Mimi Honda Me sorprendió. No contaba con que Drake dejase caer a su Claydol tan pronto. Pero no iba a quejarme realmente... eso reducía los turnos del combate a tan solo cuatro. Recibió toda la fuerza del impacto. — ¡Aguántalo Raiden! ¡Sé que puedes!—le pedí a mi Pokémon que recibió un considerable daño por la embestida acuática de Emperador. El agua hizo algún tipo de contacto, siendo conductor de la electricidad... y violentas chispas empezaron a saltar desde todas las estrellas de su cuerpo—. Ahora; ¡tu última Onda Voltio! Sus ojos se iluminaron con un brillo dorado, intenso, feral y lanzó un furioso rugido al aire. Una firme declaración de intenciones. Entonces, su anatomía se cubrió por completo de una esfera de electricidad deslumbrante y cegadora y se lanzó hacia delante con toda su fuerza. MEGAFORMA: MEGALUXRAY X: Eléctrico (Asesino) Electropoder: Aumenta la prioridad de movimientos eléctricos. Salud: 63/160 Fuerza: 310 (90) (-30) Resistencia: 173 (15) Agilidad: 1/4 (120 de Velocidad) (15) Movimientos: -Nigroestampida (50 Potencia, Siniestro, dos puntos de agilidad para esquivarse) (Usos: 2/4) -Onda Voltio (50 Potencia, Eléctrico; ineludible (Base 40, STAB +10)) (Usos: 0/3) -Protección (Evita un ataque sin gastar agilidad) (Usos: 1/2) -Colmillo Rayo (65 Potencia, Eléctrico (Base 50, STAB +15))
Drake Orestes Emperador aguantó el golpe a duras penas, y sus ojos centellearon de furia. Por estos últimos momentos, cuando su vida estaba baja, Empoleon daba todo de sí. —¡Acua Jet! EMPOLEON: Agua/Acero (Balanceado) Torrente: ataques de agua doblan su potencia cuando a este pokémon le queden menos de 1/3 de PS Salud: 24/182 (14) Fuerza: 230 (33) Resistencia: 260 (71) Agilidad: 2/2 (60 de Velocidad) Movimientos: -Aqua Jet (70 Potencia, Agua; se necesitan 2 puntos de agilidad para esquivar (Base 60, +10 STAB)) (Usos: 2/5) -Protección (se protege) (Usos: 2/2) -Surf (115 Potencia, Agua (Base 100, STAB +15)) -Golpe Aéreo (40 Potencia, Volador; ineludible) (Usos: 3/3)
Mimi Honda Me había olvidado por completo de la intimidación de Ark. Chasqueé discretamente la lengua. Aquello alargaría la batalla más de lo planeado. Pero me negaba a ver otros vencedores de este combate que mi equipo y yo. Regresé a Raiden a su lujo-ball e hice un rápido cambio en el campo. El Dragón de roca supo compensar bien el daño tanto de las trampas como del ataque de Emperador. Tenía una balanceada combinación de tipos. Me acerqué a él y apoyé mi mano sobre su enorme pata rocosa. Medía como unos tres metros de altitud y su presencia resultaba fiera y amenazante. Pero mis ojos no abandonaron los de Drake. —Resiste Takeo—le dije a mi pokémon—. Esto casi acaba. TYRANTRUM: Roca/Dragón (Potente) Mandíbula Fuerte: Aumenta en 30 la potencia de los movimientos relacionados con mordidas. Cinta xperto: los movimientos muy eficaces de este pokémon aumentarán su ratio de efectividad (x2 en lugar de x1,5 y x3 en lugar de x2) Salud: 26/164 Fuerza: 280 (90) Resistencia: 188 (10) Agilidad: 3/3 (91 de Velocidad) (20) Movimientos: -Garra Dragón (75 potencia, Dragón) (Usos: 3/4) (Base 60, +15 STAB) -Colmillo Hielo (80 Potencia, Hielo; el rival lanza un dado de 5 caras. Si sale 1, se congela) -Triturar (90 Potencia, Siniestro; El rival lanza un dado de 5 caras. Si sale 1, pierde 10 de resistencia) (Usos: 4/4) -Colmillo Ígneo (80 potencia, Fuego; El rival lanza un dado de 5 caras. Si sale 1, se quema) TURBO: 0/60 (Disciplina) -Artema (150 Potencia, neutro, los dos aliados quedan con 1 PS) -MegaGeo (99 Potencia, Tierra)
Contenido oculto Te equivocasrte en la salud 70 Acua Jet + 230 Fuerza= 300 - 188 Resistencia = 122 164-122= 42 Ahora daño de Trampa Rocas es de 16 PS. 42-16= 26 de Ps te quedan uvu —¡Golpe Aéreo! EMPOLEON: Agua/Acero (Balanceado) Torrente: ataques de agua doblan su potencia cuando a este pokémon le queden menos de 1/3 de PS Salud: 24/182 (14) Fuerza: 230 (33) Resistencia: 260 (71) Agilidad: 2/2 (60 de Velocidad) Movimientos: -Aqua Jet (70 Potencia, Agua; se necesitan 2 puntos de agilidad para esquivar (Base 60, +10 STAB)) (Usos: 2/5) -Protección (se protege) (Usos: 2/2) -Surf (115 Potencia, Agua (Base 100, STAB +15)) -Golpe Aéreo (40 Potencia, Volador; ineludible) (Usos: 2/3)
Mimi Honda Sonreí. Era justo el momento. Lancé el esférico que llevaba oculto en el bolso, esperando el momento justo para hacer aparición. Y como una mole pesada Kichiro bloqueó aquel golpe aéreo, que no le hizo ni cosquillas gracias a su resistencia... pero sí dañó seriamente a Emperador. —Te felicito Drake, lograste demostrar poder darle la vuelta al combate—le comenté a mi rival con una mano sobre la cintura— ¡Ahora te reto a superar mi mayor bastión defensivo! AGGRON: Acero/Roca (Resistente) Robustez: un movimiento que lo aniquilaría teniendo todos sus PS, le hace resistir con 1 PS Casco Dentado: el que toque a este pokémon, perderá 1/10 de sus PS Salud: 133/140 Fuerza: 205 (35) Resistencia: 315 (75) Agilidad: 2/2 (60 de Velocidad) (10) Movimientos: -Trampa Rocas (coloca trampa rocas en el campo) (Usos: 1/1) -Velo protector (sube en 30 resistencia) (Usos: 4/4) -Cola Férrea (65 Potencia, Acero; el rival lanza un dado de 5 caras. Si sale 1, aumenta la resistencia propia en 10) (Base 50, STAB +15)) -Eco Metálico (baja en 20 la resistencia del oponente) (Usos: 5/5) TURBO: 0/55 (Disciplina) -Última Voluntad: Se sacrifica a cambio de curar ½ Vida a sus aliados y dejar inmóvil por un turno al jefe.
