Mimi Honda —Vaya, vaya...—dije, cuando Gengar hubo cambiado a su forma más poderosa. Había llegado el momento y Luxray gruñó—. Por fin entra en escena otra mega-evolución, ya estaba tardando. ¡Raiden, hagámoslo interesante! Mi pokémon asintió con un gruñido seco y clavó sus garras en la tierra. La estrella de su cola comenzó a soltar peligrosas descargas. Le molestaba la bobaliconería del tipo fantasma, sus aires de prepontencia, su desbordado infantilismo. Gengar se encontraba demasiado cansado para esquivar sus ataques eléctricos, gracias a que su habilidad aumentaba la prioridad haciéndolos mucho más difíciles de evadir. Pronto todo aquello acabaría. El fantasma no estaba a la altura de Luxray, y tan sólo quedaba la posibilidad de que Hippopotas regresase al campo para neutralizarlo. Punto muerto. Esto estaba saliendo mejor de lo que me había esperado en un principio. Asentí con decisión, y con un rápido movimiento de mi brazo derecho, señalé al rival de forma amenazante. >> ¡Evade y repite con Rayo!— le ordené. Y Raiden se lanzó al ataque sin dudarlo. MEGALUXRAY X: Eléctrico (Asesino) Electropoder: Aumenta la prioridad de movimientos eléctricos. Salud: 160/160 Fuerza: 285 (35) Resistencia: 158 Agilidad: 1/4 (120 de Velocidad) (15) Movimientos: Rayo (60 Potencia, Eléctrico) (Usos: 3/4) -Onda Voltio (40 Potencia, Eléctrico; ineludible) (Usos: 1/3) -Protección (Evita un ataque sin gastar agilidad) (Usos: 2/2) -Triturar (60 Potencia, Siniestro) (Usos: 4/4)
Mi fantasma había caído al suelo agotado, volví a arrugar la nariz, había tenido un fallo en mi plan y a estas alturas del combate pensaba en una buena estrategia, lastima que no pensara en eso antes. —Buen trabajo —regrese al fantasma e Hippopotas volvió al campo —, Usa Excavar. HIPPOPOTAS: Tierra (Equilibrado) Chorro Arena: Pone clima permanente de tormenta arena. Salud: 16/136 Fuerza: 110 Resistencia: 120 Agilidad: 0/1 (32 de Velocidad) Movimientos: -Mordisco (30 Potencia, Siniestro) -Ataque Arena (Reduce en un punto la agilidad del rival) (Usos: 1/1) -Bostezo (el oponente cae dormido al turno siguiente de recibir este ataque) (Usos: 1/3) -Excavar (40 Potencia, Tierra; primero desaparece bajo tierra para atacar en el próximo turno. Mientras está bajo tierra, solo ciertos ataques puedendañarlo)
Contenido oculto Eli, no te quedan puntos de agilidad… en el turno anterior gastaste los 2 puntos de agilidad de MegaGengar para esquivar el Rayo (debido a la habilidad de MegaLuxray, se necesitan dos puntos de agilidad para esquivar Rayo, eso es lo que significa que aumenta la prioridad de ataques eléctricos) :3
Mimi Honda Y así, Gengar cayó debilitado, e Hippopotas regresó al campo de forma instántanea. Apenas me di cuenta y la tormenta de arena había vuelto a desatarse, y el pokémon comenzó a cavar un hoyo bajo tierra por el que pronto desapareció. ¿Qué diablos...? Yo no podía verle—porque apenas sí alcanzaba a distinguir algo entre todo ese viento y arena—, pero sabía que Raiden sí podía. Sus ojos tenían la poco usual habilidad de poder ver a través de objetos sólidos, y ahora destellaban con un brillo dorado inusual. En completo silencio y calma, atento y alerta, como el depredador que acecha a una presa, Luxray seguía cada uno de los pasos del enemigo bajo tierra. No dije nada, no hice nada, más que esperar que la tormenta pasase pronto y rezar para que mi maravillosa melena rubia no acabase hecha un auténtico y horrible desastre. Y entonces, a pesar de saber que no le alcanzaría ni de lejos, Raiden atacó con un rayo que no pudo atravesar la arena. MEGALUXRAY X: Eléctrico (Asesino) Electropoder: Aumenta la prioridad de movimientos eléctricos. Salud: 160/160 Fuerza: 285 (35) Resistencia: 158 Agilidad: 1/4 (120 de Velocidad) (15) Movimientos: Rayo (60 Potencia, Eléctrico) (Usos: 1/4) -Onda Voltio (40 Potencia, Eléctrico; ineludible) (Usos: 1/3) -Protección (Evita un ataque sin gastar agilidad) (Usos: 2/2) -Triturar (60 Potencia, Siniestro) (Usos: 4/4)
