Emily Hodges "¡Emily!" ¿Huh? Abrí los ojos parpadeando varias veces, hasta que mi vista pudo finalmente acostumbrarse a la luz de nuevo. Cuando recupere la consciencia, miré a mi alrededor. Mis pokémon estaban dormidos alrededor del banco y aparentemente, yo había sufrido el mismo destino, me había quedado dormida. El cansancio de todo lo sucedido parecía haber pasado factura finalmente en mi cuerpo y no dudó en aprovechar el momento para recuperar las horas de sueño. Seguramente solo había dormido unos minutos, no debía haber llegado a la hora, pero me sentía descansada. Sonreí al ver a mis pokémon. Ellos también debían estar cansados, pero aun así seguían viajando conmigo sin rechistar porque me querían. Recordé entonces la voz que había oído antes de despertarme. Eso no era parte de un sueño, la voz que se escuchaba era real. Lejana pero real. Así pues levanté la vista para encontrarme a Mimi acercándose a mi posición, con la mano en alto, saludando. Imité su gesto con una leve sonrisa y cuando finalmente se paró delante de mí, comencé a hablar. —Mimi, hola. ¿Ya has tenido tu combate?
Mimi Honda —Sí. No estaría aquí si no hubiera sido así ¿sabes?—le respondí con una pequeña sonrisa orgullosa. Mukka, fanfarrón, flexionó sus brazos. Ese idiota... apenas sí había hecho algo contra Akili—. Supongo que ahora estamos en igualdad de condiciones. Ahora teníamos el mismo número de marcas y los mismos objetivos. Aunque mi promesa estuviese por completo fuera de cuestión. ¡Si nos dirigíamos al mismo lugar, podíamos aprovechar y viajar juntas! Nuestro último viaje juntas había sido con Effy, hacía ya tanto tiempo. Necesitaba algo de tiempo con ella. Sin asesinos psicópatas ni locos amenazando la estabilidad mundial. >>¿Hablaste con Kupam?—le pregunté entonces, con curiosidad—. Estoy segura de que también te dio una estúpida flauta...
Kupam, al ver que Emily seguía rondando por allí, se acercó a ver qué ocurría. Junto a ella vio a Mimi, quien, para su sorpresa, había conseguido ya las siete primeras marcas. —Vaya, alucinante, ¿eh? —interrumpió—. ¡Qué velocidad! Perdona que me meta en la conversación, pero creo que has venido a por esto, ¿no? Y con eso, Kupam le entregó a Mimi la Flauta Fuerza y se marchó de allí.
Mimi Honda Nuestra conversación fue interrumpida por la repentina aparición de Kupam. En un primer momento fruncí el ceño. "¿Alucinante?" ¿Qué pasa? ¿No creía que podía conseguirlo? Pero luego me hizo entrega de... vaya, qué sorpresa. Una flauta. La flauta debía ser el instrumento del mundo pokémon por excelencia. Flauta azur, Flauta arenas, Flauta... lo que sea. ¿Qué tenía de especial una maldita flauta? ¡Solo era una caña hueca con agujeros! —Supongo que esto responde a mi pregunta. Muy bien... ¿y ahora qué? Kupam se había marchado así que no podría preguntárselo.
Emily Hodges Asentí con la cabeza cuando la chica acabó de hablar. No sabía cuanto tiempo llevaba Mimi en Udan, pero mucho menos que yo, eso seguro, ¡y ya había conseguido las siete marcas! Por mucho que me dijese que yo era fuerte, ella lo era mucho más, de eso no tenía duda alguna. Iba a responder a su pregunta pero en ese momento el capitán de tipo Lucha se acercó para entregarle a Mimi una flauta como la que me había dado a mi hace escasos minutos. ¿Cuántas flautas tendrían preparadas? —¡Sí! Esta es la Flauta Fuerza. Liza y Lucas me lo explicaron —comencé a hablar, poniéndome en pie para estirarme después de la siesta—. Creo que tenemos que usarla en la Colina Kilima, hay una salida que lleva a una zona nueva... ¡Y creo que también podemos ir a otra zona desde Zamani!
