Lo primero que me alcanzó fue el golpeteo rítmico en la puerta, que sabía había dejado abierta. A veces me sentía muy encerrado y, ni idea, era un chico de campo, ¿no? Los espacios reducidos me ponían de los nervios. Despegué la vista del móvil y al dar con Ilana sentí una mezcla bastante marcada de sorpresa y satisfacción, puede que a partes iguales. ¿Era contradictorio? Qué más daba. Bajé el brazo sin prisa en lo que ella hablaba y mi sonrisa se ensanchaba ligeramente. Hombre, que no era mi culpa ser un campesino. Me despegué de la mesa, sólo para rodearla hasta quedar frente a la chica y volver a apoyarme en el mueble, cruzando los brazos bajo el pecho. Fue una manera figurada de interponerme entre ella y el club. —¿Y crees que te dejaría hacerlo? —cuestioné, en tono liviano. Contenido oculto ya se me había como corrido la línea temporal entonces no lo puse en el post de sasha, pero asume que vio a maze y lo saludó y to eso uwu
Puede que fuese la mejor para entender esto de los espacios cerrados, eran horribles, ¿no? Quería decir, en el día a día estar metido entre paredes no era lo que se decía la opción por defecto. Uno aceptaba este destino, esta suerte de encierro, pero no quitaba que deseáramos volver allí donde el cielo estaba sobre nuestras cabezas y donde olía a madera húmeda. Me quedé en mi lugar, habiendo dado un paso dentro del club, y Joey rodeó la mesa hasta quedar frente a mí para establecer un límite. Bueno, un límite según él, pero no era la gran cosa. Todo el asunto me sacó una risa liviana y alcé a la altura de mi rostro el almuerzo que cargaba de casa. —Maybe —apañé todavía divertida con todo el asunto—. Tal vez pueda distraerte lo suficiente para que se te olvide que vine a tu club amenazando con robarte. Contenido oculto anotado, dama uwu7
Ella mantuvo su posición pese a mi intento de intimidación, aún si de intimidante no tenía nada y tampoco pretendía serlo. Deslicé la mirada al almuerzo que me mostró, anticipando su tren de pensamiento, y la sonrisa permaneció dibujada en mi rostro. Era un hombre simple, ¿no? ¿En qué universo rechazaría la comida de una chica bonita? Aún así fingí pensarlo, golpeteando suavemente mi propio brazo con el índice, hasta que los desenredé y también me despegué de la mesa. —¿Tanta pena te dio mi almuerzo de la cafetería? —bromeé, moviéndome para permitirle la entrada, y en el proceso volví a apoyar el móvil donde estaba—. ¿O tan simple-minded te parezco? Me había situado a un costado, más o menos a su lado, y volví a cruzar los brazos. Dejé la broma suspendida en el aire y mantuve la mirada sobre ella en lo que seguía hablando. —Bueno, ahora sí, welcome to my realm, dear~ Fancy a tour? ¿Tour de qué? ¿Del medio metro cuadrado que conformaba el club? Hombre, por supuesto.
Así como su intento de intimidación no era la gran cosa tampoco debía serlo mi intento de negociación, pero uno trabajaba con lo que tenía, ¿no? Él fingió pensárselo, yo mantuve el almuerzo alzado y cuando se despegó de la mesa solté el aire por la nariz. El gesto fue de alivio impostado, aunque cuando volvió a hablar enderecé la espalda, bajé el almuerzo y avancé para acercarme a la mesa con tal de dejar allí lo que cargaba. —Mejor todavía. Pensé que mi almuerzo sería capaz de cambiarte la vida —solté bastante porque sí. Puede que yo también aleteara demasiado alto apenas me lo permitían. Recorrí el espacio con la vista, sin disimular la curiosidad, y reí al escuchar lo del realm y no sé qué. Como en tantos otros momentos la información que poseía sobre las cosas en esta academia y las personas en ella se paseaba entre ser poca y nula, así que no pude buscarle mayor sentido al asunto. De la misma forma que la sensación desagradable de Sasha al verme entrar no pasó de ella misma. —Pues claro —apañé a lo del tour aunque el espacio era reducido y lo miré con una sonrisa—. Me partirías el corazón si tuviera que quedarme aquí de pie nada más.
