Cocina

Mordí la manzana conforme llegó a mi cara, y la agarre comenzando a comerla.

-Gracias -dije, irónico.

 

—Je, tu visión periférica sigue tan impecable como siempre, asesino —comenté, cruzándome de brazos.

 

—¿Noto cierto interés en provocarle lesiones físicas con frutas? —dije, haciendo referencia a aquella vez en que intentó Tony hacerme caer con una cáscara de plátano—. Oh, respecto a lo que dices de la cabeza, señorito Valentí, ¿cree que en su cabeza sus cosas están seguras? —sonreí.

 

Me recorrió un leve escalofrío al escuchar aquello sobre la seguridad de las cosas en la cabeza. Revisé en mi cabeza y lo encontré: dentro de mi maraña de pelo guardaba el montón de cartas que tomé de Darius y aún estaban todas... menos el cuatro de espadas. Esa chica me había engañado.

—Vale, mientras no se metan con lo que guardo dentro de mi pelo, todo está bien... —dije en un susurro.

 

—Están seguras en cierto sentido, Crow —respondí—. Es más fácil robar algo posado sobre la cabeza de alguien que un objeto resguardado en un bolsillo. Lo que se pone bajo la seguridad de estos últimos son objetos pequeños y sueltos; por eso, cuando los hurtas, puedes pasar desapercibido si tienes la suficiente habilidad (la cual te sobra, visto lo visto). Distinto es el caso de auriculares o gogles: se pueden robar con más facilidad, pero el portador lo notará en seguida, llegando e enfrentarte para recuperarlos.

 

—¿Entonces lo enfrentaste y los recuperaste? —pregunté de repente.

 

—Todavía no tuvo las agallas, Ren —dije—. Crow solo robó mi pistola cuando nos conocimos, y no me di cuenta hasta un rato después, cuando tuvo la amabilidad de devolvérmela mientras se presentaba —sonreí al ladrón, burlón.

 

—Bah, no robaría algo como eso, recordad, sólo robo lo que me interesa, o bueno, sólo hago lo que me interesa. No tendría beneficios de robar unas gogles, o unas cartas enredadas en pelo —bromeé.

 

—Vaaaya, y yo que creí que ya había habido un robo de pertenecia, o algo.... espera, ¿¡Como te enteraste de lo de las cartas?! —Nota mental: susurrar más bajo.

 

—Parece ser que este señor tiene predilección por mi familia, puesto que en el pasado también fuimos robados por él.

 

—No lo tomes a mal, hombre. Considera a tu familia una "clienta especial" de Crow.

 

—Mientras conserves tus gogles hasta que pasen a ser mios todo está bien —dije a modo de broma—; se te ven bien —agregué señalando los gogles que traía en la cabeza—... pero a mi se me verán mejor. —finalicé riendo; posiblemente me quedaran ajustados o no vería nada con ellos.

 

—Por cierto, Ren, ¿qué haces con las cartas de Darius? ¿Planeas mantener vivo el espíritu de todos los muertos?

 

—Es una forma de decirlo... pero más bien planeo mantener mi espíritu vivo engullendo el de los demás —reí—. O, en palabras más suaves, simplemente me gusta ponerme en los zapatos de los demás y ver lo divertido que podría ser actuar como ellos. Es una forma de no volverme loco y matar a alguien.

 

Entre de nuevo a la cocina, no pide ir a mi cuarto ya que el olor a muerto inundaba el pasillo y me causó un dolor de cabeza.
--Hola-- Dije algo molesta al sentarme frente a Ren--, ¿Que hacen?

 

Noté de inmediato su molestia, así que intenté acceder a mis recuerdos para ver si había hecho algo mal, pero no encontré nada. Después de aquella bebida no recordaba absolutamente nada.

—¡Lo que sea que haya hecho para que estes molesta fue culpa de esta bebida! —exclamé, sacando la botella a medio beber— Yo... este.... hola. —agregué, tratando de que no se enfadara más, aunque no de la mejor manera.

 

--Tranquilo, no hiciste mucho, sólo te dormiste--Dije sonriendo levemente--. Estoy molesta por el olor a muerto del pasillo, me produce dolor de cabeza-- Arrugue levemente la la nariz, odiaba la sensibilidad.

 

Suspiré alividado, ciertamente me alegraba no haber hecho nada parecido a lo que sucedió aquel fatídico 30 de Febrero.

—Realmente yo no lo he notado —exclamé, encogiéndome de hombros—, supongo que de sensibilidad no tengo mucho.

 

Tenía sed, asi que me dirigí a la cocina por una botella de agua mineral. Escuche gente hablando, asi que entré: Estaban Ren, Dani, Alex y Crow.
— Buenas, ¿Cómo llevan lo del asesinato de Michael? — Dije mientras me dirigia a la nevera. Michael era un tonto, pero vamos, nadie merecía morir de esa forma.

 

—Meh, se podría decir que está resuelto, pero no quiero adelantarme a los hechos; prefiero esperar hasta el juicio. Por suerte ahora tengo algo que aportar, aunque sea minúsculo. —dije entre risas, mientras me rascaba la nuca.