Cocina

Después de la sala de juicio me dirigí a la cocina, me había dejado algo impactada el ver como moría el asesino de Nix, ¿se hizo justicia?, sí... pero nunca había llegado a imaginar que las muertes de los asesinos serían de esa forma

— ¿Un chico nuevo? — le pregunté a Rin al notar que alguien estaba con él

 

Como estuve tanto tiempo pensando me perdí en mis pensamientos y lo que me dijó Rin me habia hecho reaccionar y me quedé sorprendido al descubrir que alguien en realidad habia asesinado.

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— Sí. — Le respondi a Brooke. — Su nombre es Anthony, por cierto ¿Cual es tu talento, chico? — Pregunte con curiosidad.

 

Termino mi botella de agua y me levanto. — Hablen entre ustedes, chicos. Yo ya me voy a acostar. — Dije mientras salia de la cocina camino a los dormitorios.

 

-Mucho gusto, y tu eres?-le dije a la chica. En cuanto a la pregunta de rin, le dije-Soy un super deportista, es decir, soy el mejor en cada deporte existe y gracias a eso pose una gran fuerza, velocidad, resistencia, inteligencia, reflejos, precision y un gran valor- le respondí.

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— Que duermas bien Rin — le dije antes de que saliera, después me giré a ver al chico ¿Tony? si no me equivocaba — Mi talento... no es muy especial puesto que hay otro chico con mi talento.. — me expliqué riendo un poco — Mi nombre es Brooke, un gusto

 

-Mucho gusto Brooke!- le dije sonriendo y luego por lo que me dijo le contesté-A lo mejor sean iguales pero no son la misma persona y por eso es diferente, porque lo que realmente importa es cuanta determinacion y valentia tengas al usarlos.

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— Eso lo se, pero aun así hay que mantenerse atento — dije en un bostezo — Bueno..lamento de jarte pero tengo sueño— dije antes de caminar e irme

 

Abandoné mi habitación para venir a la cocina, ya que, mi estómago rugía, puesto a que no había comido nada desde que llegué. Enseguida me dirigí al refrigerador y tomé algo que luciera rico, dulce pero al igual saludable, no sabía si elegir algunas frutas o unos postres, así que simplemente elegí los dos y al final realicé una torta de frutas. No podía esperar más por comer, me senté y empecé a engullirlo.

 

Entré a la cocina con tranquilidad y tomé varias cosas para sentarme y comer un rato tranquila. Todo esto estaba siendo una locura, pero aún así parecía ser demasiado optimista ante los demás. Quizás debía de tener más cuidado, dado de que empezaban a producir los asesinatos demasiado seguidos y yo podría caer en cualquier momento.

—En fin...en algún que otro momento de la vida debemos de morir, pero nos merecemos morir de una manera más digna que de esta; encerrados en una academia y matándonos los unos a los otros...Todo por culpa de Monokuma. Maldito oso... —murmuré lo último mientras me mentía un sandwich a la boca con algo de enojo.

 

—Sería una pena que alguien te matara sólo para quitarte tu Sandwich —dije de repente, mientras me sentaba al lado de la chica—, claro que podemos evitarlo si me das un pedazo de ese sandwich. —finalicé riendo.

 

Casi me atraganto ante la repentina aparición de Ren, pero rápidamente bebí agua y pude volver a la normalidad.

—¿Podrías intentar no aparecer tan de repente? Así matas a cualquiera. —le miré mientras partía un trozo de mi sandwich y se lo ofrecía. —Todo tuyo vago. —sonreí.

 

Tomé el Sandwich y le di una mordida; cuando al fin lo acabé, hablé.

—No soy vago —respondí—, sólamente soy... em —pensé un momento que palabra me describiría mejor—... recatado, es todo. No me gusta aparecer en público. Graham sí es un vago —reí.

 

—Recatado eh...—murmuré con una mueca de extrañeza y acabé mi parte del sandwich para mirarle de nuevo. —Y Graham no es vago, la verdad.

 

—Sí, recatado —repetí, no muy seguro de que esa respuesta colara—. Y Graham sí que es vago; da vueltas alrededor de todo el mundo y nunca está fijo en ningún lugar. Dime si eso no es ser vago. —le reté.

 

Entre y fui al refrigerador por unas manzanas, lo abro y busco con la vista la fruta deseada, la encuentro y tomo una, me siento en una mesa y suelto un suspiro antes de comenzar a degustar mi fruta.

 

Tomé un melocotón de la cesta que se situaba en la mesa y le di un mordisco para luego responderle.

—Al menos Graham se prepara su comida y la de los demás como hizo al ayudarme a preparar las lasañas. Cosa que en cambio tú no haces. —le dije con tranquilidad.

 

—Vale, soy flojo, no vago —reí—. La naturaleza no me dió el don de la cocina, así que tengo que sobrevivir de algún modo. —Tomé una manzana de la cesta y le di un mordisco.

 

Reí ante su respuesta.

—La cocina no es un don con el que se nace, para ser bueno en ella hay que aprender y practicar. Cualquiera puede aprender si le pone algo de tiempo, Ren. —le sonreí.

 

—Y lamentablemente no estoy dispuesto a dedicarselo —le respondí riendo—; ahora, ¿Qué carta eliges? —dije de repente, mientras sacaba una baraja. Lo único que recuperé del cadaver de Darius, el mago.