Cocina

Casi se me cae la manzana de la mano...

—Lo mismo quería preguntarle yo —atiné a decir.

 

-¿Tan egoísta sois que no pueden entrar más alumnos al infi... a la Academia? -Preguntó, fingiendo tristeza. Pero riendo después- Upupupu. -Siguió rellenando el refrigerador, como si nada.

 

¿Egoistas?...nunca paso por mi mente esa posible respuesta del director

— Para nada... pero, usted había dicho 15 estudiantes...— seguía un poco incrédula ante la situación, nosotros confundidos y él como si todo eso fuera normal, una situación bastante rara a mi parecer

 

La contestación del director me llegó como una bofetada.

—No has respondido a la pregunta —rebatí, molesto.

 

—Es simple. Dos estudiantes llegaron, y ya. Saben lo mismo que ustedes saben, upupu. —Monokuma rió ante aquello, quizá uno sabía más que los otros, pero... ¿Quién sabe? Quizá estuviese antes de los que hubiesen llegado recientemente. Él no podía revelar aquello—Os guste o no, son sus nuevos compañeros, upupupu. Ya terminé mi labor. —Dijo, cerrando el refrigerador luego de rellenarlo completamente. Y así como llegó, se fue: inesperadamente.

 

"Dos estudiantes llegaron y ya"... Eso era demasiado simple para tratarse de Monokuma... Noté que, sin previo aviso, había desaparecido...

Miré a Brooke.

—Me voy a mi habitación —le dije, muy serio. El asunto seguía sin cuadrarme y necesitaba despejarme.

Me fui, abandonando la manzana (sin terminar) sobre la mesa.

 

La explicación fue demasiado simple, incluso para nuestro director, yo me esperaba algo mas complejo pero no... al parecer esos estudiantes llegaron y ya.

Terminé de comer la manzana y tiré el corazón de esta a la basura, miré a Graham seguir tocando la flauta...parecía tan concentrado que no quice hablarle e interrumpirle, así que solamente tomé mis cosas y me retiré, el día había terminado bastante raro

 

Entro al lugar yendo directo al refrigerador, tomo un par de naranjas y me siento en una mesa a comerlas.
La música de Graham invade el lugar, me relajo al oírla y termino de comer en silencio, me levanto y me dirijo a la alberca a descansar un rato.

 

Entro a la cocina hambriento y abro el refrigerador, parece que lo acaban de reabastecer. Ha pasado un tiempo desde que vi a los demas, estos días estuve tratando de investigar mas cosas y de explorar todos los recovecos de esta academia, pero como lo pensé, no descubrí más de lo que todos ya sabiamos. Husmeando por aquí, husmeando por allá, sin encontrarme con nadie en el proceso. Tomé un envase de jugo de naranja, algunas que otras cosas y me preparé un sandwich, me senté en una mesa del fondo y empecé a comer en silencio, hundido en mis pensamientos.

 

No tardé en divisar al pensativo Rin.

—Tiempo sin verte —le dije, estrechando su mano amigablemente y tomando asiento frente a él— ¿Qué te ha tenido tan ajetreado?

 

— Uh, hola Alex. — Dije sorprendido, no me di cuenta en que momento se acerco, estaba o muy concentrado o muy distraido. Le di un apreton firme de manos y antes de responder a su pregunta acoté — ¿Sabes que decía mi padre sobre los apretones de manos? — Le pregunté recostandome por el respaldo de la silla.

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Me acomodé un flequillo, los lentes de aviador sobre la frente y lo miré, curioso.

—Me encantaría saberlo —invité.

 

Bebi un poco de mi jugo y me auto-respondí — Mi padre. — Hice una pausa y lo miré — Decia que puedes saber que tipo de persona es alguien al darle un apreton de manos... las personas que pasan la mano suavemente, son timidas y poco seguras de si mismas; Los que aprietan fuertemente, son personas que suelen sobreponerse ante los demas; y los que dan un apreton firme pero seguro, son personas seguras y confiables. — Sonreí al ver su cara de interes y continué — Eres una persona confiable, Alex. — Dije mirandolo amablemente. Me inspiraba mucha confianza, y con el cerca, me sentia mas seguro.

 

Después de mi difunta madre, nadie me había considerado como una persona confiable, hasta ese momento. No pude menos que sonreirle, ese joven también era merecedor de mi confianza. Si no se lo dije, era porque él ya debía de adivinarlo. Me levanté de mi silla, y fui a la mesada para prepararme un café bien cargado.

—Recuerdo cuando me mostraste la placa de tu padre —decía mientras me enfocaba en la tarea—. Viendo al hijo que crió, me hubiera gustado conocerlo —volví a sentarme frente a él, con la taza humeando entre mis dedos—. Estoy seguro de que ha impartido buena justicia por doquier —tomé un trago pequeño, para no quemarme la lengua.

 

Camine hasta la cocina junto a mi futura cuñada. Noté a dos personas en él recinto: Rin y... Alex.

El sonrojo en mi cara ha de ser notable para cuando los.saludo casi tartamudeando -Hola, Rin, Alex- evite la mirada de este último, jamás he estado tan nerviosa frente a un chico en especial cuando pensaba permitirle a todos que me.vieran vestida de cualquiera.

 

—Hola chicos—. Salude con una sonrisa. Noto el sonrojo de Nix—. ¿Te sientes bien? estas roja—. Pregunte inocente a mi hermana/cuñada.

 

-S...sí- dije simple a mi cuñada que no se sí es realmente inocente o lo hace proposito.

 

En el momento que iba a responderle a Alex, entran dos chicas; Dani y Nix — Hola, chicas... — Mire un poco extrañado a Nix, la ultima vez que la vi llevaba su ropa holgada y mas a "su estilo", esta vez tenia una pinta diferente. — ¿Que paso con tu ropa? — Le pregunté posando mi vaso en la mesa.

 

Esa voz... Espero no haberme sonrojado yo tampoco...

—¿Cómo les va, chicas? —dije tranquilamente, levantando mi taza de café en alto a modo de saludo.

 

—Larga historia respecto a su ropa—. Me acerque a su mesa—. ¿Puedo sentarme aquí?—. Pregunte infantil a Rin.