Clásicos de Navidad NH SS SK GM KI NT

Tema en 'Fanfics Abandonados de Naruto' iniciado por Fan Real Madrid, 24 Diciembre 2010.

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    Fan Real Madrid

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    ¡Feliz Nochebuena a todos! Y como lo prometido es deuda, aquí está mi fanfic especial de Navidad :3 Consistirá en una serie de one-shots que iré subiendo a medida que pasan estas fiesta. Las parejas serán: NaruHina, SasuSaku, ShikaTema, GaaMatsu, KibaIno, y NejiTen. Espero que sean de vuestro agrado.

    El primer one-shot va muy acorde con la festividad que hoy se celebra: el nacimiento de Jesucristo. Es un NaruHina. Por su puesto va dedicado especialmente a mi amiga Marlex y a TemiNara, y a todo el club de lokas. ¡Espero que os guste!:

    El Portal de Konoha:

    La Navidad pasada, en una pequeña ciudad al norte de Japón; vivía una linda joven que pronto se enlazaría con Naruto Uzumaki, un muchacho alegre e hiperactivo, rubio de ojos azules que deseaba tener una vida libre con su esposa y sin hijos. Las nupcias se celebrarían dentro de pocos meses, y Hinata, que era así como se llamaba la chica, preparaba todo para que fuesen perfectas. Habían contratado a un especialista en bodas para prepararla, y en ese momento daba vueltas por el restaurante donde se celebraría la comida; ordenando a un montón de gente lo que debían preparar. Hinata y Naruto lo miraban con cara de resignación.

    —A ver chicos, estas flores deben ir allí, y esta tarta aquí… ¡Pero quien ha puesto hay ese mantel! ¡Esto es una boda, no un bautizo! —después de esto propino un golpe a uno de los trabajadores y fue a hablar con los futuros novios:

    —Escuchadme, ya podéis iros, descansad mucho y cuidad la figura para caber en esos trajes tan lindos que comprasteis.

    Y los dos salieron del salón, abrazados y felices por su boda. Ya se estaba haciendo de noche, y por eso al llegar a sus casas fueron directos a la cama. Hinata se acomodo al lado de su amor y poco a poco fue conciliando el sueño.

    —Hinata, Hinata…

    —Dime Naruto-kun. —la peli azul volteó para ver lo que quería su novio, pero lo encontró dormido, con una pierna fuera de la cama y un poco de baba cayendo de su boca.

    Me lo habré imaginado—pensó, y volvió a darse la vuelta. Pero a los poco segundos volvió a oír como llamaban. Entonces un hombre vestido con una rica túnica bordada en oro, que sostenía una pequeña arpa y lucía una aureola encima de su cabeza. Tras de si en su espalda llevaba un par de grandes alas. La chica se levantó de su cama y se arrodilló delante de él.

    —Hinata Hyuga, has sido elegida por el gremio de ángeles celestiales para dar a luz al próximo cantante country que volverá a poner ese estilo de moda. Sepas que es algo vital para que la humanidad sobreviva a los años de crisis que se vienen… El poder de la música country os subirá los ánimos para reconstruir el mundo.

    La oji perla lo miró un momento con cara rara. No se lo creía al principio, pero algo le dijo que aquello no era un sueño. Y en verdad deseaba tener hijos.

    —Desearía cumplir lo que me pides, pero a mi futuro esposo no le agradaría tener niños.

    —De eso ya me encargo yo, mañana mismo te lo está pidiendo.

    Y el ángel se desapareció, y como había dejado una habitación muy oscura, Hinata fue tropezándose a dormir en su cama.

    Mientras tanto, Naruto soñaba que estaba en un concierto de country, su música preferida. Bailaba al ritmo de la música alegre con su amigo Rock Lee, que siempre le acompañaba a esos conciertos. Cantó un poco la letra, pero se quedó cantando solo, porque de pronto, todo el ambiente, el escenario, los músicos, las personas e incluso su amigo Lee habían desparecido. Entonces soltó un grito de rabia.

    — ¡Vaya hombre, ni en mis sueños me puedo divertir en condiciones’ttebayo!

    —Naruto…una voz lo llamó desde su espalda.

    — ¡Qué, y ahora que pasa! —gritó esto a lo tonto, pero enseguida se calló al ver la figura de un ángel detrás de él.

    —Naruto, ¿tu amas el country?

    — ¡Uy, pues claro! Que pena que se esté perdiendo ese estilo de música’ttebayo—dijo mientras hacia un puchero.

    — ¿Harías algo… grande para recuperarla? —el ángel remoloneó un poco con esta pregunta, no sabía como convencer al chico, quería ir despacio.

    —Lo que fuese… no, pero soy capaz de amputarme un dedo’ttebayo.

    — ¿Y si te digo… que tu esposa se va a quedar embarazada del mejor cantante country de todos los tiempos, para que este levante otra vez esta música, y ayude al mundo a salir de la crisis? Lo harás, porfa, lo permitirás, por favor, es algo vital para la humanidad. —el ser celestial dijo todo esto de carrerilla sin respirar y cayó al suelo, esperando la respuesta de Naruto, que solo lo miraba con cara de desagrado.

