Sasha se limitó a bufar ante mi pregunta, lo que fue predecible a cagar y aun así bastante decepcionante. Era de suponer que intentaría librarse de nosotros no siguiéndonos el juego, asumiendo que nos aburriríamos de ser el caso y podría irse de rositas, pero... no habríamos montado todo este rollo de haber sido tan fácil convencernos para dejarla en paz, ¿verdad~? Deslicé la mirada nuevamente hacia Joey cuando habló, asintiendo con la cabeza de manera distraída, y aproveché el momento en el que él seguía hablando para subirme a la mesa de un salto. Me acomodé mejor, dejando salir un ligero murmullo de afirmación, y levanté la vista, que había fijado en mis propias piernas al haber estado removiéndome en el lugar, fijándome de nuevo en Sasha mientras adelantaba un paso hacia nosotros. —He ran away~ —murmuré, con su voz prácticamente por encima de la mía y sin apartar la mirada de ella en ningún momento. Luego me mantuve en silencio casi durante todo el monólogo de Joey, simplemente analizando cada pequeño gesto y reacción por parte de Sasha. Ya lo había pensado, ¿verdad? Aquel asunto entre Joey y ella iba bastante más allá de lo que sea que hubiese pasado conmigo, y todo aquello del club había sido idea del chico, así que gran parte de la diversión se la merecía él; yo no tenía problema en cedérselo, ni mucho menos. Me lo pasaba bien observando desde una distancia segura, también. Solté una risilla incrédula cuando el moreno volvió a dirigirse hacia mí, negando ligeramente con la cabeza y una expresión de decepción claramente impostada. La pobrecita estaba intentando mantenerse impasible en todo momento, pero qué va; era difícil disimular cuando creías tu desconfianza rota de esa manera, ¿cierto? Seguíamos dando palos de ciego, eso solo el diablo y nosotros lo sabíamos, ¿pero acaso no nos había estado sonriendo la suerte desde el primer día con todo aquello? Quizás hasta demasiado. Las opciones eran bastante ínfimas, si uno se paraba a dedicarle un par de neuronas, y es que no había que ser ningún genio de la deducción ni de la observación para saber que la pobrecita Sasha no tenía muchas amistades. Maze quedaba completamente descartado y, sin él, la lista se reducía considerablemente. Si además teníamos en cuenta la información que habíamos recabado, así fuera poca... —Tattooed boys, Sashie, they never are good news —volví a murmurar, negando un par de veces con la cabeza en un movimiento lento, y la sonrisa de mierda volvió a presentarse en mis labios—. You should know better~ ...solo quedaba jugar nuestra mano hasta el final.
Contenido oculto: ohboy this is dope and i need rUACH again Las luces rojas eran asfixiantes. Nunca antes había estado aquí adentro, en la puta cueva de Wickham, pero sólo pude pensar que le sentaba de maravilla. Era una pequeña porción de infierno erigida en medio de la jodida escuela, como si hubieran simplemente abierto un hueco en la tierra y dejado que el fuego moldeara el espacio. Todo era rojo y negro, estaba asustada, las costillas me aplastaban el corazón y nunca pillaba suficiente aire dentro de los pulmones. Estaba asustada. Y era el hecho de seguir dentro de la escuela lo que me lanzaba una única soga de donde aferrarme, aunque las luces rojas fueran una ilusión perfecta, casi un hechizo oscuro, que me volvía tremendamente difícil recordarlo. Palpitaban, danzaban, me envolvían y me imposibilitaban pensar con claridad. Llevaba varios días tambaleándome, pero ahora simplemente habían dinamitado la torre. Una figura gigante llegó, la pateó y se fue. Arrancada de mi eje. Mareada y aturdida. Asustada. Al principio quise negar la más obvia de las posibilidades, pero a medida que la conversación fue avanzando comencé a dudar. La duda creció y creció, se tornó ruidosa, tomó el color de las luces y se presionó dentro de mi cabeza. Me costaba demasiado pensar cuando el miedo avanzaba, las paredes me asfixiaban y Joey y Alisha parecían saber precisamente lo que había hecho. Concéntrate, Sasha. No. No es posible. Pero sí lo es, ¿verdad? Deberías habernos hecho caso. No, no pueden saberlo. Sí pueden. Deberías haber oído a Ali cuando te advirtió de tus juntas. Concéntrate. No, no puedo. No les dejes ganar, mierda. Concéntrate. ¿Quién, de todas las personas, piensas que pudo haberte vendido? No. Sí. Sí, lo sabes. Tiene razón, ¿cierto? ¿Por qué no daría la cara, si no? Estaba fuera de mi eje, algo gigantesco había aparecido de la puta nada cuando intentaba mantener adheridas las piedras entre sí. Hizo que la tierra vibrara, se erigió, tapó la luz del sol y pateó la torre. Me pateó. La fricción alcanzó un punto crítico, los cables se cortaron y me quedé allí, quieta, con una certeza insoportable reventándome los tímpanos. Lo sabían. Sabían que había robado el móvil de Alisha. Pasé saliva, entumecida, y deslicé la mirada a la rubia cuando habló. Arata nunca había conocido el origen de los móviles, pero si les había dicho lo suficiente era tan simple como atar un par de cabos. Ya no confiaba en nada, además. No podía asegurar que alguien no me hubiera visto, que lo hubieran descubierto de una forma que no lograba comprender. No confiaba. No me quedaban fuerzas para hacerlo. —Por eso no tengo tatuajes yo, ¿no? —La voz de Joey me alcanzó pero no la procesé, sonaba liviana y jocosa—. Si soy un angelito. Una energía me chispeó en las piernas, fue baja y se propagó a un ritmo constante, similar al de un latido. Era la energía que me mantenía en pie día tras día, creía reconocerla en los recovecos, pero se agitaba a una frecuencia diferente y lucía más oscura. Me alcanzó las manos, removí los dedos y lo supe. Supe que no tenía sentido intentar huir, que fuera lo que fuera que tuvieran en mente, iban a hacerlo de todas formas. Supe que habían ganado. Pero no iba a ser por rendición. —So what? —murmuré, la voz sonó pastosa, áspera, no la reconocí del todo y la alcé, junto a ella mi mirada—. Can you fucking blame me? Estoy jodidamente cansada de ustedes dos, de la puta obsesión que tienen conmigo. —Me detuve en Joey—. ¿Por qué? ¿Porque te rechacé en primer año? ¿Porque no soporté tu culo intenso y esa necesidad patética de llamar la atención todo el tiempo? Well, I have news: that's what you are. A mean and pathetic person. Wickham había mantenido la sonrisa socarrona una buena parte del tiempo, aunque sobre el final comenzó a mermar lentamente y no pude más que revolcarme en el hecho. Pillé valentía, así fuera de un impulso de absoluta idiotez, y comencé a acercarme a ellos. Me detuve frente a Alisha. —¿Y tú? ¿Haciéndole el caldo gordo sólo porque es la única persona que te soporta? ¿Imitando cada mierda que dice, cada mierda que hace, like a fucking puppet? —Una risa nasal me vació los pulmones y meneé la cabeza, la energía retumbó y se coló en mi voz—. You two are fucking pathetic and you know it, por eso se ensañan conmigo. Porque es eso u odiarse a sí mismos. —Done with the speech, love? —me interrumpió Joey, de forma algo brusca, pese a que sus palabras y su voz hubieran simulado suavidad. Pero la energía repiqueteó y giré el rostro hacia él, tapando sus últimas palabras. —I'm fucking done with you —aseveré, firme, y una sonrisa me estiró los labios—. Hagan lo que quieran, no van a detenerme. No van a puto detenerme ni quitarme la satisfacción de lo que hice, porque disfruté cada maldito instante y lo volvería a hacer. Over, and over, and over again. Joey pestañeó, ladeando ligeramente la cabeza, y compartió un vistazo breve con Alisha antes de regresar su atención a mí. Quizá debería haberme dado cuenta, pero la energía no atendía a detalles, la energía sólo sabía mantenerme viva y en ese momento era lo único que creía necesitar. —So you're calling a war? —tanteó, casi en un susurro, y su falta de intensidad reguló la mía. —I'm not calling anything, I'm just warning you. Sigan jodiéndome, sigan colmándome la paciencia, a la larga será suya la pérdida. —Chispeó, hizo ignición, me acerqué al rostro de Joey y susurré—: Ayer fue el móvil de tu amiguita, me pregunto qué será mañana. El fuego estalló desde todas las direcciones. Y me arrancó las piernas.
