Claroscuro

Esta historia es AU y contiene Ooc, es la primera historia que subo y espero saber que opinan sobre ella, aun no esta terminada pero si os gustéis podría seguir continuando la historia.
La pareja principal es Sesshomaru y Kagome.

Claroscuro
Prólogo

El jugoso sonido de las teclas siendo golpeadas con sutileza con tus ágiles dedos, siento como mi ser tiembla y mis entrañas se retuercen, me doy cuenta cual perdida estoy, tan sola, y te veo allí, sentado como tu solo lo sabes hacer, de una forma perfecta, majestuosa, no soy nada a comparación tuya, tu cabello platinado se mueve gracias mente mientras tomas ritmo en la melodía y comienzas a desplazar tus manos por el teclado; nada es más hermoso que esa imagen que me muestras, basta solamente que me mires para que tenga un lapso nervioso, no puedo evitarlo.

Eres estúpidamente perfecto.

Terminas, aun sigo viéndote como tonta, te paras y me ves, te burlas en silencio y me miras a los ojos, sabes lo que causas en mi, te encanta tenerme rendida ante ti, no puedo moverme, se que caería si lo hago, me golpeo mentalmente y suspiro, cierro los ojos esperando que esta escena tan vergonzosa pase y te alejes lo mas pronto de mi, como siempre.
Pero no sucede, aun siento esas embargantes sensaciones que causas en mi anatomía, siento tu fría mirada recorrerme como solo tu lo sabes hacer, abro un ojo y te encuentro a solo un suspiro de mi, ¿Cuando llegaste allí? Olvido lo rápido que eres, que tonta soy, tu no eres humano; avergonzada bajo mi mirada y mi mejillas me traicionan, estoy ridículamente sonrojada y se que tu tienes esas odiosa e irresistible sonrisa de superioridad, pasas aun lado mío, rozando intencionadamente tu hombro con el mío, y lo logras, levanto la cabeza con rapidez y tu esencia me llena por completo, exquisita, sabes lo que causaste y aun así te tomas el descaro de voltear y guiñarme el ojo, sabes que es peligroso, pero sabes también que eres tu aun más peligroso, que yo. Tu pelo se eleva libremente sin rebasar el límete de lo descarado, y vuelvo a quedarme allí plantada como una tonta simplemente por tu imponente presencia.
Suspiro y me dejo llevar por mi inconsciencia, moviéndome lentamente sin perder mi majestuosidad y mi poco dignidad hacia el piano. Me siento en el taburete y hazlo la tapa con cuidado, me tomo mi tiempo admirándolo y repasando cada tecla con elegancia, elevo mis manos y tomo mi pelo entre mis manos, lo recojo en una cola alta, se que así mi esencia llegara a tu radar de olor, me permito sonreír por que se que aun estas poniendo atención al cuarto donde minutos antes estabas, me trueno mis dedos y se que eso te aria enojar. Dejo que mis dedos jueguen un rato y tomando me mi tiempo me coloco en posición.

Por que se que en esto aun soy mejor.

Toco las primeras notas y me prepara mentalmente para cuando tu llegues, me concentro en la música y dejo que mis dedos se expandan por las teclas claras-oscuras, siento como fluye en mi esa magia propia que tengo al tocar, y dejo que me absorba todo, no importa nada mas que la sinfonía; toco como nunca lo había echo y siento como la estática se mueve alrededor de mi, de la habitación; la liga se rompió mi pelo se alza por la estática; siento esa inquietud en mi pecho cada vez que pasa esto, mi espalda me quema y mis ojos me arden, pero no me detengo, no puedo, de mi dedos se deslizan luces y sombras que se arremolinan a mi alrededor, el fin esta llegando, pero no siento que pueda detenerme, quiero que nunca acabe, que esto deje de encarcelarme, pero tiene que parar, lo daños no quiero afrontar.

Sin remedio alguno la pieza tenia que terminar.

Me quedo allí sentada sin mas, no abro mis ojos, aun siento esa descarga correr por mis venas, me dejo calmar, pero siento aun como la estática aun no se desvanece por completo, mi pelo ya esta en su lugar, pica mi herida; sin abrir los ojos me doy cuenta de que tu presencia se encuentra allí, sonrió con arrogancia, bajo la tapa del piano y me levanto aun sin voltear; cuando volteo te veo allí con tu apariencia verdadera, estas asombrado y eso me causa una gran felicidad, aun puedo sorprenderte...

—Estas sangrando.- Hablo con ese tono indiferente que siempre utiliza, veo ese destello de preocupación en sus ojos pero lo esconde rápido antes de que compruebe si es verdad, sonrió con nostalgia y bajo mi mirada.- No deb...