    — ¡Pero somos muy jóvenes’ttebayo! ¡Yo quiero vivir mi vida y no puedo tener un hijo! ¡Nos quitaría espacio! —el rubio hizo más pucheros y fingió un gran drama sonándose la nariz con un pañuelo que dios sepa de donde lo cogió.

    — ¿Y si te digo que si no aceptas, esa Harley naranja tan bonita que tienes desaparecerá por arte de magia? —el ángel puso una expresión de picardía, mientras mostraba una imagen de su bonita moto a Naruto.

    — ¡Vale, bien, acepto de muy buena gana! Eso ni se pregunta hombre, por ti lo que sea amigo… Pero como toques mi moto me hago satánico y os vais todos a la m*****’ttebayo.

    —Vale, vale, relájate. Mañana tu mujer estará embarazada, mira, incluso te ahorré el trabajo. Y ahora me voy, que tengo que convencer a Britney Spears de que haga un dúo con Chuck Norris, verás que risa, va a ser la caña.

    — ¡Adiós amigote! —se despidió el oji azul, mientras el otro se despedía desde el cielo. Acto seguido Naruto se volvió a encontrar despierto sobre su cama.

    A las tres semanas, Hinata ya tenía un bombo de ocho meses. Naruto y ella estaban en su casa viendo la televisión, un programa de cotilleo. Pero la cara de Belén Esteban se borró de la pantalla y dejó lugar a la figura del ángel que les había visitado la otra noche.

    — ¡Tíos, tíos, que se pasó una cosa que deciros! —el ser del cielo parecía muy estresado, llevaba una carpeta con un montón de papeles que asomaban por ella e iba sudando un montón, despeinado y con las alas destrozadas de tanto correr… o volar.

    —Que te pasa ahora, cansino. —preguntó el rubio con desgana.

    — ¡Que se me olvidó deciros que el niño no puede nacer en cualquier parte, debe nacer en Konoha, la cuna del country japonés!

    — ¡Y nos lo dices ahora que ya teníamos la clínica contratada y todo! ¡Joder, serás desgraciado! ¡Y ahora que hacemos, no tenemos un maldito euro ni para el metro’ttebayo! Con la boda y el gastazo de la clínica nos quedamos sin blanca.

    — ¡Pues os las apañáis, que siempre lo tengo que hacer todo yo! ¡Hala, adiós!

    Y el ángel desapareció, dejando a Naruto con un cabreo impresionante y a Hinata muy preocupada a punto de llorar. Entonces el rubio sacó a la fémina a la calle, corriendo llevándola en brazos para que tuviese que hacer esfuerzo. La subió a su viejo coche que ya corría menos que un burrito, y acto seguido y sin echar gasolina, cogió rumbo a Konoha.

    Transcurrieron tres días con sus tres noches, y ya iba faltando podo para llegar a la ciudad. Hinata empezaba ya a tener síntomas de un parto cercano, y Naruto corría más que un bólido a base de patillas para no dormir y hostias en la cara que le daba Hinata para no caer rendido. Por fin pudieron divisar un cartel que decía: “Bienvenidos a Konoha ciudad de vacaciones.” El rubio cogió con velocidad una curva y fue a buscar la clínica más cercana para que acogieran a Hinata. Al fin paró en una que ponía: “Hospital Tsunade Senju” y entró.

    — ¡Señora enfermera! ¡Tienen que ayudar a mi novia, que se ha puesto de parto!

    —Lo siento, pero no creo que queden plazas libres ni en este, ni en ningún hospital de la ciudad.

    Después de escuchar esto, a la pareja se le cayó el alma al suelo. Volvieron a su coche y fueron de casa en casa pidiendo una cama para acoger a la chica. No querían que su bebé naciese tan cutremente en un coche. En ninguna casa les podían dar acogida, hasta que al final encontraron una en la que parecieron tener suerte. Un hombre de unos treinta y pocos años, con el pelo plateado y peinado de una forma extraña, que llevaba una máscara (por lo visto estaba enfermo) les abrió la puerta poniendo cara de pasota.

    —Hola chicos. ¿Queríais algo? —preguntó con lo que parecía una sonrisa.

    —Por favor, ¿tiene espacio para que mi novia pueda dar a luz aquí? Estamos desesperados.

    —O, por su puesto. Podéis acomodaros en el pequeño pesebre que tengo detrás de mi casa. Es una reliquia de mi familia, ¿saben? —se apartó de la puerta y les dejó paso.

    Los muchachos pasaron a todo correr por donde el extraño hombre les indicó. Naruto acomodó a la chica entre la abundante paja y la abrazó. Los dos se miraron felices de haber encontrado por fin un sitio, aunque fuese tan humilde como ese. Esa noche, Hinata tuvo a su hijo.

    En otro lugar del país:

    Tres señores mayores conversaban mientras jugaban a las cartas. El primero de ellos era albino de pelo largo y ojos negros, alto con unos cincuenta años. La segunda era una mujer que aparentaba ser bastante joven. Era rubia con el pelo atado en dos coletas bajas, ojos de color miel un cuerpo muy bien dotado, su compañero albino a veces la miraba con cara de pervertido. El tercero era delgado, con el pelo negro y largo y los ojos parecidos a los de una serpiente. Pero estos tres no eran personas normales, eran nada más y nada menos que los reyes indiscutibles del country.

