Cocina

¿Amigas? Negué suavemente con la cabeza, sin embargo tampoco me lanzaría al frente a comunicar que nos habíamos conocido hace un par de horas en el centro comercial.

—Conocidas —informé elevando ligeramente las cejas al escucharlo llamarme Helena de nueva cuenta, pero mi gesto no demoró en regresar a la impeturbabilidad al optar por dejarlo ser sin más.

En cuanto la nube de polvo se alzó, aunque de forma ligera me hizo toser tras el dorso de mi mano solo un par de veces al ser algo sensible al polvo; en un tono muy bajo al no querer llamar la atención como tal.

—Sí —respondí al acercarme a paso firme y grácil, deslizando mis pupilas por el papel luego de correr mi cortina de hebras capilares lisas hacia mi espalda.

Parecía un texto algo estropeado.

 

Numéria Russo.

Tal vez la sonrisa suave se tornó algo filosa, entornando los ojos de por sí somnolientos, en cuanto recibí el halago y todo eso. Vaya, pero que cosita más adorable. Eso sí, la sorpresa en mi rostro fue clara, siempre leve, en cuanto preguntó si éramos amigas. Me había puesto en una encrucijada, sí; pero fui incapaz de siquiera sentir algo al respecto cuando la voz de Génesis, siempre calma, llegó a mis oídos, terminando a así de mirarla de reojo.

—Amigo es una palabra muy... extensa —volví a mi sonrisa calma, apoyando una mano en el mesón, pasándola por un costado de Génesis sin llegar a tocarla, quedándome a su lado de tal manera, con todo el brazo extendido.

Volvieron a centrarse en el libro y yo no demoré en ponerme al costado de Génesis, sin llegar a ser invasiva con el mínimo de espacio personal, apoyando ambas manos sobre el mesón y observando curiosa aquel libro...

En cierto aspecto... me recordaba a los libros de mamá. Aunque éste se veía el triple de antiguo.

Entonces, mientras la señorita Allen descifraba esos geroglíficos, mi mirada se desvió hacia aquel enérgico chico, manteniendo esa sonrisa sobria y mis ojos inexpresivos.

Al menos hasta un segundo antes de hablar; donde volví a entornar mirada y ampliar la sonrisa, sintiendola filosa, pero sabía que por fuera podía tomar múltiples interpretaciones; el ceño sin fruncir, los ojos entrecerrados y una mundana sonrisa amplia. El maravilloso mundo de la mente y los reflejos.

—Me preguntaba, Sir —hablé con tono suave, algo más grave de lo normal, ladeando la cabeza y por ende derramando parte de mis cabellos cobre sobre la mesa—, ¿has venido acompañado... de algún amigo?

Mi voz no tenía más emoción que la suavidad, y puede que algo de cortesía, que empleaba con una calidez plana... pero supongo que el veneno se sentía cuando no eras tonto...

Dios, Numéria; ¿por qué tan cruel?

Sabes que estás siendo cruel.
​

A menos que tus suposiciones sean erróneas... ese chico debe ser muy solitario y ahí estás tú; picando para comprobarlo.

A veces me preguntaba sí era así por mamá o papá... Tal vez era algo de los dos, o puede que solo mío.

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Chale, ya se le fue la olla

 

Numéria Russo.

Mi sonrisa se amplió, ahora librándome de cualquier mala intención, cuando dijo que andaba con cualquier amigo por ahí. Tal vez sí que tergiverse un poco el mensaje, pero detalles~ Mientras terminaba de escuchar su explicación, mi mirada apacible viajó a lo que escribía Génesis, logrando marcarme en los labios una sonrisa casi placentera. No era un hobby, pero descubrir idiomas se había vuelto un gusto casi por necesidad, y las recetas siempre eran asombrosas~

—Suena a una buena elección, dear —hablé con calma, en un tono algo grave, de seguro por el ambiente reconfortante que me significó al final la situación.

Volví a erguirme como correspondía, desprendiéndome de la mesa al ya no tener necesidad de asomarme, posando mis manos empuñadas sobre la cadera, mirándolos con esa sonrisa sobria a ambos, a medida de quién hablaba.
—Hmhmhm —reí a labios cerrados, aterciopelada, entornando la mirada sobre el entusiasta chico. ¡Había que ver! En verdad era de las cositas más lindas que había tenido el placer de presenciar, tan melodramático, pero sin dejar su energía juvenil de lado.

>>Las recetas son fáciles de entender, dear —comenté monocorde, a un volumen bastante moderado. Luego enfoqué mi vista en Génesis, para acto seguido volver a apoyar mis manos en el mesón e intentar leer o descifrar lo que ahí había escrito.

