Alpha. No pasó mucho tiempo para que pudiese descender en la Ciudad Témpera, frente al Centro Pokémon. Y la verdad era que había bastante gente saliendo y entrando del lugar, lo mismo en las calles del enorme lugar y sus otros tipos de estructuras comerciales y recreativas. Sin mirar más comencé a caminar hacia el Centro Pokémon, y ahí en la recepción habían más y más personas... Wow, el lugar había crecido mucho desde la instalación de la Torre. —¿Podría curarle?—Poniendo la esfera del nuevo pokémon en el mostrador fui recibido por una sonriente mujer de cabellos rosados, quien de inmediato se puso en acción. >>Gracias.
Mimi Honda Tras un breve silencio alcé la cabeza y miré a Elisa con el ceño ligeramente fruncido. Estaba allí, completamente quieta. Esperaba que dijese algo, pero ninguna palabra salió de sus labios. ¿Por qué tan callada? De verdad... ¿qué...? No sabía exactamente si esa situación me enfurecía o me inquietaba... —Esto...—musité pues, dándome la vuelta para dirigirme hacia las escaleras—. Supongo que iré a por las llaves... ¿Cómo he podido olvidarme de algo así? Ni que tuviese tantas cosas en la cabeza... A parte de arena, claro. *** Cuando descendía las escaleras, fue consciente del enorme tumulto de personas que se habían congregado en recepción. Había entrenadores de toda clase, como si fuese la entrada a un concierto. ¿Pero qué...? ¡Lo que me faltaba! ¡Necesitaba esa llave para quitarme la arena del cabello cuanto antes, era una situación de vida o muerte! ¡No tenía tiempo para esperar colas! Caminaba como podía entre el grupo de entrenadores, con enorme dificultad y esfuerzo, teniendo que aguantar toda clase de personas; entre entrenadores y cordinadores. Algunas que eran más amables y otras que sencillamente merecían una buena patada en la espinilla. ¡Tenía que llegar a recepción...! ¿Por qué había tenido que congregarse media ciudad precisamente ahora? Y continúe así... hasta que un maldito pie me hizo tropezar y choqué de frente con otro cuerpo. El único cuerpo que me apartaba de mi destino. —¡Agh!— exclamé entre dientes, adolorida. Fue directo a la frente. Con una expresión de circuntancias me froté la zona golpeada, antes de fruncir el ceño y alzar la vista con intenciones claras de maldecir la estampa de mi agresor—. ¿Pero se puede saber qué...? Las palabras murieron en mis labios cuando mis ojos se cruzaron con su mirada ambarina. Esos ojos... Esa expresión risueña y ese cabello castaño desarrapado... Sentí un nudo en el estómago y parpadeé un par de veces, anonada. Mis mejillas enrojecieron levemente al comprender del todo la situación. — ¿Alpha...?
El nerviosismo de Mimi había vuelto, se notaba en su forma de hablar y en como mantenía su caminar de una forma graciosa y extraña. No había dicho nada cuando mencionó el no tener llaves, la chica de nombre pokémon era extraña, primero se molesta porque me adelanté al ir a curar a mis compañeros y ahora se pone nerviosa por caminar conmigo. Que podía responderle, si me ofrecía a acompañarla su rostro seguiria mostrando pequeños toques de molestia, como si mi presencia le perturbara, por otro lado si decidía a no acompañarla e iba a mi habitación la chica se molestaria y me preguntaría molesta el porque la dejé atrás. Esto era muy complicado para mi cerebro, mis dos opciones se contraponian, así que al escuchar a Mimi decir que iría por su llave me alivie mucho, así no tendría que tomar una decisión por mi cuenta. La rubia dio media vuelta y se fue por donde vinimos, me despedí con un gesto de mano que probablemente no noto y continúe mi camino por el pasillo. Cuando estuve frente a la puerta de mi habitación y la abrí con la llave la primera en entrar como siempre fue Drifloon, la cual cansada de no hacer nada se dejo caer sobre la cama, reí un poco. Tomé todo lo necesario y camine tranquila al baño. —Por favor no hagas travesuras mientras lavó mi cabello. La fantasma se hizo la ofendida, levita unos metros y llevó una de sus "manos" a su frente mientras se dejaba caer con dramatismo en la cama, mi risa fue más fuerte que la anterior, negué con la cabeza y entre al baño, lista para desperdiciar parte de mi día batallando contra la arena de mi cabello.
Alpha. Pasó poco tiempo para que mi cuerpo se moviese del mostrador pero no iba a ser por culpa mía, sino que de otro cuerpo que había logrado golpearme por la retaguardia. Y claro, ni cuenta me hubiese logrado dar sin ese primer quejido de dolor. Y luego continuó: —¿Pero se puede saber qué...?—Una aguda voz apareció por segunda vez, reclamando tras el pequeño choque y se escuchaba molesta; yo di la vuelta para ver qué ocurría con aquella persona. Entonces unos ojos azules, cual océano, aparecieron cruzándose a los míos. Un rostro de colores muy blancos que en cuestión de segundos se había transformado en un manto de llamas. Y finalmente un cabello rubio largo y... Lleno de arena... ¿Sería una nueva moda llevarlo así? —¿Por qué tienes arena en el cabello?—Pregunté de inmediato, totalmente curioso.—. Mimi, ¿te fuiste a meter en el Gran Desierto? ¿O es cuestiones de gente con dinero?