Con el daño de Casco Dentado, Emperador quedó en las últimas. Cualquier cosa sería suficiente para acabar con él. Pero aún no me rendiría. —¡Vamos con Surf! EMPOLEON: Agua/Acero (Balanceado) Torrente: ataques de agua doblan su potencia cuando a este pokémon le queden menos de 1/3 de PS Salud: 6/182 (14) Fuerza: 230 (33) Resistencia: 260 (71) Agilidad: 2/2 (60 de Velocidad) Movimientos: -Aqua Jet (70 Potencia, Agua; se necesitan 2 puntos de agilidad para esquivar (Base 60, +10 STAB)) (Usos: 2/5) -Protección (se protege) (Usos: 2/2) -Surf (115 Potencia, Agua (Base 100, STAB +15)) -Golpe Aéreo (40 Potencia, Volador; ineludible) (Usos: 2/3)
Mimi Honda —Elude eso; Velo Protector. AGGRON: Acero/Roca (Resistente) Robustez: un movimiento que lo aniquilaría teniendo todos sus PS, le hace resistir con 1 PS Casco Dentado: el que toque a este pokémon, perderá 1/10 de sus PS Salud: 133/140 Fuerza: 205 (35) Resistencia: 345 (75) (+30) Agilidad: 1/2 (60 de Velocidad) (10) Movimientos: -Trampa Rocas (coloca trampa rocas en el campo) (Usos: 1/1) -Velo protector (sube en 30 resistencia) (Usos: 3/4) -Cola Férrea (65 Potencia, Acero; el rival lanza un dado de 5 caras. Si sale 1, aumenta la resistencia propia en 10) (Base 50, STAB +15)) -Eco Metálico (baja en 20 la resistencia del oponente) (Usos: 5/5) TURBO: 0/55 (Disciplina) -Última Voluntad: Se sacrifica a cambio de curar ½ Vida a sus aliados y dejar inmóvil por un turno al jefe.
—¡Surf! EMPOLEON: Agua/Acero (Balanceado) Torrente: ataques de agua doblan su potencia cuando a este pokémon le queden menos de 1/3 de PS Salud: 6/182 (14) Fuerza: 230 (33) Resistencia: 260 (71) Agilidad: 2/2 (60 de Velocidad) Movimientos: -Aqua Jet (70 Potencia, Agua; se necesitan 2 puntos de agilidad para esquivar (Base 60, +10 STAB)) (Usos: 2/5) -Protección (se protege) (Usos: 2/2) -Surf (115 Potencia, Agua (Base 100, STAB +15)) -Golpe Aéreo (40 Potencia, Volador; ineludible) (Usos: 2/3)
Mimi Honda —¿Hasta cuando piensas seguir, Drake?—inquirí—. Llegará un punto en el que ni siquiera tu movimiento más poderoso logre dañar a mi pokémon. >> ¡Esquiva eso Kichiro! ¡Velo protector de nuevo! AGGRON: Acero/Roca (Resistente) Robustez: un movimiento que lo aniquilaría teniendo todos sus PS, le hace resistir con 1 PS Casco Dentado: el que toque a este pokémon, perderá 1/10 de sus PS Salud: 133/140 Fuerza: 205 (35) Resistencia: 375 (75) (+60) Agilidad: 0/2 (60 de Velocidad) (10) Movimientos: -Trampa Rocas (coloca trampa rocas en el campo) (Usos: 1/1) -Velo protector (sube en 30 resistencia) (Usos: 2/4) -Cola Férrea (65 Potencia, Acero; el rival lanza un dado de 5 caras. Si sale 1, aumenta la resistencia propia en 10) (Base 50, STAB +15)) -Eco Metálico (baja en 20 la resistencia del oponente) (Usos: 5/5) TURBO: 0/55 (Disciplina) -Última Voluntad: Se sacrifica a cambio de curar ½ Vida a sus aliados y dejar inmóvil por un turno al jefe.