Mimi Honda Mientras escuchaba a Emily hablar le eché un nuevo vistazo a la flauta. La Flauta Fuerza... suponía que como pasara con Noctowl en el desierto, aquella flauta atraería un pokémon que despejase nuestro camino. Fue en ese momento que dejé de verla y, pasmada, la encontré nuevamente entre las manazas de Mukka. Si algo teníamos en común, al parecer, era que ninguno éramos grandes fans de ese instrumento. Mi Incineroar frunció el ceño, intrigado, y Toboe dio vueltas a su alrededor, moviendo la cola, tratando de alcanzar a verla. —La Colina Kilima o Zamani...—crucé los brazos, pensativa—. ¿Dónde quieres ir primero? El sol había caído hacía minutos y la oscuridad, de forma lenta, se apoderaba de Vijijini a medida que sus habitantes prendían las antorchas. >>La colina está lógicamente más cerca pero después sería un largo camino de vuelta hasta Zamani—continué—. Y no sé si me gustaría estar por ahí, dando vueltas a ciegas de noche... Eso no era del todo cierto. Me daba igual tener que andar de noctámbula por una ruta desconocida... siempre y cuando fuese con ella a mi lado.
Emily Hodges —Uhm... Me llevé el dedo índice hasta la comisura de mis labios, mirando al cielo con expresión pensativa. Estuve así unos cuantos segundos hasta que finalmente volví a centrar mi vista en Mimi y me crucé de brazos. >>La verdad, no lo sé. He oído que Theluji es un rival muy duro, pero no creo que Ndege sea fácil tampoco. Había pensado en hacer las dos pruebas y después, dependiendo de como haya visto a los capitanes, rete a uno u otro. ¡Pero la verdad es que también quiero explorar las nuevas zonas y ver que pokémon regionales hay! Me encogí de hombros poco después, riendo levemente. >>Así que bueno, supongo que iré según vaya viendo y según ellos quieran, también —acabé, mirando a mi equipo—. No tenemos prisa.
Mimi Honda ¿Theluji? ¿Ndege? Miré a Emily sin entender. ¿Esos eran los nombres de los capitanes? Ni siquiera ella parecía segura de como proceder. ¡Quería hacer demasiadas cosas! Emily Hodges y su hiperactividad en su máximo esplendor. —Vaya, debe ser un milagro que no tengas prisa—no pude evitar reír y caminé hasta tomar asiento en el banco donde ella había estado sentada. Todo mi cuerpo lo agradeció. Llevaba horas sin darme un descanso—. Siempre he dicho que eres como un Spoink, que no puede dejar de moverse o se le parará el corazón. Siempre de un lado a otro, sin detenerte. Alcé la vista al cielo. Era una noche preciosa. Creo que sin dudas, lo que más me gustaba de Udan era la claridad con la que podía observarse el cielo nocturno. Era algo que no podía hacer en la ciudad. Soplaba una brisa suave y la temperatura era agradable y fresca. Típica de una noche de verano. —Quieres hacer ambas pruebas, pero como no tienes la habilidad de estar en dos sitios a la vez, tendrás que decidirte por ir primero a una u otra. A mi me da igual, así que te seguiré cuando lo tengas claro. Necesitaba de todos modos hacerme con un último pokémon para mi equipo. Pero yo tampoco tenía prisa ni mucho menos... de modo que palmeé el asiento a mi lado. >>¿Qué... qué tal si nos sentamos un momento y charlamos un poco?—quise saber— . Quiero preguntarte un montón de cosas... Y los pies me están matando.