Mimi Honda La voz de Alpha me sacó de mi ensimismamiento en cuestión de segundos. Parecía curioso y se había dado cuenta de la arena de mi cabello. ¡Oh, genial...! En primer lugar, no sólo me molestaba, sino que me avergonzaba sobremanera que Alpha me viese así. ¿Por qué? No lo sabía, simplemente me hacían rogar en silencio que la tierra me tragase. Las preguntas que hizo después no tenían sentido alguno, por lo que apreté los puños con fuerza y le increpé con molestia: —¡No tiene nada que ver con eso!— exclamé—. ¡El infierno se habrá congelado el día que llevar arena en el cabello sea moda! ¡Todo fue culpa de una tormenta de arena en el combate contra Elisa! Su Hippopotas tenía esa habilidad y... Me callé en ese mismo momento. Miré a Alpha, y sopesé seriamente la idea de si contarle o no que había ganado aquella batalla. ¿Debería hacerlo? Por alguna razón que no alcanzaba a comprender se me hacía completamente tentadora la idea de recibir una aprobación por su parte, por pequeña que esta fuese. Más, tras un largo silencio... decidí que era mejor no decirle nada. ¿Qué sentido tendría? ¿Y si perdía el próximo cambate? ¿Y si todo había sido cuestión del azar? ¿De la suerte? ¡Diablos, no! Ya le contaría una vez hubiese completado las cuatro victorias con éxito. Me esforzaría en conseguir que Alpha se sintiese orgulloso de mí, y no volvería atrás ahora. Ese era el camino que me había marcado y lo recorrería hasta el final... Y podría cantar victoria cuando hubiese llegado el momento. —Olvídalo, ¿bien?— dije finalmente, cruzándome de brazos con dignidad—. Sólo déjame pasar para que pueda pedirle las llaves a la enfermera.
Alpha. —¡No tiene nada que ver con eso!—Casi me gritó en respuesta a mi insinuación.—. ¡El infierno se habrá congelado el día que llevar arena en el cabello sea moda! ¡Todo fue culpa de una tormenta de arena en el combate contra Elisa! Su Hippopotas tenía esa habilidad y...—Unos momentos de largo silencio estuvieron marcando nuestra reunión donde, por mi parte, analizaba lentamente la última frase de Mimi... ¡Espera un segundo! ¡Ella había dicho que fue culpa de la tormenta de arena en el combate con Elisa! ¿En qué Mimi momento dejó de seguirme?—. Olvídalo, ¿bien?—Ella rompió el silencio—. Sólo déjame pasar para que pueda pedirle las llaves a la enfermera —Pasa, pasa—De inmediato corrí mi cuerpo hacia un lado dejando el mostrador libre para ella.—. Pero luego me tendrás que contar qué tal te fue en ese combate.—Reí ligeramente, no había pasado eso por alto; era imposible que un amante de las peleas lo hiciese. >>Oh, y debo darte algo que fui a buscar hace poco.
Mimi Honda Me adelanté en cuanto Alpha se apartó, pero antes de poder abrir la boca para pedir las llaves a Joy, la voz de mi compañero llamó de nuevo mi atención. ''Pero luego me tendrás que contar qué tal te fue en ese combate''. ¿¡Eh!? Ugh... ¿Pero es que no había quedado claro que no iba a decírselo? ¿Qué...? Apreté la mandíbula y los puños con fuerza sobre el mostrador. No sé que se apoderó de mí en ese momento, pero me volví sobre mis talones y le encaré. Mis mejillas estaban levemente enrojecidas. —Gané— respondí, cruzándome de brazos y volviendo el rostro con dignidad—. N-no es como si fuese la gran cosa, después de todo soy una Honda. Tal vez lo que he necesitado todo este tiempo haya sido un reto para sacar al máximo mi potencial. ¡Y no pienso volver a perder de nuevo! ¿Me oyes?— exclamé, señalándolo con un amenazador dedo índice. Tenía el ceño fruncido, y después sencillamente volví a cruzame de brazos— Tenlo muy en cuenta si pretendes retarme. Y en ese momento algo que había dicho Alpha resonó con fuerza en mi mente. ''Oh, y debo darte algo que fui a buscar hace poco''. Mi corazón se aceleró, pero mi expresión desinteresada y orgullosa no lo dio a entrever. Abrí mi ojo derecho, curiosa, y lo miré con cierto aire de indiferencia. —¿Qué cosa?— quise saber.
Contenido oculto Para ponerlos en contexto a todos, el núcleo espejismo está plagado de "portales" que le permiten a quien sea que esté allí viajar a cualquier parte de Galeia. Ian cayó por uno de ellos y durante mucho tiempo estuvo "a la deriva" dentro de este, hasta que al fin dio con la forma de salir...... justo aquí e.é Ian No estoy muy seguro de lo que pasó allí dentro, o de si pasé mucho o poco tiempo en ese lugar; lo mismo podrían haber sido 5 minutos a un año. Lo único que me me queda claro es que cuando salí rodando de aquel agujero dimensional tuve la sensación de que una mano, metiéndoseme por el cuello, me agarraba el estómago y me volvía de dentro hacía afuera como un calcetín mojado. Por desgracia, no se me ocurre otra comparación de mejor gusto. En fin, que salí dando unos saltos mortales por el aire y luego una o dos volteretas por el suelo, hasta que un muro detuvo mi avance, dándome de bruces en el rostro. Tuvieron que pasar varios segundos para que recuperara la conciencia y saliese del inmóvil estado en el que caí tras el golpe. Levanté ligeramente la cabeza, sobando la zona herida y tratando de percibir en donde me encontraba. Era, en realidad, una zona bastante conocida para mi persona: Allí estaban aquellas paredes blancas llenas de persianas que cubrían las numerosas ventanas que dejaban pasar la luz al lugar y que al mismo tiempo permitían ver las calles pavimentadas de Ciudad Témpera; a unos tres metros de distancia se encontraba un mostrador de colores rojizos, y quien estaba detrás de él no podía ser otra persona que la enferma Joey de la ciudad, quien al parecer miraba hacía donde yo me encontraba con expresión confundida. De hecho, ahora que miraba con atención, todos los presentes (Que en realidad eran muchísimos) tenían su mirada fija en un punto que al parecer estaba detrás de mí.... ¿O en realidad al que miraban era a mí? Antes de siquiera poder procesar que me encontraba en una situación tan rara y extraña que yo mismo había generado, mi vista se fijó en un chico de pelo castaño y todavía más desordenado que el mío, que traía una campanilla atada al cuello y un par de donas pegadas a la chaqueta. Tres segundos después noté que el chico era Alpha. Una enorme sonrisa se dibujó en mi rostro, y por más que me tapé la boca, me fue imposible lograr contener la risa por mucho