¡Beky, espera!

    La alcanzó y la tomó del brazo para retenerla, sin pensarlo. No podía dejar que se fuera así como así. Porque independientemente de lo que habría hecho César, había sido a él a quien le había confesado sus planes, había confiado en él por algún motivo. Si no hacía algo para hacerla entrar en razón y evitarle futuros grandes problemas nunca iba a perdonarse.

    —¿Ahora qué? —Ella lo miró con irritación, mas no se zafó del agarre.

    —Espera, por favor, espera.

    Suplicó antes de mirar a su alrededor, ansioso. Luego se dirigió al mostrador y compró dos boletos para ir a la ciudad contigua en lugar de a la capital. Volvió al lado de Beky, quien lo miraba con sospecha y confusión. Le tendió uno de los pases.

    —Dame el resto del día —ofreció, cauteloso—. Vamos a pasear un rato, relajarnos, despejar la mente. Si para el final del día no consigo que cambies de opinión… no te detendré más.

    La chica entrecerró los ojos, desconfiada.

    —Por favor, Beky —rogó, agobiado—. Por favor.

    Ella miró el boleto unos instantes más, antes de bajar los hombros y suspirar, resignada. Tomó el pedazo de papel y se encaminó a la puerta que daba acceso a los autobuses sin soltar otra palabra. Rubén suspiró, aliviado, y la siguió en silencio.

    Al final, Rubén no sabía si se podía mostrar lealtad a dos cosas por igual, pero mientras el camión avanzaba y Beky apoyaba su cabeza en su hombro, algo sí tuvo bien claro y fue que pasara lo que pasara, no quería traicionar a nadie jamás: ni a él, ni a sus principios y mucho menos a sus amigos.
     
    Última edición: 6 Julio 2020
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  2. Threadmarks: M de Medicina
     
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    M de Medicina

    A Ceci le llamaba la atención la medicina.

    No creía que hubiera una razón en concreto para ello, pero así era. Sus padres no eran médicos y en general no tenía mucha relación con esta ciencia, pero igual le llamaba la atención, lo suficiente como para haber decidido que eso estudiaría; quizás llegara a ser enfermera.

    Pensaba que cualquiera que se dedicara al estudio de la medicina era digno de encomio y elogio; la creía una de las carreras más nobles que pudieran existir. Nada debía sentirse mejor que haber logrado ayudar a alguien a curarse de una enfermedad, o incluso llegar a salvar una vida… Probablemente eso fuera lo que más le gustara de la profesión, que por ella su madre seguía viva.

    Y es que cuando era pequeña, de unos siete años, su madre padeció complicaciones del corazón que casi se le roban la vida; tuvieron que hacerle una cirugía de corazón abierto. No era que recordara mucho de aquella época, pero ahora que sabía lo que había implicado la operación y el malestar de su madre, se sentía increíblemente agradecida de gracias a la medicina su madre se hubiera salvado. Todos los que participaron en su caso merecían crédito; desde enfermeras y médicos de diagnósticos, hasta cirujanos y anestesiólogos.

    Ella también quería llegar a ser útil para otros, por eso se dedicaría a ello. Además, siempre le había gustado todo lo relacionado con el cuerpo humano y la salud, no por nada era una deportista asidua, con una dieta balanceada; sin contar que era muy buena estudiante y no le faltaba determinación y voluntad. Estaba segura de que con esfuerzo y tiempo llegaría a ser una gran aprendiz de medicina.
     
    Última edición: 6 Julio 2020
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  3. Threadmarks: N de Niñero
     
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    N de Niñero

    César era el niñero de sus hermanos.

    No era algo que le molestara en condiciones normales. Sus padres trabajaban todo el día, inclusive varios fines de semana, por lo que comprendía que era una manera de ayudarlos; después de todo, las deudas eran muchas y les hacía falta el dinero. Por eso, siempre que le tocaba ciudarlos no hacía mayor escándalo.

    Por supuesto, todo tenía límites y había ocasiones en las que en verdad no estaba de ánimos para hacerla de niñero. Por ejemplo, le molestaba mucho cuando ya había hecho planes de antemano para pasar el día con sus amigos y de pronto sus padres se los cancelaban por tener que echarles un ojo a los niños. ¡Y es que él tenía una vida aparte de su familia, por Dios! No era el criado de la casa. A veces pensaba que si no le daban mesada al menos debían recompensarlo un poco más por hacerse cargo de tres críos.

