Club de fotografía

Tema en 'Tercera planta' iniciado por Yugen, 17 Abril 2020.

  1.  
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

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    La puta cabrona me había buscado la entrepierna cuando la estaba tocando y mira, no necesitaba que nadie me lo dijera para darme cuenta que ya estaba más duro que la mierda. ¿Qué iba a decir? No era un tipo que se andara con muchas vueltas, tomaba lo que quería y mi cuerpo reaccionaba.

    Alisha se dejó hacer con una docilidad hasta estúpida y la mierda siguió bajandome los interruptores, uno a uno, hundiéndome en la más absoluta penumbra. Era oscuro y ominoso, la única luz que conseguía filtrarse irrumpía en tonos rojizos y engullía de un bocado hasta el más pequeño rastro de... bueno, luz real.

    Estábamos hundidos en nuestro puto infierno personal.

    Y me ponía de una forma demente.

    Joder, el gemido que brotó de su garganta al acariciarle el cabello debía ser hasta ilegal. ¿Tan caliente seguía? ¿De verdad? La sonrisa cagada seguía allí y no flaqueó ni un segundo. Es decir, ¿cómo iba a hacerlo? Teniendola allí, a mi entera disposición, con las manos atadas y presionando sus caderas contra mi entrepierna. Cuando podía hacerle genuinamente lo que quisiera y sabía que a la cabrona le iba a encantar. Me volvía loco.

    You, dirty little bitch —mascullé a su oído, dándole un golpe de caderas que la pegó con más ahínco a la mesa—. You better be ready, Ali.

    'Cuz I'm gonna fuck you, dear.

    So fucking hard.

    Anclé ambas manos en sus muslos, me erguí y deslicé las yemas hasta sus caderas. Afiancé el agarre y me encargué de echarle la falda por encima. No llevaba las bragas así que, como el puto cerdo que era, me concedí un momento para apreciar la imagen de su cuerpo desde aquella perspectiva. Solté una risa nasal vaga y estiré un brazo para alcanzar su cabello, confiriéndole caricias suaves, tan suaves que contrastaban un huevo con la situación real.

    —Las vistas desde aquí son toda una joya, te digo yo~

    La solté únicamente para desabrocharme los pantalones, bajarme también la ropa interior y me masturbé apenas unos segundos antes de volver a pegarme a su cuerpo. Me incliné sobre su espalda, cerniéndome como una puta sombra, y pellizqué su camisa para bajarsela lo más posible, dado que llevaba las muñecas atadas. Entre tanto, presioné mi miembro desnudo contra su intimidad y comencé a frotarme lentamente, marcando un vaivén constante con las caderas. Tensé la mandíbula.

    Joder, se sentía demasiado bien.

    Do you like it, baby? —murmuré a su oído, enredando los brazos en torno a su pecho para atajar sus senos y comenzar a masajearlos sobre el sostén; una clara nota de agitación se coló en mi voz pero me importó tres mierdas—. Do you want me to do... something else~?

    Colé entonces una mano dentro de la copa, alcanzando su pezón, y lo pellizqué con cierta cuota de fuerza añadida. Suspiré audiblemente encima de su oreja y le mordisqueé el lóbulo, mi voz salió áspera y demandante.

    Tell me. Tell me and I'll fucking do it.
     
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  2.  
    Amane

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    El cabrón me pegó más contra la mesa como respuesta a mi choque y lo único que pude hacer fue morderme el labio para ahogar otro gemido, sobre todo cuando volvió a hablarme cerca del oído. Se me coló una sonrisilla en mitad de sus palabras, como una hija de puta que ya ni pretendía controlarse. ¿Un poco de dirty talk también? ¿Íbamos a tachar media lista de kinks en un solo polvo? Bueno, ni que me fuese a quejar, la verdad.

    No podía ver del todo bien lo que hacía y eso me jodía bastante, aunque por otro lado eso le permitía a mi cuerpo estar mucho más alerta por sus movimientos y que acabase reaccionando aun más ante los mismos. Se me volvió a erizar la piel al sentir las caricias y un ligero escalofrío me recorrió la espalda cuando me levantó la falda, porque sabía que el estúpido se iba a quedar ahí viendo las vistas porque sí. Mi respuesta, por otro lado, fue abrir más las piernas.

    Pero bueno, tampoco iba a quitarle el placer o algo~

    —Eh~ Pues disfrútalas hombre, todo tuyas~ —solté, sin poder esconder el ronroneo que se me coló en el voz por las jodidas caricias en el pelo.

    Se separó lo suficiente para darme tiempo a conectar una o dos neuronas, poco más, y con ello darle el permiso para desconectarlas de nuevo segundos después. En la habitación hacía más calor que en el jodido infierno y aun así sentí un poco de frío cuando me bajó la camisa. No pude darle mayor importancia porque se volvió a cernir sobre mí, se dedicó a estimularme marcando un vaivén entre las piernas, se dedicó también a los pechos y lo cierto es que yo ya había vuelto a gemir hacía un buen rato.

    Todo mi cuerpo reaccionaba con una facilidad ridícula a todos los estímulos que me proporcionaba, pero en ese mismo instante el hecho de no poder aferrarme a algo con las manos solo hacía que todo se multiplicase y mierda.

    Mierda, se sentía jodidamente bien.

    Tampoco podía ser legal pretender que me diese la cabeza para contestarle algo en esa situación. Digo, algo decente, al menos. Pude asentir con la cabeza cuando preguntó si me gustaba, quizás por pura inercia, y solo logré atajar sus palabras de después porque aquel jodido tono demandante lograba activarme lo suficiente.

    >>Fuck me already —pedí, sin ninguna mínima intención de esconder el tono suplicante que había adoptado por mi parte—. Shit, Joey. Fuck me, please.

    Qué va, ninguna clase de dignidad me quedaba ya. Pero es que me daba realmente igual.
     
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  3.  
    Gigi Blanche

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    ¿Que disfrutara las vistas? Pero claro, vamos, ni que necesitara su permiso o algo. Es decir, el explícito, ¿no~? La cabrona ya andaba gimiendo como si no acabara de comerle el puto coño, de verdad a veces se superaba a sí misma pero vaya, no sería quien se quejara tampoco. Quemar calorías siempre venía bien, right?

    Su cuerpo reaccionaba bajo mis manos con una velocidad irrisoria y era más honesto que la mierda. Sus pezones endurecidos, su intimidad jodidamente húmeda, los gemidos vibrando en su garganta y el puto sudor perlándole la piel. Me seguía moviendo a un ritmo constante, disfrutando de sus respuestas, empujándome más y más hacia el borde del abismo. Hasta fundirme las neuronas, aflojar las cadenas y dejarme caer.

    Al fondo del pozo.

    Al mismísimo infierno.


    La ansiedad que se coló en la respuesta de la cabrona me arrojó un extraño impulso encima que me hizo tensar la mandíbula para no ir a cagarla de alguna manera diferente. El gruñido vibró en mi pecho y enterré el rostro entre la maraña de cabello para alcanzar su hombro y morderlo. No fue fuerte, no iba a lastimarla ni nada, sólo era una jodida bestia viciosa.

    Fuck me already.

    Alright, baby.

    Fuck me, please.

    Me erguí, rebusqué en el pantalón caído hasta dar con mi billetera y saqué un condón de su bolsillo. Rasgué el paquetito, me lo coloqué y volví a pegarme a su cuerpo. Reanudé la estupidez de frotarme contra su intimidad, lento y constante, y deslicé las tiras de su sostén por sus brazos para aflojar el agarre de las copas. Pegué la mejilla a su cabello, respiré con fuerza y volví a pellizcar sus pezones.