—Pues...hasta que ese momento llegue. Surf. EMPOLEON: Agua/Acero (Balanceado) Torrente: ataques de agua doblan su potencia cuando a este pokémon le queden menos de 1/3 de PS Salud: 6/182 (14) Fuerza: 230 (33) Resistencia: 260 (71) Agilidad: 2/2 (60 de Velocidad) Movimientos: -Aqua Jet (70 Potencia, Agua; se necesitan 2 puntos de agilidad para esquivar (Base 60, +10 STAB)) (Usos: 2/5) -Protección (se protege) (Usos: 2/2) -Surf (115 Potencia, Agua (Base 100, STAB +15)) -Golpe Aéreo (40 Potencia, Volador; ineludible) (Usos: 2/3)
Mimi Honda Chasqueé los dedos. —Velo Protector entonces—sentencié con decisión y mi Aggron aumentó aún más su resistencia... hasta quedar lejos del alcance de Empoleon por completo—. Pues ese momento acaba de llegar. Ninguno de los movimientos de tu Pokémon puede dañar a Kichiro ahora. >>Dime Orestes... ¿qué harás? ¿Rendirte? ¿Seguir a pesar de todo? Tengo todo el tiempo del mundo para arrinconarte aún más si es lo que quieres. AGGRON: Acero/Roca (Resistente) Robustez: un movimiento que lo aniquilaría teniendo todos sus PS, le hace resistir con 1 PS Casco Dentado: el que toque a este pokémon, perderá 1/10 de sus PS Salud: 113/140 Fuerza: 205 (35) Resistencia: 405 (75) (+90) Agilidad: 0/2 (60 de Velocidad) (10) Movimientos: -Trampa Rocas (coloca trampa rocas en el campo) (Usos: 1/1) -Velo protector (sube en 30 resistencia) (Usos: 1/4) -Cola Férrea (65 Potencia, Acero; el rival lanza un dado de 5 caras. Si sale 1, aumenta la resistencia propia en 10) (Base 50, STAB +15)) -Eco Metálico (baja en 20 la resistencia del oponente) (Usos: 5/5) TURBO: 0/55 (Disciplina) -Última Voluntad: Se sacrifica a cambio de curar ½ Vida a sus aliados y dejar inmóvil por un turno al jefe
Drake Orestes —Arcanine, entras tu. ARCANINE: Fuego (Asesino) Intimidación: baja en 30 la Fuerza del rival al salir al campo. Cinta experto: los movimientos muy eficaces de este pokémon aumentarán su ratio de efectividad (x2 en lugar de x1,5 y x3 en lugar de x2) Salud: 160/160 Fuerza: 260 (50) Resistencia: 160 Agilidad: 2/3 (95 de Velocidad) Movimientos: -Envite Ígneo (90 Potencia, Fuego, recibe 1/4 del daño provocado (Base 70, +20 STAB)) -Velocidad Extrema (45 Potencia, Normal; se necesitan 2 puntos de agilidad para esquivarse) (Usos: 4/4) -Nitrocarga (40 Potencia, Fuego; al usarlo se regenera un punto de agilidad perdido (Base 30, +10 STAB)) (Usos: 1/2) -Colmillo Rayo (50 Potencia, Eléctrico; el rival lanza un dado de 5 caras. Si sale 1, se paraliza)
Mimi Honda Pero Drake decidió seguir. A pesar de que no lograría dañar a Kichiro en lo más mínimo con su Arcanine gracias a su ventajosa combinación de tipos. Ni siquiera con la cinta experto. Suspiré. —Es justo lo que esperaba—le dije mientras Kichiro usaba por última vez Velo Protector—. Me alegra ver que tienes motivación y espíritu combativo incluso en momentos difíciles, pero no tienes ninguna oportunidad de vencer. Y yo... no tengo intención de ser una tirana y humillarte hasta que tu equipo caiga por puro agotamiento. Esa no es una batalla justa. Kichiro pareció entenderlo y con pasos lentos y pesados se acercó hasta mí agachando la cabeza para que acariciase sus cuernos. Había hecho un estupendo trabajo y así le agradecí. Realmente era mi mayor bastión defensivo. Una auténtica muralla impenetrable. Y un mimoso de la cola a los cuernos. Cuando regresé mi mirada a Drake, estaba sonriendo. Después de tanto tiempo y tantas derrotas... al fin lograba darle la vuelta a nuestros encuentros. Aunque no fuese un combate acabado, podía considerarlo una victoria. Nuestra victoria. Era una sonrisa decidida, llena de confianza. >>Te vencí, señor sombrío del Chatot parlante. En ese momento mi bolso empezó a moverse con insistencia y de su interior emergió un rayo de luz. Alguno de mis pokémon había salido de su pokéball. Apenas pude verla porque un rayo verde pasó cómo una exhalación frente a mí, dio una vuelta a nuestro alrededor y se lanzó a abrazar a Drake con tanta insistencia que si no fuese tan pequeña lo habría tirado al suelo. Meloetta. Había pasado mucho tiempo y a pesar de que yo la trataba como la reina que era y con el cariño que se merecía, su entrenador original era Drake... y suponía que debía echarle de menos. No tenía nada en contra de permitir que se viesen, seguro tenían muchas cosas que contarse. Y yo también. Quizás me vendría bien conversar sobre mis aventuras en Sinnoh. Giré sobre mis talones dispuesta a marcharme de allí. —Vamos—dije con calma—. Creo que el mejor restaurante de la Ciudad es el Olympus Dèlices. Tienen una lista de espera de meses, pero el dinero directo siempre abre puertas. El mundo es así de interesado y corrupto, qué le vamos a hacer~ Me detuve entonces, muy consciente de algo. Había dicho que solo lo invitaría a comer si lograba vencerme... pero solo estaba buscando una excusa para combatir. ¿Quién se creía eso? ¿No podía costearse una comida decente? >>Si murieses por inanición casi seguro que Meloetta se pondría triste—acoté con orgullo, casi mascullando y reanudé la marcha—. Y no creas que pienso permitir eso.