Habiendo permanecido junto a la mesa, y por rebote junto a ella, seguí sus movimientos al dejar las cosas bastante porque sí. ¿Un almuerzo cambia vidas? Me sonreí, sin pretender reflejar burla, sólo me hizo gracia y solté el aire por la nariz en una risa floja. —Perhaps it is. Aceptó la estupidez del tour, sabía que lo haría, y recibí tanto sus ojos como su sonrisa con una expresión relajada. Lo de tener que permanecer de pie me dibujó algo muy parecido a la ofensa en el rostro y giré la vista hacia las sillas plegables, metálicas, que rodeaban la mesa. —Excuse me? Acaso no has visto estos increíblemente lujosos tronos de roble y terciopelo? Nadie está incómodo en mi reino, es la ley primera. Giré el cuerpo hacia la sala, recorriéndola con la vista, y empecé a caminar muy lento por ahí. —Mesa, sillas, tablero. Cubos de basura, bolígrafos, estanterías. —Me detuve en una esquina y agaché la cabeza, recordando la existencia de Rabby—. Here's Rabby, but he's a little shy. Me reí, incapaz de soltar la estupidez con seriedad. Rabby era una curiosa y para nada cuestionable aspiradora automática que, por algún motivo, tenía forma de conejo. Un conejo bastante grande, de hecho, blanco y con las orejas paradas. El cabrón me llegaba a las rodillas, si pillaba velocidad seguro me tacleaba. Sus ojos rojos eran luces que se encendían al estar en funcionamiento y, no iba a mentirle a nadie, daba un poco de repelús. —No me preguntes porque no sé, cuando me uní al club ya estaba aquí —me defendí—. Para la gracia nunca nadie supo decirme de dónde salió, así que acabó convertido en el rey del club, o su fundador legendario, o el título que se te ocurra. Cuando está encendido se le mueven las orejas y todo. Podría ser cute si no tuviera el tamaño de un jabato... y si no se prendiera solo a veces. Contenido oculto fui al primer post a ver la imagen del club para tener de referencia y me quedé pilladísima cuando vi el puto conejo que por algún motivo nunca antes había notado???? eSTÁ AHÍ DESDE SIEMPRE????
Se me escapó una risa nasal a su respuesta del almuerzo cambia vidas, que ni por asomo lo sería, pero pues por el chiste como siempre. Abrí un poco más los ojos ante la ofensa, pues porque cómo se me iba a ocurrir a mi menospreciar los tronos de roble, terciopelo y no sé qué. —I'll guess this is mahogany —añadí apoyando la mano en la mesa un segundo—. Quiero decir, ahora no puedo esperar menos del reino, ¿cierto? Como fuese, pronto estuvo caminando por el espacio y enlistando las cosas del maravilloso reino del club de fotografía. Le presté atención, claro, aunque me extrañó cuando se detuvo en una esquina así que me acerqué un poco para husmear y... ¿Cómo no vi al conejo al entrar? Goodness, the thing was unsettling. —Rabby pilla velocidad y tira a la mitad de los estudiantes —dije entre escandalizada y entretenida—. Pero no le digas que podría ser cute de no ser por eso, que ya es tímido el pobre. Tienes un bonito lugar aquí, mira, con mascota autosuficiente y todo. Y los tronos de roble, claro. El comentario fue broma y verdad en partes iguales, nada demasiado raro de por sí, y busqué sus ojos para dedicarle una sonrisa. Luego deslicé la mirada de nuevo por el espacio antes de volver a él, ladeando apenas la cabeza. —¿Qué hacías antes de que te interrumpiera? Contenido oculto no cuz leí lo del conejo, me malviajé y tuve que ir a fijarme, there's no way JAJAJAJ rabby what are u doing over there
Ilana se acercó a husmear el conejo robotizado pero... no hizo preguntas de ninguna clase, ni me dio pie a contarle las anécdotas del bicharraco, ni nada. Fue como si diera por concluido el asunto del tour y me dejó un poco descolocado, incluso si no lo demostré. Un poco decepcionado, también, con la de tonterías que se me apilaron en la punta de la lengua. Además, venga, había literalmente una puerta ahí sin abrir. En fin. Tomé aire mientras ella recorría el espacio con la mirada y recibí su sonrisa como si nada, alzando ligeramente las cejas. —Ah, right. —Desenredé los brazos, rodeé la mesa y me acerqué al tablero, frente al cual descansaba la pila de fotografías. Le di un par de toquecitos rápidos con la punta del índice—. Las había revelado y vine a recogerlas. Tengo la costumbre de ir colgando las fotos que saco, reemplazándolas por las viejas y así. Mantener la muestra actualizada, digamos, aunque sólo sea para mí.