Algunas cosas eran bastante obvias~

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Cuando sacas el primer puesto: :D
Pero ganaba el dígito de mayor valor: D:

(???)

 

Llevé un mechón de mi cabello tras la oreja, recostando mi antebrazo izquierdo con el móvil sobre el mesón mientras con la derecha acomodaba el índice sobre las letras, retomando nuevamente desde el principio por las manchas borrosas que interceptaban las letras... Y si de por sí el serbio me fue complejo, el tener aquellos símbolos estropeados lo hacía un poco más complicado.

Zeld o Zold podrían leerlo fácilmente.

¿Dónde estarían?

Le escuché comentar que el no saberlo le quemaba por dentro... Pero aquello podía significar que quizá estaba enfermo, en todo caso solo se acentuaba más el hecho de que no podía simplemente hacer la vista gorda y marcharme.

—Dame un minuto, por favor —susurré, re-leyendo.

 

Numéria Russo

Fue clara mi repentina seriedad, pero no podía evitarlo al notar de inmediato la frustración en el chico, a pesar de que de su boca no saliera ni una palabra. Me di media vuelta para apoyar ahora mi espalda baja en el mesón, lo mismo con el dorso de mis manos. Lo mantuve mirando con una ceja enarcada, inhalando de manera monótona, intentando mantenerme en mis propios cabales. Mi cara cambió a una mezcla de preocupación y nerviosismo, pero ya sabía que aquel rostro aparentaba más simple desagrado y puede que tirria. Tirria me daba su desesperación, pero bueno, el tipo de momento no había hecho nada en sí que mereciera mi desaprobación.

...¿Dafne? Cualquier rastro de incomodidad, hastío y malas pulgas se vio transformado abruptamente en una sonora risa, mientras inclinaba todo mi torso hacia adelante, dejando caer mi cabellos a los costados de mi rostro.

Me calmé casi al instante, irguiéndome sin apoyarme en la mesa, pasando una mano sobre mi vientre y limpiándome una lágrima furtiva con la derecha, sonriéndole irrisoria a Génesis.
—¿Tengo pinta de solucionadora de misterios, querida? —hablé en inglés con mi tono neutro y aterciopelado de siempre, en lo posible al menos, pues la reciente risa y falta de aire influyó en mi hablar.

Di un suspiro liberador, volviendo a apoyar mi espalda baja y dorsos de la mano en el mesón, mirando con una sonrisa amplia y ojos tranquilos al teñido. Vamos, cariño; tenías que empezar por calmarte. El descontrol no te traería la solución, tan solo la opacaba más.

Y bueno, que luego llegó la señorita que parecía a cargo de la sala, yo misma la miré con los ojos abiertos de par en par y las cejas alzadas. Sí, se me heló el cuerpo, pero no es que estuviera poco acostumbrada a los cambios de temperatura, para nada~

Le brindé una sonrisa suave y tranquila, ladeando tan solo un poco la cabeza.
—No sabemos qué dice una receta, ¿cree que pueda ayudarnos? —pregunté volviendo al japonés, tratando de aplicar mis conocimientos del idioma de la manera más idónea posible: Formal, cordial y suave.

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Acepto la oferta uwu <3
A ver sí con risas te va mejor XD

 

La gran enciclopedia de bebidas... Nunca había escuchado sobre tal libro, pero me imaginaba algo similar lleno de recetas y demás para sabores diversos... La mujer parecía dispuesta a ayudarnos pero a cambio de lo que se asemejaba a un juego.

Mis pupilas viólaceas se deslizaron entonces por los espacios vacíos.

Ahorcado.

Cuando era niña solía jugarlo con mi padre luego de almorzar. Era solo establecer vínculos lógicos entre el sentido de las letras para confirmar una palabra, u oración completa como en esta ocasión. Busqué los ojos de la trabajadora por unos instantes para solo asentir ligeramente, indicándole que estaba interesada en participar mientras deslizaba mis uñas por uno de los shots de menta al parecerme de mala educación ignorarlos cuando se había tomado el tiempo de servirlos.

No es como si fuera de hacer apuestas ni mucho menos, al menos por mi parte no saldrían propuestas de ese tipo, me bastaba con solo rellenar la palabra como tal. Recosté mi mentón sobre el dorso de la mano con el cual sostenía el móvil, encontrándole sentido a parte de la oración, sin embargo en los juegos solían haber equipos contrarios. Miré entonces a Numéria con tranquilidad.

—Supongo que podemos ver quién de las dos obtiene más puntos.

