Me quedé atenta a las reacciones de Anna en cuanto terminé de hablar, incluso si fui bastante consciente de que había estado evitando mirarme a la cara durante un buen rato. Algo de mi explicación tuvo que haberla contrariado un montón, eso sí, porque lo primero que pude ver fue como su ceño se fue frunciendo con cada vez más fuerza y, ¿la verdad? El gesto me hizo sonreír con algo de gracia a pesar de todo. ¿Me avergoncé cuando le escuché decir aquello tan directo de las... actividades preferidas de Kohaku? Pues no iba a negar que un poco, sí, pero hice lo posible por disimularlo con toda la rapidez que me fue posible. —¿Quizás debería hacerme su cliente también? —bromeé de igual manera, aunque al instante negué con la cabeza para confirmar que no lo decía para nada en serio—. Sí, bueno, lo sé... pero sea o no serio, la realidad no cambia mucho para mí. Ko se lía con Sugawara-senpai, con Dunn-senpai y, si alguno de esos clientes es una chica, estoy segura que es alguien completamente opuesta a mí. Yo solo soy su amiga, y eso está bien, pero cuanto antes lo asimile y actúe en base a ello, mejor para todos... —admití, encogiéndome apenas de hombros tras dejar salir un suspiro quedo. Poco después renové la sonrisa, en aquella ocasión con un evidente tinte de agradecimiento por sus intentos de tranquilizarme, pero aquella expresión mutó rápidamente a una carcajada ahogada, consecuencia de la imagen mental que se me quiso plantar tras su ejemplo final. La verdad era que la idea sonaba tan absurda que ni siquiera era capaz de imaginarlo, lo que solo consiguió que el asunto me hiciera todavía más gracia. >>Yo creo que a Sugawara-senpai le gusta Ko de verdad —murmuré, extendiendo los brazos para acercarme el bento y abrirlo—. Es solo un presentimiento, de todas formas. Ayer por la mañana estuve hablando un poco con él y... creo que bromeó un poco conmigo, pero en general es muy difícil que cambie de expresión. Quizás esté equivocada, vaya, pero me da esa sensación... Igual ese era un asunto que solo les concernía a ellos, por supuesto. En lo que a nosotras respectaba... Anna buscó mi mirada para disculparse por lo que recién había pasado y yo suavicé mi expresión, levantándome apenas un segundo después para colocarme a su lado y así poder abrazarla con suavidad. Le dejé un beso de nada en la mejilla y ladeé la cabeza para poder ver su cara, permitiéndole al mismo tiempo que ella viese la sonrisa cariñosa que había en la mía. >>No pasa nada, Annie. Ya me siento bien de vuelta, ¿ves? Yo tampoco tenía que haberte buscado las cosquillas, aunque no haya sido intencional, así que perdóname también. Me separé al instante de terminar de hablar, pues no pretendía forzarla y creía que lo mejor en esa situación era intentar darle su espacio. Aproveché que me había puesto de pie para recoger unos palillos extra y unos vasos, eso sí, colocándolos en la mesa una vez volví a ocupar la silla que había dejado libre antes. >>Aun así... ¿estás bien? Quiero decir, ¿ha pasado algo o...? —cuestioné, mirándola algo de reojo mientras nos servía algo del zumo que también había sacado de la nevera.