    — ¡Anda, mirad aquella estrella! —dijo el oji negro— ¡Tiene forma de guitarra de country! Esto debe significar algo, lo sé.

    —Quizá deberíamos seguirla, como hicieron los pringaos esos de los Reyes Magos. —comentó el pelinegro.

    —Entonces llevemos regalos, por si acaso. ¿Pero esto no es un poco absurdo? —preguntó la rubia.

    —A mí no me preguntes, yo no soy quien a hecho la historia. —dijo el albino, y así los tres reyes del country se encaminaron hacia el pequeño portalito.

    Pero no solo ellos vieron la estrella, decenas de personas amantes del country de Japón la pudieron divisar, y seguirla. Personas de la propia Konoha, de la ciudad de Suna, de la del Rayo, de la de la Lluvia, etc. Todos ellos fueron a ver al próximo rey del country.

    Mientras tanto, en el pesebre se res piraba amor. La pareja hablaba de la maravillosa estrellaque se dibujaba en el cielo, mientras Hinata sostenía entre sus brazos al maravilloso querubín que había nacido. Pronto vieron aparecer por la puerta a tres personas que les saludaron amistosamente, seguidas de otras cuantas que traían regalos para el recién nacido.

    — ¡Si son los reyes del country! —exclamó Naruto— ¡Mis ídolos desde pequeño!

    —Venimos a adorar al que será el próximo rey del country, vamos, digo yo. Yo le traigo como obsequio esta guitarra, para que pueda componer las más bellas melodías. —y la rubia entregó a las manos de Naruto el hermoso instrumento, que seguro que le había costado un dineral.

    —Yo le entrego este saco de billetes, para que pueda sobornar a las discográficas y hacer buenos discos. —el de ojos de serpiente dejó al lado del niño el saco, y en la cara de Naruto se dibujó una sonrisa zorruna.

    —Y por último, yo le entrego este disco de los mejores éxitos, para que pueda plagiar e inspirarse de las mejores canciones de todos los tiempos. —y el albino depositó el disco al lado de el rubio, que ya tenía la sonrisa gigantesca.

    Y todo el mundo fue dejando sus regalos. Naruto y su novia se dieron un tierno beso a la luz de la luna, conmovidos por los regalos y el cariño de la gente y colorín colorado, esta historia de Nochebuena se ha acabado. Por que ya no me queda tiempo para escribir, y parece que me enrollé un poco ;D

    ¡Dedicada al club de Lokas! xD
     
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    Pire

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    hola!!!!1
    aqui pasando la vi-lider del club jajajja pues ammm...ta rara la historia, cantante del contry? bueno e oido esas canciones antes? jajaja no se yo no se de q genero son las canciones q canto jajajaj...gracias por la dedicatoria XD
    tu historia esta original jajajaj una cosita

    -cuando termines un dialogo en algun signo tambien debe llevar punto que no se te olvide jajajaja

    pues me gusto...ESTARE ESPERANDO EL NEJITEN jajajajaja mivis espero q este de lo mejor jajajajaj
    pues asi FELIZ NAVIDAD!!!!!!! que te la pases genial ok
    mmm ^^ pues espera el reto jajajajaj cualquier duda de las reglas para eso estoi yo ^^
    me retiro...te cuidas TE MEGA KIERO!!!!!!! sayonara

    risa-chan
     
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    Alyss Alice No Akuma

    Alyss Alice No Akuma Ritornata

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    kya! amiga que guay!!
    jeje muy buena parodia la tuya, jejje felices fiestas xD
    la trama super yeah, jojo el nuevo rey del country :P
    estuvo buena esa ;)
    habra conti?? .. genial :D
    no vi errores xD .. oh no se, eem no entiendo algunas cosas de ese castellano, en fin, muy liindo
    nos vemos bye
     
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    Fan Real Madrid

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    ¡Feliz Navidad chiquitines! Gracias por sus amables comentarios, son muy kawais ;D Este es el segundo one-shot, es un SasuSaku basado en el cuento “El árbol de Navidad” un cuento popular que no se si conocerán, pero bueno. Espero que les guste la pareja y la historia, sin más demora, aquí se lo dejo:

    El Ángel de los Regalos:

    Todos los años, en Christmas Village, la alcaldesa Tsunade Senju mandaba montar un gran árbol de Navidad en el centro de la plaza. La gente debía aportar los mejores adornos de sus casas para decorar el abeto. Todos traían lo que podían: los más presumidos ricos adornos dorados y plateados, los más coloristas bolas y caramelos de todos los colores, y los humildes, pequeños muñecos semejantes a pastorcillos o adornos hechos a mano. Ese año a Sakura, una chica peli rosa de orbes jade hija de una familia normal de esa bonita ciudad; le había tocado llevar los adornos para el majestuoso árbol. Al llegar a la plaza saludó con la alegría de las fiestas a sus conocidos y empezó a colgar sus regalos. Al poco rato, observó como una figura muy conocida para ella se acercaba también a colocar su aportación: Sasuke Uchiha. Sasuke era un chico de pelo azabache intenso y ojos del mismo color. Su cabello estaba desordenado notablemente, y caía sobre su tez blanca como la nieve, algo que para las chicas era un rasgo muy hermoso del muchacho. Algunos suspiros se escucharon en la plaza cuando colocó su caja al lado del abeto y comenzó a colocar los cuantiosos adornos. Entonces la peli rosa olvidó su tarea y fue a saludar al muchacho.