 

Me había quedado un rato más en el patio, saboreando el fresco de la noche. Al final, la mesa de beer pong volvió a ocuparse, así que di media vuelta y salí de allí. Entre a la cocina con curiosidad, la otra vez solamente había estado de paso para ir al patio. Ahora podía ocuparme de inspeccionarla un poco.

Era lujosa, sí, pero nada del otro mundo. Se podía destacar que era bastante moderna. Era interesante ver el choque entre distintos diseños alrededor de la casa. Victoriano y moderno. Parecía como si esto hubiera sido ideado por dos arquitectos que no se ponían de acuerdo. O tal vez era que los padres de la dueña no se habían puesto de acuerdo, y tenían el suficiente dinero para decir: "Hagamos ambas cosas a la vez". Igual, no había mucho más que hacer allí, más que seguir emborrachándose, cosa que no me apetecía en esos momentos, o... ¿eso era un ahorcado? Vaya, sí que era un juego bastante particular para esta fiesta.

En cuanto me acerqué y escuché más o menos lo que el par de chicas y el muchacho estaban hablando, sonreí satisfecho. Sí, ya me parecía raro. No podía haber un juego en esta fiesta que no estuviera relacionado con el alcohol de alguna manera. Suspiré, mientras me ajustaba el sombrero. Bueno, al menos, en esto no tenías que tomar nada si te equivocabas, ¿no? No debería surgir demasiado drama en esto. Además, los que estaban alrededor de la heladera parecían algo nuevos. ¿Habían llegado hacía poco? Bueno, más gente por conocer.

Con mi clásica sonrisa encantadora, me colé en el grupo alrededor del refrigerador, guiñándoles un ojo.

— Por mucho que la contemplen, las palabras no se van a escribir por sí solas, ¿eh? —comenté, tomando el marcador y arrancando la tapa con los dientes.

Observé las letras que se encontraban escritas. Si no había escuchado mal, esto era o una receta para la preparación de un trago, o al menos, sus ingredientes. Me mordí el labio inferior. Tocaba hacer memoria. No había pasado la mayor parte de mi vida en un hostel porque sí. Fruncí un poco el ceño. Seguramente estaba equivocado, pero parecía como si algunas letras estuvieran en una posición errónea. Bueno, lo más probable es que fuera yo.

— Siento que a esto les falta un par de "is", ¿no creen? —les pregunté, haciendo girar el marcador sobre el dedo gordo. Paseé mi mirada por los tres que se hallaban ahí, sonriendo.— ¿Estamos haciendo equipos o algo? ¿Chicos contra chicas?

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Cuando el personaje tiene cultura alcóholica.... pero el jugador de pedo sabe preparar un fernet con coca (? No sé si tenemos que decir en donde podríamos la letra, o simplemente mencionarla y listo.

 

Asentí ligeramente ante el comentario del nuevo chico presente en la cocina, ya que lógicamente no se escribirían solas. En cuanto mencionó lo de los equipos pestañeé. Eso significaba que seríamos dos equipos de dos integrantes cada uno, y de aquella forma quizá se completaría el ahorcado en un menor tiempo.

—Supongo —respondí entonces al no causarme conflicto el hacer equipo con Numéria.

A fin de cuentas no lo veía como una competencia.

Volví mis ojos a la trabajadora de aquella casa para participar debidamente.

—En caso de poder dar una palabra arriesgada, diría que la primera línea corresponde a "Ingredientes"

 

Mi atención se desvió hacia el chico que creía y pertenecía al servicio, invitándome a formar parte de su grupo. No me parecía educado de mi parte negarme cuando en mi cabeza solo hacía suposiciones sobre lo de los equipos. Asentí entonces colocando mi mano libre sobre la extendida de él, correspondiendo:

—Está bien —volví la mirada hacia el juego, cruzando por mi cabeza aquel ingrediente que mi madre evitaba ponerle a los alimentos, optando nuevamente por dar una palabra completa, y no una mísera letra—. En la parte inferior izquierda... diría que va "Pimienta"

 

Numéria Russo

Miré extrañada al chico, para luego soltarle con una seriedad calma:
—Yo tampoco entiendo tu japonés complejo, chico—. Y tras eso volví a centrar mi atención en la doncella que nos atendía. La extrañeza volvió a mi rostro, y me rendí tras dar un suspiro pesado, ya qué: Parece que no quería dejarnos fácil el descubrimiento de la bebida en la receta. Sería una edición especial, ehhh~ Ahora sí me interesaba descubrir el contenido.

