Estaba como loco, buscando a noctowl. ¿Dónde estaría? Solo esperaba que estuviese bien. De pronto, noté una mano sobre mi hombro, era Mizuki, que intentaba tranquilizarme. —Muchas gracias por los ánimos— le dije a la entrenadora—. Buf, espero que de verdad aparezca, porque si no... — paré de hablar, no podía seguir. Por mucho que buscamos al pokémon y recorrimos toda la ciudad, este no apareció. Ya desesperado, me senté en un banco. ¿Qué podía hacer? Cuando me senté, mismagius apareció repentinamente, ¡lo había encontrado! Eufórico, salté de mi asiento y corrí en su búsqueda. Resulta que se encontraba dentro de un árbol escondido y por eso no lo habíamos visto. —¡Noctowl, sal de ahí ahora mismo! ¡Este juego a llegado demasiado lejos!— grité enfadado, pero el tipo volador en lugar de obedecer, volvió a escaparse volando —. ¡¿Qué haces?! ¡No me dejas otra opción, mismagius, derríbalo con hoja mágica! — al ordenar este movimiento, el fantasma me miró extrañado, pero simplemente me hizo caso. Por fin, nocotowl cayó, recibiendo un gran golpe contra el suelo que hubiese preferido evitar, pero lo suficientemente aturdido como para regresarlo a su pokeball.
—Vamos...no te preocupes—Le dije al ver lo destrozado que estaba, Lucas se sentó en un banco para relajarse, aunque yo me quedé de pié, para ver si lo encontraba. Tras unos minutos su Mismagius apareció, dando a entender de que lo encontró, Lucas empezó a correr, por lo que yo lo seguí. Al llegar, Lucas había tenido que debilitar a su Noctowl para regresarlo a su pokeball. —Hay que llevarlo a un centro pokemon cuanto antes —Le recomendé al entrenador.
Alpha. Mi mano entonces se posó sobre su hombro. —Creo que mi deber es no dejarte en paz esta vez. Cuando mi afirmación salió al aire detuve de una forma suave el movimiento de Mimi. No sabía si lo que le diría funcionase, pero realmente podía perder más en no intentarlo. —Me toca ayudarte, pero no a volver fuerte a tus pokémon. Yo quiero que Mimiko Honda vuelva a sonreír con orgullo—Mi mano entonces se alejó de su hombro. Mi cuerpo se acercó a ella, mis dos brazos pasaron directamente a su abdomen y entonces hicieron contacto apegando a la joven de Sinnoh a mí. Arriesgaba un golpe, sí, pero de no hacer nada arriesgaba a una persona que cuenta con valor para mí.—. Lo que necesites me lo puedes pedir, ¿está bien? >>Y no te preocupes, nadie nos verá.