Tenía la atención un poco frágil, eso había que admitirlo, me solía pasar cuando estaba con otras personas y en espacios nuevos. Dejaba el foco en las primeras cosas que veía, que a veces no eran siquiera las más grandes o llamativas del espacio y volvía sobre ellas sin ser muy consciente del asunto, así como luego trazaba curvas para volver a lo que había dejado perdido en el camino. Era como un ping-pong mental que tal vez cortara las ideas de las personas. En mi recorrido visual del espacio pesqué algunas cosas al vuelo, las dejé marcadas con post-it en mi cabeza sin ser del todo consciente de ello y acabé volviendo, claro, a lo que creía haber interrumpido al meterme en la sala sin invitación real. Pobre hombre, lo iba a aburrir con mis preguntas, seguro. Seguí sus pasos hacia el tablero, vi la pila de fotos para husmear un poco y se me ocurrió que a su manera era más un registro que una muestra, aunque era parecido. Incluso si al final era casi que solo para él eso no anulaba su función, digamos, un poquito documental. Que dijera lo del revelado me señaló uno de los post-it mentales que coloqué sin saber y giré el cuerpo para buscar la puerta de la que había pasado antes. —Darkroom —dije como si la cosa se me hubiese ocurrido por asociación libre, regresé la atención a él y a la pila de fotos, con mi ping-pong en la cabeza—. No creo haber visto uno en la vida like in real life, you know. Mucho menos conocer a alguien que revele sus propias fotos, lo que por rebote te vuelve muuuy importante. ¿No se usan químicos y no sé qué cosas más? La tontería la dije junto a una risa floja, pues porque había estirado el muy de manera un poco exagerada, pero se entendía el punto.
Cuando se acercó a la pila la dejé que las husmeara, que las desparramara si quería. Era una colección bastante ecléctica, como casi todos los rollos que revelaba, de diferentes tonterías que captaron mi atención en diferentes lugares y sólo gatilleé; pero me gustaban. Tendía a quedarme satisfecho al revelarlas, no tanto por la calidad que encontrara, sino por lo que me permitían recordar. Una caminata nocturna, una tienda de noodles, la luz sobre el rostro de una chica o una sala de espera vacía. Así hasta el infinito. Acabó identificando la misteriosa puerta, a lo que asentí y la rodeé con cuidado para abrirla. Claro que la estupidez no me volvía muuuy importante, pero bastó para robarme una risa floja. Le di un manotazo calculado al interruptor, las luces rojas del interior se encendieron y me apoyé en el marco. —Indeed. Revelador, fijador, baño de paro... —enumeré los químicos que se me venían a la mente y, con un movimiento de mano, le indiqué que podía entrar si quería—. Be my guest~ Contenido oculto acá están las fotitos de Joey, les hice un board because yes
Mi primer acercamiento para husmear fue más un tanteo del terreno, podría dar cosas por asumidas, pero con cuestiones como los dibujos, las pinturas, esculturas y fotos prefería no meter las manos hasta no recibir una señal. Sabía que el tacto podía deteriorar los objetos y aún así se pecaba de querer tocar lo que llegaba nosotros, porque algo del mundo llegaba a nosotros por el tacto. Solo cuando detecté esa suerte de permiso tácito estiré una mano para poder moverlas, con tal de verlas mejor. Me llamó la atención la luz de varias, el baño dorado de sol que recordaba de los atardeceres con o sin edificios de por medio, mis dedos se detuvieron en el borde de algunas, que el rótulo en luz roja en japonés, que las flores de cerezo y las cattails, no, parecían más un tipo de fountaingrass. —Me gustan —murmuré con sinceridad aunque nadie me pidió opiniones. Acabé distraída con lo del darkroom igual, pero las fotos que quedaron en la cabeza y a él mi comentario de la importancia que tenía lo hizo reír. Lo seguí con la vista mientras dejaba la pila de fotos al menos en algo parecido al orden en que estaba, pero no tardé en verlo encender las luces después de abrir la puerta y entonces el rojo consumió el cuarto. Lo seguí de nuevo, tranquila, y reí por lo bajo al escucharlo enumerar químicos. Entré apenas me indicó que podía hacerlo, me suspendí en el espacio, era como el encierro del encierro, pero no creía que funcionara igual, no para él por lo menos. Giré despacio el cuerpo para buscarlo con la mirada de nuevo. —El reino tenía un portal —solté por la gracia y al parpadear el rojo se revolvió con los colores del exterior de la sala, más allá de la puerta—. ¿Y el rojo? ¿Solo ciertas ondas de luz joden el revelado?