Emily Hodges —Bueno, obviamente primero iría a la zona de la Colina y después a la de Zamani... no tiene mucho sentido hacerlo al revés —aclaré, girándome para volver a encararla. Aunque en realidad tampoco me importaba cambiar el orden, pasear por Udan se había convertido en lo común y en realidad disfrutaba mucho de los paisajes cada vez que iba de aquí para allá. Simplemente me dejaba guiar por mis instintos, no me importaba no tener un plan que seguir. Miré el sitio del banco que la chica me señalaba con la cabeza ladeada. >>No tienes por qué venir conmigo si tienes otros planes —posteriormente la miré de nuevo, llevando mis manos a la espalda mientras negaba con la cabeza—. Prefiero quedarme de pie, gracias. >>Y... ¿qué quieres preguntarme?
Mimi Honda Emily rechazó mi ofrecimiento. Recogí mis dedos hasta cerrar mi palma extendida sobre el banco en un puño. No era algo que esperaba, la verdad. Pero tampoco iba a obligarla a que se sentase conmigo. —No tengo otros planes—le respondí con sinceridad—. Tengo los mismos objetivos que tú, obtener el resto de marcas. Tampoco puedo regresar a Galeia hasta que haya completado el desafío. Así que iré contigo... si no te importa que vaya. Agregué. Y la miré de soslayo. Suponía que Emily ni siquiera me lo diría directamente si realmente no quisiera viajar conmigo. Pero no tenía motivos para sentirse incómoda. Aún no se lo había dicho... estaba segura de que no era tan evidente. Decidí que era mejor centrar mi mente en otra cosa. Como en las preguntas que quería hacerle. —Muy bien, en primer lugar...—empecé cruzando una pierna sobre la otra, con un suspiro— me gustaría saber qué es Udan realmenre. Estoy segura de que tú lo sabes. Me encontré con unos tipos rarísimos detrás de una pared de piedra en la Colina... Esa tecnología no es propia de la sociedad arcaica y tercermundista que aparenta ser esta. Sentía que estaba pasando algo por alto. Esas máquinas, esos enmascarados... los extraños objetos que tenían a la venta. Todo era demasiado... anacrónico. Al menos quería saber a qué me estaba enfrentando. >>¿Qué es todo esto Em?
Emily Hodges —Uhm~ Negué con la cabeza, primera, haciendo entender que no me importaba que nos acompañase. ¡Cuántos más mejor! Pero después... dirigí mi mirada al cielo. ¿Qué era Udan? Esa era una pregunta fuerte para empezar, desde luego. Me quedé un rato en silencio, meditando mi respuesta. ¿Cómo podría explicarle todo bien sin ser demasiado difícil y teniendo en cuenta que mucha información no la sabía de primera mano? >>A ver... Hay algunas cosas que me las han contado Lucas y Liza, no sé que tan bien me acuerde de todo... —empecé a decir, como advertencia de no confiar al 100% en mis palabras por posible equivocación, mientras bajaba la mirada para centrarme en ella—. ¿Cómo decirlo? ¿Sabes el Palacio que hay en Mkuu? A nosotros nos lo presentaron como "el Palacio del Gran Fikra" y allí tendríamos que combatir contra los venerables y luego contra Fikra, ¿sí? >>Bien, Liza y Lucas llegaron hasta el final, Lucas combatió con Fikra y ganó, así que Fikra le explicó todo al chico. Resulta que Fikra era en realidad un "recipiente" para... ¿Genie? Sí, algo así, un científico que tuvo que huir de donde vivía por culpa de una catástrofe o algo así. Y bueno, vino aquí a Udan y creó su propio lugar para manipular a los pokémon y a las personas... sí, eso. >>¡Pero! Supongo que te refieres a la Guarida de los Enmascarados, ¿no? Ellos son buenos, no te preocupes, nos ayudaron a luchar contra Fikra y los Venerables, que tenían a científicos manipulando a Pokémon. La Guarida y la Fábrica era lo que usaban, pero ahora que no están, ¡los Enmascarados nos ayudan a mejorar a nuestros equipos con esa tecnología! Después de contar todo aquello, me quedé en silencio, mirando a la chica. Ladeé la cabeza no mucho después. >>¿Me he explicado bien?