Drake Orestes Y entonces...había perdido. Realmente no me esperé que Mimi detuviera la batalla tan pronto, aunque si era verdad que me había quedado estancado. Ninguno de mis Pokémon habria podido hacerle algo a aquella mole de acero. Y eso me hizo pensar en lo que yo mismo había mejorado en los últimos meses. Siempre fui una persona de rendirse al no ver posibilidades. Lo hice con Alpha y causó que se molestara, y creo que hasta el día de hoy me considera débil por eso mismo a pesar de que intentó ser mi mentor en el pasado, cuando apenas estaba comenzando en mi viaje. Pasó lo mismo con Effy más adelante, cuando su Alakazam me dio tantos problemas que no supe cómo seguir. Su reacción igual que Alpha fue de profundo desagrado, y aunque en ese tiempo no lo entendía, sentía que lo estaba entendiendo ahora. Si realmente crees que vas a perder, ¿para que luchar en primer lugar? Pero esta vez había sido diferente. Seguí adelante aún en el momento en que Empoleon perdió su megaevolución, y aún cuando Aagron había sentenciado el combate seguía teniendo esperanzas. Podría paralizarlo con colmillo rayo, bajar más su ataque para obligarlo a cambiar y así poder llevarme a su Tyrantrum e incluso a su Luxray con la ayuda de las rocas. Ya después se me ocurriría algo para vencer a Aagron. Había sido una patada de ahogado a la desesperada, pero era algo por lo menos. Había tenido fe. Ignore el hecho de que Mimi me estuviera invitando a cenar a pesar de mi derrota, pues tenía demasiada hambre para protestar por comida. De todas formas probablemente yo mismo elegiría pagar mi parte a pesar de su invitación. Aunque me sentía triste por la derrota, sentía que era un buen comienzo para empezar a entrenar en serio. Quizás con el futuro, sería yo quien hiciera sentir acorralados a sus rivales. Pero eso estaba aún muy lejos. Así que por el momento solo tenía una cena gratis poco merecida.
Mimi Honda Entrar en el Olympus Dèlices no fue realmente sencillo. No éramos los únicos que habíamos decidido acercarnos a probar alta cocina. Fue realmente complicado convencer a los guardias que vigilaban la puerta—como si aquello fuese un castillo medieval— de que nos dejasen pasar. Quizás en un mundo podrido y corrupto tampoco podía comprarse todo con dinero. Cuando nos dejaron pasar finalmente y nos sentaron en nuestra mesa, sentía que había logrado otra pequeña victoria. Jamás había entrado allí. Era un lugar impoluto, de suelos de mármol blanco donde podías verte reflejado. El color que más predominaba era el blanco y el dorado. El primero por su limpieza y pureza, el segundo por su opulencia y su relación con el dinero y la alta sociedad. Un enorme cuadro de Arceus presidía la pared principal. Signo de la majestuosidad y casi divinidad de aquel restaurante. La carta del menú tenía los platos escritos en hilo de oro. Aunque la alta cocina no era conocida precisamente por llenarle el estómago a nadie. Pero Drake... no parecía realmente animado con todo eso. Se veía bastante apagado, mucho más de lo usual. Pensativo y cabizbajo. Me preguntaba... si tendría algo que ver con la forma en la que acabó nuestra batalla. Lo observé en silencio durante algunos segundos... hasta que finalmente me decidí por hablar. —Drake—lo llamé entonces, con seriedad—. ¿Sabes realmente por qué detuve el combate? No tenías forma de ganar. Hubiese usado Trampa Rocas y Emperador caería nada más salir al campo. Y en cuanto a Ark... aunque redujese la fuerza de Kichiro gracias a intimidación, seguiría siendo suficiente para sobrepasar su resistencia. Sería un combate interminable donde no tendrías forma de superar la defensa del rival y Kichiro te derrotase lentamente con cola férrea. Por si no lo has notado, no tiene límite de usos. >>¿Te das cuenta de lo absurdo que hubiese sido?—suspiré—. Un combate donde el rival no puede hacer nada cuando tú sí es un combate injusto. Así que... deja de martirizarte con esa idea ¿de acuerdo? Y pide algo de una vez. Insistí dándole la carta. >>¿No morías de hambre?
Drake Orestes Ante las palabras de Mimi, solo pude sonreír y bajar la mirada—De acuerdo. Realmente el perder no me molestaba en absoluto, pero no había forma de explicárselo. Decidí solo olvidar el tema y me centré en el menú. Habían muchas cosas que parecían tener buen sabor, y los nombres eran curiosos de por sí. Pero... ...¿Eh? —¿Nos hemos equivocado de restaurante?—pregunté algo contrariado, mirando las fotos que incluía el menú sobre cada platillo.— Estos platos son para llenarle el estómago a un bebé... Pero no. Al mirar a mi alrededor pude ver a todo el mundo comiendo de lo mismo que aparecía en la carta, incluso algunas cosas viéndose mucho más pequeñas de cómo se veían en el menú. Tenía que ser una broma. Pronto llegó el camarero, sirviéndonos un vino de entrada y preguntando que íbamos a pedir. Su mirada se dirigía solo hacia Mimi, como si creyera imposible que un flacucho en jeans pudiera permitirse comer allí por su cuenta. No era la primera vez que me pasaba, pero seguía molestandome. La gente no debería ser dividida entre pobre y rico. Mire de nuevo el menú, y mi hambre se sumó al enojo de ser prejuzgado. Sólo hizo falta un movimiento de mi mano para zanjar todo. —Quiero diez Kebab de ternera para llevar—le respondí al camarero, sujetando entre la punta de los dedos aquella estúpida tarjeta de crédito con sus estúpidos ceros de fondo que supuestamente deberian hacerme interesante a sus ojos. Me había irritado más de lo que esperaba. Luego de mirar la foto del platillo, fijándome más en su tamaño que en su alto costo, añadí—Que sean veinte. Esperaré afuera, y que esté listo antes de que me aburra. Y luego de lanzar una mirada de disculpa hacia Mimi y Meloetta, salí de allí. Contenido oculto No me pregunten que es esto porque ni yo mismo lo se (? Una forma de cerrar el momento con Mimi y evitar una conversacion que al final no pude darse aún e.e Me falta inspiracion y tuve que sacar el nombre del plato de los platillos que comen los pokes, sorry (????