Mi atención permaneció en Ilana mientras miraba las fotos, un poco a la expectativa, y su murmullo finalmente estiró una sonrisa sencilla en mis labios. De ahí la conversación derivó en el famoso cuarto oscuro y le encendí la luz roja en vez de la normal, pues de esa forma parecía lo que era y no una habitación ordinaria. La seguí con la mirada, tranquilo, y permanecí apoyado en el marco de la puerta hasta que volvió a buscar mis ojos y me habló. Asentí. —No soy científico así que no sé los detalles, pero una vez estropeé un rollo casi entero por prender la luz blanca apenas un segundo. —Me reí ligeramente, observando alrededor—. Fue al principio, cuando aún no me acostumbraba a la habitación. La única forma de no cagarla es conocer tu cuarto oscuro al dedillo, porque igual hay cosas que ni siquiera pueden hacerse con la luz roja. Photographic paper is a bitch.
Solo después de preguntarlo pensé que la duda había ido quizás más específica de lo que pretendía, salida de la información que almacenaba sin demasiados objetivos. En todo caso él asintió, aunque dijo que no era científico así que no sabía los detalles y el apunte me hizo reír por lo bajo, porque tenía razón. Igual oír que se le había arruinado un rollo entero me hizo suspirar con pesadez, en algo que fue un remedo de lamento. —¿Vas a decirme que tienes que trabajar a oscuras del todo? —cuestioné de repente todavía desde mi posición, echándole un nuevo vistazo al cuarto—. Para este punto tienes que tener visión nocturna y todo ya. ¿Te tomó mucho acostumbrarte? A trabajar en el cuarto oscuro. Lo dicho, al pobre hombre lo tenía ametrallado a preguntas que pasaban de una cosa a la otra. Fui repentinamente consciente de ello, de mi curiosidad, y comprimí un poco los gestos sin darme cuenta antes de buscar sus ojos otra vez. —Si te molesto me lo dices. A veces se me patina un poco la cabeza cuando algo me llama la atención.