tiempo, por lo que al final una enorme risotada brotó de mi cuerpo con muchísima fuerza, resonando en todo el lugar. Reí y reí durante buen rato, sosteniéndome el abdomen de vez en cuando, tratando de controlarme, completamente en vano. —Uff, pero qué divertido fue —exclamé, limpiándome una pequeña lagrimilla del ojo y poniéndome al fin de pie—. Vaya que tu aspecto ha cambiado mucho Alpha —le dije al susodicho, cuando al fin llegué a donde se encontraba— ¿A caso Destiny al fin te puso en cintura y la campana es para que nunca escapes? ¿Y qué hay con las rosquillas, a caso son para que nunca pases hambre? —Reí una vez más, pues hace mucho tiempo que algo no me causaba tanta gracia. Sin embargo, pronto noté una presencia en la que no había reparado antes. Allí, frente a mí, se encontraba una chica rubia de poca estatura que parecía querer matarme con la vista, aunque tal vez es que yo creía que todas las personas querían matarme con la vista. La miré durante unos segundos, tratando de entender lo que pasaba, y después miré a Alpha. Después a ella de nuevo, y una vez más mi mirada viajó a Alpha. La chica, Alpha. Alpha, la chica. Así pasaron varios segundos en los que mi mirada viajaba de uno al otro, hasta que al fin creí comprender lo que estaba pasando. >>A.....A......¿Acaso ustedes están saliendo? Vaya, juraba que Destiny realmente era la indicada.... o que al menos duraría más. —Encogí los hombros y negué con la cabeza, en un imaginario gesto de decepción—. Supongo que fui demasiado ingenuo por pensar que realmente tendrías algo serio; cada vez que te veo tienes una novia diferente. Primero Delta, luego Rhyme, después Destiny; pasó el tiempo y la engañaste con Gamma, pero cuando te reconciliaste con Destiny de nuevo, creí que al fin habías cambiado —solté un suspiro de falsa resignación y agité la mano, como si tratara de apartar pensamientos molestos de mi mente—. Bueno, no puedo decirte como vivir tu vida —miré una última vez a la chica rubia y le dije, fingiendo un tono indiferente:— Disfrútalo mientras puedas, je. Guardé las manos en los bolsillos y me dirigí lentamente hacía la puerta; podría haber usado el mismo portal por el que llegué, pero como aún recordaba mi experiencia anterior, preferí usar la salida normal. ¿Que si por qué había dicho todas esas cosas falsas? Pues porque me gustaba molestar a Alpha, y porque de todos modos dudaba que la chica y él estuvieran saliendo realmente. Digo, ¿Cuáles eran las probabilidades de que eso pasara.... no?
Mimi Honda Alpha no pudo responder. De hecho, ni siquiera alcanzó a despegar los labios. Antes de poder ser siquiera consciente de la situación, una nueva silueta había aparecido mágicamente en mitad de la concurrencia. Así, sin más. No sé como demonios lo hizo, pero fuera como fuese, se trataba de un chico alto, castaño, de aspecto desaliñado y aburrido. Creía haberlo visto antes... en algún otro lugar, pero mi memoria se encontraba borrosa, difusa. La verdad es que se parecía un poco a ese anciano que había visto en unos carteles cutres de ''Se Busca''. Lo miré con cierto aire de reproche, porque su repentina presencia había interrumpido nuestra conversación. No porque me molestase que interviniesen mientras hablaba con Alpha, en lo absoluto... Sino porque simplemente odiaba que me interrumpiesen, daba igual con qué. Y entonces y de la nada, empezó a reír. Como un auténtico desquiciado. Mi ceño se frunció aún más. ¿Qué diablos le hacía tanta gracia? ¿Tenía Mankeys en la cara, acaso? Se carcajeaba como un millonario excéntrico al que le había vuelto a tocar la lotería. Y después, empezó a hablar con Alpha. ¿Así que se conocían? ¿De qué? ¿Por qué yo no lograba recordarle? Soltó un montón de chorradas, y después me miró. Me miró curioso y yo le devolví la mirada. Fría, estoica. Mi expresión seguía exactamente igual que antes, mis brazos cruzados y mi ceño fruncido, imperturbable. Intercambió miradas entre Alpha y yo. Yo y Alpha. Y así continuó por unos segundos más, como si estuviese siguiendo un partido de tenis. Había empezado a marearme. —Ugh, ¿pero se puede saber que...? Pero no pude decir más, porque entonces... se desató una hecatombe. ''A.....A......¿Acaso ustedes están saliendo?''—insinuó, señalándonos de forma simultánea. Parecía sorprendido—''Vaya, juraba que Destiny realmente era la indicada.... o que al menos duraría más.'' ¿¡QUÉ?! Bastaron segundos. Segundos para que mi rostro enrojeciese hasta las orejas y más allá. Mi corazón golpeó frenético en mi pecho y mi labio tembló en un intento fútil por formular palabras. ¿¡S-s-saliendo!? ¿C-c-cómo novios? ¿¡Con ese grandísimo idiota!? ¡Preferiría perder todo mi capital, mi apellido y mi orgullo antes que algo como eso! Pero ahí no quedó. No, porque entonces, más y más palabras salieron de su boca. No sólo mi rostro ardió, sino mi sangre. Mi sangre hirvió y mis puños se apretaron con tanta fuerza que sentí mis propias uñas clavándose en mi palma. ¿D-D-Delta...? ¿R-Rhyme... Gamma? ¿Q-qué...? ¡¿Q-quién demonios eran esas chicas?! ¡S-seguro que todas tenían pechos como Miltanks! Algo se desató dentro de mí. Algo malo. Una mezcla completamente insana de sentimientos horribles. Incluso mis ojos, antes azules como el cielo, parecían arder como la llama más ardiente del universo. Estaba furiosa. No. No estaba furiosa. Estaba iracunda. Mi aura se volvió negra como la noche, siniestra, como tratando de exteriorizar todos los malos pensamientos que fluían como torrentes dentro de mí. M-mujeriego... Maldito pervertido... ¿C-c-cómo podía siquiera tener por compañero a alguien así? —Alpha...— dije, pero mi voz no sonó como la mía. Tenía un tono grave, áspero, peligroso. Hice tronar mis dedos. Mis ojos destellaban como los de una bestia que acecha en las sombras antes de abalanzarse sobre su presa... Y todo se volvió negro. *** El gritó del inocente y mal enjuiciado entrenador se elevó hasta el cielo claro de Témpera. Una bandada de Swellow salió espantada de las ramas más próximas al CP. Aquello debió doler... Si tan sólo Mimi se hubiese parado a escuchar sus explicaciones... No tenía caso alguno. Cuando una Tsundere estaba celosa... mejor era apartarse de su camino. Seguro que Ian, estuviese dónde estuviese ahora, debía estar riéndose de su desgracia.