Mimi Honda Suspiré tras las palabras de Drake. ¿Comida para bebé? Quizás era una buena forma de describirlo. Casi era difícil ver la comida en el plato. —Es alta cocina—respondí—. Lo que realmente importa no es la cantidad, si no resultar sofisticada... es absurda, pero suele tener un sabor excepcional. Ya quisieran los platos de la cafetería igualarlo. El camarero ataviado de un impoluto traje blanco blanco nos ofreció vino añejo (Reserva de las Viñas de Hoenn) y lo sirvió elegantemente en copas de cristal. Quise decirle que no tomaba alcohol—porque no tenía edad para ello y estaba bajo tratamiento médico—pero no tuve tiempo para hacerlo. Los hechos se precipitaron de forma repentina, sin más. —¿Va a tomar algo la señorita?—cuestinó con deferencia, servicial, haciendo una cuidada reverencia. Negué. —No gracias. Es él quien va a— Drake se incorporó ligeramente de la mesa. Su gesto mostraba un ceño fruncido y prieto y sus labios estaban apretados en una clara muestra de tensión. ¿Diez Kebab? ¡Pero ni trabajando toda su vida podría costearse ese cantidad de platos! Si no fuese porque... mis ojos se abrieron de la sorpresa, víctimas de la estupefacción. Sólo la vi durante un corto periodo de tiempo pero fue suficiente. ¿Esa tarjeta dorada...? ¿Era una tarjeta de crédito? ¿Cómo tenía Drake algo así? ... Era una Gold Sinnoh Express. Tenía el mismo valor a nivel de fondos que mi propia tarjeta de crédito. Sabía que Drake era de Sinnoh pero cómo... ¿cómo había conseguido que una entidad bancaria le hiciera entrega de una tarjeta de crédito? ¿Con el estilo de vida que tenía? En ese momento recordé su ático en Ciudad Acuarela. La pista de aterrizaje para helicópteros con su enorme "H" en el centro. Un ático que un simple entrenador no podría costearse jamás. Que un simple entrenador... Consternada no pude evitar seguirle con la mirada hasta que abandonó a toda prisa el restaurante. ¿Acaso estaba pasando algo por alto? ¿Quién era exactamente Drake Orestes? ¿Qué ocultaba tras esa fachada de chico sin aspiraciones, cansado de la vida? —¡Melo~! Fue la voz de Meloetta la que me regresó de golpe a la realidad. Había tomado la copa de vino entre sus manos, alzándola con dificultad hasta su boca. —¡No Meloetta! ¡No bebas eso!—le arrebaté la copa de vino de las manos y arrojé su contenido en una maceta. Dejando la copa vacía sobre la mesa, llamé nuevamente la atención del camarero—. Disculpe—le dije—, ¿tienen comida para Pokémon? *** Quería encarar a Drake, interrogarle sobre todo lo que había sucedido, pero decidí esperar mientras mis pokémon comían. Yo me quedé sentada en una silla de la mesa con la mano apoyada sobre la mejilla. Ya había comido, así que realmente no tenía hambre... pero ver las ansias de mi equipo terminó por hacerme ceder. Así que tenía frente a mí una taza de té phu-erh con pastas. Por la ventana abierta enmarcada por cortinas finas entró revoloteando un pétalo de cerezo... que se posó en la oscura agua de mi té. Un pequeño pétalo rosado, grácil y solitario. Tan fácil de romperse. Un pétalo como yo. Los eventos pasados regresaron repentinamente a mi memoria. Todo lo que había ocurrido antes de abandonar Sinnoh. En aquello dos meses solo había tenido noticias de Alpha—logré encontrar el libro que me pedía en la biblioteca de Ciudad Canal—, Darkrai era un Pokémon muy conocido en mi región. El Eterno Maestro de las Pesadillas. Me preguntaba cómo le iría con eso. ¿Habría logrado llevarse mejor con él en ese tiempo? ¿Darkrai lo habría aceptado como su entrenador? Ah... ese idiota. Sonreí tiernamente al recordarlo. Siempre se esforzaba demasiado por todo. Contenido oculto Pero entre todo eso y a pesar de mis progresos en mi región natal, aún tenía asuntos pendientes en Galeia. Y el primero de ellos debía resolverlo cuando antes. La razón por la que abandoné fue el aliciente perfecto para hacerme regresar. Porque ahora estaba lista para enfrentarlo. Saqué el holomisor de mi bolso. —Hey Em—le sonreí a la pantalla. Era extraño hablar después de tanto, pero resultaba refrescante—. Verás... he vuelto. No quería decírtelo pero estos dos meses he estado en Sinnoh. Me fui el día inmediatamente posterior a lo que sucedió y le pedí a Alpha que no te lo contase. Han pasado muchas cosas desde entonces. Un millón de hecho. He descubierto más sobre mí misma y... Suspiré soltándome el cabello. Me percaté de que había estado jugando nerviosamente con la punta de una de mis coletas rubias. >>Creo que necesitamos hablar—hice una pausa breve, con seriedad—. Sobre todo. Por favor, mándame un mensaje cuando estés lista. No esperaba una respuesta inmediata. De modo que solo apuré mi té y una vez mi equipo terminó de comer, abandoné el restaurante.