Me pareció que lo referido a la oscuridad absoluta logró sorprenderla de verdad, detalle que me ensanchó la sonrisa hasta descubrirme la dentadura; era una reacción esperable, había pasado antes, pero no terminaba de perder el encanto. Asentí con calma, la vi volver a recorrer el cuarto con la vista y lo de la visión nocturna me vibró una risa en el pecho. —Algo así, sí. Eh, es útil la visión nocturna, ¿no crees? Adentro y fuera del darkroom —solté, sin un objetivo específico, y regresé la paleta a mi boca. La sonrisilla me quedó adherida al rostro y sentí el sabor de la piña disolverse, pero a ella se le comprimieron los gestos un poco de repente y esperé a responder su última pregunta, asumiendo que diría algo más. No esperé un chispazo de self consciousness, la verdad, no me había parecido ese tipo de chica, aunque siempre quedaba a la venta la pequeña posibilidad de que no estuviese siendo completamente honesta. En cualquier caso, que no me gustaba prejuzgar, me separé del marco y avancé dentro del cuarto, girándome para apoyar las caderas en la mesa central. Ilana quedó a mi costado, me quité el dulce de la boca y le sonreí con calma. —Don't worry —murmuré, sincero, y animé un poco mi tono—. Además, viniste aquí a entrevistarme sobre lo que me gusta hacer, ¿cómo podría molestarme? —Mi sonrisa se ensanchó y me incliné en su dirección, manteniendo una mano en mi pecho, como si fuera una suerte de reverencia—. I'm not bothered, I'm flattered. Luego de erguirme, volví a cruzar los brazos y otra vez golpeteé uno de ellos con el índice del opuesto, sin dejar de mirarla. —Además, mira, te lo demostraré: dime algo que disfrutes hacer, lo que sea. —Alcé las cejas ligeramente, recordando su última pregunta, y mi semblante se suavizó de forma apenas extraña por un instante—. Oh, and no. I feel comfortable in the dark, so no. Aunque, quizá, sólo fuera el efecto de las luces rojas, ¿verdad? Contenido oculto me está sonando Afterlife de NBT así que cambiamos la Joey radio a esa :D
Mi sorpresa por lo de trabajar a oscuras le ensanchó la sonrisa, asintió de nuevo y en los intermedios se me ocurrió que de alguna forma tenía sentido, ya no porque era lo que le gustara hacer, si no por algo mucho más abstracto. Tan abstracto como el comentario de la chica de la heterocromía y tantas otras cosas; no hice la asociación a conciencia, pero a pesar de lo jovial de su personalidad, la silueta de este chico era oscura en su esquema de color. Como una gota de tinta negra. El apunte de la visión nocturna me estiró una sonrisa ligeramente divertida en los labios, porque me recordó las pocas veces que seguí a las chicas al bosque por la noche, con catorce años, cuando tal vez debía estar haciendo los deberes. En el cobijo de los árboles todo era negro cuando no había luna, tan negro que los ojos se habituaban y podías detectar siluetas, hasta que de repente una fogata amenazaba con dejarte ciego y te recordaba que la luz existía. —Uno de los mejores superpoderes, si me preguntas —apañé sin un objetivo también. El chispazo de inseguridad me alcanzó venido de ninguna parte, como cuando le encasquetaron a Paimon darme el tour y contemplé la posibilidad de que me rechazara sin más. En general no me gustaba molestar a las personas, pero a veces me daba cuenta tarde y pasaba lo que pasaba, eso y que el encierro de la ciudad me había quitado varias cosas. Algo de fuerza de carácter para empezar, un poco de confianza también y quién sabe qué más. Esta no era yo, pero era en lo que me había transformado. Joey se separó del marco, seguí sus movimientos y giró para apoyar las caderas en la mesa, yo quedé a su costado y modulé los nervios de la falta de respuesta. Su sonrisa me ayudó a batear el asunto, también lo que dijo finalmente y reí cuando hizo el remedo de reverencia antes de decir que no lo molestaba, que estaba halagado más bien. —As you should, actually —dije en voz baja, entre esa frase y la siguiente, lo otro sonó a reflexión en voz alta—. Es agradable cuando alguien le gusta lo que hace y se nota. Soltó que le dijera algo que me gustara hacer, me lo pensé, pero acabé distraía con su comentario de la oscuridad y la forma en que su semblante de suavizó, regresándome a la idea abstracta del inicio, la del la mancha de tinta. No lo pensé mucho, pero me acerqué para apoyar las caderas en la mesa también, a su lado, y aunque seguí distrayendo los ojos en la sala acabé por girar el rostro en su dirección. —Nightvision, right? Excepto la vez del rollo estropeado —bromeé como si nada, volví la vista al frente y lo otro lo dije en voz baja—. Me gusta cantar, no que sepa nada de técnica, también bailar aunque un poco menos. Contenido oculto im vibing in slowmo *vibes*
Mi pequeño teatro de caballero le arrancó una risa y me di por servido, asumiendo que, en caso de existir, me las había arreglado por disipar su duda; así fuera superficialmente, quería decir, que era todo el poder que podía ostentar. Encontré sus ojos luego de la reverencia cuando dijo que era agradable lo evidente en los gustos de alguien y mi sonrisa se ensanchó, asintiendo. Podía ser un hijo de puta muchas veces, pero había verdades universales y esa no se cuestionaba. Me gustaba, por ejemplo, cuando Matty me hablaba de fórmulas matemáticas y cosas raras, incluso si yo no le entendía una mierda. Era la chispa en sus ojos, sin más. Por eso pedí que compartiera con la clase sus propias preferencias. Seguí sus movimientos en silencio, se acomodó a mi lado y recibí su mirada. Su primer apunte me arrancó una risa nasal suave, de nada. —Even so —murmuré, refiriéndome al pobre rollo velado—. De los errores se aprende, ¿no? O algo así. Finalmente dijo que le gustaba cantar y bailar. Hmm, podíamos trabajar con eso, ¿verdad? Sin decir nada salí al club, recogí el móvil y regresé a su lado, extendiéndole el aparato ya desbloqueado con la aplicación de música abierta. —Pon algo que te guste cantar o bailar. —La referencia tonta de la peli me estiró la sonrisa, divertido, hasta descubrirme la dentadura—. Or both. Both is good.