Hippopotas salió justo detrás de Raiden, ocupó la poca visibilidad del campo gracias a la tormenta de arena para atacarlo por la espalda. HIPPOPOTAS: Tierra (Equilibrado) Chorro Arena: Pone clima permanente de tormenta arena. Salud: 16/136 Fuerza: 110 Resistencia: 120 Agilidad: 0/1 (32 de Velocidad) Movimientos: -Mordisco (30 Potencia, Siniestro) -Ataque Arena (Reduce en un punto la agilidad del rival) (Usos: 1/1) -Bostezo (el oponente cae dormido al turno siguiente de recibir este ataque) (Usos: 1/3) -Excavar (40 Potencia, Tierra; primero desaparece bajo tierra para atacar en el próximo turno. Mientras está bajo tierra, solo ciertos ataques puedendañarlo)
Pero Raiden fue mucho más rápido y gracias a su prodigiosa vista, advirtió la sombra del enemigo de soslayo en el momento preciso en el que este salía de la tierra. Mimi no dijo nada, no fue necesario pues ''Excavar'' nunca llegó a alcanzarlo. El Luxray de Honda se volvió de una forma agilísima, evitando con la gracia de cualquier felino el ataque de Hippopotas, y con los ojos brillando como carbones encendidos, acabó con el tipo tierra con sus poderosas mandíbulas. Y se hizo el silencio. La tormenta de arena desapareció como si nunca hubiese existido, dejando trazos de su paso en el pulcro pelaje de Raiden. Hippopotas estaba en el suelo con los ojos en espiral... debilitado. Todo se había acabado, el combate finalizó y la victoria era suya. Mientras el león regresaba a su forma original, sereno y con los ojos cerrados, como si lamentase en cierto modo la perdida del enemigo; Mimi estaba allí parada, intentando entender que acababa de pasar. Su expresión era pura sorpresa, su boca estaba ligeramente entreabierta, y sus ojos se limitaron a parpadear lentamente un par de veces, como tratando de procesar la situación. ¿Qué...? —¿He... ganado?— fue todo lo que alcanzó a musitar. ¿En serio lo había logrado? ¿Su primera victoria en Galeia? La situación le parecía tan subrrealista y onírica que por un momento le pareció estar soñando. Y entonces y para su sorpresa, sintió a Luxray volverse hacia ella, y dando un salto, el gigante felino apoyó las patas sobre sus hombros y la abrazó, ronroneando algo incomprensible en su idioma. Sonaba jubiloso. El tipo eléctrico parecía feliz y movía animadamente las cola, mientras su estrella destellaba bajo los rayos del sol. Y justo en ese momento, todas las piezas del rompecabezas encajaron en el cerebro de Mimi, y de la incompresión absoluta, pasó a la alegría más extrema. ¿De verdad estaba pasando? ¡Había ganado, lo había hecho! ¡Aún casi no podía creerlo! Y poco después de todo aquello, rió. Dejando de lado su orgullo, y el hecho de que ella solía ser Tsundere, irritable y cascarrabias. Rió como pocas veces había reído. Rió de verdad, rió como si su vida no hubiese cambiado en lo absoluto después de la boda de su padre. Era una risa cálida, sincera y limpia. Como la risa de una niña el día de Navidad. Había olvidado por completo que Elisa seguí aún en el campo, la reacción que esta tendría al verla así, al ver como ese aspecto infantil que ella odiaba mostrar al resto del mundo salía por fin a la luz. Pero por vez primera se sentía realmente orgullosa de sí misma. ''Lo conseguí. Lo conseguí... He logrado que el camino que elegí tenga sentido. Papá, mírame... Por fin he hecho valer el apellido de los Honda''
Entonces Hippopotas falló el último ataque, lo regrese con una sonrisa, había sido útil tenerlo en la batalla y el error había sido mi culpa. Drifloon se coloco sobre mi cabeza con cariño, yo por mi parte la acaricie con cuidado, no estaba triste ni nada, de los errores se aprende, para la próxima batalla yo estaría lista. Volví la vista a Mimi, se veía tan feliz, Raiden tenía la misma actitud, el mismo aire de alegría total, la felicidad que tienes al saber que hiciste algo bien, la risa de Mimiko se me contagio. Comencé a caminar hasta ellos con una gran sonrisa, me alegraba que disfrutarán su victoria. Ya frente a la entrenadora y pokémon extendí mi mano en señal de amistad. —Felicidades —tenía una cálida sonrisa en los labios —, ha sido una gran batalla.