    Otra de las razones por las que a veces le desagradaba su papel de niñero era cuando Majo se ponía de caprichosa y no dejaba de molestarlo hasta que jugaba con ella a las muñecas. Era lo que más odiaba en el mundo, porque después de hacerlo sentía que su hombría quedaba comprometida. Era horrible. También era desesperante cuando al pequeño Juanpa le daban cólicos y lloraba sin cansancio.

    Por si fuera poco, había sufrido más de un susto mientras los cuidaba, como lo que había pasado aquella vez con Abel. Abel era el raro de la familia, así que siempre era muy tranquilo y callado, pero eso no evitó que un día y en un descuido suyo por estar atendiendo a Juanpa, no se fijó que al intentar bajar las escaleras de la litera, el niño pisó mal y se dio tremendo golpe en la cabeza que casi lo desmayaba y que sí terminó por descalabrarlo. Ese día hubo revolución en casa.

    Así que sí, César era consciente de que ser niñero no era un trabajo fácil y que en realidad ni siquiera era su responsabilidad, pero aun así lo pasaba bien siéndolo.
     
    Última edición: 6 Julio 2020
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    Sonia de Arnau

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    Bueno, aquí estoy de nuevo comentando después de desaparecerme por algunos días.
    Me han gustado estos últimos relatos, mi favorito fue el del karaoke porque mencionaste a Abril y yo recuerdo mucho a esa pequeña lindura y tan inocente. Que bueno que le guste mucho cantar al al lado de , cada uno de ellos siendo tan característicos, como Emilio. La lealtad, una cualidad hermosa pero que lamentablemente hoy en día ya no se practique, y bueno, a veces uno se siente entre la espalda y la pared al igual que Rubén, pero es bueno velar e intentar hacer razonas a nuestros amigos para evitar que hagan algo de lo que se puedan arrepentir.
    El relato de Ceci donde nos muestra su deseo de aprender o saber más de la medicina se me hizo tan adorable y noble por que fue gracias a ésta que su mamá se salvó.

    Y por último, César, me dio un poco de risa la ironía, porque a pesar de que le guste ser niñero y que batalle con sus hermanitos, me causó risa y más al leer las cosas que le hacen pasar . ¿Abel es el más tranquiló y se perdió? Me recordó a alguien :D
    Pues tu sabes, yo fui por un pequeño tiempo niñera de un niño y ya saber como la pasé con él. Y mira, no te miento, me sentí identificada con César porque a pesar de que era un fastidio cuidar a ese niño imperativo, no fue tan malo y no me desagradó, fíjate.

    Creo que eso sería todo de mi parte, y bueno, espero con ansias las próximas actualizaciones. Nos leemos :)
     
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  5. Threadmarks: Ñ de Ñame
     
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    Kay Greenwish Qué bueno que te gustaran los relatos y me imagino que ser niñera no es fácil xD ME alegra que te gustara el del karaoke por Abril; este también la tiene, así que gózalo ^u^ Gracias por comentar!! Por cierto, de la palabra de hoy, tuve que volver a investigar porque lo que te había dicho de el ñame era mentira xD No confíes en la memoria D:

    Ñ de Ñame

    Como era su costumbre, Abril estaba en casa de Emilio para que su amigo le ayudara con la tarea. Mientras estaban en lo suyo sentados frente a la mesa, Ignacia les había preparado un plato de jícama a cada uno para que comieran.

    En ese momento, sin embargo, la chica había dejado su tarea a un lado, estando demasiado entretenida observando un pedazo de jícama incrustado en su tenedor.

    —Oye, ¿qué le miras tanto a la jícama? Concéntrate en tu tarea, anda —la reprendió Emilio, alzando sus ojos de la libreta para mirarla.

    —Perdona, Emi, es sólo que me acaba de entrar una duda —dijo ella, alternando su visión de él al nabo—. Dime, Emi, ¿la jícama es una fruta?

    —No. Es una planta leguminosa. —Emilio retomó su actividad de escribir.

    —Ah, como la papa. ¿Por eso se parecen tanto?

    —No, la papa es una raíz. Es un tubérculo igual que el ñame.

    —¿Ñame? —Abril ladeó la cabeza, confundida. ¿Eso qué era? Sacudió la cabeza. Eso no importaba ahora—. ¿Cuáles son las leguminosas, entonces?

    —Los frijoles.

    —¿Eh? —Abril miró el pedazo de jícama, incrédula—. ¿La jícama es un frijol?

    —Dije que es una planta leguminosa, no un frijol. Que pertenezcan a la misma familia no significa que tengan que ser iguales.

