—¡Ronquido! SNORLAX: Normal (Muro) Inmunidad: inmune a veneno Salud: 70/320 Fuerza: 175 Resitencia: 175 Agilidad: 0/1 (30 de Velocidad) Movimientos: -Golpe cuerpo (45 Potencia, Normal) -Fuerza (50 Potencia, Normal) -Descanso (se induce al sueño, recuperando el 100% de sus PS a cambio) (Usos: 0/2) -Ronquido (50 Potencia, Normal, solo funciona dormido)
—¡Arcanine, contraataca con Colmillo Rayo! —exclamé, nerviosa tras recibir ese último ronquido. MEGAARCANINE: Fuego/Dragón (Asesino) Compensación: Cuando sus PS bajan de la mitad, todos los ataques le hacen la mitad de daño (todos los tipos se multiplican x0,5) Salud: 20/160 Fuerza: 250 Resistencia: 150 Agilidad: 0/4 (125 de Velocidad) Movimientos: -Colmillo Rayo (50 Potencia, Eléctrico) -Velocidad Extrema (45 Potencia, Normal; requiere 2 puntos de agilidad para esquivarse) (Usos: 3/4) -Envite Ígneo (70 Potencia, Fuego; pierde 1/4 del daño causado) -Mordisco (30 Potencia, Siniestro)
El Colmillo hizo mucho daño y dejó fuera de combate a Snorlax.—¡Grr, no se vale, no se vale, no es justo!—Hace tiempo que no perdía en una batalla en la que iniciaba con tanta confianza, de algún modo me recordó a mis inicios.—¡No es justooooooo!—regresé a Snorlax, dandole gracias por su buen trabajo.
No estaba segura de como sentirme. Por un lado, había ganado, y eso me daba ganas de celebrar y abrazar a mi pokémon. Pero por otro lado, Ukita había perdido, y no quería herir los sentimientos. Y esto era extraño, ¿desde cuándo me importaban los sentimientos del otro? Quizás era la primera vez... —Fue un gran combate, Ukita... —empecé, pero luego me retracté. Debía ser honesta—. Oh, que digo, fue épico. Ese Snorlax es increíble... ¿dormirse para recuperarse, y aún así seguir atacando? Me quería matar cuando descubrí que podías hacer eso...
—Pero aun así no tiene una megaevolución genial como Arcanine...—le dije cabizbajo, si hubiera tenido una megapiedra como ella de seguro habría ganado. Había sido una batalla impresionante, ambos pokémon habían logrado demostrar sus inmensas fuerzas, pero poco Effy había ganado justamente.
—He oído rumores de que existe una megapiedra para Snorlax... quizás sólo hay que entontrarla... —mencioné, recordando unos rumores que oí en Ciudad Barniz. Me acerqué a él y le toqué el hombro afectivamente, como para mostrar apoyo o algo por el estilo. Había oído que eso hacía la gente para que sus amigos no se sintieran mal... ¿significaba eso que tenía amigos ahora? Que raro sonaba decirlo, aunque sea en mi mente... —Ahora que recuerdo, Dante me mencionó que tuvieron un combate intenso hace poco —recordé de repente—. ¿Seis contra seis? Debió ser increíble...
— Y ganó el peque por mucho — dije con una sonrisa, quien sabe.. tal vez ya no le debería decir "peque" pero era una costumbre que me había hecho desde que le había conocido, que vendría siendo mucho tiempo atrás — Por cierto... diste un buen combate Effy — le felicité — Quien sabe, quizás, tal vez ganes el torneo si tienes suerte
—Gracias Dante aunque no estes tan seguro... deben venir otros novatos muy buenos también —comenté en respuesta, pensando en Destiny y como me había derrotado ambas veces en Ciudad Barniz—. De todas formas, deberíamos pasar por el centro a curar los pokémon y... ¿quizás Mitsuki haya despertado ya?
— Quien sabe... para mi mala suerte me tocará con alguien que me saque mucha más estrategia que yo y me elimine en la primer ronda — dije pensando cuantos de los novatos se animarían a entrar y me incluyo en ese pensamiento, nunca me han interesado los torneos pero bueno... quiza deba darles una minima oportunidad — Pues vamos y ahí lo averiguaremos — comencé a caminar hacia el centro pokemon arrastrando al peque conmigo, sabía que con esos ánimos no querría avanzar por su cuenta
—Ukita, ¿acaso siempre es así de pesimista? —le pregunté al otro chico, soltando un suspiro. Apuré el paso para no quedarme detrás y pronto estuvimos frente al centro pokémon.