Mimi Honda —Felicidades —escuché entonces, y reconocí la voz de Elisa en aquella felicitación—, ha sido una gran batalla. Raiden me soltó, y mis mejillas se colorearon ligeramente ante la mano que la joven me tendía de forma tan amistosa. Ese ''Felicidades'' era la prueba feaciente de que por fin lo había logrado. ¡Lo había hecho, de verdad! Mi primera victoria después de tantísimo tiempo. Un momento... ¿Mi primera victoria? No, en lo absoluto. Nuestra primera victoria. Sonaba un tanto prepotente y presuntuoso llevarme todo el mérito cuando eran mis pokémon y no yo quienes habían hecho todo el trabajo. Hipócritas entrenadores... Me aclaré la garganta, tratando de recuperar un poco de ese orgullo que me caracterizaba. ¿Habría sido solo cuestión de suerte? Ugh, fuese como fuese, era un logro que sumaría a la lista. ''Una de cuatro'', pensé. ''Chúpate esa, Mine''. Con la misma naturalidad, tomé la mano que la entrenadora me tendía. —Gracias— respondí con una serena sonrisa—. No ha sido fácil. Sobretodo porque ese Gengar ha sido un auténtico dolor de cabeza, y porque... Hippotas me ha dejado el cabello aún peor que la ruta 228 de Sinnoh...* Añadí casi con resignación, con una sonrisa ligeramente nerviosa y una gota de sudor frío en la frente. Lo primero que haría después de curar a mi equipo en el CP, sería ir a lavarme la cabeza. Contenido oculto * La Ruta 228 se encuentra al norte de la Zona Descanso y muy al este de la Zona Sobrevivir. Al estar cubierta de arena es lo más parecido a un desierto que hallarás en Sinnoh. Está envuelta en una constante tormenta de arena.
Reí ante su comentario sobre la tormenta de arena de Hippopotas, mi bolsa en estos momentos debía estar llena de arena, al igual que mis zapatos, o mi cabello o cualquier lugar en el cual pueda quedar atrapada. —Mejor ir a que curen a nuestros compañeros —sonreí de forma amable —, mientras antes mejor.
Mimi Honda —Tienes razón, necesitan recuperar energías después del combate— respondí, tocando uno de mis mechones dorados. Tal como sospechaba estaba perdido de polvo, fantástico. Raiden sencillamente se sacudió el pelaje, pero yo no podía hacer eso y librarme con tanta facilidad— Ugh. Suspiré, resignada. Por lo menos había valido la pena, era un precio pequeño que pagar comparado con las ganancias. Una victoria de cuatro, como me había dicho Alpha. Recordé que debía apuntarlo en mi libreta para futuras referencias, pues aún quedaban tres más por cumplir. Mas, de pronto, un sonido que no creía haber escuchado antes proveniente de mi bolso llamó mi atención y abriéndolo con extrañeza y curiosidad, comprobé que se trataba de mi tajeta de entrenadora. Se había actualizado y ahora la cuenta había ascendido a un total de 1100 puntos. ¿1100? Oh, por todos los... Mis ojos brillaron con intensidad. No era dinero, para nada... pero aquellos suculentos puntos me garantizaban futuras victorias. Si mejoraba lo suficiente, quizás hasta podría desbancar a Effy de una vez por todas. ... Que ganas tenía de quitarle esa sonrisa de suficiencia de la cara.