Mimi se detuvo como si acabe se chocar contra una pared invisible. Cuando sintió la mano de Alpha sobre su hombro, de forma súbita, quiso pedirle que la soltase, pero sus labios no articularon palabra alguna. Tal vez en el fondo era lo que había estado esperando, tal vez era lo que necesitaba en realidad. ''Estoy cansada, Alpha. Cansada de ser una don nadie, cansada de ver a mis pokémon caer en batalla, cansada de ser una inútil que necesita depender de alguien porque no sabe hacer nada por sí misma'' Aunque las palabras de Alpha, en aquel tono seguro y autoritario, la tomaron totalmente por sorpresa. ''Creo que mi deber es no dejarte en paz esta vez'' ''¿Ah?'' Se quedó paralizada, incapaz de mover un sólo músculo. ¿Su deber? ¿De que estaba hablando ahora? Como si aquello no hubiese sido suficiente sorpresa para la joven de Sinnoh, Alpha siguió hablando, casi sin pensar. No parecían palabras suyas, sin embargo. Mimi nunca hubiese esperado oírlas de alguien como él. No de la persona que ella creía que era Alpha. Es decir... ¿Realmente podía tener en cuenta los sentimientos de los demás? ¿Esa cabeza suya no estaba tan vacía como había pensado en un principio? ''Me toca ayudarte, pero no a volver fuerte a tus pokémon. Yo quiero que Mimiko Honda vuelva a sonreír con orgullo'' ''¿Eh?'' — ¿Q-qué estás...?— musitó, alzando el rostro lo suficiente como para dejar ver el tono rojizo que habían adquirido sus mejillas. Pero Alpha no se molestó en responder. O tal vez ni siquiera la hubo oído. Sintió el cálido cuerpo de Alpha en su espalda, y sus brazos cerrándose en torno a su abdomen. ''O-oye... Espera... ¿Q-q-qué crees que estás haciendo? ... esto es... esto... sobrepasa por completo los límites... ¿Qué...? '' En primer lugar, no pudo reaccionar porque jamás, en todo el tiempo que lo conocía hubiese esperado que Alpha tuviese el valor de hacer algo como eso. Conociendo el carácter rudo y temperamental de Mimi, era un suicidio, lo sabía, pero ella estaba demasiado anonada por la situación como para plantearse seriamente el hecho de apartarlo de sí. Su mente, antes un torbellino de ideas, se había quedado en blanco, muda, pero su corazón latía acelerado contra sus costillas. — Lo que necesites me lo puedes pedir, ¿está bien?— le oyó decir a Alpha, tan cerca de su oído que se estremeció. De un modo u otro aquello sonó demasiado pervertido para que pudiese procesarlo con claridad— Y no te preocupes, nadie nos verá. ''¿¡Qué!?'' A este punto de la conversación, la tonalidad rojiza de sus mejillas había alcanzado la punta de sus orejas, y su cuerpo temblaba ligeramente entre los brazos de Alpha. Aunque parecía que aquel lapsus había logrado apartar un poco aquella aura depresiva, y los pensamientos que tanto habían estado minando su autoestima desde que había abandonado la Torre. —¿N-nadie nos verá?— preguntó entonces, titubeante—. ¿Q-qué piensas que voy a pedirte? Demonios... Sólo... Sólo necesito que me enseñes—añadió y su voz sonó más viva y determinada que antes. Como si hubiese recuperado parte de su usual humor—. Que me enseñes a hacer cosas. Grandes cosas. No quiero seguir así, Alpha. No quiero seguir siendo la niñita de papá de un padre que siempre está ausente. ''Mi padre siempre está trabajando, mi madrastra es una arpía que solo quiere nuestro dinero y me hermanastro es insufrible. Maldito parásito usurpador... ¿Por qué...? ¿Por qué nada me sale bien? ¿Por qué todos mis planes acaban del revés? Pensaba que si lograba que la gente me conociese me sentiría menos sola cuando alguien me fallase. Pero... no es cierto'' Sacudió la cabeza con brusquedad. —Me pediste que te dejase entrenarme, ¿verdad?—continúo, ignorando aquellos pensamientos— No te di una respuesta entonces, así que te la daré ahora. Lo acepto. Acepto tu propuesta, te dejaré ser mi mentor si así lo deseas. Incluso te daré el gusto de llamarte Senpai. Desde ahora te reconozco como mi superior, así que no me decepciones, ¿de acuerdo? Le advirtió, dirigiéndole una mirada ceñuda por encima del hombro.Y aunque sus últimas palabras sonaron cargadas de aquel tono digno y orgulloso de siempre, su mirada se desvió ligeramente y el rubor de sus mejillas se acrecentó cuando añadió: >> Y... Rayos... Suéltame de una vez, esto empieza a resultar embarazoso...