    Straight to hell.

    Solté una risa áspera.

    Straight to hell.

    Enredé un brazo en su abdomen.

    Straight to hell.

    Y la penetré.

    Fue repentino, profundo y sin aviso, como cuando colé los putos dedos. Me enterré dentro de ella y jadeé, acostumbrándome a la estrechez y lo jodidamente caliente que estaba allí adentro antes de comenzar a moverme. Qué va, ni siquiera arranqué lento.

    La follé como un hijo de puta.

    Marqué de inmediato un ritmo de mierda y comencé a golpear sus glúteos con mis caderas, el ruido se replicaba entre las paredes y me erguí, haciéndome de su cabello por pura maña. Los impactos acabaron pegándola al borde de la mesa y entonces arrojé todas las correas a la mierda, tiré de la cascada dorada y la follé, la follé y la follé. Tenía la mandíbula tensa y soltaba maldiciones en voz baja de vez en cuando, deleitándome con las putas vistas de su cabello, su trasero y todo. Para enmarcarlo, I swear.

    Oh, fuck —jadeé, enganchando un dedo al nudo de la corbata para jalar de su pelo también y obligarla a enderezar un poco el torso; cuando la tuve cerca atrapé su cuello al vuelo y la sostuve con fuerza, clavando las yemas de los dedos en sus mejillas—. Fuck, baby. Go on, let me hear you.

    Con la mano libre rodeé su cintura, sin dejar de penetrarla ni un puto segundo, y la arrastré sobre su piel hasta hacerme con uno de sus pechos para apretujarlo y básicamente hacerle lo que me viniera en gana.

    Igual sabía que le iba a gustar.
     
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  4.  
    Amane

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    Moví un poco la cabeza hacia un lado, en un intento de apartar el pelo al sentir que se inclinaba hasta enredarse en el mismo, y aun si al final no estuve segura de haberlo conseguido o no, lo cierto es que no me importó demasiado al sentir el mordisco sobre mi hombro. Había conseguido su objetivo, seguramente le había facilitado la tarea de alguna manera dejándole más espacio de piel, y digamos que era lo único importante.

    No tenía modo de saber que su intención inicial podía no haber sido esa y era probable que nunca lo supiese, aun cuando seguramente no me hubiese importado tampoco.

    Que se separase a buscar el jodido preservativo solo logró lanzarme una cuota importante de ansiedad encima, una que encima no podía cubrir de ninguna manera y que hizo que me cosquillease la yema de los dedos ahí en la espalda; una que for a hot second me hizo querer pedirle que se olvidase del condón y todo, pero me contuve a último momento. A veces se nos podía olvidar pero nunca nos pondríamos en ese riesgo a próposito y era bien consciente de ello, aunque se me fuese la puta pinza alguna que otra vez.

    Tampoco tardó mucho, si el cabrón estaba casi más excitado que yo con todo el asunto, y lo poco que había conseguido regularme la respiración volvió a desaparecer cuando regresó al movimiento constante de antes. Me intenté remover con impaciencia, pero logró distraerme con las tiras del sujetador. A decir verdad, sentía que cada pequeño roce me quemaba la piel, estaba jodidamente sensible pero, joder, y lo bien que se sentía.

    El silencio se extendió durante un breve segundo por la habitación, notando la expectación escalando por mi cuerpo con cada movimiento que nos acercaba más al objetivo final. Fue repentino, supe que lo sería, y aun así tuve que aguantar la respiración cuando lo sentí. Me tomó un tiempo acostumbrarme a la intromisión, al igual que a él, pero mi cuerpo no tardó en recibirlo con familiaridad en cuanto comenzaron las embestidas. Fueron directas, duras, pretendían desgarrarme y no podía estar gustándome más.

    Había acabado echando la cabeza hacia delante nada más empezar a follarme, apoyando la frente contra la mesa y ahogando los gemidos contra la madera, entre la mata de pelo que no dejaba de caer por todos lados de forma salvaje. Que se enredase en la misma no me molestó en lo mínimo, aparte de que venía siendo costumbre, pero cuando tiró del mismo para enderezarme pude notar como el chispazo de dolor me contrajo el rostro durante un segundo.

    Se había enganchado también del nudo de la corbata y el tirón hizo que se apretase más contra mis muñecas, haciéndome apretar los dedos y clavándome las uñas en las palmas de las manos con fuerza. Las sentía ligeramente entumecidas así que tuve que clavarlas con bastante fuerza para lograr sentirlas, y toda la acción conjunta me sacó un par de quejidos entremedias de todos los jodidos gemidos que no habían dejado de escalarme por la garganta.

    Y la mierda de agarrarme el cuello, el hijo de puta.

    Fucking hell.
    Shit —logré formular después de un intento de buscar algo de oxígeno extra, y aun así me salió con hilo de voz—. Go faster, fuck. Joey, I'm-

    Ni de coña.

    No podía formular una frase con sentido por mucho que lo intentase, por lo que desistí y solo seguí pidiéndole más, más fuerte y más rápido entre los gemidos, jadeos y gruñidos. Me clavé más las uñas en la piel y simplemente disfruté cada jodida embestida como una puta desgraciada hasta que llegase la última.

    ¿Podía perfectamente haber acabado y aventarme el post del after-sex? Sí. Pero es que no me apetece aún, la verdad (?)
     
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  5.  
    Amane

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    Solté una risa ligera con su comentario, simpleente encogiéndome de hombros a modo de respuesta. Eh, ni idea, quizás la contase como cita si todo salía bien y por algún motivo conseguía alegrarme lo suficiente antes de separarnos~

    En gran medida me dejó hacer según me apeteció, a excepción del pequeño tirón que me dio justo antes de salir de las duchas y que me pilló completamente desprevenida. No me hubiese llegado a molestar si de repente me rechazaba, ya se había visto que simplemente iba a mi rollo y si eventualmente algo no me convenía lo descartaba sin más, pero no fue eso lo que hizo y un poquito sí me alegré aun así. Recibí el airpod que me dejó sin mayor queja y recuperé la sonrisa cuando la música comenzó a sonar.

    El gimnasio ya se había vaciado, como era de esperar, y aunque no fuese yo ni de lejos una persona vergonzosa, igual agradecí que no hubiese nadie por ahí cuando noté que la chica se ponía a bailar y me arrastraba con ella al asunto. Me subí al tren en menos de un segundo, vaya, y me dejé girar por ella sin interponerme en ninguna de sus intenciones, soltando alguna carcajada baja aquí y allá.

    No estaba especialmente sensible en aquel momento, aunque ya había quedado claro que tampoco era muy difícil conseguir meterme en ciertos moods específicos con tan solo un par de acciones o palabras, y el hecho de sentir su mano en mi cintura y que se acercase un poquito demás a mi rostro no estaban ayudando en absoluto a que pretendiese comportarme decentemente.

    Mucho menos cuando, justo al tenerla tan cerca, me cayó encima la idea de a dónde podíamos ir a acabar el receso.

    —Está chula la canción —comenté, pretendiendo disimular la sonrisa sedosa mientras avanzábamos hacia el exterior del gimnasio.

    Hice una parada rápida a mitad del pasillo de la planta baja, todo para comprar unas barritas de chocolate de la máquina expendedora, y luego seguí arrastrándomela a paso ligero hasta alcanzar el tercer piso. La canción ayudó bastante a que mantuviésemos la caminata rápida, aunque de por sí era capaz de darme bastante prisa cuando me interesaba llegar rápidamente al objetivo.