    —Ouh, pobrecita. Siempre creí que era una fruta porque la venden junto a las demás frutas y resulta que es un frijol —se lamentó Abril.

    —¿Estás escuchando lo que te estoy diciendo? —Emilio apretó el lápiz en su mano en un intento de calmarse.

    —Incluso quedaría mejor como papa o a lo mejor como ese ñame que dijiste. —Abril continuó con sus divagues, antes dirigirse a su amigo otra vez—. Dime, Emi.

    —¿Ahora qué quieres? —La miró, malhumorado—. Si tú no quieres hacer tu tarea al menos déjame tranquilo a mí para poder hacer la mía.

    —¿Cómo es que sabes tanto de la jícama? —cuestionó, curiosa.

    —Es una de mis cosas favoritas. Lo menos que puedo hacer es informarme bien de ella —respondió él, lacónico, retomando su quehacer—. Además, tenía el presentimiento de que tarde o temprano ibas a preguntarme y si voy a ser tu tutor no puedo darte información a medias.

    —Ya veo.

    Abril sonrió, feliz, comiéndose el pedazo de jícama. Esa era una de las cosas por las que le gustaba estar con Emilio, porque siempre aprendía muchas cosas con él; su amigo era un gran maestro.

    —¿Y? ¿Ya puedo revisarte o qué?

    —Ah, no, espera. Todavía no acabo.

    —Entonces apúrate que no tengo todo el día.

    —Voy.

    Esta vez, Abril procuró concentrarse en terminar su tarea.
     
    Última edición: 6 Julio 2020
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    Sonia de Arnau

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    Definitivamente amo a Abril, están adorablemente tierna; tener que confundir la jicama con un frijol, jajaja, se pasó. Y me da risa cuando está con Emilio pues la actitud de él ante la actitud de ella es graciosa. Pero mira, Emilio la conoce tan bien que tuvo que investigar al imaginarse, eso me hace pensar, ¿qué tanto debe saber ese muchacho simplemente por ella? Eso demuestra mucho por parte de él, sabiendo como es, allí hay algo más... okay no, o tal vez sí.
    P.D: No sabía si ponerte un adorable o un gracioso, pero lo adorable se alzó a la victoria.
     
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  7. Threadmarks: O de Obsesión
     
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    Kay Greenwish Abril es tremendamente adorable y por eso la quiero tanto. Gracias por leer.

    O de Obsesión

    Ya se lo habían dicho varías veces, que lo suyo era una obsesión más que un enamoramiento, pero Isidro difería de aquella opinión.

    Él hacía locuras por ella todo el tiempo, sin pensárselo dos veces y si ocurría que por algún motivo ella llegaba a mudarse, la seguiría costara lo que costara; su tiempo, energía, recursos y su vida entera los había entregado a ella. ¿No era eso lo que se hacía por alguien amado? ¿Cómo podían acusarlo de ser un obsesivo, entonces?

    No podía sacársela de la cabeza. Todo el día la tenía en sus pensamientos, era nada más encontrarse con algo o decir ciertas palabras y su mente le traería a la memoria su risa, su figura, su encanto, su esplendor y su viva presencia. Soñaba con ella aunque estuviera despierto y por las noches, sabiendo que quizá su cerebro no colaboraría con él y no la soñaría, prefería quedarse despierto para contemplarla con su imaginación. Siempre pensaba en la próxima vez que se encontraran, lo que le diría, lo que haría y se preguntaba qué hacía cuando estaban separados.

    Era verdad que estaba pendiente de cada uno de sus movimientos; la seguía en todas las redes sociales, estaba al tanto de sus posts y estados para saber cómo se sentía en el momento o para darse una idea de dónde pudiera estar y con quién. Incluso había llegado al grado de espiarla personalmente en varias ocasiones pese a su reprimenda, pero eso era normal. Era natural preocuparse por la persona que amabas, no significaba que estuviera obsesionado.

    Así que no, lo suyo no era obsesión. Era un amor complejo, uno por el que se encadenaría a ella el resto de su vida, por el que aceptaría ser un mero esclavo, por el que se despojaría de su dignidad e individualidad con tal de seguir a su lado.

    Un amor diferente y mal correspondido.
     