    —Hola Sasuke-kun, ¿cómo estás pasando las navidades? —preguntó la chica con la mejor de sus sonrisas.

    —Bien, gracias. —le respondió el azabache serio, sin ni siquiera voltearse a mirarla.

    —Me alegro mucho. Oye Sasuke, me preguntaba si después de colocar tus cosas… podríamos dar una vuelta para conocernos mejor, ¿vale?

    —No, no quiero. —el oji negro ya había terminado de colgar sus cosas, y habiendo rechazado tan malamente a la pobre Sakura, se disponía a irse.

    — ¿Por qué Sasuke, es que te ha pasado algo? —la de ojos verdes preguntó esto ya a sabiendas de su respuesta.

    — ¿Por qué tenéis que ser tan pesadas? Primero Yamanaka y ahora tú. —después de decir esto, apartó de un empujón a la peli rosa y se fue, dejando a la pobre chica con la palabra en la boca y bastante triste.

    —Vaya, vaya, frentona. Parece que Sasuke-kun pasa de ti. ¿No es cierto? —Sakura miró a la autora de esa pregunta: Ino Yamanaka. Una chica rubia y muy presumida, con ojos de color cielo y al igual que ella, gran admiradora de Sasuke. Siempre había sido su mayor rival en el amor.

    — ¿Y tú que, Ino-cerda? No veo que a ti te haga más caso. —le contestó Sakura con desdén.

    —Escucha, señorita macro-frente, Sasuke-kun es mío y una frontuda como tú jamás podrá conquistarlo. Y menos de la forma tan estúpida de la que lo intentas.

    Sakura, harta de estar escuchando las tonterías de su rival, se fue casi corriendo de la plaza, dejando allí todos los adornos que traía que los demás se encargaron de terminar de colocar. Llegó a su casa donde todos estaban esperándola para cenar. Comió y se lavó lo más rápido posible y subió a dormir a su habitación, había sido un día muy largo. Se puso su pijama de terciopelo rosa y se metió en su calentita cama. Se puso mirando al techo y dejó los ojos abiertos un momento, para cansarlos un poco y conciliar mejor el sueño. Entonces adivinó ver un puntito de luz en el techo, pero seguro que era un efecto óptico. Sacudió la cabeza y volvió a mirar al techo: otra vez ahí ese punto. Entonces creyó que era la lámpara de techo terminando de apagarse, y cerró los ojos para dormir por fin. Pero pronto debió abrirlos, porque una luz demasiado potente daba de lleno en sus párpados. El pequeño punto de luz era ahora como un sol diminuto que iluminaba todo el cuarto. Se incorporó sobresaltada sobre su cama y notó como la luz iba tomando forma hasta adquirir la silueta de un ángel. Entonces Sakura tuvo el impulso de levantarse, y cuando la criatura salió por la ventana que misteriosamente estaba abierta, Sakura dio un pequeño salto, ya que su habitación estaba en la planta baja de su casa, y lo siguió. Andaban por las calles vacías y cubiertas de nieve del hermoso pueblo, la temperatura era mínima; pero Sakura no sentía frío. Fue conducida por el ángel entre las calles estrechas hasta llegar a la más grande de ellas. Cruzaron esta última y llegaron a la plaza donde estaba el majestuoso abeto completamente decorado. Entonces el ángel se posó sobre una de las ramas del abeto, dejando allí toda la luz que llevaba y convirtiéndose en figurita. El abeto tomó la luz del ángel iluminando la asombrada cara de Sakura y de la estrellaba del abeto emergió un hermoso paquetito que fue a posarse en las manos de la chica. Cuando lo cogió, del cielo estrellado cayó un sobrecito con perfume de cereza y de color rosa que se posó encima del paquete. Después de ello, el árbol se fue apagando hasta sumirse todo en absoluta oscuridad. Entonces Sakura abrió sus ojos y se vio encima de su cama, donde había empezado aquel viaje. La ventana estaba cerrada.

    —Buff, que sueño más raro. —pensó, y se dio la vuelta para ponerse en posición más cómoda. Pero entonces descubrió en su mesilla el paquetito y el sobre que había encontrado en su sueño. Muerta de curiosidad, agarró primero el sobre y lo abrió rápidamente, leyendo su contenido:

    “Entrega este regalo solo a la persona que ames. Solo a él le pertenece, no a ti, recuérdalo.”

    — ¿Y que leches quiere decir esto? ¿Pero cuando se lo debo dar? ¿Y qué significa lo de que solo a él le pertenece? ¿Será que solo él lo puede ver? —Sakura se devanaba lo sesos buscando respuestas a tal desconcertante hecho, pero una voz la llamó desde la habitación de al lado.