    Cuando llegamos a la puerta que estaba buscando fue que finalmente me digné a soltarle la mano, todo con tal de entreabrir la misma para asomar la cabeza y comprobar que no hubiese nadie dentro, y ya después la invité a entrar con la energía de siempre. Le eché un vistazo a la sala principal, repasando las fotografías por pura manía, antes de arrastrarme hasta la otra puerta y colarme en el interior del cuarto oscuro.

    >>¿Alguna vez has estado en una de estas? —pregunté en lo que entraba a la habitación, bajando un poco el tono de voz en el proceso—. Son muy curiosas~

    Me subí a una de las mesas que había dispuestas en su interior, habiendo acomodado las cosas antes para no ir a destrozar nada, y decidí abrir el paquete de chocolate que había comprado antes mientras esperaba a la decisión de la chica.

    Solo esperaba que Joey no se molestase conmigo por usar su club a mi beneficio~

    Por supuesto que los dados del demonio nos iban a tirar aquí y no a la opción inocente, no sé que esperaba (?)
     
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  6.  
    Gigi Blanche

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    Alisha se dejó hacer, sólo confirmando las ideas que me había hecho con respecto a ella. Era una chica de lo más simpática, ¿verdad? Relajada y divertida, también. Sonaba a que había dado con una joyita, vaya suerte la mía. A ver si perdía cosas más seguido, si eso implicaba conocer gente cool~ Aunque ¡eso no significaba que no quisiera mi gorro de vuelta!

    Dijo que la canción estaba chula, me limité a asentir con cierta chispa de alegría y el resto corrió. Fuimos de la mano todo el rato, cosa que me hizo gracia pero no me quejé en ningún momento ni pretendí modificarlo. De repente debíamos parecer besties desde el preescolar y era para mearse de risa, en verdad. Aguardé en lo que compraba las barras de chocolate, cosa que hasta me pareció cute, y si acaso comenté al aire que en mi escuela anterior no había de esas y siempre las había echado en falta. Nada relevante, en definitiva.

    La seguí, pues, hasta el tercer piso. Intenté recordar qué me había dicho Maze que había en este piso pero ni modo, si de casualidad había archivado su apodo y sólo porque era cortito y sencillito. De la forma que fuera había carteles, por supuesto, como en cualquier escuela decente, e ingenua yo con lo primero que pensé al verlo.

    —¿Eres parte del de fotografía, Ali?

    Me colé dentro una vez me invitó a hacerlo y también repasé las fotos que había colgadas, ¡estaban muy buenas! Me distraje en eso, de hecho, cuando noté el sonido de otra puerta y medio giré el rostro en su dirección, notando que la chica se adentraba en... ah, un cuarto oscuro. Como esos de las pelis. Volví los ojos a las fotografías, me di por satisfecha y sonreí con suavidad en lo que la seguía dentro. Liviana, risueña, como si no me enterara de una mierda.

    A pesar de haber cazado sus intenciones al instante que se metió ahí.

    —¿Vas a enseñarme a revelar fotos~? —pregunté, en voz baja, y ya que le venía bien a mi argumento me permití cerrar la puerta a mis espaldas.

    Que si había luz se dañaban, ¿o no?

    Seguí sus movimientos en lo que se acomodaba en una de las mesas, no me molesté mucho en disimular que recorrí su cuerpo con la vista y me fijé en sus ojos al sonreír y menear la cabeza, despegando la espalda de la puerta para irme acercando lentamente a su posición. Las luces rojas hacían que todo fuese un poema, la verdad.

    —Nop, nunca. —Me detuve frente a ella, sin dejar gran distancia, y cambié la canción que estaba sonando para nosotras antes de regresar la vista a sus ojos—. ¿Curiosas? ¿Por qué?

    Como para que se me zafaran uno o dos cables.


    técnicamente corresponde al próximo post(??? así que dejo la rolita acá teehee
     
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  7.  
    Amane

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    Imaginaba que el comentario de las máquinas expendedoras lo había dicho por decir, principal motivo por el que simplemente le respondí que tenía que ser un coñazo no haberlas tenido, pero la verdad es que la tontería me recordó a que nunca me había visto en aquella tesitura. Incluso back home in the States, papá siempre se había asegurado de que fuese a una buena escuela aun si, objetivamente, era una pérdida de tiempo y dinero, así que me había acabado acostumbrando a aquellas comodidades incluso sin darme mucha cuenta de ello.

    Luego llegamos a nuestro objetivo y asentí un par de veces con la cabeza cuando me preguntó si era parte del club, dejando salir también un sonido afirmativo mientras lo hacía. Ya se sabía que no tenía yo toda la paciencia del mundo para pararme a sacar fotos, mucho menos tan bonitas como las que Joey conseguía hacer, pero eh, hacía mi parte de contribución cuando lo acompañaba o dejaba que me echase fotos cuando quisiese, ¿o no~?

    —Eh, si quieres puedo intentarlo —contesté a lo de revelar fotos, sin disimular la risa baja que la idea me sacó aun así—. Pero no soy ninguna experta, te aviso~

    Al fin y al cabo, solo había pillado algunas cosas al azar de las veces que me había colado a acompañar al chico cuando me aburría en algún receso o algo por el estilo, así que no era para nada fiable. Que vaya, no había sido mi intención al traerla ahí y algo me decía que ella era más que consciente, pero igual no me gustaba rechazar a chicas bonitas en sus pedidos solo porque sí~

    La seguí con la mirada desde el segundo que cerró la puerta a su paso, motivo por el que volví a pillarla mirándome, aunque a decir verdad se notaba que no pretendía disimularlo en absoluto. Yo tampoco lo hice, qué va, no le aparté la mirada de encima ni un segundo y decir que prácticamente me la estaba devorando con la misma mientras caminaba era decir poco.

    Eh, que no se me juzgase porque lo único que había recibido en esa semana habían sido rechazos por todos lados~

    Cambió la canción que estábamos escuchando y fue realmente lo último que necesité para entrar en el mood de mierda, recibiendo su mirada con la sonrisa sedosa ya extendida por mis labios. Saqué una de las barritas de chocoalte de su envoltorio y la extendí hasta dar con su boca, presionando el dulce sobre su labio inferior para instarla a separarlos y que le diese un mordisco.

    >>El silencio, la luz roja que lo cubre todo... ¿no hace que se te vaya un poco la pinza con este ambiente? —murmuré, habiendo bajado la vista para seguir el movimiento de sus labios con la estupidez del chocolate, y la regresé hacia arriba justo después—. Porque a mí sí~

    No le di mucho tiempo a responder, de todas formas, porque fue terminar de hablar e inclinarme hacia delante para buscar unir mis labios a los suyos, acunando su mejilla con mi mano libre en el proceso. Fue un contacto superficial, de todos modos, porque aunque había interpretado todas las señales como positivas para lanzarme a besarla, prefería esperar a ver si me acababa correspondiendo o no.

    Y espereaba que lo hiciese, claro~

    Bueno, ali-chan con una chica bonita en hornyland y THE JOKE'S ON YOOOU sonando, no pude controlarla ni vergas (?)
     