Contenido oculto Había algo genuinamente hermoso en ser capaz de observar el valor que una actividad, un espacio o una persona tenían en la vida de los demás. Estaba en la luz de las fotos de Joey, en encontrarlo con la cámara a las ocho de la mañana y su accesibilidad al bombardeo de preguntas; visto desde fuera a uno podría parecerle poca cosa, pero no lo era. Por eso me gustaba escuchar a mamá hablar de su investigación o a papá contarme cosas de su trabajo, también me había gustado hablar con Ferrari y Sóloviov por la mañana, con el baile y la música. —Dicen los sabios —respondí junto a una risa liviana a lo de los errores—. I'm not so sure myself. Me quedé en mi lugar cuando lo vi salir de regreso a la sala central, al volver trajo el móvil consigo, me lo extendió con ya desbloqueado y en la aplicación de música. Me dijo que pusiera algo que me gustara cantar o bailar, pero otra vez fui terriblemente consciente de mí y pensé que el contraste entre lo que él estaba escuchando y lo que yo pondría iba a ser, bueno, bastante raro. En cualquier caso, la referencia que soltó luego le estiró la sonrisa, bastó para descubrirle los dientes y el gesto se me contagió hasta transformarse en una risa. Bastó para que ignorara mi ansiedad, más o menos. —Piedad, no creo encontrar algo que entre en ambas categorías —dije por la gracia—. I'm about to absolutely kill your vibes, so sorry about that. Tomé aire, lo solté con rapidez por la nariz y le di play a la canción, cuestionándome bastante el cambio brusco de las vibes en cuestión. Las primeras notas anunciaron la canción, las de la guitarra y dejé el teléfono en la mesa. —Siempre podemos volver luego y fingir que no soy tremenda vibe killer —murmuré junto a una risa floja. Dejé la letra correr, aunque empecé a balancear suavemente el cuerpo, cerrando los ojos. Al final despegué las caderas de la mesa despacio, di un par de pasos y giré sobre mi eje una sola vez, la mata de cabello siguió el movimiento como un látigo. —Cut me a path, and I will follow it. Draw me a line, and I’ll avoid it —pesqué la letra cuando me dio la gana, como en la piscina, iba desfasada o adelantada, pero como no me importaba lo suficiente se me coló la risa también—. I’m nothing if not obedient, you have my word. You have my word. Que lo que siguiese después incluyera algo sobre un matiz de pintura, emparejándose a mi idea de la mancha de tinta, me hizo algo de gracia aunque no seguí cantando y regresé a mi lugar a su lado, junto a la mesa, reduciendo todo al vaivén suave de antes. No me di cuenta en realidad de que una sonrisa se me había quedado en el rostro. Contenido oculto man la joey radio lado a lado a la ilana radio is wild istg igual la singing voice de la niña justo sale de la chica de pelito rizado de the crane wives, que ahora sé se llama kate pillsbury (??