—Vamos entonces —continúe mi camino derecho al centro pokémon. Entre al recinto sin esperar a Mimi, la enfermera Joy me recibió al instante con una sonrisa, tras un corto saludo le entregue tres pokébolas. Cuando fue a restaurar la energía de mis amigos yo apoyé los codos en el mostrador para luego recostar la cabeza en mis palmas, la vista clavada en la puerta, a la espera de la chica con nombre pokémon. —¿Debería dejar las batallas y centrarme en los concursos? —me dije a mí misma, quizá me sentiría más cómoda preparando presentaciones hermosas que intentando lastimar al pokémon rival —, no es que no me gusten las batallas —comencé a dar una innecesaria explicación —, pero no soy tan buena en ellas —podía sentir a Drifloon moverse con cada frase. El llamado de la enfermera Joy detuvo mis pensamientos, le di las gracias y levante el cuerpo del mostrador, deje las pokéball en mi mochila y continúe observando la puerta en espera de Mimi.
Contenido oculto Las clases de mates sirven para algo(? Aunque estaba tan dormida como ahora, espero que no tenga nada que corregir </3 @Nekita <3 Talía~ El chico se emocionó nombrando los postres, ¡sobretodo los de chocolate! Sonreí todavía más imaginándome los deliciosos dulces que podrían haber en el Centro Pokémon. Eevee, Chikorita y Beldum observaron curiosos a Dante. Ellos, seguramente, se sentían como yo. No era normal aceptar la ayuda de un desconocido tan rápidamente, ¿verdad? Pero... ¡hambre! Deben de estar igual que yo... Fui un poco más lenta, para así quedar a la altura de Dante. Me asaltó una duda, y tenía que aclararla antes de cruzar la puerta. Me paré en seco ante ella, y teniendo a Beldum cerca, le pedí que se pusiera delante de mí con mi mano. —Uhm... Dante—rodeé el frío cuerpo de Beldum con misbrazos.— ¿También puedo darles de comer en la cafetería?
Ambos caminamos tranquilamente hacia el centro pokemon aunque noté un poco que ella había caminado un poco más rápido que yo y de pronto, se detuvo frente a la puerta, obligándome a detenerme para evitar chocar con ella. Extendió su mano y me hizo una clase de señal para que me acercara. Ladee levemente mi cabeza y me agaché para estar a su altura y escuchar lo que tuviera que decirme con más atención. "Uhm... Dante ¿También puedo darles de comer en la cafetería?" — Claro que puedes darles de comer en la cafetería — sonreí — Así estas más tiempo en compañía de ellos y de paso te aseguras que todos estén bien... No tienes nada de que preocuparte, ¿de acuerdo?
Mimi Honda —¡Hey!— exclamé nada más abrir la puerta, señalando a Elisa—. ¿Se puede saber por qué ni siquiera te has parado a esperarme? Si había algo que me molestase especialmente en la larga lista de cosas que me molestaban, esa era que se fuesen sin mí. Me hacía sentir sola, y que no valía nada para nadie. ¡Maldita sea! Todo porque como yo resguardaba mis inseguridades y tristezas a base de mal humor, no pude evitarlo. Fue automático, mecánico entrar hecha una furia. Mas, cuando mis ojos se cruzaron con Elisa, mi expresión cambió de súbito. ''¿Eh?'' Su mirada se veía distante, apagada, como si estuviese perdida en su mente. ¿Acaso no se había tomado la derrota tan bien como había creído en un principio? ¿O se trataba de otra cosa? Suspiré, y tomando las pokéballs de Katze y Sean, me acerqué al mostrador. La verdad es que por alguna razón desconocida, mi conciencia se sentía culpable. Ugh... ¿Por qué tenía que ser yo quien lidiase con situaciones como esas? Ya tenía suficiente con mis propios problemas, ¿Por qué esa manía extraña de querer solucionar también los de demás? Si aparentaba ser una persona ególatra y déspota, sólo preocupada por sí misma... ¿Por qué ese afán de sentir que necesitaba ver feliz a la gente? ... No tenía caso. Mientras dejaba las pokéballs en manos de la enfermera, le dirigí a Elisa una mirada de soslayo. ''Aquí no va nada... Pero en serio, sólo... sonríe, ¿sí?'' —Escoge un camino y recórrelo hasta el final, ése es el lema de un Honda— le dije, con el ceño ligeramente fruncido en un intento por parecer menos evidente el hecho de que trataba de animarla. No tenía ni idea de que la acomplejaba, pero suponía que se trataba de su derrota—. Que hayas perdido este combate no significa que no sirvas para esto, creéme. ¿Tienes idea de cuantos combates he perdido yo? ¡Es deprimente! Me estaba yendo del tema. —Oye... lo que quiero decir es...—añadí, desviando la mirada. Mis mejillas habían enrojecido ligeramente— Si ese Hippopotas hubiese evolucionado a Hippowdon no lo habría contado. Tú... hiciste un buen trabajo.