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  8.  
    Gigi Blanche

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    ¿Así que era parte del club de fotografía, el cual poseía un cuarto oscuro, pero ella no sabía revelar? Me sonaba a pure bullshit, aunque siempre me daba pereza juzgar a la gente y, de hecho, si lo pensaba dos segundos me tiraba más a la opción de que fuera parte del club, sí, pero más como modelo que como fotógrafa. Y no la culpaba, a ver, 'cuz same.

    Lo de que me enseñara a revelar fotos era pura mierda y su respuesta no aportó mucho más a la cuestión, así que lo dejé correr. Me acerqué, entonces, ella siguió mi recorrido y ya era bastante evidente que las cosas iban a irse un poquito al carajo. ¿Tres días en la escuela y ya consiguiendo acción? Hombre, tenía que ser un nuevo récord o algo, y su puta madre iba a quejarse.

    Seguí sus movimientos en silencio, la vi abrir la barrita de chocolate y regresé a sus ojos apenas adiviné sus intenciones. Llevaba una sonrisa de lo más jodida en la cara, si no las conocería, y tardé medio segundo en reflejarla. Sentí entonces la barrita contra mis labios, los separé sin problema y le di un mordisco pequeñito. Sin dejar de mirarla, claro.

    Eh, estaba rica~

    Reajusté ligeramente la posición en lo que masticaba, acomodándome un poquito más cerca de su cuerpo y liberando mis manos. Su voz me alcanzó baja, algo opaca, parpadeé lento y ladeé la cabeza, pasando finalmente el bocado de barrita. Lo tenía escrito en la puta cara, si esta seguro era más salida que yo, y no me dejó tiempo para responder o replicar nada. ¿Llevábamos veinte minutos de conocernos?

    Well, whatev.

    Recibí sus labios sin una pizca de tensión en el cuerpo, de hecho sonreí contra ellos y puse las manos en movimiento al puto instante. Su beso fue superficial, para tantear terreno más que otra cosa, y mira que dejaría esperando a una chica tan bonita. Alcancé sus hombros, tracé el contorno de sus brazos y ladeé el rostro, para profundizar el beso al tiempo que alcanzaba a enredarme en su cintura. Me aproveché del bug para acercarme aún más, incluso la insté a separar las piernas y me entretuve allí, besándola con unas ganas bien jodidas.

    debería haber posteado antes porque kinda pensé que iba a poder cerrar la interacción pERO NI MODO, GABI

    NI MODO
     
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    Amane

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    Era obvio que no me paraba demasiado a pensar las cosas, mucho menos cuando tenía tantas ganas acumuladas y se me presentaba una oportunidad de oro como aquella, pero estaba bastante segura que hasta yo misma me estaba marcando un récord con aquello. ¿Pretender liarme así con una chica de la que apenas conocía su nombre? I mean, props for me, right?

    Un poco había seguido tanteando el terreno con la estupidez del chocolate, aunque algo dentro de mí prácticamente tenía asumido que se iba a subir al carro sin ningún inconveniente. Lo hizo, claro, y yo me comí todo el espectáculo sin perder detalle alguno, así fuese bastante light por la situación en la que estábamos, y, ¿qué podía decir? Solo consiguió echarle más combustible al fuego.

    No se apartó, aunque tampoco mentiría al decir que era exactamente lo que esperaba, y sentí su mano alcanzándome el hombro prácticamente al instante. Me sonreí apenas durante un segundo, en medio del beso, justo antes de notar que ladeaba la cabeza para profundizar la unión. Hice lo mismo, separando las piernas en el proceso para dejarla que se acomodase como le diese la gana, y tanteé la mesa para dejar el chocolate sobre el envoltorio y poder enganchar la mano en su nuca.

    Me eché un poco más hacia delante en la mesa, cosa de pura inercia, y la mano que había estado en su mejilla se deslizó hasta alcanzar a dar con su pelo, enredando los dedos en la melena sin demasiado cuidado. Con todo eso también decidí colar la lengua en su boca, solo probando un poco el espacio antes de finalmente dignarme a separarme.

    Me quedé a apenas un centímetro de su rostro, con la jodida sonrisa de siempre, y me humedecí los labios con la punta de la lengua antes de erguirme y quitarle las manos de encima, no sin aprovechar para acariciarle la piel hasta el último segundo que me fue posible.

    —Ahora sí que podemos considerarlo una primera cita, linda~

    Yo iba a responder a otras cosas pero oh well, la calentura ganando como siempre

    also, lo dejé así medio abierto por si los casos but anyways, fue super divertido de rolear y me alegra que al fin se hayan conocido las american gals osi osi so hot 7u7
     
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    Gigi Blanche

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    Quizá fuera una tontería, de hecho claramente lo era, pero la idea de ver otros bocetos de Kenneth me emocionó un poquito. No dudaba que estuviera relacionado a que me había hecho un dibujo y que ese gesto, por alguna razón, lo hubiera colocado en una suerte de top imaginario de artistas; era como si... me sintiera aún agradecida y quisiera compensarlo mostrando interés. Alentándolo, incluso, aunque no hiciera falta ni nadie me lo hubiera pedido.

    Volqué mi atención en él cuando Joey se fue y relajé la espalda contra la pared. Me alegraba que todo fuera bien. Kenneth me regresó la pregunta y bufé bajito, soltando una risa inmediatamente después.

    —Ha estado algo... agitado, de hecho —reconocí, encogiéndome de hombros—. Estuve enferma y tuve un par de problemas en el trabajo, pero ¡eh! Lo que importa es la actitud, ¿cierto?

    Había girado el rostro para mirarlo, por lo cual, al enderezar el cuello, repasé el paisaje brevemente. Una sonrisa vaga se mantuvo en mi rostro, que se amplió al recordar el festival. Mis manos se habían distraído jugueteando entre sí y rocé la textura de la pulsera, esa que compartía con Maze.

    —Pero sí, no nos veíamos desde el festival. Qué rápido pasa el tiempo, ¿eh?

    Joey y el conserje aparecieron en mi campo de visión con unos cuantos metros de distancia. Volteé hacia ellos, despegué la espalda de la pared y les dejé espacio para que... bueno, hicieran lo que tenían que hacer. Había acabado acercándome a la ventana y me distraje ahí hasta que la puerta, por fin, estuvo arreglada. Joey le agradeció el hombre con una sonrisa llena de alegría y le presentó el club a Kenneth como si fuera un puto castillo de cristal. Los seguí tras unos segundos.

    ¿Era mucho pedir que usara esa simpatía siempre? No parecía fingirla para Kenneth.

    ¿Por qué conmigo era un hijo de puta, entonces?

    ¿Qué le había hecho?

    ¿Qué había hecho mal?

    —Bienvenidos a mi humilde morada —lo escuché entonar con voz pomposa, rodeando la mesa principal para irse directamente al tablón donde tenía cualquier cantidad de fotografías colgadas—. Aquí suelo poner mis fotos favoritas, pues porque sí, por allá están las cámaras, los accesorios, y esa puerta es el cuarto oscuro.

    Luego se dejó caer en una silla y le sonrió a Kenneth. Yo me acerqué al dichoso mural, detallando las fotografías. Eran... eran muy buenas, de verdad.

    Alright! —exclamó a mis espaldas, y me tomó varios segundos medio girar el torso—. Your turn, Prince Charming.
     
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    Amane

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    Kenneth.png

    Era cierto que no conocía a Sasha de hace mucho y que, técnicamente, solo habíamos coincidido un par de veces desde que había llegado a Japón, pero eso no me impidió en absoluto preocuparme por ella cuando escuché que no había pasado tan buenos días. Fruncí ligeramente el ceño, acompañando el gesto con un mueca de labios, aunque al final me obligué a relajar el semblante al pensar que, por la manera en la que había respondido y el carácter que más o menos le había asignado, Sasha no era el tipo de persona que buscase o quisiese recibir la lástima de los demás.