Aún sin haber contestado nada, presté atención a su observación sobre los errores y finalmente le caí a la niña con la idea de turno. Aceptó el móvil, leí en sus movimientos un resquicio de la duda anterior incluso antes de que la verbalizara y mi estupidez la hizo reír. Se disculpó y se disculpó por las vibes y no sé qué, como si la música que había estado sonando antes fuera mi pasión o algo. La verdad era que me daba bastante igual. —Con toda esta introducción voy a decepcionarme si no acaba siendo synth posmoderno centro-escandinavo —bromeé, tranquilo. Las primeras notas fueron las cuerdas de una guitarra eléctrica, suave, y comencé a notar sus movimientos de soslayo. Para haberse estado haciendo tanto cacao hacía veinte segundos, se compenetró bastante rápido con la música, la verdad. Captó mi atención de forma más contundente al despegarse de la mesa y recorrer brevemente el espacio frente a mí, cantando, y también pensé que la canción había adquirido la energía suficiente. Era catchy y tenía folk vibes que se asemejaban, quizá, a un montón de gente reunida en el centro del pueblo, frente a una fogata, cantando y tocando todos juntos. Había comenzado a golpetear el suelo con la punta del pie, siguiendo el ritmo de la canción. Era bastante fácil de llevar, con las frases repetidas del estribillo y los coros aquí y allá, y aproveché una de esas ocurrencias para deslizar el brazo tras su cintura. Fue fluido pero también repentino, no le pedí permiso y con la misma suavidad nos despegué de la mesa, tomando su mano con la propia libre al vuelo; entre mis dedos quedó la paleta. No era por alardear, siempre se me había dado bien bailar, traducir la música a movimientos corporales y todo el rollo, y me gustaba hacerlo. Me gustaba arrastrar a Ali por toda la sala hasta que el poco aliento que le quedaba se le entremezclaba con las risas intermitentes, y en general me gustaba sacar a bailar a las chicas. Apenas encontré sus ojos le sonreí amplio, entonando el coro de la canción en un pedido tácito de que me siguiera la corriente, que sólo aflojara el cuerpo y ya. La guié por el espacio acotado de la habitación con la energía suficiente para no dejarle muchas más opciones, deslizándonos de lado a lado, conservando el tempo. De vez en cuando la hice girar, la despegué de mí y jalé de su mano para volver a atraerla, la solté y volví a buscarla. Fluí y fluí sin demasiado orden hasta que la fuerza de la canción comenzó a amainar y, con ella, también lo hicieron nuestros movimientos. Poco a poco, lentamente, hasta que nos quedamos quietos en el mismo lugar donde habíamos empezado y noté que estaba un poco agitado. Me reí en voz baja, solté su mano y deslicé la mía fuera de su cintura, quizá, con una cuota agregada de suavidad, trazando su contorno hasta abandonar su costado. —Both were good, told ya~ Contenido oculto su peasant soul is kinda happy, la verdah (?
Que pusiera las expectativas en el synth posmoderno centro-escandinavo me sacó una risa nasal, fue tremendamente específico y supuse que entraba en la idea de matar las vibes. En ese escenario algo de folk no parecía tan disonante, ¿cierto? Para nada, así que no había mucho drama al respecto. Tal vez fuesen las paredes, tal vez fuese la luz, quizás fuese que a secas no me preocupaba tanto apenas adquería un permiso, pero pronto me dejé absorber por la música. Algunas de las canciones que más me gustaban no las había descubierto por las chicas mayores de Northwood, pero tenían la misma energía. La de la fogata, las personas y las risas, la de una guitarra que habíamos aprendido a tocar pasándola de mano en mano. Me pilló en frío, eso había que admitirlo, cuando sentí su mano tras la cintura abrí bastante los ojos, pero capté la intención al vuelo y la sonrisa que me alcanzó el rostro me entrecerró los ojos, también me descubrió los dientes y me dejé arrastrar sin demasiado problema. No se lo había pedido, como sí había tenido que pedírselo a Paimon, y entre eso y la música el cuadro se amalgamó con algunos recuerdos más específicos. Me alcanzó una alegría