Noté que giró su rostro, no giré el mío ni nada pero fue obvio su contrariedad, vete a saber el por qué pero tampoco me importaba en realidad. Preguntó con incredulidad el que el albino la hubiese invitado a salir, no respondí nada a eso porque ya lo había dicho, y no me gustaba repetirme. Casi inmediatamente cuestionó si ella había dicho que sí, y sí ¿no? Alicia había aceptado, aunque no le vía ciencia las vueltas que le estaba dando Shiori a esto. —Ni corta ni perezosa —murmuré como respuesta afirmativa de que había acepotado; me hizo dedicarle dos neuronas extras al asunto y lo resolví con sencillez en mi cabeza: Rockefeller era de pueblo, probablemente en su vida había visitado un parque de diversiones como los que se presenciaban en ciudades grandes, además, la niña parecía llevarse bien con Craig, y no dudaba el que estaría segura con él. Shiori mencionó sobre no llevárselos ahora y me encogí de hombros, porque no había sugerido que se los llevara ahora, ni sabría donde estaba el par, así que la decisión tomada de dárselos al final del día era la más lógica. —Como quieras —me giré para empezar a lavar lo que habíamos utilizado y ya estaba libre, adelantando la limpieza del espacio.
En general Cragi me parecía amable, pero desapegado, incluso parecía no llevarle el apunte a las estupideces de Katrina aunque también parecía tener una complicidad un poco extraña con ella. Lo que quería decir era que por eso me pareció un poco fuera de lo normal escuchar que había invitado a la rubia a salir, aunque imaginaba que era una salida de amigos, pero también fue raro en sí que Paimon lo trajera sobre la mesa. Sonó a que lo hizo por sacarse el asunto de encima, pero fue tan específico que me hizo cuestionarme si le importaba en realidad que su amigo se llevara a la chica a una salida sin más por más "salida de amigos" que fuese. Su resolución a por qué la chica había aceptado no la compartió con la clase, pero de haberlo hecho lo habría puesto a cuestionarse la cosa un poco más. La otra podía venir de un pueblo en el culo del mundo y lo que quisiera, pero uno no aceptaba salidas así sin conferirles una cuota de pensamiento antes. Ella parecía cómoda con Paimon, para sorpresa de todos, así que por extensión debía sentirse cómoda con Suiren. Este chico sabía que ella estaba bien con Suiren, ¿pero entonces por qué diablos soltaba lo de que la había invitado a salir de esa manera? Es más, ¿qué demonios había preguntado yo para recibir esa respuesta? —¿Y no te invitaron? —pregunté solo por fastidiar, pero también para darle un poco más de forma a la cosa. Saqué la tercera crepe, al final no puse a cocinar una cuarta si no que apagué el sartén y le alcancé las tres que había hecho a Paimon antes de poner el sartén en el fregadero. No quería gastar mucho más tiempo, además de que eso dejaba un poco más de mezcla para las de Suiren y la chica rubia.
Si tuviese idea de todo lo que estaba preguntándose Shiori en su cabeza le cortaría el hilo en un segundo, sin embargo estaba ajeno a todo lo que ella comenzaba a cuestionarse. La relación de Craig y Katrina para sorpresa de nadie tampoco terminaba de entenderla, era como un si y un no al mismo tiempo, en donde el infierno que desperdigaba la niñita no lo tocaba en lo más mínimo, quizá por eso de igual forma funcionaba la forma desligada de ambos, se notaba hasta cierta cooperación pero tampoco era algo de mi interés. Como fuese, la muchacha aquí presente hizo el pobre intento de molestarme con una pregunta de rutina que rebotó en el espacio, desvaneciéndose al responderle con otra pregunta: —¿Interesada en saber? —cerré el grifo al terminar de lavar los utensilios, recibiendo las bases que había finalizado Shiori por lo que le di el espacio a ella a que lavara el sartén,comenzando a esparcir las fresas, y con una manga pastelera continué con la crema batida y el chocolate líquido, de una forma similar en las tres crepes. Finalicé con algo de azúcar glas por encima, y ya luego limpié los bordes del plato donde los serví para que se mantuviera estético por pura manía. No estaba mal, podría estar mejor, pero nada que hacer con el tiempo escaso y los ingredientes de mediana calidad. >>Listo el postre.
—Un poco —confesé respecto a mi interés en saber lo de Craig y la rubia, aunque se me aflojó una risa—. Más por lo que pueda pensar la niña de tu posible ausencia que por nada más. Lo solté porque me vino en gana, porque alguien tenía que empezar a señalarle las cuestiones también, pero en gran parte porque sí. Tampoco le di mayor importancia, lavé el sartén para dejarlo escurrir y cuando terminé eso busqué en una de las gavetas para sacar un tenedor antes de volver con Paimon, que ya se había puesto a terminar de ensamblar el postre. Arrastré un banco, me di cuenta que él hasta le había limpiado los bordes al plato y me reservé la gracia. Puede que fuese una obviedad, así como lo había sido el asunto de Altan con el poder y el control, pero la indiferencia de Paimon, su falta de empatía y todo eso trazaba un límite muy claro. No esperaba de él nada y en consecuencia tampoco yo entregaría nada; ese era, de hecho, el trato que habíamos establecido. Como fuese, acomodé el banco, me senté y corté un bocado de una de las crepe sin más. Me permití el atrevimiento de observarlo como si fuese a juzgarlo, que de por sí casi todo lo había hecho yo, y sonreír antes llevarme el tenedor a la boca, mirando Paimon. La verdad era que estaban buenas, así que si no fuese por cuestiones de tiempo habría acabado comiendo quién sabe cuántas. Me relamí los labios, preparé otro bocado en el tenedor y lo estiré hacia él. La sonrisa se me había ensanchado, así que la mantuve sin mucho problema y también sostuve su mirada.