Contenido oculto La voz de Joey me alcanzó de costado, a lo que giré ligeramente la cabeza para mirarlo y dedicarle un asentimiento de cabeza, confirmando sus palabras con un murmullo y una sonrisa complacientes. Lo había escuchado, por supuesto, pero mentiría si dijese que casi toda mi atención no estaba puesta en la tercera figura que nos estaba acompañando en esos momentos. Ya habíamos puesto nuestras cartas sobre la mesa y solo quedaba ver si ganábamos la apuesta o no. Mi sonrisa retomó el tinte de mierda de antes cuando escuché de nuevo su voz, haciéndome virar una vez más todo el cuerpo hacia ella, con el ferviente deseo de ver todo su espectáculo de principio a fin, sin perderme el más mínimo detalle. Empezó por Joey, por supuesto, y tuve que fingir una buena cantidad de sorpresa e indignación a medida que la chiquilla le iba soltando sus pestes, solo notando un ligero atisbo de duda cuando pillé de reojo la sonrisa del chico desapareciendo hacia el final del discurso. Me recuperé rápidamente, sin embargo, porque sabía que después era mi turno y me moría de ganas por saber qué pensaba tirarme encima, especialmente ahora que había ya poco que pudiese decir para desestabilizarme. No fue algo que me hubiese esperado, aunque corrió por la misma línea de siempre, y solo pude mirarla con una ceja alzada y la clara expresión de alguien que se estaba tomando todo aquello como un berrinche infantil. ¿Cómo podía tomarla en serio y enfadarme por aquello cuando habíamos dado de lleno con nuestro tiro a ciegas? Cuando habíamos apostado a todo sin saber y habíamos ganado. Joey buscó interrumpirla, pero Sasha siguió moviéndose a base de algún impulso de adrenalina o estupidez, ni idea, y continuó hablando. Siguió hablando, y con ello siguió cavando su tumba con sus propias manos; quizás de manera inconsciente, pero lo hizo de igual manera. Compartí la mirada con Joey de reojo, en un gesto fugaz, pues pronto me quise centrar en Sasha y en la cagada que sentía estaba a punto de hacer, presa del miedo... o quizás de la molestia. Se lo susurró a Joey, y sin embargo lo escuché como si me lo hubiese escupido a mí en la cara. La información rebotó en mi cabeza durante un par de segundos, sopesando las posibilidades de que aquello fuese mentira a pesar de que no había ningún motivo para que Sasha soltase aquella estupidez sin ser verdad. Así que tenía que serlo, y eso significaba que la mierda que había estado haciendo con Arata era, ni más ni menos, en relación a mi jodido móvil desaparecido. Ese con el que no pude contestar a las llamadas de Aiden. Lo que provocó que el jodido imbécil viniese a estropear la burbuja de felicidad que había construido sin él. Y todo por culpa de Sasha. Mentiría si dijese que no sentí un molesto picor extendiéndose por la palma de mis manos, uno que me impulsaba a dejarle bien claro lo que sentía de manera muy física. Recordé que seguíamos en la puta escuela, así que pude controlarme, pero el incendio siguió presente, lamiendo cada parte de mi cuerpo por dentro y por fuera. Las llamas podían haber llegado a ser asfixiantes en cualquier otro momento, pero Dios que bien se sentían en ese mismo instante. Me bajé de la mesa en un movimiento lento, en silencio y aun así de una manera bastante notable en aquel ambiente sepulcral que nos rodeaba. Apenas me fijé en Joey cuando pasé a su lado, levantando el brazo para apoyarlo en su hombre y apartarlo de mi camino con toda la suavidad que me fue posible, dejándome la vía libre para encarar a Sasha. Clavé mi mirada sobre la suya, sin buscar esconder la ira que debía verse reflejada en ellos, y le sonreí con tanta ironía que por un segundo me sentí capaz de estallar en carcajadas ahí mismo. —You are a fucking joke —murmuré, entre dientes, y di un par de pasos lentos en su dirección sin tener intención alguna de parar en caso de chocar con su cuerpo—. You think so high of yourself, don't you? Te crees mejor que nosotros. Seguro que te crees mejor que nadie, ¿verdad? Pobrecita Sasha, es tan buena niña. Tan responsable, tan amable con todo el mundo, so selfless. Fucking lies. Seguí caminando hacia ella, obligándola a retroceder hasta tenerla acorralada contra la pared, o algún mueble perteneciente a la sala, poco importaba, y fui bajando la voz a medida que íbamos avanzando. Si intentaba escapar de mí, mis reflejos estaban jodidamente preparados para impedirlo, y no sabría asegurar cuánta fuerza podría controlar de hacerlo. >>No eres mejor que nosotros, qué va. You are a fucking bitch. Rechazando a Joey becuase oh you are so much better, pero zorreando con el primero que se te cruza tras haberse ido tu no-novio, ¿y robándole su puto móvil a la única persona que acabó por no comerse tu cuento de niña buena? For fuck's sake, Sasha, don't make me laugh. No es que conozcamos a las mismas personas de casualidad, es que eres igual que yo por mucho que quieras negarlo, and frankly that is way more pathetic.
Hubo algo extraño que definitivamente no supe definir cuando cerré la boca. Estaba en los ojos de Joey, en la forma que su expresión se oscureció y sus ojos, que de por sí lucían negros allí dentro, parecieron capaces de engullirme de un saque. La energía me dio la tregua suficiente para dudar un instante de mis palabras y giré el rostro hacia Alisha apenas percibí movimiento de su parte. Mis sentidos seguían afilados a cagar, como si estuviera encerrada con dos depredadores. El problema era que me negaba a ser la presa. El maldito, maldito orgullo. Aguardé por ella, sabiendo que sería el turno de Miss Blondie para darme el golpe de turno. Habían estado jugando y divirtiéndose conmigo, pero ahora que había soltado la sopa, ahora que las cartas estaban sobre la mesa, ya no les quedaban muchas ganas de eso, ¿verdad? Lo vi en sus ojos, también, la ira contenida, ansiando estallar, y por un jodido segundo de puro delirio deseé que así fuera. Deseé que se le zafara la pinza e hiciera lo que tenía tantas ganas. Así me daba la excusa perfecta para hacer lo mismo. Comencé a retroceder conforme ella avanzaba, sosteniéndole la mirada con la máscara de puro orgullo más gruesa que había portado nunca. Estaba, por supuesto, absolutamente equivocada. Si me creía mejor que alguien sería de ellos dos, y eso no era tarea muy difícil. No esperaba una pizca de decencia o sentido común de alguien como ella, y aún así lo último que dijo consiguió sorprenderme. Alcé las cejas, fue inevitable y la sonrisa, que amenazó con deformarse en una risa de pura suficiencia, me descubrió la dentadura. ¿Que ella y yo éramos iguales, había dicho? —Oh, dear —solté, fascinada—, don't tell me... You're being serious? Please, you're fucking delusional. ¿Seguro la sacaste de un pub mugroso y no un psiquiátrico, Wickham? La imbécil me había acorralado otra vez contra la dichosa estantería, sí, pero no me hice demasiado problema para estirar el cuello y buscar a Joey con la mirada. No se había movido de su lugar, nos miraba fijamente y había algo en su rostro, en su silueta y su existencia entera, que me arrojó un breve escalofrío por la espalda. Lamentablemente no le presté atención y regresé a Alisha, inclinándome un par de centímetros hacia ella. —Déjame aclarar esto y si quieres te lo explico con dibujitos, por si that tiny little head of yours no lo comprende bien: jamás en la vida te molestes en volver a compararte conmigo. Hon, you're way out of my league. —Estaba pulsando todos los malditos botones del panel frente a mí, lo sabía y no quería parar—. ¿Por qué no vuelves a tu polla de turno, te autoconvences de que vales algo y me dejas en paz? Si te quité el móvil no fue porque no te comieras el cuento, Alisha. Fue porque necesitaba el dinero y sabía que robártelo, con lo tonta que eres, iba a ser un juego de niños. La energía siguió pudriéndome la cabeza y bajé el tono a un murmullo grave, divertido y empapado de soberbia. —Además, aquí entre nos, ya sabemos que prefieres comer otras cosas, ¿verdad?
