--Pues, estaba de vacaciones... y es irónica ya que ando teniendo muchas batallas.--le expliqué.--¿Tú que haces por aquí, como te ve en el entrenamiento pokémon?
--Pues me va bien con el entrenamiento jaja y ahora que doy cuenta hay muchos entrenadores que no conozco jajaja--le dije riendome--
Le dije a Bruno que iría a dar una vuelta por la ciudad, que no tardaría. Caminé y caminé, mirando los edificios, por cada lugar que pasaba habían por lo menos 3 entrenadores. De repente, sentí movimiento en mi bolsillo y una de las pokéball salió volando. --¿Qué...?--No tuve tiempo de terminar la frase, porque Grovyle salió de su pokéball y se situó a mi llado--¡Tre! No puedes hacer eso, ¡ya no eres pequeño, eres gigante!--Grité furiosa. Él solo me miró y gruño. Siempre hacía lo mismo.
--Pues no lo sé.--Revisé entre mis cosas y noté que había olvidado mi videomisor.--Ups, amigo, luego te veo... se me ha olvidado algo, hasta pronto!
Un gruñido. --No me mires con esa cara--suspiré. Otro gruñido--. Vamos, regresa solo por ahora, luego te sacaré, ¿sí?--Grovyle asintió y volvió a su pokéball. Resignada, comencé a caminar hasta llegar al centro Pokémon. Allí entré y estaba atestado de entrenadores; aish, no me gustan las multitudes. Salí y justo en una esquina, entre una planta y la puerta, vi un videomisor azul. Lo tomé, quizás a alguien se le había caído.
--Demonios, ¿en dónde habré dejado esa cosa?--Liza me lo acaba de regalar y ya se me había perdido. Antes de entrar al Centro Pokémon, pude ver a una chica con un videomisor exactamente igual al mío, de pura curiosidad me acerqué.--Emh, disculpa... ¿es tuyo ese videomisor?
¿De quién sería el artefacto? Lo sostuve entre mis manos, curiosa de saber qué era, de repente un chico estaba enfrente mio hablándome:--Emh, disculpa... ¿es tuyo ese videomisor? --¿Eh? ¡Ah, esta cosa se llama así!--Dije riendo--.Pues no, no es mio, lo encontré en el centro Pokémon y estaba buscando a su dueño.
--Ah, así que es tuyo. Ten--le dije--. Y hola, extraño--mencioné al chico que había aparecido--. Y tú deberías ser más cuidadoso con tus co... Grovyle salió otra vez de su pokéball, interponiéndose entre los dos entrenadores y yo; les gruñó y los apartó de mí. Suspiré, ¿por qué siempre era tan sobreprotector?--¡Tre, no hagas eso!--dije mientras lo tomaba del brazo--. Lo siento, es siempre así, muy quisquilloso.
--Cieeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeelos, ¡QUÉ-GE-NIAL!--exclamé el ver a Grovyle, ya había visto a su forma evolucionada... aquella vez contra Dennis, pero esto era diferente, no cualquier día te encontrabas con uno tan fuerte aparentemente.--¿Es tuyo?, ¿eres entrenadora?, ¿cómo te llamas?, ¿quieres una batalla?, ¿desde cuándo tienes a tu pokémon?--En un abrir y cerrar de ojos me actitud de siempre salió a la luz.
De repente el chico me estaba bombardeando con preguntas. Reí nerviosamente y contesté:--Pues sí, Grovyle es mio, hace poco que evolucionó; eh... sí, soy entrenadora y me llamo Pauline, un gusto, jeje. Tengo a Tre desde pequeña, pues me lo regaló mi abuelo; y no sé si tener una batalla en frente de un centro Pokémon, es un poco raro--. Le sonreí abiertamente. El joven me había empezado a caer bien.
Venasaur le hizo una seña a la joven, como diciendo "Déjalo, se pone así casi siempre" Sin duda mi pokémon me entendía y probablemente era más listo que yo. --Vaya vaya vaya, ¡qué buena onda!--le respondí.--Yo me llamo Ukitashi, pero puedes llamarme Ukita, ¡un gusto, un gusto, un gusto!--Entre sonrisas pude darme cuenta que Bruno se acercaba.--Heeey Bruno, tú también estás por aquí. (Y Steve se encuentra en Ciudad Barniz, deja de fumar esas cosas malas(?) por favor xDD )