    —Sakura-chan, ¿estás bien? —su madre se había despertado con el ruido de la peli rosa. Así que ella se apresuró en esconder el regalo y la nota y fingir estar dormida.

    Al día siguiente se celebraba la Nochebuena. Todas las personas del pueblo se reunían en la plaza a admirar como había quedado el árbol en el que todos habían trabajado. Tsunade-sama preparaba una chocolatada para todos. Los niños jugaban entre risas y praderas por toda la plaza y los adultos conversaban sobre todo lo que habían hecho ese año. Sakura buscaba con la mirada a Sasuke, quería entregarle el regalo del ángel. Porque ella lo consideraba la persona que más amaba, así que solo podía ser él. Anduvo por toda la plaza para encontrarlo, iba feliz porque si le gustaba el regalo a lo mejor la perdonaría y tendría otra oportunidad. Pero su sonrisa se borró al encontrar a Ino abrazando a Sasuke en una esquina de la plaza. No puedo aguantar la visión de esa escena y salió corriendo: necesitaba desahogarse.
    Se sentó en un banco de una calle cercana a la plaza, y ya allí se echo a llorar. La calle era estrecha pero bonita. Los copos de nieve caían sobre el suelo ya muy nevado, y brillaban como purpurina dorada con la luz de las farolas que había a ambos lados. Los bancos eran de madera con soportes de hierro negro que formaban preciosas figuras. Sakura estaba sola en esa calle: sus lágrimas caían sobre la nieve derritiendo un poco la superficie, y el paquetito se encontraba a su lado, siendo mojado por la abundante precipitación. Entonces escuchó unos gritos:

    — ¡Déjame en paz, pesada!

    — Pero Sasuke-kun, yo…

    — ¡Quiero estar solo!

    Cuando miró de donde provenían las voces, vio a Sasuke alejándose de una triste Ino, que cansada de ser rechazada volvió a la plaza. Entonces también vio como, suspirando, Sasuke dejaba un paquete igual al suyo en su banco, y se cruzaba de brazos con los ojos cerrados soltando un “¡hmp!”
    Entonces, decidió dejar al lado sus miedos e ir a comprobar por qué ellos tenían el mismo paquete, no podía ser casualidad. Se levantó y fue hasta el banco del azabache, después se sentó a su lado.

    —Sasuke-kun, ¿Dónde encontraste ese paquete?

    — ¿Ya estás igual que tu amiga? ¿Y a ti que te importa?

    —Porque Sasuke, yo tengo uno igual. —la oji jade enseñó su paquete al azabache, que lo miró algo sorprendido.

    —Verás Sakura, lo encontré…

    ###############FLASH-BACK###############

    Sasuke dejó la plaza aburrido, cansado de los acosos de las chicas, y fue hasta su casa. Ni si quiera quiso cenar, y fue directamente a acostarse, había sido un día muy largo. Se puso su pijama de algodón azul para estar bien calentito y se dispuso a dormir. Pero al rato tuvo que abrir los ojos, pues pensaba que alguien había entrado a su habitación, ya que notaba las luces encendidas en sus ojos.

    —Mmmm, ¿y ahora quién es? —refunfuñó, y al levantar sus párpados pudo ver la majestuosa figura de un ángel volando sobre su cabeza. Entonces sobresaltado, le tiró con la zapatilla a la cabeza, pero no pareció hacerle daño, porque como si nada lo cogió entre sus brazos y se lo levó con él por la ventana. No se vio capaz de decir nada para detener al ángel, porque aquello le causaba una sensación muy agradable. Sentía calor a pesar del frío de la calle, y algo extraño parecido a felicidad por ir en brazos de ser, a pesar de no entender nada de lo que le estaba pasando. Al fin el ángel terminó su trayecto, y colocó a Sasuke delante del árbol. Después se repitió la misma acción que con Sakura; el ángel se posó en el árbol, se convirtió en figura, le entregó el paquete y el sobre cayó del cielo. Después Sasuke se encontró otra vez sobre su cama y descubrió el paquete: el pobre alucinaba como en su vida.

    ###############FLASH-BACK###############

    —Desde entonces lo llevo siempre encima, por si esa persona aparecía…

    —Entonces me parece que ha llegado el momento de entregárnoslos.

    Se intercambiaron los regalos entre sí, y los abrieron cuidadosamente. Dentro de cada uno de ellos, había una rosa roja como la sangre. Se las enseñaron el uno al otro sorprendidos.

    —Ey Sasuke-kun, mira, hay algo escrito en las rosas. —era cierto, los chicos buscaron la palabra de su rosa y la leyeron:

    —Sasuke Uchiha. —leyó la peli rosa.

    —Sakura Haruno. —leyó el azabache.

    —Me parece que no hay nada más que decir. —dijo Sasuke, y ante la luz de las farolas, los copos de nieve, y la mirada de un ser celestial que se mecía en el cielo, se fundieron en un tierno beso.
     