Contenido oculto Gracias a mi atraso(? y lo que desencadenó Ian me salió algo sobre las 6 am(? Es horrible, pero me importa un rábano (? ;____; Me da pereza arreglar ciertas cosas(? Es una niña (? ;___; Talía~ Dante se tuvo que agachar para estar a mí altura, no sé si era yo la baja o él el alto. "Claro que puedes darles de comer en la cafetería. Así estás más tiempo en compañía de ellos y de paso te aseguras que todos estén bien... No tienes nada de que preocuparte, ¿de acuerdo?" —¡De acuerdo!—sonreí emocionada.—Bueno, pues... a entrar. Abrí la puerta con cuidado, adentrándome al Centro Pokémon, sin saber adónde dirigir mi mirada. Había muchas personas por todas partes, las cuales no me permitían contemplar el interior del edificio. A pesar de todo eso, el ambiente era cálido. Di unos pasos más, sin saber adónde dirigirme, y sentí que Dante se situó a mi lado. —Dante...—comenté observando a mi alrededor.— Parece que el CP tiene mucho que ofrecer... De repente todo quedó silencioso. Me fijé en que las personas estaban observando a un chico sentado en el suelo, y este empezó a reírse de un momento a otro. Fue una risa que resonó en todo el lugar, lo hacía con ganas. Me dejó un tanto confusa, pero luego sonreí. "Me gusta mucho reírme, siento que floto... ¿Qué sentirá él? Oh... ¿Y de qué se reirá?" Se puso de pie, y yo seguí con mi mirada su camino. Se paró en seco cerca de un... ¿Uhm? "¡Alpha! ¡Es Alpha! ¡Y a su lado está Mimiko, y...! Oh, ¿quién será ella?", me pregunté al ver a otra chica con ellos. Quise acercarme, pero el chico empezó a hablar y hablar. Decía cosas sobre Alpha... Cosas que me dejaban con la boca abierta. ¿Alpha era un... mujeriego? ¿Alpha no era el novio de Mimiko? ¿O la engañaba? ¿Eran sus inocentes y lindos ojos ámbar un engaño? El chico, del cual aún desconocía el nombre, se acercó a la puerta, y yo me eché a un lado mirando al suelo. Al sentir que pasaba a mi lado, lo miré hasta verlo salir. "¿Quién eres?", quise saber. Volví mi mirada al frente y tapé mi boca, observando a Mimiko preocupada. Parecía... Oh, parecía muy furiosa. Sentí escalofríos al verla, desprendía un aura maligna. Tapé mis ojos con miedo. Al escuchar su voz pronunciando el nombre de Alpha, me oculté tras Dante, y el grito del chico de ojos lindos resonó por todo el lugar. —Alpha... pero qué idiota— murmuré sacando un poco mi cabeza para observar la dolorosa escena con pena. Contenido oculto Ay ;___; ¡No quiero que me crucifiquen! *Huye*
"¡De acuerdo! Bueno, pues... a entrar." Sonreí al notar que su preocupación se había ido y finalmente, entramos al centro con algo de dificultad debido a la cantidad de gente que allí se encontraba, pero a pesar de todo una risa bastante conocida se hizo presente en todo el centro, una risa que me había helado la sangre. ¿Qué hacía Ian allí?, No... ¿qué seguía haciendo yo allí si podía largarme por la puerta antes de que se percatara de mi presencia y todo fuera una mala experiencia otra vez? Miré silenciosamente a Talía quien parecía fascinada por la presencia de Ian en el centro y luego ella dirigió su vista a... ¿Alpha y Mimi?, casi al instante me giré hacia la puerta del centro asegurándome que no viniera Destiny, si no realmente se nos vería implicado en un fuego cruzado o tal vez la princesita solo se desquitara de las falsas palabras de Ian contra Alpha hacia mí como solía hacerlo todo el tiempo y eso no me apetecía en lo absoluto. Tragué algo notoriamente nervioso, Talía ahora estaba detrás de mí y yo solo deseaba hacerme invisible y correr, pero no debía.. sí, no debía dejar la situación así como estaba por más que me pesara, Ian ya se estaba retirando del centro y Mimi ya había explotado contra Alpha por alguna extraña razón, el grito del entrenador había sido preocupante. "Alpha... pero qué idiota" La pequeña oración de Talía me había hecho regresar "a la normalidad" y en silencio negué con leves movimientos de mi cabeza, tal vez yo no conocía del todo a Alpha pero sabía que eso no era cierto, lo sabía. Di un pequeño paso prudencial lejos de Talía y extendí mi mano al entrenador para ayudarlo a levantarse, era la primera vez que estaba frente a él sin Destiny pisando mis talones, así que no había peligro alguno — Mimi...— le llamé mirandola algo preocupado por Alpha — Tienes que saber que eso no es cierto... Alpha será... algo bastante impulsivo pero.. ha cambiado mucho desde se hizo entrenador. Créeme. — Se que es una buena persona y tú lo has visto. — suspiré y llevé una de mis manos a mi cabello, era extraño estar hablando así, era como revivir una vieja escena — Ese golpe no lo merecía. — En verdad... esto era extraño.