Mimi Honda Escuché a Emily con atención. Tal y como suponía mi teoría de que Udan no era una isla común parecía ser más que acertada. Ese tal Fikra, Genie o como fuese... ¿era el que estaba detrás de todo? ¿Entonces Udan no era más que un paraíso de pega creado por un loco que usaba recipientes humanos para vivir? Mi rostro debió pasar por un sinfín de emociones. Desde la intriga a la confusión y al desagrado pasando por el horror. Fue todo un shock descubrir la verdad. —S-suponía que no era solo una isla común...—respondí cuando Emily finalizó la historia—. No lo entiendo del todo pero he visto ya tantas cosas que ni siquiera me resulta extraño... ¿puedes creerlo? Me alegra que todo haya acabado, aún así. No podía creer que un lugar tan pacífico como este escondiera secretos tan perturbadores. ¿Un paraíso para manipular personas y pokémon? Y pensar que todo eso había ocurrido mientras yo estaba en Galeia ocupándome de sabría Arceus qué cosa. Alcé la vista al cielo. —Entonces ¿ese pokémon enorme que enfrentaste contra Akili también tiene que ver con eso?—inquirí mirándola a los ojos de nuevo—. Es un legendario ¿verdad? Por eso sentías que estabas haciendo trampas contra la capitana.
Emily Hodges Asentí con la cabeza, suspirando aliviada al comprobar que Mimi había entendido mi historia. Era realmente confuso, y tendría que serlo mucho más escuchándolo de otra persona, pero al menos me había hecho entender. Miré a Necrzoma, quien también miraba a Mimi, con cierta desconfianza. Sonreí mientras me acercaba a la posición del pokémon para acariciarlo. —Es... Algo así, sí. Verás... Tras acariciarle un poco, me alejé un paso y miré al pokémon con curiosidad. Sentí como me daba permiso y entonces saqué el aparato que el Profesor me había dado en aquel entonces. Pulsé el botón y en ese momento, Necrzoma y Lunala se separaron, dejándose ver ambos pokémon por completo. >>Los Venerables resultaron ser algo llamado Ultraentes. Fikra... bueno, Genie, quería hacer un ritual para llamar a Necrozma, como es un pokémon muy poderoso, quería dominar el mundo con él. Primero tenía que llamar a Lunala y Solgaleo, dos pokémon legendarios. ¡Lunala está aquí! —señalé al legendario con una sonrisa. >>Gracias a ella pudimos ir al Ultraespacio, que es donde vivía Necrozma, y conseguí atraparlo antes de Genie, ¡así que aquí está! Se supone que él engulle la luz de Solgaleo y Necrozma, pero parecen muy felices cuando los junto con el aparato este. Yo creo que se sentían solos...
Mimi Honda —¿Son dos?—casi exclamé al ver como aquella criatura se separaba en dos extraños pokémon al accionar aquel aparato. Uno era morado con ojos brillantes que parecían refulgir con el brillo de la luna llena y el otro... el otro era negro. Tenía forma de prisma y parecía hecho de la más pura oscuridad. Resultaba ciertamente intimidante. El morado parecía responder al nombre de Lunala y el otro era Necrozma, el pokémon con el que Genie había tratado de adueñarse del mundo según Emily. Todo... sonaba confuso y extraño para mí. Yo no estuve entonces, enfrentando a Genie-Fikra-quien- quiera-que-fuese, por lo que se me complicaba juntar todas las piezas. Además estaba cansada. Pero Emily parecía feliz, profesando un gran cariño por ambos. Si los dos eran pokémon legendarios que podían fusionarse entendía la preocupación de la entrenadora... pero seguía sin creer que hubiera hecho trampas contra Akill. Si yo tuviera la posibilidad de enfrentar un legendario contra un capitán no me lo pensaría dos veces, después de todo estaba allí para ganar. Tenía una promesa que cumplir. Fue en ese momento que me percaté de algo. Había mencionado a Lunala y a Necrozma y ambos estaban allí, sin embargo... —¿Y Solgaleo?—pregunté frunciendo el ceño ligeramente, intrigada—¿Qué pasó con él?