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  8.  
    Sonia de Arnau

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    Uff, me dio penita Isidro, más que nada porque aquel amor no es correspondido, aunque estoy de acuerdo con sus amigos respecto a que ese enamoramiento es más bien obsesionado y debería de cuidarse para no convertir esa obsesión en algo más grande... así que mirándolo de esa forma, es ella quien me da algo de pena, digo, ¿sabrá que hay alguien tan obsesionado por ella? Esta bien preocuparse de esa persona especial y estar al tanto de lo que hace pero tanto así que la siga y lea todos sus posts, ya es pasarse de la raya. Es como para tenerle un poco de miedo. Y ya el hecho de que deje su dignidad e individualidad por ella, también es para que medite en eso. Pobrecito, necesita algo de ayuda pues yo diría que ese comportamiento es debido al carente amor de parte de su familia, debido a la crianza que a tenido.
     
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  9. Threadmarks: P de Popular
     
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    Kay Greenwish Isidro definitivamente tiene problemas, pero él es bastante... hm... ¿cómo decirlo? Da risa, pues. Al menos a mí, pero igual, a mí también me daría miedo tanto acoso. Gracias por leer ^u^

    P de Popular

    Abi amaba su popularidad, pero no negaría que mantenerla era agotador. La gente no sabía lo inconveniente que era ser popular.

    Primeramente, porque al ser popular no había punto medio. O la gente la amaba o la odiaba de plano. Si se trataba de lo primero la cosa podía escalar a un nivel mucho más alto y convertirse en obsesión. La acosaban, la asfixiaban en invitaciones que no podía mantener e incluso procuraban imitarla, no sólo en su manera de vestir, sino también en manías o gestos. Algunos incluso abusaban del drama más de lo que ella lo hacía. Eso era pasarse.

    Si la odiaban, sin embargo, comenzaban esparciendo rumores, chismes y fuertes críticas dada su personalidad, su manera de vestir, expresarse o por lo que fuera. También estaban los que, con el fin de hundirla o por puro interés, deseaban acercarse a ella y hacerse sus supuestos amigos. Y al igual que con quienes la amaban, había acosadores que sólo esperaban que cometiera un error o tuviera un mal día para destruir su reputación.

    Viéndolo en retrospectiva, en realidad había botado gran parte de su privacidad con tal de ser popular, pero no podía evitarlo. La verdad era que gozaba mucho de la fama que le daban, fuera buena o mala; siempre le había gustado ser el centro de atención y nunca terminaba por importarle del todo lo que los demás dijeran de ella. Tampoco se ceñía a los principios típicos de lo que implicaba ser popular, por lo que su actitud realmente no quedaba sujeta a ningún estereotipo.

    Esa era la razón por la que seguiría manteniendo su popularidad y seguiría así hasta que ella decidiera lo contrario.
     
    Última edición: 6 Julio 2020
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  10. Threadmarks: Q de Quimera
     
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    Q de Quimera

    Rubén pensaba que lo que estaba sintiendo era algo momentáneo. Quizás era la ilusión de contar por fin con una amiga; la emoción de ver que alguien más fuera de sus hermanos lo trataba bien, lo aceptaba tal como era y se preocupaba por su bienestar. Eso era, no significaba más que un contento indescriptible en base a una nueva amistad. No más.

    Era natural que no supiera qué tipos de reacciones le provocaría esta nueva relación, pero estaba seguro de que era normal. Los fuertes latidos del corazón cada vez que la veía, el deseo de estar con ella el mayor tiempo posible, el torbellino en su estómago, el temor a cualquier tipo de rechazo y el visible aumento de su timidez y torpeza. Era normal, iba a adaptarse a las nuevas circunstancias y a los pocos días estaría como si nada.

    No estaba enamorado. No podía estar enamorado y menos de ella. Simplemente no podía, era imposible; una quimera que jugaba con su mente y corazón con tal de burlarse de él.

    No importaba que estando con ella se sintiera a gusto consigo mismo, que no se avergonzara de ser él, que a su lado aprendiera tanto, que se enseñaran mutuamente y crecieran juntos. No importaba que cuando no la veía la extrañaba con cada fibra de su ser, que tan sólo escuchar su voz lo llenara de tanta paz y dicha. Daba igual que su deseo más intenso, más que estar con ella y disfrutar su compañía al máximo, fuera el de hacerla feliz.

    La idea de estar enamorado era una quimera, una fantasía ingenua y estúpida cuyo final sería la tumba. Pero no lo estaba, así que no había problema. Lo que sentía por ella era simple amistad.
     
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  11. Threadmarks: R de Repostería
     
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    R de Repostería

    A Celi le encantaba la repostería. Aprovechaba cualquier ocasión para prender el horno. Hacía pasteles para cumpleaños o graduaciones, bizcochos de chocolate en días especiales y galletas para cualquier hora.

