Me acerqué a Liza y Effy con una taza de chocolate caliente en la mano. Mis pokémon ya se encontraban completamente curados; Servine estaba en las afueras del Centro, pues le encantaba mojarse con la lluvia. —Al margen de que Liza se encuentra empapada, ¿cómo están, chicas? —dije, levantando el vaso a modo de saludo.
Asentí con la cabeza. —Habíamos terminado de entrenar con mis pokémon, nos detuvimos en el centro para que recuperaran sus energías… supongo que ahora es en vano, ya que no podemos entrenar con este clima —me expliqué con un suspiro—. Y lo peor es que necesitamos entrenar sí o sí, de otro modo no tendremos oportunidad contra Dante en la final… Entonces noté que alguien más nos saludaba. Era Hubert, que al parecer también había quedado atrapado aquí dentro debido a la bendita tormenta. —Hola Hubert —saludé rápidamente.
Respondí al saludo de Effy con un movimiento de cabeza, y agregué: —Tendrás que pensar una estrategia para con el Chesnaught de Dante, puesto que es que le hizo ganar sus dos batallas del Torneo.
—Todos se han salvado menos yo...—dije derrumbada al ver como Hubert tampoco se había mojado. Era curioso ver que siempre que había lluvia me pillaba a mí, al parecer quiere que me resfríe de gravedad la maldita tormenta. Un relámpago resonó de repente, sorprendiéndome un poco pero no le di mucha importancia y volví a ver a los chicos. —Pues el entrenamiento deberá de ser para después, y por cierto Hubert, buena batalla, lo hicieron muy bien, y felicidades Effy por pasar a la final. —les sonreí levemente y me aparté un paso para estornudar hacia otro lado.
—Tengo una idea en mente… nos hemos enfrentado una vez, así que ya conozco el gran poder de Chesnaught —le contesté a Hubert—. Ah, gracias Liza… y tienes razón, Hubert, diste una gran batalla...
—Gracias, chicas —agradecí, sonriendo—. No ha estado mal para ser mi primer torneo. Me siento orgulloso de mi equipo y, en cuanto termine de llover, iniciaré un largo viaje para hacerlo más fuerte. Mientras curaban a los que pelearon contra Dante, investigué un poco más sobre Galeia en mi habitación, y supe de lugares que me vendrían bien para explorarlos.
—Y...¿descubriste algo interesante? —pregunté curiosa ante la respuesta del chico. —Galeia es un lugar lleno de sorpresas.
—Entonces, ¿ya te irás? —repetí, cruzándome de brazos. Eso era una decepción, me gustaría entrenar con Hubert una vez finalizara la tormenta, y así practicar mis estrategias para usar contra Dante… pero supuse que no había nada que hacerle si se iba a ir—. ¿Tienes decidido hacia dónde?
—Mi primer destino será la legendaria torre oculta en los cielos, la Torre Dorada. Según mis lecturas, ahí se escondía Ho-oh pero, cosa curiosa, escuché rumores de que un entrenador logró capturarlo... —las miré— Y sospecho que se trata de alguien conocido por ustedes... —después continué—. A partir de ahí, el resto del viaje será incierto, ya que el camino que siga puede variar sin previo aviso...
—Es un buen plan. —sonreí ante las ideas de Hubert y pasé a responder una de sus dudas. —Y el entrenador que tiene ahora en su equipo a Ho-oH es Ian, o el anciano de los tours, tiene varios nombres. Tras decir eso reí levemente, la verdad, no pude evitar recordar ese momento en el que perdí la memoria y apareció disfrazado de anciano, la verdad es que ahora me causaba mucha más gracia que en aquel momento.