"¿Se puede saber por qué ni siquiera te has parado a esperarme?" No me espere escuchar la voz de Mimi tan pronto, me sobresalté de forma notable, no la había visto entrar. Cuando estaba por responder su pregunta me interrumpió, comentó que su lema era escoger un camino y seguirlo, había enrojecido levemente, escucho todo lo que dije. Baje la mirada apenada, no sabía que responder, o que camino seguir. ¿Batallas, concursos o ambos?, tenía tres opciones, había probado en batallas, así que solo debía tratar en concursos y luego tomar una elección. La voz de Mimi hizo que levantara la mirada, mis mejillas seguían con el tono levemente rosa de vergüenza, hubiera evolucionado a mis pokémon, pero no tenía puntos para hacerlo. —Gracias —fue mi única respuesta, Drifloon bajo de mi cabeza a mis brazos, la abrace con cariño —, probaré en los concursos y tomaré mi decisión. Así que espero verte en el escenario. >>Ahora deberíamos ir a quitarnos la arena, hemos dejado un pequeño rastro desde la puerta hasta aquí. Solté una pequeña risa mientras apuntaba al piso debajo nuestro, mientras más me movía más arena caía de mi cabello. —Y no te preocupes, espero a que cures a tus amigos antes de irme.
Mimi Honda —N-no me des las gracias, lo haces ver como si fuese una obligación...— respondí, descruzándome de brazos y dejando escapar un suspiro que ni siquiera recordaba haber estado conteniendo. Ugh... Bueno, por lo menos, la expresión de Elisa se había suavizado, y su mirada había recuperado su brillo anterior. Internamente, sonreí. Ya está, no sé como lo hacía pero siempre terminaba por sentirme bien ayudando a la gente. ¿Sería acaso mi destino? ¿Una especie de súper heroína que hacía feliz al mundo bajo una identidad secreta? Algo como... ''¡Mimiru-chan, la súper heroína del estilo y la moda! ... Ja. Ni siquiera yo sabía que estupideces estaba pensando. Sin embargo, al escuchar las siguientes palabras de Elisa, asentí con determinación. Bien, probar con los curcursos nunca estaba de más, tal vez la suerte estuviese de tu lado por una vez y podrías conseguir algo bueno. O sea... siendo aficionados, era díficil ganar sin buena fortuna. Aún más contra mí. —Me verás en el escenario, tenlo por seguro— añadí con decisión y orgullo genuino—. ¿No recuerdas lo que te dije en la cafetería? ¡Tengo experiencia de sobra, no está entre mis planes un segundo puesto! >>Así que da tu máximo y pon todo tu estilo en jaque si quieres una mínima opor... Me detuve en ese mismo momento, pues la realidad golpeó mi consciencia con la fuerza de una maza.''Cierra el pico, estás hablando de más otra vez''. ¿Por qué no podía sencillamente evitarlo? Eso. Pavonearme con un egocentrismo exagerado cada vez que tenía la más mínima oportunidad. ¡Estaba en mis genes pero... Ugh! Me aclaré la garganta y me recompuse lo mejor que pude. Lo último que quería ahora era volver a hacer que se sintiese mal, ya tenía bastante con tratar de consolarla una vez. ''Mimi... de verdad que eres idiota''. >>Ahora deberíamos ir a quitarnos la arena, hemos dejado un pequeño rastro desde la puerta hasta aquí. ''¿Eh?'' Y entonces, Elisa señaló el suelo, y el camino de gravilla que se extendía en línea recta desde la puerta hasta aquí. Seguí su gesto con la mirada, curiosa, y mi expresión palideció de súbito nada más comprobar a qué se refería. ¿¡Eeeh?! No. No. oh, no. Definitivamente aquello estaba mal, muy mal. No escuché lo que la entrenadora añadió a continuación, mi mente estaba dándole vueltas a una pregunta crucial. ''¿Es una broma? ¿C-cómo diablos puedo tener tanta arena en la cabeza?''