    Para ella, la repostería era una manera de expresarse. Siempre había sido muy tímida y reservada, por lo que a veces no era buena con las palabras, mas cuando hacía algún postre para su familia sentía que les estaba diciendo lo muchos que los quería; cuando aceptaba realizar los caprichos de alguno de sus hermanos les decía que sus opiniones eran importantes y que quería hacerlos felices. Por medio de los pastelillos ella podía mostrar gratitud, simpatía o aprecio.

    Además, era una actividad que la hacía realmente feliz, que la ayudaba a ser más atenta, consciente y la ayudaba con el estrés. Podría ser un poco contradictorio que algo tan laborioso le diera paz mental o que algo relacionado con hacer dulces, harina y azúcares la relajaran teniendo en cuenta su sobrepeso, pero la verdad era que la simple intención detrás de su repostería, que era la de hacer feliz a alguien más, era lo que la hacía sentirse tan satisfecha con ella misma y su trabajo. Mantenía su mente ocupada en la receta, los ingredientes y las medidas, así que pasaba menos tiempo rumiando en pensamientos negativos.

    Para Celi, hacer repostería para otros también era una forma de mostrar altruismo, un acto de generosidad. A diferencia de sus hermanos, que planeaban estudiar carreras que podían influenciar mucho en la vida de otros, ella optaba por un camino más sutil, uno que también podía ofrecer al menos un momento de placer. Después de todo, la comida tenía un gran impacto tanto físico como emocional en las personas.

    Quizás fuera un sueño tonto, pero era su sueño y por lo mismo quería seguir intentándolo. En tanto continuara amando la repostería creía que las cosas podían ir bien.
     
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  12.  
    Sonia de Arnau

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    Bueno, dejo mi comentario de Popular y Quimera, empezaré con la última. ¿Quimera? No sabía que podía significar otra cosa: la ilusión y el sueño imposible. Ante eso me perece algo triste para el pobre de Rubén, quien se sienta de esa forma y que piense que ese sentimiento solo sea amistad, no sé si en verdad sea amor por lo que siente por esa chica o solo sea un gusto, aunque por lo descrito me da la sensación de que no, de que en verdad la ama y se miente a sí mismo al decir que solo es amistad lo que siente por ella.
    Es muy triste.

    Pues la verdad es que concuerdo con que ser popular no es fácil, y que la gente debe luchar por continuar con esa popularidad. Añadiendo que, otros puntos son muy fuertes en lo que respeta a ser popular, primeramente, la inexistente privacidad. Los rumores que se cuentan sobre esa persona, los doble caras... es algo feo, la verdad. Aun así, hay gente que, como Abi, le gusta serlo a pesar de las críticas malas que pueda recibir.

    Ambos relatos me gustaron, fueron muy bueno e interesantes.

    Después paso a leer los próximos relatos por sé que no lo haré a tiempo. Un saludo, Bore.
     
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  13. Threadmarks: S de Soledad
     
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    S de Soledad

    Felipe no era alguien solitario.

    No era que odiara la soledad como Abril, era simplemente que nunca había estado solo en el amplio sentido de la palabra. En la escuela estaba con sus compañeros y amigos, en casa con sus hermanas y cuando salía afuera también estaba con ellas o con amigos. Y en realidad así lo prefería él; sentía que estado con otras personas la pasaba mejor.

    Quizás fuera por eso por lo que Emilio llamara tanto su atención. Emilio disfrutaba mucho de la soledad. No parecía ser como Celi, que por ser tímida y poco social, a veces sus planes de no sentirse tan sola eran frustrados. Emilio tenía muchas oportunidades de socializar y estar con gente, pero si no tenía ganas rechazaba a todos y se quedaba consigo mismo y nadie más.

    No era que Emilio prefiriera ausentarse de la compañía por nerviosismo ni otro tipo de crisis general. Tampoco era que fuera alguien introvertido como Celi y cuando quería podía complementarse muy bien al grupo y era alguien muy responsable hasta para los trabajos de equipo.

    Era un tema que le daba mucha curiosidad a Felipe y no deseaba quedarse con la duda, por lo que en una de las prácticas de fútbol decidió preguntarle.

    —Hey, Emilio, a ti te gusta mucho la soledad, ¿no?

    —¿Y qué con eso?

    —¿Por qué te gusta tanto?

    —Me ayuda a meditar; a conocerme mejor, supongo —respondió Emilio, encogiéndose de hombros—. Sonará contradictorio, pero creo que sólo puedo llevarme bien y relacionarme con otros si primero lo hago conmigo. La soledad me ayuda a lograr eso.