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    Jolieh Crys

    Jolieh Crys Entusiasta

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    Hola! Por fin me paso, en verdad una disculpta pero tenia tantos que leer, y poco tiempo con las festividades, y bien que puedo decir si me super mega encantaron los dos, el primero si raro como dice risa-chan pero lindo, el segundo es mi preferido, aunque ese mal genio del Uchiha pero asi le queremos.
    Gracias por la dedicatoria al Club, muy lindo de tu parte.
    No encontré gran error así que no criticare, solo algunas faltas de tildes, y tu acento pero ya me acostumbre a el asi que le entiendo al escrito.
    Solo te diré que espero con ansias el NejiTen, sera el mejor, es genial la pareja, se prestan para trabajar con ellos, bueno eso me parece a mi xD

    Cuídate espero el próximo, Adiós.
     
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    Fan Real Madrid

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    ¡Hola a todos amigos! Muchas gracias por sus cuantiosos comentarios, ahora que es Navidad hay que aprovechar que es hora punta, jeje. Bueno, para los fans del GaaMatsu, hoy es su día, porque es el turno de esta pareja. Este one-shot está basado en el cuento popular “Canción de Navidad” de Charles Dikens. Espero que les guste, va dedicado a los fans del Gaamatsu:

    Contigo Dejaré de Odiar:

    ¡Que felicidad para todos! Ese día, era el día de Nochebuena. Y la gente andaba feliz por la calle, de aquí para con regalos, abetos gigantes a cuestas y la alegría de las fiestas cargada en el corazón. Un grupo de chiquillos cantaba alegre en la calle, pero sus villancicos fueron interrumpidos por una voz, no muy amable:

    — ¡Callaros ya, mocosos! —los pobres niñitos salieron corriendo. La razón: el miedo que le tenían a ese muchacho.

    Se llamaba Gaara Sabaku No. Era un chico frío, desagradable, y sobre todo: odiaba a todo el mundo. Las razones: desde pequeño había sido huérfano y se había criado en internados de la vida más pobre que se podía, después pasó toda su adolescencia trabajando duramente para un prestamista rico, que al morir le había dejado el oficio. Ahora trabajaba cada día en él, prestando dinero a los pobres, y si no podían pagar les quitaba todo lo que tenían. Además maltrataba a su pobre socio, Sai, pagándole un sueldo miserable y obligándole a trabajar hasta en los días festivos. Pero ese día le esperaban muchas sorpresas, y la primera le ocurrió esa misma mañana, al encontrar que el pomo de su puerta se convirtió por un momento en la cara de su antiguo socio: Kankuro Sabaku No. Como su apellido indica, era su hermano, en vida odiaba incluso más que él y había muerto solo sin ni siquiera el cariño de sus hermanos debido a su carácter. Gaara al ver su cara en el pomo de la puerta, se acordó de él y de lo mal que había acabado por su odio, pero sacudió la cabeza para olvidar aquello que en cierto modo le entristecía. Pasó el día amargado, odiaba la Navidad por encima de todo, ya que esas fiestas representaban el amor. Por la tarde, su socio Sai fue a su despacho a hablar con él.

    —Señor Gaara, quería pedirle que me dejara salir unas horas antes hoy para poder ir a cenar con mi familia y mi señora Konan.

    —Ya, claro. ¿De verdad piensas que te dejaré ir?

    —Pero señor Gaara, hoy es Nochebuena, y mis niños…

    —Nochebuena, Nochebuena, siempre estamos con lo mismo. Maldita Navidad, todos creen que por ser esa fiesta inútil deben tener vacaciones. Anda, vete a trabajar si no quieres que no te pague el sueldo de hoy, que bastante tenemos.

    El pobre Sai se fue apenado a seguir con el trabajo. Se acordó entonces de su humilde familia: su mujer Konan trabajaba de sirvienta en una casa de ricos, a cambio de un sueldo miserable, y después encima debía ir a cuidar a sus dos hijos, que ni si quiera podían ir a la escuela. Y él trabajaba todo el día, llegaba muy tarde por la noche y solo le daba tiempo de despedir a sus hijos, cenar con su mujer rápidamente e irse a dormir. No, no era justo.

    Gaara terminó todo el papeleo del día y como el reloj ya marcaba las doce y media de la noche, se fue a dormir a su fría y oscura cama. A los pocos minutos entró en un profundo sueño, y en su desordenada mente, se apareció convertido en fantasma su difunto hermano, el que se había encontrado esa mañana en el pomo de su puerta.

    —Vengo a salvarte del horrible futuro que te espera. —empezó el fantasma de Kankuro con voz espectral, el hombre tenía aspecto mortecino y pálido, y arrastraba tras de si una cadena llena de libros de cuentas y cajas de caudales—Esta noche te visitarán tres espíritus que te desvelaran como conseguir evitar acabar como yo, arrastrando esta cadena durante toda la eternidad.

    Después de eso el fantasma desapareció dejando una habitación oscura y a un Gaara algo confundido, pero creyó que era un sueño. Y como todo buen sueño siguió teniendo sus sorpresas; ya que una chica con aspecto espectral, vestida con una túnica de color blanco que caía hasta debajo de sus pies suspendidos en el aire e iluminaba de cierto modo, y tapaba con su capucha su cabellera corta de color café y sus ojos oscuros apareció ante su cama provocando que se volviese a levantar de ella en un impulso de susto.