Aunque su ira se disipó, su expresión airada y molesta se mantuvo imperturbable hasta que Dante entró en escena dispuesto a intervenir y arreglar cuanto antes tamaño malentendido. Seguido de cerca por una temerosa Talía, el joven entrenador le tendió una mano a Alpha, ayudándole a incorporarse cuando al fin logró salir de su conmoción. ¿Qué había pasado? Tenía magulladuras por todo el cuerpo y una expresión entre dolorida y confusa enmarcada su rostro. Cuando aquellas palabras salieron de los labios de Dante, claras y concisas, Mimi sólo alcanzó a sorprenderse. —¿Qué...?— musitó. ''Tienes que saber que eso no es cierto... Alpha será... algo bastante impulsivo pero... ha cambiado mucho desde que se hizo entrenador. Créeme.'' No tenía motivos para no creerle. Si bien no se conocían de mucho, Mimi sabía que era alguien de confianza. Y siendo ese el caso... ¿Todo había sido mentira...? ¿Alpha no era un pervetido ni un mejeriego...? Miró al entrenador y después posó de nuevo sus ojos en Dante. ¿Qué demonios...? Sus pupilas estaban dilatadas por algo que se asemejaba muchísimo a la culpa—. P-pero eso es... Silencio... ''Se que es una buena persona y tú lo has visto.'' ¿Una... buena persona? Retrocedió un paso prudencial, con el puño apretado sobre el pecho y los labios ligeramente separados. Eso era algo que no podía negar. Alpha era un idiota de primera, sí, un vago y un completo arrogante pero no era una mala persona. Y ella lo había visto. Lo sabía. Como un repentino flasback recordó todos los momentos que habían pasado juntos a lo largo de ese tiempo. No eran pocos y la mayoría los recordaba con cariño. Cuando se conocieron, de aquella forma tan curiosa como repentina, cuando Alpha le regaló a Chie... la Gran Catarata, el vuelo en Rayquaza... Los eventos de la Columna Lanza que se sentían tan lejanos e irreales ahora... Alpha no se lo había merecido. Alpha era una buena persona. ¿Cómo había podido creer así y por las buenas algo que le había contado un completo desconocido? ¡Era estúpido! ¿La rabia, los celos...? ¿Qué diablos...? Y aún peor... ¿Cómo se había atrevido aquel impresentable a mentirle tan descaradamente en sus narices? ¡A ella, a la Gran Mimiko Honda! Ian no merecía perdón. De pronto, Mimi apretó la mandíbula con fuerza. Su rabia había vuelto, pero el objetivo de su ira no era Alpha esta vez. —¡Raiden!— clamó entonces con un tono claro y autoritario, liberando a su fiel Luxray—. ¡Ve en busca del chico de antes y atrápalo! ¡No dejes que escape! ¿Quién demonios se ha creído para mentirme a mí? El tipo eléctrico asintió con un gruñido seco, antes de salir corriendo por la puerta del CP. Una vez hubo desaparecido, Mimi volvió a mirar a Alpha. En silencio, durante segundos. Sí, algo que se asemejaba muchísimo a la culpa se había reflejado en su semblante. A la culpa y al orgullo. Su grandísimo ego luchaba contra su deseo de bajar la cabeza y disculparse, porque aquello sería reconocer un error. Y Mimi Honda no era asidua a reconocer errores. Incluso cuando eran tan evidentes como ese... o como cuando Alpha entraba en cuestión. De un modo u otro el orgullo siempre terminaba por anteponerse. Sus mejillas enrojecieron ligeramente. Devió la mirada con pudor y musitó con un esfuerzo titánico palabras que apenas sí se alcanzaron a oír. —Cielos... Sacó de los bolsillos de su falda un pañuelo bordado con sus iniciales. Con un leve suspiro de resignación se inclinó frente al malherido Alpha y apoyó la tela en su mejilla hinchada. >>Y-yo... —farfulló, mirándole a los ojos— Siento mucho haber dudado de ti.