Alpha. Sin dudarlo la solté de una manera suave. —Seré tu Senpai, sea lo que sea.—Dije de inmediato al ponerme frente a ella; su mirada orgullosa y enrojecida de casi siempre estaban de vuelta, aquel gesto de apartar sus ojos de mí volvía, ya todo había mejorado.. Al menos creo que un poco. —¡Es hora de ir a entrenar!—Exclamé de inmediato con una pokéball en mano.—, ¡vamos a combatir ahora mismo!.—Cuando acabé mi frase le tomé del brazo, era el momento de arrastrarle al campo.
Mimi Honda —¿¡Eh?!— exclamé, cuando Alpha pronunció aquellas palabras y tomó mi brazo arrastrándome con él—. ¿¡Entrenar!? ¿Tienes idea del calor que hace fuera? ¡Es un suicidio! ¡Después del horrible numerito que hice con la Gran-patética Mine necesito descansar! ¡Oye! Alpha me ignoró por completo y siguió tirando de mí y aferrándose de mi brazo. ¿En qué momento le hube dado permiso para que se tomase tantas libertades? ¡Que ahora lo considerase un superior no le daba derecho a arrastrarme como si fuese una muñeca de trapo! Fruncí el ceño, molesta, y lo primero que alcancé a hacer fue lanzar una de mis pokéballs al pasillo, frente a nosotros. Tras un breve destello de luz que detuvo la caminata de Alpha, la figura de mi inconfundible Dewott se materializó antes nuestros ojos con expresión confundida. —¡Moo, ayúdame!— le pedí en un tono que más que una súplica parecía una orden. Monomaru ni siquiera lo pensó, se lanzó con un potente aqua Jet contra Alpha, logrando que me soltase ante el impacto y quedando empapado de pies a cabeza, como si le hubiesen arrojado un cubo de agua por encima. Yo estaba demasiado molesta para reír, pero lo hubiese hecho en otras circunstancias al verle en tan lamentable estado. Completamente seca tras el impacto, me limité a señalarle con un amenazador dedo índice. >> ¡Escúchame bien, descerebrado y torpe caballero!—llamé su atención—¡Cuando dije que te daba permiso para entrenarme no me refería a ahora!
Alpha. Cuando caí al suelo el agua pasaba frente a mis ojos, mi cabello se iba hacia abajo y comenzaba a dejar un poco de mi visión fuera de combate. —¿Eso era necesario?—Pregunté de inmediato.—, descansaremos entonces—De seguro ella se querría quedar en cama descansando. Lástima, pues yo tenía una idea un tanto diferente para su descanso.—. Nuestro descanso será ir por un pokémon para ti; no estaré todo el tiempo para prestarte a mi Swellow. Aunque quizá tenga que cambiar mi ropa un poco, dame la llave de la habitación.
Mimi Honda No pude evitar una ligera risita al mirarle al rostro cuando preguntó si aquello había sido necesario. El cabello castaño le caía sobre la cara, ocultando parcialmente su rostro, y chorreando agua por todo el pasillo. Parecía un Tangela al que le habían arrojado un cubo de agua por encima. ''Nuestro descanso será ir por un pokémon para ti; no estaré todo el tiempo para prestarte a mi Swellow''—le oí comentar mientras se observaba la ropa mojada con dramatismo—Aunque quizás tenga que cambiar mi ropa un poco, dame la llave de la habitación. —''¿Nuestro descanso será ir por un pokémon para ti?''—pregunté— ¿Qué clase de descanso es ése? No me detuve demasiado a pensarlo, sin embargo. Una nueva incorporación a mi equipo nunca estaba de más, y teniendo en cuenta las palabras de Alpha y su referencia a Swellow, tal parecía que se trataría de un pokémon volador. Debía decir que no era una mala idea, pero no lo hice. Me limité a volver el rostro con mi dignidad usual, y extendí mi mano con las llaves de la habitación. De mi habitación, para ser más exactos. >> Ten—dije, con el mismo tono orgulloso y digno que me caracterizaba. Aunque había muchas cosas que aún seguían retumbando en mi cabeza, preferí ignorarlas. No iba a darme por vencida tan fácilmente. No era esa clase de persona después de todo, rendirme no estaba en mis genes. Y además, contaba con la certeza de que por muy tonto que fuese Alpha, no iba a dejarme tirar la toalla—. Te estaré esperando fuera. Así que no tardes, ¿está bien... ? la advertí, pero mi expresión se dulcificó de forma súbita, permitiéndome dirgirle una ligera sonrisa. ''Me toca ayudarte, pero no a volver fuerte a tus pokémon. Yo quiero que Mimiko Honda vuelva a sonreír con orgullo'' Aquellas palabras... realmente jamás esperé escucharlas de alguien como él. Por estúpido que sonase... se sentía especial de algún modo. >> Senpai. Finalicé con la misma sonrisa serena, antes de darme la vuelta y encaminarme hacia las escaleras del CP.
