—Tiene que estar por aquí, de seguro se me cayó por el pasillo...—dije ya bastante alterada mirando tras una máquina expendedora del mismo pasillo en el que se encontraba mi habitación. —¡Todas mis cosas están dentro! Raichu salio de su ball y me ayudó a buscar por otro lado, yéndose a la otra punta del pasillo mientras caminaba lentamente mirando el suelo por si la llave aparecía.
Miré mi pokedex, que había comenzado a titilar para darme una alerta… ¡el momento de la batalla había llegado! ¡La gran final contra Dante! Y aún así, seguía lloviendo a cántaros, y no parecía que fuera a detenerse… —Oh bueno, el campo de batalla tiene techo —suspiré, tomando mis cosas. Me despedí de Joy (que me prestó un paraguas rosado), salí por la puerta del centro pokémon, y corrí bajo la lluvia a toda velocidad hacia la sede del torneo.
Andaba pensando en mis cosas mientras miraba al techo y caminaba. --Debería pensar sobre las propuestas de Dante... Mala idea no es, la verdad...-- Dije hablando sola--Pero no sé si es seguro... Creo que iba acercándome a mi cuarto según el número que marcaba la llave... Mejor... Paso de seguir así.
Raichu rebuscaba debajo de un mueble del mismo pasillo pero nada, ni rastro de la llave. De repente vio caminar a alguien que conocía y hacía mucho tiempo que no veía y dejó su tarea para ir a saludar. Se puso al lado de Destiny y la saludó en su idioma con alegría alzando una pata.
Justo cuando casi veía mi habitación, un Raichu sé me acercó. Me agaché y le acaricié la cabeza. --¿Ocurre algo pequeño?
El pokémon negó la cabeza con una sonrisa. Al no haberla visto desde hace mucho tiempo quería ir a saludarla, y tras hacerlo recordó el asunto de su entrenadora y le señaló la cerradura de una puerta cualquiera intentando preguntarle si había visto alguna llave perdida por ahí.
Me quedé extrañada. --Emmm... Etto... Especifica pequeño-- le pedí al ratón eléctrico sin entenderlo.
Raichu suspiró y saltó hasta quitarle la llave de su habitación y se la señaló, después la tiró al suelo y simuló de que no la encontraba. Una vez finalizaba su "actuación", recogió la llave y se la señaló de nuevo esperando a ver si entendía algo.
Incliné un poco la cabeza, y luego cogí mis llaves. --No, no he visto nada... ¿Por?-- pregunté poniéndome de nuevo en pie
—Lay Lay. —me señaló el pokémon eléctrico al fondo del largo pasillo donde rebuscaba -por enésima vez- mis bolsillos por si tenía alguno roto y se encontraba ahí la estúpida llave. Al no encontrar nada me harté y me fui a la planta baja yendo por las otras escaleras, al darse cuenta Ray de que me iba se despidió de Destiny y echó a correr en la misma dirección en la que me fui.
Negué con la cabeza manteniendo una sonrisa. -- Como siempre... Liz con problemas... Dicho esto, abrí mi habitación. Y sin cerrar puerta ni nada, me tumbé en la cama dejando las llaves sobre la mesa y la mochila en el suelo.
Al bajar las escaleras y llegar al hall, el ratón eléctrico me señaló el mostrador de Joy y me negué con algo de miedo. —Si se lo digo se va a enfadar...—le murmuré a Raichu mirandole algo incómoda pero éste me agarró con su cola y me acercó a la enfermera quien me miraba con una sonrisa. Tras unos minutos explicándole lo ocurrido, la mujer me explicó que hace poco Chansey encontró una llave a la entrada del centro y me la mostró. ¡Era la mia! Con una gran sonrisa la tomé y le agradecí su ayuda para volver entre exhausta y mojada aún a mi habitación junto a Raichu mientras escuchaba a lo lejos un: "ten más cuidado la próxima vez". En cuanto entré en ésta cerré la puerta y me cambié de ropa para tirarme a la cama y dormirme junto a mi ratón eléctrico al fin. Vaya diíta..
Luego de pasar un rato y que mis pokemon quedaran cansados empece a ir lentamente hacia el centro pokemon. — Buen trabajo amigos Al poco rato llegue al centro y pase directamente a mi cuarto
Empecé a estornudar seguidamente, El Chansey que acompaña a Joy tuvo la gentileza de llevar a Mizuki a una de las habitaciones, seguía empapado, así que subí a la habitación donde siempre me hospedo y me sequé, me cambié de ropa a una más apropiada, la misma más una chamarra blanca y negra, bajé y me senté en la recepción a esperar noticias sobre el torneo
—Espera un segundo, ¿Effy y Dante en la final?, Oh, no sabía que empezó —miraba el combate desde una pantalla en la recepción—
Desperté tras haber dormido no se cuantas horas y me reincorporé con pesadez. De no haber sido por que Raichu se había movido y puso su cola en mi cara hubiera seguido durmiendo más tiempo. Me levanté mientras el pokémon eléctrico se desperezaba y abrí las cortinas de mi habitación: no llovía pero el suelo estaba mojado y aún el cielo estaba cubierto por esas enormes nubes grises. —Bueno Raichu hora de espabilarse. ¿Vamos a desayunar? —le pregunté con una sonrisa y éste saltó de la cama a mi lado con mucha hambre. Salimos de la habitación y cerré bien la puerta para luego meter la llave en mi bolsillo derecho. Ésta vez no se me iba a olvidar...creo, y atravesamos los pasillos con tranquilidad. Observé que en una de las habitaciones la puerta estaba abierta, y asomé levemente la cabeza para ver a mi hermana allí dormida plácidamente. Una gran sonrisa malévola apareció en mi rostro y entré con cautela a la habitación cerrando la puerta lentamente. Raichu volvió a su ball por si acaso y yo cogí sin despertar a Des su almohada para subirme a la cama y comenzar a sacudirla con ésta. —¡Vamos dormilona despierta! ¡Ya es de día! —gritaba mientras le daba una y otra vez con la almohada en la cara. —¡Despiertaaa!
Al sentir mi cara ser golpeada, me desperté y paré a la persona que me golpeaba. Como no, era Liza. --¿Qué quieres? -- Pregunté un poco dormida
Reí al verla aún toda adormilada y paré de darle con la almohada para no molestarla más. —Nada, solo pasaba por aquí, me aburría, te ví y ya te sabes el resto de la historia. —sonreí y me bajé de la cama de un salto.
Asentí levemente mientras me dirigía a levantar un poco la persiana de su habitación, estaba un tanto oscura. —El problema es que el día está malisimo y no hay mucho que hacer aquí dentro. —suspiré y miré por la ventana. —Me voy a morir de asco...