    Sorry to hear that... pero parece que ya estás mejor, ¿no? Me alegro~ —acabé por contestar, dedicándole también una pequeña sonrisa, y asentí con la cabeza cuando siguió mencionando el festival—. It sure does. Quizás podamos volver a almorzar juntos un día de estos, para que no pase tanto tiempo entre las veces que nos veamos, ¿qué te parece? —añadí, elevando aún más la comisura de mis labios y dándole un ligero codazo de nada en el brazo mientras le proponía el plan.

    No mucho después, sin embargo, Joey llegó finalmente con el conserje y me quedé observando con cierta curiosidad el trabajo que el hombre hacía hasta finalmente darnos acceso al lugar. Le agradecí también por la ayuda y me introduje en la sala tras despedirnos de él, siguiendo a Joey mientras nos iba haciendo el tour improvisado del club. No parecía un lugar especialmente grande, aunque quizás ganase bastante con el cuarto oscuro, pero parecía tener todo lo que el muchacho necesitaba y eso era lo único que importaba, al fin y al cabo.

    Me acerqué al tablón donde decía haber colgado sus fotografías favoritas, repasándolas a conciencia con la mirada, y le dediqué una nueva sonrisa ligera a Sasha, aprovechando que estaba haciendo lo mismo, antes de girarme para palmearle levemente el hombro al muchacho y rodear también la mesa para sentarme a su lado.

    >>Me gustan tus fotos, ¿eh? Se ve que tienen algo especial —comenté, mientras rebuscaba en la mochila para sacar el cuaderno de bocetos que solía llevar conmigo y dejarlo sobre la mesa, extendiéndolo hacia ellos—. Ahí están la mayoría de mis dibujos. Hay un poco de todo: retratos, paisajes, bodegas... así que diría que tenemos varias opciones a escoger para el proyecto. Now, ¿creéis que puedan servir para hacer algo con las fotos? Acepto toda clase de críticas, no worries~

    me da como pajita buscar bocetos que puedan reflejar cómo dibuja kenny boy, so te dejo total libertad de imaginarlo cómo quieras (?)
     
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    Gigi Blanche

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    Por suerte, encontré al conserje guardando unas cosas en su cuartucho del segundo piso, lo cual implicó no tener que recorrer la Academia entera en busca de su culo y lo agradecía. El hombre accedió y, en lo que recorríamos el pasillo de tercero, llegué a escuchar la propuesta de Kenneth para almorzar con Sasha. La muchacha le sonrió de inmediato y asintió, una chispa de genuina alegría iluminándole el semblante. Se veía muy bonita así, era algo que siempre le había reconocido desde que nos conocimos en primer año. Conmigo, sin embargo, nunca había compartido una sonrisa del calibre. ¿Qué sería? ¿Me habría olido lo cabrón desde el primer segundo? ¿Tanta pinta de hijo de puta tenía como para cancelarme right out of the blue, en serio? ¿O me había encasillado en una de sus categorías sólo porque así le apeteció? En definitiva, era posible que hubiera una única cosa clara.

    Sure, hon, I would love it —le concedió a Kenneth en un tono más que dulce, un segundo antes de reparar en mí y perder la sonrisa.

    Ambos habíamos sacado lo peor del otro, incluso sin pretenderlo.

    Les presenté el club brevemente y me dejé caer en una silla, aguardando por alguna reacción o respuesta de su parte. Las fotografías que tenía colgadas en el tablón eran bastante anárquicas, aunque la mayoría se manejaban dentro de espectros relativamente abstractos. Aparecían luces y sombras, juegos entre ellas, paisajes, objetos cotidianos, y si había personas, servían a cierta composición o como siluetas difusas. No era muy de los retratos, al menos no en las fotos que me gustaba colgar ahí. Nunca me cuestioné por qué.

    Le sonreí a Kenneth con entusiasmo y me dediqué a su cuaderno apenas lo dejó sobre la mesa. Oí que Sasha se acercaba a nosotros y su cuerpo generaba una sombra ligera en lo que bloqueaba parcialmente la luz natural de afuera, aunque por los tubos fluorescentes de la sala no significaba una molestia. Sólo era un recordatorio de su presencia allí.

    Podía no parecerlo en absoluto, pero odiaba la idea de que ella estuviera ahí, en mi espacio seguro.

    Los bosquejos del muchacho se veían más que bien, se notaba su facilidad para comprender las formas y volcarlas sobre una hoja de papel.

    —Yo creo que sí —concedió Sasha, con las manos al borde de la mesa y el cuerpo ligeramente inclinado en nuestra dirección, cosa de ver los dibujos sin sentarse—. Son muy buenos, Kenny.

    —¿Quizá podamos hacer un trabajo comparativo? —sopesé, más bien pensando en voz alta—. Por ejemplo, que tú te bases en una foto que haya sacado para dibujarla. No tiene que ser exacta, quizá puedas hacerle modificaciones en cierto estilo para... no lo sé, ¿comparar dos tipos de artes diferentes? Y cómo basándose en un mismo material pueden arribar en resultados diferentes.


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    Amane

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    Si hubiese sabido lo que la tal Adara había pensado tras mi presentación tan amable, seguramente me hubiese reído con ganas porque qué chiste, honestly, se notaba que era una novata en aquella escuela. Sin embargo, no tenía ni idea de lo que había pasado por su cabecita, y por suerte tampoco me importaba demasiado, así que seguí mi camino hacia el aula super unaware of everything.

    La clases fueron aburridas como siempre, el receso un coñazo porque Joey andaba de buen estudiante con el proyecto y, al fin, la tarde fue relativamente mejor. Granny había vuelto a casa hasta la semana siguiente, y yo por suerte había acabado todas las tareas que me había dejado durante el fin de semana, así que estaba realmente contenta y me invitó a tomar un helado mientras nos poníamos al día. También me hizo mi plato favorito para cenar, considerando que había tenido demasiada comida precalentada aquellos días, y terminé el día pensando que no había sido un mal inicio de semana at all.

    Aiden seguía sin molestar, y conociéndolo seguramente me dejaría en paz en tanto mi abuela estuviese en casa, por lo que no iba a dudar en aprovechar aquellos días de tranquilidad a mi favor. Y eso aplicaba a no tener que preocuparme por el proyecto, aunque tenía que admitir que estaba poniendo todas mis esperanzas en que las otras serían responsables y se encargarían de hacerlo incluso sin mi presencia. Odiaba admitirlo pero seguía teniendo que mantener el teatro de niña buena para mi padre, al menos hasta que cumpliese la mayoría y pudiese dejar de depender de él económicamente, así que iba a tener que meter mano si al final veía que no avanzaban.

    Por el momento me daba relativamente igual, así que seguí a mi rollo ignorando a los profesores hasta que llegó el receso y escuché la voz de Joey a mi lado, invitándome a acompañarlo cuando volviésemos a casa.

    Sure~ —murmuré, dedicándole una sonrisa mientras lo veía alejarse.

    Me quedé un rato en mi asiento, haciendo algo de tiempo en instagram mientras sopesaba las posibilidades de qué podría ser lo que Joey querría decirme a la vuelta, y cuando finalmente me decidí a salir del aula, no pude evitar caer en la tentación de cotillear en el club de fotografía al distinguir varias voces en su interior.