Alpha. Cuando tuve las llaves en mano hice un acercamiento a la habitación, agaché la mirada e introduje el metal en la cerradura. De inmediato quedó abierta. Aunque al momento de entrar la última palabra de Mimi llamó mi atención... Debía preguntar qué era "senpai". *** En un aproximado de siete minutos salí de la habitación. Y tras unos cuantos me alejé de ella y luego de cerrar me dirigí hacia las afueras del centro. Ahí mi compañera esperaba, dando la espalda al edificio de techo rojo. Se veía tranquila. —¿Nos vamos?—Esta vez portaba mis ropas secas, no me iba a cambiar dejando todas mis prendas mojadas ahí. Por cosas como estas era algo útil tener pokémon de fuego pequeños; si hubiera llamado a Charizard para ese trabajo todo se hubiese quemado.—¿Y qué es "senpai"?—Curioso, pregunté.
Mimi Honda Y transcurrieron los minutos. Me detuve en la puerta del CP, dándole la espalda al edificio. Aquella leve sonrisa... se negaba a abandonar mi semblante por alguna razón. Parecía empezar a darme cuenta de todo lo que Alpha había hecho por mí y que yo había ignorado deliberadamente. En mi afán por ver siempre sus defectos había olvidado el hecho de que Alpha también tenía cosas buenas. Pocas, pero las tenía. Había capturado a Chiot, a Tsuna y a Katze para mí. Y me había regalado a Chie y a Momo. Tal vez no era tan grande el abismo que nos separaba... Tal vez podría llegar a verle como un igual, dejar de lado mi orgullo y tratarle con el respeto que se merecía... Quizás podría intentarlo, al menos. — Llegas tarde—le dije cuando apareció poco después, sin embargo. Y aunque le daba la espalda, no estaba molesta en realidad. Me volví sobre mis talones para encararle, pero su siguiente pregunta me tomó totalmente por sorpresa. ¿Qué era ''Senpai''? ¿Ah? ¿Qué sentido tenía llamarle así si ni siquiera conocía su significado? Suponía que debería saberlo, pues explicarle al propio Alpha que reconocía y aceptaba el hecho de que tenía más experiencia que yo y que lo veía como un superior en voz alta y por segunda vez, era un golpe a mi orgullo como Honda. No pude evitar enrojecer ligeramente. >> ¡E-eso da igual!—dije al fin—. El caso es que a partir de ahora te llamaré así, ¿está bien? Lo que signifique es totalmente irrelevante.
