Ciudad Témpera

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Me estoy imaginando a Orgen montado en el lomo de Pidove y me está pareciendo una escena de lo más cómica

Una vez fuera del casino, volví a sacar a Noivern y me subí en él.

— Ve detrás de él —murmuré, a lo que el dragón asintió. Pensaba que en algún momento sería capaz de llevarme él sin guía...

 

Volvía a estar en Ciudad Témpera y solo era cuestión de seguir las indicaciones y el rastro de obras para llegar hasta la Torre Desafío. En condiciones normales me habría preguntado cuándo iban a terminar las obras, pero no estaba de humor para fijarme en detalles de ese tipo.

Cuando llegué, guardé a Noivern en su Pokéball antes de entrar...

 

Nikolah Cruz

Me había limpiado las lágrimas con una manga, mientras contemplaba el atardecer ocultarse en el mar. La brisa fresca del mar acariciaba mis cabellos rebeldes cuando pude escuchar la voz de mi hermano dirigiéndose hacia mí. Al parecer, quería saber hacia dónde nos dirigiríamos luego. Me lo quedé pensando un rato. En sí, no tenía mucho más que hacer, más que seguir vaganbundeando. Pero no creo que eso es lo que él quisiera escuchar. Así que simplemente, le indiqué que fuéramos a Ciudad Témpera. Había un lugar que quería volver a visitar allí.

La ida en Rayquaza fue espectacular, como siempre. Era una sensación de la cual estaba seguro que no me cansaría nunca de sentir. Me cuidé de que Talía no se cayera en ningún momento, no quería que se me perdiera ahora, después de todo lo que había pasado. En cuanto llegamos, les indiqué a Alpha y a mi hermanita que iba a ir a la Torre Desafío. Había amigos con nuevas energías, ansiosos de probarse.

 

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Nyxbel yo me voy a gastar las fichas del casino y en cuanto termine vamos a por la MO

Una vez hubo terminado el combate, dejé en la recepción de la torre una nota para Orgen avisándole de que estaría en el casino. Y eso fue lo que hice tras curar a mis Pokémon. El camino de un lugar a otro estaba repleto de señales destartaladas anunciando el casino, que seguía sin parecer tener demasiado éxito...

 

Mimi Honda

Abandoné la Torre con una sensación cálida en el pecho. Esa sentimiento de haber hecho algo bien, de haber logrado la felicidad de alguien.

Independientemente de haber ganado o incluso haber sido reconocida por alguien después de años, la idea que más pesaba en mi mente, que más me importaba... era haber hecho feliz a aquel niño.

Quizás ahora visitase la Sede del Campeonato para seguir entrenando, había algo que necesitaba conseguir. O quizás por el contrario... Abrí mi bolso y busqué a Dex.

El combate contra Effy.

No llegamos a acabarlo porque aquel maldito mensaje apareció. Ese hijo de perra de Justice.

"¿Dónde estás?—pregunté, enviándole un mensaje a Effy vía holomisor—"Es más, ¿dónde has estado durante todo el caso? ¿Emily nos necesitaba y tú lo primero que haces es desaparecer? Oh sí, ya veo lo mucho que te importamos señorita "estaba incomunicada en una isla".

Mi tono tenía un sarcasmo amargo. En el fondo me sentía más dolida que molesta. No podía creerlo.

"Definitivamente ahora sí que voy a aplastarte. Estaré en Ciudad Aerosol, si no apareces olvídate de obtener mi perdón alguna vez en lo que quede de siglo."

Y dicho aquello guardé a Dex con rabia y abandoné la ciudad a lomos de Isamu. Mi buen humor duraba tan poco en realidad... que los pocos momentos en los que estaba contenta eran casi un milagro.