    —Suena a un buen plan para mí —distinguí que decía, acercándome más a la sala, una voz masculina que no reconocí—. ¿Y quizás Sasha y el otro chico puedan hacer lo mismo pero desde un punto de vista más "amateur"? Así tenemos una comparativa entre artes y experiencia, de alguna manera.

    That sounds fun~ —canturreé, asomando finalmente el cuerpo a través de la puerta, y dejé ver una sonrisa deslumbrante en cuanto los presentes centraron su atención en mí—. Sorry to intrude, me dejé algo aquí el otro día~

    Me dirigí al cuarto oscuro, así como si nada, y salí después de varios segundos, tras haber recuperado unas galletas que dejé ahí quién sabe ya cuando y por qué. Deslicé mi mirada de nuevo hacia el grupito cuando puse un pie fuera de la sala y mis vista acabó notando al cuaderno que había delante de Joey, lo que hizo que me picase la curiosidad y me acercase a la posición del chico. Ignoré a Sasha a la pasada y me quedé a espaldas del moreno, deslizando los brazos por sus hombros para medio abrazarlo mientras examinaba los trazos del papel.

    >>Those are really good~ —murmuré, levantando la vista para hablarle al otro chico que suponía era el autor de los mismo, y recibí su sonrisa de agradecimiento antes de ladear ligeramente la cabeza para poder repasar el perfil de Joey—. So... ¿hablando del proyecto? ¿Cómo lo lleváis~?

    well well look who's back (?)
     
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    Gigi Blanche

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    Mi idea tuvo buena acogida, al menos por parte de Kenneth, de modo que asentí con cierta cuota de ilusión a su respuesta. Estuve a punto de responderle cuando la puerta se abrió y apareció Ali. Honestamente me sorprendió, ni siquiera le había mencionado que estaríamos allí y no sabía si se trataba de una coincidencia o no; tampoco me interesaba mucho. Le sonreí como si nada, conteniéndome las ganas de voltear a mirar a Sasha. El chispazo de satisfacción, sin embargo, se propagó por mi cuerpo.

    Debía estar cagándose en nuestros muertos, ¿a que sí?

    Y me daba exactamente igual que se convenciera con ideas de mierda, pues a sus ojos ya era un hijo de puta y eso no iba a cambiar. No esperaba ni deseaba que lo hiciera. Podía malinterpretar todas las estupideces que quisiera, podía enroscarse en torno a ello y quemarse por dentro. Me daba igual.

    Parpadeé, algo curioso cuando Ali se metió en el cuarto oscuro, y recordé que había un paquete de galletas ahí dentro desde hacía rato; lo dejé estar, regresando mi atención al cuaderno de bocetos, pasando las hojas y tal.

    —Ah, el de este parque me gusta mucho. ¿Es aquí, en Tokyo? —le pregunté a Kenneth, en voz baja.

    Oí que Ali salió y alcé el rostro para despedirla, pero al parecer la chica cambió sus planes sobre la marcha. Su peso se echó sobre mi espalda y mi sonrisa se suavizó ligeramente, buscando uno de sus brazos para conferirle una caricia liviana. Recibí sus ojos, también, y estuve por responderle cuando Sasha se pronunció, retirándose del club.

    Yéndose a la mierda, más bien.

    No abrí la boca, la seguí con la mirada lo justo y necesario y volví a sonreírle a Alisha. A decir verdad, por mí mejor si se iba. Su presencia tampoco me hacía mucha gracia ahí adentro.

    —Bien~ Estuvimos viendo de hacer algo con mis fotografías y los dibujos tan buenos del muchacho aquí presente —canturreé, tranquilo, y una cuota de diversión se me coló en la voz—. ¿Y tú, Ali? Don't tell me, are you slacking off already?


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    Amane

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    En algún punto, la reunión tomó un aire muy diferente al que estábamos teniendo hasta entonces, y no fue muy difícil descubrir cuál fue el detonante de aquel cambio. La rubia que ya había visto un par de veces por ahí apareció de repente en el club, y no fue especialmente difícil hacer dos más dos para darme cuenta que debía conocer al otro muchacho de alguna manera, especialmente por la sonrisa que él le dedicó.

    Hubiese podido pensar que también conocía a Sasha, y seguramente sí se conociesen, pero fue justamente la reacción de ella la que me hizo creer que algo había cambiado en el ambiente, y no precisamente de buena manera. Y no era que su reacción hubiese sido obvia de algún modo, en absoluto, pero mi tendencia a estar prácticamente siempre analizando todo a mi alrededor hacía que notase mucho cambios mínimos en los demás.

    —Sí, es uno que hay cerca de mi casa y que fui a visitar hace unos días con mi hermana —le contesté a Joey, manteniendo la expresión liviana de siempre.

    La muchacha salió del cuarto oscuro no mucho después y era bastante probable que todos hubiésemos esperado que se fuese sin más después de ello, pero pareció cambiar de opinión a medio camino y vi como se acercó hacia el moreno hasta echársele encima; eso terminó de confirmar de manera bastante obvia mi teoría de su amistad, lo que me hizo sonreír con cierto aire satisfactorio.

    Sasha se excusó inmediatamente después de la escena, sin embargo, y por mi parte simplemente asentí con la cabeza antes de ver como partía hacia el exterior del aula. Si era o no verdad que tenía que ir al baño, bueno, tenía mis dudas, pero por mucho que pudiese saber lo que le pasaba a la gente, lo cierto era que no me agradaba especialmente andar inmiscuyéndome en asuntos ajenos aun así.

    Decidí centrarme en los dos que se habían quedado en el club, pues, y les dediqué una nueva sonrisa ligera cuando ambos halagaron de nueva cuenta mis dibujos. La chica me la correspondió por un par de segundos, antes de que Joey le hablase y se centrase de nuevo en él.

    Pf, of course —contestó, en un tono de queja tras resoplar ligeramente, y vi cómo se levantaba para acabar sentándose en la silla que había delante de mí—. Mi grupo es super aburrido, pero al menos son muy aplicadas así que se las apañarán perfectamente sin mí. Estoy con Jez, by the way~ —capté un cambio de tono en su voz al añadir aquella aclaración final, aunque no tenía manera de saber el por qué—. Hey, si queréis podéis usarme de modelo para el trabajo~

    —Había pensado que sería más fácil con objetos... —repliqué, bajando ligeramente la voz, al ver que se centraba de nuevo en mí con aquella propuesta—. No sé que opines tú, Joey.

    Boring~

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    Última edición: 5 Agosto 2022
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    Gigi Blanche

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    Repasé el club con la vista desde mi silla usual en la mesa, cargándome los pulmones de aire. Soltándolo. Estaba metido en un mood bastante particular desde hoy a la mañana; tanto, que siquiera me molesté en opinar respecto al estado en que apareció Ali dentro del aula. ¿Mojada y con ropa masculina encima? No era extraño, eso seguro, pero mis ojos imprimieron la imagen y la botaron al segundo. Podría haberme burlado de ella, hecho algún comentario imbécil, cualquier cosa. Pero no.

    Unos cuantos segundos pasaron, las manecillas del reloj repiqueteando sobre el silencio, y volví a respirar a consciencia. ¿Qué sentía? Era difícil definirlo. Tranquilidad, ¿apatía? No, más bien... ¿claridad mental? Tenía los sentidos afilados y el corazón, aunque disimulado, latía a un ritmo punzante. Era como si en cualquier momento pudiera saltar de mi silla y alcanzar la otra punta de la habitación.