— Que va, solo que entiendolo, estaba teniendo una racha ganadora y pues el perder no gusta a nadie, creo que soy el único anormal que simplemente le da igual si pierde o no — reí, pudiera serlo todas las personas que conozco disfrutan de ganar
—Me refería a ti... —susurré en voz baja, y al parecer no me escuchó—. Creo que voy a ir a descansar un poco... tanta batalla me dejó tan exhausta como a mis pokémon, ¿me avisan si Mitsuki despierta o algo? Sonreí cuando me aseguraron que me buscarían si despertaba la chica, y tras una breve charla con Joy la dulce enfermera me dio la llave de la habitación que siempre usaba en el centro de Ciudad Témpera y me retiré a descansar.
(¿¡Diez páginas en una noche!? (Horario Español peninsular) ¡Sois unos abusivos! Qué pereza da leerlo todo después -n-) --¡Vamos Sylveon, ataca con fuerza lunar! --exclamé a la pokémon hada quien dio en el vago de Slakoth justo en el blanco. --¿Pero a ti qué te pasa? ¿No puedes al menos entrenar con nosotros? Ay... Nos encontrábamos entrenando en un parque en las traseras del Centro Pokémon, ya que quería seguir aumentando la fuerza de mi equipo. Esta vez me centré en el nuevo miembro, pero como veía, parecía que no iba a moverse en ningún momento. --Perezoso no, lo siguiente. --me acerqué a éste y empecé a picarlo con un palito. --¿Me oyes? ¿Respiras? ¿Estás vivo?
Desperté finalmente y dejé mi habitación, pero en el hall de entrada no había rastros ni de Ukita ni de Dante. Me pregunto a donde se habrán ido... Fui hasta Joy y le pregunté como seguía Mitsuki. Como la conocía desde hace tiempo y muy bien, la enfermera cedió y me compartió información que técnicamente no debía... en uno de sus brazos tenía una herida profunda que no correspondía con la de Bayleef, y no era reciente, pero sin embargo se la había abierto por la fuerza. Nunca se había atendido por esa herida tampoco, comentó ella, de modo que Joy y Chansey la trataron con unas pócimas para humanos que poseían, las cuales cicatrizaron las heridas y eventualmente, tanto la herida de Bayleef como la otra, se convirtieron en no más que unas marcas apenas visibles... con eso, afirmó Joy, jamás volverían a abrirse así de nuevo. No fui hasta la habitación; le pedí a Joy que me buscara si sucedia algo nuevo o si despertaba la chica, y me retiré para entrenar a mis pokémon.
Desperté después del largo día anterior y me di un baño rápido de agua fría, Ukita seguiría dormido un rato mas así que podría darme el lujo de pasear un buen rato. Ya con mi camisa y mis jeans puestos, antes de ponerme mi chaqueta observe las pequeñas marcas en mis brazos causadas por golpes de mala suerte de hace mucho tiempo; suspiré y me coloqué la chaqueta para salir del cuarto y el centro pokemon, los paseos para despejarte, para mi, eran esenciales
Me giré para ver quién chocó contra mi, y al girarme, vi a una chica. --Perdóname a mi, no debí pararme aquí. Charizard se acercó, y la olisqueo. --Espera... ¿Tú eres la entrenadora del chikorita?
Espera un momento....ella ya me era conocida— Si, soy yo—dije sonriendo—pero ahora es un bayleef y gracias por lo de ese entonces y gracias a tu greninja.
Saludé a Yair con una sonrisa y un movimiento de mi mano. --¿Un Bayleef ya?-- Dije asombrada -- Oun, y por lo de aquello... Fue Greninja solito.
No habíamos podido entrenar nada... Arcanine aún estaba preocupado por lo que sea que había hecho a esa chica que la había hecho enloquecer, aunque yo le aseguré que él no era su culpa. Llegué al centro con todos mis pokémon guardados, con excepción de Cubone a quien le gustaba estar fuera, y a mí me agradaba su compañía... pero cuando llegué, Joy me dijo que Mitsuki se había ido ya. Salí rápidamente para buscarla, quizás seguía débil y quería demostrar que no lo era pero... apenas salí y caminé un momento, me encontré con esa escena ante mis ojos. —¿Destiny? —al acercarme a la entrenadora junto a su Charizard, comprobé que sí, y que no estaba sola—. Oh, miren que suerte la mía, están todos aquí...
Vagaba entre las calles de Témpera aburrido, no había encontrado nada interesante que hacer — Starptor.. vamos a la pradera arte, veamos que tanto cambió desde la última vez que estuvimos allí — le pedí a mi pokemon que rondaba en el aire, este bajo y me recogió para encaminarnos allá