    —Conque es así, ¿no? —Felipe sonrió, mirando la cancha, pensativo—. ¿Qué me dices? ¿Debería intentarlo?

    —Deberías.

    —Muy bien, lo haré. Un día de estos.

    Así que aunque Felipe no era alguien solitario, ahora sabía que serlo no era malo.
     
    Última edición: 6 Julio 2020
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  14. Threadmarks: T de Tabaco
     
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    T de Tabaco

    Emilio conocía las consecuencias que ocasionaba fumar tabaco.

    Sabía que aumentaba el riesgo de padecer cáncer, sobre todo pulmonar, de esófago, laringe y muchos otros órganos. También sabía que daba problemas respiratorios, aumentaba la posibilidad de tener bronquitis crónica, enfisema y tos, mucha tos. El corazón y los vasos sanguíneos también sufrían dando paso a mala circulación e hipertensión arterial. Todo eso sin contar que el sistema imunológico se deterioraba.

    En realidad, más que conocerlo, Emilio estaba familiarizado con el tabaco. ¿Y cómo no? Si su abuelo Tomás era un adicto al cigarrillo; sabía cómo era, cómo olía y hasta qué sabor tenía. Lo que simplemente no podía entender era por qué, a pesar de ser consciente del enorme daño que causaba, su abuelo no era capaz de dejarlo.

    En un momento de inocencia e ingenuidad pensó que quizás fumaba porque en verdad no tenía idea de lo peligroso que era; creyó que en el momento en que le abrieran los ojos con conocimiento tomaría conciencia y lo dejaría, pero estaba equivocado.

    —Por supuesto que sabe que fumar es dañino —le había dicho su abuela cuando él tocó el tema—. Tu abuelo no es ignorante, Emilio.

    —¿Y por qué no lo deja? —había preguntado, desconcertado; no lo entendía.

    —Es complicado de explicar. —Su abuela había suspirado, melancólica—. Cuando tienes un vicio tan arraigado no es fácil deshacerse de él, Emilio. No importa lo mucho que lo desees o cuánto lo intentes.

    —Pero puede matarlo.

    —Para un adicto saber eso a veces no es suficiente.

    Sus palabras le habían dejado un indescriptible vacío en el corazón que con el paso de los días fue suplido con irritación. Todo aquello le parecía una tremenda tontería. No sólo que su abuelo perdiera su libertad de elección al encadenarse a una adicción tan horrenda, sino porque su abuela lo excusara. Odiaba la acción fumar, odiaba el olor, el humo, odiaba el tabaco.

    Lo único que le agradecía a su abuelo era que fumaba mayormente en el trabajo y cuando estaba en la casa salía afuera a hacerlo; al menos era considerado con él y su abuela. Ella decía que lo hacía porque los amaba y no quería perjudicarlos, pero sinceramente Emilio no le creía. Para él, alguien que se dejaba consumir por una adicción tan nociva no mostraba amor propio y si no se quería a sí mismo menos podía querer a otros.
     
    Última edición: 10 Febrero 2019
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  15. Threadmarks: U de Universidad
     
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    U de Universidad

    El día que Ernesto se fue a la universidad fue uno de los más difíciles para Beky.

    Desde que tenía uso de razón, su hermano siempre había estado a su lado. No importaba la diferencia de edad o que fueran del sexo opuesto, la realidad era que Ernesto había sido su primer mejor amigo, su primer aliado, su compañero de juegos, su cómplice, su modista y su maestro. Estuvo presente cuando dio sus primeros pasos, cuando dijo sus primeras palabras, cuando sacó su primer diez y cuando ganó su primera carrera.

    Se habían apoyado en las buenas y en la malas, él era quien mejor la entendía cuando lo pasaba mal por culpa del inconformista de su padre; siempre le había dado buenos consejos para soportar la presión familiar y podía contarle cualquier cosa. Había sido una de las constantes más valiosas en su vida.

    Por eso, cuando quedó decidido que se mudaría a la capital para continuar sus estudios universitarios, Beky no supo cómo sentirse. Por un lado, entendió que era para el bien de Ernesto y su futuro, pero por el otro, no quiso dejarlo ir; no quiso que la dejara sola con su padre. ¿Quién iba a aconsejarla ahora que ella empezaba la adolescencia?

    Iba a extrañarlo tanto, mas no había forma de evitarlo. La vida continuaba y todos debían seguirla. Esta nueva etapa requería que Ernesto se fuera a la universidad en otra ciudad, lejos de ella, mientras que la nueva etapa de ella requería que se quedara en la secundaria allí. No había más que hacer salvo aceptarlo.