 

Orgen

Salí de la torre y me volví a tropezar con Devan, quien iba al casino a gastarse un par de fichas.
Que bueno, un poco más de suerte y de seguro ganásemos algo. No obstante yo me dirigía al café cuando de pronto detrás mío escuché la voz de Mimi.
—Pero bueno... tan mal me fue en el combate con esa Rein que ahora todas son Mimi —me queje mientras volteaba y para mi sorpresa era ella en persona, aunque no me lo creía.
—¿donde has estado durante todo el caso... Emily nos y tu... —por un momento recordé la misión en la prisión, aunque seguramente ya había pasado.
Pensé que quizá quería batallar, aunque ella realmente era fuerte y la había aprendido a respetar en la prisión; o al menos desde mi punto de vista, su único defecto, pues aparte de estar un poco desquiciada era su voz de niña rica chocante.
—Al diablo con todo —dije mientras me acercaba y de pronto, sacó a su pokémon y se marchó volando a quien sabe donde, quizá Aerosol, según lo poco que escuché de su conversa.

Cuando volví en mi admití con un poco de gracia que soy valiente ya que me gusta el peligro al estar cerca de esa mujer, me fui al cafetín y allí ordené unos sandwichs para mi y unas empanadas para Arc.
Saqué mi Dex y le mandé un mensaje a Devan.
—Oye amigo, te espero aqui en el cafetín, y así nos vamos de paseo cuando desees.

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Morde

 

Nikolah Cruz

Salí de la Torre, sacándome arena de la oreja y rascándome el pelo. Saludé a Alpha y a Talía, que se habían quedado esperando afuera, con una gran sonrisa. Sin embargo, algo me incomodaba. Así que me saqué la chaqueta, la remera, y me quedé con el torso desnudo, sacudiendo la remera y el abrigo, liberándolo de toda la arena que pude. Me rasqué el cuerpo lleno de cicatrices y moretones, y decidí que lo mejor era echarme chorros de agua de mis reservas encima, para lavarme aunque sea algo. Mientras me encontraba en esa faena, me dirigí hacia Alpha.

— ¡Hey! Gracias por esperarme. Resultó difícil, pero mis pokémon demostraron lo fuerte que eran. En especial Pupper. Es el más fuerte de mi equipo, ¿puedes creer? Y pensar que casi lo libero. Pero luego volvió a mí. Cómo amo a mis amigos.— dije con una sonrisa, mientras mojado como estaba y con el torso todavía desnudo, me saqué las zapatillas y las medias, para liberarme de más arena. Me hubiera sacado el pantalón, pero Talía estaba presente, y eso sería desconsiderado.

 

Alpha Xenodis.

Pasó aproximadamente media hora para que el hermano Nikolah regresase de la Torre Desafío con una nueva victoria en sus manos... Y sin playera. ¿Acaso tuvo una carrera de fuego allá dentro? No, eso solo lo hacen los idiotas, sí. Posteriormente decidió vaciar sus zapatillas de la arena que seguramente había tenido que enfrentar en un combate gracias a la habilidad de algún pokémon como Tyranitar.

—Felicidades.

Fue lo primero que pude decirle antes de que decidiéramos tomar el paso hacia el centro pokémon con la intención de que él pudiese darle el tratamiento adecuado a sus compañeros tras el duro esfuerzo que tuvieron que hacer para ganar.

—Tengo que hablarles de algo, ¿sí? Pero antes vayamos a la cafetería, de seguro tienen hambre.

Tras unos minutos estábamos con nuestros alimentos, sentados cada uno en una silla del lugar. Ellos dos frente a mí, mientras que yo revolvía un poco asqueado el café que me daría las energías para seguir el día a día... Asco de vida.

—Verán, hace unos años que se instaló una organización conocida como el Team Gamma en la región. Por lo general los holders no sabemos nada de ellos, sus objetivos todavía nos son un poco misteriosos, pero hemos tenido la oportunidad de enfrentarlos en múltiples ocasiones. Han intentado controlar pokémon legendarios como Lugia; Han juntado a equipos con finalidades parecidas que se instalan en otras regiones; Han destruido por completo un poblado y a toda su gente—Suspiré cuando conté eso último... ¿Estarás bien, mi querida Destiny?—... Y en general no son buena gente para nada.