    —Soy el fantasma de las Navidades pasadas. —dijo intentando poner voz espectral, pero sin poder ocultar su voz dulce y su cara angelical que le daba total aspecto de una chica normal, mimetizada en fantasma. —Vengo a cumplir la misión que el cielo me ha encomendado para poder salvarte de las tinieblas.

    —Pues hala, ya te puedes ir yendo. No necesito que una payasa disfrazada me diga lo que tengo que hacer. —Gaara le tiró un cojín a la cabeza y se dio media vuelta intentando dormir.

    —Hay, mira que algunas personas sois cabezonas. No encuentro a nadie que se fíe de mí desde Scrooge. Hay ese vejete, que inocente… Bueno, y como veo que contigo no va a ser igual, te vienes quieras que no.

    Y la chica levanto a Gaara de un soplo mágico de su cama, mientras este intentaba no ceder agarrándose a las sábanas.

    — ¡Suéltame idiota! —gritó el chico mientras golpeaba su pierna.

    —Ya… cálmate. Mira, ahora te voy a llevar a un viaje precioso entre el tiempo y el espacio, ¿vale? Y luego te vuelvo a dejar en tu casa, solo que con paz en el corazón y siendo una persona nueva. Esto te cambiará realmente la vida, y te hará la persona más feliz de estas Navidades.

    —Como no me sueltes te denuncio. —el chico seguía en su empeño, pero poco a poco se fue dejando llevar. Sobrevolaron las calles de su ciudad, pero esta ya no parecía la misma. Las casas eran de tejados y construcción antigua, las calles no estaban alumbradas con esas abundantes luces eléctricas, si no que los candiles iluminaban con su luz amarillenta la extensa capa de nieve del suelo. La gente aún andaba por la calle, ya que aún no era tan tarde como para dormir. La chica-fantasma dejó a Gaara en el suelo, los dos entonces miraron por una ventana. En el interior se encontraban unos cuantos niños de aspecto pobre, cenando alrededor de una mesa servida muy pobremente y haciendo un esfuerzo vano por celebrar la Navidad. De entre ellos, en el que Gaara se fijaba era en un chico pelirrojo de tez blanquecina, bastante parecido a él. Precisamente, porque lo era. Tenía expresión alegre y jugaba con unos cuantos compañeros. Se le veía muy feliz a pesar de a pesar de la escasez de bienes.

    — ¿Ves? Ese eres tú de pequeño. ¿Recuerdas lo feliz que eras?

    —Si, vaya mierda de Navidades. No hacíamos más que reírnos de los niños pijos que pasaban por la puerta bien vestidos con sus papis. No sabes la envidia que les teníamos en realidad, ahí te morías de frío y de hambre.

    —Bueno, no hace falta ser tan pesimista chico, como veo que el pasado no va a funcionar, mejor dejo que lo intente mi compañera del presente. ¡Adiós!

    Y a los pocos instantes el pelirrojo se encontraba otra vez sobre su cama. Pero el sino no estaba dispuesto a dejarle descansar, así que otra vez volvió a aparecer en su cuarto un segundo espíritu, esta vez con la cara más alegre e iluminada, vestida con un traje rojo brillante y unas botas negras al estilo Santa Claus y una gran sonrisa.

    —Hola, soy el espíritu de las Navidades Presentes. —dijo mientras Gaara resignado se volvía a levantar de su cama.

    —No, no eres el espíritu de las Navidades Presentes. Eres solo la chica de antes disfrazada de Mamá Noel.

    — ¡Jajaja, no digas tonterías! —río el espíritu con cara de desesperación. —Bueno… si, soy la misma, pero con la crisis que hay, ¿tu te crees que estamos ahora los del gremio como para gastar en fantasmas de todas las edades?

    —Eres ridícula, donde tengamos que ir llévame ya que pueda dormir tranquilo.

    Y el espíritu lo volvió a levantar de la cama, mientras recorrían su ciudad, se detuvo en una casa en particular, bastante más pobre que las otras. Bajaron y volvieron a mirar por la cama. Y dentro Gaara volvió a encontrarse con caras conocidas. Su socio, Sai, cenaba alegremente con su familia, con una mesa pobremente servida y sin más calor que el de unas cuantas velas que habían colocado alrededor del salón. Aun así, a todos se les veía muy felices. En especial a un niño que parecía muy enfermo y se apoyaba en una muleta. Este reía con sus demás hermanos y era el alma de la fiesta.

    — ¡Ay el pobre Daiki! Si no lo llevan a que se cure pronto, no llegará a las siguientes navidades. —dijo el espíritu con tono de tristeza, mientras miraba a Gaara esperando un signo de preocupación en su rostro.

    —Y que, uno menos. —dijo el pelirrojo sin ningún reparo, desesperando a la chica fantasma.

    — ¡Desde luego, eres imposible! ¡No te da pena que un niño pequeño e inocente vaya a morir en estos tiempos porque tú no le pagas suficiente a su padre!

    —No.

    — ¿Nada?

    —No.

    — ¿Ni un poco?

    —Que no.

    — ¿Ni una pizquita de nada pequeñita, pequeñita, chiquita?

    —Ya te lo he dicho: no.