No esperaba que Sasha retrocediese de ninguna de las maneras, muchos menos a aquellas alturas del asunto ya, aunque si me preguntaban al respecto, había cierta cuota de satisfacción extra en joderla cuando oponía más resistencia de la necesaria. Y como no esperaba que retrocediese, que simplemente escuchase mis acusaciones y las dejase ser, esperé con cierta paciencia a ver su reacción. Me separé un par de centímetros cuando terminé de hablar, apenas entonces dándome cuenta de lo pegada que me había quedado a Sasha, y también de la estantería a la que había acabado acorralándola en el proceso. La escuché sin inmutarme en lo más mínimo, sin ni siquiera girarme hacia Joey en cuanto pareció dirigirse a él, y me mantuve en mi lugar mientras ella seguía hablando. Lo primero que dijo me hizo alzar una ceja y soltar el aire por la nariz, obligándome a hacer, de nuevo, un esfuerzo enorme por no romper a reír en mitad de su discursito. No dije nada por el momento, simplemente negando un par de veces con la cabeza en un gesto de derrota, y escuché todo lo que dijo después con una mueca de genuina pena hacia ella. La pena, sin embargo, mutó rápidamente a puro sarcasmo, especialmente cuando levanté los brazos y di un par de palmadas lentas en honor a sus palabras. —Felicidades, Sasha, eres la primera persona en el mundo que intenta atacarme por el hecho de que me guste follar. Really, super original —comenté, irónica a cagar, y levanté las manos en un gesto de inocencia después—. Y tranquila, eh, que no me quiero parecer a ti ni en el blanco de los ojos, so fucking boring. No estoy tan segura de que sea cierto al revés, pero eh whatever, volvamos a la importante, ¿sí? Di otro paso hacia atrás, aunque era probable que ni con un muro entre las dos pudiese realmente desaparecer la tensión que nos rodeaba, y me crucé de brazos. En aquel momento sí que me digné a echar un vistazo fugaz hacia Joey, aunque ni siquiera yo sabría decir muy bien con qué objetivo, y repasé a Sasha con la mirada cuando volví a centrarme en ella, con obvio desprecio. >>Me estás intentando hacer creer que de toda esta escuela llena de alumnos podridos en dinero, cuyos móviles pueden vale el triple del mío, a los que seguramente les importe tres mierdas si les desaparece y que, te puedo asegurar, son incluso más imbéciles que yo... el mejor objetivo para ti seguía siendo yo. It seems like a really stupid move to me, honestly —recapitulé, entrecerrando ligeramente los ojos a medida que iba acabando—. A menos que, claro, tu vida sea tan triste y patética que en realidad lo único que haces es seguir buscándonos para tener algo mínimamente interesante pasando a tu alrededor. Solté una vez más el aire por la nariz, en una risa sarcástica, y rehíce el paso que había atrasado anteriormente, estirando un brazo para buscar elevarle ligeramente la barbilla con la uña del índice. >>Aunque viendo tus juntas últimamente, I just wonder... ¿no será más bien que la chusma busca juntarse con más chusma~?
La dinámica era bastante predecible e incluso aburrida, la verdad, pero no habría forma de metérmelo en la cabeza en ese momento. No debería haber reaccionado a sus provocaciones, debería haber mantenido mi sangre fría y el cerebro en eje. Esa era la Sasha que conocía. ¿Qué era esto, entonces? ¿De dónde surgía esta bestia resentida, furiosa y con tantos, pero tantos deseos de lastimar? Podía haber existido siempre, pero había otra idea que ganaba terreno, me seducía y seguía perturbándome los sentidos. Me susurraba que era su culpa. Que ellos me habían convertido en esto. Y por ello, merecían un castigo. Me daba igual que Alisha se acostara todas las noches creyendo que me interesaba parecerme a ella, o quizás eso pensaba mientras la dinamita se seguía acumulando. La torre se había desmoronado pero también había recubierto mi cuerpo entero con una armadura diferente, una que sólo escupía y no permitía que nada entre. Estaba hecha de veneno, de orgullo y no atendía a razones. Con cada palabra de Alisha su grosor aumentaba. Era pesada, densa, casi insoportable. Me protegía. Pero también me asfixiaba. Seguí sus movimientos con una precisión absurda y una calma que no sentía. Era cada vez más gruesa, más ruidosa, más oscura, olía a pólvora y quería arrancármela de encima, arruinarlos, evitar el incendio y volar toda la puta escuela en cientos de pedazos. Eran miles de cosas y ninguna en absoluto, la idea de mierda ganó la batalla y arrastré la cerilla contra el borde de madera. La pólvora reaccionó y el aire, lleno de gas ponzoñoso, estalló. —Fuck you —escupí, sin regular nada, y me quité su mano de encima con un golpe ciertamente doloroso. Empecé a caminar hacia ella a velocidad, bajo presión, como una avalancha—. You're disgusting, and a shame, and a waste. And I fucking pray to God to- Mi propia fuerza chocó de repente con un auténtico muro de concreto. Joey se interpuso entre nosotras como una sombra oscura, me aplastó el antebrazo contra el pecho y me obligó a retroceder. Fue agresivo y conciso, el borde de aluminio se enterró entre mis omóplatos y apreté los dientes, buscando directamente sus ojos. No había nada en ellos. —Enough —susurró, estúpidamente tranquilo para la fuerza que había aplicado contra mí. Me removí y afianzó la presión con el resto de su cuerpo—. Es inútil, Sasha. Ya entiéndelo. Era jodidamente frustrante, me asqueaba, quería reducirlo al polvo y echarme a llorar como una niña de cinco años. Solté un bufido de auténtica exasperación y le grité en la cara. —¡¿Qué mierda quieren de mí?! —Que pagues —respondió de inmediato, sereno, y sin moverse de mis ojos alzó la voz—. Di una cifra, Alisha. Di cuánto quieres que esta zorra te pague. Era una demanda razonable, pero hubo algo en la oscuridad de la sonrisa que brotó de sus labios apenas cerrar la boca que... me congeló el cuerpo, de pies a cabeza. El incendio se redujo a cenizas en un pestañeo, el hielo se cristalizó y me lanzó una sensación de mierda encima. Era un presagio, una pesadilla y la más pura realidad. Era enfermizo. —Y nos encargaremos de que no lo olvide. Y volví a sentir un miedo de muerte.