lejana, que había dejado allá, entre los árboles y las voces ajenas. Recibí su sonrisa, lo escuché entonar el coro de la canción y cedí, volví a pescar versos de la canción tal vez de forma un poco anárquica. Lo dejé guiarme, que de por sí su energía no me dejaba muchas opciones, y la risa me interrumpió la canción más de una vez. Cuando me regresaba a él anclaba las manos a sus hombros, lo dejaba ir cuando venía un giro y así seguimos, hasta que la canción comenzó a diluirse. El sonido amainó, también el movimiento hasta que quedamos en el lugar donde iniciamos, ya quietos y cuando soltó mi mano lo dejé ir con cierta suavidad, parecida a la que percibí en él al retirarse de mi cintura. Le dediqué una sonrisa amplia luego de haber tomado aire profundamente, porque algo agitada sí que había quedado, y me incliné apenas en su dirección. —Es trampa si no dices que tienes dotes de bailarín, you know —apunté en algo que pretendió ser una queja, pero la diversión se me notaba en toda la cara aunque al final la sonrisa que me permití fue más suave—. Gracias. Por seguirme la corriente y esas cosas. Contenido oculto que saque todo el folk del repertorio dise
Contenido oculto es lo que salió primero en la radio de Empty Page JAJAJA Ilana se adecuó sin demasiado problema al espectáculo venido de ninguna parte y supuse que lo disfrutó, cosa que en parte me alegraba. La cabeza hacía menos ruido cuando no le dejabas espacio y ponías el peso sobre el cuerpo, era lo que había aprendido con los años. Ella también acabó algo agitada, se inclinó en mi dirección y la queja me torció ligeramente la sonrisa con un poco de vanidad. —Linda, si quieres mi hoja de personaje entera sólo tienes que pedirla —solté un poco al aire, girándome para recoger el móvil. Había empezado a sonar otra canción similar a la suya y la dejé. En el movimiento también regresé la paleta a mi boca y mi idea fue regresar al club, pero volvió a hablar y vi que su semblante se había suavizado. Sonreí, me quité el dulce y con esa mano le di un toquecito de nada en la punta de la nariz. —Es agradable cuando a alguien le gusta lo que hace y se nota —robé sus palabras, pretendiendo enfatizar el whole point de mi idea, y entonces sí volví. No me había olvidado de su soborno, en absoluto. Dejé el celular en la mesa y me senté también ahí, esperando a que me siguiera. Una vez estuvimos en el mismo espacio, le lancé un vistazo muy obvio a su almuerzo y alcé las cejas, mirándola, casi como un crío expectante.
Por lo general trataba de que las espirales de pensamiento no me detuvieran, eso no las eliminaba, lo sabía, pero al menos funcionaba con fluidez en el mundo. Igual había en esto, en una canción y un baile, algo que era capaz de anular casi cualquier idea. Se era libre por tres minutos, media hora o por días, dependía de cómo decidiera hacer uno las cosas. —Ahora espero hasta una copia impresa —dije a lo de la hoja de personaje—. Imagina no conocer todos los encantos ocultos del muchacho de las fotos. La tontería medio la dije por decir, medio que no, pero pues no pasó de eso. Además luego de mi canción había empezado a sonar una parecida que no conocía, así que me puse a prestarle algo de atención, estaba en eso cuando me dio el toquecito en la nariz y el gesto me estiró apenas un poco más la sonrisa cuando repitió las palabras que yo había usado. Un poco era lo que tenía hablar de verdades universales. Lo seguí cuando salió del cuarto oscuro, recordé mi argumento tan sólido del soborno por el vistazo al bento, así que di un par de pasos más largos para alcanzar la mesa. Me acomodé junto a él otra vez, alcancé la comida y me puse a desenvolverla. —Todo esto empezó por un soborno, es cierto —recordé como si nada mientras le quitaba la tapa al bento. El almuerzo traía una porción importante de arroz, la ensalada y trocitos de pollo empanizados—. Te puse a hablar un montón y luego me olvidé de la comida, no vaya a ser que te desmayes por ahí, ¿cierto? Reí por lo bajo, tomé el tenedor que traía y se lo extendí, sonriéndole. —¿Qué más puedes contarme de tu club?