Alpha. —Lo siento, tardé en secar mis ropas.—Me disculpé poniendo mi mano tras mi nuca. Luego de esa respuesta reí levemente. No esperaba que me respondiese de inmediato, quizá debería esperar a algún momento donde ella estuviese tranquila para lanzar la incógnita. Ahora, mi deber era llevarle a buscar un buen compañero que le llevase en el aire. Para ello coloqué una de mis manos en mi cintura y comencé a buscar tranquilamente una de las esferas, hasta que una fue la seleccionada. "Adelante.". Fue mi única palabra dicha cuando la esfera se abrió, de ella un enorme resplandor apareció y el poderoso Dragón se materializó. El ser verde nos saludó con un rugido enviando a volar nuestros cabellos hacia atrás. —¡Vamos!—Exclamé tomando la mano de la chica. Entonces comencé a acercarme a ese enorme pokémon, éste agachó la cabeza dejando que nosotros subiésemos.—. Será una de las últimas veces que vueles conmigo, creo que lo mejor será hacerlo en Rayquaza, ¿no?—Fijé mi mirada en ella y solté una sonrisa. >>Estás roja, por cierto.
Mimi Honda Alpha tan sólo rió ante mi respuesta por lo que pude considerarlo una pequeña victoria. No iba a insistir más con el tema, y como si me hubiese quitado un peso de los hombros, suspiré internamente con alivio. Explicarle algo así sería demasiado vergonzoso para mí... Tal vez algún día pudiera decirle que lo consideraba mejor que yo sin anteponer mi orgullo a las circustancias. Mientras trataba de recuperar el tono usual de mis mejillas, Alpha había comenzado a buscar una pokéball entre las muchas de su cinturón. Se le vaía tranquilo, calmado, mucho más alegre de lo habitual. Inspiraba un aura diferente... Jovial. O tal vez siempre había tenido esa aura y yo no lo había notado hasta entonces. ''Adelante'', fue la única palabra que salió de sus labios, y en segundos, un luz me cegó y la imponente figura de Rayquaza se materializó ante nosotros con un rugido ensordecedor. Fue tal la onda sónica, que me dejó el cabello hecho un absoluto desastre, y me vi forzada a soltarme los lazos que lo sostenían para peinármelo de forma apresurada con los dedos. Ugh, ¿por qué no podía llevar un cepillo encima para ocasiones como estas? —¡Vamos!— le oí exclamar entonces, entusiasta, y sentí como tomaba mi mano entre las suyas. Había estado demasiado ocupada arreglándome el cabello, por lo que su acción fue totalmente inesperada, y me sorprendió más de lo que hubiese querido admitir. Apenas alcancé a balbucear algo que sonó como un confuso ''¿¡Eh?!'' antes de que Alpha me arrastrara prácticamente hasta la cabeza del gran dragón—. Será una de las últimas veces que vueles conmigo, creo que lo mejor será hacerlo en Rayquaza, ¿no? Y mirándome a los ojos, sonrió. Esa sonrisa... esa expresión... Se veía realmente feliz, despreocupado... nunca había visto a nadie sonreír de esa forma. No supe si te trataba de la impresión, del hecho de que Alpha se hubiese preocupado por animarme después del combate en la Torre Desafío... O si era otro delirio estúpido... pero el caso es que mi corazón se aceleró. Por un momento, parecía haberme olvidado del orgullo, de mi apellido y del hecho de que Alpha y yo éramos personas muy dispares. Por unos segundos, todo eso pasó a un segundo plano y mis lívidas mejillas se teñieron por tercera vez de ese tono rojizo tan habitual... ... Hasta que Alpha tuvo que añadir aquello entre risas. —Estás roja, por cierto. —¿¡Ah?!— exclamé incrédula, llevándome las manos al rostro en un intento vano por ocultar lo evidente—. ¡N-no es cierto!—clamé titubeante— ¡No es...! ¡No es como si...! ¡Es... es por calor! ¡Por el calor! ¿Entiendes? ¡C-c-como soy tan pálida, el sol causa estragos en mi piel con mucha facilidad! ¡Sólo...! Sólo es eso... Tomé asiento a su lado, pero mi mirada se rehúsaba a encontrarse con la suya. Mis brazos estaban cruzados de nuevo sobre mi pecho, en un afán de recuperar aquella fachada de pétreo orgullo, pero esta vez parecía ser mucho más difícil que en ocasiones anteriores. Y mi corazón seguía latiendo acelerado en mi pecho, tanto, que por un momento temí que incluso el propio Alpha fuese capaz de oírlo. ¿Qué demonios había sido eso? Como aquella vez en Ciudad Acuarela, o hace tan sólo unos minutos en el interior del CP... ¿Qué me había pasado? Actuar de ese modo no era habitual en mí. Actuar de ese modo con Alpha mucho menos... debía atribuírselo al hecho de que estaba cansada. Sí, debía ser eso. El combate en la Torre Desafío había sido extenuante, necesitaba descansar, nada más. No podía ser nada más. Después de todo acaba de pasar por una crisis de autoestima... Había estado a punto de rendirme, de dejarlo todo si Alpha no me hubiese ayudado. Ugh... Más me valía tomarme unas largas y bien merecidas vacaciones cuanto antes. Realmente las necesitaba.