Sabía que en algún momento, seguramente más pronto que tarde, alguna de las dos iba a acabar cediendo a toda la presión y toda la mierda que nos estábamos echando encima sin parar iba a tomar otro tipo de tinte; quizás, incluso, se nos acabaría yendo de las manos de la manera más literal. Y es que de hecho lo pensé, cuando me apartó la mano con un gesto tan brusco que me picó la piel y se abalanzó sobre mí prácticamente hecha una fiera; estuve, una vez más, a punto de olvidarme que seguíamos en la puta escuela. Joey se interpuso entre nosotras como una sombra repentina, cortándole el paso a Sasha y empujándola de nuevo contra la bendita estantería, lo que me permitió recuperar un poco del control que estuve a punto de perder antes de su intervención. Pestañeé un par de veces de forma lenta, sin apartar la mirada de las figuras superpuestas de ambos, y me acomodé el pelo en su sitio con los dedos mientras dejaba salir un suspiro pesado. La perspectiva de Joey reaccionando de manera tan violenta, acorralando a Sasha contra el mueble con tanta fuerza, seguramente me tenía que haber causado algo más de reparo, puede que incluso algo de miedo. Nada de eso ocurrió, quién sabe si porque ya estaba hecha a prueba de casi todo o porque la ira seguía palpitando con demasiada fuerza como para que nada más tuviese espacio, pero la cuestión es que no me importó lo más mínimo verla forcejeando por escapar de la presión del chico. Así que tampoco me preocupé demasiado por hacer el amago de pararlo. Su voz me alcanzó no mucho después, haciéndome reaccionar al fin, y sopesé el significado de sus palabras durante un par de segundos largos. Honestamente, no lo necesitaba en absoluto, ni el móvil nuevo ni el dinero para ello; el modelo que le robé a Christian era muchísimo mejor que el que yo había tenido antes y, si realmente me esforzaba un poco, sabía que podía conseguir un par más idénticos. —Cincuenta y cinco mil yenes —sentencié, con la voz grave a pesar de no haber elevado el tono en ningún momento—. Unos... 400 dólares. No debería serte muy difícil conseguirlos, ¿verdad, Sashie? Ahora que sabemos lo de tus dedos largos y tu contactos tan maravillosos para conseguir dinero fácil~ Nada de lo anterior me iba a impedir exigirle lo que Joey me estaba dando paso a pedirle, sin embargo. Estaba segura que encontraríamos en lo que gastárnoslo sin mucho problema, de todas formas.
Nada de esto había iniciado con sentido, ¿verdad? Y ya no sólo hablaba de Sasha. Eran los monstruos que se colaban en mi boca de noche, reptaban por mi garganta y se alojaban, lentamente, dentro de mi cuerpo. A veces picaban, otras ardían, muchas otras quemaban. Parásitos, eso eran. Y en eso me habían convertido. Pero lo había aceptado, ¿no? No tenía idea si era mi culpa, de papá o incluso de mamá por haberse puto muerto. Daba igual, sólo sabía una cosa. Había algo irresistible en el monstruo que era a ojos de Sasha. Los parásitos se regodeaban y dejaban de arder cuando me miraba así, llena de odio. Llena de convicción. Y quizá fuera ese preciso impulso el que la había condenado a soportarme, a ser el objeto de mis burlas, mi insistencia, mi rencor. Quizá tuviera razón en que la usaba de chivo expiatorio; pero fallaba en algo. No la necesitaba para evadirme. El monstruo que ella veía ya se odiaba a sí mismo. Ya sabía todo lo que era. Lo aborrecía. Y de una forma inexplicable, le satisfacía. Alisha no tardó en dar una cifra determinada y solté el aire en una risa vaga. Sasha, a quien todo el miedo se le había filtrado en la mirada, frunció el ceño y volvió a removerse. Fue el último coletazo de energía, suponía. Esa que había amenazado con reducir la habitación a cenizas. —¡¿Cuatrocientos dólares?! —exclamó, indignada, y siguió luchando para eludir mi silueta y mirar a Alisha—. ¡Hija de puta! ¡Eso es el doble de lo que-! —Shh —murmuré, subiendo lentamente la mano por su cuello, y estiré los dedos antes de afianzarlos a su alrededor; no presioné, pero fue suficiente para que comprendiera el mensaje—. Dijo cuatrocientos dólares, así que cuatrocientos dólares serán. Había algo en su expresión que se debatía constantemente entre enloquecer y romper en llanto, aunque cada vez parecía más cerca del segundo polo. Aflojé la presión contra su cuerpo cuando se estuvo varios segundos quieta, la repasé de arriba abajo y suspiré, resignado. Si deliraba un poco, podría llegar a oír su maldito corazón golpeándose contra sus costillas. Finalmente se había convertido en una presa asustada. Y era una puta maravilla. —Hmm, cincuenta y cinco mil... Es una cifra bastante larga, ¿no? Muchos números —analicé en voz alta, separándome de ella para ir a la mesada—. Supongo que no nos queda opción. De ahí pillé un marcador indeleble que tenía siempre a mano para rotular ciertas fotografías, ella lo miró como si fuera un puto cuchillo y una cuota de desesperación le deformó el gesto. —What are you-? —¿Sabes? Yo evitaría esto si pudiera, de verdad —dije sobre su balbuceo, alcanzándole el marcador a Alisha para liberarme ambas manos. Me detuve frente a Sasha como una auténtica sombra roja—. Pero no es mi culpa. No es mi culpa que el uniforme femenino deje tan poco espacio a la imaginación. Su cuerpo reaccionó de inmediato cuando pretendí alcanzar la punta de su lazo, ese que llevaba anudado al cuello. Me apartó con violencia, el movimiento le arrancó una especie de sollozo y me siguió lanzando manotazos ante cada uno de mis intentos. Su respiración se deformó, los ojos se le cristalizaron y conforme los segundos pasaban, conforme el tiempo la arrollaba, su tenacidad flaqueó. Finalmente, su eterna muralla se derrumbó. Me hice con una de sus muñecas, inmovilizándola, y con la mano libre tiré del lazo. El nudo cedió y ella cerró los ojos un instante, con fuerza, como si eso fuera a quitarla de esta porción de infierno. Pensé que ya no lucharía, pero hasta el último nervio de su cuerpo volvió a encenderse cuando quité el primer botón de su camisa. —No! —chilló, las lágrimas le quebraron la voz y rehuyó de mi mirada—. No! Don't touch me! Don't-! —Piénsalo bien, Sasha —remarqué, manteniendo una compostura que desconocía en mí, y encajé la mano bajo su barbilla para sujetarle el rostro; para forzarla a verme—. Esto va a pasar, lo quieras o no. ¿Qué prefieres? ¿Volver a clase con el rostro lleno de tinta? ¿Las piernas, quizá? ¿O prefieres que sea un pequeño secreto entre nosotros? Era una niña razonable, ¿verdad? Una bestia de orgullo, también. No había forma terrenal de que no comprendiera la situación, que estaba jodida y su mejor opción era aguardar a que acabara. Como una eterna pesadilla de la cual no sabes cómo salir. Sus ojos estaban muy abiertos al principio, aunque poco a poco se contrajeron y, al parpadear, se deshicieron de la película de lágrimas. La solté lentamente, ella se quedó quieta y retomé mi tarea. Sus sollozos me siguieron alcanzando, silenciosos pero constantes. Botón a botón, los monstruos chillaron y me empaparon el cuerpo de oscuridad. Era incómodo y reconfortante, ajeno pero familiar. Era la reiteración insoportable del más enfermizo de los vicios. Y estaba bien con ello. No es que tuve especial cuidado en no tocarla, ocurría que no me interesaba hacerlo. Una vez la camisa estuvo abierta, simplemente retrocedí y le dejé el espacio libre a Alisha. Estiré el brazo en un gesto casi caballeresco y le sonreí. —Well, have fun, babe —murmuré, juntando las manos tras mi espalda—. You know, it's my gift for you. Puedes usarlo como te apetezca. Y Sasha se había convertido en un puto lienzo. De verdad, lo único que restaba era el espacio a la imaginación~