Y con la sonrisa ladina, Génesis llamó mi atención. La ligera sorpresa fue borrada por una sonrisa amplia y ojos jubilosos, vaya, parecía que la princesita quería seguir divirtiéndose~ A esas alturas había cruzado los brazos bajo mi pecho, por mera comodidad, y mantuve la sonrisa algo gatuna y mis ojos melosos cuando le hablé.
—Contigo feliz~ —solté en japonés, ya que el rubio de pote se quejaba, lástima~ No podría usar todos los halagos que quisiera.

E iba a apoyar mis manos sobre la mesa y ponerme a analizar lo que teníamos, pero antes de eso el caminar de alguien en nuestra dirección llamó mi atención. Alcé la vista, con una mirada de indiferencia, y cuando el guiño de un galán calló sobre nosotros mi ceño se frunció levedad, sencillo al igual que el mohín que hice. ¿Y a este quién le invitó?

Los brazos cruzados ya no eran por comodidad, sí no más bien por tirria, observando al chico con una seriedad y silencios absolutos, a ver qué tienes para dar, energúmeno. En cuanto se dirigió a nosotros mi mirada ya había cambiado a una sin arrugas, indiferente, y solo solté un chasquido leve cuando nos hizo la pregunta de las is, mirando ahora el papel y no a él. El ahorcado no funcionaba tan así, ¿para qué se cuestionaba cosas tan irrelevantes?

—Jejeje —reí suave en cuanto vi como la doncella le quitaba el plumón al pelirrojo, sin perder su elegancia—. Intenta que no te saquen por irrespetuoso, darling~ —solté con voz aterciopelada, aunque la sonrisa era algo filosa y mis ojos entornados solo reflejaba como disfrutaba su pequeña desgracia.

Nada que hacerle, así era y ya estaba.
—Exacto, kawaii —solté para Génesis en cuanto propuso lo de ingredientes, volviendo por un solo instante a mi actitud cálida y condescendientes. Un instante, porque luego el rubio empezó a alagar al forastero, logrando que su voz se me tornara irritante.

Miré de arriba abajo al individuo, para luego sostener su mirada y decirle:
—No me sorprende, es un lindo traje...— Monocorde, rozando lo apática e inexpresiva, pero me encogí de hombros con los brazos aún cruzados y cerré los ojos ce paso, como rendida; expresiva sí que era, solo que algo en el asunto me drenaba las energías—, pero nada innovador, ni digno de memorar con solo verle.

Tras eso mi atención calló sobre el rubio teñido, sin demorar en fruncir ligeramente el ceño... ¿Podrían ser celos? Sí, que me volvieran a quitar a Génesis al momento de competir, creo que me estaba empezando a importar. Pero bueno, ya habrían mejores oportunidades~

—Más te vale no hacernos perder —me dirigí al "Kitsune", con una sonrisa tan amplia como suave, con los ojos solo algo entornados, sin ninguna pizca de recelo, soberbia o ira contenida. Era una expresión más bien insípida en esencia, empalagada de dulzor innecesario.

Entonces volvió Génesis a decir otra palabra arriesgada, ganándose así mi gesto sorprendido, sin demorar en provocarme un puchero en cuanto exhalé por la nariz.

Entonces pasé mi brazo izquierdo rodeando su vientre, abrazándola por ende por la espalda, apegándola a mí. Me acerqué lo que pude a su oído, lo que me permitiera el cambio de alturas sin sobre-esforzarme o parecer ridícula.
—Eyyy, linda, no te lleves todos los puntos así~ —hablé monocorde y quejica, suave y grave, mientras le picaba con cuidado la mejilla a un ritmo marcado y poco insistente—; claro que ganarán sí los únicos que lanzan palabras son ustedes —dije lo último en inglés, porque poco me interesaba que entendieran los otros, yo estaba hablando con Génesis.

Apenas terminé de hablar apoyé mis manos sobre el mesón, ganándome al lado vacío de la chica, y miré con rapidez la escritura.
—"Negra" y otra palabra sería "Vodka" —sentencié con seriedad, para luego observar a la encargada, brindándole sin demora una sonrisa suave y mirada cálida—, sí es que me permite remontar con dos palabras, claro.

 

—Supongo que... Acompañada.

Aunque no tuviese idea de dónde estaba aquel par, podía hacerme un ligera idea de ello.

No me esperaba los labios del chico sobre el dorso de mi mano, sin embargo esperé con calma a qué los alejara para alejar mi tacto sobre el suyo. Quizá simplemente era un poco caballero... De forma algo extraña. Quizá su cultura, personalidad... O así le habían estipulado tratar a los invitados; de igual forma no me causaba incomodidad, en realidad, muy pocas cosas solían incomodarme.