Nikolah Cruz Los segundos que siguieron a mi propuesta fueron martirizantes. No tenía idea de como Liza iba a reaccionar, y no me atrevía a mirarla a la cara, la verdad. Sabía que si lo hacía, volvería a sentir ese calor tan molesto en el rostro. Así que cuando la joven al final respondió, pude sentir como todos los nervios se deshacían en mi interior para dar lugar a una tranquilidad que logró calmarme. Escuché como Liza dejaba los cubiertos sobre su plato, acabando su parte del desayuno ya. Ahí me di cuenta que casi no había probado bocado. Comencé a masticar algunas cosas con parsimonia, como si tuviera todo el tiempo del mundo. Sin embargo, por alguna milagrosa razón, no tenía hambre. Era difícil comer cuando el estómago estaba enmarañado con nervios. Aunque no tenía idea de por qué los nervios, la verdad. Por alguna razón, siempre sentía lo mismo cuando estaba alrededor de Liza. Me quedé mirando la ventana, mientras terminaba los últimos restos de dulce de mi plato. El día estaba completamente nublado, y se notaba que hacía frío por como la gente paseaba abrigada. ¿Sería la verdad una buena idea salir afuera con este clima? Puede que hubiera empujado a Liza a hacer algo que ella no quisiera. Tal vez solo quería relajarse en un lugar cálido, con sus pokémon, ajena al resto del mundo. Me mordí el labio. ¿Acaso, en algún momento, había dicho algo inapropiado? En esas cavilaciones estaba cuando un suave golpe en la frente me trajo de nuevo a la realidad, que me tomó levemente por sorpresa. "Claro que sois importantes, bobo. Mucho más de lo que crees. Si no lo fueras, no me habría preocupado al ver todos esos mensajes, ¿no crees?" Aparté la mirada, sonrojándome al mismo tiempo que Liza. Por alguna razón, el recuerdo de todas las llamadas fallidas y todos los mensajes que le había dejado me hacían sentir vergüenza en esos momentos. ¡Pero bueno, qué me pasaba! ¿Por qué me ruborizaba por algo tan simple como eso? Agité la cabeza, intentando quitarme esos pensamientos de encima. Lo último que dijo me tomó algo por sorpresa. ¿Quería saber más sobre mí? Pero mi vida era sumamente aburrida. Y...algo triste, la verdad. Todo lo bueno que me había pasado había sido aquí, en Galeia. Miré a Tali, que seguía dormida, y volví a acariciarle el pelo, mientras sonreía. Sí, definitivamente todo lo bueno había ocurrido aquí. Miré la mano extendida de Liza, que me miraba desde arriba, con una sonrisa. Tal vez yo no tuviera mucho que contar, pero de verdad quería conocer más sobre ella. Sobre su vida, su infancia, sus gustos, sus sueños, sus miedos. Quería saberlo todo. Y si el precio era revisitar aquellos recuerdos que me perseguían los días de tormenta, iba a valer la pena. Le tomé la mano, también sonriéndole. — Es un trato. Aunque espero que no salgas perdiendo. Mi vida no es especialmente divertida. O linda, la verdad.— le dije, riendo un poco, mientras me encogía de hombros. Me incorporé como pude, tomando a Talía en brazos.— Sin embargo, tengo que ocuparme ahora de la pequeña. Dudo que disfrute salir al frío de afuera mientras está dormida. Con una sonrisa, me despedí brevemente de Liza, y me encaminé hacia las habitaciones. Allí, me dirigí hacia la que habíamos reservado, y dejé a la pequeña bella durmiente sobre la cama. La arropé y me senté al lado, observándola. No quería dejarla, sinceramente. Ella me había acompañado casi desde el inicio de mi aventura por la región, y siempre había estado ahí para mí. Dejarla ahora, aunque sea solo por unas horas, me dejaba tan mal sabor de boca. Pero sabía que no tenía sentido molestarla ahora, con lo cansada que estaba. Había tenido que lidiar con la maraña de cosas que era yo todos estos días. Era apenas una niña. Suspiré, algo entrecortado, mientras le tomaba la mano. Iba a ser difícil alejarme de ella. Pero no podía dejar a Liza esperando. Y tampoco podía dejarla plantada, después de que hizo un hueco en su día para cumplir mi deseo algo egoísta. Y ahora estaba siendo aún más egoísta, dejando a mi hermanita sola. Agité la cabeza. No la iba a dejar sola. Pupper salió de su pokéball, bostezando y estirándose. Me miró con cierto reproche, que acepté. Hacía tiempo que no lo dejaba salir a tomar aire puro. — Pupper, te tengo que encomendar una misión. Yo tengo que salir y estaré fuera durante unas horas, pero Tali está muy cansada, y se quedará aquí, durmiendo. Tu deber es cuidarla y protegerla, y no dejar que nada le pase. Ni frío, ni calor, ni nada. Por favor. El Arcanine simplemente levantó una ceja, pero luego se acostó al lado de la cama, irradiando una suave sensación cálida. Me miraba de forma seria, aunque no sabía decir si era severa, desaprobatoria, o me decía simplemente que no me preocupara, que él se encargaría. Le sonreí, agradecido, pero todavía no estaba listo para irme. Todavía no me sentía seguro. El rostro se me iluminó cuando una idea me cruzó por la cabeza. Me saqué el videomisor de la muñeca, dejándolo en la mesita de luz, y escribí una nota, que dejé al lado. "Me voy a pasear con Liza. Te veías muy cansada, así que te dejé durmiendo. Tienes tu parte del desayuno guardada en la heladera. En el videomisor está el número de Liza, puedes llamar por si pasa cualquier cosa. Pupper también está aquí, cuidándote." Por alguna razón, escribir esa nota había hecho que mis orejas se pusiesen coloradas. Que raro, debía ser el calor que emanaba el Arcanine. Ojalá no se pasase y Tali terminara descomponiéndose. Cuando terminé de escribir, me volteé hacia la niña dormida. Le corrí un mechón de pelo que se le había caído en el rostro, y le di un beso en la frente. En el marco de la puerta me detuve. Todavía no me sentía bien dejándola sola. Saqué a Florencio, y le instruí que también se quedara allí, por cualquier cosa. Este simplemente me levantó uno de sus cuatro pulgares, se sentó en una silla, sacó sus lentes y su revista, y continuó su lectura. Contemplé la escena una vez más, una pequeña sonrisa traicionando mi rostro, y me fui de allí. Ojalá estuviera haciendo lo correcto. ***** — Bueno, ya está todo resuelto. ¿Qué quieres hacer?— le pregunté a Liza, al volver a verla, con una sonrisa.