Exactamente cómo había esperado, la cifra que le exigí consiguió sorprenderla, pero tanto ella como yo sabíamos que estaba a nuestra completa merced y que podía pedirle lo que me saliese del coño, así que eso fue lo que hice. Podía haber sido algo más decente y pedirle mucho menos, siendo que no lo necesitaba realmente y que sabía lo mucho que le iba a costar a Sasha conseguirlo, pero claramente no me dio la gana en absoluto. Seguí los movimientos de Joey con una precisión estúpida, atenta a todo lo que hiciese hasta el momento en el que me dejó el rotulador permanente entre las manos, cuando ya comencé a distraerme jugueteando con él entre mis dedos. Me mantuve con la mirada fija en ellos un buen rato, aunque me fue imposible reprimir el impulso de apartarla en cuanto los chillidos de Sasha llenaron el cuarto al comenzar Joey a desabrocharle la camisa. Era una contradicción de mierda, honestamente, porque podía imaginarme a la perfección lo jodidamente asustada que también estaría de encontrarme en esa situación y, aun así, seguir sintiendo una molestia tan fuerte hacia ella que me impidiese moverme de alguna manera para su beneficio. Podía ser que contribuyese el saber las verdaderas intenciones de Joey, pero eso no me evitaba la ligera incomodidad que me hizo mirar el rotulador hasta que el chico hubiese acabado. —Why, thank you, sir~ —murmuré hacia Joey tras levantar de nuevo la vista, recuperando en cuestión de segundos la actitud de mierda que había tenido desde el principio, y me acerqué a Sasha haciendo un puchero con los labios—. ¿Sabes, Sashie? Es una verdadera pena que hayamos acabado así. Si no hubieses sido tan orgullosa con la mierda de Daute y Maze, te hubiese ayudado encantada a conseguir dinero con actividades de dudosa moralidad. Such a pity, really~ Todo aquello lo dije susurrando mientras le quitaba el tapón al rotulado y tanteaba con ella, acercando la punta a su piel pero sin terminar de definir nada. Me encogí de hombros, dejando salir un suspiro algo dramático, y finalmente me incliné para empezar a escribirle encima de verdad. Me limité a la zona del vientre, principalmente, poniendo bien en el centro un "filthy thief" que acabó rodeado de otras palabras como "pathetic", "desperate", "copycat" o "attention seeker". Me erguí un buen rato después, con la sonrisa de pura cabrona plasmada en los labios, y decidí finalizar mi obra de arte escribiéndole en el escote, pequeño pero distinguible, un "whore" acompañado de un pequeño corazón al final. Di un paso hacia atrás, admirando el panorama mientras volvía a colocarle el tapón al rotulador, y me acerqué a Joey una vez decidí que estaba satisfecha con el trabajo realizado. >>Hazle una foto —le susurré cerca del oído, apoyándome en su hombro para alcanzarlo mejor, y me quedé con la mano ahí cuando terminé por ladear la cabeza al mirar de nuevo a la pelirroja—. Yo que tú me daba prisa en conseguir el dinero, linda. Y tranquila, nos tomaremos una copa en tu honor cuando me pagues~
Era probable que toda esta mierda fuera de lo peor que había hecho en mucho, mucho tiempo. Lo sabía, lo supe siempre y nada cargó la fuerza suficiente para detenerme. Ni ver el miedo en los ojos de Sasha, ni oír los sollozos que siguieron brotando de ella, ni las lágrimas que parecían hechas de sangre translúcida. Era imperdonable, era cruel y desalmado. Era lo que los monstruos en mi mente habían deseado desde que me descartó sin reparo, como si ante ella hubiera un pedazo de basura. A veces necesitaba arruinar a alguien más con tal de no pudrirme yo mismo. Era imperdonable y no sabía hacer otra cosa. Me quedé quieto, siguiendo los trazos que Alisha hacía sobre la piel de Sasha. Había permanecido quieta, intentando contener el llanto, con la barbilla en alto. Dios, era increíblemente orgullosa. Su vientre se contrajo un poco cada vez que la punta del marcador lo alcanzó. En algún momento indefinido abrió la boca. Fue bajo y plano, sonó lejano y aún así arrastró consigo un rencor incalculable. —No van a salirse con la suya. —Buscó mis ojos por primera vez en mucho tiempo—. Les juro que lo van a pagar. Le sonreí y solté el aire por la nariz, tranquilo. No había nada en mi expresión que pudiera evidenciar todo lo que acababa de hacer. —I'll be waiting, love. Vamos, hazlo. Castíganos como lo merecemos. Destrúyenos. Destrúyeme. Había ignorado, por supuesto, todo lo que Ali le dijo. Cuando ésta se alejó de su... obra de arte, observé su trabajo con la cabeza ladeada y estiré el brazo, esperando que me entregara el marcador. La observé y la observé, pensando que debía sentirse un jodido pedazo de carne en exposición, que las luces hacían las veces de infierno pero debía estar sintiendo un frío insoportable. Y la seguí observando, jugueteando con la mierda entre mis dedos, cuando Alisha se estiró y me susurró al oído. La sonrisa me descubrió la dentadura y fue absolutamente oscura. Not a bad idea, indeed. Me acerqué, noté que Sasha se tensó y no me hice de rogar. Junto al collage de palabras agregué "loner" y abajo de sus clavículas, bastante grande, la cifra que debía juntar. Los cincuenta y cinco mil yenes. —Así no se te va a olvidar, ¿verdad? —susurré, risueño, y no pretendí buscar sus ojos pues supe que no iba a concederme el placer. Suponía que ya estábamos acabando, ¿no? Fui a la mesada y deposité el marcador, luego regresé junto a Ali y busqué mi móvil del bolsillo. Apunté, enfoqué y saqué la foto. En serio daba pena. En serio la habíamos arruinado. —Tranquila, no es más que un seguro —avisé en voz alta, echándole un brazo a Ali encima de los hombros—. Esa foto morirá donde está en tanto pagues en tiempo y forma. Let's say... ¿dos semanas? Había buscado los ojos de Alisha para confirmar que el plazo le pareciera bien, y con eso resuelto no le di más vueltas al asunto. Comencé a caminar hacia la puerta, me detuve frente a ésta un momento y le eché un vistazo por encima del hombro. —You can stay here as long as you want, darling. Mi casa es tu casa~ Pedazo de hijo de puta. Cuando salimos del cuarto oscuro tuve que acostumbrarme a la luz ambiente y un peso extraño me solidificó el pecho. Fue un breve, muy breve instante, donde deseé convertirme en una tormenta y destruirlo todo. Deslicé el brazo fuera de los hombros de Ali, suspiré y apoyé las caderas al borde de la mesa, sacando el móvil. Me distraje en la pantalla y en la foto, las luces rojas, la silueta femenina tan vulnerada y las palabras negras, densas, como putas marcas de ganado. Era una declaración en sí misma. Un castigo y un pecado. Y podía servirme, ¿verdad? —En serio, qué giro tan curioso de los acontecimientos. —Suspiré, con la máscara de bufón bien ceñida al rostro—. ¿Así que el gang boy te folla y luego vende tu móvil tan fresco? That's low. Chasqueé la lengua un par de veces y meneé la cabeza en un gesto desaprobatorio. Al segundo, sin embargo, una sonrisa de mierda volvió a curvar mis labios y le mostré el móvil, muy risueño. —¿Qué te parece si repartimos algo de justicia para él también~? Contenido oculto me pregunto si mi alma tendrá salvación luego de todo esto spoiler: no