Cuando acabé de hablar vacilé por unos segundos si contarles sobre mi propia experiencia como uno de los miembros de rango alto de la organización, pero a fin de cuentas preferí que no. Era mi pasado, pero no me sentía orgulloso de el en lo absoluto.

—El asunto es que hemos sido retados por la mismísima Gamma, su líder, para ir a confrontarle—Me detuve unos segundos para observar el negro líquido que se encontraba en mi taza. Creo que mi rostro se mostraba inexpresivo desde que desperté en la prisión... Ni el café tenía el mal sabor de siempre.—... Precisamente es a lo que aspiramos ahora. Mi nivel como entrenador se ha reducido considerablemente en el último tiempo, pero no quiero quedarme fuera de esto... Así que yo responderé al llamado de Gamma e iré a confrontarla.

Retiré una de los esféricos que se encontraba en mi cinturón y la deslicé hasta Nikolah.

—Es probable que en algún momento necesitemos refuerzos, así que te dejaré a Flygon para que pueda llevarte en caso de que sea necesario. Sin embargo, no quiero que lo tomes como una obligación, ¿sí? Es algo peligroso y prefiero no exponer a más gente de la necesaria para estas cosas... Tienen una larga carrera por Galeia, no la desperdicien peleando las guerras de otros.

Y una vez más pensé en una rubia.

¡¿Por qué tienes tú que cargar con todo esto?!

—... ¿Quién sabe?

 

Nikolah Cruz

Alpha nos llevó a ambos a un café cercano al Centro Pokémon, comiendo lo que sería el segundo desayuno. O tercero, no recuerdo. La cuestión es que se lo veía bastante bajoneado. Era raro verlo así, la verdad. Aunque tampoco es que lo hubiera conocido durante tanto tiempo. Sin embargo, lo sentía dentro de mí. Me quedé escuchándolo aténtamente, mientras masticaba mi comida.

— ¿Ehos cozplayers?— pregunté, con la boca llena de migas. Y comida.— Vasha que ze toman esto del jobby muh enherio.

Alpha siguió hablando, apesumbrado. Nos contó sobre sus planes de ir a enfrentar a la líder de ese grupo de fans acérrimos, que los había retado a todos a un combate final. Levanté una ceja. Esto era bastante interesante. Y curioso. Mira que me había colado a convenciones de shows y demás, pero nunca había visto tal nivel de histeria fanática. Era muy impresionante. Había que darles crédito, la verdad.

Mi hermano me deslizó una pokéball que se sacó del cinto. Lo miré curioso, mientras explicaba.

"Es probable que en algún momento necesitemos refuerzos, así que te dejaré a Flygon para que pueda llevarte en caso de que sea necesario. Sin embargo, no quiero que lo tomes como una obligación, ¿sí? Es algo peligroso y prefiero no exponer a más gente de la necesaria para estas cosas... Tienen una larga carrera por Galeia, no la desperdicien peleando las guerras de otros."

En ese momento, bajé la comida que me estaba llevando a la boca. Miré serio a Alpha, una de las pocas veces que estaba serio y calmado en mi vida.

— Alpha, he visto como alguien se volaba la cabeza con un arma y parte de sus sesos me caían en la cara. He visto como gente se mataba como simples bestias entre sí, despertando sus instintos más primarios. No me importa cuan peligroso sea ni si la que los desafió a todos es la presidente del grupo de fans más grande del mundo. No me importa si corre riesgo mi vida o mi carrera en Galeia (que no tengo idea a que se refiere, ¿vamos a hacer una maratón?). Los amenazaron a ustedes, a mi familia. Son la primera familia que tengo en años. En muchos años.—dije, y le arremoliné el pelo a Talía, mientras le sonreía. Mi semblante serio volvió después, con mi mirada puesta en Alpha nuevamente.— No voy a quedarme con los brazos cruzados mientras ustedes arriesgan su pellejo. Es una obligación para mí ir con ustedes, porque yo lo quiero. Te acompañaría ahora, pero creo que me detendrías los pies de inmediato.