    Tenía el consuelo de que mantendrían la comunicación vía teléfono o por vídeo-llamada. No sería lo mismo, por supuesto; nada podría compararse a todas esas veces que la pasaron echados en la cama de él o la suya, comiendo, haciendo maratón de películas de superhéroes o hablando hasta que caían presas del sueño. No, una simple llamada no tenía punto de comparación, pero era mejor que nada. Después de todo, habían dejado claro que la distancia no iba a separarlos; sus corazones siempre seguirían unidos.
     
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  16. Threadmarks: V de Voluntad
     
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    V de Voluntad

    Rubén siempre había creído que no contaba con suficiente fuerza de voluntad.

    Le resultaba difícil dirigir y controlar sus propias acciones, sobre todo cuando había presión de por medio, dudas o incertidumbres. En realidad, era difícil ser determinado para lo que fuera; por culpa de ello, posponía sus planes y sus intenciones nunca se convertían en acciones. Por mucho tiempo pensó que por más que deseara cambiar, su poca voluntad no se lo permitiría jamás.

    Entonces conoció a Beky.

    No era que no conociera a otros con gran voluntad; por el contrario, sus dos hermanos mayores tenían una gran motivación y eran muy perseverantes. No obstante, Beky era diferente. Quizás fuera porque era alguien ajeno a su familia; tal vez fuera por su fuerte carácter, o quizá fuera porque tuvo el valor de defenderlo de los bravucones pese a que apenas se conocían.

    Fuera lo que fuera, Beky le pareció especial, le pareció increíble; se convirtió en su modelo a seguir. Y por primera vez en la vida, su determinación tomó forma cuando se armó de valor y le pidió que se hiciera su amiga porque quería conocerla; quería tenerla cerca para comprenderla bien y así poder imitar su valentía y tenacidad.

    Aprendió de ella a diferenciar el sacrificio del esfuerzo, a analizar sus fortalezas y debilidades, a despojarse de la aprobación de los demás y a convertir los errores en aprendizaje. Gracias a su constante apoyo, Rubén pudo sentir cómo poco a poco su propia voluntad iba creciendo, lo suficiente como para desear seguir mejorando y no suponerle un estorbo ni limitarla.

    De hecho, sería esta renovada voluntad la que lo ayudaría a continuar al lado de ella pese al rechazo de César.
     
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  17.  
    Sonia de Arnau

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    La verdad es que es bastante triste ver como un familiar se está matando a sí mismo, por decirlo de esa forma debido a un vicio que como lo es el tabaco, y me apreció muy adorable, e igualmente triste, que Emilio se preocupara por su abuelo y que dijera a su abuela que si él sabía lo que provocaba el tabaco, lo dejaría. Sin embargo, cuando un vicio es tan fuerte, es difícil dejarlo, no imposible, pero para el que no tiene tanta voluntad, sí es hasta imposible.

    Que hablando de voluntad; estos dos últimos relatos fueron mis favoritos y solo por dos cosas: Beky, Rubén y Lealtad (okay, fueron tres). Como lo dije antes, no terminé de leer "No necesitamos decirlo" por lo que desconozco si allí se describe más a fondo a los personajes y sus familiares, por lo que cuando leí Lealtad me gustó, pero al leer estos dos últimos me di cuenta por qué Beky deseaba huir; el leer que ella apreciaba a sí a su hermano y que sin su compañía se iba a sentir desprotegida, pues ahora entiendo mejor y también por qué Rubén fue a detenerla, pues la admira por esa voluntad de la que carece.

    Me han gustado todos, pero en especial esos dos últimos.

    Bueno, eso sería todo de mi parte. Nos vemos, te cuidas :)
     
    Última edición: 11 Febrero 2019
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  18. Threadmarks: W de Waffles
     
    Borealis Spiral

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    Kay Greenwish Adoro tus comentarios. Lo sabes, ¿no? Los vicios son terribles, pobre de Emilio :c Y me alegra que te gustaran los dos últimos; sinceramente la relación de Rubén y Beky es una que me gusta mucho. Y en cuanto a No necesitamos decirlo, pues sí se conocen a los personajes, pero por el tipo de narrativa simplona que uso, no hay mucha profundidad; estos relatos serían esa profundidad que no le meto a la historia; de allí que sean escenas rechazadas xD Además de que en realidad hay varios spoilers aquí, pero no pasa nada que creo que están bien escondidos :P ¡Gracias por leer!