Le cedí el rotulador a Joey tras acercarme a su posición, observando cómo iba hacia Sasha para aportar su propio granito de arena al desastre que ya le había hecho, y la repasé con la mirada mientras me cruzaba de brazos, dejando salir un suspiro fugaz en el proceso. Que lo íbamos a pagar, decía, y honestamente tenía ganas de ver cómo lo intentaba y si alguna vez de verdad lo conseguiría. Si alguien iba a lograr bajarnos de nuestro trono de sombras y humo. Joey le sacó una foto así cómo le había pedido que hiciese, sabiendo con plena seguridad que no había hecho ninguna falta que le explicase los motivos de la misma, y yo simplemente asentí con la cabeza cuando propuso como límite de tiempo dos semanas. How in Earth iba a conseguir tanto dinero en tan poco tiempo era algo que no sabía, pero que obviamente tampoco me interesaba demasiado. Me dejé llevar hasta el exterior del cuarto oscuro, a la sala de club propiamente dicho, y tuve que entrecerrar los ojos por culpa del cambio de luz. Se sentía cómo si genuinamente hubiésemos vuelto a la Tierra desde un hueco en el infierno, y esa simple idea bastó para hacerme asumir todo lo que había pasado ahí dentro, como si hubiese sido una especie de pesadilla sin materializar hasta el instante en el que pisamos de vuelta en la realidad. —He's a fucking asshole, that's what he is —prácticamente gruñí, volviendo a abrir los ojos por completo y echándole un vistazo de pura molestia a Joey, principalmente por Arata pero en una pequeña parte hacia él también. Tenía y no tenía derecho a estar enfadada con Arata; dos polvos no implicaban absolutamente nada para ninguno de los dos, y aun así no podía evitar sentir hacia él una rabia casi tan visceral como la que había sentido hacia Sasha. Poco me importaba si había sido plenamente consciente de que era mi móvil o no, porque la cuestión era que seguía siendo parte del problema y quería que pagase por ello de igual manera. No hizo falta que Joey me explicase nada, a decir verdad, pues de alguna extraña manera supe la nueva idea de mierda que había tenido solo con compartirle la mirada tras haber observado la foto de su móvil un par de segundos. Le indiqué que la empezase a imprimir con un gesto de cabeza, y en lo que salía, me dediqué a buscar un rotulador rojo entre las cosas del club. Cogí la foto en cuanto estuvo impresa, esperando un par de segundos a que se secase por completo, y le di la vuelta para poder escribir sobre el papel: thx for the tip, love. xoxo. Se lo enseñé a Joey con una sonrisa satisfecha, me acerqué para dejárselo en la mano y después, surgido de un impulso que no supe definir muy bien de dónde salió, me lancé a sus labios con bastante ímpetu. Fue un beso bastante corto, pero también jodidamente intenso, y cuando me separé lo suficiente para recuperar el aliento, me di cuenta de que me había enganchado con algo de fuerza extra a la tela de su camisa. >>¿Bajamos y le dejas el regalito a nuestro querido gang boy en lo que yo salgo a fumar un poco, honey~? —susurré, prácticamente sobre sus labios al no haberme decidido a alejarme por completo de él. Contenido oculto igual deberías dejar de encargarle todos los trabajos sucios a joey, pedazo de imbécil (?) also, asumí algunas cosillas en el post porque ya lo hablamos por privado, pero cualquier cosa ya sabes que me puedes decir sin problemas y se quita o edita uwu y no sé si querrás seguir roleándolos, en cuyo caso te los puedes arrastrar hacia abajo sin problema, pero si no, pues ya sabes que ha sido todo un placer culposo haber roleado todo este mess contigo <3
Contenido oculto Quedarme sola allí no resolvió nada. Incluso cuando Joey y Alisha abandonaron el espacio, cuando sus voces se difuminaron y oí la puerta de afuera, no se resolvió nada en absoluto. Lo que había parecido una porción de infierno ahora se había transformado en una cueva helada. Seguía siendo roja, roja y negra, pero las paredes retrocedieron y me negaron lo que, de repente, se había vuelto mi único abrigo. Estaba vacía, silenciosa y fría. Vacía, silenciosa. Y fría. No sé cuánto tiempo permanecí inmóvil, con la mente anulada y las ilusiones reiterándose unas sobre otras. Estaba sola pero la voz de Alisha seguía ahí, las manos de Joey, la punta fría del marcador sobre mi cuerpo. Y se siguieron apilando, retrocediendo e insistiendo. Escuché a Cayden, hizo eco. Sus ojos de resina se entremezclaron con el alumbrado público, amarillo y blanco de a ratos, detrás era negro y, sobre ese lienzo, estallaron los fuegos artificiales. Daute llevaba aquella yukata oscura, soltó mi mano y mi dedo pinchó la máscara de Maze. Me prometieron que no volvería a estar sola, me preguntaron si me sentía desconectada, me dijeron que en mis ojos había nobleza. El techo se llenó de estrellas y Danny alzó su brazo al cielo. El teléfono de la sala provino de todas partes y de ninguna. Parpadeé y bajé la vista a mi propio cuerpo, a la tinta negra que estaba gritando. Me llevé las manos al vientre, arrastré los dedos, pero las palabras siguieron ahí. Pathetic. Insistí y mis manos se despegaron del pecho de Arata, revelaron un cuenco vacío donde había una luz imaginaria. Filthy thief. Resollé, la desesperación burbujeó en mi garganta y seguí insistiendo. El agua del lago y el cielo estaban prendidos fuego, y en la sonrisa de Eloise había muchísimo miedo. Desperate. Otro sonido me desgarró el pecho, hizo eco entre las paredes y las lágrimas ardieron tras mis ojos. El aire también quemaba. Insistí, insistí e insistí, hasta dejar marcados los caminos de mis dedos. Copycat. Pero no salía. Attention seeker. No iba a salir. No la entiendo. No iban a irse. Loner. No se irían nunca. Lo intento, pero no puedo. Estaría sola con ellos para siempre. Me quedé encorvada sobre mí misma, la realización me golpeó el pecho y el golpe rompió las represas. El corazón se me arrancó en cientos de pedazos, se precipitó por mi garganta y lloré. Dios, lloré como no recordaba haberlo hecho desde que Eloise murió. Me dejé caer en el suelo, hecha un desastre, y junté las solapas abiertas de la camisa contra mi torso desnudo. No pretendía ser silenciosa, pero me estaba desgarrando desde lugares tan profundos que no salía un sonido en absoluto. Ni uno solo. Y de repente, una avalancha. Tomé aire casi con desesperación, se arrastró por mi garganta como un trueno y me abracé a mí misma, flexionando las piernas, para esconder el rostro en el hueco de mi propio cuerpo. Lloré, lloré y seguí llorando, hasta vaciarme por completo. Estaba sucia. Humillada. Dolía. Y estaba sola. . . . No tuve idea cuánto tiempo pasó hasta que pude comenzar a calmarme. Seguía recluida en una esquina del cuarto oscuro, en el suelo y con las piernas flexionadas. Tenía apoyado el costado de la cabeza en el borde de la estantería y mis ojos no se movían de la pared más allá. Había sido un infierno primero, una cueva helada después, pero ahora su silencio me entumecía y no quería salir de allí. No quería. Ya no quería nada. —She moves like a ghost. —La canción del abuelo había aparecido en los costados de mi mente y mi voz, que desconocí, comenzó a deslizarse sobre el rojo y el negro—. Sleepless eyes and weathered bones. Era apenas un hilo, débil y vulnerable, la esquina doblada de una hoja y el aleteo de un ave. Se había manchado con las lágrimas, estropeado con el fuego y debilitado con la tinta. —She is glass, and stone, and all things in between. —Tenía los labios resecos y se adherían entre sí ligeramente con cada pequeña palabra—. And so it seems that she floats amongst the falling leaves. Y las lágrimas regresaron y la voz se me quebró un poco más. Cerré los ojos. —She is all the places that I have ever been. Y deseé como nunca antes que alguien me quitara de la vida que tenía. Que me regresaran el corazón al pecho. Que me dijeran que todo había sido un sueño. Contenido oculto now i'm the embodiment of ugly crying porque el five lo demanda, esta es la canción que canta al final
Que esta niña no tuviera pintas de corderillo asustado no sabía si le convenía o desfavorecía, la verdad. Tampoco estaba segura si se enteraba plenamente de lo que estábamos sugiriendo, pero de cualquier forma seguía siendo una joyita. Atendí a la conversación entre ambas con la sonrisa suave pegada en la cara, balanceándome ligeramente de lado a lado, hasta que Jean me preguntó si a mí me molestaría desviarnos al club. Alcé las cejas. —¿Yo? No, no, para nada. Ahora que lo pienso, hace mucho no saludo a Joey. —Deslicé la mirada a Alisha—. ¿Por qué no visitarlo? Como era usual en mí, me colé entre ambas y empecé a caminar en dirección al club. La puerta estaba cerrada y toqué de pura cortesía, hasta que oí la voz del muchacho permitiéndonos entrar. Estaba organizando un montón de fotografías que tenía desparramadas sobre la mesa, con cara de concentrado y los brazos en jarra. Sus ojos hicieron un movimiento rápido en nuestra dirección y cuando nos identificó fue que realmente nos prestó atención, suavizando la expresión y colocándose la sonrisita de charming boy. —Pero qué sorpresa tan encantadora —murmuró, relajando los brazos, y habló en general—. ¿Precisaban algo, señoritas~?