No entendí a que se refirió con lo que pudiese pensar Rockefeller con mi ausencia por lo que no agregué nada más, no le vi el caso. Shiori lavó lo último, anuncié la finalización del postre y ella trajo un banco, opté por quedarme de pie porque dentro de poco sonaría el timbre y ya estaría bastante tiempo sentado. Apoyé el codo sobre el mesón, y el mentón sobre mi palma en ella arrastraba el plato. La muy descarada miró el platillo como crítica de gastronomía, no me inmuté de igual forma porque no había oportunidad de recibir una observación de su parte, lo terminó degustando con una sonrisa, como era de esperarse, volvió a pasar el tenedor para cortar otro trozo, lo extendió y repasé el ofrecimiento hasta llegar a sus ojos anaranjados, insolentes de por sí. —Ya dije que no como dulce —le recordé en un murmuro notando que su sonrisa se mantenía y el sostenimiento de su mirada también—, no me gusta repetirme.
El dulce del chocolate con el de la crema batida era bastante agradable, las fresas estaban un poco más ácidas de lo que me habría gustado, pero no podía hacer mucho para controlar la maduración de una fruta así que ni modo. Paimon rechazó mi ofrecimiento, haciéndome reír, así que terminé por comer el bocado que había preparado para él, balanceando las piernas en el banco. —Aburrido —repliqué justo como él había hecho antes. Comí un poco más, porque tampoco iría uno a desperdiciar un postre, y unos segundos después dejé el tenedor en plato. Pesqué algo de crema batida con el índice, porque sí, y estiré la mano en su dirección. —¿Ni la crema? —insistí porque me importaba bastante poco hacerlo repetirse—. Le puse menos azúcar por ti.
La vi regresar el tenedor a sus labios para ella comer el trozo al que me había negado, noté también el movimiento de sus piernas por el ligero balance de su cuerpo. Parecía una niña chiquita toda entretenida con un caramelo, lo que me causaba cierta cuota de gracia. Como fuese, me enderecé, paseando la vista de nuevo por las ventanas. En ese momento Shiori me ofreció la crema batida, la mira de perfil; su convencimiento con lo de que mermó el azucar provocó que soltara el aire por la nariz con cierta jocosidad. —Ni la crema —afirmé regresando las pupilas negras al frente. Ya ella estaba enterada de la única manera que comería ese dulce, así que mientras no se le antojara cumplir las demandas, a mi no se me antojaría probar nada de ese plato.
Reí cuando me rechazó por segunda vez, terminé por encogerme de hombros y regresé la mano a mi espacio, quitando la crema batida de mi dedo con la lengua sin demasiado problema y sin ninguna segunda intención real en el gesto. Pobre criatura, debía vivir una vida bastante amargada sin ceder en sus caprichos, aunque tal vez podía decirse lo mismo de mí. Porque seguía pretendiendo controlar una telaraña a mi alrededor. —Gracias por preparar el chocolate —dije de todas formas, fue relativamente genuino, y comí un poco más. Pensé en decirle que en efecto había hecho que comiera algo mejor que los pocky, pero no creí que hiciera falta desacreditar así el gesto de Zoldryck. Al final del día seguía apreciándolo y era consciente de que había afecto real en esa clase de cosas, en los chocolates que pasaba a dejarme al salón aunque nunca me los diera en persona, en comparación a esto incluso si saciaba más. Por eso era injusto lo que hacía. —Si quieres comer, ahí está el almuerzo. Ya sabes que no acabarás muerto ni indigestado por probarlo, pero como prefiera el señor chef. Contenido oculto quizás este sea mi último post, quizás no JAJAJ mañana veremos
Me agradeció por el chocolate y no respondí a eso, aunque en algún punto si rodeé la mesa para alcanzar lo que era su almuerzo, sin permiso de nadie pero bueno, la princesa aquí presente me había ido a buscar este receso para terminar preparándole un postre, ya parecía más caprichosa de lo que yo podría llegar a ser. Fue entonces que me ofreció de su bento, el cual ya traía en las manos, lo destapé sin afán luego de notar la hora. Eché un vistazo a los alimentos y con los palillos comencé a separar lo que consideraba y comería. —No sé si debería cobrarte por prepararte eso —murmuré molestándola en lo que llevaba las verduras a mis labios, mastiqué con lentitud descansando la espalda baja en el mesón vecino al nuestro. Y con la expresión de eterna desconexión tragué, mirándola de regreso. —¿Trajiste algo de tomar?
¿Qué si un postre era un almuerzo? No, pero tampoco iría a quejarme, si de repente lo que podía sacar de esto también era que Paimon terminara aquí preparando chocolate era ganancia y eso lo reconocía. Además me había distraído de cualquier posible incomodidad al pisar la cocina, pero quizás justo por eso tuviera que regresar por mi cuenta otro día. Para confirmar si podría volver o mejor nunca lo hacía. —Tal vez —apañé a lo del cobro antes de comer otro bocado—. Aunque quién sabe si querría pagarte. La respuesta y en sí todo fue bastante ambiguo, pero me dio igual como solía ser siempre. Seguí comiendo, solo reparé en él de nuevo y señalé con un movimiento de cabeza la mesa, un poco más allá del almuerzo estaba la botella. —Es agua, debe estar algo fría todavía aunque el térmico de la botella no es muy bueno. Si la percepción del tiempo no me fallaba, no debía quedarle mucho al receso así que pronto volvería a cerrar la cocina y me iría a clase. Si Paimon me acompañaba o no, bueno, suponía que era bastante indiferente. Contenido oculto ahora sí mi último post a fue un placer aventarle graciosos a Pai (?