    Emboscar.

    Y perforar.

    Sasha se había distraído hablando con el pelirrojo cara de bebé, así que tomé las suficientes cartas en el asunto y, apenas entré al club, le escribí a Ali pidiéndole que me avisara cuando viera a Sasha venir hacia acá. No respondió como tal, pero lo leyó prácticamente al instante y me di por satisfecho. Me quedé en mi silla, pues, hasta que el aparato sonó, se entremezcló con las manecillas del reloj y me incorporé sin prisa. Sin ninguna jodida prisa. Ya me sabía el plan a la perfección.

    Había sido mi idea, después de todo.

    Fui hasta la pizarra de fotos, recogí la pila de éstas que tenía preparada al borde de la mesa, y con fingida importancia comencé a disponerlas en el espacio. Las manecillas siguieron repiqueteando, el silencio convertido en una sustancia negra, espesa, que insistía en rezumar e inundar. Fue bastante repentino, aunque no lo suficiente para sobresaltarme. La puerta se abrió casi a mis espaldas y tuve que contener el impulso de repasar mis dientes con la lengua. Deslicé la mirada, pestañeando suavemente.

    Ah, yes.

    Welcome~

    Finally.

    Estaba claramente afectada y no me importaban los motivos; pensé, de hecho, que podía serme de enorme utilidad. Omití el detalle, le sonreí como si nada y le indiqué el cuarto oscuro con un movimiento de cabeza, regresando a la pizarra para hablarle.

    —Ya que estás aquí, Sasha, ¿podrías alcanzarme las fotografías que dejé allá? Sobre la mesada del fondo, junto a la estantería de aluminio.

    No recibí respuesta como tal, así que dejé pasar unos segundos hasta volver a mirarla. Seguía en el mismo lugar. La atención pareció reactivarle las neuronas, asintió y obedeció. Lucía jodidamente aturdida y cuando su silueta desapareció en la oscuridad de las luces rojas, regresé las fotografías al borde de la mesa. Dios, estaba a nada de reírme. ¿Por qué siempre, siempre, siempre nos salían las cosas bien? ¿Por qué éramos unos auténticos hijos de puta y el universo parecía obrar a nuestro favor?

    ¿Quién podía ser el desgraciado que me la entregó así? ¿El pelirrojo que... era amigo de Shimizu?

    Poor little thing.

    Me moví en silencio, de manera fluida, navegué el alquitrán que rezumaba del suelo hasta alcanzar el umbral de la puerta y respiré. La observé desde allí, su espalda agachada frente a las estanterías, di un paso más y oscilé la puerta de un impulso suave. Se dio cuenta de inmediato.

    De la oscuridad que nos engulló.

    Se incorporó casi de un salto y me miró, en una mezcla absoluta de miedo y precaución, incluso amenaza. Sus facciones delicadas, su cabello siempre tan brillante, se habían opacado bajo las luces rojas y por fin, Dios, por fin me permití la sonrisa que ansiaba mostrarle. Era una presa y también el cazador, sabía que no me la iba a poner fácil y no tenía forma de explicarlo.

    Era casi excitante.

    Joey, what the-

    Easy —susurré, alzando las manos, y empecé a avanzar hacia ella lentamente—. Parece muy dramático, sí, pero sólo quiero hablar.

    No nos quitamos la mirada de encima ni un segundo, midiéndonos mutuamente, retándonos incluso; hasta que, de un momento al otro, lo hizo. Se movió hacia el costado con una velocidad estúpida, pero tenía los reflejos afilados a cagar y la cacé de los brazos con ambas manos. Se retorció, apreté, siguió luchando y apreté más. Un resollo abandonó su garganta, se mezcló con el mar de insultos que estaba mascullando en inglés y mi paciencia se tambaleó. Sabía que iba a resistirse. Era casi excitante.

    Nunca dije que no me enfadaría.

    Intenté aplacarla durante varios segundos, esperando que se cansara, pero no pasó y el alquitrán empezó a colarse por debajo de la puerta. Un cable chispeó, tensé la mandíbula y la empujé, colé mis piernas entre las suyas, la forcé a retroceder. Su cuerpo cedió, sus pies casi trastabillaron, nos chocamos la mesa central en el desastre y la afirmé contra la estantería. Con fuerza. El aluminio rebotó y el aire se le escapó de los pulmones.

    Silencio.

    Le sonreí.

    —¿Ya? —cuestioné, en un susurro tranquilo, y sus ojos me observaron bien abiertos—. Te lo dije, sólo quiero hablar.

    Se debatió mentalmente durante un rato, cada fibra de su cuerpo tensada, hasta que soltó el aire de golpe y la liberé poco a poco. Hacerlo me dio consciencia de cuán fuerte la había estado sujetando y retrocedí. No se movió demasiado, sin embargo, si acaso despegó la espalda de la estantería. El movimiento le comprimió las facciones apenas un instante.

    ¿La había lastimado?

    Quizá.

    —¿De qué quieres hablar? —encuestó, con la mala hostia de un animal enjaulado.

    Good girl.

    —De ti, Sasha —concedí, buscando la mesa para apoyar las caderas allí, y saqué el móvil de mi bolsillo; la luz de la pantalla me hizo entrecerrar los ojos y busqué un nombre concreto—. Pero no puedo empezar solo, como entenderás. —Me llevé el aparato a la oreja y aguardé; mi sonrisa se la comió Pierce—. Yes, babe. You may come already.

    Y lo vi en su cara. Lo sabía.

    She was fucking doomed.

    Estaba inquieta, pese a que intentara aplacarlo o disimularlo. No sabía si quería echarse a llorar, salir corriendo o genuinamente cobrarse mi sangre; puede que todas a la vez. De la forma que fuera, fue inteligente y se quedó quieta. A la espera.

    Silencio.

    Y el alquitrán le alcanzó los tobillos.


    desde ya voy a tener que pedir disculpas públicas por lo que voy a hacerle a mi propia hija, me voy a ir al infierno. Y no, no la estoy pasando tan bien, im a masochist (???

    Amane welcome to the party, miss
     
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    Amane

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    Salí del aula sin ninguna prisa real, a pesar del nerviosismo inicial que podía haber sentido esperando la llamada de Joey, y es que una vez puesto en marcha el plan, ¿acaso no se merecía que lo disfrutase como era debido~? No era ninguna estúpida, sabía que todo este asunto de Sasha iba mucho más allá de la posible rencilla que hubiese entre nosotras dos, pero si me preguntaban al respecto, no me importaba mucho en tanto Joey siguiese invitándome al mess.

    No me pasó en absoluto desapercibido el hecho de que el pasillo parecía más bien una pasarela de gente que no debería verme entrando en el club detrás de la pelirroja, con Cayden agazapado en un esquina y Maze en mitad del camino hablando con el gemelo light, pero una vez más, ¿acaso podía importarme menos? Pasé completamente de largo, como si no me hubiese percatado de ellos en lo más mínimo, y entré al club sin mayor dificultad.

    Cerré la puerta principal a mi paso, echando el pestillo tal y como habíamos planeado de antemano, y repasé la sala con un vistazo general antes de sonreírme satisfecha. Me acerqué, pues, a la puerta que daba al cuarto oscuro y toqué un par de veces, con suavidad, para finalmente abrirla sin esperar realmente una respuesta. Asomé la cabeza primero, sonriendo como si nada, y me colé rápidamente en el interior del lugar, dejando que al oscuridad volviese a engullirnos inmediatamente después.