No tenía ni idea de lo que podría estar pasando por la cabeza de la chica nueva, pero para ser sincera tampoco me interesó dedicarle alguna cantidad de neuronas al asunto, así que simplemente me quedé esperando pacientemente, sin perder la sonrisa en ningún momento, hasta que la muchacha respondió a mi propuesta. Aceptó, por supuesto, y se me coló un atisbo de diversión jodida en el rostro ante su comentario inicial; cosa de un simple segundo antes de separarme de la ventana para liderar la marcha. Morgan no puso ningún problema tampoco, aunque esto no me sorprendió en lo más mínimo, y en cuestión de menos de un minuto nos plantamos en la puerta del club. La morena llamó a la puerta, la voz amortiguada de Joey nos invitó a entrar y así lo hicimos, recibiendo también su sonrisa más encantadora en cuanto nos distinguió inmediatamente después. Por mi parte, apenas les di tiempo a reaccionar a los demás antes de prácticamente tirarme encima del chico y plantarle un par de besos sonoros en la mejilla y cerca de la comisura de los labios. —The new girl is interested in the club~ —le informé, bajando la voz para que solo él me escuchase y con la misma sonrisa divertida de antes, y me separé después de un rato para volver a dirigirme hacia las chicas—. He's the boss~ —solté, mirando a Joey con los párpados ligeramente entornados, y me senté sobre una mesa cercana antes de señalar a la puerta del cuarto oscuro con el dedo índice—. Y ahí es donde la diversión ocurre. ¿A que sí~?
Jean Bernard Asenti cuando la chica me dijo que no habia problema, asi que no me quedo nada mas que seguirla cuando se dirigió hacia el club que quedaba por el mismo pasillo, ella se para frente a la puerta y la golpeó como pidiendo permiso hasta que se escuchó una voz desde adentro invitándonos a pasar, pasamos sin mayor por problema mas por mi parte y eso ya era algo raro, ya que me quede un poco atrás y cerré la puerta para quedarme pegada a ella con los brazos cruzados. Prácticamente la rubia se le lanzó encima, y para ser sincera eso de amigos no me convencía. Pero no era absolutamente nadie para investigar la vida de los demás, cuando la mia podria ser hasta peor. No me quedó nada más que ponerme a ver cada rincón del lugar con mi mirada observadora, y aqui era donde decia que todo lo que tuviera que ver con fotografías era lo mío, me interesaba y mucho hasta que mis ojos fueron a parar a la mesa donde habían un montón de fotos desparramadas después de observarlas mi ojos cayeron al famoso jefe, eso fue lo que murmuró la chica que estaba a su lado ¿no?. ¿Y cómo lo sabía? pues tener un padre estadounidense tenía sus ventajas, lo examiné de arriba a bajo hasta que note que la chica de su lado se sentaba en unas de las mesas y señaló el cuarto oscuro. Y en una cosa ella tenía razón, alla dentro empezaba todo. Me aleje de la puerta para poderme acercar a la mesa de las fotografías, mire al chico antes de extenderle mi mano et me présenter —Joey ¿no? je suis Jean —mi acento francés se asentó más que nada antes de lo que siempre aparecía en mi voz frialdad y diversión—. Creo que no hay ningún problema a que me inscriba no?
Aunque pudiera no parecerlo, a veces era un muchachito responsable. A veces. Quizá la escuela en general me importara una absoluta mierda, pero tenía el club de fotografía y allí me sentía bien. Honestamente, una parte de mí aborrecía la idea de haber utilizado el cuarto oscuro para ajustar las cuentas con Sasha; no porque la tía me importara, sino porque era mi espacio seguro. Y ahora estaba manchado. Nada que hacerle. Me había enfrascado demasiado en las fotografías frente a mí para prestarle alguna clase de atención a las posibles visitas; o al menos así fue hasta que supe quiénes eran. Tuve la muy genuina duda de qué hacía Ali con Morgan, y aún peor/mejor, por qué las acompañaba la chica nueva. Ali se acercó a mí y recibí su seguidilla de besos con una risa liviana, cuando se calmó deslicé una caricia por su cabello a modo de saludo y entonces se subió a una mesa. Regresé mi atención a las demás. Había oído a Alisha claramente, de modo que me enfoqué prioritariamente en la chica nueva. Obvié la tontería que había soltado sobre el cuarto oscuro, aunque Morgan se sonrió un poquito más justo antes de agachar la mirada un instante. Como había dicho antes, el club era lo único que me interesaba de la escuela, y por extensión también lo hacían sus potenciales miembros. En especial si eran señoritas~ Iba a hablarle, pero vi cómo se acercaba hasta extenderme la mano. Era occidental a cagar, y lo que se le revolvió en francés comprobó la teoría. Mantuve la sonrisa suave en mi rostro y le estreché la mano con movimientos cuidadosos, dándole un apretón delicado antes de dejarla ir. —Veo que mi reputación me precede —bromeé, liviano, y apoyé la mano en la mesa—. ¿Primer día y ya buscando apuntarte aquí? Debe interesarte bastante, I'm honored~ No tenía problema real en que se inscribiera, pero ya que las otras dos jodidas me la habían traído, mejor hacer valer el esfuerzo, ¿no? Me incliné sobre las fotografías que tenía desparramadas en la mesa y agrupé cinco. Todas pertenecían a una misma escena, mostraban una hamaca vacía en un parque, de noche. Las diferencias realmente eran mínimas, tanto de ángulo, como de enfoque y exposición. Se las presenté y me erguí, cruzando los brazos bajo el pecho. —Muy bien, ¿cuál dirías que es la mejor fotografía de estas?