Solté una pequeña risa, y volví a tomar un sorbo de mi bebida, para calmar un poco los nervios. El chocolate caliente siempre servía para calmar los nervios.

— Me importa tres cominos mi carrera en Galeia o mi propia vida, si no tengo alguien con quien disfrutarla. Ya estuve solo demasiado tiempo.— le guiñé un ojo, mientras le sonreía.— Ve y haz lo que tengas que hacer ahora. Cuando me vuelva más fuerte, iré a ayudarlos. Me esforzaré para eso.

Guardé la pokéball que me había entregado, junto con las otras, y me dediqué a terminar mi desayuno.

 

Alpha Xenodis.

Nikolah respondió de la forma que esperaba, pero con una expresión bastante más seria en su rostro de la que acostumbraba a ver. Debo admitir que eso logró sacar una pequeña sonrisa de mi persona.

—Muy bien, entonces si las cosas se ponen chungas contamos contigo.

Tras esas palabras me levanté de la mesa y busqué entre mis bolsillos mi billetera, la cual arrojé hacia mi hermano antes de voltearme y despedirme con mi mano en alto para luego salir de la cafetería. Era obvio que yo invitaría la comida.

Afuera simplemente liberé a mi compañero más poderoso de su esférico y monté sobre su cabeza para partir en camino hacia la guarida de los Gamma.

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Siento la demora, pero me está costando mucho rolear :( Me debe faltar pico

 

Nikolah Cruz

Suspiré mientras veía a Alpha alejarse, y me tomé de un trago lo último que me quedaba de chocolate. Me limpié con la manga y miré a Talía, con una sonrisa.

— ¡Bueno, ya escuchamos a nuestro hermano! Van a necesitarnos luego. Así que, ¿por qué mejor no nos preparamos para ese momento?

Me levanté del lugar y tomé a la niña de la mano, mientras me dirigía de nuevo a la Torre Desafío. Mis pokémon evolucionados no eran los únicos que debían entrenar. Tenía a varios pequeñuelos que tenían ganas de demostrar su fuerza.

 

Nikolah Cruz

Me asusté al no encontrar a Talía cuando salí. Pero el alivio me volvió cuando me enteré por boca de uno de los asistentes de la Torre que ella misma había decidido ir a pelear. Una sonrisa se dibujó en mi rostro. Decidí esperar a la pequeña en el café de afuera, con unos bocadillos listos para cuando saliera. Que yo hubiera perdido no era excusa para no llenar el vientre.

 

—¡Effy, espera! —exclamó Elizabeth Joy, extendiendo una mano desde la recepción del Centro Pokémon de Témpera, como intentando tomar un hilo invisible con el cual atraparme—. ¡Se supone que deberías-

—Lo siento, hermana... —le respondí a la enfermera Joy desde el umbral de la puerta de salida, volviéndome por unos segundos—. Pero no me importa por cuanto tiempo más sea, yo... yo simplemente... no puedo quedarme quieta por más tiempo... ¡vamos, Vulpix!

Y, sin una palabra más, salí corriendo del centro pokémon, seguida por mi adorable Vulpix blanco como la nieve. Eché a andar por la ciudad, ahora a un paso más tranquilo, como si la estuviese recorriendo por primera vez. Ciudad Témpera, la ciudad que me había visto crecer... la ciudad donde habían ocurrido tantas cosas... la ciudad donde tuve mi primer beso...

No pude evitar que mis mejillas se sonrojaran ligeramente ante aquel recuerdo. Hubert... me preguntaba que estaría haciendo ahora. De seguro ocupado con algo importante... quizás salvando a toda la región... y en cambio yo...

—¡Vul!

—Ah, ¡espera, Vulpix!