Lo corto antes de que siga y lo miro con mis ojos rojos mostrando mi debilitamiento por el uso de energía. —Lo se, no es nada, solo necesito bañarme y cambiarme, es solo un corte.- No permitiría que viera mi espalda, ya no, y se que se le ha olvidado al verlo asentir, si no me apresuro a salir se que mis barreras se destruirán y que él olerá mi sangre. No lo permito. Me preparo para salir, paso justamente como él lo hizo minutos antes.
Me toma del brazo justo cuando estaba por pasar por la puerta y mi barrera cae. Me arrepiento al ver sus ojos agrandarse y la furia que pasa por sus facciones perfectas. Me toma de los hombros y me azota sin cuidado alguna en la pared impidiendo mi huida, dejo escapar un gemido de mi labios y pruebo el ardor que causa.
—¿Porque? ...- Habla con los dientes apretados, sus ojos apenas dejan verse por una rendija pequeña, demostrándome de nuevo su disgusto conmigo-¿Por...que...me...lo...escondes? - Había un cierto matiz en su forma de hablar que me hizo estremecerme y bajar la mirada, escondiendo mis ojos de él, las lagrimas se acumulan en mis ojos y un nuevo dolor punza en mi cuello.

Su marca.

—Sesshomaru... Me estas lastimando- Una lagrima recorre mi mejilla y para mi satisfacción el olor a sangre cubre el olor salino de mis lagrimas, no puedo verlo, quiero escapar. En mi mente pasa un cierto tipo de reproche a mis acciones, sabia que esto pasaría, solo que era algo que quería que pasara.
—¡¿Porque coño lo hiciste Kagome?! - me zarandea un poco y logro pegarme con la pared mi magullada espalda. Dolor. Gemido. Muerdo mi labio y pruebo el sabor de mi sangre. El esta enojado.
—Me lastimas...- dejo salir en un susurro, aun sin verlo se que no va a parar hasta que se lo diga, pero es algo que ahora no quiero afrontar, solo quiero ser libre, y eso es lo más próximo a la sensación.

Y él lo sabe. Lo ha ha sentido... Conmigo.

—Sabes cuanto peligro acarrea que hagas eso, sabes que puedes provocar a el rompimiento de esa linea ¡Tu no quieres estar allí, Kagome! ¡Entiende que es por tu bien!¡No quiero que te lleven!

Todo cambio y la oscuridad me atrae y él lo sabe.

Gemido. Las lagrimas caen sin poder detenerlas, caen y se disuelven en oscuro manchón del piso, mi sangre. Gimo. Lo siento tensarse y alza mi cara con su mano, el arrepentimiento cruza por su rostro y veo allí lo frágil y vulnerable que podemos llegar a ser.
Se recarga en mi hombro y deja caer sus manos, él es alto, muy alto, pero de todos modos no le es incomodo...
—No quiero perderte...- Esas simples palabras me desarman y mis lagrimas caen aun más. Lo envuelvo en mis brazos, sin pensar el dolor que me puede causar y el lo siente, levanta el rostro y me veo con ese amor que no deberíamos profesarnos, ese amor que nos mantiene separados por nuestro bien, ese deseo que nos consume y que nos mantiene con vida.
Con desespero junta sus labios con los míos, siento todas esas emociones que contiene en su pecho y con anhelo le devuelvo las caricias, y así con rudeza y deseo nos dejamos llevar por las caricias que nos proporcionan nuestros labios. Buscando un toque mas intimo nos llevan a subir de nivel el modo en que nos movemos y al final buscando aire nos separamos centímetros, unidos por un hilo de saliva que cuelga de nuestros labios; juntamos nuestras frentes y cierro los ojos recuperando mi respiración.
Y es allí, cuando me doy cuenta que ya no hay marcha, que hemos quebrado esas barreras que habíamos creado el uno con el otro, que ya no importara esas linea que nos separan, ese pequeño limbo que no nos deja sentir como somos, como portadores de esa marca de pertenencia que tenemos.
Los seres del otro mundo se arremolinan en torno a nosotros, buscándome; y los ángeles nos vigilan desde arriba, queriéndolo. Y nosotros, nosotros, simplemente nos tomamos de las manos, haciendo que nuestras ropas se desgarren y cambien por lo que un día llevamos, dejando al descubierto nuestra verdadera identidad. Un ángel y un demonio.

La guerra había comenzado.

Nosotros no estábamos dispuestos a perder, porque nosotros teníamos algo por lo que luchar, teníamos que sobrevivir para poder vivir en paz...

Ni siquiera los humanos podrían estar a salvo de lo que se avecinaba.

No me importaba que pasara con los demás, siempre y cuando lo tuviera a mi lado, y se que él compartía aquel sentimiento egoísta.

Estábamos dispuestos a terminar lo que habíamos empezado, estábamos dispuestos a matar a nuestras propias razas.

Solo por el otro. Porque eras solo uno.

Una sola alma en dos cuerpos diferentes...