Jean Bernard Observe por segundos al chico que tenía al frente antes de mirar cómo me correspondía el saludo, cosa que mantuve mi cuerpo algo tenso y solté su mano cuando el dejo ir la mía, de lejos se podía notar que era un chico algo difícil pero pensándolo bien vaya a saber yo donde me vine a meter. Desvié mi vista una vez más a las fotografías y me dio una ganas terrible de reír cuando escuché su broma, lo mire de arriba abajo y una burla en mis ojos se asomó. ¿Reputación?. Primero no te conozco. Segundo ni quiero hacerlo.Y por último no sé de qué reputación me hablas. Deje pasar su broma, y me centre en la pregunta. —Si me interesa mucho, amo la fotografía es como mi segunda casa —puntualice y mire como agrupaba cinco fotografías y me la presentaba mire sus movimientos en cada segundo, y volví mi atención en las fotografías cuando se enderezo y cruzo sus brazos, mire atenta cada foto cuando escuche su pregunta. ¿Acaso me estaba probando?~ Las volví a repasar y note en cada una de ellas sus diferencias pero eran mínimas, todo comenzaba desde sus ángulos, los enfoques hasta las exposiciones. Era obvio que eran diferentes, pero siempre podría haber un error en una fotografía porque lo decía porque si querías tomar una foto de un ángulo diferente tenías que tomar en muchas cosas. O algunas. —Todas me parecen muy buenas pero hay un pequeñito error con los ángulos de las fotografías, por ejemplo en esta —la señale—. No sé en qué posición tenías la cámara pero con respecto al objeto que es la hamaca, al fotografiarla es de extrema superioridad, tener en cuenta hasta qué punto te situarías en la perpendicular del suelo y siempre saber que debe de ser, de por encima del sujeto fotografiado. Entonces en este caso hablamos de ángulo cenital. Ya que si no me recuerdo bien se trataba de un ángulo que incrementa aún más, y así cabe, la sensación de inferioridad —explique poco a poco hasta que llegue a la cuarta foto—. Y en esta se puede decir que solo te falto, utilizar un trípode, mantener el obturador abierto por más tiempo y dominar la luz. Mire cada foto y la observe con cuidado, bueno no es que era la master ni nada, yo aquí vendría hacer como la novata y el experto así que las observe por última vez y señale la que me faltaba : —Así que jefe me quedo con esta —la alce—. ¿Puedo saber con qué clase de cámara las tomaste?, hay algunas clases si no me equivoco ¿no?. Lo pregunto por qué están muy bien fotografiadas y claro siempre se debe de tomar en cuenta la calidad de las fotografías —alce mi vista para observarlo, y cruce mis brazos—. ¿Este era el problema que tenías cuando entramos?~
Había algo pedante en las formas de esta tía, como si se creyera la última Coca Cola del desierto y los demás fuéramos meros insectos. Pero bueno, daba igual. No se estaba metiendo precisamente en la guarida de las personas más dóciles y pacientes de la Academia, así que ya vería pronto de cambiar los modos. Después de todo era el jefe, ¿no~? Mantuve la sonrisa animada en mi rostro, porque de hipocresía sabía un rato, y aguardé pacientemente a que analizara las fotografías. Mientras tanto, alterné la mirada brevemente entre Morgan y Alisha, guiñándole un ojo a la última. Cuando Jean se dispuso a hablar, aboqué mi atención a ella. Me hizo un poquito de gracia que se pusiera tan técnica, y se me ocurrió que hubiera interpretado mi pregunta como un examen de ingreso al club o algo. Qué va, sólo quería su opinión porque, efectivamente, no terminaba de decidirme entre las cinco opciones. Tampoco era el rey de los tecnicismos, muchas veces no les prestaba atención o me olvidaba la teoría. Era arte, iba más cerca del corazón. Por irónico que fuera proviniendo de mí. Al final se decantó por la última. Asentí, satisfecho, y junté las restantes en una pila. Cuando pillé la elegida, la detallé un segundo extra y se la extendí, señalándole el tablero a sus espaldas con un movimiento de cabeza. Estaba lleno de fotografías colgadas de por sí, pero aquí y allá había algunos huecos. —Muy bien, Jean. Puedes ponerla donde quieras, se suma a la colección. —Relajé las caderas al borde de la mesa y volteé hacia Ali—. Linda, ¿me pasarías la cámara que está a tu lado? Aguardé por ésta y le sonreí en agradecimiento antes de mostrársela a Jean. —Suelo usar esta, por eso las tuve que revelar todas. —Era una analógica, la Pentax K1000 para ser específicos. Tras alcanzársela, reajusté la posición y renové mi sonrisa—. Bueno, ¿bienvenida al club, entonces~? Puedes pedir el formulario cuando quieras y venir, suelo estar aquí la mayor parte del tiempo. Contenido oculto por acá voy cerrando con Joey y Morgan uwu
La reacción de la chica fue una absoluta delicia, tal y como había supuesto que sería en cuanto se me ocurrió picarla con el asunto de Joey. Era demasiado obvia, pobrecita, y yo sabía mejor que nadie lo efectivos que podían ser los encantos del muchacho, al fin y al cabo. ¿Era cruel aprovecharse de eso y echarle más leña al asunto solo porque me hacía algo de gracia? Quizás, ni idea; tampoco me estaba preocupando mucho por pensar en ello en esos momentos. —¿Mhm? ¿Loca? It's not that big of a deal. Y tranquila, que no me chivo~ —contesté, primero mirando hacia el techo con cierto aire pensativo y luego apretándola ligeramente de los hombros mientras le echaba un vistazo de reojo, ensanchando la sonrisa al conectar con sus ojos y escuchar su siguiente comentario—. Ah, claro. Hay actividades más divertidas que se pueden hacer con Joseph, I get that~ De verdad que no tenía vergüenza alguna. Y como no la tenía, más o menos a mitad de pasillo se me ocurrió una idea de mierda y dudé aproximadamente cero segundos antes de decidir ponerla en marcha, parándome en seco y dando media vuelta para redirigir nuestros pasos hacia el interior del pasillo. No dije nada, simplemente sonreí con aire risueño, y abrí la puerta del club de fotografía en cuanto llegamos a la misma, sin dignarme a llamar antes ni nada. >>Morning~! —saludé, cantarina, y empujé ligeramente a Jez hacia el interior antes de separarme para cerrar la puerta a nuestro paso—. Veníamos a saludar y alegrarte la mañana con dos bellos rostros. Lovely, right~? Y si hablaban poco, por qué no solucionarlo, ¿verdad? Si en el fondo era una celestina de lo más amable~ Contenido oculto Gigi Blanche HEYO, it's ali again trayendo gente al club como si fuese su casa de citas or smth (????
Sabía que mis reacciones no estaban ayudando demasiado o nada en absoluto, pero tampoco era experta en eso de disimular y si pretendía callarme, en general el rostro me delataba. No podía hacer mucho al respecto, estaba hecha a esa idea también y como tal ya no me sorprendía que la gente se sujetara a esas cosas para seguir tirando de las cuerdas que ponía a su alcance. Sentí el apretón en el hombro luego de que me dijera que no iba a chivarse, pero el cuerpo se me medio descontroló cuando siguió hablando y dijo que habían cosas más divertidas que hacer con el chico, encima soltó su nombre completo. Seguí presionando el bento contra mi estómago y tuve que hacer un esfuerzo consciente, tomando muchísimo aire de golpe, para controlar mi ansiedad. —Sigues dándole vuelta a lo que digo —advertí sin alzar demasiado la voz, no lo solté con molestia ni nada, pero el timbre de voz me seguía delatando lo otro. Que tenía los nervios de un conejo también, no solo las pintas. Alisha se detuvo en seco y algo en todo el cuerpo me dijo que iba a meterme de cabeza en el club, fue un jodido presentimiento, pero aún así si puse resistencia fue demasiado poco y lo hice muy tarde. El problema no era ver a Joey, ni en joda, pero que fuese Alisha la que me estuviese llevando cambiaba algo en esa configuración y pude que tardara demasiado en darme cuenta que, en general, casi siempre estaba sola con él. La rubia me empujó apenas hacia el interior y giré el cuerpo de golpe hacia ella un instante antes de que cerrara la puerta, toda la mata de cabello albino describió una curva y me golpeó el hombro contrario. No supe qué cara le puse a ella, tampoco me quedé mucho tiempo en esa dirección y me volteé de nuevas cuentas, sin saber ni cómo me ajusté los nervios revueltos para dedicarle una sonrisa a Joey. —Hola —saludé tratando de normalizar el tono, aunque golpeteé el bento con la yema de los dedos—. Espero que no te molesten las visitas.