Alpha. Cuando nuestra charla llegaba al punto que yo deseaba sonó la primera trompeta: Una risa. Una risa que logró atraer muchas miradas del lugar e interrumpir estrepitosamente la interacción que estaba llevando con la pequeña rubia. Entonces vino la segunda trompetada: —Vaya que tu aspecto ha cambiado mucho Alpha —El creador de aquellas tan poderosas carcajadas se había acercado para hablarme. De inmediato yo volteé, era mi pseudo-amigo.— ¿A caso Destiny al fin te puso en cintura—Bajé la mirada y comencé a crear movimientos en la parte de mi torso... No había nada en mi cintura... ¿Qué quiso decir?—y la campana es para que nunca escapes?—Prosiguió con una burla a mi collar.—¿Y qué hay con las rosquillas, a caso son para que nunca pases hambre? —Su risa comenzó nuevamente de una manera más burlona. Yo por mi parte volvía a mirar mi cuerpo, la parte de mi chaleco. "¿No son medallones?" Pensé. Cuando pude volver a dirigirle la mirada sus ojos iban de un lado al otro... Fue en ése momento que el tercer trompetazo se largó: >>A.....A......¿Acaso ustedes están saliendo? Vaya, juraba que Destiny realmente era la indicada.... o que al menos duraría más. —¿Pero qué decías? ¡Des es la indicada para mí!—. Supongo que fui demasiado ingenuo por pensar que realmente tendrías algo serio; cada vez que te veo tienes una novia diferente—Ya estaba dispuesto a refutar pero entonces salió el cuatro estruendo:—. Primero Delta, luego Rhyme, después Destiny; pasó el tiempo y la engañaste con Gamma, pero cuando te reconciliaste con Destiny de nuevo, creí que al fin habías cambiado. Bueno, no puedo decirte como vivir tu vida. Disfrútalo mientras puedas, je. —¿¡En qué mome...!?—Hice una pausa para tomar un poco de aire. antes de comenzar a alegar; me había causado una ligera gracia hasta el momento, pero ya no iba a aguantar que dijese tales tonterías como que haya salido con Delta o Gamma, ¿¡y quién demonios era Rhyme!? ¿¡Y por qué engañaría a Destiny!? Aparte de ser algo innecesario era todo un suicidio. Cuando pude notarlo Ian no estaba, y lo peor era que la trompetada número seis iba a sonar: —Alpha...—A una cercanía totalmente peligrosa una voz sonó, furiosa, aspera y notablemente conocida. Yo volteé... Mas lo lamentaría por un gran tiempo. Golpe, golpe, golpe, golpe, golpe. Grito. En cuestiones de segundos mi humanidad cayó a suelo tras un alarido. ¿M-Me había golpeado? ¿Y ésta vez sin haber hecho nada en particular para recibir un golpe? Con eso simplemente mi ceño se frunció mirando hacia el helado suelo del Centro Pokémon. Y cuando pude levantar la cabeza me encontré con una mano, que al subir por su brazo me lograba dar una vista de cierta persona totalmente inesperada en el lugar: Dante. Y lo más inesperado fue que comenzó a defenderme cual Kangaskhan con su pequeña cría. Finalmente, la última y más destructiva trompeta sonó: >>Y-yo... —Ésta vez el sonido fue mucho más leve, los ojos del músico se pegaron a los míos y produjeron:— Siento mucho haber dudado de ti. —Eres una idiota, Mimiko Honda—Aparté la mirada de ella y con ayuda de Dante me levanté.—. Muchas gracias, Dante.—Musité comenzando a alejarme del mostrador del lugar con un caminar lento. Cuando estuve en la entrada del lugar volteé y miré fijamente a mi agresora. >>Desde ahora te las arreglarás sola; yo te voy a aplastar. Me retiré del lugar, di un silbido poderoso y ante mí apareció el gran Rayquaza, quien libremente había estado surcando los cielos de la enorme Témpera. En menos de un minuto ya había desaparecido cual un destello en el cielo.
A juzgar por las expresiones de Mimi solo podía decir que realmente no se podía decir que mis palabras no la habían sorprendido, y se podía notar por las ligeras acciones que hacía, el titubear de su voz y más. Pero todo podía empeorar, como el hecho de que hubiera decidido enviar a su pokemon detrás de Ian, eso jamás había sido prudente y solo por si acaso había retrocedido un paso en caso de que Ian mandara a volar a ese pokemon "Raiden" a volar hacia acá con su inicial. "Y-yo..."—farfulló, mirando directamente a Alpha — "Siento mucho haber dudado de ti." Mi vista se dirigió en automático hacia Alpha, como si me hubiera vuelto invisible y ahora solo me encargara de observar esa escena en silencio, viendo como terminaría todo gracias a que Ian logró hacer arder el mundo, algo que siempre había logrado hacer a decir verdad. "Eres una idiota, Mimiko Honda" — Cuando sentí la mano de Alpha tomar la mía al aceptar la ayuda volví a "integrarme" a la escena y él nuevamente estuvo de pie —. "Muchas gracias, Dante." Y en silencio solo asentí sin animarme a hacer otro comentario. "Desde ahora te las arreglarás sola; yo te voy a aplastar." Tragué algo nervioso, era una escena muy incómoda y me recordó al antiguo Alpha, al Alpha impulsivo y que quería aplastar a cualquiera que se cruzara en su camino porque él lo había dictado y porque no aceptaba una derrota — Mimi... no te conozco ni se que cosas han vivido ustedes dos, y se que no tengo el derecho de comentarte nada por eso... — dije en voz baja, como si temiera que si lo decía en voz alta lo tomara a mal. — Alpha es un buen chico, y si ha vuelto a la actitud de cuando lo conocí es que algo está realmente mal...— suspiré — Y esta vez no creo que esa disculpa sea... la adecuada, menos si parece que ya se lleva todo un historial... — llevé una de mis manos a mi nuca casi inconscientemente tratando de imaginar si ese "historial" era parecido al mio con Destiny — Tal vez debas dejar que se calme.... y luego hablar con él, más tranquila.... más.... controlada. — me detuve un par de segundos, pensando en si era adecuado continuar — Las cosas que ha dicho Ian lo debieron afectar mucho, demasiado. Más si involucra a la princesa, pero creo que lo demás es lo de menos, lo puede soportar. >> Lo que más debió de haber dolido, fue que su compañera no lo hubiera dejado hablar. — volví a caminar hacia Talía y con un leve movimiento de cabeza le indiqué que estaría en la cafetería — Creo que eso es todo lo que puedo decir... — y sin más, me adentré a la cafetería, solo esperaba haber dicho las palabras correctas, como casi siempre lo hacía cuando me sentía "seguro"