Alpha. Sin poder pausar, Mimi continuó creando risas para mí. ¿Tan fácil le afectaba el sol? No me quedó otra que creer, pues si era una persona bastante de piel árida, aunque no dejaba de lado la idea de que contaba con fiebre... Pero era mala idea intentar comprobarlo, de nuevo. —Rayquaza; Torre de los dragones, no vayas rápido esta vez—Ordené de inmediato dando un par de caricias en la cabeza al pokémon. Seguido de eso estiré mis brazos hacia el cielo, estos quedaron al final tras mi cabeza. Y con esos preparativos hechos me entregué a descansar estando recostado sobre el legendario.—. ¿Puedes despertarme cuando lleguemos allá?.—Mis parpados entonces hicieron contacto. Por su parte, el colosal dragón comenzó su ascenso hacia las nubes con lentitud. En cuestión de minutos la última parte del Guardián de los Cielos se había desvanecido entre los cúmulos quedando fuera del alcance de cualquier vista normal.
—S-sí, será mejor ir, noctowl está herido, démonos prisa — dije mientras empezaba a correr—. A los pocos minutos, había alcanzado el centro. Todavía seguía muy nervioso y algo enfadado... Pero por lo menos... Por lo menos ya sabía qué debía hacer. —¡Enfermera Joy!— grité nada más entrar, dando un terrible portazo a consecuencia de mi nerviosismo —. Necesito que me ayude a recuperar a mi noctowl, por favor. Ha sido derribado y... Está muy débil— la enfermera preocupada por mis palabras, asintió y cogió la pokeball. Con cuidado, sacó al tipo volador de ella e hizo a su chansey usar amortiguador sobre mi pokémon. Poco a poco se fue recuperando hasta que acabó sanado por completo. Joy, me acercó a noctowl ya recuperado —. ¿¡E-está bien, enfermera!?— pregunté alarmado, pero mi pokémon me contestó dando un par de enérgicos aleteos. Poco después, devolví a este a su ball y volví donde se encontraba Mizu, que me había acompañado al centro. Su apoyo había sido de gran ayuda, ya que sin ella no hubiese sacado las fuerzas necesarias para recorrer todo el lugar. —Hola de nuevo— saludé—. Noctowl está bien, ya se ha recuperado, y yo... Yo quería agradecerte tu apoyo. Eres una gran compañera y me alegro de poder contar contigo. Espero que a pesar de este incidente, siga en pie lo de ir a explorar la caverna — sonreí. Tras esto, me dirigí hacia fuera —. Pero antes, hay algo que debo hacer —y sin mediar más palabras, me puse en pie y caminé hacia fuera—. Una vez ya había salido del centro, saqué a noctowl de su ball. El pokémon agachó la cabeza, algo avergonzado de su comportamiento pero una simple caricia por mi parte le hizo entender que no le iba a reñir. —Noctowl... He estado pensando sobre lo ocurrido desde ciudad acrílica hasta ahora y he sacado algo en claro — el búho me miraba intrigado, sin esperarse lo que iba a suceder—. A partir de este día... Eres libre — noctowl me miró y esta vez, sus ojos tenían un brillo especial. Era lo que él deseaba desde la primera vez que voló conmigo a cuestas, poder divertirse sin ataduras y sin tener que viajar de ciudad en ciudad. Como respuesta, este se lanzó hacia mí, dándome una especie de abrazo con sus alas, eufórico, y, por última vez, lo vi emprender su feliz vuelo. Al fin era libre. Por una parte, estaba triste, porque se marchaba uno de mis compañeros, pero por otra parte, sabía que era lo mejor para él. —Adios, noctowl... Nunca te olvidaré— susurré mirando al cielo, intentando inútilmente buscar su figura ya a lo lejos, mientras por mis mejillas corrían un par de lágrimas