Emily Hodges Bajé la cabeza al escuchar la siguiente pregunta de Mimi. —Escapó —dije, con cierto tono desanimado—. Necrozma se unió a él pero pudimos liberarlo cuando lo atrapamos. Sin embargo, cuando volvimos a Udan, se fue y... ahora no sabemos donde puede estar. Levanté la cabeza para mirar a Lunala con tristeza. Solgaleo y Lunala se complementaban y me daba mucha pena no saber nada de su compañero, ella también debía estar preocupada por él. El legendario me devolvió la mirada, pero sentí que intentaba transmitirme tranquilidad. Una especie de "no te preocupes". >>Es cierto, no sabemos donde está pero seguro que está bien y está esperando a que algún entrenador fuerte lo rete, ¿verdad? Solo hay que saber buscarlo —añadí finalmente, mirando a mi amiga con una leve sonrisa.
Mimi Honda Le devolví la sonrisa a Emily. Una sonrisa leve, pero que trataba de hacerla sentir mejor. Parecía preocupada. —Hmh, estoy segura de que estará bien—asentí—. No en vano es un pokémon legendario ¿no? Un entrenador fuerte que lo rete... Quizás yo podría encontrarlo y hacerme con él. Así cuando acabase el Desafío tendría otra razón para regresar a Udan. No sabía nada de ese pokémon ni el aspecto que tendría... pero de alguna forma llamaba poderosamente mi atención. Tal vez podía centrarme en encontrarlo y aliviar así los temores de la entrenadora. En ese entonces bajé la cabeza. Miré mis piernas cruzadas. Tenía una pregunta más que hacerle, una última duda, pero no tenía nada que ver con el resto de cuestiones. No tenía relación con Udan ni con ningún legendario. Era algo diferente. Algo muy diferente. —Emily...—murmuré no sabiendo exactamente como empezar—. ¿Puedo hacerte una pregunta personal? Entenderé si no quieres responderla.
Emily Hodges Asentí una vez más con la cabeza. Sí, era un pokémon legendario, estaría bien. Pulsé el botón de la Necroluna, haciendo que Lunala y Necrozma se fusionasen una vez más, y le hice una seña para hacerle saber que podía descansar. El resto de mi equipo se había vuelo a tumbar y colocar en posición de dormir, viendo que habíamos empezado a hablar y que no avanzaríamos. El legendario me hizo caso, posiblemente deseando hace bastante colocarse y descansar un poco. ¿Les cansaría si los separaba y juntaba así? Sea como fuere, Mimi pareció tener algo más que preguntar, algo que no parecía tener relación con Udan pero con mi persona. Volví a llevarme las manos a la espalda. —Claro, dime.
Mimi Honda Moví nerviosamente mi pierna derecha sobre la izquierda. No sabía cómo formular aquella pregunta. Era algo que quería saber, por supuesto... pero me preguntaba si no estaba siendo demasiado obvia. Quizás si me mostraba neutral podía hacerla pasar como una pregunta casual, de esas que dos amigas podían preguntarse sin llevar a malentendidos. Aunque no sabía como una cuestión así podía no malinterpretarse. Desvié la mirada, mordiendo nerviosamente mi labio inferior. Descrucé las piernas. Me miré las uñas y volví a dejar las manos sobre mi regazo. ¿Debía hacerlo? ¿Cómo empezar? ¡Ni siquiera me sentía capaz de mirarla a los ojos! Mi voz apenas se escuchó cuando finalmente logré encontrar las palabras. —Alguna vez...—me mordí el labio inferior, vacilante— ¿te has sentido atraída por una chica? Y si así fuese... ¿se lo dirías? Contenido oculto *cofcofReikocofcof* (?)
