Kim/Pelipper -fueras de la ciudad Recordé cuando había capturado a un Haxorus con Effy, y Mizuki bastante enojado, y quería capturar de nuevo, iba a volar a la Torre de los , saqué a Pelipper y volamos.
Tras dejar la Torre Desafío, me encaminé hacia el centro pokémon. Una vez dentro, pude ver a varios entrenadores observando una batalla a través de la pantalla en el salón de entrada; Mitsuki se encontraba en una plataforma sobre el nivel del mar, en equipo con su Arcanine, enfrentando a una joven de vestido floreado que acababa de sacar un Golem. La mayoría hinchaba por Mitsuki, que llevaba la clara ventaja en el enfrentamiento, aunque había algunos que creían que el Golem no caería con tanta facilidad. Pasé de largo de todos ellos y llegué hasta el mostrador; Joy, aliviada de verme con vida tras verme encarar hacia el portal al Mundo Inverso, pasó del otro lado del mostrador y me abrazó nada más verme. Tomada por sorpresa, me tomó un momento ajustarme a la situación, pero correspondí al abrazo y no pude evitar sonreír. Realmente, por momentos extrañaba mucho a mi amiga… bah, que digo amiga, era como una hermana para mí. No se que haría sin ella. Finalmente, cuando nos separamos para que ella curase a Blastoise, le conté que había regresado directo a Sinnoh y desde allí volé de regreso a Galeia, aterrizando en Ciudad Lienzo en lugar de Aerosol, y luego encaré directo hacia la Torre Desafío. Tras terminar mi relato, me excusé y, ya con la pokebola de Blastoise bien guardada, me retiré a mi habitación… había extrañado mi cama, y la situación ameritaba para una buena siesta.
Al salir de la Torre Desafío me dirigí al centro pokemon para curar a Rai y a Arnine, los dos habían echo un gran trabajo, tanto en la batalla contra Giratina como en la batalla en la torre. Una vez entré al CP mucha gente se estaba alejando de un televisor el cual transmitía las batallas de la torre, una pequeña sonrisa de satisfacción se formo en mis labios antes de dejarle mis dos pokemon a la enfermera Joy; a los pocos segundos Joy me entrego mis pokemon y yo le pedí una habitación. Tras haberla pedido me dirigí a ella y me recosté de la cama para descansar un poco.
Desperté tras… ¿cuántas horas habían sido? Demasiadas… aunque no contaba con un reloj para comprobarlo a ciencia cierta, estaba segura de que había dormido bastante. Aunque no me estaba quejando; era lo mejor que había dormido en mucho tiempo. Estiré los brazos y observé a Flareon, la cual había salido de su pokebola para estirar las patas antes de dormir y finalmente se quedó dormida acurrucada a mi lado. La tipo fuego dormitaba en tranquilidad; al pie de la cama, en el suelo, Vaporeon, Jolteon y Togepi (que nos había seguido desde la entrada, para pasar un poco más de tiempo conmigo) seguían su ejemplo. Sigilosamente, me puse de pie y abandoné la habitación; Togepi fue la única que se dio cuenta, y me siguió enseguida. Entusiasmada de estar reunidas nuevamente, la pokémon hada saltó a mis brazos y la atrapé antes de marcharnos. Dimos una vuelta por la ciudad; estaba tal y como la recordaba, no mucho había cambiado. No me encontré con nadie conocido, aunque sí observé que la batalla de Mitsuki en la Torre Desafío había concluído, con ella como la ganadora. Con Togepi en brazos, caminé hasta un puesto de helados y me compré uno, el cual comí con energía una vez tomé asiento en un banco; era sabor limón, y estaba delicioso. Le convidé un poco a Togepi, de a pequeños trocitos para que no le doliera la cabeza, pues el helado estaba bastante frío. La tipo hada dio un saltito de alegría, contenta de pasar un rato agradable con su antigua entrenadora. Pero todo lo bueno tiene su final, y eventualmente regresamos al centro pokémon, donde Togepi regresó a sus funciones asistiendo a la enfermera Joy. Me despedí de la enfermera y de la tipo hada para finalmente regresar a mi habitación; encontré a mis tres pokémon despiertos y listos para partir, esperando a mi regreso. —¡En marcha! —exclamé, abriendo la ventana de par en par; saltamos hacia la libertad, y partimos en busca de aventuras inmediatamente.