Belleza e inteligencia. Sí, ciertamente consideraba tener ambas.

Después de ello sentí la grácil mano de Numéria en mi vientre, pese a ello no me inmuté, respondiéndole lo de los puntos:

—El ahorcado es un juego que logra captar mi atención de lleno, y solo suelo decir lo que mi mente conecta entre las letras —expliqué, volviendo mi atención hacia la mujer del servicio—. Creo que en la parte inferior izquierda, la palabra correcta es sidra.

 

Ah, pero yo tenía una puntería que te cagas, la verdad. Que bello grupo en el que me había metido. Comencé a desear de manera discreta que la receta que estábamos adivinando tuviera lejía o cloro, la verdad. Iba pasando de Guatemala a Guatepeor en esta fiesta. El muchacho no estaba mal en sí, tan solo era medio enérgico, como yo, pero sobre todas las cosas, parecía ser mujeriego. Al menos, al notar como le había cambiado el tono al dirigirse a la muchacha peliblanca. Que valga la salvedad, parecía ser la más normal de los tres. Sin embargo, despedía un aroma a soberbia que te podía embriagar solamente estando a su lado.

Y por último, la cerecita sobre el pastel, la crème de la crème, Miss Simpatía en persona. Al parecer, tenía ojitos solo para la otra chica. Tal vez simplemente malinterpretó mi guiño. Era como saludaba yo a la gente. No había nada de galantería en eso.

— Mira, con lo que se han mandado en las otras habitaciones, tomar un fibrón prestado es todo menos irrespetuoso —le contesté, devolviéndole la misma sonrisa que me había dedicado, como si fuera un espejo.

Era increíble, parecía una especie de robot o algo. En cuanto la albina soltaba una palabra, la actitud de la cobriza se transformaba a una de calidez y bondad. En cuanto cualquiera de nosotros abría la boca, bam, volvía doña del hielo. La verdad... estaba fascinado. Esa era la palabra que sentía. Fascinación. Su actitud para con el resto parecía ser más repelente que el culo de un cerdo, pero seguía siendo completamente intrigante. Esos cambios tan abruptos, como el brillo en sus ojos aparecía y desaparecía, las inflexiones en su voz. Era impresionante. O estaba frente al mayor avance científico en la forma de un androide que se veía completamente humano, con instrucciones programadas de manera rigurosa, o ante una de las mejores actrices de nuestro tiempo. O tal vez solo era un caso especial y ya.

Me rasqué la barbilla, mientras sonreía de manera enigmática ante sus remarques sobre mi atuendo, y su mirada apática que parecía simplemente hacer que me fuera de allí. Parecía enojada quizás porque el juego la había separado de la manzana de sus ojos, pero bueno, que la culpa había sido del otro, no mía. Sin embargo, lo que no se estaba dando cuenta, era que me estaba brindando una cantidad de información increíble sobre ella.

— Descuida, darling —respondí, imitando su tono monocorde.— El destino en forma de adolescente rubio nos unió, pero pronto te podrás liberar de mi indeseable presencia y volver a con tu princesa de cabellos de ceniza, si tanto la deseas. Y por la forma en la cual la abrazas, te diría que lo deseas bastante.

Sinceramente, parecía preferir jugar beer pong con alcohol etílico antes de seguir aquí. Era increíble como esta fiesta parecía corromper hasta un juego tan inocente y simple como un ahorcado. Era sinceramente un fenómeno sociológico. A mi madre le hubiera gustado todo esto. Hice una mueca. Vieja de mierda.

>> Y yo diría que es simplemente tu amiga la que nos va a ganar ella sola —comenté, sin mirarla. Examiné las palabras, mientras mi compañera adivinaba otra, y a su voz, la peliblanca soltaba otra.— Vamos a seguir con vodka, entonces. Aunque ahora hay que averiguar cuanto del agua eslava necesita la receta, la verdad.

Suspiré, y me apoyé en el bastón, mientras me sacaba el sombrero y le quitaba una mota de polvo invisible. Observé adentro del mismo, como si pudiera develar todos los secretos del mundo usando el terciopelo de adentro.

— Y te sugiero que busques otro idioma si quieres mantener conversaciones secretas, mon cher coéquipier —repliqué, dedicándole una sonrisa enigmática, en perfecto inglés.— Asistes a una escuela internacional. El inglés es una muy pobre elección para eso.

Volví a depositarme el sombrero sobre la cabeza. Otra vez, otra pelirroja. Vaya puntería indeed.

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Perdón Mori porque te tocó justo un compañero con más responsabilidades que Magoya estos días xD Voy a ver de contribuir un poco más al team (?