Empecé a reirme en alto. --¡Arceus bendito! ¡Me parto con esta chiquilla!-- dije agarrándome el estómago --Conozco al padre y va a tener que pasar por lo mismo que yo. Yo seguí riendome lo que pude, pero poco a poco me fui recuperando. --En serio, me declaro fan de su actitud. Decidí girarme a Alpha cuando me habló. -- No sabía quien era realmente. Oye, resulta ser peor que yo, pero me hace risa. Quiero verla en mi lugar, va a saber lo que es el verdadero significado de la riqueza.
—Bueno, es tarde e iré a dormir—Puse mi mano en su hombro al momento de hablarle.—. Mañana seguiré entrenando...y espero un combate contigo ¿Puede ser? Ademas luego iré a la Torre Desafío, ya paso el tiempo para que pueda volver a entrar, y quiero volver a salir en la televisión (?)
Rodé los ojos. La arrogancia la mantenía por lo menos, pero cuando me dijo que se iba cambié mi expreción. --¿Te importa si me quedo contigo?-- le pregunté agarrándo su mano --Por fa...
Según me contestó, llamé a mi pokémon variocolor con un silbido, y como no, el pokémon de Mimi también vino. Pobre, lo que pasa. --¿Y te emocionas por salir en la tele?-- le dije con un tono de burla --. Yo lo odio, no sé como lo aguantas.
—No es verme a mi en la tele: Es verme aplastando gente, pero en la tele—Reí.—. Quédate conmigo, pero a cambio quiero un combate ¿Bien?
--Mamma mia... Eres un cansino Señor Alpha... -- dije sacando de mi mochila unas gafas negras de vista y una libreta con un boli enganchado en las anillas, guardando de paso mis gafas de vuelo junto al diario de mi padre --No entiendo como no he perdido los nervios contigo.
--Que te calles ya pesado...-- le dije aguantandome la risa mientras le di un golpe en el hombro --Tú dame tiempo, Pe-sa-do.
Luego de que Effy suspirara su decepción ante la negativa de Mimi, sacó otro papel de entre sus pertenencias. La posición que adoptó a la hora de escribir su nuevo mensaje, me impidió ver a quién estaba dirigido. Antes de que pudiera advertirlo, Crobat se alejaba con la nota, veloz como solo él mismo podía serlo... Por lo que podía intuir a raíz de estas acciones, hacía falta que el grupo estuviera compuesto por cuatro entrenadores... Interesante... Muy interesante... Tenía ganas de saber qué tipo de entrenamiento nos tenía preparado Effy... Si se tratba de ella, de seguro nos esperaba algo emocionante y colosal. Ella me pidió los esféricos que habitaban Goodra y Gardevoir y, muy amablemente, se encargó de que fueran curadas. Le agradecí con una sonrisa en cuanto me los devolvió, con mis pokémon completamente curados en su interior. "Bueno, el plan es ir a un lugar que ustedes conocen" dijo a continuación… "espero que traigan su traje de baño, porque la Isla Caballete nos espera. ¡Adelante, nos veremos allí! ¡Skarmory, a volar!" y, sin más, despegó, montada en su ave de acero. Miré a Mitsuki . Esbocé una sonrisa: —Esto pinta interesante y divertido —dije, asintiendo con la cabeza— ¡Te esperamos en la isla! Rápidamente, regresé a Serperior y Maractus a sus pokébolas, al tiempo que invitaba a Plusle a viajar en mi hombro (Brendan se marchó tan rápido como llegó, razón que impidió al tipo eléctrico advertir la presencia de su entrenador). Pidgeotto emergió de su esférico y, una vez sintió mi peso sobre su lomo, comenzó el vuelo hacia la Isla Caballete. Desaparecimos tras una nube.
—Tiempo...no cuento con el—Le dije mientras tomaba las llaves de la habitación.—. Dormiré unas horas y luego iré a entrenar. La tomé de la mano y la empecé a llevar a la habitación. Al momento de llegar la abrí y pasé directo al baño junto a mi bolso.