Su abrupto rechazo más que molestarle le sorprendió. Pero cuando Alpha desapareció del CP, aquella sorpresa fue sustituida por una expresión tenue, sombría. El cabello que caía sobre su rostro ocultaba sus ojos aguados bajo un manto negro. Y entonces Dante empezó a hablar. — Mimi...—decía, con un tono suave, sin pretensiones—. No te conozco ni se que cosas han vivido ustedes dos, y sé que no tengo el derecho de comentarte nada por eso... ''Si no me conoces ni sabes que hemos vivido, sólo cierra la boca''. Pensó, pero sus labios no emitieron sonido alguno. No tenía ganas ni fuerzas para escuchar explicaciones ni disculpas. Ya estaba todo dicho. Aquello no iba a arreglar nada, por mucho que el entrenador se afanase y pusiese todo su empeño. El orgullo se anteponía con fiereza y ese orgullo había sido dañado, herido. Por lo tanto, sus siguientes palabras no mejoraron en lo absoluto aquella situación tan tensa. ¿Todo un historial? ¿Dejar que se calme? ¿Qué demonios...? Cuando el joven pretendía desaparecer a través de la cafetería, Mimi al fin separó los labios para hablar. Pero su voz sonó vacía, carente de emoción alguna. Fría y monótona. —Dante... No tienes que darme explicaciones— Dijo. Con aquella misma expresión, Mimi apretó el pañuelo de lino que llevaba en su mano. ''¿Me disculpo con él y pasa esto...? El pañuelo que bordó mi madre... idiota. Cretino. Imbécil.'' Su expresión se ensombreció aún más, si acaso eso era posible—. ¿Alpha quiere dejarme sola? ¿Alpha quiere aplastarme? ''¿Su princesita?'' — añadió con cierta burla, y soltó una ligera risa mecánica, irreal. Parecía más dolida que otra cosa. Algo inevitablemente se había roto dentro de ella al escucharle hablar—. Muy bien, si eso es lo que quiere no pienso titubear, no pienso ser magnánima esta vez. Si desea enfrentar a los Honda y disolver nuestro contrato como compañeros le daré una batalla que no podrá olvidar. Y tras decir aquellas palabras ascendió las escaleras. Sin embargo, el estruendo que hizo la puerta de su habitación al cerrarse daba a entender que allí no había nada bien. Todo estaba mal. Absolutamente todo estaba mal. Puede que estuviese peor que nunca.
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"Dante... No tienes que darme explicaciones" Claro que no se ocupaban explicaciones, de hecho lo tomaba mas bien como un consejo... porque el problema había surgido de una mentira que no tuvo tiempo de aclararse y se había pasado directamente a la consecuencia para desgracia de uno de los afectados. "¿Alpha quiere dejame sola? ¿Alpha quiere aplastrame? ''¿Su princesita?'' " — Bueno... "princesita" es el apodo que le he dado yo a Destiny a través del tiempo que la conocí, si gustas, podemos usar solo el nombre — comenté con algo de confusión al respecto, no parecía agradarle mucho ese apodo a decir verdad, aunque debería estarme preocupando por como estaba ella en ese momento y no por el nombre al que deberíamos llamar o no a Destiny. "Muy bien, si eso es lo que quiere no pienso titubear, no pienso ser magnánima esta vez. Si desea enfrentar a los Honda y disolver nuestro contrato como compañeros le daré una batalla que no podrá olvidar." — Eso no es lo que deberías...ha..— y se había ido, suspiré, esto no estaba bien de ninguna forma...ninguno de los dos querría hablar para aclararse y mucho menos disculparse. Pero era algo en lo que yo no podía intervenir de ningun modo, ellos mismos tendrían que hacerlo.
Contenido oculto Ajeno por completo a la nefasta escena que acababa de sucederse en el CP, Raiden seguía en busca de Ian. Sus orbes dorados observaban a la multitud con ojo crítico, incluso haciendo uso de su visión de rayos X... pero no encontró al entrenador por ninguna parte, por más y más que buscó. Algunos niños que lo habían visto pasear en solitario se habían acercado temerosos y extrañados, y él había aceptado su presencia de buen grado pero sin perder de vista el objetivo de su misión. —¡Mira, mira!— exclamaba una niña de unos siete u ocho años, acercándosele con ojos brillantes y sonrisa amable—. ¡Es un Luxray! ¡Wow, que grande que es! ¡Mira, Yuto! —¡Algún día mi Shinx será así de enorme!— exclamaba el otro niño, sosteniendo al mentado pokémon en sus brazos—. ¿Verdad que sí, pequeñajo? ¡El más poderoso de todos! Raiden observó a los niños en silencio, condesciente, y luego volvió su vista hacia las calles abarrotadas de Témpera. ¿Dónde podría estar Ian...? Sí que era rápido el chico... Además... ¿Qué era ese extraño presentimiento que le estremecía? Hacía rato que sentía que algo no iba del todo bien, aunque no podía asegurar qué con certeza... Y entonces... —¡Oh, mira eso hermanito! ¡Mira! ¿Qué es?— exclamó la niña de pronto, señalando al cielo. Raiden la miró con serenidad—¡Es un pokémon legendario, Yuto! ¿Lo ves? ¡Es increíble! Y entonces, una colosal sombra pasó como una exhalación por encima de ellos, tapando por segundos la cálida luz del sol. Raiden alzó la cabeza, curioso, y sus ojos ambarinos se toparon con la serpenteante figura del imponente Rayquaza. ¿Rayquaza? Se sorprendió. ¿Qué hacía Rayquaza allí? Volvió la vista hacia atrás un momento, porque sabía perfectamente a quien pertenecía el rey del cielo. Y aquel extraño presentimiento se hizo aún más fuerte. ... —¿E-era Rayquaza...?— titubeó el chico con curiosidad, mientras se extendía el murmullo popular. Toda la gente de Témpera había visto la misma sombra—. ¿Tú también lo viste, verdad...? Cuando quiso volverse para mirar a Raiden, el Luxray ya había desaparecido. *** No tardó mucho tiempo en regresar al Centro Pokémon. No era tan rápido como un Arcanine, ni mucho menos como su forma mega pero su velocidad era algo destacable. Pasó las puertas de cristal sin titubear y sus sospechas se confirmaron nada más apoyar sus cuatro patas en la recepción del CP. Alpha no estaba allí. Y su histérica entrenadora mucho menos. Podía sentir su presencia aún, pero no localizar donde se encontraba exactamente. Y aquella misma sensación regresó. Algo malo había ocurrido. ¿Pero qué cosa? ¿Qué había pasado mientras estaba ausente? Paseó la vista con curiosidad por del local, tratando de encontrarlos... o encontrarla, porque sabía que la sombra que había visto hacía unos minutos se trataba del entrenador. Alpha era áquel que montaba en Rayquaza, no cabía duda. Raiden siempre había sentido cierta animadversión hacia él. Lo respetaba por haber logrado domar al gran Rayquaza, había mostrado gran valor y espíritu para hacer algo así, pensara lo que pensase Mimi. Pero no terminaba de entenderle. Sus patas lo llevaron a detenerse junto a una pequeña niña rubia, la misma que iba con Dante, y allí se paró a tratar de comprender la situación. ¿Qué es lo que había pasado? Si tan sólo pudiera comunicarse con los humanos y preguntar...
