Cocina

— Michael, entiendelo... Te crea yo o no, no es lo que al juez le importa. El no va a "ponerse en tu lugar". Repito, en un juicio, las pruebas pesan mas que las palabras. — Mire a Brooke. — No estoy nervioso ni nada parecido, al contrario, estoy tranquilo porque estoy centrado. — Al verla irse, alcance a decir un "Que descanses" para luego volver a la conversacion. — No te estoy acusando del todo, eres inocente hasta que se demuestre lo contrario... Y amigo, las pruebas demuestran lo contrario. Ademas, piensa que si me equivoco, yo tambien morire, todos lo haremos, asi que no te estoy acusando sin fundamento. Definitivamente no esta en mis planes morir, por eso apuesto por las pruebas.

 

—Más bien, cuado regresaba de la sala audiovisual escuché un grito ahogado, apenas lo escuché, pero no hize nada por el miedo, y me fuí corriendo —dije—

 

— ¿Por qué te guardas tal informacion hasta ahora? — Le cuestione. — Deberias haberlo dicho en el momento en que todos estabamos diciendo nuestras pruebas en vez de callar o decir cualquier cosa ¿Por que lo dices en el momento en que todas las pruebas apuntan a ti? — Dije mirando atentamente su expresion. La mayoria de los alumnos ya se habian ido a dormir, quedamos muy pocos.

 

—Por eso mismo, eran tantos que me habían intimidado —respondí—

 

— No me parece una excusa valida, porque la cantidad de alumnos no te detuvo antes para comentar cosas sobre "cartas metalicas" y demas. Ademas,.se te preguntó directamente que conclusiones tenias sobre el caso y dijiste y cito textualmente: "Nada de nada". Eso supone que, o te lo guardaste por alguna razon mas, o que lo acabas de inventar.

 

Me estoy expresando mal...
—No lo tenía en cuenta, hasta ahora, pensaba que era alguna tubería rota o sólo mi mente —dije—

 

— Hmn... Dejemos esto aquí y sigamos mañana. — Dije dando media vuelta y dirigiendome a la puerta. — Saquen sus propias conclusiones y consúltenlo con la almohada. — Me despedí, rumbo a mi habitación.

 

Estaba tan concentrado que ni oí la pregunta del músico, hasta que varias personas que entraron y hablaron me hicieron volver en mí. Oí que acusaban a Michael, y dije en voz alta, pese a que ya no se encontraban todos allí.

—El arma del crimen está aún en manos del asesino; si no, ya se habría encontrado. Para que el asesino la lleve encima, debe ser un cuchillo pequeño y manejable, una daga o algo similar. No hay nada como eso en toda la academia, así que solo queda una opción: el asesino la trajo desde fuera. Ya la traía como complemento, con el resto de su equipaje. Y digo yo, ¿quién de los presentes traería una daga, con qué talento tiene que ver una daga? ¿Con la informática? —reí, mientras me marchaba de la zona lentamente—. No, con la informática no. Con un talento que requiere para algunas funciones arrojamiento de cuchillos.

 

Entré otra vez en la cocina, mientras seguía sin dejar ni un segundo de pensar en el caso de Nix.

—Creo que ya lo tengo todo claro. Solo tengo que convencer a esos estudiantes alocados de que él no es el culpable —hablaba en voz alta, mientras preparaba café—. O si no, acabaremos muertos todos. Menos el asesino.

 

Entré en silencio a la cocina muy distraida y no noté que Crow también estaba allí. Me dirigí a por una botella de agua a la nevera.

—Que dolor de cabeza...—murmuré cogiendo la bebida y cerrando la nevera para beber un poco.

 

—Hola —le dije a Evangelin, que entró en la sala—. ¿Qué tal llevas la noticia de Nix?

 

Entré a la cocina casi inmediatamente después de Crow. Me había desmayado en mi habitación y todavía no estaba recobrado del todo, por lo que había salido sin los lentes, sin los auriculares y sin la corbata, con la camisa desabrochada hasta el segundo botón. La pistola dorada, obviamente, la llevaba conmigo.

Saqué una gaseosa de la nevera. Necesitaba mucho azúcar para encenderme.

—Buenos días, Crow, Evangelin —saludé, acercándome a ellos.

 

—Guau, qué mal aspecto llevas —le dije. Curioso que no trajese sus lentes ni sus auriculares... pero sí esa pistola, es extraño. ¿Será que nunca se separa de ella?

 

—Fatal. —le respondí sin más. —Me enteré hace nada, aún no me he puesto ha investigar. ¿Se sabe algo ya? ¿Alguna pista? —en ese momento entró Alex, se le notaba peor que yo, pero me limité a saludarle con un "Buenos días, Alex" y me recargué en la mesa.

 

—Demasiadas pistas, diría yo. Salta a la vista quién es el culpable.

 

—Estuviste con nosotros, pero no interveniste —comenté a Crow—. Me gustaría saber tu hipótesis. Para ser sincero, no me sentía muy bien durante la reunión, y temo no haber pensado con claridad las cosas.

 

—¿Es que ya sabes quién es? —le pregunté a Crow sorprendida.

¿Tanto me había perdido en una noche?

 

—Buenos días a todos —dije levantándome a duras penas—
Con los ojos rojos y adormecidos, me había quedado dormido en la cocina

 

Puse mis dedos índice y anular en mi frente, pensando.

—Encontramos un naipe en la escena del crimen. De todos nosotros, solo uno puede tener naipes, y ese es Darius, el mago. Cierto es que pudieron robárselo y usarlo como prueba para incriminar a otro, pero… bueno, volveré a eso más adelante.

>>Nix murió de un corte dado, casi con seguridad, con un cuchillo o daga. Es más que probable que no sea un cuchillo de la cocina, por una sencilla razón: no fue encontrada por ninguna parte el arma del crimen, por lo que, casi con seguridad, el asesino la lleva en estos momentos encima. Pero, ¿puede un cuchillo de cocina guardarse en un bolsillo o algo similar fácilmente. No, tendría que ser algo más pequeño, algo como una daga. Aunque surge otro problema, ¡no hay nada como eso en esta academia! Por eso la única posibilidad es una: el asesino tenía ya el arma del crimen desde que entró aquí, la trajo desde fuera. Y solo hay un motivo por el que alguien traería un cuchillo desde fuera: trabaja usándolos… en, por ejemplo, espectáculos donde son arrojados.

>>Por último, las huellas, parecen indicar que el asesino usó también deportivas, lo que reduce el cerco de sospechosos a unos pocos. Pudieron ser robadas también, pero… eso lo diré justo ahora.

>>En conclusión, solo hay una persona, cuyo nombre imagino que podéis deducir, que reúne los tres requisitos. Y, de haber sido otra persona tratando de inculparle, tendría (suponiendo que tenga deportivas y no haya necesidad de robarlas) que robar el cuchillo que solo mi sospechoso pudo traer y robar las cartas que también solo él pudo traer. Aunque me pregunto, ¿de ser así, cómo las robó, si él nunca mostró en público que tuviese cartas o dagas? Ni siquiera habló de ello. Por eso, la posibilidad más lógica es que nadie tratase de incriminarle, sino que realmente él es el asesino. Y esa es mi teoría, querido Alex. Ahora dime, ¿qué opinas tú?

 

—Vaya, sí que pensaste rápido —dije adormecido—