    —Pues a lo mejor te vas a ir a la m*****. Quiero decir… será mejor que te visite mi amiga del futuro.

    Y otra vez el mismo proceso. Pero antes de que desapareciera por completo, Gaara se quedó mirando un segundo al espíritu.

    Pues la verdad es que es guapa… ¿Qué digo? Si es un triste fantasma, y se supone que yo…—pero no le dio tiempo a terminar con su debate mental, porque cuando se quiso dar cuenta, un tercer espíritu (como no, la misma chica) se volvió a aparecer delante de él.

    Esta vez vestía una túnica negra, portaba tras de si unas alas de ángel blancas como la luna y su rostro parecía más pálido, resaltando sus profundos ojos negros.

    —Soy el espíritu de las Navidades Presentes, bla, bla, bla. Ya nos conocemos tú y yo. Vamos a dar una vuelta, ¿te parece? A ver si esta vez hay suerte.

    En cierto modo, el de ojos aguamarina se alegraba de tenerla otra vez ahí, y lo mismo le pasaba a la chica. Se les hacía agradable tenerse al lado, era como un modo de diversión, aunque los progresos eran nulos.

    El espíritu lo llevo a un lugar lúgubre y triste. Era el cementerio de la ciudad en el futuro. Fueron pasando por encima de las lápidas, aquello era realmente tenebroso.

    — ¿Qué hemos venido a hacer aquí? —preguntó el chico mientras miraba la cara de su portadora.

    —Como tu corazón se ha endurecido hasta casi amar la muerte, te demostraré lo horrorosa que puede ser esta, y lo terrible que es el odio. Este es el cementerio de las Navidades que vienen.

    — ¿Esa es la lápida de Daiki? Vaya…

    —Si, ya te dije que si no pagabas mejor a su padre no llegaría a las siguientes Navidades.

    — A lo mejor le subo el sueldo… A lo mejor un poco.

    —Bueno, eso en ti es un progreso. —dijo la chica con una sonrisa en los labios—Ahora te mostraré algo que creo que de verdad puede cambiar tu vida para siempre

    Pasaron unas cuantas lápidas más. En el cementerio había algunas personas llorando a sus seres queridos, y dejando flores al lado de sus tumbas. Los dos bajaron lentamente a una de las lápidas, y el espíritu apartó un momento al chico.

    — ¿Gaara, no? ¿Cuántos años tienes?

    —Mm… dieciséis. ¿Por qué quieres saberlo? —dijo desconfiado.

    —Porque… pensé que te apenaría morir a los diecisiete. —en ese momento apartó unas cuantas hojas secas de la lápida, dejando ver un nombre: Gaara Sabaku No.

    — ¿Qué? ¿Cómo acabé ahí? —preguntó apartando a la chica para comprobar si en verdad era su nombre.

    —Caíste muy enfermo. Como tú odiabas a todo el mundo, nadie quiso ayudarte. Y así, moriste solo y tristemente. Que lástima, con diecisiete años nada más… ¿Y ahora, vas a dejar de portarte tan mal con todo el mundo? —el espíritu esbozó una sonrisa de oreja a oreja, parecía que aquello en verdad le había afectado.

    —Pero para remediarlo… Tú podrías ayudarme. —pidió el pelirrojo.

    — ¿Cómo? Yo ya hice todo lo que pude, y no hay un fantasma de la tercera dimensión.

    —No, no me refiero a eso. Digo que… podrías dejar tu trabajo de espíritu y venirte a vivirte conmigo, así voy aprendiendo a convivir con las personas. —la chica no se podía creer lo que estaba escuchando. Realmente, había hecho progresos.

    — ¿Y tú crees que es tan fácil dejar un trabajo que te manda hacer el mismísimo arcángel de la Navidad, solo para irme a vivir contigo?

    —Bueno, vale, era solo una proposición. No te pongas así.

    —Que no tonto, que era broma. ¡Claro que puedo, hay setenta mil que trabajan en lo mismo que yo!

    — ¿Me has dicho tonto? —preguntó con cara desafiante, pero ya no tuvo más que decir ni a quien reñir, porque el espíritu selló sus labios con un tierno y casto beso, que provocó un pequeño sonrojo en sus mejillas.

    —Vamos a vivir juntos, no tengamos ya nuestra primera pelea de novios. —dijo la chica.

    —Al menos dime como te llamas.

    —Matsuri.
     
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  7.  
    Kaguya Ootsutsuki

    Kaguya Ootsutsuki Usuario común

    Piscis
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    Escritora
    te mega amo, gracias por invitarme a leer tu fic, porfa sigue adelante u nunk te rindas de veras, espero y haya un lindo final jeje tu historia esta super mega kawaiiii, te felicito
    xoxo besos y abrazos:cool:
     
  8.  
    Alyss Alice No Akuma

    Alyss Alice No Akuma Ritornata

    Escorpión
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    Mensajes:
    337
    Pluma de
    jajajaja :D
    yeah, eres lo maximo, auch, pobre gaara vio su lapida >.<"
    kukuku :3 queeee liiindo se qudaron juntos xD
    me gusto mucho xD ... tienes uno que otro errorsito pero nada grave :P
    sige asi, espero haya conti, nos vemos bye
     
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