Perdida en mis pensamientos, no había notado que Vulpix se había metido en una de las tiendas de la ciudad. Más específicamente, en lo que parecía ser un café. El pequeño pokémon estaba junto a una pequeña vidriera, admirando las galletas que se mostraban allí.

Suspiré; al parecer nada más tenía hambre, así que decidí sentarme en una mesa del café y pedirle a la camarera unas cuantas galletas de pokémon para Vulpix, y un té para mi. Tosí un poco mientras esperaba al resto, y ante esa tos Vulpix me miró con cara de preocupación.

—No me mires así... estoy bien —le dije al pokémon tipo hielo con una sonrisa, acariciando su cabeza con suavidad. Luego levanté la mirada, mirando hacia el exterior—. Me pregunto que estarán haciendo los demás...

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Yes people, ¡Effy volvió! :'D (?

 

Nikolah Cruz

Me encontraba mirando fijatemente a Bagon, que en ese momento estaba mordiendo mi brazo. Lo había sacado de su pokéball, junto con Larvitar, para conversar un rato con ellos sobre el combate, y sobre sus expectaciones en el equipo. Bah, conversar. Era prácticamente yo hablándoles e intentado interpretar lo que me querían decir, lo que era bastante complicado teniendo en cuenta que lo único que hacía Chimuelo era morderme y Larvitar tan solo se ocultaba detrás de mis piernas. Suspiré, mientras intentaba separar las fauces del pesado de mi carne. Ya comenzaba a doler bastante, y no tenía mucha más vendas para taparme las heridas. Pero Chimuelo no se separaba.

Comencé a hacer más fuerza, pero no cedía un centímetro. Es más, en un momento, como queriendo demostrar su fuerza, me mordió aún más fuerte, lo que hizo que me desesperara y me incorporar de mi asiento, agitando el brazo para sacarme a la garrapata azul de encima. Comencé a moverme por el lugar, ajeno a todo lo que estaba ocurriendo. Con algo me debo haber tropezado, pues perdí el equilibrio y caí encima de una mesa que estaba en ese momento siendo ocupada por una chica con su Vulpix. La mesa cedió y se desmoronó, conmigo sobre ella. Levanté el brazo con Chimuelo y lo miré fijo.

— Tú y yo tenemos que hablar.— le dije, seriamente.

Me incorporé, limpiándome la ropa de migas y astillas, y le extendí la mano a la chica, con una sonrisa ancha.

— ¡Hola! Soy Nikolah. Perdón por arruinar tu seguro descanso.

Me di cuenta que le había extendido el brazo en el que estaba Chimuelo, así que rápidamente cambié de mano, con una expresión de sorpresa, seguida de mi sonrisa habitual.

 

Me encontraba algo desconectada con la realidad, mirando hacia el exterior y preguntándome que estarían haciendo el resto de los holders... pero en ese momento en que estaba distraída...

¡Bam!

La mesa frente a mi se desmoronó, presa del potente peso que le cayó encima. Un muchacho y su Bagon, envueltos en una especie de pequeña lucha que consistía principalmente de mordidas por parte del tipo dragón, habían caído sobre mi mesa, destruyéndola casi en el acto. Apenas si me inmuté, incapaz de creer lo que ocurría frente a mis ojos, pero Vulpix se incorporó de un salto y soltó un bufido de protesta ante el asalto contra la pobre mesa.

El muchacho que había caído se puso de pie nuevamente, como si no hubiera ocurrido nada, y pareció retar al Bagon. Me pregunté si este tipo de cosas serían algo usual para él. Y justo cuando estaba por decir algo, finalmente dándome cuenta de que probablemente debía reaccionar ya de una vez, mis ojos se encontraron con una mano que se extendía ante mi.

—¡Hola! Soy Nikolah. Perdón por arruinar tu seguro descanso.

—Hm... —musité. Al menos, parecía ser educado y pidió disculpas... por lo que simplemente solté una pequeña risa y estreché su mano—. Descuida, no hay problema. Al menos mi té no ha llegado aún, así que no se arruinó por completo.