Contenido oculto La luna... está baja y naranja *^* Ni modo, si hay algún error se corrije mañana D: Nenes, se hace lo que se puede en este mundo de exámenes y sueño en el que vivo (? ;__; @Nekita <3 Gracias, geme <3 Talía~ Y entonces la cosa se puso muy, muy, muy fea. Alpha se enfadó mucho con Mimiko, le dijo que era idiota y que se las arreglara sola a partir de entonces, y se marchó rápidamente sin mirar atrás. Vaya... Yo lo seguí con la mirada, entre asustada y algo triste... Eso había sido demasiado repentino. Oh... ¿Cómo había salido todo tan mal y de la nada? ¿Había sido todo culpa del chico de antes? Volví mi vista hacia Dante, cautelosa, y vi que Mimiko tenía una expresión sombría... con el flequillo dorado sobre los ojos... como la de antes, pero más... ¿triste? ¿Dolida? Ay no... No lo sé, la situación era muy tensa y yo no sabía qué hacer por ayudar. Me sentía impotente. —Oh, Mimiko...—musité. Miré a mis pokémon. Eevee y Chikorita intercambiaron miradas entre sí y se asomaron a la puerta por la que Alpha había salido. Yo los miré, y después volví a ver la escena, escuchando con atención las palabras que Dante le dirigió a Mimiko. Vaya... Dante era muy bueno y sabio a pesar de su juventud. Amé lo que dijo... Pero aún así... no pareció servir de mucho. Mimiko estaba molesta, o eso me pareció a mí; y empezó a decir que daba igual y... ¿Que no haría nada por arreglarlo? ¿Iba a dejar las cosas así? ¡No, aquello no podía ser! ¡No podía renunciar como si nada! Cuando ella se fue y esuché el estruendo que hizo la puerta, sentí que debía hacer algo. Con temor me acerqué hasta Dante, mirándole a los ojos desde abajo. Definitivamente él era demasiado alto. —D-Dante— dije. ¿Debía hacer eso? Sí... debía. ¡Las personas no tenían que estar enfadadas las unas con las otras! Eso no era bueno para nadie... Asentí, decidida—. ¡Tenemos que ayudarles! —exclamé—. Alpha... y Mimiko... No... ¡No está bien que estén molestos el uno con el otro! ¿Verdad? ¿No hay nada que podamos hacer? ''No me gusta nada esto...'' murmuré bajando la vista hasta el suelo, mis manos tímidamente tras la espalda. Yo sólo quería arreglar las cosas...
Y estaba más que resignado, realmente no pensaba que fuera conveniente que yo me metiera en un asunto como ese, menos si no conocía a esos dos del todo, no tenía el derecho de decirles nada para cambiar de opinión o tan siquiera eso pensaba porque toda mi vida había aconsejado personas que conocía bien y hacía que las palabras fluyeran de una forma más... sencilla por así decirlo. Pero no se sentía nada bien, menos si luego aparecía el pokemon de Mimi, sin comprender la situación del todo. Incluso se había colocado cerca de nosotros, ¿y cómo se le explicaban estas cosas a los pokemon? Hice una ligera mueca y llevé una de mis manos a mi nuca mirando el camino por el cual se había ido Mimi y cuando estaba a punto de retirarme escuché la voz de Talía algo temerosa al pacer. "D-Dante. ¡Tenemos que ayudarles! . Alpha... y Mimiko... No... ¡No está bien que estén molestos el uno con el otro! ¿Verdad? ¿No hay nada que podamos hacer?" Me quedé en silencio por unos largos segundos y luego suspiré, tenía que darle la razón a Talía, no estaba bien que estuvieran enojados unos con el otro y sí había algo que pudieramos hacer aunque no sería nada fácil. — Sí hay algo que podamos hacer... — murmuré señalando las escaleras — Pedirle el número de habitación a la enfermera Joy...— miré momentáneamente a Raiden y sonreí ligeramente — Esperar a que Mimi pueda abrirle la puerta a Raiden y esperar a que no nos cierre la puerta en la cara. >> Se que tal vez no sea un gran plan... pero entrar por la ventana no creo que sea lo más indicado...