Me moví en la cama varias veces sin lograr conciliar el sueño, me di por vencida y me levante de la cama para luego caminar de un rincón del cuarto a otro mientras que el sueño no me llegaba, en el fondo estaba cansada pero al parecer no tenia ganas de dormir. Suspire antes de arreglar la cama y salir de la habitación para salir del CP, no tenia idea a donde ir, tenia muchos y a la vez pocos lugares en los cuales se encontrara un entrenador con ganas de luchar. —Volveré a la torre en 4 días...ahora solo tengo que pensar que hacer—Susurré mientras caminaba por la ciudad, a los poco segundos Togetaro salio de su pokeball y tomo vuelo con una brillante sonrisa, se veía muy feliz por su nueva apariencia...seguro se había vuelto más fuerte, que bien. Estaba ansiosa ver lo fuerte que se habían convertido Gible y Togetaro al evolucionar, llamé a Togekiss y esta se puso a mi lado con una sonrisa y la cabeza ligeramente inclinada hacia la derecha. —¿A dónde quieres ir?.. —Kiss..—Respondió ella un poco dudosa, yo asenti antes de empezar a caminar al lado de la pokemon.
Kim/Centro Pokémon Estaba terminando con un intercambio en el GTS con el Haxorus, era una de las pocas veces que lo hacía y quería intentar que tal me íba. *** Después de haber terminado con ello, ví la Pokéball con el que había conseguido en el intercambio, sonreí levemente y pensé—"Bienvenida al equipo, compañera" , como sabía que era un pokémon hembra según los datos que había recibido en la Pokédex, salí del CP y caminé por los caminos de la ciudad.
—¿Lista, Kim ? —aparecí de repente detrás de la chica, después de un veloz viaje que nos había demorado un buen rato. Aún subida en Togekiss a escasos centímetros del suelo, observaba a la chica, impaciente por ir de aventura una vez más.
Contenido oculto Jaja xD Rápidita e.e La voz de Liza fue algo repentina, apénas habíamos hablado hace cinco minutos y ¡Poof! ya estaba detrás mía...En fin, guarde la última Pokéball y volteé para sonreírle y asentir, liberando a Pelipper. —Vamos, estoy mas que lista!—estaba emocionada ya que hace mucho no veía a Liza, y me agradaba mucho como amiga.
Reí, pues se notaba que le había sorprendido la rapidez con la que llegué, supongo que practicar tanto vuelo con Togekiss había dado sus frutos. Estiré mi mano por si quería montar también en la pokémon y me acomodé delante. —Entonces genial, ¡vamos!
Negué levemente con la cabeza, tenía a Pelipper para seguirle el camino en las nubes, después le sonreí y monté en el tipo Volador. —Venga, te sigo!
Asentí y me agarré de mi pokémon sin pensarlo dos veces para emprender el vuelo con velocidad, dejando un rastro de polvo tras nosotras. Le indiqué con la mano una dirección en concreto y finalmente partimos hasta dejar la ciudad atrás.
Salí acompañado por Serperior del Aeropuerto de Ciudad Témpera. Se sentía muy bien volver a sentir el cálido sol en las calles de ésta ciudad, volver a contemplar sus árboles, sus edificios y la gente que se movía sin cesar de aquí para allá, seguida por sus fieles compañeros pokémon. Hablando de compañeros, a mi inicial y a mí nos acompañaba ahora Maractus, con su música características. Se había despertado en pleno vuelo y salió a tocar su música pensando que todavía se encontraba en Ciudad Pirita. Se sintió bastante confundido al ver los rostros de los pasajeros que le miraban con evidente confusión y sorpresa, pero eso no detuvo su baile. Tuve que pedir disculpas a todos los presentes por el hecho de que mi amigo espinoso hubiera interrumpido lo pacífico del viaje y, tras veinte minutos de elocuente convencimiento, logré que Maractus regresara a su esférico. Serperior, que lo había percibido todo desde el interior de su pokébola, miraba con severidad al nopal. Éste lo saludó con las maracas. —¿Qué les parece si vamos a la Torre Desafío? —propuse— Hace tiempo que no pasamos por allí, y tenemos que remendar la última derrota que tuvimos. Mis tipo planta mostraron, a su manera, que estaban de acuerdo. Así, a la torre fuimos. Era hora de retomar las batallas.
Cuando aterrizamos en Témpera me bajé de Skarmory con cuidado. —Muchas gracias por traerme~—agradecí al poémon antes de guardarlo en su pokéball y esta, a su vez, en la mochila. Entré al Centro para tomar un vaso de zumo de naranja con un donut antes de entrar a la Torre y, ¡qué sorpresa la mía! Ya sabía dónde estaba Hubert. —Suerte~—le deseé mirando la tele mientras me tomaba el último bocado de dulce. Salí del lugar con una sonrisa debido a las energías recargadas y me dirigí rápidamente al lugar deseado.
Contenido oculto dio mio .3. perdon por desaparecer pero las notificaciones no llegaban j_j Tome mis cosas y guarde las pokebolls mientras Keit se subía en mi cabeza para poder empezar a caminar, me dirigí directo a la ruta 305 para poder entrenar un poco, después, tal vez iría a comer un "poco", lo cual dudo. —Bueno, en donde estaba esa ruta, ¿la ves por aya arriba Keit?—le pregunte a mi tepig mientras el miraba alrededor Junte mis manos y empece a caminar por la ciudad en busca de aquel lugar. —Bueno, mi padre conocía este lugar más que yo, je—dije tomando el collar con la mirada baja.