Medité un momento qué decir a continuación. A decir verdad, no tenía nada que hacer ahora, no sabía donde estaban mis amigos y... francamente, dada mi situación actual, quizás no era lo más prudente encontrarme con alguno de ellos ahora. Pero honestamente... estar sola era aburrido. Tal vez algo de compañía no me vendría mal.

—Mi nombre es Effy, por cierto —me presenté—. Ya que mi mesa está destruida, ¿qué te parece si nos movemos a tu mesa y termino mi té allí? Si tú y tu pokémon no destruyen esa también, claro está.

 

Nikolah Cruz

—¡Hola Effy! Sí, ningún problema. Si es que "alguien" se va a comportar.— dije, mirando fijamente a Chimuelo. Este solo infló los cachetes y me miró desafiante. Suspiré y lo volví a guardar en su pokéball.— Bien, como dije, no hay problema. Vamos nomás.

Dicho y hecho, me dirigí hacia la mesa, mientras me sacaba la venda de la mano que anteriormente me había mordido Chimuelo y esta vez la utilizaba para vendarme el brazo afectado. Necesitaría comprar más trapos si quería seguir entrenando a Chimuelo. En especial si seguía con esa actitud.

En cuanto nos sentamos, una de mis pokéballs se abrió, y de ella salió Mimo, que de inmediato acercó una silla, se trepó con dificultad a ella debido a sus cincuenta centímetros de estatura, e imitó a la perfección la manera de sentarse de Effy.

— Bueno, Effy. ¿Qué me cuentas? Digo, te acabo de conocer. Cuéntame algo para que te conozca más.— dije, sonriendo. De improviso, algo se me vino a la mente.— Un segundo. Yo ya te había visto. En la isla, cuando todo ocurrió. Sí, estuviste ahí. Y te saludabas con todos. Así que los debías conocer también. Y ellos parecían quererte mucho. Eso es muy bueno.

>> Cuéntame entonces, ¿de dónde conoces a mi familia? ¿O acaso eres parte de ella? Y yo ni enterado.

En todo ese tiempo, Larvitar no hizo más que mirar hacia los recién llegados con timidez, oculta detrás de las patas de mi silla.

 

El tal Nikolah aceptó la propuesta, y nos dirigíamos a su mesa cuando el muchacho decidió regresar al Bagon a su pokebola. Parecía ser que ese pokémon tenía un pequeño problema de actitud, a juzgar por las vengas que portaba en sus brazos y manos. Sin más preámbulos, tomamos asiento en la mesa y la camarera pronto me trajo el té que había ordenado, así como unas cuantas galletas para Vulpix en un platito que apoyó en el suelo.

—Compárteles a los otros si quieren —le advertí a Vulpix, señalando con la mirada al Larvitar que se ocultaba tras una de las delgadas patas de la silla de su entrenador, y al Sableye que acababa de emergir de su pokebola.

Tras advertir al pokémon tipo hielo, me volví hacia Nikolah, quien soltó sobre mi un mar de preguntas a velocidad récord. Parecía ser un chico que hablaba bastante deprisa... pero no me fue difícil comprender lo que decía. Sonreí mientras colocaba dos cucharadas de azúcar en el té.

—Así que por eso te veía cara conocida... sí, nos vimos en la Prisión Boceto —dije... aunque realmente no era una experiencia muy grata de rememorar—. Ya veo, entonces tú debes ser uno de los holders de cuarta generación, ¿verdad? Yo soy de tercera generación, ¿ves?

Y, como prueba de que era una holder también, le enseñé al muchacho mi pokedex, sacándolo por un instante de mi bolso para mostrárselo. Tomé un sorbo de mi té; se sentía algo irónico, que quería alejarme actualmente de los holders un poco y terminaba conociendo a uno de los nuevos holders... pero no era algo malo necesariamente. Parecía ser un muchacho agradable, al fin y al cabo.