Liza White Alcé mi mano ligeramente, sacudiéndola en el aire con suavidad mientras despedía a Talía con una pequeña sonrisa entristecida, asegurando que permanecería esperando en la salida. No supe discernir por qué, mientras me encaminaba hacia la puerta y aguardaba en el lugar indicado, la idea de que la pequeña niña no nos acompañase aquella vez me hizo sentir extraña. No era exactamente decepción, eso lo sabía bien; se mezclaba con algo más, algo que era incapaz de comprender en aquel instante, quise creer que por producto de todo el agotamiento acumulado hasta ahora. ¿Entonces, era impaciencia? ¿Incomodidad, tal vez? Agité mi cabeza, abrazándome a mí misma mientras esperaba en el hall de entrada, en un intento por darme algo de calor mientras esperaba frente a la puerta. No, imposible. Nikolah irradiaba confianza y comodidad por cada poro de su ser, nunca sería capaz de encontrarme así en su presencia. Fruncí ligeramente el ceño, cerrando las manos ligeramente en torno a la ropa que resguardaba mis brazos. Entonces... ¿Qué era? No supe cuánto tiempo pasó desde que nos separamos en la cafetería, pero una vez más, la voz de Nikolah me sacó de mi trance. Alcé la mirada, dedicándole una sonrisa amable de vuelta. Desde que regresé del futuro me encontraba demasiado distraída, más de lo habitual. De verdad que necesitaba descansar cuanto antes, quería creer. Pero en ese entonces, mientras escuchaba la pregunta de Nikolah, sentí que todo el agotamiento se desvanecía de un chasquido. Sin duda, aquel paseo parecía hacerme especial ilusión. No podía perdérmelo ahora que tenía la oportunidad, ¿no es así? Tras decidir hacia dónde pasearíamos, sin un destino concreto en mente, comenzamos a caminar hacia el exterior del centro. Tal y como sospechaba, el frío en el exterior era cada vez más notable, y el cielo cada vez más nublado amenazaba con una precipitación inminente. ¿Nevaría aquella navidad en Témpera? Ajusté el cuello de mi abrigo, deseando haber traído conmigo mi bufanda, pero de alguna u otra forma se hacía soportable. Mi mirada curiosa comenzó a desviarse entre las coloridas calles, decoradas por las luces y los escaparates por doquier, contagiándome el buen humor propio de la festividad. Respiré hondo durante un segundo, y el vapor que escapó de mis labios me arrancó una breve sonrisa. —¿Estás seguro de que quieres pasear ahora, Niko? —dejé escapar entonces, tras unos instantes en silencio, llevando un mechón de cabello tras mi oreja sin dirigirle la mirada. La idea de estar separándole de su hermanita aún hacía ruido en mi cabeza, y no podía quedarme tranquila si no lo decía ahora, que recién empezábamos a perdernos entre las calles—. Quiero decir... Por Talía, ya sabes. No me gustaría forzarte a nada, y siempre... siempre podemos esperar, ¿sí? Lo cierto es que después de pasar tanto tiempo siempre en compañía de ambos hermanos, el hecho de estar solos por primera vez se sentía ciertamente extraño. Incluso Victini y Glaceon, por alguna razón que no quería saber, habían decidido regresar a sus pokéballs, cosa que nunca hacían por su cuenta. Pero, por alguna razón, deseaba aprovechar la oportunidad. Observándole con disimulo desviar su atención hacia algunos puestos, me di cuenta de que una parte de mí quería conocerle porque quizás aspiraba a ser como él. Siempre tan relajado, tan libre... Se veía verdaderamente feliz en todo lo que hacía. En aquel momento ni siquiera me paré a pensar en la posibilidad de que pudiese ser una mera fachada. —Es curioso —capté su atención entonces, tras unos instantes donde nos mantuvimos en silencio. Quizás distraídos por el gentío, quizás producto de nuestras propias mentes—. Nunca te pregunté de dónde eras. Realmente, ni siquiera indagué en cual fue tu inicial, o cuánto tiempo llevabas de viaje aquí, en Galeia —rasqué mi mejilla, sintiendome algo culpable, y me volví hacia él—. Supongo que una prisión no era el mejor lugar para presentaciones, ¿no es así? —dejé escapar una suave risa, mientras me volvía hacia el puesto que tenía al lado. El calor que generaba detuvo mis pasos inconscientemente, sintiéndolo agradable. >>Mientras piensas tu respuesta... ¿Te apetece un chocolate caliente, Niko?