como causa de este adiós. Al terminar la despedida, miré mi holomisor y le envié un mensaje a mi familia, en Sinnoh, pidiéndole si me podían enviar alguno de mis pokémon voladores, ya que, tras liberar a noctowl, no contaba con ningún pokémon que me pudiese ayudar a ir de una ciudad a otra. Una vez hube mandado el correo, regresé al centro pokémon para buscar a Mizuki. Cuando la encontré, me dirigí hacia ella entre lágrimas y le conté, a duras penas, todo lo que había pasado mientras estaba fuera y cuando estuvo al corriente de todo, pudimos continuar nuestro camino hacia la caverna témpera. —Bueno, creo que ya podemos comenzar la exploración, si sigues teniendo ganas, claro — propuse algo más calmado.
Corrimos hasta el centro pokemon, cuando llegamos, Lucas se dirigió donde estaba la enfermera Joy, y se fueron para restaurar la salud de Noctowl, en eso me quedé junto con Umbreon en la sala del centro pokemon, por un momento mire al pokemon y lo ví preocupado, por lo que me puse a su altura y le acaricie la cabeza. —Tranquilo—Sonreí—Ya verás como Noctowl esta bien—Le calme sonriendo levemente. Tras unos minutos esperando, llegó Lucas, tanto Umbreon como yo nos aliviamos al ver que Noctowl estaba bien. —Claro que seguiremos con lo de la caverna—Le dije para después escuchar lo que me dijo, asentí lentamente con la cabeza para después ver como se marchaba del centro pokemon, tanto Umbreon y yo nos miramos curiosos, pero decidimos quedarnos allí. Tras unos largos minutos ví aparecer a Lucas de nuevo....pero entre lágrimas, preocupada me acerque a el junto con Umbreon y al explicarme lo que le pasó, le abrace para consolarlo. —Vamos, no pasa nada—Le dije intentando animarle mientras me separaba, para después escuchar lo que me dijo. —Claro vamos—Le dije mientras salíamos del centro pokemon.
Tras la charla, ambos nos pusimos en pie, con rumbo a la caverna... ¿Qué pokémon nos esperarían allí? Fueran quienes fueran, estaríamos preparados... Espero. —Bueno, ¿y por dónde se va a ese sitio? —miré a Mizuki—. ¿Por allí? —señalé. Tras una afirmación por su parte, comenzamos la caminata—. ¿¡Aah, qué ha sido eso!? ¿Tú también lo has visto? Ha sido como... ¿Un pokémon? —pregunté ante la repentina figura que cruzó ante nosotros—. Iba a toda velocidad, espero que tenga más cuidado, si no podría hacerle daño a alguien. Por fin, tras un par de minutos andando, llegamos a la entrada de la cueva. Estábamos a punto de entrar, cuando de repente, la misma figura que nos hizo parar previamente nos asaltó de nuevo, pero esta vez agarró mi gorra y me la quitó, dejando ver mi alborotado pelo. —¡Agh, maldito bichejo! ¡Ven aquí ahora mismo, no te vas a salir de rositas! —exclamé molesto mientras me peinaba como buenamente podía con mi mano—. Aish, qué verguenza —me ruboricé—. ¡¿Dónde estás, seas quien seas?! —pregunté sin esperar una respuesta, pero pronto entendí todo lo que estaba ocurriendo. Del cielo, bajó uno de mis antiguos pokémon: archeops—. ¡Archeops! —grité corriendo hacia él y abrazándolo con fuerza—. ¡Cuánto tiempo, viejo amigo! Se ve que mis padres ya han recibido el mensaje. Por cierto... ¡Esa gorra es mía! —se la quité rápidamente y me la volví a colocar ocultando mi pelo—. Sigues con la misma costumbre de quitarme la gorra... Ah, nunca cambiarás. Bueno, te presento a Mizuki, una amiga mía —el pokémon miró a la chica y lanzó un grito—. Y ahora, bienvenido a mi equipo. Tras este cálido reencuentro, el pokémon entró en la ball.