Emily Hodges Me giré, dándole la espalda a la chica, mirando una vez más hacia arriba. Las estrellas se veían hermosas desde Udan, y era muy fácil apreciarlas en su máximo esplendor. Eso era algo que en Galeia no podíamos conseguir con tanta facilidad. —¿Sentirme atraída? Uhm, sí, supongo que sí me he sentido alguna vez. ¿Decírselo? Si solo es atracción no se lo diría. Llevé mis manos hacia mi pecho, uniéndolas, y cerré los ojos. >>Si me gustase de verdad, claro que se lo diría. No es bueno guardarse los sentimientos, da igual hacia quien sean, tienes que ser sincero con esa persona y decirle lo que sientes, porque si no, te harás daño. Así que sí, claro, se lo diría. Volví a girarme, recuperando la posición inicial con las manos a la espalda, ojos abiertos y sonriendo. >>O eso creo yo, claro.
Mimi Honda Cuando Emily me dio la espalda un extraño sentimiento de aprensión me recorrió. ¿No debí preguntarlo? ¿Había hecho mal? Se... ¿se había dado cuenta? Apreté mis puños cerrados sobre mis shorts, tensa. Pero entonces me di cuenta de que Emily estaba mirando al cielo. Y parecía... bastante tranquila. Sus palabras también lo fueron. Quizás fue la paz de la noche, la charla distendida que tuvimos... pero su voz sonó extraordinariamente calma y contemplativa. Mi corazón pareció dar un vuelco cuando su respuesta fue afirmativa. ¿Sí? ¿Realmente Emily se había sentido atraída por otra mujer? ¿Quién? Mentiría si dijese que no me sorprendió. Esperaba cualquier respuesta menos esa. Cualquier otra reacción. Incluso que terminase preguntándome a mí. Pero no eso. De modo que, intrigada, esperanzada quizás... la escuché con atención. Y a medida que lo hacía solo sentía más y más ganas de decírselo. De decírselo todo. Porque estaba segura de que lo yo sentía por ella era mucho más que atracción física. Era mucho más que un "me gustas". Era un sentimiento tan intenso... estaba segura de que no había sentido antes nada igual. Alpha me gustaba, pero eso era... completamente distinto. "Si me gustase de verdad, claro que se lo diría. No es bueno guardarse los sentimientos, da igual hacia quien sean, tienes que ser sincero con esa persona y decirle lo que sientes, porque si no, te harás daño." ¿Incluso si todo puede cambiar por eso? ¿Aún así estarías dispuesta a arriesgarlo todo? Quise preguntarle. Pero las palabras no lograron salir, hechas nuevamente un nudo prieto en mi garganta. Mi mente se debatía fieramente entre sí actuar o no hacerlo. Calibrando los pros y los contras de aquella situación. Finalmente un repentino impulso me hizo incorporarme del banco de súbito. Solo tenía que decírselo. ¡Solo tenía que abrir la maldita boca! —¡Emily yo...! ... Pero no fui capaz. Las palabras murieron en mis labios, enmudeciendo y terminé mordiéndome el labio inferior. Sentía estar arriesgando demasiadas cosas que me importaban. No me preocupaba cual fuese su reacción, lo que realmente temía era que algo cambiase. Me daba pánico pensar en eso. Todo era perfecto como estaba... ¿por qué demonios tenía que ir yo y fastidiarlo todo? No... no estaba preparada. Aún no. —Yo...—repetí. Mi mirada vaciló entre ella y cualquier otro lugar. Mis manos, mi equipo, su equipo, ella otra vez— ya he descansado lo suficiente—me esforcé por sonar neutral—. Vamos. Quizás lleguemos a donde sea que tengamos que llegar antes de que salga el sol. Pasé caminando por su lado. Mukka y Toboe intercambiaron una mirada de circunstancias... pero no se rehusaron a seguirme.