Nikolah Cruz Hacía frío, la verdad. Podía sentirlo en el rostro. Sin embargo, no me molestaba. Era bastante atérmico, a decir verdad. Me acomodé la chaqueta, más por nerviosismo que por frío. Liza se veía cansada, también, e incluso se arropó un poco cuando el frío aire nos recibió al salir del centro. ¿Había sido una buena idea salir a pasear después de todo? Me sentía algo culpable, la verdad. Tal vez la había forzado a hacer algo que no quería. Me mantuve callado durante el breve paseo por las coloridas calles y tiendas, distrayendo mi mente con los colores y luces que embargaban el ambiente. Miré de soslayo a Liza en un momento, y sentí un poco de calor en el pecho, al ver como sonreía mientras jugaba con el vapor que se escapaba de su boca. Sin embargo, la sonrisa que había comenzado a dibujarse en los labios se borró cuando escuché la pregunta. Giré mi cabeza hacia atrás, mirando el Centro Pokémon. Haber dejado a Talía allí sola era algo demasiado duro, la verdad. Pero...tal vez estaba siendo egoísta. Ella estaba cansada, y Liza quería también distraerse, por lo que había dicho. No podía obligar al resto a que siempre giraran alrededor mío y de mis deseos. Sí, era dolía. Sí, ya la estaba extrañando. Y sí, quería volver con ella. Pero también quería que descansara y se recuperara. También quería que Liza tuviera un lindo día, relajándose. Y la verdad, estar paseando con Liza, ahora...se sentía bastante bien. Como toda respuesta a su pregunta, le sonreí de forma cálida, y luego desvié mi vista hacia los puestos que había por allí. No buscaba nada en particular, tan solo necesitaba distraerme. Estaba...extraño, la verdad. No estaba hablando, tenía las manos en los bolsillos, el rostro neutro. Pero no estaba enojado, no estaba cansado, no estaba aburrido. Estaba...como en paz. Se sentía bien. Se sentía bien estar allí, recorriendo la calle en aquel frío día, junto a ella. Inspiré suavemente un poco de aire frío, refrescando mis pulmones, y relajándome todavía más. La voz de Liza me volvió a la realidad. Y me hizo recordar cosas. Cosas que no eran muy bonitas. Cosas que quería olvidar para siempre. Sin darme cuenta, mi mirada se había ensombrecido, y mis puños se habían cerrado. Mis ojos estaban perdidos, clavados en la nada. Sin haberse dado cuenta, sus palabras conjuraron de vuelta al trueno y al relámpago, a la casa destruida y humeante, a personas destrozándose las unas a las otras. Sangre, cuerpos, muerte. Me espacié completamente por unos segundos. "Mientras piensas tu respuesta... ¿Te apetece un chocolate caliente, Niko?" La miré. Y sonreí. De vuelta en la realidad. De vuelta en aquel lugar que se sentía tan bien, y que había deseado experimentar sin saberlo. Puede que esos recuerdos estuviesen manchados, pero no eran completamente oscuros. Habían dado sus frutos. Gracias a ellos, ahora estaba donde estaba, con una nueva familia, con preciosa hermanita menor durmiendo cómoda y segura en el Centro Pokémon, y una amiga con la cual poder pasear de forma despreocupada. Y la panza llena, algo no menor. Sin embargo, su pregunta hizo que me fijara en otra cosa. Era obvio que Liza tenía frío. ¿Y si el chocolate era una manera sutil de decirme eso? ¡Pobre! Y yo haciéndola caminar afuera justo este día. Bueno, eso había que solucionarlo. Me saqué la chaqueta, y quedándome simplemente en la musculosa que tenía debajo, se la puse sobre los hombros. Le sonreí con confianza. — Te notaba con algo de frío. Y no te preocupes, yo no registro el frío, así que no me molesta.— dije, mientras volvía a ser el de antes. Y con eso, volvieron los rubores. Me incorporé y miré hacia otro lado, para luego fijar mi atención en el puesto donde Liza había visto las bebidas calientes. Clavé mis ojos ahí, con tanta fuerza que la pobre chica que atendía comenzó a ponerse incómoda. — ¿Chocolate? Eh, ¡sí, sí! ¡Obviamente! Me encantaría la verdad, pero descuida, ¡yo lo pago!— dije con brusquedad, mientras rebuscaba en mi billetera el dinero suficiente, completamente nervioso. Estampé los billetes contra el puesto, mientras miraba a la dependiente, totalmente colorado.— ¡DOS CON TODO, POR FAVOR! Tal vez asustada por mi reacción, la pobre muchacha preparó las dos bebidas a la velocidad de la luz, con tal de que me fuera rápido de allí y la dejara en paz. Me dio ambos chocolates temblando, a lo que respondí con un "¡MUCHAS GRACIAS!" mientras los tomaba, y me dirigía con zancadas rápidas hacia un banco cercano. Dejé uno a un costado y le hice señales a Liza para que se sentara, con el rostro completamente rojo, para luego agarrar el mío con ambas manos e ir tomando de a sorbitos. No quería quemarme de vuelta. Una vez que todo el estrés de la compra hubiera pasado, luego de unos breves minutos, suspiré para calmarme. Me mordí los labios, mientras rumiaba lo que iba a decir. >> Con...con respecto a tus preguntas, Liza. ¿Quieres...quieres la versión corta, o...o la larga?— dije, agarrando la taza con ambas manos un poco con fuerza.