Sentí que me tomaba de la mano por lo cual me separe del árbol para sentarme a su lado—Entonces...¿no recuerdas nada o que?—le dije viendo al pokemon bebe.
Pidgeotto sobrevoló Ciudad Témpera, localidad que me traía gratos recuerdos: aquí consagré mi primera victoria como entrenador pokémon, y nada más y nada menos que en un Torneo. También, el sitio donde el misterioso Dante me demostró su fuerza; debo reconocer que deseaba tener una revancha contra él, puesto que yo no había manejado con inteligencia aquel combate que tuvimos para acceder a la final frente a Effy. El pokémon volador me dejó en una esquina donde vendían chocolatinas. El vendedor me saludó afablemente: era el mismo hombrecito que nos había vendido su mercancía a Steve y a mí, el día que nos conocimos. Le devolví los saludos mientras Serperior salía de su pokébola y le compré unas cuantas barras.
Me recosté a su lado—Que si olvidaste todo...¿o solo fue a mi?—le dije mientras cerraba los ojos, creo que en cualquier momento me quedaría dormida. (Me tengo que ir :3)
Miré a lo lejos. Eran Yair y Mitsuki. Al parecer la segunda se estaba durmiendo. Me acerqué al chico. —Hey, Yair (@LucarioErmitaño) —lo saludé, levantando una mano— ¿Cómo has estado?
Alcé una ceja, extrañado por su pregunta, pero igualmente le devolví la sonrisa. —Soy Hubert, ¿no me recuerdas?
Serperior y yo nos miramos, para volver a dirigir la vista a Yair, que rodaba sobre el suelo. Muchas piezas de césped se habían quedado aferradas a sus ropas, mientras unas flores se le enredaron en la cabellera. Saltaba a la vista que algo no estaba bien con él. Por lo visto tenía amnesia, pero también una pequeña cuota de locura, o al menos eso parecía. —Y dime —dije, poniéndome en cuclillas junto a él para que dejara de dar vueltas— ¿Recuerdas quién eres tú? ¿Sabes algo te ti mismo?
--Si se quien soy me llamo Yair soy novio de mitsuki y amigos aun no se cuales son--le Dije mientras pensaba--
—Oh, en eso puedo ayudarte —contesté, sentándome de piernas cruzadas junto a él, mientras dejaba en su mano una barra de chocolate—- Efectivamente, Mitsuki es tu novia. Por lo que puedo ver, ustedes dos se aman con locura; me atrevería a decir que, cuando están juntos, se ponen más dulces que cien barras de chocolate (como la que tienes en la mano). Respecto a tus amigos, siempre te he visto acompañado por Rojo, un simpático chico de Kanto que tiene un Blastoise como inicial, y un poderoso Aerodactyl. >>Otro de tus amigos es una chica, Mizuki, entrenadora de un Quilava y un Mawile que, al principio, no se ve muy fuerte, pero es un peligro cuando Megaevoluciona. >>Finalmente, están tus pokémon, sobre todo Lucario.
Lucario se acerco a hubert y le entrego la bolsa de azucar que mitsuki le habia dado a Yair ya que este se habia vuelto loco --Asi que ese lucario es mi pokemon, que genial--le Dije sonriendo mientras lucario esperaba a que se pasara el efecto del azucar--
—Lucario es un gran compañero —asentí—. El tuyo, puedo verlo, es mucho más fuerte que el mío. En eso, el mencionado pokémon se acercó a mí para entregarme algo. Me puse de pie para recibir lo que me alcanzaba y pude corroborar que se trataba de... ¿una bolsa de azúcar? Serperior y yo volvimos a intercambiar miradas extrañadas. Miré al Lucario de Yair y, con cuidado de que el chico no me escuchara, hice una pregunta al pokémon: —"¿Tu entrenador está así... por haber consumido azúcar?"
Abri los ojos de nuevo, me había quedado dormida por unos momentos, cuando vi a un chico conocido—Hola Hubert—le dije al chico mientras Togetaro se esta quedando dormido.
—Hola, Mitsuki —saludé con una inclinación de cabeza a la chica. Le mostré la bolsa de azúcar— ¿Sabes cómo hacer para curar la locura de Yair? Me incomoda su nueva forma de ser.
—Lamento decirte que no—le dije antes de tomar la bolsa de azúcar—solo se la di ya que este estaba actuando...como un psicópata como diría mizuki, y pues dejo de actuar así pero ahora esta en ese estado—le dije.
Sentía que habia dormido por un mes, creo que el viaje me habia cansado de sobremanera. Me levante y mire por la ventana de la habitación del CP, era de noche. Me dieron ganas de caminar por la ciudad y admirar su faceta nocturna, asi que me puse mi chaqueta roja y sali a la calle con Fosforito sobre mi cabeza.