    Having fun already~? —murmuré con cierta voz cantarina, acercándome a la posición de Joey para dejarle un bezo fugaz y poder mirar a Sasha desde ahí—. Hi there~ Oye, dejaste al pobrecito Gayden super depressed en el pasillo, qué cruel~

    *c persigna*
     
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    Gigi Blanche

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    Luego de colgar la llamada no quedó mucho que hacer más que esperar. Sasha seguía manteniendo la distancia conmigo, cosa que no me había interesado amenazar, así que procuramos un espacio gris bastante silencioso. No me negué el placer, sin embargo, de seguir sonriendo como si nada pasara, con los ojos puestos en ella. La estaba gozando pero también midiendo, vigilando. La tenía básicamente acorralada y ella lo sabía, ¿verdad? Podría haber hecho más escándalo, gritar, luchar hasta alcanzar la puerta. Pero se quedó quieta.

    ¿Por qué?

    Qué más daba.

    Escuché claramente la puerta del club, el pestillo después, y no pude evitar que mi sonrisa se ensanchara. Sasha podía ser la experta del disimulo y aún así jamás me convencería de que estaba tan tranquila como pretendía mostrarse; era imposible, ¿no? La había puesto en una posición de mierda. Los golpecitos fueron suaves y aguardé a que Ali entrara, justo como le había indicado el día anterior, para virar mi atención hacia ella. La recibí junto a mí sin despegar la cadera de la mesa, le correspondí el beso por breve que fuera y la imité, deslizando la mirada a Sasha.

    Something like that —murmuré, tranquilo.

    No sabía quién coño era ¿Gayden? pero supuse que se refería al otro pelirrojo. Sasha seguía tensa, pero algo en sus facciones se torció y soltó el aire en una risa nasal, meneando la cabeza.

    Of course you know him too —masculló entre dientes, claramente hastiada, y una risa vibró en mi garganta.

    —¿Hmm? —Parpadeé, fingiendo inocencia, y estiré el brazo para cepillar el cabello de Alisha con la palma abierta—. ¿Me estoy perdiendo de algo~?
     
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  19.  
    Amane

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    Joey y Sasha me recibieron en el cuarto exactamente como había esperado que lo hiciesen, el primero correspondiéndome al beso sin mayor complicación y la segunda, bueno, mucho menos emocionada, desde luego. Me acomodé a un lado del muchacho, llevándome las manos tras la espalda, y ladeé la cabeza con cierta curiosidad implícita al reparar en el cambio de expresión de la pelirroja.

    Dejé salir un murmullo de interés que se solapó con la voz de Joey, al que le dirigí un vistazo de reojo antes de volver a centrarme en Sasha. Me encogí ligeramente de hombros al escuchar su pregunta, haciendo un esfuerzo importante por no reaccionar demasiado a las caricias que estaba dedicándome, y repasé a la chica con la mirada mientras una sonrisa divertida se abría paso a mis labios.

    —No me digas, Sashie... ¿acaso te molesta que conozcamos a las mismas personas~? —cuestioné, la voz levemente cantarina, y acabé por soltar el aire por la nariz en una risa algo irónica—. Not gonna lie, me sorprende un poco que tengamos el mismo gusto. I mean, no pensaba que fuese tan bueno después del primero... ¿cómo era? ¿Daute~?
     
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  20.  
    Gigi Blanche

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    Pero bueno, el fuego ya había iniciado y siquiera tuvieron la decencia de esperarme. La respuesta de Alisha a mi pregunta fue bastante ambigua, aunque no lo suficiente para que Sasha pasara completamente de ella. Debía saber que lo ideal era ignorarnos, pero también debía estar hasta el puto coño. Yo crucé los brazos bajo el pecho y volví a recostarme al borde de la mesa, más que entretenido con el show.

    ¿Mismo gusto? ¿Por ese flacucho?

    Aún así, Pierce se limitó a rodar los ojos y bufar. Íbamos a tener que seguir picando, ¿eh?

    —Ah, Daute era —anoté, muy tranquilo, y la atención de la pelirroja se desvió a mí; sus ojos se convirtieron en hielo y supe que pretendía lanzarme una advertencia silenciosa. Mi sonrisa se ensanchó—. ¿Qué había pasado con ese tío? Como que no lo vi más, ¿no~?

    Ali ya me lo había contado, por supuesto, pero era donde peor le dolía, ¿cierto? No lograba disimularlo. Vete a saber si se trataba de orgullo, amor, o una mezcla de ambas. De la forma que fuera, a duras penas me dejó acabar la oración. Se adelantó un paso, acortando la distancia, y se dirigió a ambos.

    —¿Van a decirme que me encerraron aquí para reírse de mí? C'mon, eso pueden hacerlo en cualquier parte. —Sonaba molesta, dura, casi agresiva. Sus ojos se fijaron en mí y una corriente de energía me atravesó la espalda—. ¿Qué mierda quieren?

    Suspiré, fue dramático y despegué la cadera de la mesa lentamente.

    —Yo no quería saltarme las formalidades, pero ni modo. —Suspendí una pausa entre nosotros, alcé levemente la barbilla y el rojo palpitó—. ¿Por qué piensas que estás aquí, Sasha?

    Me sostuvo la mirada, impasible, y respondió de inmediato.

    —¿Debería saberlo? —La cuota de ironía fue palpable y me aflojó una risa breve—. Según recuerdo, nada de lo que hicieron hasta ahora tuvo puto sentido.

    —¿Ah, no? —Alcé las cejas, acercándome a Ali, y deslicé la vista a ella—. Gosh, ¿la estás escuchando?

    El plan no era perfecto ni de cerca, pero dudaba recolectar mejor información de la que habíamos conseguido hasta ahora. El resto caía en la bolsa de la improvisación, la suerte y el trabajo de hormiga que había sembrado hasta el momento. Llevaba años apostando, viviendo al límite, tentando y quemándome las manos con los cables. Siempre, siempre, siempre a medio paso de caer definitivamente al vacío; al hueco en la tierra que jamás debería haber abandonado.

    Ahí donde mamá se pudría.

    —¿Sabes una cosa, Sasha? —proseguí, con el cuerpo hacia Alisha pero la cabeza girada en dirección a la pelirroja—. Deberías habernos hecho caso. Deberías haber oído a Ali cuando te advirtió de tus juntas. Pero, vaya, no quisiste creer en nuestras buenas intenciones and now? Now we're here.

    La observé largo y tendido, detallé sus facciones. Seguía con el ceño fruncido, estoica, aunque una chispa diferente se coló en su semblante por una fracción de segundo. Lo suficiente para impulsarme a seguir ese camino. Ya se lo había dicho a Alisha el día anterior.

    En verdad no sabemos una mierda, pero eso no debería ser un inconveniente.

    Me reí, el sonido rebotó entre las paredes y hundí las manos en los bolsillos.

    No si jugamos bien nuestras cartas, si la arrinconamos lo suficiente.

    —¿Quién, de todas las personas, piensas que pudo haberte vendido?

    Basta con presionar los botones correctos y caerá de cabeza.

    That's all we need.

    La chispa recrudeció, su rostro se contrajo y lo supe. Supe que me había dejado entrar. ¿Por qué, y con semejante facilidad? No lo sabía ni me importaba. Algo la había desestabilizado, algo la había vulnerado y la caída sólo se precipitó más rápido de lo que había estimado. Pero era inevitable.

    One tiny little lie.
     
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