—Sí, pues todos somos holders de la misma generación, hemos vivido muchas aventuras jun... espera un momento, ¡¿tu familia?! ¿A qué te refieres con eso?

 

Nikolah Cruz

— A lo que suena.— dije, mientras tomaba un sorbo de la espumosa leche chocolatada que la camarera me había traído. Comencé a enumerar con los dedos.— Talía es mi hermanita, Alpha es mi hermano, y el resto...no sé, primos, supongo. Tal como dije, mi familia.

Me encogí de hombros, y miré fijamente a Effy, como quien no quiere la cosa, con bigotes de espuma y leche en la boca. Larvitar se acercó cuidadosamente a Vulpix, al parecer quería una galleta. Mimo imitó, o al menos intentó, todas las expresiones de Effy. Era difícil para él teniendo en cuenta su sonrisa casi perpetua y el hecho de que sus ojos eran dos enormes gemas.

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Perdón, pero no quería perder la oportunidad de hacer un mental fuck a Effy xD

 

Al principio, su respuesta no hizo más que confundirme aún más. ¿Qué demonios quería decir? ¿Alpha era su hermano? ¿El resto primos? No entendía nada...

Pero, tras pasar unos minutos en silencio, lo comprendí. Claro, lo comprendía... al fin y al cabo, la palabra familia no se aplicaba simplemente a la biológica. Esa era una realidad que yo conocía demasiado bien. Al ser una hija adoptiva, no tardé demasiado en entender que el muchacho se refería a sus amigos más cercanos como su familia. No era un concepto que me resultaba muy ajeno, realmente, yo también consideraba a mis amigos como familiares. O al menos...

Mi rostro pasó de la sorpresa, a la confusión, y finalmente a la comprensión. Estaba segura de que el Sableye de Nikolah estaría imitando estas expresiones ahora mismo. Una triste sonrisa cruzó mi rostro por unos segundos antes de que respondiera.

—Creo... que comprendo. En ese caso, creo que podría decirse que formo parte de esa familia —contesté al muchacho, tomando un sorbo más del té—. O por lo menos lo fui. Ahora mismo... no sé donde andarán todos. Pero espero estén todos bien...

>> Volviendo a tu pregunta original, si te contara como conocí a todos y cada uno de ellos creo que estaríamos aquí todo el día... hemos vivido muchas aventuras por Galeia juntos, y todos comenzamos siendo entrenadores pokémon juntos... pero, ¿qué haces tú por aquí? ¿Qué te trae por Ciudad Témpera?

 

Dante Miles

Y después de un muy largo vuelo, Staraptor terminó aterrizando en Ciudad Témpera, ¿era una localización rara para él? Demasiado, no era algo usual en su rutina aterrizar allí por volutad propia, o en este caso, voluntad de su emplumado amigo. Lamentablemente o por suerte, dependiendo quien fuera el que estuviese viendo su situación, comprendió muy bien después de un par de segundos su razón de estar allí, Staraptor había decidido aterrizar justo en los limites de la ciudad, justo al lado de la torre desafio.

Hizo una pequeña mueca, miró a Staraptor.

—...¿Es algo completamente necesario? —En respuesta, su fiel compañero erizó sus plumas, moviendo su cabeza de arriba a abajo sin mucha prisa, suspiró. Después de todo estar en esa situación era solamente su culpa, nadie le había obligado y aun así se había comprometido, solo que ahora... bueno, sus pokémon lo estaban empujando a cumplirlo gracias a que era algo que siempre les había gustado.

—...Bien, bien, bieeen.... —se mantuvo quieto, balanceandose de aldenate hacia atrás con cierto nerviosismo, solo mirando la entrada hasta que sintió un pequeño empujón por parte del pokémon volador —, esta bien... ya voy, ahora sí —suspiró —, nos vemos en... lo que durará eso, agh, no lo se. —Y con una caricia de despedida, finalmente, se adentró a la torre.