Íbamos caminando hasta la entrada de la caverna en eso una figura, se cruzo entre nosotros, miré a Lucas el cual parecía muy alborotado. —Tranquilo, solo será un pokemon—Le dije riendo un poco para después ver que el pokemon se acercaba de nuevo y le quitaba la gorra a Lucas dejándole el pelo suelto, nunca lo había visto sin la gorra por lo que me sorprendió, y reí al ver como se puso, de inmediato lo seguimos, y ahí me sorprendí al ver que era un Archeops y encima era suyo, en eso Lucas me lo presento por lo que sonreí. —Hola Archeops—Le dije sonriendo mientras le acariciaba la cabeza después lo regresó a su pokeball por lo que sonreí un poco—¿Cómo es qué tenias ese pokemon?—Le pregunté curiosa mientras ladeaba un poco la cabeza—¿Y por qué te ocultas el cabello?—Pregunte mientras dejaba escapar una pequeña risa.
—Archeops fue uno de mis primeros pokémon cuando viajé a Teselia —expliqué—. He visitado ya muchas regiones y he capturado pokémon en todas ellas. Cuando regreso de una región, mis pokémon se quedan viviendo en casa con mis padres, y alguna vez, los llamo para algún combate. En este caso, quería tener algún pokémon para poder volar a través de la región, así que envié un correo a mis padres para que mandaran algún pokémon al CP. Supongo que mi familia ya avisó a Joy y por eso vino archeops solo. Bueno, volviendo al tema, las damas primero —bromeé intentando evitar mostrar mi temor a la oscuridad de la cueva. Parecía tan profunda... >>Ah, y en cuanto al pelo... Simplemente no me gusta el desorden
Mire a Lucas sorprendida, no sabía que había estado en otras regiones, eso me pilló totalmente por sorpresa. —¿En serio?—Le dije sorprendida—Y pensar que yo empecé mi primer viaje aquí—Le dije riendo—Aunque bueno, yo soy de Kanto—Añadí para después escuchar lo que me dijo por lo que rei—Hay algo llamado cepillo, que es para cepillar el cabello—Reí para después empezar a caminar hacia la caverna. —¡Ah! Por cierto Lucas—Le llamé mientras le miraba por el rabillo del ojo—Ten cuidado con el pokemon que hay en la esquina—Bromee mientras caminaba hacia la caverna.
Poco a poco el cielo de Tempera se hizo presente en nuestros ojos, mientras que en el lomo de Aerodactyl miraba atentamente a donde podría estar la Torre Desafío —A ver... Estamos cerca... Muy cerca... ¡Cuidado! —miraba por un par de catalejos la torre, pero al ver la velocidad del volador, nos acercábamos muy rápido a la misma— En un movimiento relativamente ágil, Aerodactyl esquivó el edificio para luego aterrizar —Estuvo cerca, pero, ¿Estará disponible? Y no hay un alma conocida en esta ciudad...