Nada más salir de la Torre fui al Centro para recuperar la energía de todos mis pokémon; habían hecho un gran trabajo. —¿Qué hacemos ahora?—pregunté a Espeon, que había salido de su pokéball (nunca lograba mantenerla más de unas horas ahí), tras salir a la calle—¿Deberíamos volver a Aerosol o dar un paseo por aquí~?—miré a los lados. Quizás viera a alguien conocido.
Seguí caminando por la ciudad con Togekiss volando con estilo por el cielo, me canse de caminar y cuando iba a subir en Togetaro para irme pero vi que una chica salia de la torre desafio, quizas ya podia retar esa torre. —¡Togetaro regresa!—Tras decir eso regresé a la pokemon e ingrese a la torre desafio.
—¡Ya sé! Parece que la pelea de Hubert ya va a acabar. ¿Por qué no nos quedamos viéndolo y luego, cuando salga, vamos con él?—le propuse a mi psíquico con una sonrisa y él asintió con la cabeza, suponiendo que era buena idea. Lo cogí en brazos y volvimos a entrar en el centro, sentándome en una silla de la cafetería para poder ver mejor el combate.
Abandonamos la Torre Desafío esquivando diversos entrenadores que se disponían a entablar sus batallas, varios de ellos escoltados por sus pokémon. Llegar hasta la puerta de salida si bien no fue un tarea imposible, llevó más tiempo del calculado, sobre todo debido al tamaño de Claydol. Pero no tardamos en sentir la cálida brisa que en ese momento recorría la calle sobre la que se alzaba la Torre, acompañada del murmullo de las personas que, conversando animadamente, pasaron junto a nosotros. Dos destellos, esas luces que hasta podría decir que tenían rasgos que las distinguían de otras luces, se escaparon de un par de pokébolas de mi cinturón. Como siempre, Serperior se irguió con orgullo junto a mí, mirando con aprobación a Claydol. Maractus apareció tocando las maracas como siempre, pero de pie sobre la enorme cabeza del tipo Tierra/Psíquico. —Te noto contento —le dije. A simple vista parecía que no, pero algo me decía que el pokémon artificial estaba dichoso… de alguna manera que no podía definir. Maractus dijo algo en su idioma, como queriendo decir que él también lo notaba—. Pero antes debemos tratar tus heridas junto con las de Gardevoir y de Aggron, merecen descansar en buenas condiciones de salud. Y así, emprendimos la marcha hacia el centro de salud pokémon, donde mis tres amigos vieron sus energías repuestas al instante. *** Claydol fue regresado a su pokébola. Serperior y Maractus, negados como siempre al interior de sus esféricos, me acompañaron hasta la cafetería para tomar algo de comer, pues me estaba entrando hambre. Poco había comido desde los bocadillos que repartieron en el avión que nos trajo hasta aquí. La casualidad quiso que mis ojos se cruzaran de casualidad con los de Emily, sentada en una de las mesas acompañada por su Espeon. Le dirigí una amplia sonrisa antes de acercarme a su mesa y tomar lugar. Serperior se acercó haciendo su reverencia de saludo, y Maractus les dedicó un sonoro meneo de caderas. —¿Cómo estás, Emily ? —saludé con tono alegre— Mi intuición me dice que también estuviste en la Torre Desafío hace unos instantes, ¿puede ser?
Justo cuando tomé asiento, Hubert dio el golpe final, dando la batalla por finalizada. Empecé a acariciar la barriga de Espeon, que se encontraba en mi regazo, y éste empezó a jugar con mi mano mediante las patas. A los pocos minutos, el recién ganador apareció en el lugar y tras percibir mi presencia, vino a sentarse. Devolví el saludo de Serprerior con una inclinación de cabeza y al Maractus con un movimiento de manos rápido. —¡Así es!—afirmé con una sonrisa—¡Nos fue muy bien!—dije con igual alegría y Espeon se levantó, apoyando las patas delanteras en la mesa—¡Y muchas felicidades por tu victoria!—di unas palmadas mientras el pokémon movía la cola alegremente, confirmando mis palabras.
—Eso es fantástico, Emi, y gracias por las felicitaciones —dije con una sonrisa, al tiempo que mis dos tipo planta se acomodaban alrededor de nuestra mesa—. Aunque también debo decir que me habría gustado ver tu batalla... Ya sabes, para conocer mejor las habilidades de mis contrincantes —reí—. Mi batalla estuvo bastante reñida. Peleé contra una chica de mi edad, de nombre Helena, que tenía pokémon con habilidades que impedían que los míos fueran cambiados. Pero con una buena sincronía de Aggron, Gardevoir y Claydol, logramos dar vuelta la situación ¿Tú combate cómo estuvo? ¿Qué pokémon usaste?