    W de Waffles

    Valentín siempre tenía que viajar debido a su trabajo, por lo que pocas veces al año podía pasarlo con su familia. Por eso, antes de volver de un viaje, llamaba para saber cómo estaban y preguntarles a sus hijos qué querían de regalo. Sabía que no podía compensar el tiempo que no pasaba con ellos con posesiones materiales, pero era una forma de mostrar que siempre pensaba en ellos y seguía amándolos.

    Hasta ahora sabía más o menos qué cosa le pediría cada uno. Felipe solía pedir mochilas o ropa con diseños específicos, Ceci pedía juguetes a control remoto o pistolas de agua, mientras que Celi solía pedirle rompecabezas o peluches. Por eso, cuando esta vez Celi le pidió una máquina para hacer waffles quedó muy sorprendido.

    —¿Una qué? —preguntó a través de la línea, pasmado.

    —Una waflera. Son esas maquinitas donde se hacen los waffles —se explicó la niña.

    —Sé cuáles son, hija. Pero ¿por qué quieres una?

    —Bueno, es que… El otro día intenté hacer waffles porque… pues no sé… Vi en la tele que los hacían y quise intentarlo —informó, cohibida—. El caso es que los hice, pero no tenían la forma de waffles y eso... Parecían más hot cakes que nada. A Ceci no le gustaron mucho por eso.

    —¿Y sabían a hot cakes?

    —No... Sabían diferente. A waffle, ¿supongo?

    —¿No es el sabor lo importante?

    —La presentación también es importante —arguyó con delicadeza.

    —Está bien, está bien. —Valentín rio de buena gana—. Te llevaré tu waflera. Total, eres tú la que sabe de este tema.

    —Gracias, papá. —Celi sonrió, feliz—. Te haré unos para desayunar cuando vengas.

    —Está bueno, pues. Lo espero con ansias, hija.

    Era cierto que a veces deseaba que Celi fuera un poco más como su hermana y en lugar de pasarse la vida en la cocina saliera a pasear o jugar con amigas, pero al final del día, agradecía tener a una hija tan devota a su casa y familia.
     
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  19. Threadmarks: X de Xilografía
     
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    X de Xilografía

    Abril amaba todas las formas del arte. Cuando se enteró de que existía la xilografía le entró el enorme deseo de experimentar con ella.

    En esta nueva experiencia e investigación aprendió muchas cosas. Por ejemplo, supo que la xilografía era una técnica de grabado en relieve de la que podían sacarse varias copias de un mismo molde, el que normalmente era de madera o linóleo. Así que ese fue su primer trabajo a conseguir, un trozo de madera. Cuando lo obtuvo, dibujó una mariposa porque era su animal favorito.

    Ahora tenía que hacer el tallado del dibujo. Para eso podía usar varias herramientas como cinceles, gubias o navajas. Ella tuvo que usar del último porque no tenía otra cosa y porque le servía mejor para los trazos finos. Esa fue una de las partes más difíciles porque por ser la primera vez que hacía algo como eso, la navaja se le resbalaba y varias veces terminó haciéndose daño ella sola. Su mamá tuvo que ayudarla al final.

    Cuando el dibujo estuvo tallado adecuadamente, llegó el momento de entintar la superficie con tinta tipográfica, dejando las incisiones en blanco, por lo que cuando presionó la teñida plancha de madera en el papel, lo que quedó en él fue el dibujo de su mariposa. Puso a secar esa copia y volvió a entintar la madera para sacar otro par de copias más.

    La xilografía tenía su trabajo y podía ser demasiado complicada como para que sólo fueran copias de un dibujo, pero Abril se había divertido haciéndola y, como amadora del arte, creía las cosas no tenían que ser prácticas o útiles, simplemente tenían que ser divertidas e interesantes.
     
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  20.  
    Sonia de Arnau

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    Bueno, tampoco sería de las que pediría una wafflera para regalo, pero si a Celi le gusta, está bien, después de todo le gusta la repostería y quería que su waffle fuera más waffle que hot cake, aunque no supiera a hot cake. Pero la reacción de su padre fue graciosa y me a causado risa la conversación de padre e hija.

    La verdad es que la xilografía es muy bonita e interesante y no sabía que a ese arte se llama así. Aun así tiene su cosa complicada, pues tener que tallar la figura, se debe tener gran paciencia, lo que bueno que Abril rebosa de ella. Me imagino que Abril hará una para cada uno de sus amigos; hasta me imaginé la reacción de Emilio al ver el dibujo.
     
    Última edición: 12 Febrero 2019
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  1. Yugen
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