La enfermera Joy volvió con los pokémon de Mimi y antes de que se fuera le pedí una habitación, ya con la llave en mano volví mi atención a Mimiko. Su rostro se veía pálido y se notaba que algo la perturbaba, ¿tan mal le hacía un poco de arena?, claro que el que realmente sufrirá era el responsable de limpiar el centro, nosotras dejaríamos horrible los pasillos. —Ya podemos irnos —avisé mientras giraba en dirección a los cuartos y caminaba con paso lento, claro que caminaba a ese ritmo por dos razones: para que Mimiko me alcanzase y para no tirar tanta gravilla por culpa de movimientos fuertes.
Mimi Honda Y entonces, la voz de Elisa me devolvió a la realidad. ''Ya podemos irnos'' me dijo, caminando a paso de Shuckle hacia las escaleras. Le dirigí una mirada de circustancias, extrañada. ¿Por qué caminaba así?—Parecía como si alguien hubiese pausado la escena y después la hubiera puesto a cámara lenta—, antes de sacudirme el cabello con las manos. —¡Quita arena, quita!—murmuraba entre dientes— ¡Deja de destrozarme mi maravillosa melena rubia! ¡No tienes idea de cuanto me costó tener el pelo así! Después de aquello y sintiendo mi cabeza algo más liviana (pero no lo suficiente), seguí a la entrenadora hasta su destino con un suspiro de resignación. ''Ni en un millón de años voy a quitarme este desierto de encima...''
Cuando Mimi me alcanzo me dispuse a caminar con normalidad, la miraba de reojo, se veía realmente molesta por la arena, como si la gravilla fuera su peor enemiga y lo único que sintiese fueran deseos de exterminarla para siempre. Reí ante el pensamiento de una guerra, Mimiko contra la Arena, la batalla del siglo en la cual el ganador exterminaria del planeta al perdedor. Me surgió la duda, ¿cuál de los dos saldría victoriosa?, si bien Mimi es una chica determinada en ganar, había mucha arena en el mundo como para poder acabar con ella tan fácilmente. El camino continuó en silencio, el cual se interrumpía de a momentos con mis risas pequeñas, hasta ahora la rubia se encontraba enterrada en la playa, siendo dominada por el ejército de su rival. No me di cuenta en qué momento llegamos a la entrada del primer pasillo que daba a las habitaciones, mire mi llave, el número me indicaba que debía seguir por el corredor. Cambie la vista a Mimiko, esperando saber qué camino seguía ella. —Bien —comencé lentamente —, yo sigo por aquí, no sé a qué habitación vas, así que si quieres que nos veamos después de quitarnos las tormenta de arena —reprimí una risa al pensar que a Mimi no le haría gracia —, es mejor ponernos de acuerdo ahora, ¿qué dices?
Mimi Honda Seguí a Elisa en silencio, mirándome el cabello con dramatismo como si aquello fuese el fin del mundo. Ah... ¿Qué no lo era? ¡Tener mi maravillosa melena dorada echada a perder por una tormenta de arena era una hecatombe! Suspiraba resignada de vez en cuando, y otras me limitaba a musitar cosas que apenas sí se oían, referidas a mi cabello, a mi peluquero, y mi look de niña rica. ¡Increíble! Ni el Spritzee de Hubert ni aquella vez que Liza/Effy/quien diablos fuese me quemó el pelo había enfrentado semejante crisis. De vez en cuando escuchaba a Elisa reír, y la miraba de soslayo con el ceño ligeramente fruncido preguntándome en silencio que le haría tanta gracia. Acaso... ¿Acaso se reía de mí? Por un momento, un extraño pensamiento me azotó la conciencia y de golpe palidecí. ¿Y... y si se trataba de un fantasma? A Elisa le gustaban esas cosas... ¿No? ¿Sería médium o algo así? ¿Podía ver fantasmas? Y siendo de ese modo... ¿Qué le estaba contando ese espectro para que se riese tanto? Por si acaso, me alejé un par de pasos y caminé tensa como un elástico, tratando de no darle más vueltas al asunto. A- a mi no me asustaban los fantasmas, s-sólo... sólo... ¡Tenía el espíritu de un niño por pokémon, eso era muy macabro! Si que era una chica extraña... pero no era una mala persona. —¿Eh...?— fue todo lo que pude decir, cuando se detuvo en mitad del pasillo y me habló. Al parecer ahí se dividían nuestros caminos—. Hmm... yo voy... Creo que mi habitación era esta de aquí... O la de allá... O la de... —hice una breve pausa, y con una gota de sudor frío me encogí sobre mi misma—. Ni siquiera le he pedido a la enfermera las llaves...