Liza se sonrió y noté su agradable risa, aunque sin comprender la causa. Anécdotas con Ian, supuse. Bebí un poco de mi chocolate caliente, recordando la forma en que había desafiado al "anciano de los tours". Pensé que derrotarlo iba a ser una tarea realmente difícil, sabiendo ahora que Ho-Oh estaba en su equipo. Servine entró al Centro Pokémon y se me acercó, dejando un camino de agua y barro tras él. Se notaba en su rostro que la había pasado muy bien mojándose en la lluvia. Le acaricié la cabeza y le pedí que me sostuviera el vaso un momento. Ya con las manos libres, saqué mi libreta para agregar lo de Oh-Oh a la ficha de Ian. —Tengo una pregunta, chicas —dije, dirigiéndome tanto a Liza como a Effy; no obstante, miré a la primera—. Tú tienes a Suicune; Ukita, a Entei... ¿Es posible que otro de los entrenadores que conocen haya atrapado al tercer Perro Legendario, Raikou?
Miré como Hubert sacaba una libreta y empezaba a anotar cosas sin saber muy bien el qué, por lo que me limité a asentir ante la pregunta del entrenador, a modo de que sabía la respuesta. —Sí, es posible, de hecho lo tiene Steve, otro holder muy habilidoso y con un gran equipo. —le respondí con tranquilidad.
Detuve mi escritura, dejando la pluma suspendida sobre la hoja... ¿Steve? ¿El simpático joven con el que había empezado una batalla en la plaza de esta misma ciudad? Me quedé en silencio un rato largo. De repente, saqué un paraguas de mi mochila. —Cuanto antes comience este viaje, será mejor —dije, terminando de anotar cosas en la libreta. Saludé a las chicas y me disculpe por mi súbita retirada. Salí del Centro Pokémon seguido por Servine. Antes de que la puerta se cerrara tras nosotros, alcancé a gritar. —¡Buena suerte en la final, Effy!
Me despedí de Hubert alzando una mano mientras lo veía marchar tan de repente y volví a mirar a Effy. —Yo voy a subir a cambiarme a mi cuarto, la ropa sigue un tanto mojada aún. Luego nos vemos. —tras decirle esto le devolví la manta a Joy y subí a mi habitación asignada para poder cambiarme a una ropa más apropiada para este tiempo.
Salí de la cueva, estaba lloviendo a cántaros, así que cargué a la dormida Mizuki y me fuí corriendo a toda prisa al centro
Finalmente llegué al centro Pokémon, todo empapado y cargando a Mizuki, que estaba dormida, algo me decía que había gente conocida en el centro
— Mierda..— comente al ver lluvia caer. — Bueno, que mejor— sonrei mientras liberaba a Milotic y Garchomp y les daba la orden de empezar un entrenamiento lo cual hicieron con una sonrisa
Estornudé. Esto de la humedad es un rollo. Charizard pasó una de sus alas sobre mi, para que no me mojara, pero eso no protegía del frío. --Un poco más y sé me corre el rímel...-- dije llevando ambas manos tras la cabeza -- Y está caro para ser maquillaje. Decidí mirar a Charizard. Su herida empezaba a cicatrizar, pero no se le curaría del todo... Creo que se le va a marcar. --Bueno... Que nos sirva de lección a ambos-- dije tocando el hocico de mi pokémon. Este asintió, y decidimos irnos al C.P.
—¿D-dónde está la maldita llave? —me pregunté en alto tiritando mientras palpaba los bolsillos de mi pantalón corto y de mi chaqueta. —No me digas que la...la...¡¡Achuuus!! Perdí...—estornudé de nuevo. Me encontraba frente a mi habitación del Centro Pokémon, no podía entrar a ésta debido a que la llave no aparecía y Joy solo tenia una copia para cada habitación. Empecé a dar portazos en la puerta con la intención de abrirla de mala gana pero ni eso. Exasperada, me senté en el suelo y empecé a rebuscar en una maceta que habia justo al lado ya que me parecio ver algo ahí. —Porque no puedo pagar más puertas destrozadas que si no entraría facilmente... --murmuraba a regañadientes.
Al llegar a la puerta, devolví a Charizard a su ball, y decidí entrar y pedir una habitación para mi. --Mataría ahora mismo por una ducha...-- Dije subiendo las escaleras con mis manos tras la cabeza.