--Pesadito el pobre...-- dije mientras me iba cambiando. Snivy y el pokémn de Mimi se quedaron por el pasillo, correteando. Mientras me cambiaba no pude evitar tararear la nana que me cantaba mi madre. Me encantaba su melodía, y de hecho, la empecé a cantar a todas horas. Una vez me cambié y lo guardé todo, me puse mis gafas de vista, me senté sobre la cama, y empecé a hacer calculos en la libreta que había sacado. --Que masoca soy... Trabajando hasta en las vacaciones... -- susurré para mi misma
Salí del baño en pijamas y abrí una de las dos camas del lugar. —Buenas noches.—Le hablé al momento de ponerme de lado contra la pared y cerrar los ojos.
Ya iba por la mitad cuando él había salido, y como vi que ya quería acostarse, guardé todo, y apagué la luz. Pero no me sentía cómoda... Hacía tiempo que no dormía, y no podía. Me acerqué al chico, y le di un par de toques en la mejilla. --Al...-- me paré, no quería despertarlo por si acaso se había quedado dormido. A cambio, me acosté detrás de él, y le abracé por la espalda esperando a que me entrara el sueño
—Te tardaste..—Pensé mientras sus brazos se cruzaban por mi pecho y me empezaba a entrar el sueño. Luego de poco me dormí.
El frescor de la brisa nocturna y las preciosas vistas: arriba las estrellas con su tenue brillo y abajo las ciudades completamente iluminadas era de las cosas que más me gustaba ver y sentir al volar, y al parecer compartía opiniones con mi pokémon, quien se veía ilusionada mientras notaba algunos árboles de navidad en las rotondas de las calles, o las luces en los balcones de las casas. Efectivamente, estábamos a ocho de diciembre y las navidades ya se acercaban, cosa de la que no me había percatado hasta ahora. ¿Cómo sería celebrar la Navidad con todos los amigos que conocí en mi viaje? Algo bastante lindo, la verdad. No pude reprimir una sonrisa al rondar ese pensamiento por mi cabeza, y bajé del lomo de mi pokémon una vez aterrizo en una pequeña plaza. La guardé en su ball y comencé a caminar hacia el lugar donde supuestamente se encontraba la Torre Desafío, y una vez visualicé la entrada eché a correr con las energías a tope aunque fueran las tantas de la noche. ¿Qué más daba? ¡Iba a darlo todo en el combate!
No entendía la facilidad que tenía este chico en quedarse dormido. Intenté dormirme, y aunque me costó, lo conseguí. Yo simplemente esperaba que me despertase para mínimo despedirme de él. Por lo menos...
Mitsuki. Me quede viendo a la chica, Mimi, tras haber rechazado la oferta de Effy sobre viajar con ella ya que viajaría con Alpha, me imagino. Mientras veía como se alejaba me quede pensando, si su problema era la fuerza y lo prefería a el por eso...también es buena Effy al igual que Hubert. Deje de pensar en eso, fue su decisión despues de todo. Mire a Effy y tras ver que se había ido volando yo saque a Doddy, y tras escuchar lo ultimo que me dijo Hubert tome vuelo a la isla Caballete.
Fósforo y yo salimos del Centro Pokémon para buscar algo qué desayunar y luego seguir la agenda del día, la cual incluía entrenar y desafiar entrenadores en partes iguales, estos días que nos tomamos de "vacaciones" nos sacaron de forma y necesitábamos urgentemente volver a nuestro ritmo, y como era el plan original, superar ese nivel. — ¿Qué te parece aquel lugar que visitamos la última vez? —pregunté a mi inicial el cual se mostró un poco pensativo ante mi propuesta. — Tienen esas croquetas especiales que tanto te gustan, y la mesera había sido muy amable en ponerte unas de más—sonreí recordandole la última visita. El Blaziken al recordar eso, dio una respuesta afirmativa en el acto. — Pues allá vamos.
Pero antes de que Chad pudiera dar un paso hacia delante, un murciélago descendió de los cielos rápido como un relámpago, frenando el camino del entrenador y su pokémon. El Crobat miró de arriba abajo al joven antes de decidir que había encontrado su objetivo, y sus minúsculas patitas soltaron la nota que cargaba. Curioso, Chad la recogió del suelo. Leía lo siguiente: "Chad, si estás listo para volverte un entrenador fuerte y poderoso, si estás listo para alcanzar tu máximo potencial… encuéntrate conmigo en la Isla Caballete. Te esperaré allí, -Effy." Chad y Blaziken alzaron las miradas de la nota para mirar al Crobat mensajero, pero éste ya había partido por los aires de regreso a los brazos de su entrenadora...